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De mi hijo, soy sus manos y algo más (1/8)

en Amor filial

De mi hijo, soy sus manos y algo más

 

Capitulo 1.- Mis manos sirven para aliviarlo, marturbándolo.

Era un día para estar feliz y contenta… Lisa estaba ante el espejo del baño, maquillandose y arreglando su pelo color castaño... Estaba un poco nerviosa… Adam, su hijo, de 18 años recien cumplidos la semana pasada, volvía de nuevo a casa… Iba a recogerlo despues de pasar dos semanas en el hospital.

Mientras daba los últimos toques a su aspecto, su mente recordó el terrible día del accidente… Adam había estado cortando el césped, un trabajo que su padre siempre lo hacía él antes de divorciarse... Su hijo le estaba dándole potencia a la segadora cuando, de repente, ésta se encendió… Se le produjeron quemaduras leves en la cara y parte del pelo, pero el mayor daño había sido en sus manos, que quedaron con quemaduras bastante importantes.

Lisa buscó en su armario un vestido de verano, de colores vistosos que moldearan las curvas de su cuerpo de 42 años… Ella quería lucir alegre para Adam... Lo había encontrado deprimido cuando iba a verlo al hospital y sabía que todavía tendría que llevarlo todos los días para recibir las curas, pero al menos volvía a casa… Lisa quería que todo fuera perfecto para él.

Ella respiró profundamente para calmar las mariposas en su estómago… Había estado preocupada por su vuelta a casa, temerosa de que no pudiera cuidarlo... Adam estaba prácticamente indefenso con sus manos envueltas en vendas… El más mínimo contacto con ellas le causaba un dolor insoportable… Pero ella lo quería más que a nada en el mundo y haría todo lo que fuera necesario… Había pedido la baja temporal de su trabajo para poder quedarse en casa con él hasta que volviera a estar bien... Con un último retoque a su lápiz labial rosa, salió de casa para recoger a su hijo.

Ya de vuelta en casa….

- "¿Te gustaría ver la tele hasta la hora de comer, cariño?", le preguntó su madre.

- "Supongo", respondió Adam sin entusiasmo, sentándose en el sofá, con las manos vendadas extendidas torpemente delante de él.

Lisa encendió el aparato y luego se volvió hacia él, preguntándole:

- "¿Quieres una coca cola fría?"… Adam sólo se encogió de hombros como respuesta, mirando sombríamente la pantalla… Ella no quería verlo deprimido y no sabía qué decir y hacer para animarlo.

Lo había traído a casa hacía un rato, después de recibir algunas instrucciones de último minuto del médico y un viaje a casa en el que apenas había respondido a sus intentos de conversación.

Salió a la cocina y regresó con un vaso de cola cola... Dejándolo sobre la mesa frente a él, colocó una pajita en el líquido.

- "Así", dijo alegremente… - "Ahora, cuando quieras un trago, puedes inclinarte y tomar un trago de la pajita"… Adam la miró y luego se inclinó y tomó un sorbo experimental… Cuando se sentó, ella le preguntó:

- "¿Puedo hacer algo más por ti en este momento, cielo?"

- "No me gusta este canal", dijo señalando con la cabeza hacia el televisor.

- "¿Qué te gustaría mirar?" le preguntó, levantando el mando remoto.

- "No sé", murmuró con tristeza.

Lisa se detuvo por un momento, reflexionando… Luego colocó el mando remoto sobre la mesa de café… Se arrodilló frente a él y dijo:

- "Dame tu pie"… Él la miró con curiosidad mientras ella se agachaba y se quitaba la zapatilla de deporte y el calcetín… - "Ahora", dijo ella, levantando su pie descalzo hacia la mesa… - "puedes presionar el botón con tu pie y cambiar de canal."

Adam la miró dudando, pero pareció alegrarse cuando la probó y descubrió que funcionaba.

- "Gracias, mamá", dijo, mirándola... Ella sonrió tiernamente y le tocó la cara… Luego se fue a la cocina a preparar la comida.

Unas horas más tarde de la comida, Lisa estaba en el cuarto de servicio doblando la ropa… Adam se había acostado un rato, así que se sorprendió cuando levantó la vista y lo vio de pie en la puerta.

- "¿Qué pasa, cariño?", le preguntó, notando una mirada aprensiva en su rostro.

- "Necesito orinar", le dijo nervioso y obviamente avergonzado.

- "¡Oh, claro!", le respondió… Dejó la sábana que estaba doblando y lo siguió al baño… Dentro, se puso frente al inodoro y ella paso por su lado, levantó la tapa del inodoro y entonces, sintiéndose un poco incómoda, agarró los costados de sus pantalones cortos y tiró de ellos hasta la mitad de sus muslos… Luego, con sus pulgares le bajó su ropa interior... - "Ya está", dijo ella… "¿espero fuera hasta que hayas terminado?"

- "No, mamá... Tienes que..." tartamudeó… Hasta que finalmente dijo: - "Cogermela, para poder apuntar al vaso del inodoro."

- "¡Oh, lo siento, cariño… Debería haberlo pensado"... Ella volvió junto a él… Mirando hacia abajo, vio que su camiseta colgaba, cubriendo sus genitales… Con su mano izquierda levantó el faldón de la camisa y se sorprendió cuando vio su pene... Habían pasado años desde que lo había visto desnudo y no se había imaginado que tenía un pene completamente maduro… Colgaba, más grueso y más largo de lo que había esperado, rodeado por una mata de vello rizado y oscuro.

Lisa se inclinó con la mano derecha y tímidamente agarró su pene con las yemas de los dedos… Lo levantó, apuntando hacia el centro de la taza del inodoro y dijo en voz baja… - "Está bien así, cariño"… Se sintió un poco sin aliento… Su rostro le ardía aunque no podía decir por qué.

Sintió la tensión del cuerpo de su hijo mientras se esforzaba por orinar... Finalmente, después de varios segundos largos, salió un chorrito de orina, convirtiéndose rápidamente en una fuerte corriente de orina… Lisa ajustó cuidadosamente el ángulo de su pene, manteniendo que el pis cayera en el centro del inodoro… Sintió un escalofrío recorriendo su cuerpo y lo escuchó suspirar de alivio… Adam debió haber estado reteniéndose bastante tiempo, pero al final tuvo que dejar de lado su vergüenza... Estaba orinando mucho y mientras, ella miraba la cabeza rosada de su pene.

Finalmente, el chorro disminuyó, pasando a un goteo y luego se detuvo.

- "¿Has terminado?", le preguntó su madre... Cuando se lo confirmó, ella soltó su pene para arrancar un trozo de papel higiénico, y lo usó para limpiar el exceso de humedad de la punta… Sintió que la tensión regresaba al cuerpo de su hijo cuando apretó suavemente la cabeza de su pene y éste comenzó a ponerse tieso como respuesta.

Dejando caer el papel sucio en la taza del inodoro, le subió la ropa interior y luego los pantalones cortos, ignorando deliberadamente el bulto que crecía en su entrepierna… Cuando terminó, se sonrojó y le dio unas palmaditas a su hijo en el hombro y le dijo alegremente:

- "¿Te sientes mejor?"

- "Sí, mamá… Gracias", respondió y se dio vuelta para irse... - "Creo que me voy a acostar de nuevo."

- "Está bien, cielo... Llámame si necesitas algo"... Lisa regresó a su lavandería, con una gran sensación de ansiedad... Lo atribuyó al shock de ver cuán maduro se había vuelto su hijo... Había pasado mucho tiempo desde que ella había visto su pene... De hecho, había pasado más de un año desde que se lo vió.

Tiempo atrás, Lisa había salido con algunos conocidos después de su divorcio, pero el sexo sin sentido no funcionaba para ella… Tenía que amar a la persona con la que estaba... Y ella hacía tiempo que no había amado a nadie.

A nadie excepto Adam.

Esa noche, después de terminar de cenar y fregar los platos, Lisa se puso el camisón y se sentó en el sofá para mirar televisión con Adam… Trató de mantenerlo interesado en ver algún canal... Había sido un día emocionalmente difícil para ambos y aún no había terminado.

Cuando el programa que estaban viendo terminó, apagó el televisor y se volvió hacia Adam, diciéndole:

- "¿Estás preparado para ir a la ducha?"

Adam hizo una mueca irónica como respuesta.

- "Vamos", instó su madre... - "Piensa en lo bien que te sentirás después de darte una ducha, que hace tiempo que no te han duchado"... Se levantó, lo ayudó a levantarse y fueron por el pasillo hacia el baño.

Todo lo que Adam llevaba puesto era ropa interior, pantalones cortos y camiseta… Lisa lo hizo sentar en el inodoro cerrado para que pudiera pasarle la camisa por encima de la cabeza y luego con cuidado extrajo los brazos de las mangas… De acuerdo con las instrucciones del médico, colocó una bolsa de plástico sobre cada una de sus manos para mantener las vendas secas, asegurándolas con cintas adhesivas alrededor de sus antebrazos... Le hizo un gesto para que se pusiera de pie y luego le bajó los pantalones cortos y la ropa interior con un solo movimiento, inclinándose para sacarlos por sus pies.

Adam se paró nervioso ante su madre, con las manos cruzadas frente a su entrepierna en un intento de cubrirse... Lisa trató de aliviar su malestar manteniendo una actitud relajada... Abrió la ducha, pusó la mano en el rociador y ajustó la temperatura... Luego se volvió hacia su hijo y le dijo:

- "¿Listo?"

- "Primero necesito orinar", dijo Adam evitando mirar a los ojos de su madre.

Entonces Lisa levantó la tapa del inodoro, y por segunda vez ese día, sostuvo su pene mientras él orinaba... Empezaba a sentirse menos avergonzado de pedírselo, pero ella todavía estaba incómoda de hacerlo... Con suerte, pronto lo superaría y se acostumbraría a su petición… Lisa dirigió el chorro de orina hacia el centro del inodoro, un poco sorprendida de poder apuntarla donde quisiera… Cuando terminó, ella se sonrojó con el incómodo momento de limpiarle su polla a pesar de que estaba a punto de ducharse… Luego se fueron a la bañera.

Adam entró y Lisa lo dejó allí un momento mientras el agua caliente caía sobre su cuerpo... Luego ella cogió el jabón y comenzó a lavarlo... Pronto sintió el placer increíblemente sensual de pasar sus manos por todo el cuerpo firme y joven de su hijo.

Adam era unos 10 cm más alto que los 1,65 de su madre... Ya no era un niño flaco, se dio cuenta de ello cuando sus manos recorrieron sus musculosos hombros y pecho, su vientre firme y plano y sus brazos... "No, no es un niño", pensó mientras lo giraba y comenzaba a enjabonarle la espalda… “Mi hijo es ahora un hombre joven.”

De espaldas como lo tenía ahora, ella aprovechó la oportunidad para lavarle el pelo, ya que casi no tenía por delante... Después le empujó su cabeza bajo la ducha para enjuagar la espuma… Nuevamente cogió el jabón, se arrodilló a su lado y lo enjabonó hacia arriba, comenzando por sus tobillos, por sus pantorrillas y muslos duros y musculosos, y finalmente por sus firmes y redondeadas nalgas... Amasó la flexible carne con ambas manos, y sus dedos se adentraron en la peluda grieta entre ambas nalgas… Adam ni siquiera se inmutó... Ella enjabonaba a fondo y luego dejaba que la espuma se aclarara… A continuación, ella le agarró las caderas y lo giró para enfrentarla una vez más a la gran polla de su hijo.

Lisa miró hacia la cara de su hijo... Él tenía la cabeza bajo la ducha, con los ojos cerrados, disfrutando del agua caliente… Ella movió el jabón en sus manos, haciendo mucha espuma... Y luego, con una respiración profunda, extendió la mano hacia su masculina y peluda entrepierna… Él no reaccionó cuando sus manos entraron en contacto con su pelvis, una a cada lado de sus genitales… De hecho, se quedó completamente quieto, sin mover un músculo mientras ella comenzaba a introducir el jabón en su ingle... Su pene reaccionó.

Mientras ella lavaba su área púbica, sus dedos empujaron la base de su pene y ocasionalmente lo rozaba... El pene comenzó a crecer ante sus ojos, alargándose, engrosándose y elevándose en el aire… Ella levantó suavemente los colgantes testículos y lavó cuidadosamente sus pelotas moviéndolas lentamente entre sus dedos… Luego le dio un rápido lavado al pene, frotándolo todo lo largo que era, entre las palmas de sus manos, aplastadas y resbaladizas.

Para cuando terminó de enjuagar toda la espuma, su polla se alzaba completamente erguida... Era una buena polla… Era la polla de un hombre… La tenía larga y dura, con su tronco grueso rematado con una cabeza púrpura bien acampanada.

Al darse cuenta de cuanto lo miraba, apartó los ojos de su pene y levantó la vista para ver si él la miraba... Al ver que no, esbozó una sonrisa de tranquilidad y luego cerro el agua... Se puso de pie y lo cogió del codo, sujetándolo mientras salía de la bañera… Luego cogió la toalla y comenzó a frotarla vigorosamente, secándolo desde su cabeza hasta sus pies, tratando de no demorarse demasiado en sus genitales excitados.

Cuando terminó, notó que él miraba su pecho… Siguiendo su mirada, miró hacia abajo y vio que la parte delantera de su camisón estaba empapada y pegada al pecho y al vientre… El delgado material se había vuelto completamente transparente, mostrándole sus pechos… Sus pezones gruesos se destacaban tiesos y las aureolas oscuras eran claramente visibles... Se había concentrado tanto en Adam que ni siquiera se había dado cuenta.

- "Bueno", dijo, pasando la toalla por la parte delantera de su camisón… - "Parece que estoy casi tan mojada como tú"... Levantó la vista y vio que Adam seguía mirándola, aparentemente incapaz de apartar los ojos de su pecho… Ella lo golpeó juguetonamente en la mejilla, rompiendo el hechizo y riendo ligeramente mientras él se sonrojaba de vergüenza… - "Vamos", dijo, envolviéndose la toalla alrededor de su cintura… - "Vamos a la cama."

Ella lo siguió por el pasillo hacia su habitación... Sacó un pantalón de pijama del cajón de su cómoda… Inclinándose, le sostuvo el pijama para que su  hijo podiera pasar sus pies dentro de ellos, y luego lo levantó… Ella tuvo problemas para ponerlo pues su pene, aún erecto, empujaba e impedía subir el pantalón de pijama... Cuandolo logró, le ayudó a acostarse… Luego tiró de la sábana hasta su pecho, notando que sus ojos todavía miraban furtivamente sus pechos oscilantes.

- "¿Como estás?", le preguntó.

- "Bien", respondió.

- "Bueno, entonces que descanses", le dijo, mirándolo. Por un momento se sintió abrumada por la emoción y sus ojos se empañaron… Se inclinó y lo besó en la frente, susurrando: - "Estoy muy contenta de que estés ya en casa, hijo."

- "Yo también, mamá."

Ella caminó hacia la puerta, recogiendo la toalla por el camino.

- "Si necesitas algo, llámame, ¿de acuerdo?", dijo ella mirándolo… El asintió… - "Buenas noches, cariño", le dijo, apagando la luz.

- ¨Buenas noche, mamá”, respondió Adam.

Lisa dejó lo suficientemente abierta la puerta como para poder oírlo si llamaba y luego volvió al baño… Se quitó la bata mojada y la arrojó sobre la barra de la cortina de la bañera para que se secara... La parte delantera de las bragas también estaba húmeda, así que se las quitó y colgó también… Luego usó la toalla de Adam para secarse... Se puso su bata de baño y se arrodilló para limpiar el agua que había salpicado en el piso de la ducha… ‘Bien podría haber estado en la ducha con él’, pensó tristemente.

Cuando terminó de arreglar el baño, fue a la cocina y se sirvió una copa de vino, luego se fue a la sala oscura para sentarse en el sofá y relajarse… Levantó los pies y bebió un sorbo de vino, dejando que la tensión se despejara de su cuerpo… Dejó que su mente vagase, pero seguía volviendo a Adam… A su cuerpo delgado y bronceado… A la sensación de su suave piel bajo sus manos… A esa polla larga, gruesa y dura como una piedra... Ella suspiró... Había pasado tanto tiempo... Lisa negó con la cabeza para despejar estos pensamientos prohibidos… ‘Será mejor que me vaya a la cama’, se dijo a sí misma.

Levantándose, caminó por el pasillo hacia la puerta de su dormitorio, pero cuando estaba a punto de entrar, escuchó un grito de dolor en la habitación de Adam… Alarmada, corrió hacia su puerta.

- "¿Adam?... ¿Estás bien?"

- "¡Estoy bien, mamá!... ¡No necesito ayuda!", le respondió, pero ella ya estaba allí… Vio que él estaba fuera de la cama y que ​​rápidamente se agachó cuando ella encendió la luz.

- "Estoy bien", repitió, con una expresión de pánico en sus ojos.

- "¿Que te pasó?", le preguntó, yendo hacia él.

- "Acabo de golpearme mi mano", trató de explicar, pero cuando ella llegó a la cama, vio lo que estaba tratando de ocultar… De alguna manera, había bajado la pretina de su pijama, liberando su polla erecta... Él se sonrojó avergonzado al darse cuenta de que la había sorprendido tratando de masturbarse.

- "Oh, cariño", dijo con voz llena de compasión… Ella se sentó en el borde de su cama, cogiéndolo para sentarse a su lado… Adam cruzó sus antebrazos sobre su regazo, tratando de ocultar su erección.

- "Está bien, cariño", se tranquilizó y lo rodeó con un brazo... - "No tienes de que avergonzarte... Sé que los muchachos de tu edad necesitan aliviarse".

Él la miró, pero no dijo nada, bajando la cara otra vez.

- "Debe ser terriblemente frustrante para ti", continuó, pasando sus dedos por su cabello… - "Especialmente porque estás acostumbrado a aliviarte todas las noches."

Él la miró con sorpresa y le preguntó:

- "¿Tú, lo sabías?"

Y ella le dio una sonrisa tranquilizadora y asintió.

- "¿Cómo lo sabías?", le preguntóde nuevo.

- "Los muelles del colchón chirrían", respondió, botando ligeramente sobre el colchón para demostrárselo… Y  señaló con la cabeza hacia la pared que separaba sus habitaciones... - " Y las paredes son bastante delgadas."

- "Eso lo sé", dijo… - "Solía ​​oírte a ti y a papá"… Ahora fue su turno de sonrojarse, y se rió ante su sorpresa.

- "Te pondrías bastante caliente, también", agregó… Ahora ella también se rió... La tensión se rompió y su madre lo abrazó amorosamente.

- "Bueno", dijo finalmente… - "Supongo que será mejor que veamos qué podemos hacer para relajarte."

- "Y, ¿qué podemos hacer?", preguntó lastimeramente.

- "Acuéstate", dijo en voz baja, tomándolo por los hombros... Él la miró intrigado… - "El doctor dijo que descansaras mucho", explicó… Miró hacia abajo a su enorme erección, que no mostraba signos de disminución, y continuó: - "Y está claro que no podrás dormir en ese estado."

Su erección sobresalía por su vientre... Ella se acercó y lo cogió en su mano, envolviendo sus delgados dedos alrededor del tronco palpitante de su polla... Él comenzó a protestar, pero ella puso su otra mano en sus labios.

- "Shh… Normalmente harías esto con tu mano, ¿verdad?"

Él se sonrojó, y luego asintió.

- "Se supone que debes pensar en mí como tus manos, ¿recuerdas?"

Él asintió de nuevo con una mirada incierta en su rostro.

- "Recuéstate, cierra los ojos y piensa en lo que normalmente harías... Déjame relajarte"… Ella comenzó a acariciar su dura polla pasando su mano arriba y abajo por toda su longitud… Adam cerró los ojos y dejó escapar un suspiro.

Lisa sabía muy bien como menear una polla aunque no lo había hecho desde hace bastante tiempo… Y nunca había pensado en hacérselo a su propio hijo, pero no podía soportar verlo sufrir… Ella lo quería demasiado y haría todo lo que pudiera para mejorar su situación.

Aumentó el ritmo de su mano, bombeando su palpitante polla más rápido, haciendo que sus pesados huevos se agitaran salvajemente... Los muelles de la cama chirriaron con sus movimientos, tal como los había estado escuchando casi todas las noches durante los últimos años... Ella se acostaba en la cama, escuchando, sabiendo lo que su hijo estaba haciendo al otro lado de la pared.

Adam estaba tan caliente que sólo le llevó un minuto alcanzar el orgasmo… Su cuerpo se puso rígido, su rostro se torció y un gemido escapó de sus labios… Empujó sus caderas hacia arriba y un largo chorro blanco de semen brotó de la punta, lanzándolo 10 cm hacia arriba en el aire, cayendo luego hacia abajo, sobre la mano de su madre y sobre su vientre… A este chorro le seguió otro y otro, mientras ella continuaba bombeando rápidamente su espasmódica polla... Finalmente, después de varios chorros más, sus caderas dejaron de tronar y colapsó sobre la cama, respirando pesadamente.

Lisa exprimió el pene de su hijo, ordeñando las últimas gotas de leche… Ella le sonrió cariñosamente mientras él abría los ojos y la miraba… Su rostro denotaba el alivio evidente.

- "¿Te sientes mejor ahora?",  preguntó ella suavemente… Él asintió con la cabeza, sonriendo satisfecho.

- "Bueno… Hicimos un desastre, ¿verdad?", le preguntó ella con una pequeña risa... Su mano estaba cubierta de esperma caliente... También lo había por todo el vientre y vello púbico de Adam.

- "¿Suele tirar tanto?", le preguntó su madre.

- "No", respondió, mirándose a sí mismo... - "Nunca antes había tirado tanto."

- "Debes haberlo pasado muy mal"… le dijo mientras soltaba suavemente su pene… - "Será mejor que busque algo para limpiar esto", comentó levantándose de la cama.

Salió de la habitación y fue al baño... Una vez fuera de su vista, se detuvo para respirar profundamente, tratando de sofocar a las mariposas en su barriga mientras miraba el semen de su hijo en su mano… Después de un momento, se dirigió a la pila y se lavó las manos… Se secó con una toalla y se la llevó a la habitación de su hijo, encontrándolo en la misma posición en que lo había dejado, con los ojos caídos al borde del sueño... Él, suspiró de placer mientras ella colocaba la toalla caliente sobre su ingle… Le limpió su pene y el resbaladizo semen de su cuerpo… Cuando terminó, le subió el pijama y lo tapó con las sábanas.

- "Gracias, mamá."

- Ella lo besó tiernamente en la frente y le susurró: "Ahora a dormir, cariño… Te quiero."

- "Yo, también te quiero", murmuró, casi dormido.

Lisa apagó la luz cuando salió de la habitación, arrojó la toalla sucia al baño y se dirigió a su habitación, dejando la puerta abierta por si Adam la necesitaba.

De repente, dándose cuenta de lo caliente que estaba, se quitó la bata y se dejó caer en la cama desnuda, pensando que se refrescaría un poco antes de ponerse un camisón nuevo... Pero ella no se calmó... Yacía allí sudando, con una sensación de ansiedad en la boca del estómago, tratando de olvidar cómo había sentido la polla de su hijo, tiesa, ardiente y dura mientras se convulsionaba en su mano.

Ahora esa misma mano, casi independientemente de su voluntad, se deslizó por su propio cuerpo, sobre sus pechos y por su barriga para ahondar en su peludo coño... Sus dedos se deslizaron hacia su temblorosa hendidura ahora humeda... Su otra mano la utilizó para pellizcar y retorcer sus sensibles pezones mientras se metía dos dedos dentro de su coño caliente, emitiendo un suave gemido desde lo más profundo de su garganta.

Había pasado mucho tiempo desde que tuvo la última relación sexual… Y tampoco se había masturbado desde hacía meses.

Trató de convencerse a sí misma de que no era con su hijo con quien fantaseaba… Que era sólo con una polla anónima, pero cuando sus dedos se follaron su ardiente coño, en el fondo era la polla de Adam la que estaba imaginando metiéndose dentro de ella... Sus dedos volaron dentro y fuera de su coño cada vez más rápidos, mientras su pulgar tocaba su clítoris, frotándolo frenéticamente.

En unos instantes, llegó al clímax… Un orgasmo estruendoso la envolvió, sacudiendo su cuerpo con olas de intenso placer... Ella se retorció sobre la cama, gimiendo guturalmente mientras su cuerpo se convulsionaba… Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, su orgasmo disminuyó, dejándola física y emocionalmente agotada, cayendo rápidamente en el sueño del agotamiento, desnuda sobre la cama.

 

Continuará

 

 

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