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Mamá, mi hermana Susi y yo

en Amor filial

Mamá, mi hermana Susi y yo

Íbamos a salir de casa para ir a la universidad cuando mamá paro a mi hermana para hacerle su inspección rutinaria... Esto no era nada nuevo… Ella había estado revisando a Susi todos los días durante al menos un año y generalmente lo hacía, sin ningún pudor, delante de mí.

Así que vi, una vez más, como mamá besó a Susi en los labios, palpó sus pechos y luego metió su mano por debajo de la falda corta que ese día llevaba puesta mi hermana.

- "Mamá, ¿tienes que hacer esto cada vez que ella sale de casa?", le pregunté.

- "Sí, a menos que quieras hacerlo tú, hijo", me respondió mamá sonriendo.

- "Yo reviso a mamá cuando sale para ir a una cita, pero tú también me lo puedes hacer a mí si te apetece", me dijo Susi.

- “Pues claro que también me gustaría revisarte”, me contestó mi hermano.

- "Por fin lo has dicho… Desde hace tiempo que estamos esperando que tú lo pidieras", me dijo mamá.

Mamá me hizo acercarme a ellas... Luego me explicó que ella besaba a mi hermana para controlar su respiración… Que palpaba sus pechos para asegurarse de que llevaba sostén y que le metía la mano en su entrepierna para comprobar si sus bragas estaban mojadas o no... Luego le revisaba el afeitado de su pubis en busca de pelos, su orificio vaginal por comprobar el exceso de humedad y su clítoris por ver el grado de sensibilidad que tenía en ese momento.

- “Solo así, tras esta minuciosa comprobación, puedo darle permiso para salir de casa”, me dijo.

A pesar de haber cumplido la semana anterior mis dieciocho años he de reconocer que estaba un poco retrasado en todo esto.

Mamá se agachó y cogió mi entrepierna con su suave mano y me dijo:

- "Podemos arreglar esto para ti ahora mismo y que no llegueis tarde a la Universidad… He estado preparando a tu hermana Susi para este momento tan señalado... Ella esta lista para que te la folles… Luego se lavará y os llevaré a los dos a clase… Hay tiempo suficiente"

Estaba bastante aturdido por sus palabras cuando mi hermana Susi me llevó a su habitación y se desnudó para mí… Mamá no quería que ella se arriesgara a ensuciarse la ropa... No recuerdo cómo me desnudé o cómo mi polla se metió dentro de ella ... Todo lo que recuerdo fue darme cuenta de lo maravilloso que era tener mi polla metida dentro del coño de mi hermana… Me sentí tan bien que, en un abrir y cerrar de ojos, comencé a correrme y correrme, disfrutando como nunca imaginé.

Tras la corrida, mi polla se quedó tiesa por lo que la dejé dentro de coño de mi hermana... Ella sonrió y comenzamos follar de nuevo... Esta vez me costó más tiempo correrme pero disfruté aún más que la vez anterior.

Mamá se rió y dijo:

- "Creo que es mejor que os quedéis en casa, folléis todo el día a base de bien y os desahogueis porque veo que lo necesitáis."

Puede que me haya follado a mi hermana la primera vez y que haya tenido relaciones sexuales con ella la segunda vez, pero la tercera vez que hicimos el amor… Disfrutamos muchisimo los dos.

Mamá estaba parada en la puerta, mirándonos como jodiamos y nos dijo:

- "Os veo muy a gusto… Hacéis una buena pareja, follando."

- "Gracias a ti,mamá... No habría podido sentirme tan bien siempre, sin tu ayuda", le respondió mi hermana Susi.

- "¿Qué te hace mamá para decir eso?", le pregunté.

Susi se rió y me explicó:

- “Primero, hemos estado durmiendo juntas desde hace un año... Hacemos el amor todas las noches durante al menos una hora… Nos besamos, lamemos y compartimos sus juguetes... Especialmente su consolador de doble punta… Me encanta tener esa cosa tan grande y gorda en mi coño... Mamá tiene también otro de grosor más pequeño que encaja en nuestros culos bastante bien... De esa manera las dos somos doblemente penetrados simultáneamente… Nos reventamos de placer y acabamos siempre agotadísimas."

- "¿Te gusta el sexo anal?", le pregunté.

Mamá se rió desde la puerta y dijo:

- "Claro… A tu hermana le gusta cualquier cosa que le meto por el culo.”

- "Eeeh… Pero sólo las cosas que encajan sin que me duelan", añadió Susi.

- "Tienes razón... Un día le metí la botella de salsa en su culo y le gustó esa sensación y gime de placer, pero cuando le meto mi puño entonces grita como una posesa."

- "Claro… Es que tu mano es grande y me abres mucho el agujero del culo y por eso grito tanto… En cambio, mi mano es más pequeña y a ti te gusta y hay que ver como disfrutas cuando te la meto dentro."

Apenas podía creer lo que estaba escuchando… Mamá y Susi tienen sexo salvaje total, en el dormitorio grande, que está al lado de mi habitación y yo nunca me enteré de nada.

- "Mamá, desvístete y acuéstate con nosotros", le dije como dandole una orden a ver como reaccionaba.

Y sorprendentemente ella lo hizo... Entonces les dije:

- "Quiero veros como disfrutáis entre vosotras mientras yo me recupero y así de paso, me excito."

Con tres buenas descargas de mi semen en su coño, Susi se puso encima de mi madre y dejó que goteara hacia la boca de mamá… Y ella respondió abriéndola y tragándose todo lo que salía de su coño... Y encima, lo estaba saboreando.

- “Esta es la primera vez que se han corrido dentro de mi coño... Normalmente los chicos se corren en mi boca", me explicó Susi.

Mamá se agarró a las caderas de Susi y levantó la cabeza hasta que metió su larga lengua en el orificio vaginal de Susi y lamió mi semen que quedaba por salir... Comencé a escuchar ruidos de succión como cuando mamá sorbía sopa de un tazón.

Susi comenzó a gemir, cerró los ojos, echó la cabeza hacia atrás y comenzó a temblar… Me di cuenta de que mamá le estaba dando otro orgasmo.

Un minuto después, Susi le dijo:

- "Gracias mamá… Qué corrida me has dado… Cómo sabes lo que me gusta."

Mamá me miró directamente y me dijo:

- "Me ha gustado mucho el sabor de tu semen… Yo también quiero que me des siempre todo el que puedas, cariño."

Susi se giró sobre mamá y comenzó a besarla… Ella también quería probar mi semen.

Después de verlas hacer el amor durante un tiempo, me puse en el lugar de Susi encima de mamá… Y mamá me sonrió… Luego miró a Susi y le dijo:

- "Muy pronto tendrás semen para tomar y saborearlo."

Tomé eso como mi invitación para follar a mamá y correrme en ella.

Después de verlas hacer el amor, tenía una urgente necesidad de correrme, por lo que no hubo sutilezas por mi parte... Le metí mi polla dentro de ella, me la folle y le tiré mucho semen dentro de su coño.

Luego, mamá se puso sobre la cara de Susi y pude, de nuevo, ver mi semen goteando, esta vez, en la boca de mi hermana… Y mamá estuvo sonriéndome todo el tiempo.

- “Tu semen sabe muy bien... No me hagas esperar mucho para  correrte en mi boca, eh?", me dijo Susi.

La verdad es que yo no había pensado en ese agujero ... Todavía estaba pensando en el sexo anal con ambas... Sin embargo, después de correrme cuatro veces estaba bastante seguro de que tendría que pasar un tiempo para recuperarme y seguir follándomelas por cualquiera de sus agujeros.

Dejamos el salón y los tres nos dirigimos a la cama de mamá y nos quedamos allí dormidos... Nos despertamos a las dos de la tarde y nos fuimos a comer a la cocina.

Durante la comida, mamá me dijo que yo era el hombre de la casa y que las dos estaban allí para darme el sexo cuando lo quisiera, como lo quisiera y donde lo quisiera.

Cuando tuvo ocasión, y sin que mamá la viera, Susi me susurró al oído:

- "Debes saber que a mamá le gusta ir a follar al baño de hombres del centro comercial… Allí es donde ella va siempre los sábados por la tarde... A ella le gusta dejar que un hombre desconocido se la folle cada semana... Luego me trae su semen en su coño y yo me lo trago.”

Asombrado pregunté:

- "¿Mamá se deja que un extraño se la folle?... ¿No sabéis las dos el riesgo que se corre por las enfermedades de transmisión sexual?"

En ese momento, mamá, que nos había escuchado, intervino diciendo:

- "No me importa... Yo necesito una polla y me gusta complacer a muchos hombres... Exactamente cincuenta y dos al año, uno todos los sábados."

Susi agregó, “En el baño de hombres... ¿No es así, mamá?, agregó Susi.

- "Exacto", le respondió sonriendo.

El resto de la semana fue genial… Pude tener sexo con ellas en cualquier momento que quisiera y tenía que revisarlas si llevaban sostenes, bragas y pelos en el coño sin afeitar, cada vez que salían de casa… Esa era una rutina para mí muy excitante.

Y llego el primer sábado… Y mamá me pidió que la inspeccionara… Iba al centro comercial para dejar que un tipo con suerte, se la follara… El morbo que sentía era tremendo, cómo así me dijo.

Susi y yo tuvimos la casa para nosotros durante un par de horas que era más o menos lo que tardaba en volver… Hicimos el amor y nos abrazamos hasta que mamá llegó a casa.

Luego se desnudó y se agachó sobre el rostro de Susi… Mientras su coño goteaba semen en la boca de su hija, le contaba a Susi todo sobre el hombre que se corrió lo que estaba tragando… Le dijo que tendría sobre unos sesenta años y que tuvo que chupársela durante mucho tiempo… Luego, le cogió su polla algo tiesa y se la metió dentro de su coño... Nos dijo que tuvo que hacer la mayor parte del trabajo, pero al final le sacó el semen que trajo para Susi.

Mamá nos contó que conoció más tarde a la esposa del hombre y que está, sorprendentemente, le agradeció por follarse a su marido... La mujer le dijo que había pasado la menopausia y su coño se le había ‘secado’, es decir, que no segregaba nada de flujo y ya no le gustaba el sexo… Así que mamá le hizo al viejo una corrida de consuelo.

Luego, nos comentó:

- "Me cayeron tan bien que les he invitado y vendrán esta noche… Yo haré que el viejo se la vuelva a poner tiesa y lo follaré mientras que tú y tu hermana trabajáis a su esposa a ver si conseguís que se corra, la pobre… Ella necesitará muchos juegos previos  tú, Susi eres la chica apropiada para hacerlo… Si ella no se moja lo suficiente, Susi sabe dónde guardo el lubricante… Quiero que os la folléis bien follada... Varias veces si puedes, hijo... Están preparados para pasar la noche y casi toda el mañana si fuese necesario."

Esa tarde no se me permitió tener más relaciones sexuales con ninguna de ellas para estar potente, así que cenamos y esperamos su llegada.

Cuando llegaron, vimos que el hombre se veía muy viejo… Mayor que su edad real… Su esposa, por el contrario, parecía más joven que su edad real… Ella era lo que mamá llamaba una mujer ‘resultona’... Él ya había tenido sexo con mamá, por lo que no iba hacer nada nuevo que no hubiera hecho antes… Sin embargo, ella estaba muy nerviosa.

Mamá llevó al esposo a la habitación de Susi para que Susi y yo pudiéramos llevar a Rosa, que así se llamaba la mujer, a la habitación de mamá, por tener la cama más grande.

Susi besó a Rosa primero y ella respondió… Luego la besé yo y también respondió, especialmente cuando apreté su teta y le palmeé el coño.

Llevaba un vestido que cubría sus rodillas, pero yo le había metido mi mano por debajo de él para tocarle su coño cubierto por sus bragas... Metí mi dedo por la abertura de sus bragas y froté su peludo coño… Tenía muchas ganas de vérselo.

Tuve problemas para meter mi dedo en su agujero vaginal porque se quejaba de dolor que le causaba, así que me dediqué a frotar su clítoris... Ahora, eso a ella, le gustaba... Sus rodillas se abrieron, arrulló mi boca y luego se dejó caer en la cama… La empujé hacia atrás y seguí besándola y jugando con sus tetas y clítoris... Susi me ayudó a quitarle el vestido... La giré hacia mí e Susi desabrochó el sostén de Rosa… Mientras le quité el sujetador, Susi le quitó las grandes bragas que llevaba... Observé sus grandes tetas deslizarse fuera de su pecho y quedar aplastado colgando aplanadas.

Miré hacia abajo y vi su coño muy peludo… Susi estaba empezando a chupárselo... Ella había puesto las rodillas de Rosa sobre sus hombros para lamerle bien el coño... Escuché a la mujer gemir mientras disfrutaba lo que mi hermana le estaba haciendo… Levanté una gran teta floja hasta mi boca y comencé a chuparle su pezón.

- "Nadie, antes me ha hecho esto", dijo Rosa

- "¿Nunca?", le pregunté.

- "No… Nunca... Mi vagina tampoco ha sido follada desde hace más de cincuenta años”, les dijo Rosa.

- ¿Por qué?", le preguntamos.

Rosa suspiró, respiró hondo y dejó escapar el aire lentamente.

- "Es una larga historia... ¿Estáis seguro de que queréis oírla?

Mi hermana y yo dijimos que sí… Y Rosa comenzó a contar:

- “Mi padre me vendió a mi esposo cuando tenía sólo quince años y era virgen... Él, en ese momento, tendría unos treinta años… Nos casamos... Me violó varias veces al día durante la primera semana y luego me dijo que quería joderme el culo... Yo le dije que no, pero eso no lo detuvo… Me puso boca abajo y cuando estaba tratando de meterme su gran polla en mi culo, me giré, con tan mala fortuna que le aplasté uno de sus huevos con mi rodilla… Los doctores tuvieron que quitarlo.

Como venganza, al día siguiente me llevaron a una casa de putas para trabajar allí por el precio de una cuarta parte de lo que cobraban las otras putas… Los hombres que no podían permitirse una verdadera puta me jodieron a mí... La señora me hizo servir a cincuenta hombres por día… Se quedó con el dinero y a cambio me dio algo de comida y me dejó bañarme… Sólo dormía algunas horas antes de que volver a empezar a follar al día siguiente.

Después de unos días de follar, todos se parecían… Iban sucios, olían mal y necesitaban un buen afeitado... La señora me hizo chuparles sus pollas antes y después de follarme... Fue asqueroso y vomité algunas veces… Lo recuerdo perfectamente.

Mes y medio después, mi esposo vino a buscarme... Esperó hasta que cuarenta y tres hombres me hubieran follado ese día y luego me sacó de allí y me llevó directamente a un tatuador... El tipo me afeitó el coño, me tatuó uno-nueve-seis-cero y luego me folló delante de él... Mil novecientos sesenta es mi año de nacimiento, pero también fue, según me dijo mi esposo, el número de hombres que me habían follado en mis primeras siete semanas de matrimonio… Desde entonces, nadie me ha follado el coño y ahora cumpliré cincuenta y ocho dentro de un mes."

- "¿Es eso cierto?", le preguntó asombrada mi hermana Susi.

- "Aféitame el coño si no me crees y veras los números tatuados", le contestó Rosa.

- "¡Eso si quieres lo haces más tarde, Susi!... Ahora lo quiero es ese coño peludo... Si no has tenido una polla allí dentro desde hace tantos años, quiero meterte la mía", intervine yo.

Ella sonrió, levantó las piernas y me dejó que se la metiera... Susi le había humedecido muy bien su coño... Aún así, tuve que forzar despacio mi polla para no lastimarla... Rosa me abrazó, me besó y me susurró dulces palabras al oído... Me dijo lo bien que se sentía y lo mucho que me amaba... Entre ella y mi hermana me pusieron tiesa mi polla tres veces más esa noche.

Por la mañana acababa de terminar de follar de nuevo a Rosa cuando mamá entró en el dormitorio... Estaba muy asustada.

- "Rosa, tengo una mala noticia que darte... Tu esposo murió en la cama conmigo esta mañana… Al entrar despues de preparar el desayuno para todos, lo acabo de encontrar muerto", le dijo mamá.

Rosa me dio un gran abrazo, me besó y le preguntó sin apenas estar compungida por el luctuoso suceso:

- "¿Murió con una erección?"

- "¡No!... No pude conseguir ponérsela tiesa en toda la noche por más que se la trabaje... Me dijo que en el baño del centro comercial era la primera vez que había follado con una mujer en más de cincuenta años", le respondió mamá.

Rosa se echó a reír y le aclaró:

- "Es otra de sus muchas mentiras... No ha follado el coño de su mujer en cincuenta años, eso es cierto, pero ese hijo de puta me daba por el culo en cualquier momento que quería… La última vez, fue hace cinco días."

- "¿No deberíamos llamar a la ambulancia?", dijo Susi.

- "Sí, pero primero necesitáis una ducha rápida y vestiros, mientras viene la ambulancia", dijo Rosa… - “Yo me  pondré una bata… A él lo podemos dejar solo hasta  que vengan a certificar su muerte y se lleven su cadaver.”

Y así lo hicieron… Llamaron a una ambulancia y certificaron su muerte y se llevaron el cadaver… Todos dijeron que Rosa y su esposo habían pasado la noche en nuestra casa y que cuando mamá los llamó a desayunar, él estaba muerto.

Rosa se convirtió de la noche a la mañana en una mujer viuda y muy rica… Ella nunca tuvo hijos debido a que su marido sólo le daba por el culo y nunca se la follaba.

Le dijimos que, ya que estaba sola, si le apetecía podía quedarse con nosotros y disfrutar del sexo en todas sus variantes… Y ella acepto encantada.

Cuando terminé mis estudios, me casé con ella y disfrutamos de una luna de miel muy diferente a la que la pobre tuvo en su día… Y compartida con mi madre y mi hermana con las que disfrutaba muchísimo hasta quedar agotadísima... A mí me gustaba mucho verlas como se traginaban unas con otras sin ningún pudor… Era todo un espectaculo que me excitaba tremendamente.

Pasamos muchos buenos años todos juntos… Por supuesto que heredé toda su fortuna cuando murió, en paz y muy feliz de los años que estuvo con nosotros.

 

F I N

 

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