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A ella le gusta como la someto

en Dominación

Conduje mi coche hasta su casa y al llegar toqué el claxon… Jenny salió corriendo saludando a su esposo Dere, que estaba sentado en el porche de la casa, y luego bajó los escalones y fue hacia el otro lado de mi coche y se metió dentro, casi sin aliento y muy cachonda.

Llevaba puesto lo que le había dicho que se pusiera: una falda corta oscura y una blusa blanca… Sin ropa interior… Pude ver la forma de sus pechos debajo de la blusa... Sus pezones presionaban con fuerza contra el tejido de algodón.

Me di cuenta que mi polla ya se estaba endureciéndose con tan sólo mirarla... Estaba en buena forma para ser una mujer de unos cuarenta y cuatro años... Cabello oscuro hasta los hombros, una cara bonita con ojos que brillaban con una necesidad insatisfecha.

Me incliné hacia delante para ver a Dere de pie en el porche... Le saludé y él me devolvió el saludo.

- ¿Le dijiste a tu esposo cuánto tiempo vas a estar conmigo?

- "Sí, Amo", dijo ella.

- "Bien… Vamos pues.”

Puse el coche en marcha pero al poco lo detuve, mirándola... Ella comprendió mi señal, se quedó sin aliento pero se levantó la falda para mostrarme su coño desnudo... Lo revisé para asegurarme de que se había afeitado… Luego asentí y continuamos el camino.

Jenny no dijo nada… Sólo miraba al frente... Pude ver cómo estaba enrojecida de vergüenza desde su cuello hasta sus mejillas… Estar expuesta la avergonzaba mucho.

- "Desabrocha tu blusa", le dije y ella jadeó otra vez, pero obedeció, temblándole las manos.

Estaba a mi lado sentada, con la blusa abierta, la falda hasta arriba mientras yo conducía, ignorándola... Salimos a la carretera... Me di cuenta de que quería preguntarme a dónde íbamos pero no lo hizo.

Conduje durante unos veinte minutos, pasando coches y camiones y algún tractor ocasional… Por las expresiones fugaces en los rostros de las personas que nos cruzamos, sabía que algunos habían visto su blusa abierta.

Jenny estaba inmóvil, como si tuviera miedo de moverse.

- "¿Cuándo te afeitaste el coño por última vez?", le pregunté, y ella respondió:

-“Esta mañana, Amo", dijo ella.

Asentí de conformidad por ello.

- "No lo hago mucho… Tú conoces a Dere", le dijo.

- "Si… Y estoy feliz de ayudaros."

Seguí conduciendo... Encontré un camino de grava y salí de la carretera… Los ojos de Jenny se movieron rápidamente, como si buscaran algo familiar… Aún así, ella no dijo nada.

Llegamos a un granero... Paré el coche y me incliné, pasando mis dedos por su abertura vaginal... Ella estaba mojada.. Puse mis dedos en su cara para que ella pudiera ver su propia humedad… Su rubor se profundizó… La hice lamerlos y que me los dejara limpios... Voy a salir del coche... Ella se quedó, esperando… Me incliné hacia su ventana y le dije:

- "Puedes salir ahora, puta."

Abrió la puerta y salió, dejando caer la falda, pero dejando abierta la blusa… Ella se estremeció, aunque hacía bastante calor… Señalé con la cabeza hacia una puerta pequeña, que formaba parte de la puerta más grande del granero... Entramos.

El granero estaba poco iluminado... Parecía vacío a excepción de algunas herramientas de agricultura, montículos de heno, una horquilla, algunos puestos para los animales, vacíos, etc.

Oí un aleteo de alas de pájaro encima de mí… La acompañé hasta un poste grueso que sostenía parte del techo y le pedí que se quitara la ropa… Ella lo hizo, rápida y eficientemente... Me la entregó y la dejé caer al suelo cubierto de paja… Pude ver sus ojos mirando con temor el montón de ropa desordenada y mezclada con la paja, sabiendo que debería ponérsela más tarde para ir a su casa.

- "Ponte de frente a la viga."

Ella obedeció, pero puedo escuchar algunos gemidos bajos de su garganta.

- "¿Por qué haces eso?", le pregunté.

- "Nada, Amo... Sólo es que tengo miedo.”

-“¿Por qué?... Esto es lo que quieres, ¿no?

- Sí... Pero esa era mi fantasía... Esto es demasiado real.”

- "Sí lo es… ¿Prefieres volver a casa?

- “No lo sé, Amo... Tal vez debería volver.”

Me reí.

- “Para eso ya es tarde… Ahora no te muevas.”

La dejé allí y volví al coche… Abrí el maletero y saqué las suaves colas de gato de cuero, la ancha correa de cuero, las cuerdas y la paleta… Me tomé mi tiempo, silbando una alegre melodía... Cuando me giré, vi al granjero Jack montando su tractor por el campo… Me saludó y yo le correspondí.

Regresé al granero... Jenny no se había movido… Sus hombros estaban encorvados... Podía ver el sudor formándose en su espalda, ya fuera por el calor o el miedo, no sabría decirlo... No importaba.”

Cuando me acerqué más, pude ver un ligero estremecimiento en ella… Cogí sus muñecas y las até alrededor del poste... Su frente permaneció firmemente contra el poste.

- "Mueve tus pies hacia atrás", le ordené y ella retrocedió hasta que su cuerpo se apoyó más en la madera... Até una cuerda alrededor de un tobillo, luego la estiré hasta un listón para que sus piernas se separasen… Luego la até… Hice lo mismo a con otro tobillo hasta quedar de pie con las piernas separadas aproximadamente un metro…. No resultaba demasiado incómoda la postura, pero si quedaba expuesto su coño... Me acerqué por detrás de ella, escuché su respiración entrecortada y me incliné para ver su coño.

- "Estás goteando como una autentica puta", le dije y ella se estremeció de nuevo.

Tomé el gato de nueve colas y lo balancee ante sus ojos, moviéndolo de un lado a otro.

- “Amo”.

- "Sí, mi puta?"

-“¿H-he sido mala?... ¿Voy a ser castigada por ello?”

Me reí, en lo profundo de mi garganta...

- ‘No, por supuesto que no… Solo quiero pegarte… Eso es todo.

Me giré rápido, dejando que el suave gato golpeara su culo… Ella se sacudió en sus ataduras, gritando... Pude ver formarse un bonito enrojecimiento, incluso dos rayas rojas… La golpeé una y otra vez, moviendo el látigo para cubrir su trasero de rayas desde sus muslos hacia arriba.

Jenny estaba llorando, tratando de mover su culo alejado del látigo, pero le fue en vano... Me detuve y avancé, dejando que mis dedos tocaran su culo caliente… Luego me moví hacia su coño.

- "Mírate, puta", la reprendí, moviendo mis dedos alrededor de sus jugos.

Ella se sonrojó

- "Por favor, Amo"

- "¿Qué?"

- "Córreme, Amo."

- "Oh, no, Ahora tan sólo estoy empezando."

Dejé el látigo y cogí la paleta... Me gusta la paleta porque deja una marca roja muy grande y concentra muy bien la atención... Sabía que necesitaba sólo cuatro paletazos bien dados antes de que Jenny me suplicara que me detuviera... Ya lo había hecho en otras ocasiones.

- "¿Qué harás si me detengo?"

-“¡Cualquier cosa!... ¡Cualquier cosa!... ¡Haré lo que sea!”

- "Sé que lo harás", le dije y la golpeé cuatro veces más.

Las palmadas resonaron en el granero, acentuando sus gritos… Miré su cara y vi cómo las lágrimas corrían por sus mejillas... Ella estaba moviendo su trasero por todas partes, tratando de escapar a los golpes, aunque sabía que era imposible.

- "Me detendré, siempre que me supliques que te azote las tetas."

- "¡Oh, Dios!... Nooo"

Le di otros dos golpes más con la paleta.

- “Por favor!... ¡Pega mis tetas con el látigo…! Azota mis tetas!”

- “Y en tu vagina”, le dije.

Ella se quedó sin aliento, con los ojos bien abiertos… Estiró el cuello para mirarme, su expresión cuestionándose, suplicando… Esperé… Ella sacudió su cabeza, negándose a ello.

- "Muy bien"... Levanté de nuevo la paleta.

- “No!... Por favor… Está bien!... ¡Azótame el coño!... ¡Azótamelo!

- "No contestaste enseguida"... Le golpeé los muslos cuatro veces más con la paleta... Ahora estaba de un rojo brillante desde sus rodillas hasta la parte superior de su culo.

- “Por favor, Amo!... ¡Por favor!... ¡Te lo ruego!... ¡Azótame el coño!

- "Muy bien… Tú lo has pedido". Dejé caer la paleta y la desaté. Ella estaba temblando e intentó abrazarme, pero la sostuve con los brazos extendidos mientras la giraba hasta que su espalda quedó contra el poste… Ella gritó cuando su dolorido culo lo tocó... La ignoré mientras sujetaba sus brazos a una pesada anilla de hierro atornillada en la madera sobre su cabeza… Luego, me agaché y até sus tobillos alrededor del poste en la base.

Ella se sacudió, moviendo su cabeza hacia adelante y hacia atrás, con lágrimas en su cara.

- "Estoy pensando que podría tratarte más suave ahora", le dije y vi en su rostro que ella pareció esperanzada con mis palabras

- “Sí, por favor, Amo, no me trates con tanta dureza… Estoy muy asustada…  Y me duele el castigo recibido.”

- "Tienes que darme algo a cambio."

Su cara reflejaba confusión... Estoy seguro de que sintió que había dado todo lo que tenía, pero estaba equivocada… Yo quería más.

- "No voy a pegarte con tanta dureza, pero sólo si me ruegas que permita que el granjero Jack entre y te vea, tal vez incluso ayude."

Sus ojos se abrieron de nuevo y negó con la cabeza.

- “¡¿Qué?!... ¡Nooo!... ¡De ninguna manera!

- “Muy bien”... Cogí la ancha correa de cuero, perfecta para golpear sus tetas... Ella me vio moverlo de un lado a otro con ojos incrédulos... Le dí un fuerte golpe en ambos pechos… Jenny gritó en voz alta y sus gritos hacían eco en el granero… Las aves revolotearon hacia arriba y  salieron fuera a través de las aberturas, huyendo de las extrañas bestias de abajo.

Pude ver la marca que le dejó el correazo que le dí en ambas tetas, con los pezones incluidos.

- “Nooo!... ¡Nooo!... ¡Esto es demasiado!, protesto llorosa.

Le dí con el cinturón más abajo esta vez y el golpe fue muy bueno… Ella se echó hacia atrás, golpeó su trasero contra la madera y gritó por el dolor que le causé.

- “Por favor, Amo… Pídele al granjero Jack que entre… Por favor, Amo… Te lo ruego.”

- "Muy bien… Lo que tú digas". Salí del granero y saludé al granjero... Paró el tractor y saltó a tierra.

- "¿Estás seguro de esto?", me preguntó, con los ojos ansiosos... Era un buen chico típico de campo, con una barriga... No se había afeitado en un par de días... Cuando sonrió, vi que le faltaba uno de sus dientes.

Me encogí de hombros y l respondí:

- "Ella insistió.”

Me siguió al pajar... Jenny estaba atada allí, completamente desnuda, sollozando... Cuando vio al granjero, agachó la cabeza… No había nada que ella pudiera hacer para cubrirse.

- “Oye, Jenny, no seas tímida... Me pediste que lo invitara.”

Ella levantó la cabeza y suplicó.

Los ojos de Jack estaban muy abiertos... Se acercó, la miró y dijo:

- “Coño, la golpeaste a base de bien, eh.”

- “Ella lo necesita… Me dice que su marido no la golpea lo suficiente”… Y le guiñé un ojo… Jack silbó y preguntó:

- "¿Pero, por qué le gusta que le zurres?"

- "Mira aquí, Jack… . ¿Ves lo mojada que está?... A ella realmente le gusta esto", le dije, agachándome y abriendo el coño de Jenny, que goteaba líquidos por ambos muslos polvorientos... Jack se acercó… Pude ver sus piernas temblando

- "¡Joder!", exclamó… Parecía avergonzado por ella... Pude ver su erección presionando contra su mono de trabajo... Se quedó mirando el coño de Jenny y se lamió los labios.

-“Tócalo… No te importa, ¿verdad, Jenny?", le pregunté mirándola a los ojos.

Un gemido escapó de Jenny… No intentó moverse, sin embargo, cuando Jack alargo un dedo sucio y tocó algunos de los fluidos que bajaban por sus piernas, ella se sacudió entonces y suplicó:

- "Por favor, Amo"

- "¿Qué?", respondí mirando su cara manchada de lágrimas.

- "Por favor… Déjame correrme."

- “Aún no…Tal vez más tarde.”

Sus ojos se pusieron en blanco y se hundió en sus ataduras. Me volví hacia Jack y le pregunté.

- "¿Cómo te gustaría tenerla?"

Los ojos de Jenny se abrieron bruscamente, pero no dijo nada.

- “¿Yo?... Humm, no sé”, me contesto Jack.

Le di el gato de nueve colas y noté susto en la cara de Jenny."

- “Es fácil… Toma… Solo tienes que azotar los senos un par de veces y cuando ella diga que ya ha tenido suficiente, te rogará que le abrases el coño".

Cogió el látigo y miró con incertidumbre a la mujer… Asentí y lo insté a seguir... Finalmente, lo agitó contra sus pechos, dándole un débil golpe... Jenny sonrió brevemente.

- "No… Así, no"… Se lo quité de las manos y di un fuerte chasquido, dejando que las puntas de las nueve colas del látigo golpearan sus tetas… Ella gritó y saltó en sus ataduras.

- "No sé hacerlo", me dijo.

- "No seas tonto... Adelante. Ella está bien.

Cogió de nuevo el látigo y la golpeó más fuerte ahora, haciendo que Jenny gritara y saltara de nuevo... Él sonrió ante su reacción y la golpeó de nuevo, aún más fuerte... Más lágrimas cayeron de sus ojos.

- “Por favor, señor… Por favor… No azote mis tetas otra vez… Por favor”

Jack me miró y yo me encogí de hombros… Él golpeó sus tetas de nuevo.

- “Por favor!... Azote mi coño en su lugar!... ¡Azóteme el coño!

- "¿Lo ves?... Adelante... Azótale el coño…A ella le gusta”, le dije.

Cambió su puntería a su coño y le dio un golpe medio… Él me miró para su aprobación y negué con la cabeza... Redobló sus esfuerzos y logró que Jenny gritara y temblara de dolor... Asentí y él la golpeó de nuevo, dejando otra serie de marcas rojas en su tierno coño.

- "Jenny, levanta las piernas."

Ella me miró como si no pudiera creer lo que acababa de decirle... Cogí la correa de cuero y antes de golpearla, levantó las piernas hacia arriba y separadas dejando el coño totalmente expuesto... No era una posición fácil para ella mantenerse así.

- "Ahora golpealá más fuerte", le dije a Jack.

Y así lo hizo... La golpeó una y otra vez disfrutando con el látigo… Jenny trató de bajar las piernas, pero agité un dedo hacia ella y de inmediato las levantó de nuevo… Las lágrimas corrían por su rostro... Podía ver su clítoris sobresalir mientras se movía entre el placer y el dolor.

- “Por favor!... ¡Por favor!... ¡Por favor!, seguía diciendo, temblando.

Observé atentamente cómo Jack la golpeaba, cada vez más cerca de su enrojecido coño... Cuando vi que las caderas de Jenny se contraían, alargué la mano y agarré a Jack por el cuello del mono de trabajo, tirando de él hacia atrás, justo cuando ella soltaba un chorro de orina y salpicaba el suelo donde Jack había estado parado.

Ni siquiera intentó bajar las piernas, simplemente se quedó colgando allí, orinando, mortificada y expuesta... ¡Se había corrido!

- "¿Has visto?... Esa es nuestra señal", le dije quitándole el látigo.

Jenny finalmente bajó las piernas y colgó sin fuerzas... Él la miró fijamente y luego se volvió hacia mí, preguntándome:

- ¿Puedo...?"

- "No lo sé… ¿Qué piensas, puta?", le pregunté… Los ojos de Jenny se clavaron en los míos.

- "Por favor, Amo", me suplicaron sus ojos.

- "¿Es eso un sí?"

- "No, Amo… Por favor."

- “Lo has calentado mucho… Tienes que hacer algo… Voy a tener que golpearte de nuevo… Lo siento."

-“¡Se la chuparé, Amo!... ¡Se la voy a chupar!, me suplicó Jenny.

Me volví hacia Jack y le dije:

- "Bueno, creo que eso te va a gustar, no?"

- 2Seguro que sí… Ninguna chica me la ha mamado desde que estaba en el Ejército… ¿Vas a ver como me la mama?

- "No… Pero si quieres, puedo quedarme en la puerta", le contesté.

- "De acuerdo", respondió.

Desaté a Jenny y ella cayo en el suelo, con las rodillas en el lugar húmedo que había creado... Estaba sucia, golpeada, derrotada, tal como había deseado que la tratase... Los dejé allí, observando atentamente desde atrás a Jack.

Se acercó a Jenny, se desabrochó el mono y sacó su polla… Sin decir nada, ella lo cogió en su boca y comenzó a chupársela... Podía ver los músculos de su garganta trabajando, su rostro arrugándose con disgusto por el olor de él… El granjero Jack debió haber estado en el límite, porque en menos de medio minuto se corrió en la boca de Jenny... Ella tragó y tragó, con cuidado de no dejar escapar nada… Luego, el granjero vino a mí.

- "Gracias", dijo Jack, con una gran sonrisa en su rostro... Parecía un hombre nuevo.

- "Gracias a ti por dejarnos usar tu granero", le contesté.

- "Siempre que queráis podéis venir!", me dijo alegremente… Nos dejó y se dirigió a su tractor... En unos segundos, pude escucharlo arrancar y alejarse.

Mi erección se sentía enorme en mis pantalones... Yo necesitaba un poco de atención a mí mismo. Me acerque a Jenny.

- "¿Cómo te sientes?"

Ella estaba sin aliento al principio, incapaz de formar una oración coherente... Luego, más tranquila, levantó la vista y se fijó en el bulto en mis pantalones.

- "Por favor, Amo... Me permite."

Asentí y ella me desabrochó el pantalón y con entusiasmo tomó mi polla en su boca… Ella la lamió y la chupó como si estuviera desesperada y probablemente lo estaba... La dejé mamármela por un rato y luego me aparté… Ella parecía decepcionada, pero yo tenía otra cosa en mente.

- "Ven conmigo"... La llevé a un soporte de silla que estaba cubierto con una vieja manta de caballo, doblada unas cuantas veces… Sólo le señalé y ella supo de inmediato qué hacer.

Se echó sobre ella, con las piernas separadas, las flexiono y se las agarró... Vi perfectamente su culo enrojecido por la paliza que le dí y su vulva abierta y goteando.

No perdí tiempo y le clave en su coño, toda mi polla... Ella se quedó sin aliento e hizo una mueca de dolor cada vez que sus doloridas nalgas llegaban a la áspera manta.

Tampoco pasó mucho tiempo, ya que tuve muchos juegos previos... Bajé mi mano y encontré su clítoris y lo froté con fuerza... Momentos después, apreté al máximo mi polla y cuando me estaba corriendo, ella explotó en un orgasmo que la sacudió por completo.

Nos quedamos así enganchados hasta que las sensaciones de placer, terminaron… Amo y esclava habíamos disfrutado esta tarde.

Finalmente, me levante y le dije:

- “Gracias, puta… Toma, vístete”... Me subí la cremallera, al tiempo que recogía su ropa sucia y se la tiraba.

Se puso las ropas sin una palabra, haciendo una mueca cuando se tocó una parte dolorida… Estaba despeinado y tenía una mirada salvaje en sus ojos… Le hice recoger los látigos y los puse en el maletero del coche… Entró, haciendo una mueca de dolor cuando su culo se posó en el asiento y, sin que se lo pidiera, levantó la falda para que pudiera ver su coño sucio y bien marcado.

La llevé a su casa… No hablamos durante el trayecto porque no había nada que necesitara ser dicho... Cuando me detuve, la vi salir el coche... Dere todavía estaba sentado en el porche, bebiendo un refresco... No pareció en absoluto sorprendido de ver a su esposa sucia y magullada... Él saludó y asintió y articuló con la boca, "Gracias".

Ella se recostó en la ventana para despedirse y le dije:

- ¿Vengo la semana que viene o no?

- Sí, Amo... Esperaré ansiosa a ver lo que has planeado.”

Me lanzó un beso y luego se dio la vuelta, entrando en casa.

F I N

 

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