...A pesar de acabar de correrse, Elisa seguía moviéndose y entonces le tuve que parar advirtiéndole del peligro de que yo no pudiera aguantar y me corriera dentro de ella. Entonces intervino Julio, estiró de mí para que saliera de debajo de Elisa y se colocó él en la misma posición que tenía yo y me dijo: -Si te quieres correr dentro puedes hacerlo por detrás, ¿probamos a meterla uno por delante y el otro por detrás?- pregunta que aunque pudiera parecer que iba dirigida a mí, en realidad se la estaba haciendo a ella, y a ella nos miramos para saber a qué atenernos, con una sonrisa y una mirada de asentimiento quedamos contestados para ponernos en acción. Tuve que echarle saliva abundante en el ojete y abrírselo bien con los movimientos circulares que había aprendido con Julio, primero de un dedo y después de dos, cuando me pareció que estaba a punto, agarré mi polla y se la coloqué a la entrada, empujé con toda la suavidad que podía, poniendo el máximo cuidado en no causarle daño y cuando quise darme cuenta tenía toda la punta dentro, me quedé quieto hasta que ella comenzó a moverse de manera que cada vez le iba entrando un poco más, cuando entró toda, comencé a moverme yo, habíamos conseguido la total dilatación del culo, ahora le tocaba a Julio y me esperé a que la metiera como estaba previsto aunque a mí no me hubiera importado seguir como lo estaba haciendo. Craso error, porque cuando Julio la penetró, yo sentí el contacto de nuestras pollas dentro de la mujer que amábamos, solo separadas por una fina y suave porción de sus entrañas.
Nos prometimos corrernos los tres a la vez, era fácil sentir los estados de excitación de los demás por nuestros jadeos cada vez más sonoros, al estar ella tan llena, apenas se podía mover porque si lo hacía se nos salía una u otra pija que enseguida volvíamos a meter, aprendimos a movernos con movimientos lentos y pausados que nos proporcionaban el mismo o mayor placer que otros más rápidos, el secreto estaba en la concentración mental. Yo no podía aguantar más y lo dije, y entonces oí un “ni yo” de Julio que fue como la autorización que yo estaba esperando para acompañado de un estentóreo último y prolongado jadeo correrme sin más dilación, noté por su grito que Julio también lo estaba haciendo Y Elisa, al notar nuestros chorros de leche rebotando por su interior, tuvo su cuarto orgasmo en medio de aquella orgía de placer lujurioso desentendiéndose por completo de sus amantes. En la inmediata relajación de Elisa derrengada totalmente, nuestras pijas salieron del interior de su cuerpo y otra vez se me ofrecía la polla de Julio con la gota de semen a medio salir junto al culo de Elisa que mostraba semen mío que se había salido tras mi polla acompañado del aire que le había introducido durante el polvo con una sonora ventosidad que nos hizo reír al unísono. No me lo pensé y me puse a limpiar y tragar toda la leche que pude recoger, ya rehecha, Elisa me dijo: -Si te gusta la leche, échate en el suelo- y colocándose en cuclillas sobre mi cabeza, comenzó a apretar de forma que tanto de su culo como de su coño manaban hilos de leche que caían en mi boca, Julio, viendo eso, puso su cara junto a la mía y lamía la que no acertaba a caer dentro de mi boca...