miprimita.com

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 3 (La pareja)

en Grandes Series

  Aquella tarde volvimos a vernos con Julio en el tajo, ya algo tarde fui a relevarlo y entonces, sentado al lado en la cabina, me explicó que Elisa ya estaba de acuerdo y además ilusionada, ponía como condición que yo no me corriera dentro de su coño porque ellos, sin ningún cuidado, hasta entonces habían sido infértiles y no quería quedarse embarazada más que de su marido y la otra condición era que no nos olvidáramos de ella enzarzados nosotros dos en una borrachera de placer homosexual; no sabía Elisa que eso no hacía falta condicionarlo cuando mi obsesión por ella era tal. Después me explicó el plan, como al día siguiente era domingo, mis tíos querrían llevarme a la misa que ellos oían a las doce, yo les diría que Julio y Elisa se habían ofrecido a acompañarme a la misa vespertina de las seis y así yo podría asistir a esa misa y después ir de visita a la casa de mis padres un rato y después, acompañarles al cine, por la mañana diría que prefería ir a bañarme al estanque. Aquel plan nos daba un margen de más de dos horas porque mis tíos, después de misa siempre iban a tomar el vermut con sus amigos y no volvían hasta las dos, lo único que tenía que hacer Elisa era echar el arroz de la tradicional paella de los domingos a las dos menos diez. Aquella tarde dijo Julio que se terminaba de trabajar pronto así que, todavía con el sol alto, nos dirigimos al estanque con el tractor a darnos un baño para sacarnos el polvo que no era poco el que llevábamos encima.

  Nos despojamos de la ropa y al hacerlo, ya observé la erección de Julio, estaba claro que yo le excitaba sobremanera, mi juventud le traía recuerdos del lío que tenía con el otro pastor que ejercía de aprendiz y que estaba con él en la montaña cuando conoció a Elisa y al que de vez en cuando aún iba a visitar. Al verlo así, a mí también se me empezó a poner dura y cuando nos metimos al agua estábamos totalmente empalmados. Yo, que sabía nadar mejor que él, enseguida me sumergí y nadé hasta su cuerpo para buscar su polla con mi mano, sin soltarla, saqué la cabeza para tomar aire y me sumergí hasta que mis labios encontraron aquella deliciosa verga que introduje en mi boca para hacerle una mamada de más de dos minutos, entonces yo aguantaba mucho la respiración, salía a respirar y otra vez me sumergía y así hasta que él me dijo de cambiar; él no aguantaba tanto y pronto se cansó a pesar de que yo lo animaba a seguir porque lo que yo sentía era delicioso. Entonces, a través del agua clara, vi que se introducía un dedo por el ano y le imprimía un movimiento agitado y circular, cuando le pareció se acercó a mí y colgándose de mi cuello con una mano me cogió el pene y se lo llevó a la entrada de su cueva, con una maestría increíble la comenzó a meter y yo solo tuve que empujar un poco para lograr meter la punta, entonces él la soltó, se me colgó con los dos brazos, me besó suavemente primero el labio inferior, después el superior, después los dos labios, yo le hice lo mismo, nuestras lenguas salieron a juguetear, alternativamente se introdujeron en la boca ajena y mientras el morreo crecía en intensidad, con los movimientos que hacíamos bajo el agua conseguíamos que cada vez mi pene se hundiera más y más en su interior, cuando ya parecía que no se podía entrar más adentro comencé un mete saca que parecía encantarle pero que a mí me estaba dando el mayor de los gustos sentidos por mí hasta aquel momento de mi vida; sin saber cómo, le estaba entrando toda cuando empujaba para adelante y casi la sacaba cuando retraía, estaba a punto y se lo hice saber, él me dijo: -Yo también me puedo correr en segundos si me la cojo con la mano pero si quieres que te la meta como me la has metido, me esperaré para poderte follar como es debido-, solo hice que oír aquello y ya no quise aguantarme más, en sus entrañas, clavándole mi estaca hasta lo más adentro que podía, me corrí obteniendo el mejor de los orgasmos obtenidos en mi vida.

   Cuando me quedé inmóvil, Julio, flotando, separó su cuerpo del mío pero sin soltarse del todo, se sujetaba con sus piernas, ahora su pija erecta sobresalía del agua a dos palmos de mis narices, vi que apretaba y apareció flotando mi semen ante mí a escasos centímetros de mi cabeza. Sin poderme contener acerqué mi boca al mástil de aquel velero que flotaba perturbador ante mis ojos y me lo tragué como pude al tiempo que sujetaba su cuerpo con una de mis manos en su culo, la otra me la llevé al mío e hice lo mismo que le había visto hacer antes a él. Cuando me pareció que estaba preparado para recibirle se lo hice saber y colocándose donde había estado yo antes, recostado en una pared, me recibió en sus brazos y en cuclillas sentado sobre su pija comencé a sentir una sensación hasta entonces desconocida de una verga en contacto con mi ojete; me gustaba y busqué la punta de su polla con mi ano hasta que estuvieron en la posición perfecta, apretamos pero no entraba, Julio me aconsejó que apretara como para evacuar pero más suavemente, así lo hice y sorpresivamente comenzó a entrar con la ayuda de una mano de Julio, antes de que entrara todo el glande la comenzó a mover con su mano como antes hiciéramos con el dedo y casi sin enterarme me encontré ensartado por aquella tranca que a mí me parecía tan enorme, al principio de iniciado el mete saca sentía una mezcla de placer y molestia cercana al dolor que fue derivando de inmediato en placer, gozaba (quien lo iba a pensar) tanto o más que un rato antes cuando era yo quien se la metía a él, mi pija, que todavía no se había bajado del todo, volvía a tomar vida y mientras nos morreábamos como antes, me la agarré para pajearme al mismo tiempo.

  Cuanto más me follaba y más gusto demostraba que sentía él (por los jadeos que emitía), más me gustaba y más dura se me ponía, sentí que ya me podía correr otra vez y en un acceso de puro egoísmo, pensando que si él se corría antes se pararía y me podía dejar a mí sin acabar, me di unos rápidos meneos que consiguieron que entre gritos ahogados, suspiros y jadeos de ambos, me llegara otro tremendo orgasmo que me provocó una corrida (esta vez menos abundante) que enseguida salió a flote y unos movimientos involuntarios de mi ano que era lo único que le faltaba a Julio para correrse a la vez que emanaba un sordo grito que cualquiera a 30 metros hubiera podido oír. Si no tenía suficientemente lleno el recto con su enorme polla, ahora se me acabó de llenar con su dosis de leche, me sentía en la gloria y Julio también, permanecimos largo rato abrazados y besándonos sin separarnos, como si quisiéramos prolongar eternamente aquellos momentos, yo me apretaba a él para que no se le saliera y él echaba su pelvis hacia delante de modo que hasta que no se le quedó flácida del todo no se le salió.

  Cuando volvimos a la casa y cruzamos la mirada con Elisa, los dos sabíamos que al día siguiente nuestros cuerpos desnudos estarían en contacto directo, sería la primera mujer que yo tendría entre mis brazos pero yo también iba a ser el primero con su consentimiento después de su marido. La presencia de mis tíos evitó toda oportunidad de hablar aquella tarde pero en la noche, después de cenar, mientras todos tomábamos el fresco sentados en sillas al raso, llegó la oportunidad, Elisa tuvo que entrar a la casa para abrir todas las ventanas que durante el día permanecían cerradas por el calor y yo, con la excusa de ir a buscar a mi habitación las zapatillas para estar más cómodo, llegué a ella justo antes de que Elisa entrara para abrir la ventana que yo ya había abierto. en la casi oscuridad de mi habitación se cruzaron nuestras pícaras miradas y apretándole su mano entre ambas mías le dije: -Elisa, no te preocupes que mañana no te fallaré, ni nunca; estaré siempre a tu merced, te adoro, quiero lo mejor para ti y tu marido, os quiero mucho y no sabes cuánto te deseo, déjame besarte y quedarme hasta mañana con este recuerdo- cándida y picarona a la vez, se acercó para fundirnos en un morreo que surgió instantáneo dentro de un abrazo con aquel cuerpo tan deseado y que ahora tenía apretado a mi pecho y a mi vientre, con sus dos piernas en contacto con las mías, con nuestras bocas unidas y mis manos raudas moviéndose por sus pechos, su culo, su espalda, su pelo… como queriendo abarcar todo su ser recorriéndolo en un momento para poder acumular ese recuerdo en mi cerebro. Deseaba que aquello durara toda una vida pero al momento, echándome la mano a la polla que ya tenía tiesa, se separó de mí diciéndome: -No puedo tardar más a bajar, con esto ya tienes bastante para hacerte una paja esta noche, háztela para poder aguantar más rato mañana, a ver si no vas a dar la talla y tenemos que dejarte a un lado- y se fue rápidamente a seguir con su faena, mientras, yo me quedé con mi erección dudando del lugar donde me iba a masturbar, en el cuarto de baño o allí mismo, como ya tenía la polla en la mano seguí con la paja comenzada mientras oía abrir las ventanas de toda la casa, cuando terminada la faena en el desván Elisa bajaba las escaleras e iba a pasar por delante de mí, ya estaba a punto de correrme, no me importaba que me viera, al fin y al cabo podía estar contenta viendo que estaba acabando de cumplir con sus deseos. Cuando a toda prisa pasó por delante, sonriendo me miró y miró lo que movía mi mano con una pícara mirada de complicidad y aprobación que consiguió que yo alcanzara el clímax y me corriera sin control, aún volvió por última vez la mirada al llegar a la vuelta de la escalera y pude ver su cara sonriente como avance del cielo que me esperaba al día siguiente.

  Ese esperado domingo llegó tras una noche de sueños en el que en uno de ellos salía Elisa desnuda sobre la hierba y en la orilla de un río todo entremezclado pero estaba claro que era a causa de mi obsesión por ella; era muy tarde cuando mi tía vino a despertarme para que me arreglara para ir a la ciudad, sin levantarme de la cama para ocultar mi erección, le solté todo lo que me había indicado Julio y le pareció tan bien que hasta después se lo agradeció a Elisa. Se me hacía eterno el tiempo que pasó hasta que vi alejarse a mis tíos en el coche, me volví y allí estaba Julio que lo primero que hizo fue enviarme al baño con la indicación expresa de que tenía que tener todo mi cuerpo inmaculadamente limpio y desodorizado y todo quería decir todo, hasta el último rincón, el ya se había aseado antes de levantarme yo, solo a expensas de un último toque justo antes de comenzar y ella estaba en esos momentos terminando esa labor porque oímos abrirse la puerta y a Elisa levantar la voz para indicar que dejaba libre el baño y que se iba a pintar las uñas mientras se le secaba el cabello al sol en el discreto balcón que daba a un corral cerrado.

  Me duché y tuve especial cuidado en dejar impoluto mis sobacos, ingles, ano y pene que mantenía una erección permanente, cuando salí, vestido solo con el bañador que no podía disimular el volumen de mi pija, me estaba esperando Julio que sin pensarlo, me lo bajó y se amorró para chuparla, me dijo que era para comprobar si la había dejado en condiciones para los deseos de Elisa, alzando la voz le dijo que nosotros íbamos a comenzar y que ya llegaría. Temí que no apareciera ella y aunque gozaba sobremanera con Julio, me había hecho la ilusión de alcanzar el deseo que me obsesionaba, de follar con Elisa.

  Fuimos a la habitación de ellos, ésta estaba situada en un pequeño edificio anexo a la casa y se accedía por un pasillo que partía del patio, solo entrar, Julio se despojó de su ropa para dejar ver sus excelentes atributos y bajándome el bañador hasta los pies y empujándome suavemente me tiró a la cama, se colocó sobre mí con nuestros cuerpos pegados y nos dimos el primer morreo, enseguida fue bajando por mi cuerpo su lengua juguetona hasta llegar al miembro enhiesto, se entretuvo allí lo justo, me levantó las piernas y siguió bajando por los huevos hasta el ano, comenzó a chuparlo y a meter su lengua en un intento de clavarla dentro que me hacía estremecer, tan pronto me chupaba el culo como se pasaba a la polla, pronto quise yo también gozar del gusto de chupar un culo sin despreciar la polla, por eso cambiamos un rato las posiciones hasta que comenzamos un 69, echados de lado a lo largo de la cama con mis pies en la zona de la cabecera y dando la espalda a la puerta, era maravilloso pero yo no dejaba de pensar en Elisa y hasta le pregunté qué pasaba con ella, me dijo que ya llegaría y que no me preocupara pero no me convenció, yo creía que ya no vendría, que habría cambiado de opinión, que algo habría pasado, estaba tardando demasiado y nosotros estábamos disfrutando de lo lindo con lo que igual llegaríamos al clímax sin ella.

  Julio, que no paraba de chuparme el agujero, me pidió, a la vez que se volvía un poco para quedarse boca arriba, que me sentara encima de él para metérmela. Cuando, obediente me disponía a cumplir sus deseos, vi a Elisa. No sé cuánto tiempo llevaba allí, estaba completamente desnuda con las piernas entreabiertas y a mí me pareció una diosa, nos observaba mientras con una mano se sobaba las tetas y con la otra el clítoris, tal como ya la había visto hacerlo delante de su marido, estaba claro que le gustaba el espectáculo que presenciaba protagonizado por nosotros. –Ven con nosotros, únete- le dije, al tiempo que le extendía la mano invitándola y olvidando el deseo de Julio que un momento antes estaba dispuesto a cumplir, pero ella estaba demasiado emocionada con lo que hacía y ni hizo mención de pararse, más bien intensificó el ritmo recordándome a mí la culminación de la paja que le pidió su marido el día anterior, ésta vez, en la situación que me encontraba, intentaría ayudarle, salté de la cama y llegué como un obseso a alcanzar sus tetas con mis manos, ella me miró con deseo, la boca entreabierta, los labios libidinosos, la expresión de su cara concupiscente, los poros de su sensual piel exhalando lujuria; sin pensarlo me uní a ella en un brutal morreo mientras acariciaba sus tetas libres ahora de la mano que ya me abrazaba. A pesar de notar mi polla en su abdomen, Elisa siguió con aquel violento ejercicio que le estaba imprimiendo a su mano sobre su sexo, ignorando mi pene que tan cerca y tan a su alcance tenía, comprendí que estaba a punto y yo no podía hacer gran cosa, solo esperé a que aconteciera el esperado orgasmo que un momento antes de producirse intuí que llegaba cuando con la mano libre agarró mi cabeza para apretarla a la suya con la boca totalmente abierta pegada a la mía ahogando el último y largo gemido que anunciaba el primer orgasmo que sintió de los varios que yo intentaría ayudarle a obtener, faltaría más.

  Su marido, tendido en la cama nos había observado durante aquellos breves momentos sin moverse, agarrando su enorme falo y ahora, que tenía a su mujer dándole un tierno beso, le invitó a subirse a donde momentos antes me estaba ordenando a mí. Iba a hacerlo de cara a él, pero no la dejó hacerlo así, hizo que lo montara dándole la espalda y así pude yo tener a mi disposición las tetas de Elisa para tocarlas y el clítoris para chuparlo, todos disfrutábamos pero Elisa lo hacía doble, echada hacia atrás mostraba su pelvis a mi lengua y Julio le daba un mete saca impresionante mientras yo no paraba de chuparle; de vez en cuando, ella misma se la sacaba para que yo me la pusiera en la boca y otra vez se la introducía, pensé que en algún momento uno de ellos propondría cambiar la posición pero en éstas Julio avisó de que se iba a correr e intensificando el mete saca y entre gritos y jadeos de la pareja, se la metió hasta adentro y aguantándola allí, se corrió en sus entrañas, ella, cuando notó los chorros de esperma chocando en las paredes de su cueva y con mis labios y mi lengua lamiendo su sexo sin parar, echó su cuerpo hacia delante y con las manos, que ahora le quedaban libres, agarró mi cabeza para apretarla a su sexo y emitiendo un sonoro y liberador grito, tuvo su segundo orgasmo.

  Yo también estaba a punto de correrme con lo que estaba viviendo, ardía en deseos de metérsela y ahora era la ocasión aunque sabía que cuando me viniera tendría que sacarla. La empujé de forma que quedaba tendida sobre su marido y entonces se le salió a Julio la polla de su ubicación, estaba totalmente mojada y una gota de espeso semen, que estaba todavía sin acabar de salir, asomó por la punta de su capullo, al mismo tiempo que un hilillo del mismo semen depositado en el coño de Elisa, brotaba tímidamente; aproveché la oportunidad al tener tan cerca mi boca y chupé alternativamente uno y otro sexo hasta dejarlos limpios de aquella leche que sin dudarlo tragué. Acto seguido me subí por fin encima de Elisa y por vez primera en mi vida, metí la polla en un coño, la metía en el bendito, en el deseado coño de la mujer por la que los últimos días sentía una obsesión casi enfermiza, solo hice que meterla y la sensación que tuve de entrar en la gloria fue electrizante y sin poder aguantar más y a pesar de mis deseos y aún quedándome inmóvil hasta el último instante, me vino tal gusto que sacándola de golpe, me corrí sobre su vientre aunque alguna gota fue a parar hasta sus tetas y las últimas quedaron enredadas en su pelo púbico negro y rizado.

  Nos limpiamos un poco y Elisa se tendió exhausta en la cama, expresó su contento por habernos dedicado a ella y preguntó si queríamos más, yo le dije que casi no me había enterado de lo que era meterla en un coño y que como podían ver, sin que se me bajara, estaba dispuesto a metérsela otra vez. Entonces ella se incorporó y cogiendo mi polla, comenzó a chuparla. Pronto se sumó Julio, con quien se turnaban en la mamada, estaban en cuclillas los dos y vi que enseguida comenzaron a acariciarse mutuamente los sexos, yo ya la tenía dura del todo pero es que la de Julio no le andaba a la zaga y Elisa estaba gozando como la primera. – Tati, hoy tenemos que hacer que Elisa disfrute como nunca lo ha hecho, ni siquiera cuando lo hacemos con Lola, ¿estás de acuerdo?- me dijo Julio, - si vosotros gozáis, yo también lo hago, solo quiero metérsela un poco más- le contesté, entonces se dirigió a ella para decirle literalmente que me echara un polvo.

  Elisa, sin pérdida de tiempo me empujó a la cama para quedar tendido en ella, acto seguido se me subió encima a horcajadas, agarró mi polla, buscó su entrada, estuvo un rato frotando su clítoris con la punta de mi pija y cuando ya estaba bien excitada, se la introdujo de golpe, yo casi no me movía pero ella comenzó un sube baja sentada de forma que sus tetas quedaban al alcance de mis manos para poder tocarlas y acariciarle los pezones; después cuando aún disfrutaba más se dejó caer sobre mi y siguió follándome, Julio tras ella comenzó a pasarle la lengua por el ano que en esa posición le quedaba tan accesible y noté que otra vez Elisa se iba a correr, yo no podía hacerlo en aquella posición así que tuve que hacer verdaderos esfuerzos para retenerme cuando ella tuvo su tercer orgasmo encima mío, me gustó que buscara mis labios para besarme mientras se corría, aquello era maravilloso.

  A pesar de acabar de correrse, Elisa seguía moviéndose y entonces le tuve que parar advirtiéndole del peligro de que yo no pudiera aguantar y me corriera dentro de ella. Entonces intervino Julio, estiró de mí para que saliera de debajo de Elisa y se colocó él en la misma posición que tenía yo y me dijo: -Si te quieres correr dentro puedes hacerlo por detrás, ¿probamos a meterla uno por delante y el otro por detrás?- pregunta que aunque pudiera parecer que iba dirigida a mí, en realidad se la estaba haciendo a ella, y a ella nos miramos para saber a qué atenernos, con una sonrisa y una mirada de asentimiento quedamos contestados para ponernos en acción. Tuve que echarle saliva abundante en el ojete y abrírselo bien con los movimientos circulares que había aprendido con Julio, primero de un dedo y después de dos, cuando me pareció que estaba a punto, agarré mi polla y se la coloqué a la entrada, empujé con toda la suavidad que podía, poniendo el máximo cuidado en no causarle daño y cuando quise darme cuenta tenía toda la punta dentro, me quedé quieto hasta que ella comenzó a moverse de manera que cada vez le iba entrando un poco más, cuando entró toda, comencé a moverme yo, habíamos conseguido la total dilatación del culo, ahora le tocaba a Julio y me esperé a que la metiera como estaba previsto aunque a mí no me hubiera importado seguir como lo estaba haciendo. Craso error, porque cuando Julio la penetró, yo sentí el contacto de nuestras pollas dentro de la mujer que amábamos, solo separadas por una fina y suave porción de sus entrañas.

  Nos prometimos corrernos los tres a la vez, era fácil sentir los estados de excitación de los demás por nuestros jadeos cada vez más sonoros, al estar ella tan llena, apenas se podía mover porque si lo hacía se nos salía una u otra pija que enseguida volvíamos a meter, aprendimos a movernos con movimientos lentos y pausados que nos proporcionaban el mismo o mayor placer que otros más rápidos, el secreto estaba en la concentración mental. Yo no podía aguantar más y lo dije, y entonces oí un “ni yo” de Julio que fue como la autorización que yo estaba esperando para acompañado de un estentóreo último y prolongado jadeo correrme sin más dilación, noté por su grito que Julio también lo estaba haciendo Y Elisa, al notar nuestros chorros de leche rebotando por su interior, tuvo su cuarto orgasmo en medio de aquella orgía de placer lujurioso desentendiéndose por completo de sus amantes. En la inmediata relajación de Elisa derrengada totalmente, nuestras pijas salieron del interior de su cuerpo y otra vez se me ofrecía la polla de Julio con la gota de semen a medio salir junto al culo de Elisa que mostraba semen mío que se había salido tras mi polla acompañado del aire que le había introducido durante el polvo con una sonora ventosidad que nos hizo reír al unísono. No me lo pensé y me puse a limpiar y tragar toda la leche que pude recoger, ya rehecha, Elisa me dijo: -Si te gusta la leche, échate en el suelo- y colocándose en cuclillas sobre mi cabeza, comenzó a apretar de forma que tanto de su culo como de su coño manaban hilos de leche que caían en mi boca, Julio, viendo eso, puso su cara junto a la mía y lamía la que no acertaba a caer dentro de mi boca, cuando ya se vio que no iba a caer más, juntamos nuestras bocas con el semen recogido y lo intercambiamos junto con saliva tragando al fin cualquier vestigio del esperma derramado.

Mas de tatitatiana

1968 mis experiencias,especialmente las lésbicas

Historia de una conocida política actual (XII)

Historia de una conocida política actual (XI)

Historia de una conocida política actual (X)

Historia de una conocida política actual (IX)

Historia de una conocida política actual (VIII)

Historia de una conocida política actual (VII)

Historia de una conocida política actual (VI)

Historia de una conocida política actual (V)

Historia de una conocida política actual (IV)

Historia de una conocida política actual (III)

Historia de una conocida política actual (II)

Historia de una conocida política actual (I)

Sexo furtivo en el campo

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 15 (Epílogo)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 14(Las hermanas)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 13 (Susana)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 12 (Orgía)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 11 (Javier)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 10 (Dani y Sofía)

La vieja casa (V)

La vieja casa (IV)

La vieja casa (II y III)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 9 (Ana y Reyes)

La vieja casa (I)

El hermano de mi amigo

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 8 (Pablo y Sebas)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 7 (La Beba)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 6 (Rosi)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 5 (Lola)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 4 (Tres amigos)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 2 (Elisa)

Avance voyeur

Avance de un sueño

Avance anal

Verano en campo, playa y montaña 1 (Julio)

Avance bisex

Avance gay

Avance lésbico

Avance orgías

Avance fraterno

Avance masturbaciones

Avance amor

Avance hetero

Avance infidelidad

Avance trio

Avance con madura

Avance oral

La francesa que yo amé

Dos principiantes maduros (2ª parte)

Dos principiantes maduros