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VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 10 (Dani y Sofía)

en Grandes Series

  La vida transcurría felizmente entre el trabajo diario y los ratos de descanso casi siempre junto a Rosi, salíamos con mucha frecuencia con sus amigos que formaban pareja Daniel y Sofía, éstos hacía menos de un año que salían, siempre estaban con ganas de follar pero apenas tenían ocasión de hacerlo en privado, por la noche en la playa o de día dentro del agua, o escondidos por las afueras, como cogimos mucha confianza, les ofrecí mi habitación y sin que se enterara Pablo, los colaba en la casa como si fueran mis invitados por si hubiera que dar explicaciones a Pablo y los dejaba solos durante media hora, estaban encantados. Cuando estábamos juntos las dos parejas y queríamos ir los cuatro a lo mismo a mi habitación (que era el único sitio que disponíamos), teníamos que adaptarnos según las circunstancias. Sofía era un poco remilgada y no quería que nadie la viera desnuda y para que no la viéramos Rosi ni yo, había que mirar primero si estaba Pablo en la casa, si no estaba, Rosi y yo esperábamos en el salón a que ellos echaran el polvo, después se marchaban solos y Rosi se quedaba conmigo, un día nos fuimos todos porque a Rosi le había llegado la regla; pero si estaba Pablo en la casa, entonces poníamos una toalla grande de baño colgada de una cuerda y sujeta con pinzas de modo que separaba la cama en dos partes, en la cabecera nos poníamos nosotros y en los pies se colocaban ellos.

  Mientras jodíamos, por encima de la toalla, siempre  Rosi y yo mirábamos a la otra pareja, lo hacíamos con la connivencia de Daniel que a su vez nos miraba a nosotros, a Rosi no solo no le importaba sino que hasta le gustaba, sentía cierta atracción por Dani que a mí me confesaba y esto nos excitaba; en cambio Sofía lo habría pasado muy mal de saber que nosotros la veíamos desnuda, Dani procuraba colocarla en una posición que no pudiera darse cuenta de que la veíamos. Un día que estábamos en esa situación, Rosi y Sofía se estaban intercambiando información, que si estoy boca arriba, que si ya se la he chupado, que si ahora me la ha metido… y entonces Rosi, sin pedirle opinión pegó tirón de la toalla diciéndole:

  -Mira como lo hacemos Sofía, si no lo quieres ver tendrás que cerrar los ojos.-

  Lejos de enfadarse, cuando vio mi polla hizo el consabido comentario de que Dani la tenía más grande, recibiendo la consiguiente contestación de Rosi en el sentido de que yo la tenía más juguetona. A partir de aquel día, estuviera Pablo o no, siempre jodíamos a la vez las dos parejas y sin toalla mediadora.

  Ahora que sabía que a Rosi también le iban los chochos, busqué la ocasión de que disfrutara de alguno; la pareja de sus amigas podía ser la solución, cabía la posibilidad de intentarlo con Sofía, Daniel seguro que hubiera estado de acuerdo, pero no la veíamos formando pareja con otra, pero también la Beba podía ser otra solución, ésta estaba muy a mano, venía por la tienda a vernos en sus ratos libres y si podíamos uno u otro o los dos, nos íbamos a tomar algo con ella. Una tarde que había tormenta y llovía copiosamente, llegó corriendo la Beba a la tienda para refugiarse de la lluvia y en el rato que estuvo allí tuvimos ocasión de proponerle un encuentro sexual en el que yo estaría de espectador y serían ellas las protagonistas.

  -¿Qué dirá Lola de esto?-

  Le pregunté, y me contestó que si fueran celosas, ella no permitiría que se viesen con Elisa, nos avisó de la posibilidad de que se enterara Pablo de que ella iba a su casa, en cuyo caso dudaba Beba de que Pablo se conformara sin participar; siguió explicando algunas cosas por las que deduje que Pablo ya se había cobrado el favor de admitirme en su casa con algún polvo con la Beba.

  Lo preparamos todo para el jueves siguiente, yo le dije a Pablo que vendría con mi chica y que si él iba a estar en la casa, nos limitaríamos a estar en mi habitación, me ofreció la casa entera y él se iría ya a comer al bar de Sebas y no volvería hasta la hora de dormir. Se lo agradecí, como de costumbre, esta vez fue una mamada mientras veía la televisión.

  Después de comer, nos encontramos con Beba, como habíamos acordado, en la playa; ella llevaba su habitual bikini provocativo, al quitarnos la ropa y quedarnos en bañador, la Beba se ofreció a extenderle la crema por la espalda a Rosi, así fue como empezó a manosearla, piernas incluidas, en público. Aquello era incitante, sobre todo para mí que sabía lo que sucedería después, les hice patente mi erección y les provoqué la risa.

  Cuando fuimos a la casa de Pablo, mientras yo preparaba las copas, la Beba, que demostró conocerse aquella casa, buscó algo de comer y lo sacó al salón. Allí mismo, en el sofá, pasó al ataque; sentadas juntas, comenzaron a besarse y darse la lengua, las manos de una sobre las tetas de la otra, las camisetas volaron, las tetas al aire, los pezones tiesos, las manos que se deslizan por debajo de las prendas íntimas, éstas que desaparecen a la vez que las faldas, los cuerpos de las dos mujeres ya libres de toda prenda son dos tizones encendidos que arden de pasión, se revuelcan en el sofá abrazadas, sus pieles en contacto, pechos con pechos, abdomen con abdomen, piernas entrelazadas, muslos que rozan los labios que enmarcan los coños ardientes, manos en la suave piel de los glúteos de la compañera, bocas que buscan pezones sedientos de ser excitados por lenguas incansables, húmedas y juguetonas, batalla de unos cuerpos excitados por excitar más si cabe al cuerpo contrario.

  En esa batalla, Beba toma ventaja gracias a su mayor experiencia y consigue conquistar con sus labios la cueva del tesoro y penetrar con su lengua la puerta del placer extremo. Rosi se rinde, ofrece su cuerpo vencido al conquistador implacable que saquea hasta el último rincón tratando de obtener placer dándolo, la lengua indagadora es la dueña de la situación, el clítoris de Rosi es un juguete a su capricho, su cuerpo se retuerce de placer, sus manos agarran la cabeza portante de aquella lengua para quedar prisionera entre las piernas como asaltante de un castillo que queda atrapado en él a merced de los defensores, ahora la lengua es el cautivo que tiene que cumplir un cometido especial para ser liberado, por eso se desvive en conseguirlo moviéndose en todas las direcciones y sin dar tregua al clítoris de Rosi que ansiosa del orgasmo que nota llegar se ha olvidado del resto del mundo para concentrarse en el placer que siente. Por fin, nota su cuerpo estremecerse y una explosión de sentidos y espasmos incontrolables recorre su cuerpo, es el orgasmo. Me gustaría ahora besarla y acariciarla para demostrarle mi cariño, pero no puedo intervenir.

  La Beba, la sabia Beba, la experta Beba, adivina mis deseos, no le hace falta verme para estar segura, me llama para que me acerque y poder cumplir el deseo de tener a mi amada en mis brazos y poder sentir su piel en mi piel. La beso y me corresponde apasionada, mi pija, a punto de reventar se introduce fácilmente en su coño empapado y me encuentro con el regalo inesperado del placer sublime. La Beba también quiere su parte, se sube a horcajadas sobre la cabeza de Rosi poniéndole el húmedo coño en su boca e imprimiendo un frenético movimiento de la pelvis que no da a Rosi otra opción que lamer con su lengua el ardoroso chocho de la mujer que minutos antes le había proporcionado el placer que ahora ella estaba dispuesta a devolverle.

  La duda era quién iba a correrse antes, yo me aguantaba porque quería ser el último en hacerlo, intenté ayudar a Beba cogiéndole las tetas y algo debí conseguir porque al sentir ella mis manos subió la intensidad de su excitación y con evidentes espasmos y gritos ahogados se corrió encima de Rosi, ésta, con el gusto que yo le daba con mi polla, al notar que la Beba había llegado al orgasmo, en un clímax de excitación se volvió a correr por segunda vez en unos minutos y yo sin poder aguantar más aquella cascada de sensaciones me corrí dentro de Rosi sin querer pensar en las consecuencias.

  Podíamos habernos quedado tranquilos reposando el polvo que habíamos echado entre los tres pero Rosi (yo también), preocupada por el semen que portaba en su interior, se movió rápidamente marchando al bidet a limpiarse y expresando su preocupación. La Beba se echó a reír y le enseñó lo que tenía que hacer, fue a buscar vinagre y le ayudó a efectuar la limpieza pertinente que le diera tranquilidad sabiendo que evitaba el embarazo, ya hacía días que no me corría dentro; por haberlo hecho hoy me echaron una reprimenda y me dijeron de todo, pero Rosi aprendió aquel día una lección de una profesional que nunca olvidaría.

  Unos días después, se presentaron juntas en la tienda la Beba y Lola, venían simplemente a saludarnos en un día que Lola había venido a pasar con su amada, la noche iban a pasarla en la habitación que la Beba disponía en el trabajo, aunque la mayor parte de la noche tenían previsto pasarla divirtiéndose por los lugares de ocio. Cuando el jefe vio a Lola, hizo más o menos como la otra vez y en un aparte habló con ella para organizar un encuentro, quería que le saliera gratis en pago al favor de haberme cogido a trabajar, entonces Lola le presentó a Beba y le propuso un trío, como el lésbico del que le hablaba era real de verdad, tendría que pagarlo bien, al final tras una rebaja, hubo acuerdo y contrató habitación en el hotel de la otra vez.

  A las seis de la tarde, como de costumbre, ya habían terminado, el mismo jefe me comunicó que cuando terminara de trabajar a las ocho y media, me estarían esperando en el bar del hotel. Aquel día Rosi y yo terminábamos a la misma hora y habíamos quedado con Sofía y Dani, así que fuimos a su encuentro y les explicamos que unas amigas nuestras, mayores pero muy agradables, nos esperaban en el hotel donde tenían una habitación disponible para los amigos, eso cómo no, les gustó. Tras el encuentro y las presentaciones, nos fuimos a cenar a un sitio que conocía Dani que dijo ser barato y daban buena cena, ésta fue a base de pescado y marisco y vino fresco que pasaba muy bien, demasiado bien, tanto que cuando salimos de allí, los seis estábamos algo mareados y contentos, muy contentos… y desinhibidos.

  Como no podía ser de otro modo terminamos los seis en la habitación del hotel, ya antes de subir, Sofía había sido el blanco de todas las bromas en relación a su heterosexualidad, incluso Rosi destapó sus personales experiencias lésbicas recalcándolas de agradables. Al principio de haber decidido ir todos a la habitación, se pensó en que cada pareja lo haría por separado aunque juntos en la misma habitación, Daniel babeaba; la presión ejercida por Lola, Beba y el mismo Daniel, dio sus frutos decidiendo hacer una orgía en la que estaríamos todos con todos, Dani estaba tan animado que accedió a pesar del aviso que, muy seriamente, le hicieron las lesbianas de que tendría que hacer algo conmigo; Sofía estaba más renqueante, no porque tuviera que estar conmigo, que a lo mejor lo estaba deseando, sino por tener que estar con una mujer por primera vez en su vida, se decidió cuando Rosi le convenció de las bondades de una buena tortilla, así entre risas y bromas llegamos a la habitación.

  Nada más entrar en la habitación, algunos ya nos despojamos de la ropa, las chicas se lavaban sus intimidades en el bidet y yo invité a Dani y Sofía a desnudarse para entrar en la ducha conmigo, al fin los dos se ayudaron mutuamente a desnudarse y cogidos de la mano como para afianzar su mutuo amor, dieron el paso definitivo. En cuanto nos comenzamos a enjabonar mutuamente, me sorprendí de la obsesión que sentían los dos por mi polla, no le concedían descanso con sus bocas, Dani se enjabonó el culo y dándome la espalda me cogió la polla y se la colocó a la entrada del ojete, ya que la quería se la iba a dar, era mi primer culo joven como yo, cuando Sofía vio que la dejaba de lado, se aclaró y salió de la bañera para secarse, las otras chicas acudieron a presenciar el espectáculo gay y al hacerlo, las tres se volcaron con Sofía, en unos momentos le habían hecho perder los prejuicios y la hacían vibrar de placer; por su parte Daniel, una vez conocido el placer de un pene dentro de las propias entrañas quiso conocer el del suyo metido en otras (solo conocía el coño de Sofía), a su disposición tenía cuatro, eligió el de su chica primero, como para afianzar su amor por ella, como antes al entrar conmigo en la bañera. Como yo sabía que nunca habían tenido relaciones sexuales con otros, animé a mis amigas profesionales a ofrecerse para que él probara otro chocho distinto, comenzaron con sus bocas a chuparle todas las partes de su cuerpo, incluido el ano y la polla, y cuando la tuvo bien mojada se le subieron encima sucesivamente la Lola y la Beba, yo mientras, atendía a Rosi y a Sofía, que noté ardía en deseos de ser poseída por mí. Yo, que no podía dejar que aquello se convirtiera en un polvo entre Sofía y yo, le pedí a Daniel que intercambiáramos las posiciones, ahora, por fin, Rosi y Dani montarían cumpliendo el secreto deseo de ambos, a la vista de todos y con nuestra complacencia. Adivinando lo que podía ocurrir, Sofía, previsora, se dirigió a la pareja de profesionales que ya estaban enzarzadas entre ellas y les preguntó si tenían algún condón, Lola, que estaba en ese momento encima, dejó lo que hacía y rebuscando en el bolso, sacó cuatro o cinco y los dejó a nuestro alcance.

  Nos pusimos un condón cada uno y vimos como tanto Sofía como Rosi se quedaron más tranquilas. Dani no tardó ni segundos en hundir su enhiesto falo en lo más hondo de mi chica que hasta entonces solo conocía mi polla y comenzó a gozar sin reprimirse en absoluto, no ocurría lo mismo con Sofía, la cual, a pesar de disfrutar lo indecible con mi polla clavada hasta dentro, disimulaba como avergonzada de joder con otro diferente a su chico, solo cuando él comenzó a jadear estrepitosamente, arrastrado por la algarabía producida por Rosi, se soltó de sus invisibles ataduras y con entrecortados gritos y jadeos nos demostró hasta qué punto estaba gozando del pene del amigo de su amiga.

  Solo cuando el amor es tan grande como el que sentíamos entre Rosi y yo o entre Daniel y Sofía, puede ocurrir lo que nos pasó: Cuando Daniel se corrió dando evidentes muestras de que lo hacía, Sofía le siguió en un orgasmo que  resultaba un acto de complicidad con él, y cuando al momento lo hice yo dentro de aquel cuerpo que estaba pasando de retorcerse de placer entre convulsiones a quedarse inmóvil como efecto posterior al orgasmo ocasionado, Rosi, dándose cuenta de ello, se corrió un instante después. Las otras chicas, oyendo el estrépito ocasionado, se sumaron al mismo como un eco aumentado y tuvieron su bien merecido orgasmo.

  Ante semejante derroche de placer y lujuria, nadie quiso conformarse con lo disfrutado hasta entonces, hasta que Rosi y Sofía se tuvieron que ir por hacerse ya muy tarde, todavía estuvimos intercambiando cuerpos, posiciones, erecciones, manoseos, lenguas, bocas, salivas y fluidos. Cuando hay varias mujeres juntas y los hombres somos minoría hacen de nosotros lo que quieren, ya se sabe, y aquella noche no iba a ser menos. Se empeñaron en que tuviéramos entre Dani y yo algún orgasmo sin ayudas femeninas, hicimos un 69, a mí me encantaba el contacto con un cuerpo casi tan joven como el mío, a diferencia de los que hasta entonces había conocido y nos corrimos pajeándonos uno frente al otro mientras nos besábamos metiéndonos la lengua mutuamente. Dejamos a Lola y Beba acostadas una en cada cama de las dos que había en la habitación y nos despedimos hasta la próxima ocasión.

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