miprimita.com

Sexo furtivo en el campo

en Gays

 

  Puse un anuncio en una conocida web de contactos que voy renovando y ello me da la ocasión de conocer hombres que como yo, buscan relaciones esporádicas de sexo. Aviso de que no dispongo de sitio y por tanto siempre me toca desplazarme y acudir a las citas que me conciertan los contactos. Al estar casado y vivir con mi mujer, que nada sabe de mi afición por los penes, tengo que tener mucho cuidado y además de ofrecer discreción absoluta, exigir esa misma discreción al contacto que en cada ocasión se me pone a disposición; de ninguna manera quisiera que sospechara algo mi esposa, la que me quiere y me cuida, me limpia y plancha la ropa y me prepara las estupendas comidas que me ayudan a conservar y aumentar mi prominente barriga y mis no menos abundantes carnes que conforman el cuerpo de un hombre de más de cincuenta años y que ofrezco a quien contesta a mi anuncio.

 

  Hace pocos días, tuve ocasión de encontrarme con uno de ellos, tenía que acudir a su ciudad por un determinado asunto y aproveché para avisarle por el correo ya que no disponía de su teléfono. Por suerte, lo leyó a tiempo y me contestó enseguida dándome un número de teléfono. Nos pusimos en contacto y quedamos en encontrarnos en un punto de una carretera comarcal a unos cinco kilómetros de su ciudad. Él iría hasta allí corriendo a pie (era una buena manera de marcharse de su casa un domingo por la mañana sin tener que dar explicaciones) y me esperaría estirando. Cuando yo llegara, se subiría al coche y marcharíamos por un camino rural hasta un lugar de su propiedad donde prometía estaríamos tranquilos.

 

  Sabía que tenía más de sesenta años y por eso me llevé sorpresa cuando al verlo estirando apoyado en una barandilla miré sus bien formadas piernas que dejaba ver el pantalón corto que portaba y su bien conservado cuerpo. Paré a su lado y sin pérdida de tiempo subió al asiento delantero y me ordenó arrancar para meterme por el camino que allí comenzaba. Entonces nos pudimos mirar uno al otro con tranquilidad y escudriñar la mente del otro a través de los ojos y los rostros. Hubo un mudo entendimiento entre nosotros y nos dimos cuenta de que habíamos acertado. Era un hombre que incluso con la edad que indudablemente no perdona, portaba una aureola de persona interesante, amable y agradable, de esas que fácilmente se hacen querer, de esas que a primera vista enamoran y que lo saben, lo que les da una sensación de seguridad rayana a la pedantería. Una tez morena y una cuidada barba canosa todo ello bajo una abundante y larga mata de pelo oscuro con alguna que otra cana entre sus rizos, completaba lo que yo necesitaba para desearlo más todavía, haciendo larga la espera a llegar al cercano lugar que con sus indicaciones alcanzamos en unos minutos. Mientras, aún hubo tiempo para intercambiar una breve conversación que hizo aumentar nuestros mutuos deseos, comenzó él, mirándome de arriba abajo:

  -Eres  un perfecto hombretón.-

  -Y tú estás muy bien.-

  -¿También te gustan los penes como a mí?-

  -Está claro, por eso estoy aquí.-

  -Te advierto que la tengo pequeña.-

  -No me importa, tampoco yo la tengo enorme.-

  -Creo que nos vamos a entender muy bien.-

  -Eso pienso yo también.-

 

 

  Era una pequeña edificación entre campos de cultivo que evidentemente se utilizaba para fines agrícolas, como único mobiliario aparte, había un sofá al que me acerqué mientras él se ocupaba de cerrar por dentro para que nadie pudiera perturbar nuestra intimidad. Solo de encontrarme en esa situación, noté como se me empezaba a mover el pene tomando volumen. Se acercó por fin frente a mí y nuestros deseos hasta entonces controlados, al dispararse un invisible resorte, se manifestaron de golpe en un abrazo instantáneo a la vez que nuestros labios se fundían en un beso apasionado. Nuestras manos se deslizaban por las respectivas espaldas buscando el calor de la piel del otro y yo ya tenía una erección total. Agarrados por las nalgas nos apretábamos el uno al otro con lujurioso deseo y ya le iba bajando su pantalón de deporte cuando desabroché mi bragueta para facilitarle el acceso a mi trasero.

 

  Al momento nos despojamos de las prendas superiores y enseguida estaba chupándome los pezones con su inquieta lengua; dejé deslizar mis pantalones con una pequeña ayuda y apareció mi erecto pene que él se aprestó a coger con una mano mientras que con la otra empujaba hacia abajo su pantalón de deporte para dejar al descubierto la parte de su cuerpo que me faltaba por conocer. Nos despojamos por fin de toda la ropa, conservando solamente el calzado, pues yo llevaba unos pantalones anchos y salieron sin dificultad: Ya estábamos completamente desnudos uno frente al otro abrazados, fundidos en un delicioso morreo y con nuestras imparables manos recorriendo todos los rincones del cuerpo a los que podían acceder. ¡Qué delicia… qué placer! Cuando se está tan a gusto, el tiempo se detiene, quieres que el otro goce y disfrute y uno es feliz constatando que eso sucede cuando el compañero, al que le gustan los penes tanto como a mí, me coge la polla para no soltarla ni un instante hasta que se agacha para metérsela en la boca con glotonería extrema.

 

  Hasta ese momento, no habíamos necesitado el sofá, entonces me senté y él hizo lo propio a mi lado; otra vez el beso interminable, el abrazo y los manoseos. Había llegado el momento de disfrutar por mi parte del sabor de su polla, me agaché a chuparla suavemente y noté como le gustaba aquello. Agarró mi cabeza  y me obligó a metérmela entera en mi boca, como era más bien pequeña, no encontré ninguna dificultad en hacerlo y además encontraba un gusto tremendo notando como terminaba yo de ponérsela dura. Él, con su mano en mis nalgas, buscaba con la punta de sus dedos mi previamente lubricado agujero; cuando lo encontró, clavó primero uno y enseguida otro, comenzó a moverlos con inusitada maestría y yo alcanzaba la gloria: ¡Una polla en mi boca y unos dedos maestros en mi culo!

 

  Si yo estaba en la gloria, él no andaba a la zaga; por eso seguramente quiso dar un paso más en aquel momento de lujuria y oí que me susurraba:

  -Quiero follarte.-

 

  Yo estaba encantado de que me lo pidiera, por eso, sin hacerme de rogar y sin mediar más palabra, me levante para apoyado de manos en el sofá, ofrecer mi culo a aquella polla que ya imaginaba y deseaba en mi interior. Hubiera permitido que la metiera desnuda pero sacó un condón del bolsillo del cercano pantalón para enfundarlo en aquel pene que yo tanto deseaba y comenzó a tratar de metérmela. Pensé que no iba a poder hacerlo cuando tras varios intentos, perdió algo de la dureza que tenía momentos antes, pero no estaba dispuesto a perdérmela y armado de paciencia, di media vuelta y volví a besarlo con más pasión si cabe que un rato antes. Con un mínimo toqueteo, otra vez se le puso dura como un palo y me giró buscando otra vez meterla; ahora sí, por fin se hizo sitio y pude notarla en mis entrañas.

 

  Unos pocos empujones que me provocaban tal gusto que solo con tocármela me hubiera corrido sin remedio, le bastaron para alcanzar el orgasmo entre audibles gemidos de placer. A mí me cogió tan de sorpresa que ya no me dio tiempo de cogérmela para correrme a la vez que él (pensé que tendría  que ser en otra ocasión) y me quedé quieto igual que él, para poder recrearnos en aquel momento tan sublime.

 

  -Ahora tú.- Me dijo. -¿Cómo quieres hacerlo?-

  -Como quieras tú.- Le contesté

  -Si no te importa, me gustaría que me llenaras la boca de tu leche.-

  Como a mí me daba igual y lo único que quería era descargar cuanto antes por el nivel de excitación que había alcanzado, me senté en el sofá con las piernas abiertas dispuesto a recibir mi parte y sabiendo que quien me iba a proporcionar el suficiente placer para que yo llegara al clímax, también iba a disfrutar de lo lindo con una polla en su boca, allí arrodillado frente a mi entre mis piernas. Me relajé y cuando noté sus labios y su lengua rodeando por completo mi enhiesto pene, metí mis dedos entre el enmarañado pelo de mi amigo y atraje su cabeza hacia mí. Bastó un minuto de felación para alcanzar la gloria, una corriente electrizante recorrió mi  cuerpo y activó la espoleta que era la punta de mi polla plena de sensaciones para terminar en una explosión de placer y gemidos que llenó de semen la boca de mi amante. Éste, esperó a que descargara del todo limpiando totalmente mi polla mientras disfrutábamos de un momento que ansiábamos eterno.

 

  Cuando se levantó, me sorprendió agradablemente la mirada que me lanzó y que hablaba por sí sola: ¡Tenía la intención de besarme otra vez! Agarré su cabeza con fuerza a la vez que mis labios se abrían anhelantes de los suyos y de lo que atrapaban dentro de la boca que cerraban. Sentir el sabor de mi propia leche y su lengua pasándola a mi boca fue tan maravilloso e inesperado que no puedo olvidarlo y estoy esperando con vehemencia la ocasión en que podamos repetirlo.

Mas de tatitatiana

1968 mis experiencias,especialmente las lésbicas

Historia de una conocida política actual (XII)

Historia de una conocida política actual (XI)

Historia de una conocida política actual (X)

Historia de una conocida política actual (IX)

Historia de una conocida política actual (VIII)

Historia de una conocida política actual (VII)

Historia de una conocida política actual (VI)

Historia de una conocida política actual (V)

Historia de una conocida política actual (IV)

Historia de una conocida política actual (III)

Historia de una conocida política actual (II)

Historia de una conocida política actual (I)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 15 (Epílogo)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 14(Las hermanas)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 13 (Susana)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 12 (Orgía)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 11 (Javier)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 10 (Dani y Sofía)

La vieja casa (V)

La vieja casa (IV)

La vieja casa (II y III)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 9 (Ana y Reyes)

La vieja casa (I)

El hermano de mi amigo

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 8 (Pablo y Sebas)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 7 (La Beba)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 6 (Rosi)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 5 (Lola)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 4 (Tres amigos)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 3 (La pareja)

VERANO EN CAMPO, PLAYA Y MONTAÑA 2 (Elisa)

Avance voyeur

Avance de un sueño

Avance anal

Verano en campo, playa y montaña 1 (Julio)

Avance bisex

Avance gay

Avance lésbico

Avance orgías

Avance fraterno

Avance masturbaciones

Avance amor

Avance hetero

Avance infidelidad

Avance trio

Avance con madura

Avance oral

La francesa que yo amé

Dos principiantes maduros (2ª parte)

Dos principiantes maduros