Fue la arcilla, blanca arena,
De los jardines de tu Dios
Hicieron piernas, ojos, tetas,
Culo, sexo, y pasión
Y desnuda, sin mortaja,
Sin más abrigo que yo
Sin más suelo que la cama
Sin más placer que dolor
Y yo, ciego de deseo
Sigo blandiendo mi explorador
Rasgo el velo de este encuentro
Entre los labios sin voz
Y sufrí con su grito
Al entrar en su cuerpo
Eran catorce simples añitos
Cuando conocimos el sexo
Y en su gruta, la inocencia
Se partió con mi embestida
Y el invierno, en la puerta
Llamó pero no le abrían
Y su dolor se tornó en deseo
Y su deseo se volvió placer
Y se oyó un grito, allá lejos
A dos milímetros de mi ser
Y después de tres minutos
El mundo desapareció
Y en la cama del crepúsculo
Sólo fuimos ella y yo
Y los monstruos de allí adentro
Que quisieron enloquecer
Se encontraron muros de goma
Para no poder morder
Teníamos catorce años
Cuando conocimos el sexo
Nos miramos como extraños
Y nos fundimos en un beso