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Lluisín (Y como dijo el Pocholo)

en Textos de risa

Esta es una segunda parte. ¿Y qué quiere decir que sea una segunda parte? Pues muy fácil. Que si no te lees la primera no vas a entender nada. Resumiendo, que te leas la primera parte antes de seguir en esto. Mira, para que veas que soy buena gente y todo te voy a poner el link al capítulo anterior, así no tienes que ponerte a rebuscar... (espero que esto me lo pagues con una cenita, o en su defecto, con un comentario bonito)

Lluisín (el Cabrón de la "Facul"): http://www.todorelatos.com/relato/39045/

¿Ya te la has leído? Vale, entonces podemos continuar... Pero te la has leído ¿No? Mira que si no esto pierde su gracia y luego me caen los terribles y... Vale, vale. Ya sigo, ya sigo... (Hay que ver lo impaciente que se pone la gente cuando te pones a tocarle la moral)

Bueno, ya que dejamos la historia en la cafetería, mientras hablaba con Mónica, pues la retomaremos desde allí (Es de lógica. Si hay algo lógico en este relato debe ser esto ¿O no?)

Pues yo estaba hablando de lo más tranquilo con Mónica hasta que... (Que conste que yo no quería. Que conste que no fue culpa mía. Que conste que esta bocaza me pierde. Que conste que la que pasó por mi lado, vestida con una camiseta militar, estaba como un tren de mercancías ¡Dios qué pedazo de tía!)

- ¡Pero qué tendrá la "generala" que cada vez que la veo mi soldadito se pone firme!- Mi grito, con acento andaluz, se escuchó en toda la cafetería. El gentío me miró de soslayo. Se oyeron risas, carcajadas, toses de algún cateto que se atragantó con el bocata de calamares... La chica vestida con la camiseta militar se volvió, me miró a los ojos, dijo algo entre dientes, meneó la cabeza, y siguió su camino sin más. Lo más posible es que dijese "gilipollas", aunque yo quise pensar que había dicho "Me pones muy cachonda y quiero hacerte el amor hasta que amanezca" (Oye, ¿Y por qué no? ¿Eh? Soñar es gratis hasta que los políticos lo cobren)

- Bueno... ¿Y de qué estábamos hablando?- Dije, mientras me giraba para seguir hablando con Mónica...

- ¡Serás animal!- Dijo, mientras me soltaba un guantazo que me calentó la mejilla para todo el día.

- ¡Ah! Así que tú me pegas una hostia sin venir a cuento, y el animal soy yo.

- ¿Pero cómo le dices eso a la pobre chica?

- ¿Eh? ¡Ah, no! ¿Pero no decís las tías que valoráis mucho la sinceridad? pues yo empiezo desde un principio a ver si cuela...

Bueno, creo que está claro por que no seguimos charlando demasiado tiempo. ¿No? En fin... me volví a la mesa donde estaba comiendo junto a los chavales de Bellas Artes y Xenxo.

- Entonces, ¿Qué vais a hacer ahora?

¡Mierda! Todos se iban a casa (¡Pero qué panda de pringaos! Os lo aconsejo, jamás os relacionéis con gente que cuando ve una tía en pelotas se pone a pintarla en vez de… bueno, ya sabéis, si no, no estaríais por esta página web, viciosetes ). Pues yo no quería irme a casa. No quería irme a casa porque en casa me esperaba una madre cuya mayor diversión en esta vida es pellizcarme los mofletes mientras me dice, por orden cronológico: lo delgado que estoy, lo poco que estudio, lo que me parezco al vago de mi padre y que me afeite ya esa perilla que me queda mal. ¡Joder, todo son defectos! ¿Dónde está el amor de madre? ¿Dónde está aquello de "Tu madre te quiere seas como seas"? ¿Dónde está Bin Laden? (Ya que nos ponemos a pedir, que por lo menos los yanquis nos paguen la recompensa)

- Yo es que tengo ahora clase de informática, pero si te esperas luego he quedado con unos colegas para irnos de fiesta.

- ¿Informática? Yo siempre quise saber de informática.- Si, vale, mentí como un bellaco. La informática es el territorio de los frikies.

- Pues entra conmigo a clase. Total, el profesor está medio "alelao" y no se entera de nada...- Eso se veía venir. Alguien que se gana la vida dando clase de informática no puede estar muy sano mentalmente.

Bueno. Era o eso o quedarme aburrido en la cafetería. Así pues, salimos de mi facultad y nos fuimos a la suya. (Que estaba al lado, no os creáis, que si llega a estar lejos yo no voy). Entramos en esa Universidad, y para mí fue como entrar en un universo alternativo. La gente parecía hablar en otro idioma. Que si "arrays", que si "Ethernet", que si "Pascal", que si "lenguaje C y C++"…

- ¿Y a qué ingeniería vas?- dije, por sacar un tema de conversación... (¿Qué pasa? La profunda conversación epistemológica sobre qué es la vida, de dónde venimos, o por qué el idiota del pollo cruzó la carretera me la guardo para otras ocasiones)

- Ingeniería Electrónica.

- Friki...- susurré

- ¿Qué dices?

- Nada, nada, que debe ser muy interesante...

Llegamos a su aula y entramos. Oye, qué pedazo de clases. Eran más grandes, más bonitas y estaban mejor organizadas que las de mi carrera. (¡Qué cutres somos los de Historia, que nos conformamos con unos pupitres de mierda mientras en la facultad de al lado tienen unos pedazo de bancos y unas clases gigantescas!)

Bueno. La clase, como clase, aburrida. El profesor se gastaba unas pintas de frikie como no se han visto en la faz del planeta. Vestía una camisa a cuadros (pero no de estas de líneas azules que forman cuadrados y... No. Cuadros. Cuadros blancos, azules y amarillos. Parecía que iba disfrazado de cortina de ducha colorista), pantalones de pana y zapatos ¡Verdes! Llevaba unas gafas redondas, el pelo corto y rizado, unos dientes que servirían para excavar solares, y la cara llena de granos (¡Tenía cuarenta años y la cara llena de granos! Vamos, que daban ganas de sacar un crucifijo y gritar "¡Vade Retro, Satanás! ¡Sal de ese cuerpo! ¡El poder de Cristo te obliga!").

(Nota del autor: Por favor, si alguien se ha visto retratado en esta enumeración, contacte rápidamente con un psicoanalista por que esto... no es normal.)

Supe que la clase había acabado cuando Xenxo me despertó una hora más tarde de haber caído redondo sobre el banco. (No comprendo que una persona normal pueda aguantar sesenta minutos oyendo hablar de bucles anidados, de llamar a un subprograma, de prácticas de cuatro horas... Sinceramente, estos ingenieros están hechos de otra pasta) Salimos de la Facultad, pasamos por mi casa, que estaba cerca, para coger algo de dinero, en la típica operación que yo bauticé como "Operación rayo rojo"

Es decir, entrar en tu casa, cambiarte, pedir dinero a tu madre, peinarte, escapar hábilmente de los "Sito si no limpias tu cuarto...", (Sí mi madre me llama Sito ¿Qué pasa? Esas risitas.. que me enfado) "Sito merienda un poco…", "Sito saca la basura…", "Sito ¡Me cago en Dios! ¿Quieres quitarte las manos de los oídos y atenderme de una puñetera vez…?" y salir de casa en menos de cinco minutos merece una planeada estrategia militar y un duro entrenamiento para fortalecer mente y cuerpo.

A las nueve y media salía de casa. La operación "rayo rojo" había sido un sonoro fracaso y mi madre nos había invitado a cenar (Invitó a Xenxo, a mí me chantajeó con no darme ni un céntimo si no me quedaba a comerme los sanjacobos, y de pronto los sanjacobos de mi madre me parecieron un plato delicioso que no podía dejar escapar) En fin... A las nueve y media salimos de casa llenos de sanjacobos hasta las orejas.

La fiesta en cuestión era una barra libre que no-sé-quién había montado por no-sé-qué-pirula (oye, este Xenxo se explicaba de puta madre, a mí ya me ha quedado todo más claro) En fin. Entremos al garito y lo primero que vi (Lo primero que veo siempre al entrar en cualquier local) fue una chica, con unas curvas que ni la carretera de mi pueblo (Sí, mi pueblo sólo tiene UNA carretera, que lo cruza de parte a parte y en espiral, lo demás son callejuelas de tierra) bailando sola (La tía, no la carretera, la carretera sólo baila cuando estornuda mi abuela , que la oyen desde el pueblo de al lado "¡Hala! ¡Ya ha "estornudao" la Gertrudis! ¡A la mierda la vajilla!").

Mi radar (ese radar que todo hombre en la plenitud de su hormonalidad desarrolla) me indicaba que era un espécimen solitario y codiciado, así que me acerqué poco a poco. Cuando ya estaba a poco menos de dos metros, se puso delante de ella un mastodonte de casi dos metros (Los dos metros contados hacia arriba), con unas espaldas en las que se podría jugar al tenis si está acostado, al frontón si está de pie, (eso comparado con la mía, que a lo máximo que puedes jugar es a un tres en raya y si tienes la letra pequeña).

- Toma, cari, aquí tienes tu bebida.- Le dijo el mastodonte extendiéndole un vaso de cubata.

¡Mierda! ¡Ya se me ha estropeado el radar! (¿Alguien sabe de algún sitio donde arreglen cosas de estas?)

- ¡eh! ¡Lluisín! ¡Aquí!- Xenxo me llamó. Estaba rodeado de un par de chavales, que supongo que eran sus colegas. Me los presentó y me presentó a mí y luego se hizo ese silencio incómodo (Aunque parezca mentira, mientras a tu lado dos tíos se parten el culo, un grupo de cinco personas hace un brindis a pleno pulmón, y el Bisbal se desgañita por los altavoces, incluso en esas condiciones, se puede producir un silencio incómodo)

- Esto... Yo me voy a la barra- dije.- ¿Queréis que os traiga algo?

- Sí, por favor. A mí me traes un cointreau con fresa y naranja, con poco cointreau ¿Okéi?.- dijo uno

- Ajá. ¿Tú qué quieres?

- A mí me vas a poner un Bloody Mary sin tabasco, plis.- (¿Plis? ¿A quién me había presentado Xenxo? ¿A Pocholo y Borjamari?)

- Bien, Xenxo ¿Tú qué pides?

- A mí me traes un malibú con piña.

- Está bien. Ahora vuelvo.

A duras penas llegué a la barra

- ¿Qué te pongo?- preguntó la escultural camarera.

- Cuatro vodkas con limón. Bien cargados.

Resultado, a la media hora uno de los colegas de Xenxo desvariaba.

- Esh que tú eresh el puto amo, tíiiio. Por que eresh muy graciosho, y to la peña de la facul se ríe mucho contigo. Por que eresh muy cabrón y muy graciosho, ¿Sabesh?

Oye, que a mí no me importaba que lo dijera, pero es que se lo estaba diciendo al segurata de la puerta, que tenía cara de malas pulgas y un brazo más grande que la cabeza de Xenxo (Que ya es). A parte de eso, ningún problema.

En fin. Intenté ligarme a dos gachís que estaban potentes, intentando invitarlas a algo (Sí, ya sé que eso en una barra libre no cuela, pero algo tenía que intentar.) Sin embargo, la treta no dio resultado y volví con el grupo de Xenxo. Era la una y media.

- Oye tío. Que nos vamos a ir por que tenemos que llevar a Rafi a su casa.

- ¿Ya, tan pronto? ¿Quién es Rafi?

- Es éste.- señaló al de su izquierda- No, este- señaló al de su derecha.- No, espera. ¿Quién de vosotros dos es Rafi?

- ¡Yo soy Rafi!- gritó el de su izquierda.

- éste es Rafi- Dijo Xenxo.

- ¡No! Rafi soy yo- terció el de su derecha.

- ¿Qué coño? Tú te llamas Vicente.

- Ah, puesh... Es verdad, soy Vicente.- dicho esto, estalló a reír como si hubiera dicho algo que pasaría a los anales (De año, no de ano, pervertidos) de la historia del humor.

Así pues, ellos salieron por la puerta cantando "¡Cantabria, patria queridaaaa! ¡Cantabria de mis amoreees!" (Yo hubiera jurado que antes de que lo cantaran "Xenxo & the alcoholic band" era "Asturias", pero bueno) Yo seguí tomando un vodka con limón, y luego otro, y luego otro, y fue entonces cuando...

...

(Falta escena)

...

Me desperté en mi cama, completamente vestido. La cabeza me dolía horrores. La boca me sabía a vómito y a chicles de menta y a ajoaceite. Estaba tan cansado que ni siquiera Bartolín se levantó a saludarme (Nota del autor: "Bartolín" es el nombre cariñosos con que Lluisín llama a su pene). Tenía una resaca del copón, y esa tarde tenía un partido de fútbol, aunque eso... Es otro cuento.

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