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Historias de Las Arenas (1: amor filial)

en Amor filial

- Llegas tarde.- Jaime Vargas creía que no lo había visto. Sin girarme, le demostré que estaba equivocado.

- No seas boludo. Cinco minutos... - Se sentó a mi lado, en el pequeño muro que hacía de barrera entre la arena de la playa y el paseo que la bordeaba.

El sol aún se levantaba somnoliento cobre el mar. Eran las nueve y cinco de la mañana, y la playa ya se empezaba a llenar con los primeros bañistas.

- ¿Alguna vez te has fijado?- el Vargas me miró extrañado- Todas las personas que hay aquí vienen con su historia de casa. Todas, sin excepción, traen a sus espaldas una historia digna de ser escuchada.

- ¿A ti te dio demasiado el sol en la cabeza? No digas boludeces.

- Fíjate. Todos traen su historia y todos, absolutamente todos, la confiesan con sus actos. No hay nadie del que no te puedas imaginar la historia simplemente observándole fijamente.

- ¿Qué decís?

- Luego te lo explico. Vamos para dentro.- Agarré la mochila en donde llevaba todo lo necesario para un día de playa y me adentré en la ardiente arena de la playa de Las Arenas. Una de las playas más concurridas de Valencia capital.

Encontramos un sitio bastante rápido y tendimos las toallas.

- ¿Y ahora me vas a decir a qué viene todo esto?

- Ya te lo dije, quiero enseñarte a imaginar.

- Estás loco...

- Fíjate, mira a mi derecha, ves a esa madre, la que le está poniendo crema a su hijo...- el Vargas asintió con la cabeza.- Fíjate bien y verás. Le está poniendo crema hasta por dentro del bañador, ¿Sabes por qué?- sin darle tiempo a responder, continué- Le gusta la piel de su hijo, le gusta la sensación de su piel suave en su mano, le gusta acariciarle las nalgas, tocarle el pene púber... Fíjate, el niño ya tendrá sus doce años, pero no parece molestarle, y eso es así por que a él también le gusta su madre. Ahora, calla e imagina. Dentro de tres años, ese niño tendrá quince y la madre ¿Cuántos le echas?

- Treinta y tres, como Jesucristo, así más o menos.

- Sí, puede ser. Cierra los ojos e imagina qué podría ocurrir dentro de tres años...

"Es un día de octubre, el verano acaba de pasar y los primeros fríos invernales comienzan a colarse entre las ventanas de la casa en la que viven. El joven, como cualquier joven, se pasa mucho tiempo metido en su habitación, su madre sabe lo que hace, como todas las madres. El padre del joven y marido de la señora..."

- ¿Qué prefieres? ¿Murió, los abandonó, o trabaja demasiado?

- Los abandonó, la mujer necesita cariño y el joven también- Contestó el Vargas.

- ¡Bravo!

"El padre del joven y marido de la señora los abandonó cuando el chaval tenía dos años. Desde entonces, la madre no ha conocido hombre y su sexo habitual se reduce a algunas masturbaciones en el baño cuando el hijo está en el colegio. Sin embargo, hoy no hay clase, es 9 de octubre, fiesta mayor de la Comunidad Valenciana, y el joven se está haciendo una paja de campeonato con una revista que le ha dejado su amigo del alma Miti, un inmigrante rumano que estudia en su misma clase. La madre lo sabe, y también sabe que esta es la suya. Ayer se sorprendió pensando en su hijo mientras se masturbaba, y hoy quiere follar con él. Se dirige a la puerta de la habitación, y la abre sin preguntar nada. El chico, apurado, intenta guardarse la erección en los pantalones a la vez que trata por todos los medios de esconder la revista en un cajón.

- ¡Mamá! ¿No sabes llamar?- El chico está visiblemente apurado. Aunque ha crecido bastante, sus rasgos siguen siendo los mismos que los de ahora. Cara alargada, facciones rudas, pelo rubio y corto, cortado al estilo militar, piel blanquecina... Su madre sigue igual que hace tres y diez años. Es guapa, muy guapa, más de uno de los compañeros de..."

- ¿Cómo lo llamamos?- pregunto, me gusta que los que me oyen se inmiscuyan en las historias.

- A él... Gonzalo, y ella Iris ¿Te parece?- Asiento con una sonrisa.

"Es guapa, muy guapa, más de uno de los compañeros de Gonzalo se harán buenas pajas pensando en Iris. Tiene unas bonitas piernas, un culo, que, aunque ya no tiene veinte años sigue siendo apetecible, unas tetas bastante bien puestas, aunque la gravedad ya ha empezado a hacer mella en ellas. Es delgada, y muy elegante, no en vano es abogada, y se gana la vida convenciendo a la gente. Siempre va muy maquillada, lo que desvía la mirada de los hombres cuando la ven pasar. La madre mira al hijo con una sonrisa y se acerca a él.

- No tienes por qué sentirte sucio, Gonzalo. Toda la gente lo hace o lo ha hecho...

- ¡Eh mamá! No...- el joven no sabe por donde continuar, como a cualquiera de su edad, le da corte hablar con su madre de sexo, y más aún después de que lo haya pillado haciéndose una paja.

- Tranquilo, es de lo más normal...- la madre alarga su mano hacia la entrepierna del hijo, el hijo intenta alejarse, pero la pared se lo impide. Iris abre la bragueta e introduce la mano por el calzoncillo de su hijo... su pene, aunque todavía está en desarrollo, ya tiene un buen tamaño, su madre se sonríe, va a tener un hijo superdotado... Le saca la verga del pantalón, el chico no quiere, intenta resistirse, su pene se alza completamente erguido y su madre le empieza a masturbar.

- No mamá, ¡No! ¡AH!- su madre no lo escucha, está pajeándolo y no lo hace nada mal. En la mente del chico, la moralidad y todo lo que le dice que eso está mal, que está muy mal, empieza a hundirse en una profunda neblina. Mira a su madre, es guapa, es sexy, y le gusta. Se calla y deja que su madre siga. Iris baja la boca y se introduce el sexo de su hijo en ella. Comienza a chuparle la polla mientras su hijo cierra los ojos y se abandona al cuidado de una madre protectora. Su madre comienza a desvestirlo mientras su boca le da constante placer a su niño. Sin dificultad le saca los pantalones y los calzoncillos, y las piernas de su hijo quedan desnudas ante ella. Mete una mano por debajo por debajo de sus pantalones para hacerla reunir con su sexo humedecido. Desliza un dedo de la mano libre hacia las nalgas de Gonzalo, y lo introduce lentamente en su ano. El joven responde con un suspiro de placer. Iris sonríe por dentro "Le gusta lo mismo que a su padre", piensa. Así, mientras su mano entra y sale de su coño, su hijo comienza a moverse espasmódicamente.

- ¡Oummmmm! ¡SI! ¡AH! ¡AH! ¡AHAHAAHHHHHHHHHAHHHHH!- Gonzalo se corre en la boca de su madre, la cual no deja que se escape ni una gota de la leche de su hijo. El joven cae derrotado en la cama, es la primera vez que una mujer le causa un orgasmo. Sinceramente, se alegra de que haya sido su madre, no sabe por qué, pero se alegra. Iris saca de su boca el sexo de su hijo.

- ¡Vamos al comedor!- Gonzalo asiente, se levanta y ni siquiera coge la ropa. Su madre va delante, agarrándolo del miembro, aún semi-erecto. Lo deposita en el sofá, mientras ella busca en uno de los armarios superiores del mueble y saca unos DVDs en unas fundas sin carátulas. Enciende la tele y abre el lector de DVDs que lleva incorporado. Gonzalo mira a la pantalla y se encuentra con una película porno. Gonzalo reconoce a la mayoría de actores: es una gran producción española con Nacho Vidal, Celia Blanco, la aparición estelar de Katsumi, una actriz porno asiática que hace las delicias de muchos jóvenes y adultos en la pantalla, y dirigida por los hermanos Lapiedra. El copyright la fecha en el año dos mil siete, el año anterior al que están viviendo la madre y el hijo.

En la televisión, un primer plano de la polla de Nacho saluda a la audiencia. No tarda en ser parcialmente ingerida por la boca de Katsumi. Gonzalo mira fijamente la pantalla, sentado, sin ver que su madre se está desnudando. Cuando Nacho comienza a metérsela a la asiática, la polla de Gonzalo ya está otra vez a pleno rendimiento. La madre lo ve y se pone encima de su hijo, y le quita el suéter. Su cuerpo delgado oculta la pantalla al joven, pero no le importa. Se lanza a comer esos pezones, igual que hacía cuando era un bebé para conseguir alimento. Su madre introduce la polla de Gonzalo en su sexo, rasurado completamente a excepción de un triángulo negro en la parte superior. Los pezones de su madre son grandes y están muy duros, así que Gonzalo no tiene problema para chuparlos completamente, jugando con su lengua en las aureolas de Iris.

- ¡Así! ¡Así! ¡SÍ, MI NIÑO! ¡ASÍ MI NIÑO!- Iris comienza a gozar, ya casi había olvidado cómo se sentía al tener una polla dentro de su cuerpo. Su hijo responde con movimientos viriles, entrando y saliendo del cuerpo de su madre. Las manos de Gonzalo se deslizan hacia el culo de Iris, y empieza a manosearlo mientras su boca se entretiene en sus pezones.- ¡SIGUE, GONZALO! ¡SI! ¡AH! ¡AH! ¡AAHHHHHHHHHH!

Sus fluidos llenan su sexo, es el mayor orgasmo de Iris desde hace mucho tiempo. Sin embargo, Gonzalo parece no tener ganas de acabar. Sigue penetrando a su madre, constantemente, mientras Iris gime ahogando los gritos cortos de Katsumi, que en la pantalla está siendo penetrada por su culo por los veinticuatro centímetros de Nacho.

- ¡Ah! ¡AH! ¡oh, sí!- Iris gime de placer, nunca habría pensado que su hijo le supiera comer las tetas tan bien. En un momento dado, Gonzalo acelera sus movimientos, acelerando también la descarga de placer de su madre, que vuelve a llegar al orgasmo con su hijo.

- ¡AHHAHAAHHHHHHHHHH! ¡SÍ! ¡SÍ! ¡SÍIIIIIIIII!- Iris se corre

- ¡OUMFFFF! ¡OOOHOHHOHHOOHHHHH!- Su hijo la sigue, y acaban los dos fundidos en un beso, un beso de amantes, largo, lascivo y poderoso."

- Así lo veo yo.- Digo, concluyendo.

- No sé, pero a mí me parece que desvarías.- Dice Jaime, dándose la vuelta para esconder su erección debajo de su cuerpo

- No desvarío. Sólo imagino. Sólo imagino...

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