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El Dragon Negro (Capitulo: 4)La cita con Jenny

en No Consentido

Capitulo: 4 La cita con Jenny

Algo aturdido, me enderece suavemente en la cama, tenía el estomago pesado, pero claro, no me extrañaba demasiado por la cena tan pesada que tomamos ayer, me dolía todo el cuerpo, claro pasarse horas follando es muy bueno, pero también muy malo, según se mire, Jenny aun seguía en la cama, pero Sofía no, lo que pasa que desde anoche había aprendido a fiarme de Sofía, por eso no tenía miedo a que me traicionara, para no despertar a Jenny, decidí abrir el móvil, para ver que noticias me traía Drc con su mensaje.

Drc: tío, eres un Cabron, me despertaste ayer, por eso yo te despierto hoy, jajaja, bueno tengo noticias, mira tú correo, cabron.

Yo no pude evitar sonreír, Drc y su humor, la verdad estaría molesto seguramente esta vez, me cobraría más, pero bueno. . . qué le vamos a hacer, si soy sincero, eso no me importaba demasiado, era un amigo, pero a él, le interesaba más que a mí, ser su amigo, además de que me sirve un detective con horario, de nada.

La verdad que el cabron de verdad me había despertado, pero bueno, a mi no me molestaba, me puse la bata, las zapatillas de animalitos y salí al salón, al ver allí al mayordomo y a la sirvienta pregunte:

Gabriel: ¿sabéis adonde ha ido Sofía?

Sirvienta: no, señor

Mayordomo: no, señor, lo último que dijo es “ahora vuelvo”

Gabriel: ¿Ahora vuelvo?

Me había puesto algo nervioso al oír eso, pero, anoche me dije que iba a confiar en ella y pensaba hacerlo, hasta que me demostrara lo contrario, aunque claro, si me lo demostrara ya seria tarde, aprovechando que no estaba, me puse en marcha hacia el ordenador y les dije:

Gabriel: sigan con sus quehaceres

Al bajar le dije a: Lorena

Gabriel: Lorena, vete tú para adentro, yo me ocupo un rato de fuera

Ella obedeció sin rechistar y por fin pude mirar mi correo, el mensaje fue bastante más completo de lo esperado, Drc era mucho de dar avances, pero esto era otra cosa:

Nombre: Yolanda

Edad: 21 Años

Profesión: Enfermera en paro

Fama: calienta poyas (algunos dicen que es virgen)

Estado Social: Soltera

Y lo demás era la dirección y sus hobbies, que los hobbies eran “calentar poya”, bailar, beber y dormir, según Drc poco más, la verdad sentí que había vuelto a dar en el clavo, posible virgen, calienta poyas, en paro y con una vida de mierda, que arreglar, además de su carácter que quería ver como se doblegaba ante mis pies, estaba contento, muy contento.

En ese momento como por arte de magia, Sofía entro en la tienda con 2 bolsas y escuche las escaleras de atrás siendo bajadas rápidamente, al mirar hacia atrás vi a Jenny, que se lanzo contra mí y fue atrapada por mis brazos, Jenny me comió a besos, en la cara, en la boca, en el cuello, mientras yo atientas cerré mi correo a duras penas.

Sofía venia vestida con ropa más normalita, mientras que Jenny se había puesto lo de ayer, entonces Sofía me dio un beso en la boca a mí y me dijo:

Sofía: ¿Cuándo libras del trabajo?

Gabriel: puedo librar ahora, si quieres

Jenny: si, porfa jeje

Sofía: no, Jenny, si tiene que mantenernos a nosotras y nuestros hijos tendrá que trabajar, ¿no?

Jenny: pero si tiene trabajadores, joder, qué más da. . .

Sofía: ambas sabemos lo que da

Cruzando sus miradas entre ellas y conmigo, ahora era yo el que no entendía nada, que es lo que daba si atendía yo o mis trabajadores, yo no había notado nada en las cuentas de cada mas, también es que yo solía atender todos los días.

Jenny: bueno, vale, ¿hasta qué hora estarás trabajando?

Gabriel: hasta las 6

Sofía: bueno, si no te importa, vamos a por ropa para ella, ¿vale?

Gabriel: vale, alquilad un par de pelis si queréis para luego

Sofía: vale

Jenny: ¿Cuáles?

Gabriel: las que queráis, a mi me da lo mismo.

Ellas sonrieron, me dieron un pico cada una por toda respuesta y tras ambas subir a dejar las cosas que llevaba Sofía, bajaron ambas haciéndome una caricia cada una, yo sonreí mientras se iban, volví a abrir el correo, para deleitarme con las fotos del correo, que me mando Drc, imaginando la escena ya y planeando las cosas, volvía a ser el mismo Gabriel o eso parecía.

Hoy vino una clientela normal, no me pareció que pasara nada raro o peculiar, pero ya le preguntaría luego a Sofía, tenía unas increíbles agujetas, eso de no hacer ejercicio, me estaba pasando factura, pero bueno, a ellas también le dolería todo, supongo, no creo que tener novias, fuera tan problemático, estuve pensando si contarle a mi padre lo que paso con Sofía y por ahora desestime el tema, porque mi padre era muy pesimista en el fondo, pese a su seguridad aparente, que ha desarrollado para los negocios, soy el ultimo pariente cercano que le queda y el no podría soportar, quedarse solo, aunque claro dado por mi hobbie era inevitable, algún día se quedaría solo.

Eran las 2 y no habían vuelto, me empecé a preocupar un poquito, ahora me maldeci, por no tener sus números en la agenda, pero recordé que Jenny, me dio un papel con su número, lo busque durante un cuarto de hora, hasta encontrarlo y llame sin pensármelo dos veces.

La llamada dio el primer toque, cogiéndomelo Sofía antes de que sonara el segundo toque, como ellas tampoco tenían mi número, dijo:

Sofía: ¿si, dígame?

Gabriel: ¿Dónde estáis?

Sofía: ah, eres tú, jejeje, en casa de Jenny, ¿por?

Gabriel: estaba preocupado, ¿Por qué tardáis tanto?

Sofía: ¿preocupado?, no te preocupes que el Dragón Negro está bien enjaulado, es que  Jenny esta llevándose la casa a cuestas.

Estaba claro que eso había sido una broma de Sofía, pero claro, no me había hecho ni pizca de gracia, ella estaba con Gabriel, no con el Dragón Negro y eso habría que dejarlo claro, luego.

Gabriel: si, preocupado, hay mucha gente más peligrosa hay fuera, que el Dragón Negro,  para que, ¿os vais a quedar hoy también?

Sofía: si, claro,  pensábamos pasar un poco más de tiempo contigo, ¿te molesta?, bueno vale, no te enfades, que era solo una broma.

Gabriel: lo sé. . . pero no me hacen demasiada gracia esas bromas. . .bueno, pasad el tiempo que queráis que además hay mucho que hacer, mucho que hablar y mucho que arreglar, ¿verdad?

Sofía: ya lo sé, para otra vez, verdad, verdad, hasta luego nene.

Gabriel: hasta luego Sofía (luego de esto colgué)

Yo no estaba acostumbrado a tratar a nadie como mi pareja, lo creáis o no, tendría que acostumbrarme a esto y no será del todo fácil. Yo nunca había sido de durar mucho tiempo con nadie, no por nada, sino porque mi padre me educo así, por mi hobbie, uno se puede acostumbrar a otras cosas con el tiempo supongo.

Ya estaba tardando la llamada de mi padre y al pensar esto, llamo, es decir las cosas y pasan, que mundo este.

Gabriel: dime padre

Padre: ¿Cómo te salió la cita?

Gabriel: a mí no me gusto, pero a ellas les encanto.

Padre: bueno, cuando hagas la siguiente no me meteré, ¿eso te hace mas feliz?

Gabriel: si. . .

Padre: ¿oye, te pasa algo, no?, porque te noto raro.

Gabriel: no es que se han ido a cambiarse, que al final se quedan un día más y estaba preocupado.

Padre: no te preocupes, no les pasara nada, bueno, ¿quieres que alargue al servicio un día más?

Gabriel: no, por favor, que se vayan ya, que me siento súper incomodo y no me acostumbro a tener dos personas hay viendo todo lo que hago y encima el mayordomo, como un pasmarote, más firme que si fuera un general, esperando que le diga lo que quiero.

Padre: hijo, yo sé que soy el primero que no quiero que tengas novia, pero como es tu deseo en esto tengo que ser más neutral y como soy tu padre el único que te puede aconsejar, te voy a dar un consejo, se que tu, te sientes incomodo con eso, como yo, que lo aguantas un día o dos por protocolo y listo, pero quizás a ellas les guste eso, ¿no lo has pensado?

Gabriel: si. . . lo había pensado, pero también he pensado que si me tienen que querer, que me quieran por el Gabriel que realmente soy, no por Don Gabriel.

Realmente mi padre me había dado un buen consejo, pero yo quería y prefería ser yo mismo, no era feliz, viviendo así, aunque ellas me hacían feliz, prefería ser feliz con ellas siendo felices todos, vamos viviendo como yo vivo normalmente.

Padre: bueno hijo, espero haberte ayudado lo mejor que se y que todo te salga bien, el servicio se ira a las 12 de este mismo día (se le noto algo triste).

Gabriel: padre, valoro mucho lo que haces por mí, mañana por la noche pásate por mi casa si puedes, eres el mejor.

Parece que mi padre se había sentido dolido por no querer aceptar su ayuda o su consejo, pero yo lo quería y se estaba portando muy bien conmigo, estaba devolviéndome lo que pase por vivir solo con creces, por eso pienso que no se merecía sentirse así y le dije lo que nunca le había dicho: “eres el mejor”.

Escuche como el carraspeaba,  supongo que él tampoco estaría acostumbrado a que le dijera nadie cosas así y algo mas desconcertado me dijo:

Padre: hasta mañana, si te pasara algo, lo que sea, llámame hijo.

Gabriel: no te preocupes, todo saldrá bien, hasta mañana.

Espere a que mi padre colgara para colgar yo, entonces me quede ahí, hasta que aparecieron Sofía y Jenny, con dos maletas de viaje:

Gabriel: pero, ¿esto qué es?

Jenny: díselo tu Sofía, por fa.

Gabriel: ¿el que me tiene que decir?

Sofía: es que mis padres se quedan una semana más y habíamos pensado, que no te importaría que nos quedáramos una semana.

La cosa se complicaba, eso estaba claro, pero nada ni nadie me iba a impedir, que yo cumpliera mi objetivo de esta semana, ni siquiera un sentimiento el amor, además mañana vendría mi padre, sería muy curioso, ver qué pasaba, lo que pasaba que no podría pedirle los ingredientes para este sábado, tendría que hacerlo por escrito o algo.

Jenny: si no quieres lo entendemos. . .

Sofía: es solo que nos hacía ilusión

Claro era normal que se hubieran rallado un poquito, por mi tardanza al contestarles, pero claro, prácticamente me estaban pidiendo una semana de convivencia, no era una decisión fácil de tomar, pero bueno, hice un gesto afirmativo con la cabeza, ellas se quedaron mirándome como si no entendieran, así que tuve que hablar para decirles:

Gabriel: estaba pensado en lo que me habéis pedido, como comprenderéis esto no es una decisión tan fácil, pero bueno, acepto.

Jenny: ¿Por qué aceptas tan fácilmente? (con cara de confundida)

Sofía: enserio, no queremos presionarte. . .

Yo sonreí, creo que les daba más miedo a ellas que a mí, vivir conmigo.

Gabriel: por qué. . . os quiero, porque vais a ser las madres de mis hijos, porque estoy a gusto con vosotras incluso en ambientes que no me agradan, con eso me basta, si queréis, ahí tenéis las escaleras.

Sofía: eres increíble (al pasar por mi lado, me dio un pico)

Jenny: te quiero (me abrazo, me dio un morreo y siguió a Sofía)

Ambas subieron hacia arriba cargadas con la maleta, yo les dije:

Gabriel: dejad la maleta aquí y ahora os las subo.

Sofía: no, déjalo hombre, sigue trabajando.

Jenny: eso, que nosotras podemos hacerlo entre las dos.

Gabriel: como queráis. . . pero a mí no me importaba.

Jenny: Aish que bueno eres

Sofía: pero no te molestes, aun no estamos hinchadas y podemos movernos, jeje.

Gabriel: bueno, hasta luego.

Jenny: hasta luego, cariño

Sofía: hasta luego amor

Ambas subieron hablando entre ellas, yo me quede sorprendido, Sofía quería sentirse útil y Jenny se estaba volviendo más dulce, eran buenas cosas a tomar en cuenta, tenía miedo a que llegaran las 6 de la tarde y en parte estaba ansioso, pero ahora solo me quedaba trabajar y esperar.

El día sin contar los nervios que yo mismo tenia era un día normal, pero sabiendo lo que me esperaría al subir con esas dos chicas, mis supuestas novias, mis prometidas. . .  pero me quedaba la dura conversación con Sofía y proporcionarle una corrida a Jenny, tenía tantas agujetas, me dolía tanto la poya de ayer y tenia tanto miedo que me quede hasta las 6 y media, intentando acortar o evitar el duro momento, tenía miedo por primera vez en mi vida o eso me parecía que yo mismo sentía, lo que causo que mi trabajadora se extrañara aun mas y me preguntara:

Lorena: Jefe, discúlpeme pero, ¿le puedo hacer una pregunta?

Gabriel: claro, pregúntame. . .

Lorena: Jefe, ya me ha extrañado bastante que se levantara un domingo tan temprano, bueno siendo sincera, también me llamo la atención que bajaran 2 chicas de su casa, es la primera vez que veo bajar a una chica de ahí, pero lo que más me extraña es que los domingos no trabajas y más aun hasta las 7 de la tarde, que eso no lo trabajas ni siquiera entre semana, ¿le ocurre algo?

Gabriel: no, no me pasa nada. . .

Lorena: ¿ah, no?

Gabriel: no. . .

Lorena: entonces me puede explicar porque con el aire condicionado puesto, estas temblando y sudando como un pollo aquí abajo, teniendo a 2 bonitas señoritas esperándote arriba, seguro que bastante desvestidas.

Gabriel: ¿te confieso un secreto?

Lorena: ¿Cuál secreto, jefe?

Gabriel: me siento raro, estoy nervioso, tengo miedo y no soporto esta sensación, me tiene acojonado, me tiene asustado, me tiene aterrorizado y no sé qué hacer para calmar esta sensación.

Lorena: Jefe, llevo 8 años trabajando para usted y en esos años, siempre lo he visto muy seguro de sí mismo, muy valiente y muy pasota, ¿se puede saber que ha cambiado en su vida?

Gabriel: como bien dijiste antes, nunca he subido chicas a casa y eso es porque nunca he sentido nada por ninguna realmente, más que deseo físico o nunca han sido mis parejas, pero estas dos chicas no son un rollo cualquiera, ellas mismas se han proclamado mis prometidas, se han colado en mi casa una semana y lo peor es que yo no quiero que se vayan, pero tampoco quiero subir.

Lorena: Jefe, tómese un par de días o tres días libres con ellas, conózcalas mejor, afronte sus problemas y si luego de esos tres días, aun no está seguro, no siga con ellas.

Gabriel: no es tan fácil. . . pero lo de conocerlas mejor si no me diera miedo, estaría bien.

Lorena: jefe, cuando usted es, usted mismo es irresistible, así que póngase firme, dese media vuelta y suba esas escaleras.

Yo como si fuera un resorte la obedecía y ella de broma me dio una patada en el culo flojita de broma, mientras yo subía hacia arriba, llegaba Ramón y yo frente a él, le dije a ella:

Gabriel: recuérdame que te aumente el sueldo guapa

Lorena: no se preocupe jefe, eso no se me olvidara.

Nos reímos los dos, dejando a Ramón algo confundido, mientras ella cogía sus cosas para irse, yo termine de subir esas escaleras en las cuales, se me estaba nublando la vista incluso del pavor que me daba esta situación.

Al subir pille a Sofía tumbada en mi sofá, en mini faldas y una camiseta vieja que usaría de pijama supongo, leyendo un libro sumergida tanto en la lectura que no se había dado cuenta ni de la hora, ni de que yo subía las escaleras o simplemente se había hecho la tonta, yo desde donde estaba podía observar sus bonitas y delgadas piernas y sus braguitas rosas, sin embargo por ahora, no había ni rastro de Jenny, pero para hablar me venía bien, la verdad.

Aunque aun dudaba si quería hablar o no, aunque sabía que no era una opción, que era inevitable, además. . . si quería tenerla de verdad para mi, que si quería, tenía que hablar y haría lo que fuera por ella por mucho miedo que me diera, todo esto parecía mentira, ayer era un tipo confiado, sin miedo a nada y hoy era un chico temeroso y acojonado, que cambios podían provocar las novias, lo que no había conseguido ni mi padre ni los psicólogos y psiquiatras, lo habían conseguido 2 coños y 2 pares de tetas, aunque eso sí, no 2 coños y 2 pares de tetas normales, si no que eran mis 2 coños y 2 pares de tetas especiales, que bien sonaba eso de mis, eso sí, nunca conseguirían quitarme ese defectillo que tenia, sobre todo, porque esta situación había sido gracias a eso.

Gabriel: Sofía, creo que teníamos que hablar, ¿verdad?

Sofía: ah, oh si, ¿ya llego la hora?

Como se notaba que aun no había determinado su carácter, tenia cosas de tímida, cosas de mandona, cosas de borde y cosas en la cama, que no podía ni definir. . .

Gabriel: si, he tardado un rato mas porque estaba haciendo unos retoques en la tienda, ¿Dónde esta Jenny?

Sofía: bueno, no me importa que tardaras, tenemos 1 semana jeje, creo que se acostó a pensar y se quedo dormida, así que si, podemos hablar.

Gabriel: está bien, hablemos.

Sofía: vale.

Yo me quede mirándola esperando que hablara, tras un rato, como ella no comenzaba a hablar, le dije haciéndole un gesto de levantar los hombros:

Gabriel: estoy esperando.

Sofía: ¿no eras tú el que quería hablar?

Gabriel: eras tú. . .

Sofía: oh, es verdad, perdona, no me acostumbro a este maldito dolor de cabeza, que no me deja pensar.

Yo sonreí no muy animado por lo que me esperaba y le añadí:

Gabriel: eso se llama resaca

Sofía: perdona, no es que lo hubiera olvidado es que soy incapaz de pensar con claridad. . .

Gabriel: ¿quieres que hablemos mañana?

Sofía: ¿tú qué prefieres?

Gabriel: pues yo prefiero hablarlo hoy, pero si tu hoy no tienes la mente clara, te duele pensar y todo eso, prefiero esperar a mañana, para hablar cuando te sientas mejor.

Sofía: ¿y tu como te sientes?

Gabriel: prefiero no decírtelo

Sofía: pensé que no tendrías secretos para una de tus chicas

Yo la mire a los ojos, bajando luego la mirada, avergonzado por mentirle de esta manera.

Gabriel: vale, confiare en ti. . .no te guardare ni un secreto mas.

Comprendí a lo que se refería mi padre, justo en este mismo instante, no podía quererlas y ser yo mismo, no podía quererlas sin lastimarlas, porque no podía ser totalmente sincero con ellas, pero ya me había metido en esto y fuera parte que no me gustaba darle la razón a los demás sin intentarlo con todas mis fuerzas, yo las quería de verdad y no quería perderlas, bueno aun no sentía apenas nada por Jenny pero lo sentiría, pero cada segundo que pasaba, cada palpitación de mi corazón, cada sentir de mi alma, a cada segundo amaba mas a Sofía.

Gabriel: yo nunca he dudado de mi mismo, todo me ha ido siempre bien, todo justo como lo planeaba sin tener que hacer nada más y tu, has hecho tambalear mis esquemas, la que me has hecho entregarte mi destino y poner mi destino en tus manos (comencé a llorar, porque esto era tanto verdad, como mentira) y yo jamás he tenido miedo, pero tu me haces tener miedo, miedo a perderte, miedo a no verte nunca mas, miedo a decepcionarte.

Ella me miro unos instantes quedándose sentada en el sofá, hasta que reacciono, se me abrazo a cámara lenta, mientras me besaba dulce y tímidamente la mejilla, luego el cuello, me mordía el lóbulo de la oreja y me susurraba:

Sofía: no hay nada más que hablar Gabriel, tan solo que yo te amo.

Yo la abrase a ella también, llorando aun mas, mientras le decía la primera palabra totalmente sincera de la noche:

Gabriel: yo te amo más.

Ella se paso consolándome unos minutos, en los que yo sin querer le moje algo la camiseta vieja con mis lagrimas, ella no dijo nada mas, tan solo me besaba, me acariciaba el pelo, cosa que yo valore y disfrute mucho, mientras yo me desahogue en su hombro, no se cuanto estuvimos asi, pero ella solo me dijo palabras de aliento:

Sofía: tranquilo, nene ya paso.

Sofía: estoy a tu lado, mi príncipe.

Sofía: desahógate mi niño

Fue muy cariñosa, pero cuando ya estaba a punto de parar de llorar y retomar la compostura escuche una voz a mis espaldas:

Jenny: ahí que ver, que no se os puede dejar solos, cada vez que yo no estoy acabáis llorando ¿fue lo del compromiso de verdad?

Gabriel: si. . .  (Cabizbajo de nuevo)

Jenny: ¿y qué pasa hoy?

 Gabriel: que quería pedirle a Sofía que te convenciera de que os vinierais a vivir conmigo, las dos.

Sofía: ¿ah, sí?

Jenny: ¿Qué, lo dices enserio?

Yo por toda respuesta asentí con la cabeza en gesto afirmativo.

Jenny: (Grito)

Ambas empezaron a saltar cogidas de la mano, Sofía mirando como su amiga, gritaba algo histérica, parecía que un famoso le hubiera firmado una camiseta, jajajaja, parece ser que sí, que Jenny me quería mucho y que se merecía que intentara quererla, aunque, fuera tan rara, jeje.

Ambas me abrazaron nada mas soltarse y Jenny me empezó a comer a besos, mientras que Sofía me susurraba en el odio:

Sofía: gracias. . . amor.

Yo sentí cosquillitas en mí estomago, como si tuviera mariposas hay dentro moviéndose, yo les dije:

Gabriel: chicas tranquilas, que no se acaba el mundo.

Jenny: no, pero te quiero aprovechar.

Sofía (susurrándome): estoy mojada por tu piercieng, ¿me ayudas?

Gabriel: Deja de comerte mis lagrimas.

Jenny: jeje, están buenas.

Gabriel: anda tonta (la bese en la boca, con un simple pico y luego la abrase)

Con disimulo y un susurro le conteste a Sofía

Gabriel: déjame descansar hasta mañana, que me duele por favor

Estuvimos un rato abrazándonos los tres, dándonos besitos, dándonos caricias y la mano de Jenny fue muy traviesa, cogiéndome la polla que ya había subido por culpa de ellas dos, en este tiempo me estuve fijando que Jenny iba con un pantalón rosa parecido a un vaquero un cinturón blanco, negro y rosa y una camiseta de pijama rosa.

Gabriel: hasta mañana por lo menos, nada

Jenny: ¿Por qué, jo?

Gabriel: porque me duele y ayer os lo di todo, me exprimisteis como una naranja. . .

Sofía: Pobrecito nos lo hizo durante horas

Jenny: bueno, en eso tienes razón, no es lo mismo dejar satisfechas a dos, que a una.

Gabriel: otro día os dejare satisfechas a las dos. . . (Puse una cara algo molesta)

Sofía: Jenny, pero que dices. . .

Jenny: que si fueras tú la que le pidiera sexo, ya te estaría follando.

Gabriel: eso no es verdad. . .

Jenny: yo sé lo que hay aquí.

Gabriel: mira, estas metiendo la pata, diciendo lo que no es.

Jenny: ¿me vas a decir que me quieres igual que a ella?

Yo sonreí, me levante dejándolas en el sofá, mientras hacía eso, me plantee mis opciones, podría decirle que Sofía me pidió sexo antes en secreto, pero, se lo podría tomar a peor en esta situación, porque cuando alguien esta alterado, contri mas celosa de su mejor amiga, le diga lo que le diga yo, lo tergiversaría, así que lo que hice, fue lo mejor:

Gabriel: es obvio que las dos no sois iguales, esa es la gracia de esta relación,  también es obvio que sois muy diferentes, pero también lo es, que esto no funcionara si tenéis dudas o celos entre vosotras, así que, como os quiero a ambas, esperare en mi cuarto hasta que lo solucionéis vosotras.

Había elegido lo mas general que se me había ocurrido en toda mi vida, me costó mucho hacerlo, además como no se esperaban ni una, ni la otra mis palabras se quedaron calladas justo como estaban, viendo como yo me iba a mi cuarto andando tranquilamente sin mirar atrás, mentalmente conté 1, 2 y 3. Justo en ese instante ambas vinieron corriendo detrás de mí y me dijeron:

Jenny: por favor Gabriel, no nos dejes, ha sido un ataque de celos, perdóname.

Sofía: no te vayas, que no puedo estar sin ti.

Yo sonreí, de verdad que tenían ambas, dependencia de mí, eso me agrado en alto grado, era bonito saber que las dos me necesitaban para ser felices.

Gabriel: os voy a decir una cosa a las dos y una a cada una y quiero que me hagáis caso en las dos cosas, ¿vale?

Jenny y Sofía: ¡vale!

Gabriel: así me gusta como niñas buenas, la orden general es: a veces estaré con las dos y a veces con una, eso no significa que quiera a una menos que la otra, yo os intento querer a ambas por igual y valorar las cosas que hacéis como un árbitro neutro, lo que le hare a una, se lo hare a otra, no igual y lo mismo, pero si en la misma intensidad, ¿de acuerdo?

Sofía: vale, cariño.

Jenny: ¡sí, señor! (imitando a un militar, poniéndose recta y saludándome con el saludo militar).

Yo la mire sarcástico, pero como lo hizo con una sonrisa, me lo tome como una broma, yo sonreí, me acerque al oído de Jenny y le dije:

Gabriel: yo no soy un niñato con los que tú sales por ahí, me explico, yo paso de tonterías y no me quiero hacer ilusiones contigo, si un día te va a dar un punto y te vas a poner con las tonterías otra vez.

Jenny: no volverá a pasar. . .Gabri.

Gabriel: a ver si es verdad, que ya te ha pasado dos veces.

Jenny: ¿¡dos veces!? Si solo me ha pasado una vez. . .

Gabriel: Anoche te paso de una forma leve y hoy ha sido de una forma mas brusca

Jenny: ¿te diste cuenta?

Gabriel: claro, soy más avispado de lo que crees, así que vigila tus puntos.

Jenny: perdóname, me intentare controlare mas. . .

Gabriel: no, no lo intentes, consíguelo, piensa que si alguien te quiere poner los cuernos, te los va a poner igual, seas celosa o no, además, estoy con las dos, si la quisiera sola a ella, te dejaría a ti y seguiría con ella, así que expulsa tus traumas o lo que sea que te come por dentro y confía en Sofía y en mi.

Jenny: (nuestros ojos se fijaron los unos a los otros y nos besamos, tras el beso) te quiero.

Gabriel: y yo a ti (le acaricie la mejilla)

Entonces me acerque al oído de Sofía que estaba nerviosa e impaciente. Esperando ahí de pie a que llegara su turno y además de darle un lametón, que la consiguió hacer sonreír y calmarse un poco, le dije:

Gabriel: me alegro que no te pongas celosa, controla y habla más con tu amiga, sobre todo, nuestra tri-relacion, su relación conmigo, la tuya conmigo y todo eso, la ayudara a desahogarse, ¿vale?

Sofía: vale, pero no me hables ahí, que me pongo.

Gabriel: esa era la idea

Ella me miro mal en broma y yo le conteste con una sonrisa, luego dije:

Gabriel: ¿todo claro?

Sofía: si, mi gamberrete

Jenny: si, todo claro jeje.

Gabriel: bueno chicas, ¿Qué os apetece hacer hoy?

Sofía: ¿ver películas de Disney?

Yo sonreí ante su maravillosa idea, jajajaja en el fondo a pesar de sus 18 años, aun era una cría, Jenny dijo:

Jenny: yo prefiero ver películas de miedo, yo es que no soy tan cursi como para ver películas de Disney.

Gabriel: bueno, están de suerte, mi padre en cada cumpleaños me regala todas las películas que salen en el cine ese año y aunque no las he visto tengo miles de películas en esta estantería oculta.

Sofía: ¿oculta?

Jenny: ¿¡oculta!?

Gabriel: si, es que me ocuparía demasiado sitio en la casa.

Moví una moneda que estaba puesta en una pared llena de cuadros, al mover la moneda, yo me aparte hacia atrás y las chicas hicieron lo mismo imitándome, entonces la pared dando una vuelta por dentro de la pared, dejando salir, una estantería profunda llenas de películas, yo os espero en el sofá, lo preparo todo y vosotras elegid un par de pelis cada una.

Sofía: vale, yo dos de Disney

Jenny: y yo dos de miedo.

Yo atravesé el salón, directo a la cocina, y me puse a hacer un par de paquetes de palomitas, saque 1 botella de refresco y 3 vasos y así lo prepare todo, puse el home cinema y entonces llegaron ella con cuatro películas, aquí hubo otra duda que me intentaron encasquetar a mí.

Sofía: ¿cual ponemos primero?

Jenny: ¿las suyas o las mías?

Contestara lo que contestaran no solo estaría eligiendo películas, estaría dándole preferencia a una de ellas o a los gustos de una de ellas y eso no podía ser, así que dije mi opinión, pero sin elegir nada.

Gabriel: yo no elijo nada, elegirlo vosotras, mi voto es nulo, pero en mi opinión es más bonito acostarte con la cara de una sirena en la mente, que con la niña del exorcista, haya vosotras con vuestra elección, a mi no me da miedo nada, así que vosotras sois las que vais a sufrir el orden de los factores.

Sofía: entonces, ¿dejamos los dibujos para el final?

Jenny: si, mejor, pero para que te sea mas leve, primero una de miedo, luego una de dibujos, luego la segunda de miedo y por último la segunda de dibujos, ¿vale?

Sofía: si, wiii.

Gabriel: muy bien chicas, estoy orgulloso de vosotras.

Les di un pico a cada una a lo que ambas contestaron sonriendo, luego los tres nos acurrucamos en mi sofá, en la primera película, yo estuve en medio y ellas dos, acurrucadas en mi hombro cada una, cuando empezaron las escenas de miedo fue muy gracioso, Sofía, se agarraba a mi brazo con fuerza y temblaba de miedo, mientras que Jenny fingía claramente tener miedo, yo igualmente las abrace a las dos, haciendo que se abrazaran a mi costado, luego en la peli de dibujitos, estuvieron apoyadas en mí, pero no tan agarradas, casi eche de menos la película de miedo.

Pero a cambio esta vez pude disfrutar de caricias por partes de las dos en los brazos, las piernas, la cara y yo pude corresponderles a ambas en sus caricias, darles algún beso que otro, luego pusieron la otra película de miedo, en la que ellas se asustaron, dieron botes del susto, se agarraban a mí, pero yo ni me inmutaba, tan solo para “protegerlas” o agarrarlas.

Y la última película de dibujitos nos acurrucamos los 3 en el sofá, Sofía delante mía, y Jenny detrás mío, mi sofá era grande, es por eso que cabíamos los tres a la vez, lo primero que me compre un sofá gigantesco, para poder despatarrarte viendo películas acostado, lo mejor del mundo hasta que finalmente nos dormimos ahí, me desperté yo a las 10 de la mañana como siempre, estaba entre las dos, con la erección mañanera típica, la tele encendida con los típicos puntitos y ellas dormidas profundamente, me quite fácilmente y las deje abrazadas la una a la otra, les di un beso en la frente a cada una, les di un pico a cada una y como ya por fin no había servicio, les prepare el desayuno, con un poco de todo, como si fueran dos princesitas.

Recogí, limpie todo lo de anoche sin hacer demasiado ruido, llame a mis 3 empleados diciéndoles que estaría de vacaciones 3 días en mi casa, pero que les dejaba a cargo a ellos, que no me defraudaran y todo eso, yo luego cogí mi portátil para distraerme un rato hasta que ellas se fueran despertando, me vi a Lion conectado y le dije:

Gabriel: Lion, tu trabajo va a cambiar

Lion: lo supuse, ¿a quién tengo que vigilar ahora?

Gabriel: a la nueva, tienes libre hasta el domingo

Lion: oks, ya me mandaras fotos, ¿no?

Gabriel: si

Lion: suerte con tu boda y con compartir casa, Gabriel.

Gabriel: (sorprendido) ¿Cómo lo sabes?

Lion: Bueno, ya sabes, es mi trabajo.

Gabriel: bueno, hasta el domingo

Lion: veo que aprendes rápido, hasta el domingo

Y luego cuando ya hube terminado de hacer todo lo que tenía que hacer, me quede un rato mirándolas a ambas, observando lo que era mío y planteándome como organizarme estos 3 días, la verdad es que estaría bien, primero hoy la cita con Jenny, segundo mañana la cita con Sofía y por ultimo pasado mañana la cita con ambas.

Esta semana no pasaría tan rápida como me gustaría a mí, a pesar de que lo pasaría bien gracias a mis chicas, se me haría más largo de lo normal y eso que la semana en la que planeaba raptar a Sofía se me hiso ya de por si eterna, imaginar lo larga que se me iba a hacer esta vez, era horrible.

Bueno cuando estaba inmerso en mis pensamientos, me despertó del trance que eran las 12 de la mañana ya y sonó mi reloj, marcando que era hora ya de levantarlas, con dulzura les susurre en sus oídos diciéndoles a cada una:

Gabriel: Buenos días cariño, que ya es hora de levantarse

Yo las llame, con las manos a las dos con suavidad, Jenny se fue algo mosqueada al baño, dejándome algo confuso, mientras que Sofía nada más levantarse me dio un morreo, su boca dado que estaba durmiendo sabia un poco mal, pero yo no proteste, nada más terminar el beso, le pregunte algo confundido por la actitud de Jenny:

Gabriel: ¿Qué le pasa a Jenny, cariño?

Sofía: no te preocupes, es que tiene mal despertar. . . pero te quiere mucho

Gabriel: lo sé, aunque espero que aun así, os guste la sorpresa

Al decir eso, me aparte dejándole ver las dos bandejas con un desayuno bastante completito, ella se tapo la boca con sus dos manos con gesto de sorpresa y luego me dijo:

Sofía: ¿Por qué te has molestado?

Gabriel: Bueno. . . sois mis invitadas y mis chicas, por eso creo que está bien tener algún detalle con vosotras.

Al poco salió Jenny con cara de súper dormida, se me acerco me dio un pico y me dijo:

Jenny: perdona lo de antes, es que estaba teniendo un buen sueño.

Yo sabía que era una escusa que además era muy mala, pero bueno, lo deje pasar, tenía que darle primero la sorpresa y luego la noticia, esperaba que se diera cuenta ella, pero se sentó en el sofá mirando hacia abajo bostezando, tapándose la boca educadamente, parecía que no se iba a dar cuenta ella por si sola.

Gabriel: como veo que estas tan dormida que no te das cuenta

Jenny: ¿Qué pasa? (algo asusta)

Gabriel: no te preocupes, (le di un pico) ¡sorpresa!, ahí tienes el desayuno.

Jenny lo miro, sonrió, me abrazo y me susurro al oído:

Jenny: gracias, cariño.

Gabriel: venga, disfrutadlo.

Ambas comenzaron a desayunar, aunque por la hora casi que estaban comiendo ya, yo las observe comiendo sin decir nada, fijándome como Jenny se manchaba un poco al comer, aunque comía con educación, no la suficiente, sin embargo Sofía, comía con mucha educación sin mancharse nada en absoluto.

Yo no pude evitar reírme, llamando inevitablemente la atención de ambas, Sofía sonrió, mientras que Jenny se molesto, era evidente en sus caras, sobre todo en la de Sofía, que era un libro abierto.

Jenny: ¿y tú de qué te ríes?

Gabriel: de lo bien que coméis

Sofía: me gusta que nos mires.

Gabriel: y a mí miraros.

Jenny: se te cae la baba, jeje.

Sofía: me gusta estar así, aquí.

Gabriel: es que sois tan bonitas y quiero que sepáis, que esta es vuestra casa.

Todo atisbo de enfado en la cara de Jenny había desaparecido con tan solo una respuesta mía, me gustaba esta sensación, seria amor, gozo, quien sabe, realmente me daba igual, solamente sabía que me complacía, el único problema que aun me preocupaba, era como quitarme de en medio el sábado y venir tan cansado sin provocar sospechas para Sofía que lo sabía todo.

Jenny: para sentir que esta es mi casa me falta un detalle.

Gabriel: ¿Cuál?

Jenny: estrenar la cama

Gabriel: esta noche la estrenamos, ¿vale?

Jenny: vale, que me debes las corridas esas, jeje.

Sofía: ¿oye, las citas individuales para cuando?

Gabriel: esa es precisamente la sorpresa de Jenny, hoy va a ser su cita individual.

Por primera vez vi en Sofía unos pequeños indicios de celos por Jenny y sin embargo en Jenny vi sorpresa, incredulidad, incluso la vi algo confusa, como si no lo comprendiera y claro está, no podía comprender que queriendo mas a Sofía la eligiera a ella antes.

Sofía: ¿y yo que hago aquí sola todo el día?

Gabriel: jajaja, pues lo que quieras, tu como en tu casa.

Jenny: ¿Por qué quieres tener la cita individual primero conmigo?

Gabriel: ¿hace falta tener un motivo, para querer tener la primera cita contigo?

Sofía: bueno. . . ¿y la mía para cuando?

Gabriel: la tuya para mañana

Jenny: no, pero me quedaría más tranquila.

Gabriel: bueno, es simple, os quiero a las dos y alguna tiene que ser la primera.

Sofía: jo, quiero ser yo, no te olvides de mi, fu.

Jenny: eh, no te cueles, esta vez seré yo la primera.

No paso desapercibida una mirada furiosa por parte de las dos, entre ellas y vi claramente que si no hacia algo, esto explotaría por algún lado, así que me decidí a actuar, antes de perder el volante del coche o mejor dicho el mando de la relación, en una relación de dos chicas y un chico, si no lleva el mando el chico, la relación acabara siendo de dos y aunque comencé amando solo a una de las dos, le había cogido el gusto a esto de ser tres y no quería que se terminara.

Gabriel: chicas, chicas.

Sofía: ¿Qué?

Jenny: ¡¿Qué?!

Gabriel: no veas que humos. . .estoy pensando que es mejor irme yo solo todo el día y dejaros solas, para que hagáis las paces vosotras mismas.

Sofía y Jenny: ¡No!

Sofía: lo siento, yo tengo la culpa

Jenny: no, lo siento yo, yo tengo toda la culpa.

Al fin y al cabo, eran amigas, seguía aflorando el mal humor de Jenny, a pesar de que Sofía estaba celosa, se seguía notando que era buena en el fondo y se veía que Jenny, en el fondo era buena, pero quizás demasiado en el fondo, me empezaba a preguntar, ¿le llegare a coger cariño alguna vez?, empezaba a no estar demasiado convencido.

Gabriel: quiero decir algo muy serio. . . (por primera vez, me puse muy serio)

Sofía: claro, dínoslo.

Jenny: me estás dando un poco de miedo, dilo anda.

Gabriel: quiero dejar algo claro, chicas.

Sofía: yo también empiezo a tener miedo, jeje.

Jenny: entonces yo tengo motivo para acojonarme, directamente.

Gabriel: no tengáis miedo chicas, yo solo quiero decir. . .

Sofía: pero dilo ya, que es normal que tengamos miedo, si no lo dices como siempre, directamente.

Jenny: dilo ya porfa, no nos asustes más. . .

Gabriel: yo, yo os quiero a las dos, pero si no seguís siendo amigas, si no dejáis los celos a parte, no podremos seguir los tres juntos. . .

Sofía: los celos son algo normal en la pareja, Gabri

Jenny: además nosotras siempre seremos amigas

Gabriel: a mi antes no me pareció eso, bueno, son algo normal, en una pareja de dos, pero en una pareja de tres, no se puede convivir con los celos, comprendería que os pusierais celosas de otras chicas, pero de vosotras no, porque es normal que pase un día con Sofía, un día con Jenny, un día con las dos, otro día solo, pero además de que no me gustan los celos, no me gusta sentirme que estropeo vuestra amistad.

Sofía: cariño, tienes razón, a partir de ahora no seremos celosas, ¿vale? Y no te preocupes que nuestra amistad, lleva tantos años y es tan profunda, que no se puede estropear.

Jenny: anda tonto, si nosotras nos queremos y te queremos.

Ambas me abrazaron en el sillón, me dieron un pico dulce, una más que otra (Sofía) y nos llevamos un rato así, hasta que Jenny rompió el agradable silencio, pero esta vez, no con un borderio, si no con algo agradable.

Jenny: ¿y adónde vamos a ir, hoy?

Gabriel: viendo que es lunes, pues llevarte a almorzar, dar un paseo, llevarte a merendar, luego una sorpresa, cena especial y “noche de bodas”, ¿Qué te parece?

Jenny: uf, me quieres hinchar a comer, jeje. Bueno ¿y esa sorpresa?

Gabriel: cariño, tu come lo que quieras, ahhhh, es una sorpresa, arréglate, anda.

Sofía: jeje, parece un buen plan.

Gabriel: jejeje, tu cita será distinta.

Sofía: ¿Qué me harás?

Gabriel: mis labios están sellados, no puedo decirte nada, si no, no sería una sorpresa.

Jenny: ¿y porque a mí me lo has dicho?

Yo sonreí, ahí me había pillado un poco, pero como siempre, me saque una escusa de la manga, no había que esperar menos de mí.

Gabriel: porque su cita será la sorpresa, pero dentro de tu cita, esta la sorpresa. (Le guiñe un ojo a Jenny)

Ambas sonrieron, Jenny me dio un morreo antes de irse a arreglarse y Sofía, nada más irse Jenny, se sentó sobre mí en el sillón, dejando su chocho sobre mi polla y comenzó a juguetear con mi boca dándome primero picos rápidos continuos unos detrás de otro, luego pequeños lametones rápidos y juguetones, luego pequeños mordiscos suaves y tiernos en los labios y luego unos morreos inolvidables poniéndome en ese proceso inevitablemente y para terminar refregando su chocho en mi parte y acariciándome el pecho con sus dulces manos, rematando así la faena.

Cuando logre articular palabra, tras disfrutar un poco de todo eso que ella me hacía con mucho amor, conseguí decirle, no muy inteligiblemente, dado que su boca no dejaba de besarme y de alternar ahora te meto lengua, ahora no, con los pocos sonidos que salieron de mi boca, además de gemir ligeramente del gusto, dije:

Gabriel: Sofía

Ella por toda respuesta, sin parar de hacer nada, de al revés poniendo incluso más intensidad, más cariño, mas pasión y más ganas al asunto, sobre todo en lo referente a mi boca., hiso un sonido afirmativo en señal de que le dijera lo que quería.

Gabriel: Sofía, creo que deberíamos de parar.

Ella quito una mano del rumbo de sus caricias, me la puso en mi boca y me dijo:

Sofía: shhhhh, no hables.

Gabriel: pero. . .

Dada mi insistencia en hablar, ella me callo de una forma muy curiosa pero efectiva, metiéndome un morreo de los que te hacen marearte y caerte si estas de pie, de los que te hacen perder el rumbo, incluso preguntarte, donde estas, de los que te hacen escuchar música en tus oídos, sin haberla, la verdad pensé: será como tú quieras, me rendí ante ella, no podía resistirme a ella, era suyo, aunque tuviera dos novias y aunque no pudiera cambiar cosas, ella mandaba sobre mi corazón.

Gabriel: te he esperado siempre. . .

Comenzando a acariciar sus pelos con una mano, agarrando su cintura con la otra mano, al decirle eso, ella pareció animarse aun mas, casi me estaba follando con ropa, su boca ahora, agarraba mi cuello con pasión, mis caricias entraban paso a paso y con suavidad, por debajo de su falda y por encima de su escote, acariciando ya sus pequeñas tetas desde arriba y el interior de sus hermosos muslos, ella al notar eso gimió con suavidad, pasión y con ternura a su vez, me estaba poniendo muy cachondo, me estaba volviendo loco, aunque ella ya me lo volvía de siempre.

Sofía: y yo a ti.

No sé cuánto tiempo nos llevamos así, refregándonos, besándonos, comiéndonos el cuello y acariciándonos, pero cuando estábamos a punto de llegar más lejos, un carraspeo al fondo de la sala, nos saco de lo que estábamos haciendo, ambos miramos y era Jenny que estaba ya totalmente arreglada y esperándome, ni Sofía, ni yo, sabíamos lo que había visto, pero estaba claro que algo si, porque tenía una cara de pocos amigos, que yo nunca había visto, aunque tampoco es que la conociera desde hace demasiado.

Jenny: no se os puede dejar solos. . .

Sofía: yo solo te lo estaba calentando, de mientras, para que no le bajare el calentón.

Jenny: ¡cállate guarra! (y le guiño un ojo)

Yo empezaba a entender, creo que Jenny quería jugar, supongo que se habría puesto al ver nuestra escena.

Jenny: ahora veras lo que te espera, cuando no respetas el día en que nuestro chico, es mío y solo mío.

Se quito el cinturón,  mientras sonreía con cara de mala, tenía su melena suelta, una minifalda de vuelo blanca, unas medias azules, unos zapatos de tacón azules y una camisa azulada muy mona, con los botones de arriba abiertos, dejando ver el portentoso escote y los botones de abajo dejando ver un poco de la barriga rellenita de Jenny.

Sofía: lo siento, no te enfades, te lo prestare un rato mi día.

Jenny: eso ya no me vale.

Cogió el cinturón de manera que no fuera a hacer demasiado daño, pero si fuera a dejar pequeñas marcas y fuera a picar, más que doler, ella no sabía lo que estaba haciendo, estaba alimentando mi alter ego, eso era bueno para la relación, pero seguro que para la siguiente víctima, sería malo.

Jenny: si no quieres recibir tu también, quítale la camiseta a Sofía.

Sofía: Jenny, ¿Qué vas a hacer?

Ella estaba de espaldas y no veía a Jenny bien, aunque mirara hacia detrás, yo comencé a quitarle la camiseta a Sofía, me gustaba ser yo el que mandara, pero por esta vez le dejaría ese papel a Jenny, aunque también me gustaba verlo claro, nada mas quitarle la camiseta, Jenny hiso sonar un Zash que sonó en toda la sala, yo vi en primera plana, como los ojos de Sofía se abrían de par en par y torcía su cara con un gesto de dolor, al tiempo que se quejaba sonoramente.

 Normalmente queriendo a Sofía tanto, lo normal sería que esto me molestara, no que me pusiera tanto, que me estaba poniendo aun más que antes, decidido el amor me había cambiado un poquito, pero solo un poquito, no completamente como es lo normal, pero aun oír esto me puso aun mas.

Jenny: Tu cabron, follatela mientras yo la castigo.

Uf esto era música para mis oídos, le eche la ropa interior hacia un lado, me baje la cremallera y al poner la cabeza de mi polla en su entrada, me di cuenta que estaba chorreando, a ella también le estaba poniendo, quizás le estaba recordando como a mí, a nuestra primera vez.

Jenny dio otro latigazo en la espalda a Sofía, provocando que se la metiera ella misma al echarse para adelante con su cara de dolor, entonces puso una cara extraña, entre gusto y dolor, es posible que a esa cara pudiera llamársela morbosa, sin contar el detalle de que yo casi me corro por entrar deslizándose tan bien, cómoda y rápidamente, tanto que le llego hasta los huevos, antes de que yo hiciera nada.

Jenny: ¿no querías follartelo zorra?, ¡pues follatelo! (dando otro latigazo esta vez en el culo de Sofía)

Provocando que ella se abrazara a mí, con una sonrisa y asomando ya las primeras lágrimas en los ojos, pegando un pequeño chillido de dolor, al tiempo que comenzaba a follarme ella.

Esta vez parecía que si le había dolido, pero ambos estábamos disfrutando comenzamos a besarnos jugueteando, ella a acariciarme más dulcemente de lo normal, aunque me susurro juguetonamente:

Sofía: Empiezo a pensar que el Dragón Negro no me protege, porque está dejando que me hagan esto. . .

Entonces Jenny, sin haberse enterado de nada, le dio un latigazo a Sofía en plena espalda mientras le decía:

Jenny: pedazo de guarra, te he ordenado que te lo folles, no que hables con él.

Yo sonreí por la imitación de las películas porno, de lo que es la dominación, a mi me hacía gracia, pero además me ponía cachondo, pero que muy, pero que muy, cachondo.

Sofía aumento la marcha tras gemir con el último latigazo, yo empecé a notar que me iba a correr, siempre en el sexo me jugaba malas pasadas mi aguante, aunque lo que me gustaba es que a ellas parecía importarles ni mi tamaño, ni mi aguante y eso me hacia feliz, muy feliz.

Jenny: dale más rápido, puta, que quiero que te preñe.

Empezaba a notar mi evidente corrida, a la vez de un curioso cosquilleo al escuchar la palabra preñar, supongo que todo esto me estaba haciendo hasta ilusión, los gemidos de Sofía se hicieron más continuos junto con unos jadeos, que eran marca de que estaba cansada, los latigazos de Jenny se hicieron más continuos y justo cuando empecé a correrme, vi como los ojos de Sofía se dirigían hacia arriba, al sacársela y volver a metérsela, pego un gritito al recibir un nuevo latigazo en su espalda y note como tenía un orgasmo sin parar de follarme, se puso aun mas húmeda, ya el flujo me llegaba hasta los huevos y las rodillas, además notaba como se arqueaba y temblaba.

Sofía se me abrazo, suspirándome en los oídos y jadeando, entonces Jenny, quería darle un latigazo para que siguiera moviéndose, pero lo había hecho tan bien y tan rápido, que no podía más y se merecía un descanso, así que dejando a Jenny boquiabierta agarre el cinturón en el aire, no dejándola que golpeara a Sofía y en primer lugar le susurre algo en el oído a Sofía, luego le hable a Jenny.

Gabriel (Susurro): el Dragón Negro solo defiende, cuando se le necesita de verdad.

Gabriel: El juego ya ha durado suficiente, ha estado bien, ha sido excitante, pero todo lo que empieza tiene un final y ya es hora de irnos.

Había dejado a Sofía súper sorprendida también y a Jenny parece que le impresionaba con mi mirada, porque tan solo asintió a lo que yo le dije y se me quedo mirándome a los ojos, como esperando mi siguiente movimiento.

Cuando Sofía descanso se levanto, goteándole del chocho mi semen y sus fluidos, como me había manchado un poco, me levante para ir al baño, pero al verle la espalda algo roja, le di un pico y le dije:

Gabriel: ha estado bien, esto hay que repetirlo cuando tu espalda se recupere

Sofía: si (tímidamente)

Yo me acerque a Jenny, que me miraba algo temerosa como si le infundiera un gran respeto, entonces le metí un morreo y le susurre:

Gabriel: buena iniciativa, pero hay que saber cuándo parar.

Añadiendo luego antes de que ella abriera su hermosa boca:

Gabriel: me ducho y me voy.

Me metí una ducha bastante contento, había recuperado el control de la relación, todo iba bien de nuevo y había echado un polvo de los que no se olvidan, con la chica que nunca olvidare y ahora voy a tener una cita con otra, no hay nada que me diera más morbo últimamente que follarme a dos en el mismo día, que besar a dos, alguna vez iba a tener que intentar raptar a dos personas al mismo tiempo aunque fuera más complicado, porque más excitante que esto, pocas cosas había, mi enfermedad o lo que quiera que fuera lo que yo tenía iba a peor, pero mientras yo fuera a mejor, no había porque preocuparse.

Estaba disfrutando de todo esto, aunque antes consiguieron que dejara de pensar unos minutos en raptar a las chicas jóvenes, puras y guapas, ahora pensaba mucho mas, empezaba a pensar que el amor no me iba a curar, solo a empeorar, aunque claro, no es que mi amor fuera muy normal.

Después de la ducha relajante que me metí, me emperifolle bastante, pero me puse esta vez mi estilo, yo lo llamaba Gabriel style, camisa blanca, con dos botones abiertos, dejando ver mi pecho normal ni desfondado, ni en forma, eso sí con algunos pelillos, la camisa por un lado fuera del pantalón, por otro dentro, unos vaqueros con unas correas cruzadas, algo caídos, no llegando a ser cagados y algo gastados, el peinado, me lo enseño un estilista porque era complicado, el pelo de punta peinado, para que pareciera que tienes la raya en el pelo pija y por ultimo unos tenis blancos con marcas plateadas, parecía un pijo algo rebelde, no me gustaba ser un pijo sin más, yo tenía mi propio estilo y me gustaba ir así, no me gustaba ir como el sábado.

Tras eso salí del baño y Sofía no estaba en el salón, pero Jenny, que estaba sentada en el sofá viendo la tele, me miro diciendo:

Jenny: no veas si has (aquí se quedo mirándome con los ojos abierto de par en par, la boca igual de abierta y sin terminar la frase)

Gabriel: ¿tardado?

Jenny: ¿Qué dices? (aun estaba atontada)

Gabriel: ¿Qué tu frase era: “no veas si has tardado, no?

Jenny: si, creo que lo era.

Gabriel: ¿crees? jejeje

Jenny: creo, jo no te rías de mi, que me has dejado atontada.

Gabriel: ¿Por qué? (mirándola a los ojos)

Jenny: uf, no me mires así.

Gabriel: ¿así, como? si yo te miro como siempre jeje.

Jenny: eres malo

Gabriel: ¿no se suponía que la mala eras tú?

Jenny: se suponía. . . oye, ¿Por qué no te vestiste el sábado así?

Gabriel: cosas de mi padre, le dije que tenía una cita y la mayoría la organizo él, por eso hoy no le he dicho nada, para organizarla yo.

Jenny: estoy ansiosa por ver qué haces tú.

Gabriel: yo soy muy propio, quizás no te guste.

Jenny: ¿lo más importante no era la compañía?

Gabriel: no se, ¿para ti lo es?

Jenny: si ¿y para ti?

Gabriel: entonces, lo pasaremos bien.

Se me abrazo rodeando con sus brazos mi pecho y yo le pase el brazo por encima de sus hombros, nos dimos un pico y nos pusimos frente a las escaleras para irnos, pero yo antes de irnos le pregunte:

Gabriel: ¿a propósito dónde está Sofía?

Jenny: esta acostada, descansando del polvo.

Gabriel: ¿tanto la canso?

Jenny: eso, parece. . .

Gabriel: bueno, con lo rápido que se movió antes, es normal que ella este cansada, venga vámonos, vamos a dejarla descansar tranquila.

Jenny: vale, nene.

Yo sonreí y nos fuimos agarrados paseando bajo el cielo sin una sola nube y dándonos los rayos del sol, produciendo algo de calor, aumentando nuestra sensación térmica, mientras paseábamos.

Fuimos andando al mismo paso, los dos súper agarrados y fuimos hablando de trivialidades, cuando ya estábamos llegando a mi bar favorito, le comente que mi padre iba a venir a cenar mañana.

Gabriel: nena, quiero preguntarte algo.

Jenny: pregúntame lo que tú quieras, nene.

Gabriel: ¿tú en las relaciones te acojonas con facilidad o tienes valor para tirar para adelante?

Jenny: yo soy como tú, que no le tengo miedo a nada.

Yo sonreí, que poco me conocía Jenny en realidad, era cierto que nunca había tenido miedo a nada, es mas la palabra miedo hasta hace poco no estaba en mi diccionario, pero también lo era, que eso había sido hasta ahora. Ahora tenía miedo a un par de cosas, pero casualmente todo relacionado con ellas, ellas eran mi felicidad y mi miedo a la vez.

Mi miedo era si sabría cuidarlas y mantenerlas al margen de mi segunda vida, además de si sabría ser mejor padre, que mi padre con mis hijos o si no nacería alguno de ellos con mi problema, bueno dejando a un lado todo eso, le conteste.

Gabriel: ¿entonces te podre decir que mañana viene a cenar mi padre sin problema alguno, verdad?

Jenny: ¿¡Que!?

Ella se paró en seco, yo seguí andando sonriente y ella andando detrás de mí, me dijo:

Jenny: ¿será broma, no?

Gabriel: (aumentando aun mas mi sonrisa y mirándola de reojo le dije francamente) no

Jenny: ¿¡no!? ¿Y lo dices así tan pancho?

Gabriel: (aun sonriente) ¿y cómo quieres que lo diga, llorando?

Jenny: que directo eres. . .

Gabriel: ya, soy así, que le voy a hacer.

Jenny: ¿entonces para mañana habrá que preparar algo, no?

Gabriel: no, para nada, todo como si fuera una cena normal, eso es lo mejor.

Jenny: estoy acojonada, me tiemblan hasta las piernas, ¿estás seguro de eso?

Gabriel: seguro, conozco a mi padre y tu se tu misma.

Jenny: ¿yo misma? No creo que este a su nivel, entonces.

Gabriel: mi padre es un tipo normal, importante, pero normal

Jenny: ¿seguro?

Gabriel: seguro, hazme caso.

Entonces entramos en el bar del pirata, era un bar de madera, que imitaba un barco pirata y me encantaba por la presentación de la comida estilo pirata y los vasos de cerveza que parecían jarras piratas de verdad.

Jenny: (sorprendida) ¿este es tu bar favorito?

Gabriel: si, este es, ¿sorprendida?

Jenny: no lo esperaba que tuvieras unos gustos tan, tan. . .

Gabriel: ¿normales?

Jenny: eso es, me pensé que tus gustos eran más refinados.

Gabriel: ya te dije que no era pijo, que soy un chico normal, solo que con algo dinero.

Jenny: ya veo. . .

Gabriel: ¿Qué pasa, no te gusta?

Jenny: no es eso, hombre.

Gabriel: entonces, ¿Por qué estas tan seria?

Jenny: es que yo venía con otras ideas y claro ha sido un poco shock, pero vamos que así me siento mas cómoda, solo tengo que mentalizarme, que eres un chico normal (y forzó una sonrisa)

Era obvio que no le había hecho mucha gracia, parecía que estaba dispuesta a seguir conmigo aun así y a no desagradarme por su sonrisa forzada, aunque en parte me lo esperaba, en el fondo me había dolido un poco, me esperaba más aceptación y comprensión, aunque quizás solo necesitara como ella dice, tiempo, para comprenderlo todo, para mentalizarse, para acostumbrarse, tan solo eso, tiempo.

Yo a pesar de todo sonreí y en ese momento llego el Jefe del bar que ya me conocía, me dio la mano amistosamente y luego un abrazo, diciéndome:

Jefe del bar: mira lo que ha traído el viento, que de tiempo hombre, ya empezaba a pensar que te habías olvidado de mi bar, ¿como estas, Gabriel?

Gabriel: ya sabes, los negocios tío, que me han tenido muy ocupado, pues bien, ahora tengo novia como puedes ver.

Al decir eso me abrase a ella, como si hiciera falta señalar que ella era mi novia, era obvio al ir a mi lado, pero bueno, mi amigo la miro y me dijo:

Jefe del bar: has cambiado tus gustos por lo que veo.

Ella torció un poco el gesto de la cara como sintiéndose aludida, aunque para el carácter que tiene Jenny me extraño que no hablara y preguntara a que se refería, yo tenía que arreglar el tema, que mi amigo había estropeado quizás sin querer,  yo sonreí y dije:

Gabriel: ya sabes cómo son mis gustos, de peculiares y a veces veo tan dentro de las personas que yo mismo me asusto, pero a veces no hace falta mirar tan adentro para descubrir a una chica como ella.

Y en ese momento bese a Jenny con un suave y dulce pico, que le devolvió la tranquilidad de que yo la quería, porque seguro que por el comentario de mi amigo pensó que no era mi tipo de chica y recordando sus comentarios con Sofía, ella pensaba que estaba aquí, gracias a ella.

Jenny al separar nuestros labios me miro sonriente con una cara de confianza en si misma, que no había visto en ella al mirarme a los ojos, hasta ahora, parecía que mi beso y mis palabras, habían conseguido más de lo que yo esperaba, pero eso sin duda, era bueno, tras de eso mi amigo me dijo, rompiendo el momento de comprensión mutua:

Jefe del bar: bueno, ¿la mesa de siempre?

Gabriel: si, pero esta vez, con dos sillas jeje.

Jefe del bar: tío te veo más feliz de lo normal y me alegro mucho, ¿pero tú cuídamelo eh? (le dijo a Jenny), que es mi mejor cliente.

Jenny: (por primera vez la vi tímida) si. . . (Dijo tan bajito que mi amigo ni se entero)

Ella se abrazo de nuevo a mí, pero esta vez con más fuerza, como esperando protección por mí parte y yo la rodee con mis brazos, mostrándole que ahí estaba yo para protegerla.

Al llegar a la mesa, estaba la mesa donde estaba la calefacción, tenia mantel cuando las demás no y tenia de fondo un acuario, muy mono, la mesa estaba cubierta por las paredes desiguales del bar, solo me veían a mí los camareros que vinieran a atendernos, aunque a ella si la veían de chiripa la gente, porque nos sentamos el uno enfrente del otro.

Jefe del bar: ¿bueno te voy a atender como siempre, que queréis para beber en primer lugar?

Gabriel: yo quiero una jarra de cerveza para piratas

Jefe del bar: de acuerdo amigo, ¿y tú qué quieres damisela?

Jenny: Yo una coca cola, por favor.

Jefe del bar: guau, es la primera vez que me piden coca cola en mucho tiempo, jajajaja. Bueno voy a por las bebidas y ahora vuelvo.

Yo la mire a ella, que estaba algo incomoda, algo nerviosa y algo inquieta, le dije:

Gabriel: ¿Qué te pasa Jenny?

Jenny: nada, ¿Por qué lo dices?

Gabriel: no me mientas. . . anda, dímelo.

Jenny: no se, tu amigo me hace sentirme algo incomoda, por cómo se comporta y por las cosas que dice. . .

Gabriel: mi amigo es que tiene tres cosas, una dice todo lo que piensa y eso le cae bien a algunas personas, no a todas, dos tiene una confianza conmigo muy grande, porque vengo a comer aquí desde niño, tras un día que lo conocí con mi padre y tres ha dicho eso, porque al ser una taberna pirata los piratas pedían alcohol, cerveza, no coca cola, jeje.

Jenny: ya, pero no se la tiene contigo, no conmigo y yo no soy un pirata (puso un gesto en su cara de que estaba molesta)

Gabriel: ya, pero lo que ha hecho es tratarte como una mas y tienes razón, no eres una pirata, eres una chica demasiado aburrida, hay que tener algo de imaginación, ¿sabes? (Ahora el molesto era yo)

Jenny: anda no te enfades, ya sabes cómo soy.

Gabriel: pues eso es precisamente lo único que no me gusta de ti.

Ella abrió los ojos de par en par al oír eso, le había dicho que ella me gustaba, pero que su mal carácter no, quizás no sabía como tomárselo, yo la estaba mirando a los ojos muy serio y ella me miraba con la mirada algo desorbitada, un novio cualquiera se podría arrepentir de lo que decía, pero yo no era así, así que todo estaba en sus manos, en su reacción, quizás, porque yo no era un novio normal.

Jenny: pues yo creo que eso es mi esencia, así que no estoy segura de que pueda cambiar eso (dijo cabizbaja)

Gabriel: nena, no todo se puede cambiar eso es cierto, pero. . . la esencia, no es una de ellas.

La verdad yo hablaba de mi problema, porque eso no se podía cambiar, pero el resto, siempre puede cambiar y eso está claro, aunque no me guste pedirle eso a alguien, pero cuando no puedes soportar algo, tienes 2 opciones, cambiarlo o quitarlo de tu vida.

Jenny: ¿entonces?

Gabriel: no soy muy amigo de pedir a nadie que cambie, pero esto no lo puedo soportar, así que si me quieres y quieres ser feliz conmigo, cámbialo.

Durante 1 minuto al menos, hubo un incomodo silencio ella me miraba a veces y otras veces miraba hacia abajo pensativa, yo sin embargo la miraba con disimulo para no incomodarla más aun de lo que ya lo estaba y me distraía mirando el acuario que había en la pared cerca nuestro.

Al poco de estar así incómodos los dos, que hacía parecer ya lejano, cuando ambos estábamos de buen rollo,  llego mi amigo con nuestras bebidas.

Jefe del bar: aquí tenéis las bebidas, ¿ahora que queréis para picar?

Yo mire para otro lado, pensando si levantarme e irme de aquí, dejándola sola en la mesa o si pedir algo mas y aunque me tiraba mas las ganas de dejarla aquí sola, me quede sin saber por qué.

Jenny: ¿Qué suelen pedir los piratas?

Nada más oír eso, la mire frunciendo el seño, no hay quien entienda a las chicas, pero Jenny todavía era aun más rara, no había quien la entendiera y aun menos yo.

Jefe del bar: pues los piratas se suelen pedir, mini alitas de pollo, por ejemplo

Jenny: vale, pues eso, me encanta el pollo.

Jefe del bar: marchando guapa, me empieza a caer bien tu novia Gabriel, ¿y tú qué quieres?

Yo aun serio y sin ganas de nada, conteste.

Gabriel: quiero pelotas de carne, como siempre.

Jefe del bar: huy que serio te veo, ¿quieres el cubata de la alegría?

Jenny: ¿cubata de la alegría?

Jefe del bar: un cubata de alcohol puro, que se empezó a tomar a los 17 en secreto de su padre y que siempre saca su sonrisa a flote.

Jenny: ¿sí?, que gracioso, jejeje.

Jefe del bar: si, a mí también me lo parece.

Gabriel: pues a mí no me hace ni pizca de gracias, que habléis de esas cosas.

Mi amigo sonrió, mientras que Jenny, me miraba sin saber qué cara poner, para no molestarme, era gracioso verla en esa situación, pero quería que todo volviera a su cauce, no me gustaba estar mal.

Gabriel: bueno, tráenos 2 cubatas de la alegría, a parte de la carne ¿vale, amigo?

Jenny: estoy de acuerdo, tráenoslo.

Gabriel: ¿segura?, solo yo puedo beberme sin mesclar el alcohol aun sabiéndome bien y todo.

Jenny: yo voy a ser una autentica pirata, como tú. (Puso carita de enfadada)

Gabriel: (yo continúe sonriente) vale, no tienes porque esforzarte tanto si no quieres. . .

Jenny: ¿y si quiero?

Gabriel: entonces, no hay nada más que hablar, hazlo.

Jenny: dos cubatas de la risa

Jefe del bar: ¿de la risa?, jajaja, serán de la alegría, ¿no?

Jenny: bueno, tú me has entendido, jeje.

Jefe del bar: si, yo te entiendo muy bien.

Gabriel: yo no os entiendo, en un momento os lleváis mal y en otro os reis juntos y todo, aclaraos y no me volváis loco.

Jenny: es que la vida es así.

Jefe del bar: jajajaja buena respuesta, yo no le hubiera contestado mejor, la vida es así dice Jajajajaja.

Mi amigo se fue mientras se reía, Jenny tenía una sonrisa en su cara y me miraba fijamente a los ojos, yo primero mire como mi amigo se iba hartándose de reír y luego mire a los ojos a Jenny, que sin tardanza, al unirse nuestras miradas, se acerco cerrando sus ojos y yo nada más darme cuenta de sus intenciones, cerré también mis ojos, en realidad la espera se me hiso eterna, aunque fue poco tiempo lo que tardo en unir sus labios a los míos, fue el beso más dulce que me había dado hasta ahora.

Cuando ella comenzó a separar sus labios de los míos, yo le mordí el labio inferior para no dejarla separarse, luego mi mano la pase por su nuca y deje de morderle el labio en ese momento, para comenzar a darle un tierno morreo en respuesta a su dulce pico.

Continuamos besándonos un rato mas, intercalando entre pequeños y dulces picos, morreos pasionales y por ultimo comiéndonos la boca lenta y cariñosamente, jugueteando con nuestras lenguas, como si lucháramos por la supremacía de cada uno o la conquista de la boca ajena, pero en ese momento un carraspeo ajeno nos saco de nuestra guerrilla personal.

Jefe del bar: Siento interrumpiros parejita, pero aquí tenéis los cubatas de la alegría, aunque no sé si os hace falta, ya.

Jenny: ehhh, que si hace falta, que el alcohol nunca sobra.

Gabriel: el día que Jenny no quiera un vaso de alcohol, me asustare.

Jefe del bar: ¿Por qué, tanto bebe la chica?

Jenny: yo no bebo tanto

Gabriel: bebe mucho más de lo normal, pero vamos que yo le terminare quitando esa manía.

Jefe del bar: ¿y eso, viejo amigo?

Jenny: eso, ¿por qué no me vas a dejar beber más?

Gabriel: porque quizás estés ya embarazada y como tu comprenderás, el va a nacer totalmente sano.

Sorprendí a mi amigo, pero no hay palabras para describir la cara de mi amiga, estaba más que sorprendida, pero claro, Jenny no podía callarse, contestar era su vida o al menos su estilo de vivir.

Jenny: bueno, eso aun no lo sabemos.

Gabriel: no te preocupes, que mañana lo sabremos.

Jefe del bar: me has dejado de piedra no sabía, que ibais tan en serio, vais a ser padres y todo, ¿Qué pronto no?

Jenny: ¿ah sí y eso como lo sabremos?

Gabriel: con un test de embarazo sofisticado que invento mi padre, mañana lo sabremos todo, bonita.

Jefe del bar: oju, si es invento del padre, entonces no falla, es un genio.

Jenny: entonces aprovechare este cubata, como si fuera el último.

Gabriel: puede que lo sea. . .

Jefe del bar: bueno, después de comer os pondré una copa de champan para celebrar todo esto, voy a por vuestra comida para picar

Jenny: venga y gracias

Gabriel: gracias, amigo.

Cuando mi amigo se fue, ambos nos miramos, sonreímos y comenzamos a besarnos, primero piquitos, luego muerdos, luego morreos y por ultimo nos comimos la boca, luego Jenny me dio un pico y se separo.

Jenny: ¿no hay alguna forma de convencerte que me dejes beber?

Estaba pensando como repetírselo sin alterarme en absoluto como siempre, ideaba como contestarle sin provocar otro conflicto, imaginaba como dejarle claro todo esto, empecé a verle cara de guarra y a continuación note su pie en mi polla, este era su estilo, era una niña mala y le gustaba jugar sucio, pero no sabía que había topado con la horna de su zapato.

Gabriel: mientras estés embarazada, no hay manera, lo siento cariño, a ti te quiero, pero él es mi hijo.

Jenny: ¿tendré que estar nueve meses, sin beber?

Gabriel: y sin fumar.

Jenny puso cara de desesperación como si le estuviera prohibiendo algo necesario para vivir, no me gustaba coartar la libertad de nadie, pero mi hijo, estaba primero eso estaba claro.

Jenny: pensé que eras más liberal. . .

Gabriel: y lo soy, cuando nazca eres libre de hacer lo que quieras, pero ese hijo es tan tuyo, como mío y yo quiero que nazca sano.

Jenny: que protector eres, parece que vayas a ser un padrazo.

Ese comentario me toco una fibra en mi interior, traspaso la armadura de mis sentimientos o como quisiera decirlo, la cosa es que nunca había pensado en ello, pero me iba a perder toda la infancia de mis hijos y no sabía si eso me importaba, pero lo que si sabia seguro, es que quería irme a la cárcel si me cogían siendo consciente que mientras pude, los cuide bien, mire para otro lado para susurrar lo que sentía en ese momento.

Gabriel (susurrando): lo seré al menos, el tiempo que pueda.

Jenny: ¿Qué dices?

Gabriel: nada, que tengo hambre y mi amigo tarda mucho con la comida.

Ella me miro extrañada, evidentemente la intuición femenina podía descifrar muchas cosas que no veían, oían o sabían y no sé hasta qué punto, ella sabía que le ocultaba algo en el fondo, pero bueno así seria toda la vida, hasta que me pillaran, si es que alguna vez lo hacían, claro.

Jenny: nene, ¿tú no me ocultas nada no?

Yo sonreí, porque no era tan tonta como yo llegue a pensar alguna vez, sonreí, quizás porque le importaba o porque era lenta, pero lista.

Gabriel: ¿yo?, ¿Por qué dices eso nena?

Jenny: porque no se me da esa sensación.

Gabriel: bueno, ¿aún nos queda conocernos mejor, pero para eso estamos aquí, no?

Jenny: si, entonces será eso, tantas sorpresas contigo me habrán descolocado.

Como siempre mi amigo llego en el momento más inadecuado, justo cuando nos íbamos a besar, que inoportuno es el pobre, pero la bese igual.

Jefe del bar: aquí tenéis la carne, piratillas, huy que beso más tierno.

Gabriel: que descarado eres tío.

Jenny: al final nos llevamos bien, somos igual de descarados.

Jefe del bar: Jajajajaja y ahora, ¿Qué queréis comer?

Gabriel: sorpréndenos como siempre

Jenny: si, danos una sorpresa, me has leído la mente, cariño.

Al decir lo ultimo me acaricio la cara con mirada tierna, yo sonreí algo incomodo por ese gesto, mire a mi amigo y le dije para cambiar un poco la situación.

Gabriel: venga tío, no tardes que tengo hambre.

Jefe del bar: huy tan impaciente como siempre, venga a comer, que yo ahora vuelvo.

Empezamos a comer, pero cuando todo había vuelto a la normalidad, ella volvió a mirarme así y yo conteste de la única forma que me salía contestar, sonriendo incomodo, luego seguí comiendo mientras ella me observaba, lo cual era aun mas incomodo todavía, pero al ser tan pasota como yo era, seguí comiendo igual.

Jenny: ¿te puedo decir algo, cielo?

Gabriel: si, lo que quieras, claro.

Jenny: pues lo que quiero decirte es que te quiero

Yo la mire con gesto sorprendido, trague la comida con calma, dejándola esperando unos instantes impaciente, sonreí provocando una cara rara en ella.

Gabriel: yo también te quiero tonta, creí que no te hacía falta escucharlo.

Jenny: a las mujeres siempre nos gusta oírlo

Gabriel: pues no te acostumbres a oírlo mucho, porque yo soy más de hacer que de decirlo.

Al contrario de lo que yo esperaba, ella sonrió, me beso dulcemente y seguimos comiendo tan tranquilos, pero como le gusta tanto hablar y le cuesta tanto callar, me pregunto de nuevo una cosa.

Jenny: ¿Dónde vamos a ir luego?

Gabriel: yo pensé llevarte a pasear por Madrid, ¿Qué te parece?

Jenny: bien, así podremos estar solos y con mas intimidad.

Gabriel: ¿estas disfrutando la cita?

Jenny: si, aunque hayamos discutido un poco

Gabriel: ya, pero eso es inevitable a veces.

Jenny: ¿y tú?

Gabriel: bueno. . . en parte si, en parte no.

Jenny: ¿Por qué es la parte que no?

Gabriel: por las peleas que hemos tenido, no me gusta discutir.

Jenny: ni a mi

Ella puso una carita triste, que casi me hace sonreír en esta situación tan seria y no hubiera sido lo más adecuado.

Gabriel: ¿habrá que hacer algo, para arreglar eso, no?

Jenny: pues sí, ¿Qué se te ocurre hacer?

Gabriel: siéndote sincero estoy en blanco.

Jenny: yo también estoy en blanco, ju.

Gabriel: pensémoslo para buscar una solución, ¿vale?

Jenny: vale

Seguimos comiendo mientras pensábamos, fue una comida agridulce, tan agria, como dulce,  por fin hubo el maravilloso silencio que tanto me gustaba, luego llego mi amigo:

Jefe del bar: ¿queréis el segundo plato?

Gabriel: claro, yo quiero sopa de calamar

Jenny: y yo.

Gabriel: imitadora

Ella me saco la lengua, era la primera vez que jugaba conmigo y eso era muy buena señal, parecía que lentamente la cosa iba avanzando, aunque más lentamente de lo que a mí me gustaba, pero no todo iba a salir bien y encima como yo quisiera.

Yo sonreí y mi amigo nos dijo:

Jefe del bar: entonces, ¿os pongo sopa de calamar para dos o dos platos de sopa de calamar?

Mi amigo tenía un sentido del humor extraño, igual que jamás me había dicho su nombre, era un tipo peculiarmente extraño, pero bueno, era buena gente y eso era lo importante.

Jenny: jejeje, yo prefiero un plato de sopa de calamar para dos.

Jefe del bar: pues marchando.

Mi amigo volvió a irse y como ya habíamos acabado de comer seguimos hablando, hasta que nos trajera el segundo plato, mi amigo no ponía el primer plato porque decía que los piratas primero bebían, luego picaban mientras que bebían, al terminar de picar, se pedían el segundo plato y luego el postre, era algo raro, pero tenía aun así, su clientela fija.

Gabriel: en el fondo eres toda una romántica o eso me parece, Jenny.

Jenny: es que tenemos que conocernos más y mejor, ¿he Gabri?

Al decir eso, me agarro la mano, comenzando entonces a acariciármela con suavidad.

Gabriel: eso parece. . .

Jenny: oye nene

Gabriel: dime nena

Jenny: ¿Por qué ha pasado de picar directamente al segundo plato?

Gabriel: “Normas de la casa”

Jenny: jeje, que raro.

Gabriel: si, pero a mí me gusta.

Jenny: ¿sabes una cosa?

Gabriel: ¿el queee? (alargue la e, mostrando que estaba siendo algo pesada, para mi gusto)

Jenny: jo, si quieres no te lo digo (con carita de pena)

Sonreí al ver su reacción y le dije:

Gabriel: es que no te callas ni bajo agua, eres muy charlatana jejeje.

Ella me miro con un doble gesto muy gracioso, puso cara de enfadada pero a la vez me pareció que ponía cara de mala, puede que me hiciera pagar ese comentario, pero eso lo hacía aun más interesante, así que no me molestaba para nada.

Yo le di un piquito, sacándole así una sonrisa, que incluso su puso un poco colorada, entonces decidí dejarla trastoca rematando la faena con un comentario:

Gabriel: deberías de sonreír siempre así, porque así estas más, bonita.

Le acaricie la cara dulcemente, matándola ya del todo, ya se había puesto colorada con mi comentario, pero, al acariciarle la cara la volví loca.

Jenny: deberías de ser siempre así, cariño.

Gabriel: Entonces no te gustaría tanto estos momentos, porque serian algo normal.

Ella me puso una cara algo sarcástica, yo le conteste con un guiño de ojos y con una sonrisa, por eso ella finalmente término sonriéndome también, pero antes me dijo:

Jenny: que cabroncete eres.

Gabriel: ¿pero eso te gusta, no?

Jenny: no. . . (Intentando negarlo)

Gabriel: confiésalo, te gusta en verdad.

Jenny: que no. . .

Gabriel: bueno, si no te gusta que sea así, tampoco te importara que me vaya, supongo.

Tras decir eso, me empecé a levantar lentamente y a girarme hacia la barra, para ir a pagar y largarme de allí, pero de repente, me agarro del brazo y entonces me dijo:

Jenny: no me gusta, me encanta y siéntate malaje, que ahí que decírtelo todo, si no te enfadas.

Yo sonreí mientras me sentaba de nuevo en la silla, con su brazo aun agarrándome fuerte el brazo, que incluso me estaba doliendo un poco y le aclare con mis palabras porque había hecho esto:

Gabriel: solo quería comprobar si me querías de verdad (le guiñe el ojo)

Ella se puso muy seria un momento y luego poniendo carita de mala, se levanto, sin soltarme aun el brazo y me susurro en el oído:

Jenny: si quieres saber lo que te quiero, estaré en el baño.

Cuando le iba a contestar, por fin soltó mi brazo, para poner un dedo en mis labios en señal de silencio, para que no hablara, sonrió y se fue sin decir nada mas, vi como entraba en el baño de señoras y yo moví el brazo para quitarme el leve dolor que ella y sus nervios me había provocado, porque con sus nervios me había apretado un poco más de la cuenta y aunque no tenía la piel flácida, tampoco es que estuviera fuerte, estaba normalito.

Un chico normal y sobre todo un novio normal, un tío normal hubiera ido al baño de señoras, se hubiera tirado a su chica y luego hubiera salido como si no pasara nada, más contento de lo que entro y terminaría de comer como si nada, pero yo no era un chico ni un novio normal.

No es porque no lo deseara, era porque quería hacerme desear, más bien era porque yo nunca he jugado a un juego que no fuera el mío y que si jugaba era para ganar y ella intentaba como toda mujer, que yo jugara a su juego, por eso sería mejor que me esperara sentada, pues yo no pensaba ir, aunque me muriera de ganas, me resistiría hasta esta noche.

Espere unos diez minutos más o menos y en ese momento se abrió de un movimiento seco la puerta y salió Jenny con cara de enfadada, pero tuvo que disimular porque paso mi amigo por su lado con nuestra sopa calentita que echaba hasta humo, ambos hablaron por el camino, lo que pareció suavizar a Jenny, aunque no me entere de lo que hablaban, no me intrigo siquiera, ni tampoco me importo demasiado, era extraño, la quería, pero no la quería, me importaba, pero no me importaba, que llegaran ambos a la vez me saco de mis pensamientos, aunque mi viejo amigo como siempre dijo una broma de las suyas.

Jefe del bar: aquí tenéis la sopa para dos, perdonadme he tardado tanto porque me he tenido que pelear con el calamar, para meterlo en la olla.

Yo me reí y Jenny sonrió, pero esto suavizaría con suerte, la discusión que seguramente habría causado por no seguirle el rollo.

Gabriel: quiero otra jarra de cerveza, amigo.

Jenny: y yo otra. (Dijo muy seria)

La verdad que a mí y a mi amigo, nos sorprendió bastante, pues ambos la miramos escrutándola con nuestras miradas.

Gabriel: ¿tu, una jarra de cerveza?

Jenny: si, ¿Qué tiene de raro?

Gabriel: no se, pensé que no te gustaba por lo que dijiste antes.

Jefe del bar: bueno, déjala si es el último día que puede beber, querrá aprovecharlo la criatura.

Gabriel: porque me lo pides tú, que si no, no la dejo.

Mi amigo se rio, Jenny sonrió y yo le guiñe un ojo a Jenny, mientras ella le respondía a él.

Jenny: gracias

Jefe del bar: que aproveche la cena.

Mi amigo tras decir eso, se fue a echarnos la cerveza y Jenny cambio drásticamente su cara y me dijo en un tono bajo pero de mosqueada.

Jenny: ¿puedo saber porque me has dejado tirada esperando, en el baño?

Gabriel: yo no te he dejado tirada en el baño

Jenny: ¿Cómo que no?, si no has ido. . .

Gabriel: pero no he ido por una razón.

Jenny: ¿Cuál?

Gabriel: tú has dicho: “si quieres saber lo que te quiero, estaré en el baño.” Y yo no he ido porque yo ya sé lo que me quieres, por que otra cualquiera, hubiera vuelto, hubiera cogido sus cosas y se hubiera largado incluso quizás, me hubiera dado un guantazo por hacerla esperar en el baño y tu, tan solo has vuelto algo mosqueada como es natural, incluso actuando con normalidad.

Era impresionante lo que me había salido del alma en este pequeño momento, yo valía para decir lo que siento, eso estaba claro, ella seguía ahí delante mía con la boca abierta, supongo que por lo que le había dicho, tardaría un poco en responderme, yo espere a que se enfriara la sopa, tan solo observándola.

Jenny: eres un cabron. . .

Gabriel: ¿Por qué?

Jenny: ¿no pensaste en ir en ningún momento, verdad?

Yo sonreí y le dije:

Gabriel: claro que pensé en ir, es tan solo que preferí contestártelo así y demostrarte así que confió en ti.

Ella me miro como si analizara cada palabra que salía de mi boca y cuando comenzó a mover los labios para responderme llego mi amigo:

Jefe del bar: tortolitos, se os va a enfriar la sopa, ¿queréis ir pidiendo ya el postre?

Gabriel: yo con la sopa ya me voy a quedar listo ¿y tu Jenny, quieres algo?

Jenny: si, yo quiero una natilla, jeje.

Jefe del bar: cuando os comáis la sopa te traigo la natilla, que os aproveche.

Jenny: vale, gracias.

Y tal como llego, como siempre solía hacer mi amigo, tal como vino, se largo. Dejándonos la posibilidad perfecta para empezar a comer y seguir hablando por donde lo dejamos, yo me adelante no hablando, eso prefería que se adelantara ella, cogí la cuchara de la sopa y primero dirigí la cuchara diciéndole a ella.

Gabriel: di ahhhh.

Ella sonrió extrañada y mirándome con cara rara dijo:

Jenny: ahhh

Yo metí la cuchara en su boca, mientras ella saboreaba la sopa, yo metí la cuchara en el plato y tras llenar la cuchara, la envié esta vez en mi boca y estuve así un rato, hasta que ella no aguanto más callada y me dijo:

Jenny: vale niño malo, pero esta noche no te escapas.

En mi cara se dibujo una sonrisa de las que soltaba cuando era: “El Dragón Negro” y no yo, una sonrisa de bueno jugando a ser malo o de malo, jugando a ser bueno, incluso note algo de inseguridad en su mirada, como si fuera una presa asustada ante su cazador.

Jenny: huy, ¿y esa mirada?

Aun con mi sonrisa en la cara, le solté quizás dejándole claro que hacia bien en asustarse:

Gabriel: quizás la cazadora, se convierta esta vez en presa.

Jenny: ya veremos quién caza a quien.

Era obvio que ella no sabía con quien jugaba, que sentimiento alimentaba en mí y que no tenía ni idea a quien se iba a encontrar esta noche por sorpresa, nadie chuleaba al dragón negro y se quedaba tan pancha.

Gabriel: ya sé donde te voy a llevar esta noche, vamos a ir al parque de las parejas (era el parque ideal para mi juego, por allí solo habían 4 cosas, parejas, viejos verdes, violadores y borrachos.)

Testigos que no pueden hablar, oscuridad para asustar y jugar con Jenny y observadores que no se perderán detalle del juego.

Jenny: ten cuidado haber si el dragón negro, nos ataca.

Gabriel: allí aunque esta oscuro, hay mucha gente, tonta.

Ella me miro con una mirada perspicaz, demostrándome que había pillado lo de “aunque este oscuro”, pero claro, ella no podía imaginarse, nada de lo que yo, ya maquinaba para esta noche, pobrecita mía, ella solita se había metido en la boca del lobo, yo era el rey de Madrid y nadie me vacilaba en mi terreno.

Terminamos de comer, ella se comió el postre sin callarse apenas, como siempre, mientras que yo, me bebía otra cerveza y luego vino la hora de pagarle a mi amigo:

Jefe del bar: son 45 Euros, Gabriel.

Gabriel: toma 100 y quédate la vuelta como siempre.

Jefe del bar: vuelve pronto, que se te echa de menos, tío.

Gabriel: quizás mañana, venga a cenar, ya veremos.

Jefe del bar: si vas a venir, avísame antes y preparo algo especial.

Jenny y yo nos despedimos de él y nos fuimos paseando, mientras hablábamos de un poco de todo y nos conocíamos mejor. Luego nos sentamos en un banco a la sombrita que había en un parque, estuvimos hablando, acariciándonos, besándonos y a ratos incluso enrollándonos, hasta que llegaron las 6 de la tarde.

Fue una buena tarde la verdad, tengo que confesarlo y no por los refregones, por los achuchones y caricias, por primera vez al hablar y conocernos mejor, comencé a valorar lo que Jenny me decía, a pesar de que no se callaba nunca, a las seis de la tarde, fuimos cogidos de la mano hasta la heladería italiana y nos compramos una tarina grande para dos de helado con 1 bola de vainilla, otra de chocolate y por ultimo una de natillas con galletas.

Dicen que con la comida no se juega, pero era delicioso comerme el helado de su boca, es por eso, que estuvimos jugando a pasarnos el helado con la boca, a darnos de comer mutuamente, no sé que era más delicioso si el helado, su boca o ambas, pero este día estaba siendo fenomenal y aun no había acabado. . .

La sorpresa de su cita fue una cosa muy sencillita, la lleve a un bar, donde había que pagar entrada y en la que el público votaba con unos marcadores que había en la mesa, a los canta autores novatos que intentaban triunfar el que ganara hoy, podría competir mañana y los marcadores tenían 3 posiciones.

Negativo: era por si no te gustaba como cantaba

Neutro: por si no te convencía y preferías no votar

Positivo: era por si te gustaba como cantaba

En el escenario detrás salía un porcentaje en un marcador que había, de los que les había gustado, de los votos nulos y de los que no les había gustado, esta fue mi sorpresa para Jenny, ella disfruto tomando copas y votando como una niña chica, yo disfrutaba por verla a ella contenta.

Tras esto, la lleve a cenar a un bar de come todo lo que puedas de pasta italiana, por 30 euros, entre comida y bebida, nos pusimos como el quico y de nuevo, ella volvió a ser feliz, por ahora había dado en el clavo en todo, pero ya era hora de pasarlo bien yo, así que, tras la cena fuimos paseando hasta el parque de las parejas y aquí iba a calmar mi ansiedad de raptar a la nueva víctima, con mi novia, al final si va a ser esto una ventaja, todo depende de cómo se mire. . .

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