La Frutera De Campo 6

                Estaba en la sala, rodeado por cuatro o cinco, guardias de seguridad, Mario había sido esposado a la silla y tenía dos a los lados y un tercero detrás pegado a su culo, mientras otro llamaba a la policía tras un despacho, delante de nosotros.

Otro se puso al lado del compañero e interrogaba a ambos, como podía ya que Mario aun furioso, no colaboraba mucho, por no decir que nada.

-Decidme que ha pasado exactamente- pregunto enfadado el guardia de seguridad, intercalando su mirada entre ambos.

-¡¡tú no te metas, maricon de mierda o vas a recibir tu también!!- respondió Mario fuera de si, que recibió de recompensa por sus palabras un capón desde detrás, intento levantarse y fue agarrado de los hombros para que no pudiera levantarse.

El guardia me miro a mí –yo estaba con mi novia- Mario me interrumpió gritando: ¡¿Tu novia?! ¡¡Es mi mujer pedazo de desgraciado, te voy a matar!! El guardia les hizo una señal a sus compañeros y añadió –Hacedle callar, tuvo su momento de hablar y no quiso hacerlo- le taparon la boca y lo agarraron con fuerza, justo cuando Mario cogía aire, para regalarnos otra combinación de hermosas palabras. Me miro de nuevo a mí, esperando a que hablara –Cuando este señor apareció gritando como un loco y me golpeo por la espalda, hasta tirarme al suelo y una vez en el suelo, siguió pateándome.- Termine de contar. Entro la única guardia de seguridad femenina, la que estaba hablando con Nuria.

-La chica ha dicho: que estaba paseando con su chico, cuando apareció este hombre y le empezó a dar una brutal paliza, sin razón alguna- Mario al escuchar eso, empezó a llorar a moco tendido mientras con la boca tapada, se notaba que profería una nueva cantidad enorme de insultos. El guardia que nos interrogaba se dirigió a mi sobre todo, pero hablaba con ambos: “Cuando llegue la policía, le entregaremos vuestros testimonios y tu posiblemente te puedas ir” me dijo a mí. Yo asentí y espere sentado con calma mirando para bajo, mientras una chica vestida de cajera, entro con el botiquín en la mano y poniéndolo en el suelo, me comenzaba a curar, tras hacerme fotos como prueba, los guardias de seguridad.

Al rato de estar curándome la cajera tonteo gestualmente conmigo y me dejo, su número escrito en un papel, metido en el bolsillo con total disimulo, nada mas irse llego la policía y tras leer un momento de mala gana los testimonios, efectivamente me soltaron a mí y a él se lo llevaban detenido. Entonces fue cuando quiso hablar –No, ahora hablamos en comisaria- así que quede libre por ahora y el prisionero, antes de salir la guardia me agarro del brazo –deberías ir al hospital, la cura es algo provisional- yo asentí con la cabeza y susurre un “gracias”.

Tras eso busque a Nuria por todas partes pero ya no estaba, respire tranquilo porque no tuviera que ver como se llevaban a su marido preso, después de todo, aun era su marido y todavía no se había decidido del todo por mí. Al ver que no estaba, me dirigí a mi moto, aunque dolorido, podía conducir perfectamente, después de todo no estaba muerto y mirándolo todo desde un punto de vista positivo, quizá esto la podría hacer decantarse por mí.

Con la cabeza llena de dudas me puse a conducir camino a casa de mi hermana, tarde un buen rato ya que no quise ir rápido como siempre por si el cuerpo no me respondía correctamente, tenía el cuerpo entumecido, pero por fortuna, no había mucho tráfico. Al rato grande al vislumbrar el garaje de mi hermana, la vista se me puso doble, me estaba mareando, la sangre comenzó a brotar, intente aparcar, pero cometí una torpeza en el garaje. Así que me caí contra el fondo del garaje, alguien salió de la casa tan apresuradamente que dio un portazo, vi a Miguel, respirando agitadamente, que se llevaba las manos a la cabeza y me pedía colaboración –Pablo, déjame ayudarte- Negué con la cabeza –estoy bien- intente incorporarme y me caí de nuevo. -¿Cómo esta mi moto, mi moto está bien?- El dijo con cara de enfado –deja la puta moto, la moto está bien- aunque prácticamente no la miro, me ayudo a levantarme y me llevo adentro al salón.

Empezó a hacerme otra de esas odiosas curas temporales, -¿estás loco, como conduces en este estado? Podrías haberme llamado- yo negué con la cabeza – ¡estate quieto!- me regaño, -Tenía que ver a Nuria y saber qué pasa con nosotros- Miguel miro hacia abajo –ella no está- para volver a mirarme y fingir una sonrisa, -¿Qué pasa?- el negó con la cabeza –nada, esta con tu hermana, vamos te llevo a la cama- proteste –quiero esperarla, aquí sentado- el negó con la cabeza y ordeno –he dicho que a la cama- nunca lo había visto así, así que obedecí. Me llevo hasta la cama y como en realidad no estaba bien, me quede dormido, además me dejo solo. Mientras tanto…

-¿Crees que tu hermano saldrá, hoy?- Pregunto nerviosa Nuria, mientras mi hermana conducía su coche fumando como siempre, pero hoy con mas ansia y mas despreocupadamente de molestar a nadie, producto de los nervios –no tienen nada contar el, en un principio esta fuera- Nuria sabia que ella era abogada, así que confiaba en sus palabras más que en las de ningún otro. -¿Qué vas a hacer, ahora?- Nuria miro más abajo que al suelo de el coche, como si pudiera atravesarlo, porque sabía perfectamente la única opción que le quedaba, después de esto. Divorciarse y salir con Pablo, la vida no le había dejado finalmente la decisión, aun recordaba como se había puesto Mario por ella, pero también recordaba como se había puesto con ella, por un lado, eso le gustaba y por otro, estaba aterrada.

-Voy a salir con tu hermano- Zoé que sabía perfectamente lo que estaba pensando y que no quería que la relación de su hermano estuviera fundada en una mentira –Siempre puedes arreglarlo con tu marido, pero no salgas con mi hermano, si no lo quieres, realmente.- El silencio fue toda la respuesta que Zoé necesitaba para saber si Nuria lo quería o no. -no lo quieres, ¿verdad? – Zoé ya sabía la respuesta, tan solo buscaba asegurarse, pero Nuria no estaba preparada para responder a una pregunta tan directa, nunca había vuelto a alzar la vista, desde la pregunta anterior, pero la bajo mas, si podía y se encogió de hombros, siendo lo más sincera que podía –no lo sé- y añadió tras un poco de silencio, después de un suspiro de frustración –solo sé que le tengo mucho cariño- Zoé sonrió con su característica sonrisa mientras expulsaba el humor del cigarro por la nariz -¿y qué vas a hacer Nuria?- Nuria la miro al fin, después de tanto tiempo sin mirarla –¡Que no lo sé!, solo sé que lo de mi marido no tiene arreglo-  pero Zoé la interrumpió –todo lo tiene- Nuria estaba confusa lloro como una niña, sin responder si quiera, sobre sus manos, mi hermana la mirada perpleja, desde el rabillo del ojo, recordando que esa chica, por alguna razón, le recordaba mucho a ella, hace unos años.

Tras un rato así, le acaricio la cabeza con ternura con la mano libre -¿Qué te pasa?- Nuria la miro durante un solo segundo -¡¿Qué me va pasar?! Que estoy hecha un lio, quiero a mi marido, pero por Pablo siento algo especial- En realidad Zoé sabía perfectamente lo que hacían los Neras, manipulaban la realidad para llevarte a un mundo de fantasía en los que ellos eran los reyes y las mujeres sus reinas, es difícil no querer estar con alguien que vuelve todo tu mundo color de rosa y que siempre te lo dará todo. Pero no podía decírselo o Pablo y toda su familia dejarían de serlo en tan solo un segundo. Ya la había ayudado todo lo que podía al fin y al cabo, seguía haciéndolo todo lo que se le permitía, saltarse una vez las reglas era un riesgo, pero, saltársela dos veces y de esta manera, era un suicidio familiar clarísimo. Una cosa era haberle dado las pastillas y otra muy distinta, era hacer esto.

Al poco llegaron a casa donde tanto Mario y ella, pasaron casi todo el tiempo conviviendo, de este ultimo año.

Zoé tiro el cigarro por la ventana se encendió otro y le pregunto sabiendo que sería muy duro para ella, enfrentarse a los recuerdos, ella sola -¿quieres que te acompañe?- Nuria negó con la cabeza -no, ya has hecho suficiente, espérame aquí - estuvo dentro un par de horas, en las que Zoé se acabó el paquete de tabaco entero, lloro un poco recordando cosas del pasado que tampoco estaban tan pasadas para ella y estuvo a punto varias veces de marcharse de allí, por un lado tenía ganas de conducir hacia el horizonte y no mirar atrás o de llamar a la puerta en plan, "¿has decidido quedarte y no me has avisado?" cuando estaba a punto de arrancar el coche, salió Nuria con bastantes maletas.

Zoé salió a Ayudarla, -sí, que has tardado- se quejo, Nuria asintió, -muchos recuerdos...- Zoé pregunto mientras metía las maletas en el maletero -¿estás segura de esto? Nuria asintió -creo que sí, si Mario me ve aquí, me pegaría o quizás me mataría - Zoé bromeando -yo podría llevarte el caso- riéndose ella sola, viendo que Nuria no reía y que agachaba la cabeza y lloraba, -perdona, no era mi intención, pero, ¿me refería a que, si quieres hacer esto?- Nuria se encogió de hombros y volvió a decir –no lo sé-

Zoé, se dio cuenta de que su ansiedad por saber le estaba pasando factura, esa chica era un mar de dudas, ahora no era capaz de responder ni a la pregunta más fácil del mundo, "un cómo te llamas", solo la abrazo en silencio y lloraron un poco ambas, cada una en su interior, por sus propios motivos pero con algo en común, la misma persona causaba esas lágrimas por distintos, cauces.

Luego condujeron escuchando música, en inglés para evitar llorar por letras que las hicieran sentir por estar en español, donde entendieran las letras y los sentimientos afloraran. Al llegar a la casa y empezar a descargar las maletas, con tranquilidad, Nuria que no era tonta tampoco y que sospechaba, que Zoé ocultaba algo, -Oye Zoé - ella la miro, -¿si, Nuria?-Nuria pregunto rompiendo la sonrisa de Zoé que confirmaba que esta ocultaba algo, -¿por qué llorabas, antes?- Zoé que no tenía ganas de inventar nada, -quizá algún día te lo cuente- Nuria repitió la palabra que más le llamo la atención de Zoé -¿quizá?- y Zoé repitió -¡quizá!- al ver la moto de Pablo en el garaje a ambas, se les iluminó la cara, tras eso juntas llevaron en silencio las maletas y Miguel, salió a su encuentro, -tu hermano y tu pareja, ha tenido un pequeño accidente en nuestro garaje. A ambas se les descompuso esa cara de felicidad repentina que tenían al saber que Pablo estaba aquí, ambas intentaron correr hacia dentro, pero Miguel las aguanto, y les dijo -tranquilas, solo perdió el equilibrio al aparcar la moto, por la sangre - al final se pusieron más nerviosas lo desequilibraron entre las dos y lo tiraron al suelo, pasándole casi por encima, mientras que pensaba que quizás añadir a su frase la palabra sangre, no había sido buena idea. Prácticamente las dos corrieron como desesperadas, hasta donde estaba Pablo aún dormido en la cama al querer entrar producto del susto las dos a la vez dieron un golpe en la puerta que lo despertó. -¿Qué hacéis?- mi hermana y la frutera hablaron a la Vez aturullándome y sin dejarme oír nada.

Miguel llego justo a tiempo para decir lo que yo pensaba y que no tenía fuerzas de decir, -dejadlo, descansar, está bien- ellas insistieron en que tenían que hablar de una en una, conmigo. -Vale,  vamos Zoé- mi hermana hizo el amago de resistirse, pero cuando la mirada de Nuria y la de ella se encontraron, no pudo mantenerla, me miro y luego salió con su marido, sin mirarlo a él, que miraba la escena, con la mano estirada y mirándola realmente preocupado, dejándonos solos. Tras esperar que salieran y cerrarán tras ellos, Nuria se sentó en un taburete, que estaba junto a la cama, mirándome con una mirada tierna mientras me acariciaba la mano sin llegar a soltarla con la otra, a la vez, yo la miraba en silencio. Después de un rato en silencio, extrañado le pregunté -¿Que miras? - ella lo pensó un segundo como si fuera una respuesta muy difícil a la que contestar, -a ti- nada más oír su respuesta con cara sería tuve que reírme. A ella se le escapo una sonrisa al verme reírme, pero luego se puso sería otra vez asustándome un poco. -¿Qué te pasa?- ella se encogió de hombros -nada- yo negué con la cabeza -no, nada de nadas y cuéntamelo - ella sonrió con cara de mala -no debería hacerlo... - estaba empezando a ponerme nervioso -¿por qué no?- ella soltó mi mano para señalar mi nariz -que eres un idiota- la mire frunciendo el ceňo, para que comprendiera que no la entendía. -¿aún no me entiendes?- yo negué con la cabeza -si no me hablas, Claro...no te puedo entender- entonces toda la sutileza se borro de su cara para transformarse en pura furia. -¡¿Que, a quien se le ocurre ponerse a conducir en tu estado?!- y nada más soltar eso, empezó a pegarme en el hombro y la barriga, mientras yo me quejaba de broma, bueno un poco de broma y un poco de verdad, no porque me diera con mucha fuerza, sino porque ya me dolía, luego su cara volvió a la de siempre y empezó a llorar en mi brazo. -¿En mi estado? Si estoy bien, boba- ella levanto la cabeza me miro con el maquillaje corrido y lágrimas por toda la cara. -¡¿bien?! ¿Y por eso te has caído, de la moto, aparcando? - yo volví a repetir menos convencido -estoy bien... Solo fue un mareo repentino - ella negó con la cabeza -eso no dejará de sangrar hasta que te pongan puntos, como cojas la moto más en este estado...- A pesar de todo la chulería no la perdería nunca. -¿Qué?- ella me beso en los labios para luego susurrarme al oído -no vuelvo a hacerlo contigo en tu vida- ambos nos reímos, empezó a levantarse y separarse de mi lentamente, preocupado le pregunté -¿adónde Vas?- ella se giro en la puerta con la mirada tierna de siempre -¿adónde voy a ir? ¡a que llamen a un médico para que te curen eso!- le pedí que no tardará, ella solo asintió y cerró tras ella, aunque la puerta no tardo ni cinco segundos en abrirse de nuevo y cerrarse otra vez, pero ya no era ella.

-¡¿Zoé?!- ella se acerco y se tumbo en la cama a mi lado, empezó a acariciarme la cara y a mirarme de una forma un tanto extraña. -¿Qué pasa?- ella solo dijo un "nada" sin mucho ímpetu. -¿Que querías decirme?- ella negó con la cabeza y ocultándome lo que quería decirme -voy a llevar tu caso- yo con los ojos abiertos de par en par -¡¿mi caso?!- ella asintió, -si, tu caso- yo no daba crédito a lo que escuchaba -¿Qué caso?- entonces ella demostrando una paciencia infinita, cerrando los ojos, negando con la cabeza y suspirando, me explico, en cuanto tuvo la boca libre:

"aunque parezca que habéis ganado y que os lo habéis quitado de encima por sus acciones, eso no es así, en cuanto hable, la justicia va a querer saber más del tema y ella ha sido una adúltera, por tu no haber respetado su matrimonio, tendremos que verlo otra vez en los tribunales" un poco preocupado por las palabras de mi hermana pregunte -pero tu ganarás, no?- mi hermana evitó mirarme, -no lo sé, pero lo intentare- nos dimos un beso en los labios como siempre habíamos hecho, pero esta vez fue un beso con lengua, para mi sorpresa, además de que parecía dado de otra manera y luego se retiro sin decir, ni adiós, a pesar de que la llamaba para preguntarle, que le pasaba y que quería decirme, no giro ni la cabeza, se largo por donde había entrado, sin mirar atrás, Nuria no volvió a entrar como esperaba, cosa que llegue a notar, pese a lo mal que me encontraba de repente.

Se cerró la puerta y al fin me dejaron dormir, hasta que llegó el puňetero médico, que me despertó y me cosió la herida, allí estaban todos en silencio que no decían nada, -¿Que pasa se ha muerto alguien?- Nuria no pudo evitar reírse un segundo por mi comentario, pero Zoé y Miguel solo me miraron negando con la cabeza, aunque Miguel, si que se aguantaba la risa, la exorbitantemente preocupada por mí, era mi hermana. El médico -ya está, cuídese durante cinco días, a la semana siguiente le quitamos los puntos, y juntase esta crema, durante al menos tres o cuatro días-  asentí a todo, Miguel pago al médico y tanto Nuria como Zoé hicieron las preguntas pertinentes.

Luego me quedé dormido producto de la anestesia, el cansancio y que no me encontraba bien. Durante el día siguiente, tanto Nuria como Zoé se turnaron todo el día para cuidarme, solo que Zoé estaba siendo más cariñosa de la cuenta, siempre que estábamos solos, cuando pregunte a Nuria el hecho de que porque no dormía conmigo,  ella solo respondió: "creo que es lo mejor hasta que te recuperes" al día siguiente ya me encontraba bien, así que me enderece en la cama, al principio me maree un poco, pero luego se me pasó. Así que me puse en pie y empecé a caminar lentamente al salón, vi allí a Nuria acostada abierta de piernas con unas braguitas rosadas y lo demás no lo veía porque estaba tapada con la sábana, mi cuñado ya estaría trabajando en el campo y mi hermana, en su trabajo así que me puse junto a Nuria, me senté entre sus piernas me tire sobre ella y notando sus braguitas mojadas, sus tetas apretadas contra mi pecho y su aliento en la oreja, comencé a besarle el cuello. Cuando empecé a besarle el cuello primero empezó a retorcerse de placer, hasta que abrió los ojos, pego un bote y me empujó alejándose de mí, provocando que la mirara con una mezcla de extrañeza y preocupación. -¿Qué te pasa, Nuria?- ella me abrazo un poco más tranquila pero manteniendo las distancias, cosa que no me paso desapercibida. -¿Qué te pasa últimamente, conmigo?- ella negó con la cabeza –dame tiempo, solo estoy un poco confundida, con lo que paso- asentí, -vale, te daré tiempo…- Ella sonrió, al comprobar, que a pesar de todo, era comprensivo con ella.

Nuria quiso servirme el desayuno pero no la deje –tu llevas cuidándome un par de días, ahora que estoy bien, yo te voy a devolver el favor- fui a la cocina, mientras que ella se ponía mas ropa, yo le preparaba el desayuno, una vez preparado, le pregunte a través de la puerta, porque también había cerrado la puerta, esta vez. -¿Dónde tienes mi móvil, Nuria?- Pregunte a través de la puerta, con lagrimas en los ojos, por la situación, tan difícil que estábamos viviendo. –está en mi bolso, cógelo- Agarre el bolso y empecé a buscar, mi móvil, pero encontré una cosa que jamás me hubiera esperado encontrar en su bolso, llevaba una caja de pastilla del día después y no una cualquiera, la misma caja que uso una vez mi hermana.

Cuando salió la estaba esperando, le tire a los pies la caja de la píldora del día después -¿Qué significa esto?- ella lo miro y le cambio la cara, prueba que fue suficiente para saber que se la había tomado, -¡¿Qué significa esto?!- ella negó con la cabeza y dijo –lo siento- yo negué –no tienes nada que sentir, ya está todo claro, esto te lo ha dado mi hermana, ¿no?- ella negó con la cabeza –la compre, por favor Pablo, no te enfades, escúchame- hecho una furia, tire el móvil contra el suelo y patee una silla tirándola al suelo de la fuerza con la que le había dado -¡NO TENGO NADA QUE ESCUCHAR!- empecé a salir de la habitación, -¡¿Espera, adonde vas?! ¡¡Podemos tener otro!!- Salí de la habitación sin contestar, pero volví a asomar la cara, que había perdido toda la dulzura que tenia normalmente –No quiero otro bebe, quería el primero, asesina de mierda- Ella empezó a llorar por mi respuesta y yo desaparecí con un portazo, no tardo en oírse el ruido de la moto, yéndose a toda velocidad, en ese momento Nuria fue a salir, pero Miguel, que había escuchado todo de lejos, choco contra ella en la puerta.

-¡Que se va!- Grito Nuria desesperada, pero Miguel pregunto, sujetándola -¿Qué ha pasado?- pero al ver la caja en el suelo, lo entendió todo, sabía lo que había hecho Zoé y negó con la cabeza, ya no necesitaba explicación alguna -¡¡tengo que llamar a Zoé!!, ¿dónde está?- Miguel dijo: “toma mi móvil, llámala, pero está en el juzgado, intercediendo por su hermano, no sé si te lo cogerá…”

Salí de esa habitación, sintiéndome traicionado no solo por mi amor, sino que mi hermana la había ayudado, ella que sabía todo, ella que también había sido educada como yo, vale que ella se saltara las normas, pero que hiciera que mi mujer lo hiciera también, no podía perdonárselo, por eso estaba tan rara, ahora lo entendía todo, el disgusto y el esfuerzo que acababa de hacer recién levantado de la cama, me pasaba factura, aunque iba rápido y eso me mantenía caminando recto más o menos, me sentía fatigado y un poco mareado. Llegue hasta la moto, estaba un poco arañada, pero, estaba tal y como la deje, con las llaves puestas y todo, me monte, me puse el casco y me marche, aunque no estaba en condiciones de conducir, me entro un ataque de ansiedad y tenía que salir de allí, al precio que fuera, pensé que si fuera rápido, se me pasaría con el viento el mal estar y al principio al menos fue así. Empecé a aliviarme, pero empecé a llorar y las lagrimas, no me dejaban ver del todo bien, iba a reducir la marcha, pero cuando estaba reduciendo, pise un charco de agua, patine y derrape, para recuperar el control, pero a causa del mareo que tenia, perdí el equilibrio y me la pegue, di varias volteretas contra el suelo, me levante y estaba bien, pero un coche que patino con el mismo charco, choco con mi moto, lanzándola contra mí a gran velocidad, me agache para ver si pasaba por encima, pero me dio de pleno en la cabeza, solo sentí, como me desprendía de la vida, pero no sentí, nada más, después de todo, deje de sufrir, de pensar y de existir, en un mismo segundo.

Mi hermana, se levanto por la mañana temprano, contemplo que Nuria otra vez, estaba dormida en su sofá, esta chica iba a dejar destrozado a su hermano, cuando después de todo esto, lo dejara, pero si hacía falta, acogerlo y enfrentarse a la familia entera, por el, lo haría, entro en la habitación a hurtadillas, le acaricio la cabeza a Pablo y lo beso en los labios, ayer lo habían llamado para que fuese a declarar, ella no le había dicho nada, porque con el certificado del médico, iba a declarar que estaba impedido, para pedir un pequeño retraso de la vista, ya que su hermano estaba en la cama de reposo, mientras todos dormían, excepto su marido, que ya estaba despierto, cuando ella se levantaba siempre, salió, le lanzo un beso a su marido de lejos, cosa que el correspondió y se puso en marcha hacia la ciudad.

Si su hermano y Nuria cortaban, quizás le diría su pequeño secreto, quizás, esa era la palabra, que movía el mundo, quizás. Fue cantando canciones de amor por el camino, hasta llegar al juzgado, una vez allí, empezó a remover papeles, cuando le sonó el móvil, era Miguel, le pareció raro que le llamara, pero quizás era su hermano, que quería hablar con ella. Lo cogió con una sonrisa, dándose cuenta, que hoy no había fumado ni un cigarro –si, dime, Miguel- pero sonó en lugar de la voz que esperaba, la voz histérica de Nuria -¡Se ha ido!- Su gesto se torció, no sabía a quién se refería, -¿Quién se ha ido?- Nuria que no lograba tranquilizarse y que respiraba con dificultad y desequilibrio -¡El!- Zoé, un poco molesta le dijo consiguiendo poco –tranquilízate, ¿quien se fue Miguel o Pablo?- Miguel hablo un poco más lejos, contestando su pregunta, haciendo que Zoé tuviera un escalofrió extraño que le recorrió toda su espalda –Tranquilízate, cuéntaselo a ella, ella sabrá que hacer- dijo Miguel, -Se ha ido- Empezó a decir Nuria, -¡¿Pablo?!, ¡¡¿Cómo permitisteis, que se fuera en su estado?!!- Grito sin darse cuenta de donde estaba, todos la miraron fijamente y mal, excepto el que la estaba atendiendo que se hacia una ligera idea de que había pasado, -lo siento, bolso, pastilla, Zoé- Dijo Nuria, que entre lloriqueo, solo se le entendían algunas palabras -¡¿No me digas, que te pillo las pastillas, no te la tomaste?!- Nuria asintió como si Zoé pudiera verla, -pero guardaba el prospecto- consiguió argumentar, para defenderse.

-Espera…tengo otra llamada, seguramente será el- Nuria al escuchar eso, sintió una punzada en el vientre, ya que ella había sido testigo de cómo su móvil reventaba contra el suelo, así que no podía ser él y algo le decía que tampoco podía ser algo bueno. Zoé ilusamente, cogió la otra llamada y más contenta, aunque algo preocupada por lo que le pudiera decir, por lo de las pastillas dijo cautelosamente -¿dígame, eres Pablo?- una voz que no era la de Pablo, carraspeo con dificultad, -Zoé, tu hermano ha tenido un terrible accidente en moto y está en el hospital- Zoé abrió los ojos de par en par y no reacciono en un primer momento, se había quedado de piedra, mientras tanto la voz del padre, le seguía contando –dicen que esta fuera de peligro, pero que está en coma y no saben cuando despertara, ni que secuelas tendría, si lo hiciera- Por un momento paso todo lo que vivió con Pablo en su vida por delante de sus ojos –Toda la familia vamos para haya, nos vemos allí- Zoé no contesto, solo se echaba las culpas de todo, pensando que ella le dio las pastillas para separarlos y que ella era la que había causado esto. Colgó ambas llamadas y se encamino al hospital tras disculparse, con el tipo que la estaba atendiendo y contarle brevemente la nueva situación, para que aplazara hasta nueva orden, la vista.

Una vez en el coche, cogió una de las múltiples llamadas que le hicieron, -¿Zoé qué pasa?- Era su marido, ella entre improperios e insultos hacia Nuria, le conto a su marido, lo que le había pasado a su hermano y Miguel, aunque sabía que Nuria algo había escuchado, se lo tradujo de una forma un tanto más cariñosa. Ambos salieron corriendo, en el tractor de Miguel, llegarían tarde, pero llegarían, Nuria no paro de echarse las culpas todo el camino, mientras que Miguel intentaba calmarla sin mucho ánimo, por cómo estaban acabando las cosas. Cuando llego Zoé, , vio a su abuelo, a su padre, su madre, sus hermanas llorando y al médico salir, les saludo a todos, mientras preguntaba. -¿Qué ha dicho?- Su padre negó con la cabeza y Zoé se unió al llanto colectivo, y al llegar un par de horas más tarde, Miguel y Nuria preocupados, Nuria se encontró de frente con la situación, la familia de Pablo y le dio igual, pidió permiso y fue la que se lanzo a abrazar a Pablo y a llorar, Miguel se limito a consolar a su mujer, sin consuelo.

                                                                              FIN