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Mundo Paralelo 9

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Mundo Paralelo 9

            Estaba en un lugar de color blanco, tan blanco era, que dolían los ojos de mirarlo. Solo una mancha oscura, una imagen a lo lejos, un pequeño punto negro en la distancia, perturbaba la pureza del blanco absoluto e impoluto. Pero lo realmente perturbador de todo esto,  es que ese mismo punto, estaba a lo lejos hacia todas las direcciones: adelante, detrás, izquierda, arriba, abajo, derecha. Tras mirar todo lo que me rodeaba, me asuste al mirarme a mí mismo, pues parecía una especie de fantasma con sabana, sin color de piel, un blanco más oscuro, casi amarillento, sin manos, en su lugar unos finos muñones de color blanco más puro que incluso lo que me rodeaba, que acababan en finos punteros, el resto de mi cuerpo estaba blanco, con un ligero tono amarillo y no tenia piernas, estaba flotando en el aire, sobre un pico blanco también, sentía un estúpido hormigueo, quizás estaba muerto.

Intente hablar, pero no sentía la boca, parecía no tenerla, sin más que hacer flotando como estaba me acerque a la mancha negra al puntito que resaltaba a lo lejos en lo blanco. Me pareció un detalle curioso que al acercarme por un lado, el punto se alejaba por los otros. Al llegar tras mucho tiempo flotando hacia allí, vi a un señor con pelo y barba, erizados, con una coleta al final, de color blanco canoso, que parecía no haberse arreglado en años. Vestido con una toga blanca impoluta, jugando al ajedrez, con algo invisible, puesto que en la otra silla, no había nada. Sin embargo al mover una ficha, su movimiento era contestado con la jugada, totalmente contraria.

-          ¿Cómo estás?

Esa voz resonó en mi cabeza, como si, estuviera dentro de ella, el no movió la boca para hablarme, ni siquiera me miro.

-          ¿estoy muerto? (Pensé, imaginando que si estaba en mi mente, me escucharía)

-          No, de hecho si lo estuvieras, no estaríamos manteniendo esta conversación (Me contesto, demostrando mi teoría de que me estaba escuchando)

-          ¿Quién eres? (Pregunte, intentando saber con quien hablaba)

-          Bueno tengo muchos nombres, será mejor que te sientes…Dios, Jehová o Yavé, de los católicos y protestantes. Yhvh, de los judíos. Allah, del islamismo. Brahman, de la corriente hinduista impersonal. Krisná. El Krisnaísmo tiene a Krisná como dios principal.  Visnú, de los vaisnavas. No de los vaisnavas gaudiyas, ellos adoran solo a Krisná. Shivá, de los shivaístas de Cachemira. Ahura Mazda, del zoroastrismo.

Buda también, aunque el budismo no es teísta. Júpiter Romano (Zeus en Griego); Juno (Hera); Minerva (Atenea); Vesta (Hestia); Ceres (Deméter); Diana (Artemisa); Venus (Afrodita); Marte (Ares); Mercurio (Hermes); Neptuno (Poseidón); Vulcano (Hefesto) y Febo (Apolo), Luna, Sol, Naturaleza…Aker, Amenhotep, Amón, Anubis, Anuket, Apedemak, Apis, Apofis, Atum, Atón, Bastet… ¿te aburres? (Riendo por primera vez, tras su larga enumeración al ver mi cara entre aburrido y extrañado)

-          Si, lo siento es una lista muy larga (Me queje) además ya he pillado lo que dices, eres dios, dejémoslo así. (digo cansado de pensar en tantos nombres)

-          Es culpa vuestra (Se quejo)

-          ¿Qué? (No se qué culpa podremos tener nosotros, pienso, aunque intento que no lo escuche)

-          Al fin y al cabo, solo hay un dios, pero os esforzáis en imaginaros cientos de religiones diferentes con dioses cada vez más raros (Me enseña imágenes rápidas, de todo tipo de dioses)

-          ¿me has traído aquí para hablar de religión o para echarme las culpas? (Pregunto molesto)

-          (risa) Nada de eso, solo contestaba tu pregunta, la única que tenias derecho a hacer (Me suelta eso y además no hace ni un gesto, solo me mira, cosa que me molesta aun mas)

-          ¡Eso es injusto! (No era justo, usar las reglas así a su favor)

-          Era broma (rio de nuevo) en resumen soy la manifestación más correcta de vuestra deidad (Vamos, lo que dije al principio, que era dios y ya está)

-          No sabía que existieras (dije mas para tentarle para ver que hacía, que porque lo pensara.)

-          Dímelo tú, ¿estás soñando? ¿estás muerto? O solo ¿estás teniendo visiones? ¿Quizás solo estés tergiversando lo que pasa a tu alrededor, producto del coma, que te provoco una caída? (Pero me devolvió la jugada, solo me dejo aun mas hecho un lio)

-          … (No podía responderle, pues no sabía nada, me sentía estúpido)

-          Tranquilo, no te sientas estúpido, sé que no me puedes contestar a eso, ni siquiera yo puedo. (Parecía amable, pero estaba leyendo de mi, hasta lo que no quería decirle)

-          Entonces, ¿Qué hago aquí? (Lo dije sin pensar, total, pensar o hablar, no había diferencia, aquí)

-          Bien hecho, sabía qué harías la pregunta correcta (Toco los palillos, como si la conversación empezara a emocionarle, o quizás, solo fuera que la partida, que se estaba poniendo emocionante)

-          Eso es trampa, cuentas con ventaja, tú lo sabes todo (Pensé y dije a la vez)

-          No, solo porque te cree, no significa que lo sepa todo, eso es un pensamiento egocéntrico de los humanos, de todos ellos (Hizo un ademan grande con la voz y las manos, como si se refiriera a que no solo había humanos en la tierra)

-          ¿todos ellos? (Le mire directamente, por primera vez, aunque sentí un escalofrió y deje de hacerlo)

-          ¡Oh! Ya hable de mas otra vez, bueno, vamos a lo que vamos, como tu representante divino y dados tus meritos, se me permite otorgarte una profesión. (Dijo acariciándose la barba)

-          ¿una profesión? (Pregunte extrañado)

-          Si, una profesión cualquiera (Asintió con su cabeza, mientras se centraba sin interés, en la partida, que se había complicado de nuevo)

-          ¿entre cuales puedo elegir? (Así de primeras me había dejado en blanco, no esperaba algo así)

-          Cualquiera, que este en ese tablón (señalo hacia su izquierda, pero allí, no había nada, solo blanco)

-          ¿Qué tablón? (Pregunte levantando una ceja, pensé que me estaba vacilando)

-          Ten fe y lo veras (y esto lo confirmo)

-          … (Me quede mirándolo, como si se estuviera cachondeando de mi)

-          Es broma, ese (tras él “es broma” se rio de nuevo y luego mientras que me decía “ese”, señalo hacia el lado)

Cuando mire al frente, tras el, frente a mis ojos se creó un tablón de madera, tan grande y gigantesco que tapaba toda la visión prácticamente, me puse a mirar y no solo englobaba todas las profesiones del mundo, sino que contenía cada especialización dentro de cada una. Empecé a leer y aunque siempre hubiera querido ser un policía, preferí elegir algo más adecuado para un mundo apocalíptico, algo más mortífero.

Como si me leyera el pensamiento, ah bueno lo hacía…

-          Piénsalo bien antes de elegirlo, luego ya no podrás cambiarlo más (Sus palabras resonaron con cierta serenidad)

-          ¿te puedo preguntar quienes tienen derecho a elegirlo y para que vale? (Pregunte con curiosidad, para empezar a entender algo)

-          Sí, claro solo los Wecker, los Ingienerks y los Invoresciu, si sobreviven unos días, tienen derecho a elegirlo y vale, como equipo inicial y habilidades que de otro modo, no tendrías. (Me explico siendo paciente)

-          Pero ya empecé y llegue sin equipo (Proteste, al recordar que aparecí sin nada, bueno, sin nada, no, con Sonia)

-          Tranquilo, eso es lo normal aquí, tienes que sobrevivir tres días y hacer algo importante para ganártelo y así adquieres el derecho a equipo y profesión. (Me explico haciendo alarde de su paciencia, de nuevo)

-          ¿bueno, que decides? (Volvió a decirme sin dejarme, preguntar, tantas cosas que necesitaba saber, ¿Dónde están el resto de mis amigos? ¿Qué nos hizo Pedro? ¿Qué soy?)

-          ¿Puedo preguntar el equipo y habilidades que dan los que me interesan? (Pregunte, queriendo saber cual sería mejor elección)

-          No, lo siento, no queda tiempo (Apareció un reloj de arena que se estaba acabando)

-          ¿Entonces quiero ser un geo? (Pregunte, más que afirme)

-          ¿Seguro? ¿de qué especialización? (Pregunto, el, para confirmar que es lo que quería, realmente)

-          Seguro, asalto (Dije inseguro, tantas cosas que había, tantas cosas que necesitábamos y solo podía pensar en mi propio sueño)

-          Jaque (Dijo, mas asustado que, contento)

-          ¿Qué? (Pregunte extrañado)

-          Jaque mate (se tiro de los pelos, asustándome un poco, aunque todo lo blanco, empezó a brillar mas, a aumentar de intensidad)

-          … (Cerré la boca, observando todo, el tablero de ajedrez desapareció y todo lo demás, solo quedamos nosotros, uno frente al otro)

-          Cierra los ojos (Me ordeno, pero no me dio tiempo a hacerlo, me cerró los ojos con sus manos)

-          ¿por qué? (Pregunte, sin entender que hacia)

-          ¡Despierta! (Su voz, se mezclo con la de Sindy, en un grito desesperado)

-          ¡ahhh! (Un gran dolor, recorrió todo mi cuerpo y entonces…)

Una luz blanca brillante me despertó en la cama de la enfermería y me vi al doctor, recogiendo a Sindy, que se había desvanecido sobre mi cama.

-          ¿Qué le ha pasado? (Pregunte, tocándome la cabeza, ya que, me dolía un poco)

-          Se ha desmayado del esfuerzo (Comprobó sus constantes con las manos y me miro con una sonrisa preocupada)

-          ¿Podemos cambiar posiciones? (Pregunte, pues había dejado de sentir dolor y estaba preocupado por ella)

-          ¿te encuentras bien? (Pregunto el doctor)

-          Si, es milagroso, no me duele nada (mentí, todavía me dolía un poco, pero segundo a segundo, iba dejando de dolerme todo, progresivamente)

-          De milagroso nada, las hecho usar su don en ti, por eso esta así, hazle un hueco, que te quito, las vendas y podrás levantarte (Dejo a Sindy tumbada en la camilla a mi lado, empezó a trabajar en mi, aunque se le notaba un poco molesto)

-          ¿don? (Pregunte extrañado)

-          Si, Sindy, no es oriunda de aquí y por eso tiene ciertos dones (Explico el doctor)

-          ¿es un Gerwek? (Al decirme eso, recordé lo que me paso en diputación, pero…algo no me encajaba)

-          Sí, pero el mejor de ellos, jamás he visto capacidades así en un Gerwek (Se notaba que el doctor, la admiraba)

-          ¿Cuál es su don? (Quería entender y para eso, debía preguntar)

-          Puede curar casi cualquier cosa, pero tiene que tener cuidado, ese daño pasa a su alma, la cual necesita tiempo para reponerse, si lo usa demasiadas veces o en una herida, demasiado grave, podría morir. (Entonces recordé lo agotado que me sentí al usar el mío)

-          ¿Por qué la uso conmigo? No estaba tan mal (Conteste acariciándole la cara a Sindy, que sonrió ante mi roce)

-          ¿ah no? Pues llevas una semana durmiendo (Protesto incrédulo)

-          ¡¿una semana?! (Ahora sí que no entendía nada, quizá todo lo del viejo, había sido un sueño por el coma, como el mismo dijo)

-          Si, una semana, ya está, en el armario esta tu ropa, cocida y lavada, se encargo Sindy, también. (Me guiño el ojo, empezando a tapar a Sindy, para que descansara)

-          ¿te puedes ocupar de todo tu solo y de Sindy? (Pregunte preocupado)

-          Si, sin problemas, vete a vestirte (Me dijo, con su típica sonrisa)

-          Gracias, doctor (No me agradaba mucho el doctor, pero parecía buen tipo a pesar de todo)

-          De nada (puso cara de querer comerme, lo que termino de espantarme)

Me dirigí al armario y reconocí mi ropa, tenia peor aspecto que cuando la cogí, pero era algo que ponerme al menos, Sindy la había reparado, pero mi kevlar y mi pistola militar, no estaban, sin embargo, mi brazalete, si. Cuando termine, de vestirme escuche como una pistola se cargaba al lado mío y al girarme, vi a Fernando apuntándome en la cabeza.

-          ¿Se puede saber que haces? (Dije enfadado)

-          Respetar los protocolos, vamos a salir de aquí, te voy a llevar con tus amiguitos (Me ordeno, comunicándome más o menos lo que iba a hacer conmigo)

-          ¿amiguitos? (Pregunte extrañado)

-          El militar y la japonesa (Me termino de comunicar)

-          Los conozco casi de lo mismo que a ti (Mire de malas maneras)

-          Eso no importa, camina (Me empujo, con la pistola)

-          ¿Qué vas a hacer conmigo? (Estaba pensando, si defenderme o no)

-          No temas, si no te resistes, encerrarte, hasta que el consejo se reúna (Me comunico, intentando evitar problemas)

-          ¿aun no lo hizo? (Pregunte preocupado)

-          González no volvió (Dijo con el semblante serio)

-          Eso fue tu culpa (Le digo parándome en seco)

-          ¡Cállate y avanza! (Me empuja con la pistola en la espalda)

-          … (Esta empezando a cabrearme)

Podría haberle desarmado y haberle golpeado, quizás incluso disparado, pero, no quería problemas en este refugio, así que avance, hasta la enfermería con las manos en alto, el doctor al verlo, reacciono de una forma que no esperaba.

-          ¡¿Qué demonios haces, Fernando?! (Grito el doctor, mirando de reojo a Sindy, que seguía inconsciente)

-          Mi trabajo, ahora cállese y haga el suyo (Amenazo al doctor)

-          … (Me volví a parar, mirándolo mal de reojo)

-          Avanza (me empujo otra vez con la pistola)

-          …no hace falta ser grosero (Dije aun sin avanzar)

-          Cállate y avanza (me empujo mas fuerte con la otra mano)

Seguí andando, pasamos por el pasillo, algunas personas nos miraban raro, llegamos a un cuarto, vigilado por dos hombres, que se pusieron firmes al ver a Fernando.

-          ¡Acebero, Docio! Tomad al prisionero y encerradlo en ese cuarto (Me empujo contra ellos)

-          ¿pero señor las normas y las ordenes del Sénior? (Dijo el de la izquierda, pero aguantándome)

-          Cállese Docio, aquí soy yo quien manda, ¿Quién te crees que lo haga cuando ese vejestorio, enferme o muera? (Dijo Fernando, muy seguro de sí mismo)

-          Si…señor (Dijo el de la derecha, sin estar muy seguro)

El se marcho guardando en su cinto la pistola, ambos chicos estaban apesadumbrados por esas órdenes, pero las cumplieron, aunque…

-          Lo siento, pasa por favor (Dijo el de la izquierda)

-          …Voy… (Dije desilusionado)

-          No nos lo tengas en cuenta, ¿vale? (Dijo el de la derecha)

-          No… (Ellos no tenían la culpa, solo Fernando)

Una vez allí dentro, observe dos figuras en la oscuridad y una voz de mujer que reconocí al instante

-          ¿Así que tú también has acabado aquí, eh salvador? Pensé que tú te librarías (Confeso Ryoko)

-          Si, también lo pensaba ¿Quién es el otro? (Admití apenado y pregunte por la otra oscura silueta)

-          Marcos, el militar del autobús (Se presento el otro)

-          Entonces deduzco que tu eres Ryoko, la chica del autobús (Aunque ya sabía que era ella de antes)

-          Sí, soy la misma (Admitió)

-          Gracias por traernos a un sitio donde nos lo han quitado todo y ahora nos juzgaran (Agradeció con rencor, el militar)

-          Lo siento, no me imaginaba este final (Conteste apenado)

-          Deja al chico en paz, ¿no eres de aquí, verdad? (Me defendió, Ryoko y Pregunto con curiosidad)

-          No, soy de otro Cádiz, otra ciudad en la que aun, no ha pasado esto y que con suerte, no pasara (Les confesé)

-          Eres del otro mundo (Dijo sin extrañarse, aunque me sonaba a que se refería al cielo, me extraño que supiera de mi mundo)

-          ¿otro mundo? (Pregunte, para ver si me respondía)

-          Si, ya sabes, un mundo a cada lado del espejo, tú eres de uno, y yo de otro. (Me explico, poniendo un curioso ejemplo)

-          … Nunca había escuchado eso (Me lo imagine y se me pusieron los pelos de punta)

-          Por eso, eres del otro mundo (Explico Ryoko)

-          ¿Qué nos pasara? (Pregunte)

-          Ni idea, pero si nos echan a los tres, puedes venir con nosotros (Ofreció la japonesa)

-          ¡Ryoko! No deberías (Protesto el militar)

-          Gracias, pero no creo que Sindy permita eso (Negué con la cabeza, mirando hacia dentro)

-          Yo no confiaría en ella, permitió que nos encerraran a nosotros, ¿no? (Se quejo el militar)

-          Porque no os conoce, pero veras cuando despierte. (Quizá confiaba demasiado en ella o quizás no)

Pasamos horas aquí, encerrados, no sé cuantas horas estuve allí, pero según ellos me contaron Ryoko llevaba allí siete días y Marcos tres días, desde que se recupero, por lo visto González no había vuelto aun, por eso lo estaban esperando para el consejo, no estaban preocupados de que hubiera muerto y eso me extrañaba, ¿tan bueno sería? Eso me preguntaba. Estaba empezando a perder la esperanza de salir hoy, cuando al otro lado de la puerta, escuche una voz que reconocía, perfectamente.

-          Lázaro, Manuel, ¿Quién está ahí metido? (Pregunto la voz de Sindy)

-          ¡Sindy! Tenemos tres prisioneros por orden de Fernando (Dijo el de la izquierda)

-          ¿tres? (Pregunto confundida)

-          Si, la chica japonesa, el militar que se recupero y el del campanario. (Comunico el de la derecha)

-          Soltadlos (ordeno con suavidad)

-          No tenemos autoridad (Contesto el de la izquierda, preocupado)

-          Es una orden (Contesto ella perdiendo la paciencia)

-          No tienes autoridad, para darnos ordenes (Dijo el de la derecha, con poca confianza)

-          Tengo la autoridad de que si no los soltáis ahora mismo, os voy a pegar una paliza a ambos y os voy a obligar a soltarlos igualmente (Amenazo Sindy, acobardando a ambos)

-          Pero, Sindy… (Se quejo el de la izquierda)

-          Sindy, no nos obligues por favor (Suplico el de la derecha)

-          Pero nada, ¡Soltadlos, ahora mismo! (Grito fuera de sí, Sindy)

-          ¡¿Qué está pasando aquí?! (Pregunto Fernando, enfadado)

-          Esto… (Sindy se dio la vuelta y agarro los huevos de Fernando con una mano, apretando en el proceso)

-          Agh, Si-Sindy, s-su-suel-suéltame, por favor (Suplico Fernando tartamudeando y todo)

-          Ordénales a tus hombres que suelten a los tres que tienes allí encerrados o te arranco los huevos (amenazo en voz alta, delante de todo el que pasaba y de los dos hombres de este que miraban la escena, aun asustados)

-          ¿n-no hablaras en serio, no? ¿y el protocolo? (susurro Fernando con dificultad, ya que no podía ni hablar)

-          ¿quieres que te diga por donde me paso tu puto protocolo de mierda? (Susurro Sindy en el oído de Fernando)

-          Agh-soltadlos, por favor (Alzando la voz que podía)

-          ¿pero señor? (Miro el de la derecha, al de la izquierda)

-          Que los sueltes (Ordeno Fernando, alzando la voz un poco mas)

-          Sí, señor (dijo el de la izquierda y empezó a abrir la puerta)

-          Al final quien manda aquí es Sindy (Susurro el de la derecha)

-          Esto no quedara así (Dijo Fernando a Sindy)

-          Claro que no, de esto se enterara el sénior (Aviso Sindy)

-          ¿Qué, no me harás eso, verdad? (Intento ser amable, para convencerla)

-          Esta vez te has pasado (dijo molesta de verdad)

-          ¿y si lo compenso? (pregunto este)

-          No podrás compensar, lo que has hecho, créeme y menos a ellos, pero para empezar…vas a hacerles un tour por el refugio y no necesitaras esto. (Le quito la pistola del cinto, mientras le decía todo esto)

-          ¿pero Sindy? (Pregunto Fernando, quejándose de lo que acababa de hacer)

-          Pero, ¡nada! (Grito Sindy)

-          Vale… (obedeció Fernando)

Nos hizo un gesto de que lo siguiéramos, aunque cojeando, todavía encogido por el dolor y  tocándose la entrepierna, quejándose del dolor. Pasamos por el pasillo, para empezar nos llevaba al cuarto de la ropa, pero por el camino…

-          ¿Cómo estas dormilón? (Pregunto Sindy con una sonrisa)

-          Bien, ¿y tú? (Conteste con desanimo)

-          Bien, pero te veo desanimado (Dijo preocupado)

-          No me ha gustado la bienvenida (Mire a Fernando de reojo)

-          Lo siento, Fernando lo ha pasado mal y lo paga a veces con los demás (Susurro en mi oído)

-          No importa (Digo molesto)

-          Si importa, tranquilo, te lo recompensaremos, yo me encargo (me acaricia la cara, haciéndome estremecer)

-          ¿Qué harás? (Pregunto extrañado)

-          Tu déjamelo a mí (Ella me guiña un ojo)

-          Gracias (Agradezco cabizbajo)

-          Gracias a ti, por salvarnos (Me da un beso en el cachete, que me hace sonreír un poco)

En la enfermería, rodeado de los dos guardias, Sindy y Fernando.

-          Esperad un momento, se lo debo al hombre este, gracias por la cama, estos siete días, amigo (Agradecí al hombre que seguía tumbado en la cama)

-          De nada, aunque no me quedaba otra (Miro a Sindy con miedo)

-          ¿Cómo estás? (Pregunte, realmente preocupado)

-          Con la espalda destrozada (Se quejo)

-          ¿me ayudas Sindy? (La mire un momento y basto para que se acercara)

-          Sí, porque no hay hombres aquí (Miro a Fernando, que se hacia el tonto)

-          A mí no me mires (Levanto las manos, en señal de que no pensaba ayudar)

-          No lo conozco (Se encogió de hombros, recibiendo un cate de Ryoko)

-          Soy Carlos, ¿y tú? (Me presente, mientras lo subíamos a la cama, entre ambos)

-          Antonio (Dijo muy serio)

-          Encantado, te debo una (Ofrecí, para hacer las paces con él)

-          Me debes siete (Negó con la cabeza, molesto)

-          ¿siete? Bueno, supongo que es justo decir, que te debo seis (Restando, que le había levantado del suelo y que me había preocupado por el)

-          Está bien, seis. Encantado, entonces (Dijo un poco más contento)

-          Hasta luego, recupérate pronto (me acaricie el pelo, mientras miraba su estado)

-          Casi estoy curado, aunque no me importaría que Sindy me curara como a ti (Miro a esta, que se hizo la tonta)

-          ¿Cómo a ti? (Pregunto Fernando, enfadado)

-          Cállate, estás muerto y los muertos, no hablan (Se lo dijo mirando a ambos, así que ninguno supimos verdaderamente a cuál de los dos se lo decía, quizás a ambos)

-          ¿podrías cuidarlo como a mí, por mí? No quiero mas (Pedí a Sindy, cogiéndola de la mano)

-          ¿en serio, eso es lo que pides? (Pregunto, mirándome a los ojos, sin quitar su mano de la mía)

-          En serio (Dije sin apartar mi mirada de la suya)

-          Te lo prometo (Dijo, mientras que se le aceleraba el pulso en la mano)

-          Gracias (Agradecía, mientras me di la vuelta)

-          De nada…pienso recompensarte a ti, igual (hablo en voz baja)

-          ¿Qué decías? (Digo dándome la vuelta, para oírla)

-          Nada, que lo paséis bien en el tour (Moviendo su mano en modo de despedida)

Entramos en la lavandería, donde cogí mi ropa las dos primeras veces. Nada mas quedarnos a solas con Fernando, ya que los otros, fueron espantados por Sindy y esta se quedo en la enfermería. Fernando nos miro con odio y empezó a hablar.

-          Aquí está la lavandería y el almacén con la ropa (Comunico con desgana)

-          ¿lavandería? (Pregunte, buscando un lavadero o una lavadora, pero no la encontré)

-          La ropa sucia se tira por ese tubo que cae hacia abajo y las lavanderas la lavan, la secan, la cosen, para más tarde subirlas por el montacargas manual, ya Sindy o el doctor extraño en algún momento de descanso, la cogen del montacargas y la ordenan en el armario, metálico, gigante, sin puertas. también sirve de almacén de medicinas y materiales médicos, aunque como veis en las estanterías, no tenemos muchas. ¿alguna duda o podemos seguir? (Dijo siendo todo lo amable que podía)

-          Podemos seguir, bueno, tengo una (Comente, para no quedarme con la duda)

-          ¿Cuál? (Me dijo arqueando una ceja)

-          ¿por qué me odias tanto? (pregunte directamente)

-          ¡Ja!, no es a ti, no te creas tan importante, es a cualquier forastero (Su respuesta me indigno y me molesto todavía más)

-          ¿y qué te han hecho los forasteros? (Pregunte de nuevo)

-          ¿tú que sabrás de nada, lárgate a tu condenado mundo y déjanos en paz (Se encaro conmigo)

-          ¿sabes? No podéis sobrevivir por vosotros solos, si estáis vivos es gracias a mi (Conteste un poco ofendido por su ataque, con chulería)

-          ¿gracias a ti? ¡más quisieras! (Contesto enfadado)

-          En algo tiene razón, os salvo la vida y los diferentes refugios nos necesitamos (Comento Marcos)

-          No estoy de acuerdo, basta de cháchara, no me importa lo que pensáis o lo que sentís, largaos a vuestro refugio, lárgate a tu mundo, pero largaos, primer aviso (Amenazo Fernando)

-          ¿y si no que? (Pregunto encarándose con él, Marcos)

-          No le hagáis caso, esta demente, no merece la pena (Toque el hombro de Marcos, para detenerlo)

-          ¿demente? Así estarás tu, dentro de un mes (Rio Fernando)

-          Sigamos, por favor (Pidió Ryoko)

-          Esta es la enfermería, familiarízate con ella ya que, es donde vas a pasar casi todo el tiempo, considéralo tu nuevo hogar (Me lo dijo a mí, directamente a mi)

-          Idiota (Le insulto Sindy)

-          Estúpida (Le devolvió el insulto Fernando)

-          Repite eso (Dijo acercándose Sindy, un par de pasos)

-          No tengo tiempo, tenemos prisa (Se hizo el tonto Fernando y se alejo ese mismo par de pasos de ella)

-          Trátalos bien (Dijo por lo bajo, cuando pasaba por su lado)

-          Si… (Asintió, aun mas molesto Fernando)

-          ¿os está tratando bien? (Nos pregunto, cuando nos íbamos)

-          Como en casa (Dijo Marcos)

-          Yo no diría tanto (Protesto Ryoko)

-          Bueno, solo hay que ignorar a los idiotas (Dije con una sonrisa)

-          Buen lema (Me devolvió la sonrisa, Sindy)

-          ¿os dejo aquí, tonteando o sigo con el tour? (Amenazo un poco molesto, Fernando)

-          Sigamos (Dije pensando, que quizás estaba celoso)

-          Vale, seguid mi ritmo, no pienso bajar el ritmo por vosotros (Nos lo dijo a todos, pero sobre todo, lo dijo mirándome a mi)

-          Ya te has recuperado (Bromeo Ryoko)

-          Muy graciosa (Pero la mirada de odio fue directa a Sindy, no a la japonesa precisamente)

Tras salir de la enfermería

-          Este es el pasillo, que sirve para ir a todas partes (Dijo con sorna, como si fuéramos idiotas)

-          ¿sabes? En mi mundo también hay de estos (Señale el pasillo molesto)

-          No te he preguntado (Corto su sonrisa incomodo, pero me contesto cambiando su gesto a serio)

Llegamos a la sala de contención

-          Fuera de esta sala, hay un boquete, el puente levadizo hace años que se partió, para pasar por aquí, usamos dos tablones, en el foso de fuera, hay acido, aceite, gasolina y agua y esta sala funciona de la siguiente manera: es sencillo, cuando los vigías ven enemigos, activan la alarma, entonces cuatro campanas pequeñas, resuenan aquí dentro, haciéndolos entrar en esta sala que está totalmente blindada, es nuestro último recurso, el primero es la muralla, los guardias, intentan que ellos no traspasen los muros, pero normalmente siempre llegan hasta aquí. Como veis las paredes tienen agujeros, para disparar desde todas partes, las cuatro esquinas, tienen un cristal blindado que protegen las campanas, además de un boquete desde el que disparar con un arma de gran calibre activada, para fusilarles y evitar que dañen las campanas, ¿alguna duda? (Preguntaba por obligación, intentaba impresionarnos, pero se le notaba, que todo esto lo hacía a desgana)

-          ¿y no puede haber fuego amigo? (Pregunte, pensándolo con lógica)

-          ¡Imposible! ni siquiera Pérez es tan inútil (Insulto Fernando a su propio hombre)

-          Pobre, Pérez (Dijo Ryoko apenada)

-          Y que lo digas (Apoyo Marcos)

-          Me da pena el chico (Dije mas por empatía que porque me diera pena realmente, no lo conocía)

-          Sois débiles, me dais asco, y tu mequetrefe, entérate enclenque, infantil o lo que quiera que seas, en este mundo no hay pobre no se que, en este mundo o eres fuerte o te comen y siempre, cuando seas débil, morirá alguien. (Dijo a todos, sin dejar de mirarme a mi)

-          Deja de martirizar al chico (Dijo el militar, metiéndose en medio, harto del abuso de Fernando)

-          Seguimos, ¿sulfurado? (Dije apartando al militar, encarándome a Fernando)

-          ¿sulfurado? Tienes suerte de ser el protegido de Sindy, sino, seguirías encerrado por lo que hiciste, te crees “demolition man” o ¿Qué? (Dijo mofándose de mi)

-          ¿”demolition man”, como conoces esa película? (Pregunte escamado, algo aquí no me cuadraba)

-          Una larga historia…sigamos (Viendo que había hablado demasiado, se dio la vuelta ignorándome)

-          ¿película? (Pregunto la japonesa)

-          Curioso (dijo el militar para sí mismo)

-          Tras esta sala, entre el pasillo y las murallas, hay unas puertas secretas que da a cuatro de las cinco torres de vigilancia. (Comunico, sin mirarnos)

-          Entendido (Dije, aun pensando en mis cosas)

-          Buena idea (Comento Ryoko)

-          ¿las torres son descubiertas o tipo garita? (Pregunto el militar)

-          Tipo garita (Contesto Fernando)

-          Bien pensado (Felicito Marcos)

-          Y en la salida antes había un puente levadizo, pero ya no está, se lo cargaron (Dijo apenado Fernando)

-          Si, lo recuerdo, una lástima (Recordé cuando volvimos que nos pusieron dos tristes tablones)

-          Bueno, sigamos la visita guiada (imperio Fernando)

Seguimos avanzando por el pasillo:

-          Aquí, está el comedor, la zona más insonorizada de toda la base, nos reunimos para las comidas y cuando tenemos que hablarles a todos o celebrar algo (Explico Fernando)

-          Entiendo (Dije, observando toda la sala)

-          Buena idea (Felicito la japonesa)

-          Mmm…tengo hambre (Protesto Marcos, acariciándose la barriga)

-          Comeréis después (Dijo Fernando, molesto)

Era una bonita sala, con sillas y mesas en plan colegio, así que no parecían muy cómodas, por otro lado, había una barra sobre la que había precios y fuentes con comida, que ahora estaban vacías.

-          ¿Pagáis con dinero? (Pregunte lleno de curiosidad)

-          No exactamente (Rio Fernando)

-          ¿entonces? (Pregunte, para saber con más exactitud)

-          Al trabajar o hacer misiones, recibes puntos, que son apuntados en un cheque, llamado cheque de cuenta, no hace falta decirte que, ambas partes lo tenemos apuntado y que no serviría de nada que usaras típex o lo tacharas y pusieras otra cantidad, ¿lo entiendes? (Me fastidiaba su actitud de sabelotodo, con sus molestas preguntas, como si fuera un crio, que no sabía nada de nada)

-          Lo entiendo, no pensaba hacerlo (Lo mire molesto)

-          Seguro, todos lo hacen (Se encogió de hombros, riendo él solo, quitándole importancia y como si no me creyera)

-          No soy como todos, por cierto, ¿Dónde está mi sueldo? (Puse la mano indignado)

-          ¿sueldo? ¿por qué? Si no eras de este refugio (Rio a carcajadas el)

-          … (Lo mire cabreado y los otros lo miraron molesto)

-          Rácano, nosotros lo hacemos con dinero de verdad (insulto Marcos y explico como lo hacían en su refugio)

-          Ah, muy interesante (dijo irónico, como si ni siquiera le hubiera escuchado)

-          Será rata el tío y desagradecido, ¡que les ha salvado la vida! (Grito la japonesa)

-          Sigamos con la visita (Fernando la miro juzgándola, pero luego siguió como si nada)

Seguimos avanzando por el pasillo:

-          Aquí estamos en el almacén principal, aquí hay todo lo que tenemos en el refugio (Explico Fernando sin mucho interés)

-          Nosotros lo tenemos todo en pequeños almacenes independientes (Comunico Marcos)

-          No me parece muy inteligente tenerlo todo en un solo lugar (Proteste, dando mi opinión)

-          Es el sitio más seguro del refugio, créeme, si cae un misil, solo esta sala quedara en pie. (Se defendió Fernando)

-          Como digas… (Dijo Ryoko, sin creerle demasiado)

Entramos en el cuarto de al lado:

-          Luego, esta es la sala de entrenamiento (Dijo sin mas explicación)

Vi a unos chavales entrenando, uno pegaba a otro con unas espadas de madera, otro disparaba a dianas de papel, con pistola de bolitas, que imitaban a las de verdad,  otro tiraba con arco y uno se enfrentaba a un maniquí que hacia movimientos contrarios al solo tocarlos, con dos cuchillos. Cuatro entrenaban corriendo, uno hacia pesas y otro, trepaba por la pared.

-          Antes de que salgáis de nuevo, el encargado debe pensar que estáis preparados (Explico al fin)

-          Entiendo (Dije sin muchas ganas de hablar con él y de hacerle caso a sus pamplinas de adulto hormonado)

-          Ya tengo el visto bueno del sargento Right (Protesto el militar)

-          Creo que eso aquí no vale, Marcos (Susurro la japonesa)

-          No, no nos vale (Dijo Fernando, mostrando que tenia buen oído)

-          Grrr…. (Marcos apretó los puños, gruñendo de rabia)

-          No gruñas y seguidme (Dijo Fernando, señalándole con el dedo)

Contigua a esta sala.

-          Por aquí está el invernadero subterráneo, que nos alimenta, tras bajar medio piso en escaleras, casi el sesenta por cien de lo que comemos, viene de aquí, pero también se lleva el setenta por ciento de la electricidad. (Explico Fernando)

-          Según el porcentaje merece la pena (Comente, ya más relajado)

-          Y al estar dentro no se contamina con infectados, buena idea (Se sorprendió Ryoko, recordando lo que les paso a ellos, el año pasado)

-          ¿pero no los atrae? (Pregunto Marcos, más tranquilo)

-          Por eso recibimos ataques, pero sigue mereciendo la pena. (Se encogió Fernando como si no pudieran hacer nada para evitarlo)

-          También lo creo (Apoyo Marcos)

Era un invernadero que estaba alimentado con luz ultravioleta y creadoras de agua que la extraen del aire, lo deduje porque la maquina se llamaba así, “Extractora de Agua del Oxigeno”

-          Ingeniosa maquina, ¿de dónde ha salido? (Olvidaba que estaba con míster insultos, así que me deje llevar por la emoción)

-          Han pasado mil años desde tu tiempo, pequeño cromañón ¿de verdad creías que no íbamos a avanzar en nada? (Insulto sin ningún tapujo)

-          ¿no eres capaz de hablar, sin insultar a la gente? (Proteste, empezando a cabrearme de verdad)

-          ¿gente, que gente? solo os veo a vosotros (Rio divertido, siendo aun más cruel)

-          Sigamos y acabemos rápido, para tener que dejar de soportarte (Pedí, ya que era total y absolutamente, insoportable)

-          Voto por eso (Me Apoyo Ryoko)

-          Ya somos dos (Y Marcos se unió al carro)

-          No os paséis de listos, que os dejo aquí y no os enteráis de nada mas (Amenazo Fernando)

-          También tenemos a algunos animales al fondo, pero ya lo veréis solos, no tengo ganas de enseñároslo, cada vez que me contestéis, os enseñare algo menos (Explico, terminando de comunicar, la actitud que iba a tomar con nosotros)

-          … (Los tres ardíamos de furia, pero nos callamos, por pura frustración, con el trato recibido)

-          Así me gusta, que aprendáis, sigamos. (Rio divertido, como si todo esto fuera un juego, para él)

Nos llevo a otra sala, que estaba llenas de estanterías con libros, tanto cruzadas, como pegadas a la pared.

-          Esta es la biblioteca, aquí se editan cuando tenemos recursos, nuevos libros, se restauran viejos libros, se ordenan, prestan y cuidan los que ya tenemos, además de llevar un intranet llena de libros, con discos duros que hemos ido recuperando por ahí, también se permite escribir libros vía intranet o en libretas, detrás de esta sala es la academia, a la que seréis obligados a ir un tiempo, para aprender el oficio que elijáis, ¿alguna duda? ¿no verdad? Pues sigamos (Explico y rio el solo, mientras los tres lo mirábamos en silencio)

Nos llevo a las habitaciones con diez literas y veinte pequeñas taquillas en una de las paredes

-          Y estas son las habitaciones, generales, para la gente que no sale afuera, ni hace nada especial, porque importante es todo (Explico, con todo detalle, dejando claro que todo era importante)

-          Vaya, no creí que dirías algo así (Dije, sorprendido)

-          Tampoco (Rio Ryoko)

-          Tampoco, me has sorprendido (Rio argumentando Marcos)

-          Muy graciosos, seguiremos la visita en la siguiente planta (Dijo molesto Fernando)

-          ¿Qué hay detrás de esta? (Pregunte con curiosidad)

-          Otra habitación como esta (Se encogió de hombros sin mucho interés)

-          ¿y en esa otra puerta? (Pregunto Marcos)

-          Otras dos iguales que estas (Respondió Fernando)

Pero cuando íbamos a seguir un revuelo se formo en la entrada, empezó a ir corriendo la gente hacia la entrada

-          ¿Qué está pasando? (Pregunte asustado, pensando que era otro ataque)

-          González, ha llegado (Dijo otro que corría hacia la entrada)

-          Vamos a ir a ver, ya continuaremos con la visita guiada, algún día (Sonrió Fernando, por primera vez, desde que lo conocí)

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