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Mundo Paralelo 11 Parte: 3

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Mundo Paralelo 11      Parte: 3

 

            La visión se me empezó a nublar y cuando volví en mi, estaba apoyado sobre las piernas de Sindy que estaba de rodillas bajo mi cabeza, con Sonia dándome la manita y ambas acariciándome, Sindy la cara y el pelo, Sonia mi mano con ambas manos. Me hice el dormido, ya que escuchaba gritos y hasta que pude entornar los oídos, no escuchaba nada.

-          Entonces a ver que yo entienda, ¿Qué decís que significaba todo esto? (Interrogo Fernando)

-          Ya te dicho que fue culpa mía (Dijo el doctor con tono culpable)

-          Doctor Reyes, no le creo (Contesto chasqueando la lengua, casi disfrutándolo)

-          Él solo fue, el que quiso montar la timba (Explico Sindy)

-          ¿y la pelea? (Pregunto interesado Fernando)

-          Fue idea mía, ¿Algún problema? (Protesto Sindy a la defensiva)

-          No, el sénior me libre, pero ¿seguro que fue idea tuya? (Pregunto de nuevo presionándola)

-          Si (Contesto con firmeza)

-          ¿Dónde está el problema? (Pregunto Sonia, un poco asustada)

-          El problema empieza cuando este evento ilegal (Dijo haciendo énfasis en ilegal), no ha sido autorizado por el consejo (Aunque tenía los ojos cerrados y relajado con las manos de ambas, pude sentir, su sonrisa)

-          Ignoraba que existiera ese procedimiento (Contesto Sindy, sin alterarse)

-          Existe, siempre que sea más un espectáculo; que una práctica (Puntualizo Fernando)

-          Ya te dicho que era una práctica (Apretó mis pelos Sindy, pude sentir en su abdomen como aguantaba el aire, para no romper a gritos con Fernando)

-          No pensé que lo de la timba, atrajera tal cantidad de espectadores (Se disculpo el doctor)

-          Doctor…Sindy…No le defiendan, me están decepcionando, se que fue Lolo (Dijo convencido de que me llamaba así y atacando moralmente a ambos.)

-          ¿Lolo? (Pregunto Sonia)

-          ¡¿Quién es Lolo?! (Grito Sindy preguntándole también)

-          Si, este, Loko (Entre abrí los ojos para ver cómo me señalaba y tuve que morder mis labios, para contenerme y no insultarle o algo.)

-          ¿Loko? Sera Koke (Contesto molesta Sindy)

-          ¿Lo haces a propósito o simplemente te confundes con Kork? (Puso Sonia los brazos en jarra)

-          Quien sabe… ¡Confiesen! ¡¿Cómo fue todo?! (Volvió al tema otra vez, ya se estaba poniendo pesado)

-          Está bien, te contare la historia (Dijo Sonia, realmente cansada de él)

-          No tienes porque (Aviso el doctor)

-          Quiero hacerlo (Dijo Sonia, decidida)

-          Entonces hazlo, así este maniaco obsesivo compulsivo; nos dejara continuar con nuestras insulsas vidas (Apoyo el doctor, que estaba tan harto de Fernando como el resto)

-          ¡¿Maniaco Doctor, como se atreve?! Si no mintieran, no tendría que ponerme a modo “Maniaco” (Se explico Fernando, paseando de un lado a otro de la habitación, realmente emocionado)

-          Ten cuidado con la mano que te cura, que si me niego a hacerlo; nadie lo hará en mi lugar (Amenazo el doctor, viendo que Fernando le gritaba)

-          Tampoco hace falta ponerse así, Doctor Reyes. Solo estamos hablando, amistosamente. (Hizo énfasis en amistosamente, con la intención de que pareciera mas creíble, pero eso solo le hizo parecer más falso, aun.)

-          Vamos a llevarnos bien, Fernando (Aviso el doctor, a punto de perder el control, nunca le había visto tan enfadado)

-          Bueno, cuenta muchacha (Desvió el tema y la atención, Fernando; para evitar cabrear mas al doctor)

-          Voy… (Dijo Sonia, mientras me soltaba, para ponerse cómoda y volvía a agarrarme la mano, esta vez entrelazando su mano a la mía; acariciándome tan solo con su pulgar.)

Tras contarlo todo

-          Así que, ¿demolition-man perdió, eh? (Bromeo conmigo, como siempre)

-          En realidad es mejor de lo que esperaba (Admitió Sindy)

-          Realmente perdió porque lo distrajiste (Argumento Sonia)

-          Perdió por no tener maldad (Comento el doctor)

-          Pero eso no importa, lo que importa es que perdió (Soltó una risita, que solo nos molesto a todos)

-          En realidad gano, mas de una vez podría haberme golpeado; pero no lo hizo (Dijo Sindy, sorprendiendo tanto a Fernando, como a mí)

-          ¿Cómo? (Pregunto este con cierto tono de molestia, en la voz y parando su alegre paseíto en seco)

-          Hubieran sido golpes que hacían de verdad daño o letales, ¿verdad? (pregunto el doctor para cerciorarse)

-          Verdad (Asintió Sindy)

-          ¿Ah, sí? (Pregunto Fernando, un poco preocupado)

-          Si (Confirmo sin tapujos Sindy)

-          ¿Me estáis diciendo que perdió por contenerse? (Pareció que el tiempo se paro, hasta que todos se miraron; para confirmar que todos pensaban lo mismo y así dar, una respuesta unánime.)

-          Si (Contesto Sindy, ya que todos esperaban que alguien lo hiciera y nadie lo hacía)

-          ¡Ja! No me lo creo (Río Fernando, tras reír a carcajadas)

-          Tu mismo, ya te contamos la historia (Protesto Sonia, molesta)

-          Bueno, la próxima vez avisadme que quiero verlo con mis propios ojos (Pidió Fernando)

-          ¿Para qué? (Pregunto Sindy, molesta también por la actitud de Fernando)

-          Quiero disfrutar de un buen combate (Anuncio Fernando como si fuera cierto y no estuviera siendo irónico)

-          ¿ah sí que admites, que soy bueno, eh? (Dije de la nada, provocando que tanto Sindy y Sonia, pararan de acariciarme; todos dieron un pequeño bote del susto y Fernando se giro hacia mí, contrariado)

-          Más bien me era divertido, ver cómo te machacaba Sindy (Dijo con sinceridad, ya que lo había pillado por sorpresa)

-          Ya…Si en verdad Sindy me ha ganado porque me distrajiste tu al final y al principio que no esperaba que me golpeara con tanta decisión (Me acaricie la mejilla, ya que aun me dolía)

-          Es que te tenía ganas, eres tan imbécil a veces… (Bromeo Sindy, con una sonrisita tonta)

-          Doy fe (Apoyo Fernando, rompiendo el momento)

-          Muy gracioso (Conteste molesto)

-          ¿Cuánto llevas despierto? (Pregunto Sindy, nerviosa)

-          Lo suficiente (Anuncie divertido, con una sonrisa tonta en la cara)

-          Serás idiota (Y me empujo, levantándose; haciendo que me diera un golpe en la cabeza)

-          ¡ay! (Me queje, provocando que todos se rieran divertidos, todos menos Fernando) Aceptaste tu derrota ¿me dejaras salir? (Pregunte aprovechando el buen momento)

-          NO (Dijo rotundamente, cambiándole incluso el gesto)

-          ¿por qué? Eso es injusto (Me queje)

-          No me ganaste (Argumento con toda la cara del mundo)

-          Gr (Gruñí molesto)

-          Enfádate lo que quieras, pero hicimos un trato (Dijo con los ojos cerrados y una sonrisita tonta)

-          Si, ya bueno…Quiero la revancha (Hice el amago de levantarme)

-          Espera no te levantes (Se acuclillo a mi lado, para detenerme poniéndome una mano en el pecho)

-          Voy a examinarte (Anuncio el doctor)

-          ¿Es necesario? (Aunque al haberme movido mis nervios se activaron y empezó a dolerme un poco, nada comparado a las lesiones de la otra vez)

-          Lo es (Dijo sin prestarme mucha atención)

Me examino el doctor y me dijo: “que no tenía nada más que unas raspaduras, rasguños y moratones, nada que no se curara con la ducha de mañana”. Las caras de todos se aliviaron con la noticia, pero lo que pensé es que me estaban sobreprotegiendo y que eran unos exagerados.

-          Bueno ahora que todo está bien, id a almorzar y luego tu ve a hablar con el sénior (Ordeno Fernando)

-          Está bien (Asentí, molesto; siempre dando órdenes…Aunque al fin y al cabo, era su trabajo.)

-          Voy a mirar a Julio (Anuncio Sindy, mas por pura desobediencia publica a Fernando, que otra cosa)

-          Te acompaño Sindy (Quería hablar con Sindy por el camino)

-          Voy a comer me muero de hambre (Anuncio el doctor)

-          Y yo (Se sumo Fernando)

-          Ve a avisar a Marcos y a Ryoko, nos vemos en el comedor (Pedí a Sonia)

-          No, voy contigo (Era más una petición que otra cosa)

-          Ve por favor (Pero necesitaba estar a solas con Sindy)

-          Bueno…Como quieras (Acepto Sonia, cabizbaja)

El doctor y Fernando, iban al mismo lugar; sin embargo fueron por separado. Sonia se fue sola a buscar a Ryoko y a Marcos…Nosotros nos fuimos de camino a la enfermería. Por el camino…

-          Realmente te gusta lo militar (Dije un poco avergonzado)

-          Si, ¿te gusta el conjunto? (Dio una vuelta sobre si misma coqueta)

-          Si, la verdad es que me gusta el conjunto completo (Me refería a lo que vi, mientras estaba tirado en el suelo mirando hacia arriba)

-          ¿completo, a que te refieres? (Pregunto de forma inocente, ella no capto mi intento de indirecta)

-          Nada a lo que se ve, ya sabes (Señale hacia arriba con los ojos, para que me entendiera)

-          Ah… ¿Para qué vienes a la enfermería? (Pero ella no lo capto y me pregunto lo que ella misma quería saber)

-          Bueno, voy para tres cosas (Empecé a enumerar)

-          ¿Y cuáles son? (Parecía atenderme con sobrada curiosidad)

-          La primera y más importante, quería hablar contigo (Enumere levantando el primer dedo)

-          ¿Y las demás? (Dijo pestañeando de forma nerviosa)

-          Ver a Julio y al que estaba “muerto” (Hice las comillas con las manos)

-          Ah, el “muerto” (Imito mi gesto y empezó a reírse)

-          ¿Tanta gracia te hace? (Pregunte sin poder evitar sonreír, al verla reír)

-          No, Pero no querrás que llore; ¿no? (Contesto con otra pregunta)

-          Si que tiene un poco de gracia, pero y el pobre… (Me daba un poco de lastima, el pobre hombre)

-          A alguien tenía que bajar y él era el menos grave, aunque sea el más quejica (Dijo sonriéndome de nuevo)

-          No le digas eso, no es quejica; sus heridas eran graves (Me rasque la cabeza)

-          Tú estabas peor y no te quejabas (Me miro con cierto grado de admiración)

-          Estoy acostumbrado al dolor, eso no cuenta (Confesé un poco ruborizado, mas por su mirada que por sus palabras)

-          Hum… (Me miro de otra forma y se mordió los labios)

-          ¿Qué pasa? (Pregunte levemente asustado, pensé que se había hecho daño, al morderse los labios)

-          Nada, no importa ¿Qué querías decirme? (Me dijo tocándose el pelo de forma coqueta)

-          Ah, mi habitación no será habitable, hasta mañana… ¿podría dormir contigo esta noche? (Pedí con las palmas juntas en forma de suplica)

-          Ah sí, claro; será un placer (Dijo poniéndose ambos laterales del pelo tras las orejas)

-          ¿un placer? (Pregunte con curiosidad, por sus palabras)

-          Si, ya verás hoy el placer será mutuo (Me acaricio la cara, de una forma un tanto extraña)

-          Ah…Me das miedo (Confesé, preocupado por cómo me miraba)

-          No lo parecía en la pelea (Rio bromeando, conmigo; me dio un empujón y se lo devolví, mientras reíamos.)

-          ¿ah, no? Pues eres temible (Me acaricie la cara, que aun me dolía)

-          También puedo serlo en otros aspectos… (Hizo el gesto de una gata y “araño” mi ropa con sus largas uñas y cuidadas)

-          Eso es lo que me da miedo de ti (Di un paso para alejarme de ella, que casi ni se noto; puesto que ella lo dio de nuevo para acercarse a mí.)

-          Haces bien (Me dio un golpe de cadera de broma, mientras se reía)

-          ¿en qué? (La mire anonadado)

-          En tenerme miedo (Me guiño el ojo, provocando una sonrisa; aunque no entendía que hacia)

-          No sé porque, pero me da la ligera sensación de que hablamos de cosas diferentes (Me rasque la cabeza confundido)

-          ¿Ves como eres un crio? (Empezó a reírse de otra manera, como riéndose de mi; esto había pasado a incomodarme)

-          ¡No! Soy un hombre y te lo demostrare (Dije totalmente enfadado)

-          ¿Y cómo vas a hacerlo? (Me reto, en este momento recordé lo que hizo el médico en mi mundo; así que simplemente lo emule.)

-          ¡Kya! ¿Qué haces? (Grito al sentir mi mano, en su nalga)

-          No montes escándalo que nos miran todos (Baje la mirada avergonzado, al convertirnos en el centro de atención por el pasillo)

-          Tú tienes la culpa, por tocarme sin avisar… (Dijo un poco colorada, sin golpearme como esperaba)

-          Lo siento, me dejado llevar (Levanto las manos en señal de rendición)

-          Ya veo…Pervertido (Juguetea con su dedo acusador de forma coqueta en mi pecho)

-          Si calla, que te ha gustado (Le quito el dedo con suavidad, provocando una sonrisa leve en su cara)

-          Puede (Confiesa, enredando su pelo en el dedo)

-          Si no te hubiera gustado, ya me hubieras golpeado (Digo más para mi, que para ella)

-          Parece que eres más listillo de lo que esperaba (Me mira de reojo de forma provocadora)

-          Y aun tengo más sorpresas (Aunque no se dé que hablo, solo digo tonterías; parece que ella esta complacida)

-          ¿Sabes? Tú también me das miedo, ahora. (Confiesa, sorprendiéndome a mi y a todo el que pasa por nuestro lado; estamos en las plantas inferiores y el flujo de gente, a aumentado considerablemente.)

-          Haces bien en tenérmelo (Declaro de forma chulesca)

-          Engreído (Dice picándome)

-          Gritona (Le contesto, recordando su grito de antes y sonriendo sin querer)

-          Esta noche veras lo gritona que soy (Me susurra en el oído)

-          … (No se a que se refiere, pero creo que habla de hacer cosas de mayores; me cuesta respirar y tragar, saliva.)

-          (risas) eso calladito estas más guapo (sigue riéndose)

-          (Me pego contra ella, dejándola contra la pared; quedando nuestras caras a centímetros) ¡Kya! ¿Pero qué haces? (Ha vuelto a gritar y ambos reímos, siento su respiración; su estomago acelerado…Su corazón latir, pero me separo)

-          No lo sé, me deje llevar (Me cuesta hablar, pues siento una extraña excitación que nunca antes he sentido; pero consigo vomitar las palabras)

-          Estás loco (Me dice sin mirarme)

-          Tu también estás loca (Al decírselo, me mira boquiabierta)

-          Si, puede ser… (Confiesa) Pero por ti, idiota (Susurra de forma inaudible)

-          ¿Qué decías? (Digo mirando hacia detrás, pues ha reducido el ritmo y está hablando con la boca pequeña)

-          Nada, que se quedo un buen clima (Dice una tontería que me sorprende)

-          Si que estás loca, si, ¿Acaso no notas, toda la humedad que hay? (Me centro en el clima y no hace falta ser un experto, para saber que esta humedad en el ambiente; no puede ser sana.)

-          Si tú supieras… (Dice para sí misma)

-          ¿el qué? (Pregunto con curiosidad)

-          Nada, déjalo para esta noche (Mira a su alrededor avergonzada)

-          ¿me vas a dejar todo el día intrigado? (Pregunto sin poder soportar, estar sin saberlo)

-          Si (Ríe con malicia)

-          Que maldad (La acuso, intentando que me lo diga)

-          Sufre (Me señala y ríe como una niña)

-          ¿Disfrutas de mi sufrimiento? (Me hago el dolido)

-          Si, a veces (Sonríe y me agarra del brazo un segundo, pero luego me suelta)

-          Eres terrible (Se lo digo buscándole la mirada)

-          Empiezas a conocerme (Me contesta la mirada, pero es incapaz de mantenérmela)

-          No lo creo, creo que es solo tu fachada (Digo cruzando los brazos, para concentrarme)

-          ¿y tú que sabrás? (Dice casi a la defensiva)

-          Por eso digo, que lo creo y que no estoy seguro (Intento que se relaje, pues no pretendo atacarla; solo conocerla)

-          … (Ella guarda en silencio pensando)

-          (Le doy una torta en el culo)¡Kya! ¿y eso a que viene ahora? (Primero me mira amenazadora y levanta su puño; pero al ver que solo me estoy riendo, baja el brazo.)

-          No me gusta que te quedes callada (Le guiño el ojo, provocando que se sonroje)

-          ¿le has cogido el gusto a mi culo, eh? (Me pregunta, sin perder el color de sus mejillas)

-          (Risita) puede ser (Me acaricio el pelo con un brazo avergonzado)

Tras las risas llegamos a la enfermería, Sindy me dio un beso en el cachete provocando que me ruborizara; a modo de despedida. Luego se puso a hacer su trabajo de darle de comer a los enfermos y heridos, sin perder detalle de lo que hacía allí adentro o quizás, solo quería mirarme…También por mi cuenta, me costaba dejar de mirarla; era un sentimiento parecido a la adrenalina pero, tenía una sutil diferencia. Quería estar junto a ella, no separarme de ella y verla alegre.

Me acerque a Julio su aspecto era deplorable, me mordí los labios y mentalmente me disculpe, mientras bajaba la cabeza con un gesto culpable por no haber vencido a Sindy. Sindy me abordo por detrás sin previo aviso, dándome un susto de muerte; abrazándose a mi por detrás y vengándose por el susto de antes.

-          ¿Qué haces? (Pregunte extrañado)

-          Solo quería vengarme (Me hizo cosquillas, haciéndome reír)

-          Lo has conseguido (Dije cuando conseguir dejar de reír)

-          Que saltito más gracioso, has dado (Empezó a reírse ella)

-          Muy graciosa (La mire mal de broma)

-          No te enfades, solo quería decirte que le hables; aunque no lo parezca el te oye. (Me volvió a besar en la mejilla, para mi sorpresa y volví a ruborizarme como un idiota)

-          ¿Tú crees? (Pregunte, ya que no sabía nada del tema)

-          Estoy segura (Me confirmo, asintiendo también con su cabeza; estaba muy curiosa, con el flequillo dando saltitos y tapándole un poco un ojo)

-          Entiendo (Agarre el flequillo y lo puse detrás de su oreja de nuevo)

-          … (Sin saber porque, se ruborizo y se alejo un poco)

-          ¿Qué esperas? (Pregunto levemente incomoda)

-          A que me dejes solo (Hice el gesto de que se fuera)

-          Entiendo, cosas de hombres; ¿no? (Dijo con su risita típica de chica mala)

-          Si (Dije con mi sonrisa de medio lado, de chico chulo)

-          Idiota (Soltó mientras se iba sin poder contenerse

-          Estúpida (Se lo lance a la distancia)

-          Repite eso (Dijo enfadada, con una sonrisa)

-          Tranquila (Levante las manos de rendición, con rapidez)

-          (risita) perdona, la costumbre (Mirándome de una forma extraña, tapándose la boca mientras reía sin poder contenerse)

Y tras eso mientras ambos nos reímos, continuo con su trabajo, negué con la cabeza; era tan encantadora como aterradora.

-          González o si me permites Julio (Empecé a hablar un poco apenado de verlo así)

-          Nunca le hablado a alguien en coma, esto es difícil (Me excuse por mi torpeza)

-          Solo quería decirte que lo siento, que siento que es mi culpa y que intente vencer a Sindy para ir a por tu tratamiento; pero que falle… (Le conté lo que había pasado con estas palabras)

-          Si se que piensas que soy un fracasado, también lo pienso (Converse como si me hubiera contestado)

-          Pero prometo que en cuanto pueda, te devolveré el favor y te salvare; no te mueras por favor (Suplique que se mantuviera con vida)

-          ¿Sabes que no puede contestarte, no? (Dijo Sindy, de repente, mostrándome su sonrisita inocente; sintiéndose casi culpable por haberme escuchado a hurtadillas.)

-          ¿Qué haces aquí y cuanto llevas ahí? (Dije sospechando que también me la había devuelto)

-          Lo suficiente (Dijo poniendo una sonrisa tan esplendida como culpable, que anulaba cualquier cosa que pudiera sentarme mal de ella, brillaba casi tanto como el sol, cuando comienza a amanecer y los primeros rayos de sol; iluminan la yerma tierra, sin luz.)

-          Eres una pécora vengativa (Pensé en voz alta, con una sonrisa tonta)

-          Lo sé y me encanta (Se acerco caminando de forma sexy, me agarro el cuello de la ropa y me lo puso bien)

-          Eres odiosa (Le confesé a pocos centímetros de su cara)

-          Sí, pero te encanta (Desvió mi cara con suavidad con su mano derecha, mirándome fijamente a los ojos)

-          Déjame intimidad, en serio (Le pedí volviendo a mirarla, sin percatarme en un principio que estaba más cerca y que se detuvo)

-          Bueno, ahora que están comiendo todos; voy a comer; nos vemos en el comedor (Me beso la frente, poniéndose de puntillas; de forma muy graciosa)

-          Allí nos vemos (Dije, notando que se me iba la vista detrás de ella, con su forma peculiar de andar cruzando las piernas y moviendo mucho el culo)

-          … Si sobrevives, hare lo que sea por ti, ya lo he decidido; lo que sea. (Le dije a mi amigo)

-          Vaya, así que si me oyes; tranquilo no se lo contare a nadie. Tú sobrevive, amigo; no, hermano. (Tras unos segundos, el cuerpo se movió un poco, quizás fuera un iluso; pero en ese momento si que pensé que me escuchaba)

Tras eso fui a ver a Antonio el “muerto”

-          Vaya tu por aquí, tienes que hacerme un favor (Me miro con su gesto neutral de siempre)

-          ¿tan pronto vas a gastar una de las seis que te debo? (Comente sorprendido)

-          Si, aquí solo me dan agua y me muero por un refresco; ¿puedes traérmelo? (Pidió suplicante)

-          Bueno…voy a hablar con tu medico y si está de acuerdo; te lo traeré antes de subir a hablar con el sénior (Comunique, no iba a darle nada que el médico no me autorizara a hacer)

-          Vale, gracias; pero me seguirás debiendo cinco (Enumero él, haciéndome ver que no iba a desperdiciar ninguna)

-          Sí, claro (Entendí por un lado su postura, dormir en el suelo estando herido o enfermo; debe ser horrible.)

-          ¿Qué quiere hablar contigo el sénior? (Pregunto con cierto grado de curiosidad)

-          No lo sé, estoy un poco nervioso; aunque se le ve buen hombre (Le comente mi opinión)

-          Si, es el hombre que más admiro en el refugio (Confeso mirando hacia un lado, comprendí que no quisiera hablar de ello)

-          ¿Tan admirable es? (Pero no podía marcharme sin intentar sonsacarle algo de información; lo más valioso de aquí)

-          Otro día que no tengamos prisa te contare (Comento, haciendo un gesto de mano para quitarle importancia)

-          Ya, quieres tu refresco, ¿no? (Dije con media sonrisa)

-          Eso es precisamente lo que quiero (Toco los palillos satisfecho)

-          Ahora vuelvo (Le guiñe un ojo, girándome para irme)

-          Aquí te espero, juro que no me moveré (Rio el mismo, como si estuviera bromeando)

-          Ya, ¿Cómo estás “muerto”, no? (Hice el gesto de las comillas, pensando que le haría gracia)

-          (risa sarcástica) Pero que gracioso eres, quizá deberías ser el cómico del refugio; después de Sindy serias el mejor (Antes de mencionar a Sindy se cercioro de que estuviéramos solos, fue un gesto muy gracioso)

-          Tomate las cosas con un poco de humor, hombre (Dije sonriendo, por sus palabras y su gesto)

-          Tu tráeme el refresco y veras como me rio, solo. (Y Giro la cabeza para descansar)

Aunque el tipo era un poco gruñón me caía bien, también tenía motivos para hacerlo; durmió siete días en el suelo por mi culpa. Entre salude a la gente que conocía y a la que no que también me saludaba, me dirigí directamente para el doctor y cumplí mi promesa.

-          Hola doctor, su paciente Antonio, el que durmió en el suelo; me ha pedido un refresco ¿puedo dárselo? (Salude y pregunte sin tapujos)

-          Los enfermos y heridos, beben agua (Comento con la boca llena, demostrando que mucha educación no tenia)

-          Ya, solo quiero cumplir una promesa; ¿tiene algo que lo impida o no? (Con gesto de asco levemente disimulado, volví al ataque)

-          No, por tener; no tiene nada que lo impida pero el protocolo… (Iba a darme un discurso, pero lo corte)

-          No importa, gracias doctor; él me lo pidió y le debo seis favores (Argumente, para que me entendiera)

-          Entiendo, que no te vean los demás. (Comento mientras se preparaba para beber con el vaso frente a la boca)

-          Lo intentare, pero no prometo nada (Confesé, ya que nunca he sido bueno disimulando las cosas)

-          Si me traes problemas con Fernando; esta vez no te cubriré (Aviso y la verdad es que me parecía licito)

-          Está bien acepto la apuesta, me arriesgare (Guiñe un ojo de forma chulesca)

-          Suerte (Me deseo con sinceridad y volviendo a su comida)

-          Gracias (Tras eso, solo hizo un movimiento de cabeza; quería comer solo y con tranquilidad)

-          Por cierto, luego o mañana te daré una parte de la timba, unos cincuenta puntos (Dijo antes de que me alejara)

-          ¿Tanto gano? (Dije sorprendido)

-          Unos cuatros cientos; cien para Sindy, cincuenta para ti, doscientos para mí y para los desfavorecidos cincuenta. (Confeso sorprendiéndome)

-          Vaya es usted muy generoso (Comente irónicamente)

-          Más de lo que crees porque al menos ciento cincuenta de lo de la timba, se usara para medicamentos (Explico sin mirarme)

-          Ah, lo siento (Me disculpe, por un momento pensé que quería lucrarse)

-          No importa, es normal; no me conoces (Le quito importancia, para mi tranquilidad)

Hice la cola para pedir mi comida, un refresco para ambos; ya que al pensar en el refresco me apetecía a mí también. Tras la pequeña cola, pedí mi comida y del refresco; solo quedaba para un vaso. Por un lado alivie la pesada carga a mi cheque, por otro solo bebería agua de nuevo; una lástima. Gaste unos quince puntos en comer, el castigo de doblar el valor de la bebida que antes me pareció magnánimo; por durar solo un día. Ahora me parecía cruel, desproporcionado y tardaría bastante en recuperarme de esto. Lleve mi bandeja hasta la mesa, donde estaba Sindy, Sonia, Ryoko en un lado y Marcos en el otro. Deje la bandeja junto a Marcos e hice el amago de irme, pero antes de hacerlo; les comente.

-          Vigiladme esto un momento, por favor (Pedí, mirando a Sonia y a Sindy sobre todo)

-          Tranquilo, te lo vigilo (Dijo Marcos)

-          ¿Adónde vas? (Pregunto Sonia)

-          A cumplir un favor, dadme un momento (Me explique con rapidez)

-          ¿Ese favor es más importante que comer? (Pregunto Marcos sorprendido)

-          Si (Confesé, sin tener tiempo ni de mirarle)

-          Ah bueno, entonces ve (Me dijo dándome permiso)

-          Como si necesitara tu permiso (Pero antes de que le contestara, le contesto Ryoko)

-          No es por eso, estaba pensando en coger algo de su plato (Confeso por lo bajini, para que no le oyera)

-          Si lo haces te muerdo (Amenazo Sonia)

-          No creo que seas capaz de hacer eso (Dijo estirando su tenedor hasta mi plato)

-          No, pero quizás te cortaría un dedo (Aviso Sindy, frenando su tenedor con su cuchillo; metiendo el cuchillo entre los dientes del tenedor)

-          Creo que esta sí que habla en serio Marcos (rio Ryoko)

-          Si, tranquila lo he notado (Retiro su mano suspirando, pues pensaba que le habría cortado o algo; pero no Sindy controlaba muy bien sus acciones.)

Volví a la enfermería, dejando el refresco lo mas oculto posible

-          Ah, hola; ¿por qué tardaste tanto? (Pregunto, antes de que llegara a su cama)

-          Lo siento había cola, que nadie se entere de esto (Susurre una vez estaba cerca)

-          ¿Estos? Tranquilo de los veinte, solo un par de ellos; estamos conscientes (Explico mirando a su alrededor)

-          Bueno voy a comer (Le comente, para que supiera porque me iba tan rápido)

-          Vuelve a visitarme mañana (Pidió de forma un tanto egoísta, aunque era entendible; estar en su posición es muy aburrido)

-          Vale, pero no esperes que gaste puntos todos los días (Hice el gesto de dinero)

-          ¿Ya no quieres ayudarme? Mírame, estoy desvalido (Se hizo la victima)

-          Sí, pero estoy pobre (Le enseñe el cheque, sin dejar que mirara la cantidad; pues estaba seguro que me sangraría hasta el último punto)

-          Como gastas (Dijo bromeando)

-          Muy gracioso (Le dije mirándolo mal de broma)

-          Mira, como tu; anda que aproveche tu comida (Dijo de forma irónica)

-          Hasta ahora, gracias igualmente (Parecía que poco a poco, íbamos llevándonos mejor o quizás no; tal vez fuera solo cosa mía.)

Me dirigí de nuevo a la mesa y tuve que dar algunas explicaciones, además de presentarles entre ellos, que estaban juntos; pero no se conocían.

-          ¡Ves! Deberíamos de haber ido cuando sonó el jaleo, como te dije (Protesto emocionado Marcos)

-          No pensé que nos incumbiera (Dijo Ryoko que se le notaba mas, educada)

-          ¡Ohhh! Por tu culpa me lo perdí (Grito fastidiado Marcos, demasiado emocionado, gesticulando mucho)

-          Eres una maruja (Le dio un cate Ryoko, provocando que todos sonriéramos ante el detalle)

-          ¿Me comprendéis ahora, lo que tengo que soportar? (Se quejo Ryoko, poniendo cara de…Que pesado es)

-          (risita) ¿Quién soporta a quien geisha de pacotilla? (Dijo este gritando como no, volvíamos a ser el centro de atención en el comedor)

-          Soy una geisha de verdad (Piso Ryoko a Marcos, que grito de dolor)

-          ¡Augh! Más quisieras… (Pero ambos se miraban de una forma parecida a la de Sindy conmigo, antes.)

-          ¿Cómo te atreves? Militarucho elegido a dedo (Se metió con el provocando su risa a carcajadas y que todos los demás riéramos con suavidad y algunos de nuestro alrededor)

-          El amor flota en el ambiente (Dijo Sonia)

-          Si, se nota a la legua (Fue apoyada por Sindy; sorprendiéndose ambas, que se miraron mal mutuamente y se sacaron la lengua de forma infantil)

-          ¿Amor? Si esto es amor, debería haberme ido a un convento (Dijo Sonia, riéndose y haciéndonos reírnos tanto a Sindy, como a mí; Marcos y Ryoko siguieron peleándose)

Y todos comimos, conociéndonos entre nosotros, viendo como Marcos se peleaba con Ryoko, Sindy con Sonia; limitándome a observarles. Una vez paso la hora de la comida, me dirigí a hablar con el sénior; así que me despedí de ellos. Sonia se resistió un poco en dejarme ir solo, pero Sindy se la llevo con la excusa de enseñarla; Marcos y Ryoko fueron a ver las tiendas, así que me dirigí a la habitación del sénior.

Toque la puerta del sénior…

-          ¿Se puede? (Pregunte con respeto)

-          Pasa, te esperaba (Su voz como siempre era cálida y relajada)

-          ¿Cómo está? (Quise saber preocupado, al ver que parecía más cansado que de costumbre)

-          Bien, ¿y tú? (Quiso saber, como me encontraba, aunque con su mirada inteligente; me sentía atravesado y descubierto por su inteligencia)

-          Enfadado (Confesé disgustado)

-          ¿Puedo saber por qué? (Pregunto queriendo saber, porque estaba cabreado)

-          Claro, Sindy no me deja salir (Dije fastidiado, poniéndome ambas manos en la frente)

-          Es normal, tuviste suerte Demolition-man (Dijo el apodo, que ni me disgustaba; ni me gustaba. Pero de él, no lo esperaba.)

-          No tiene gracia, señor sénior (Proteste con todo el respeto que pude)

-          Si que la tiene, por lo que contaste ya te abras dado cuenta de que si mueres aquí, morirás en tu mundo, ¿verdad? (Jugó con su barba, mientras hablaba)

-          Verdad (Asentí con la cabeza)

-          No sé si eres valiente, loco o prepotente (Me miro de nuevo, con su mirada)

-          Con todo el respeto sénior, quizás un poco de todo eso (Aclare con media sonrisa)

-          Si, al menos eres sincero, pero no deberías salir durante un tiempo; seria lo normal. (Se decidió a decirme lo que pensaba)

-          No soy normal, quiero salir en la misión de mañana (Apreté los puños con intensidad)

-          ¿por qué, acaso te sientes en deuda con él? (Pregunto, mirándome casi sin pestañear; examinándome)

-          Sí, pero no es por eso (Negué con la cabeza)

-          Créeme, no es tan bueno como crees ha dejado morir a otros solo porque no eran Weckers, como tú. Te ha utilizado. (Puso su mano sobre mi hombro, con lentitud y debilidad)

-          No es eso (Sus palabras me hirieron) simplemente no puedo dejarlo morir, además no soy un Wecker (Negué con la cabeza y escondí la cara en las manos de nuevo)

-          Sin embargo, despiertas Tajatas (Se atuso la barba, pensando en mis palabras)

-          Sí, pero eso fue algo fortuito, que paso tras el sueño raro, no creo que… (Pero el anciano, me interrumpió no me dejo; acabar mi frase. Ya sabía lo que iba a decir)

-          ¿Tenga que ver contigo? Yo si lo creo (Dijo, levantándose y mirando por la ventana)

-          Pues con todo el respeto del mundo, creo que se equivoca (Pensé en voz alta y se me escapo)

-          Puede ser, de todas formas quería comentarte; un par de cosas de tu historia (Me miro con la luz de la ventana, en la espalda)

-          Dígame lo que quiera (Estaba intranquilo, con el tema de conversación.)

-          Primero, no te enamores de Sindy (Aconsejo de forma tajante, tanto que me sorprendió; esa rotundidad)

-          ¿Por qué? ¿Y a que viene eso? (Pregunte extrañado)

-          Chico, he vivido mucho, cuando vino el ultimo Wecker hace cien años, yo era un chavalote (Aclaro rememorando tiempos pasados, por su cara; parecían tiempos mejores)

-          ¿y eso que tiene que ver con Sindy y conmigo? (Interrumpí sin poder evitarlo)

-          Escucha y lo sabrás (Estaba molesto por mi interrupción, pero aun así no me dijo nada; tuve que valorar su paciencia)

-          Disculpe (Me disculpe, sus ánimos volvieron a la calma; de la que normalmente hace gala)

-          No pasa nada, te entiendo perfectamente. La última vez que vino un Wecker, despertó a dos tajatas especiales en ese momento los llamamos Gakatas. Sus nombres eran Dany, David y Alex, los tres hicieron grandes cosas por nosotros. (Empezó a contarme, lo que realmente quería decirme)

-          ¿Y qué paso? (Pregunte asombrado, porque hasta ahora nadie sabía nada de los Gakatas)

-          Pues paso lo que tenía que pasar, una vez cumplieron su objetivo; el mundo entero cambio. Con ciertas diferencias, no pudieron llevarse con ellos a Sindy, ni a Ryoko ni a Reena con ellos. (Confeso con tristeza y los ojos llenos de lagrimas)

-          ¿Pero, Rina? (Pregunte confundido)

-          No, Reena; ya no está por ejemplo. Si eran ellas, las diferencias han sido que lo recuerdo todo; Sindy algunas cosas. Ryoko según me ha parecido entender no recuerda nada, pero todos los demás…Lo olvidaron todo. Cambiamos de refugio, seguimos viviendo una y otra vez; cada cuarenta y cinco años, más o menos. Este mundo se reinicia, hasta que has aparecido tú. (Este hombre sabia contar una historia, hacia buenas pausas que te permitían; pensar con total claridad lo que te contaba)

-          ¿Qué quiere decir? (Pregunte en respuesta confundido, a pesar de todo; su historia no tenía sentido. Sindy no aparenta cien años)

-          Hay cosas que se repiten chico y lo que si se, es que no somos reales como tú, no tenemos alma fuera de este lugar, no podemos salir de aquí. (Lo que me había dicho era descorazonador, pero algo en mi interior; me dijo que debía preguntarle más cosas. Quizás no tuviera una segunda oportunidad, no así, no a solas.)

-          ¿Cómo desaparecieron? (Quise saber)

-          Simplemente, se fueron haciendo trasparentes hasta que desaparecieron (Tosió un poco, bebió agua que tenía preparada en la mesa de al lado y volvió a sentarse.)

-          ¿y si? (Empecé a pensar en un plan, para cambiar las cosas)

-          ¿y si las tocas en ese momento? Ellos planearon intentarlo, pero como paso sin previo aviso; no lo lograron. Así que no puedo ayudarte en eso. (Confeso avergonzado, era un libro abierto; pero en sus ojos cansados de vivir. Se trasparentaban a parte de la sabiduría que había reunido, los recuerdos que había conseguido mantener y los sentimientos, parecían que podían salirse para afuera en un simple parpadeo.)

-          No me lo creo (Dije sin pensar, no podía creer algo así; empecé a sentir una crisis nerviosa)

-          ¿Cómo dices? ¿Crees que te miento? (Contesto abatido por mis palabras, hasta darse cuenta de lo que sentía)

-          ¡No me lo creo! (Grite, mareado)

-          Si estas decidido a salir, entra una vez en diputación; veras los cuerpos de gente conocida; pero todos se repiten. (Pero la calma y la quietud con la que me hablo, a parte de mis recuerdos de cuando salí; demostraron que decía la verdad sin necesidad de ir.)

-          … (Guarde silencio, superado por lo que me acababa de contar)

-          Otra cosa, nunca te juegues tu vida por la de ellos; ni por la mía; ellos revivirán algún día y ni siquiera te recordaran. Si tú mueres… Se acabo. (Sentencio, terminando conmigo; pero me repuse pronto.)

-          No hare eso (Dije convencido de mis palabras, tras unos segundos en silencio)

-          Una lástima, entonces este mundo te devorara (Me ofreció agua, pero negué con la cabeza)

-          … (Pensé en sus palabras, durante unos minutos en silencio; mirando mis manos y el a su vez, se atuso su barba en silencio)

-          ¿Alguna duda? (Pregunto cuando me vio más relajado)

-          Cuénteme todo lo que sepa (Le suplique, necesitaba saberlo todo; todo lo que el supiera. Yo no lo olvidaría)

-          No sé mucho a pesar de haber vivido para ver tres reinicios, en cada uno he perdido un poco de información y año a año; me cuesta más pensar. (Se lamento él, aunque no lo dijera claramente)

-          ¿Que sabes, que me pueda ser útil? (Le mire suplicante)

-          Pues…Es simple, estas aquí para cumplir un objetivo; normalmente los elegidos son elegidos por un dios. No por un chico y su libro, así que puede ser que tu objetivo esta vez sea otro. Ya que has sido elegido de otra forma, desconozco cuál. (sonrío de forma triste)

-          Quizás sea ayudar a González (Intente llevármelo a mí terreno, jugando a su juego)

-          Muy listo, pero no cuela (Esta vez, rio con suavidad; pero de veras divertido por mi torpe intento)

-          Tsch, me hubiera gustado vencer a Sindy (Apreté los puños de nuevo, recordando cómo me deje vencer, como un idiota; por distraerme dos veces)

-          Es imposible, que la vencieras; tranquilo. (Puso su mano, sobre mi hombro intentando apoyarme de nuevo)

-          Lo volveré a intentar, cuando me sienta preparado. (Le asegure, volviendo a mirarle)

-          Suerte, ¿algo más que quieres saber? (Se le veía entretenido en nuestra conversación)

-          No, solo; ¿sabes cuando me dejaras salir? (Pregunte, intentando presionarle un poco mas)

-          En una semana, no me mires así los demás tardan un mes; tres e incluso el año completo. (Enumero, para que supiera que era un privilegiado)

-          Creí que no te importaban (Juzgue a la ligera)

-          No es eso chico, cada uno hace lo que puede; por ayudar a los demás y yo solo puedo aconsejarte e informarte. (Se lamento por mi precipitado juicio)

-          ¿Sabes algo del otro mundo? (Pregunte)

-          ¿otro mundo? (Entorno los ojos confuso)

-          Si ya sabes el otro mundo que te conté (Intente hacerle recordar)

-          ¡Ah ya se! a que te refieres, tus predecesores hablaban mucho conmigo y me contaron algo de ese otro mundo. (Confeso cuando recordó)

-          ¿Qué te contaron? (Pregunte interesado en lo que sabía, de ese mundo)

-          Según dijeron, este es solo un mundo de transición, es como una prueba; el mundo de destino final…Es el otro. (Vi alguna lágrima a punto de salir, pero sus ojos estaban resecos con la edad o quizás de tanto llorar; así que no le era fácil…Si quiera llorar.)

-          Que cruel (Dije soltando las lagrimas por mi parte, al escuchar tal barbaridad)

-          Estoy de acuerdo (Dijo él, consiguiendo llorar; quizás por empatía)

-          ¿Y que sabes de ese mundo? (Dije tras dejarle reponerse y reponerme)

-          Poco, un guardián charlatán, un templo y algunas pruebas para salir del templo. (Soltó un poco confundido, la información no era clara; pero era suficiente.)

-          ¿Mas? (Temí su respuesta)

-          Mas (Respondió lo que me temía)

-          Vaya, que duro; todo. (Sentencie, viendo mi suerte o mala suerte; según se mire)

-          Tu amigo no te hizo ningún favor (rio con tristeza el anciano)

-          O quizás si (Solté con una luz en mi mirada)

-          ¿Si, piensas intentar salvar a Sindy, verdad? (Acertó de pleno)

-          Verdad, Sindy no es oriunda de aquí, ella si tiene alma; debe de poder salir de aquí. (Comente emocionado)

-          Eres duro de mollera, ¿eh? Pero sin embargo debo admitir, que tienes razón; aunque no sé si al morir su cuerpo en el mundo real…Dejo de tener alma. (Contesto apenado)

-          No lo sabe usted bien, lo cabezón que puedo llegar a ser. No lo creo, entonces hubiera dejado de tener poderes de Gerwek; se hubiera convertido en una natal de aquí. Sin embargo a mi me curo, con sus poderes. (Me acaricie la barbilla y me di un golpe con los nudillos en la cabeza, para confirmarlo)

-          Quizás tengas razón, espero que la tengas… (Dijo con la primera sonrisa sincera de la reunión)

-          Gracias sénior, espero que pueda ver como lo consigo (Le ofrecí la mano)

-          Tranquilo no tengo planes de morirme sin cumplir los ciento cincuenta años. (Me la dio con suavidad y la agito con firmeza a pesar de los temblores de su mano, además de su debilidad por la edad.)

-          ¿Ciento cincuenta? (Dije boquiabierto)

-          Oye, no puedes marcharte sin contarme de nuevo; la historia del campanario. (rio emocionado, como un niño pequeño)

-          ¿habla usted en serio? (Confirme, sorprendido)

-          Hablo en serio, cuéntamelo otra vez por favor (Solicito, sin perder el entusiasmo)

-          Pues…estaba…(Empecé a contar, pensando: “Que remedio”)

Tras la anécdota, quería estar solo; para poder pensar las cosas y me dirigí a la biblioteca, donde me encontré a Sonia investigando; pero me senté separado de ella. Tras un rato leyendo la cosa se había calmado suficiente, vi que Sonia me había visto; me saludo. Pero justo cuando se preparaba para moverse junto a mí, llego Fernando con los dos guardias que le ayudaron a encerrarnos la primera vez; ya me suponía por donde iban los tiros, pero los deje hablar.

-          Vaya, tenemos aquí a un estudioso (Bromeo Fernando, sin sentido del humor alguno)

-          Shhh (Pidió silencio el bibliotecario)

-          ¿Qué queréis Fernando y compañía? (Cerré el libro molesto)

-          ¡Eh! tenemos nombre (Se quejo Lázaro)

-          ¡Shhh! (Volvió a pedir el bibliotecario)

-          Si, Lázaro y Manuel (Dije en un tono bajo, para no molestar)

-          ¡Ala!, que buena memoria tienes (Dijo Manuel, sorprendido)

-          He dicho ¡Shhh! (Se acerco el bibliotecario molesto, de brazos cruzados)

-          Ya te oímos, vete a ordenar libros (Lo empujo, obligándolo a dar un paso hacia detrás)

-          Me quejare al sénior (Dijo cabreado)

-          Quéjate a quien quieras, vengo a cumplir una sentencia (Le enseño un papel, que empezó a leer)

-          ¿Cuál? (Protesto, pensando en que es una nueva)

-          Esta noche tenías que limpiar el sótano, pero esta noche es tu fiesta de bienvenida, por eso debes hacerlo ahora (Dice sin inmutarse)

-          ¿y ellos dos? (Los señalo molesto)

-          Vienen a escoltarte a tu trabajo (Hizo un ademan con la cabeza, dándoles una orden silenciosa)

-          Ah pensé que me traías refuerzos (Bromee, devolviéndole su broma; sin sentido del humor o quizás, tenía la esperanza de que fuera así)

-          No caerá esa breva (Confirmo mis sospechas)

-          Vale, por favor señor márchese que me revoluciona la biblioteca (Entrego el papel a Fernando, pero se dirigió a mi; cosa que me hizo sentir un poco culpable e incomodo.)

-          Si, lo siento aquí tiene el libro (Me disculpe y entregue el libro de normas del refugio; que mas tarde o mañana seguiría leyendo)

-          Adiós, no pasa nada. (Comprendió el muchacho)

-          Vete a tu trabajo rata de biblioteca (Ordeno Fernando, molestando al chaval)

-          ¿por qué siempre tratas malamente a todos? (Me encare con él, un poco)

-          Bueno, no es asunto tuyo, vete a limpiar, chicos; lleváoslo (Me aparto con sutileza y llamo a sus hombres)

-          Sí, señor (Ambos agarraron mis brazos)

-          Se caminar solito, no me toquéis (Me removí violentamente y me encare con ambos)

-          Vale, camina (Me invito a moverme Lázaro)

Poco después me encontraba limpiando el sótano, el suelo con escoba y fregona; las paredes con trapos y cubos…Los techos con una manguera de aire, de arriba a abajo. Cuando termine de hacerlo estaba bastante sucio, tremendamente cansado y mortalmente aburrido. Intente despertar a algún Tajata mas, pero no pude hacerlo; quizás no era un Wecker ni un Gerwek, tal vez fuera un Gakata de esos.

-          ¡¿Carlos?! (me llamo la voz de Pablo, entrando en el sótano) ¡guau! Esto está como los chorros del oro (Dijo sorprendido)

-          Buenas, estoy molido; pero al menos quedo bien (Dije rendido)

-          Todos te esperan para la fiesta, Fernando se olvido de ti; por lo visto (Comento lo que pensaba, sin decirlo claramente; era obvio que esto había sido hecho adrede)

-          No estoy para muchas fiestas, la verdad (Mire mi indumentaria y moví mis músculos agotados, con dificultad)

-          ¿No puedes aguantar un poco? Todo el mundo se esforzó por ti y ya contaba con eso, tengo una recomendación del médico para que te puedas duchar de nuevo; fue aprobada por cierto, por el sénior (Me conto todo, para que entendiera todo lo que había tenido que hacer; para ayudarme)

-          Si, me ducho, voy a caer rendido…(Avise con sinceridad)

-          ¿No puedes aguantar un poco para joder a Fernando? Además Sindy está loca por verte y Sonia, no para de preguntar por ti, muchos te admiran… (Intento convencerme)

-          No te esfuerces, solo con lo primero ya me habías convencido, ¿Así que Sindy está loca por verme y Sonia, no? (Dije provocando una sonrisa en su gesto)

-          Si…pero no le digas que te lo he dicho (Pidió con miedo)

Nos pusimos en marcha de camino a las duchas…Mientras íbamos conversando amistosamente, me tuvo que esperar un par de veces; porque no podía ir tan rápido, me sentía agotado. Fue un día, con demasiadas emociones y demasiadas cosas…Y lo peor era, que aun no había acabado, me esperaba una fiesta pero me preguntaba; qué tipo de fiesta.

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