Proyecto Chronos

                En el 18/10/2015 en Cádiz (Lunes, Octubre), una pequeña ciudad de Andalucía / España, la crisis había llegado a un nivel máximo, la situación estaba tan mal, que los pobres empezaban a no tener para comer, los de clase media eran bastante pobres, los de clase alta eran como una clase baja y los ricos, eran una especie de clase media, la unión Europea, estaba a punto de una guerra contra los árabes y contra ella misma.

Los americanos, estaban a punto de meterle mano a algunas partes de Sudamérica, sin duda se avecinaba una tercera guerra mundial. Cada país tomo sus medidas y España, creo el proyecto Chronos.

El 100 % de los jóvenes estaba sin trabajo, aunque algunos de ellos tenían oficio, eso ya no era suficiente para conseguir trabajo en este país. Así que todos los jóvenes de 10 a 30 años, serian obligados a pasar ciertas pruebas para obtener trabajo, no hizo mucha falta la palabra obligados, con los chicos y chicas, que tenían de veinte para arriba, dada su desesperación por conseguir un trabajo cualquiera.

Con los demás si hizo falta, ya que su actitud era distinta o estaban aun a cargo de sus padres, para evitar que se formaran colas, tenias que ir al ayuntamiento para pedir cita, con veintiséis años, fui de los primeros  en llegar, por eso, mi cita fue para las dos de la tarde de mañana, pregunte adonde tenía que dirigirme y si tenía que llevar algo en especial, al día siguiente tendría que ir al polideportivo nuevo y si tenía algún amuleto llevarlo.

Mientras volvía hacia mi casa, estaba pensando en cuál era mi amuleto y más bien, si tenía alguno. Mi amuleto eran unos calcetines largos grises con estrellas negras, que cuando salía con una chica me estiraba para que me dieran suerte, la verdad es que no siempre funcionaba, pero bueno, eran lo más parecido que tenia a un amuleto.

Al día siguiente estuve allí justo a las dos, lo habían organizado en plan consulta, sillas a los lados, una puerta con dos militares en la puerta, que asustaban un poco y al llegar los salude, ellos me miraron pero siguieron serios con el arma en los hombros, justo cuando iba a sentarme pensando en salir de aquí, dijeron mi nombre: Daniel Aceda, tras eso la puerta se abrió, salía una chica rubia guapa, con un cuerpo muy bien repartido y bien trabajado en el gimnasio, no muy convencido me cruce con ella y entre.

Al entrar, parecía totalmente la consulta de un medico y tenía delante un tipo joven pero, con el pelo totalmente blanco, vestido de médico militar, estaba sentado tecleando en el ordenador, cuando al entrar me miro…y mientras levantaba una ceja, me dijo

Medico: siéntese por favor

Yo me senté sin decir nada, tras cinco minutos con el médico tecleando, ceso su actividad, saco una botella de agua, se sirvió agua en un vaso y bebió.

Medico: bueno, gracias por tu paciencia, comenzaremos la entrevista, si no te importa te hare unas pruebas, esfuérzate en ellas y conseguirás un sueldo de 1000 Euros al mes, un piso donde vivir, además de desayuno, comida y cena.

Dani: suena demasiado bonito, para no haber truco

El médico pareció sorprendido por mi respuesta, como si fuera el primero en decirle algo así, sin embargo contesto rápido: bueno todo tiene truco en la vida, pero esto no mucho, si apruebas las pruebas se te pedirán unos resultados para mantener el trabajo, de lunes a viernes no podrás salir el primer año, por la mañana entrenaras y por la tarde harás pruebas, el sábado y domingo eres libre. El segundo año, no sé cómo será, ya que es el primero que se hace.

Dani: bueno, comencemos con la primera prueba

El médico me sonrió

Medico: muy perspicaz, ¿Cómo sabes que no es solo una prueba?

Dani: es simple, antes has dicho “te hare unas pruebas” no hace falta ser Einstein, para darse cuenta del plural

Medico: (anoto cosas y tras eso) lo que para ti es fácil, para otro es muy difícil, bueno la primera prueba es sencilla, cojo una baraja de cartas, la barajo la pongo boca abajo y saco una carta, tu tendrás que decirme cual carta es, ¿te parece si comenzamos?

Dani: parece una prueba un tanto extraña, comience cuando quiera

El médico barajo la baraja, la puso boca abajo y cogió una carta, luego me sonrió

Medico: bueno, dime, ¿cual es esta carta?

Dani: ¿Cómo voy a saberlo?, si ni siquiera me has enseñado que tipo de baraja es

Medico: no te guíes por tus ojos, hazlo por tu mente

Dani: mmm… (Comencé guiándome por la vista) es una baraja española

Medico: vale, vas bien, pero dime lo que no ves, ¿cual es esta carta?

Dani: es una carta de espadas

Medico: ¿Cuál de las 12?

Dani: ¿la número 1? (dije lo primero que se me paso por la cabeza)

Medico: ¡genial!

Dani: ¿acerté?

Medico: lo veremos luego, (la dejo en un lado, para que quedara apartada del resto) ¿Cuántas cartas tiene esta baraja?

Dani: (intente contarlo con los ojos aunque eso era imposible)

Medico: no cuentes, indaga en tu mente

Dani: (estaba pensando cuando en mi mente apareció el número 51, aunque no tenía sentido ya que las barajas españolas siempre tenían 40,48 o 50 cartas) 51

Medico: excelente, luego lo contamos así que ahora… buscare entre las cartas y me dirás, cual es la que he cogido.

Dani: vale

Medico: ¿Cuál es esta carta?

Dani: ¿esa carta?, es un comodín

El tipo se puso serio, haciéndome dudar de lo que me vino a la mente

Medico: ¿estás seguro?

Dani: no…

Medico: ¿entonces quieres cambiar tu elección?

Dani: es… ¿alguna carta de oro?

El tipo se puso en pie de forma brusca

Medico: ¡¿Cómo que alguna carta de oro?!

Dani: no se… me vino a la mente una carta de oro, sin numero

Medico: está bien…está bien muchacho, (echo la carta a un lado boca abajo, busco otra en la baraja) dime qué carta es esta

Dani: no se… yo juraría que no es ninguna carta

El médico miro hacia detrás, mientras que ponía la carta boca abajo junto a las otras dos, como si hubiera un espejo o algún reflejo que me dijera las cosas, eso significaba que de algún modo estaba acertando, aunque comenzaba a dolerme la cabeza.

Medico: (arrugo una hoja de papel pequeña) intenta mover esto

Dani: vale (cogí el papel con la mano y lo moví de sitio)

Medico: con la mente, no con la mano, hijo mío.

Dani: vale, usted no especifico, amigo.

Intente hacerlo, pero obviamente no paso nada durante un buen rato, intente decirle que era inútil pero el insistía en que le diera más tiempo con un cronometro en la mano, al rato, me miro, parecía que se iba a mover, pero no se movió al final o esa impresión me dio.

Medico: vale, intenta pensar algo y pasármelo a mi cabeza

Dani: vale… [Esto es una estupidez, ¡¿que pretende el gobierno con esto?!]

Medico: ¿lo estás haciendo?

Dani: no, ahora lo hago [tengo hambre, haber si acabamos pronto]

Me rugió el estomago de repente

Medico: tranquilo, acabaremos pronto y podrás comer

Dani: ¿eh? [¿Me ha oído?]

Medico: bueno, me ha parecido que tenías hambre y que querrás acabar pronto

Dani: si, eso estaba pensando [no, no me oye, solo lo ha deducido por el sonido de mi estomago]

Medico: vale, las cartas las has acertado las tres, no has movido el papel, pero en parte algo me dice que el ruido del estomago ha sido intencionado

Dani: ¿las tres? ¿Intencionado?

Medico: efectivamente, la primera era el 1 de espadas, la segunda era un comodín en el que estaba pensando que fuera  oros y por último la tercera es una carta en blanco que no forma parte de esta baraja, por otro lado llevas aquí media hora, no te ha rugido el estomago en ese tiempo, hasta ahora

Dani: bueno, eso es una casualidad, doctor

Medico: yo no creo en las casualidades

Dani: la verdad es que yo tampoco

Medico: bueno, tu nota es un 6 estas aprobado, cada carta es un 10 % de la nota, mover el papel es un 50 % y pasar tus pensamientos es un 20 %

Dani: bueno, debería ser un 5, ¿no?

Medico: no porque, me has leído la mente en la carta del comodín también, por lo tanto es un 6, haz tu maleta y preséntate en la residencia nueva de cortadura, a las diez de la mañana, suerte chico.

Al levantarme de la silla, me encontré un poco fatigado y mareado, el doctor me ayudo a incorporarme, salí de la consulta un poco confundido, hice las maletas, me despedí de mis padres, Antonio y Pili, también de mi tía abuela Pilar ya que estaría toda la semana hasta el viernes sin verles y de mi hermana Cristina. Estuve el resto de la tarde, con el único amigo que tenía en Cádiz José un poco distinto de los demás, pero yo también lo era.

Al día siguiente me levante temprano, no pude dormir demasiado por los nervios de esta aventura tan extraña, al llegar a la nueva residencia, me di cuenta que era como un cuartel militar por fuera, al presentar mi documento nacional de identificación, el guardia de la entrada que por cierto, tenía cara de pocos amigos y dos colegas con arma a su lado, me dejo entrar, nada más entrar un tipo mayor sin pelo, bajito, gordito y con uniforme rojo en el que tenia enganchada una tarjeta al cuello que ponía encargado

Encargado: yo soy el encargado de la residencia, cualquier necesidad, problema, duda, que tengas, me buscas a mí, que estaré en mi despacho en la planta baja y lo solucionare, acompáñame y te guio.

Dani: vamos

El encargado me mostro la plaza donde había una pista para correr velocidad, otra fondo, otra salto de vallas,  un parque de maquinas de ejercicio,  una piscina de arena para saltar, un campo para lanzar cosas y medir la distancia, había tres edificios, en uno  ponía residencia, en el otro zona de practicas el cual parecía bastante blindado y en el tercero: (que parecía un bunker) zona de pruebas.

Encargado: yo no estoy autorizado para entrar en esas zonas, así que te enseñare como es la residencia y cómo funciona el sistema…

Dani: vale, vamos.

Entramos en la residencia con su tarjeta, ya que la puerta se abría por tarjeta como en las películas, luego me enseño las escaleras, me fije en que las escaleras que iban al sótano tenían rejas sin embargo las de subida, no.

Dani: ¿y esas rejas?

Encargado: para evitar que nadie baje gratis, por supuesto

Dani: ¿adónde?

Encargado: al gimnasio

Yo lo mire con desconfianza, aun así lo seguí, ya que no tenia mas remedio, tampoco. También había un ascensor que se abría con su tarjeta, su despacho, que se abría con su tarjeta y una llave que guardaba en su bolsillo, me mostro que había un buzón junto a su puerta

Dani: ¿y esto?

Encargado: yo tengo mi jornada laboral, para cuando no este, quejas, pedidos

Dani: entiendo

Subimos al ascensor, me mostro que había habitaciones de cuatro camas, cuatro armarios, cuatro cómodas, cuatro escritorios y un baño. También había habitaciones de tres, de dos y de uno.

Encargado: esto es simple, el que tenga dinero ahora, puede pagarse una habitación mejor, el que quiera pagar con parte de su sueldo una mejor, también puede hacerlo y cada actividad en la que consiga un buen resultado ira adquiriendo unos puntos, con los que podrá pagar por mejorar su calidad de vida.

Dani: ya veo, comprendo

Encargado: ¿alguna duda?

Dani: si, ¿Cómo puedo ir al gimnasio o usar el ascensor?

Encargado: fácil, con el mismo sistema que los cuartos, toma tu tarjeta, ahora mismo solo te da acceso a tu cuarto, el número 1, de la primera planta, mañana empezareis la practica a las 8 de la mañana, no te acuestes tarde, las horas de las comidas son: once de la mañana, cuatro de la tarde, nueve de la noche, si llegas tarde, no comes, salvo que tengas algún justificante y dentro de un par de horas, tienes la charla de presentación en el patio, no te olvides de bajar.

Dani: entendido, gracias.

Me quede en el cuarto, deshaciendo la maleta, me tumbe y al poco se abrió la puerta, entrando la chica rubia que entraba ayer en el cuarto, cargada de maletas hasta más no poder, con el encargado, a mi me hizo cargar todo el recorrido con las maletas, pero de ella se apiado un poco y le dijo: este es tu cuarto si quieres deja las maletas aquí, ahora volveremos.

Rubia: vale, gracias

Encargado: este es:

Dani: Dani

Encargado: esta es:

Rubia: Mari José

Dani: encantado (sin levantarme ni nada)

Mari José: encantada (se acerco a mí y me dio dos besos)

Encargado: bueno, vámonos, continuemos con la visita y las explicaciones que tengo mucho que hacer hoy

Parecía enfadado por el gesto de la chica conmigo o quizá fueran imaginaciones mías y estuviera atareado de verdad, así que no hacían diferencias entre sexo, los cuartos eran mixtos, esto sería complicado no había tenido muchas experiencias viviendo con chicas, pero la que tuve siempre fue complicada, como echaba de menos vivir con ella, a pesar de lo duro que fue, también fue hermoso.

Al rato la chica volvió, me saludo de nuevo esta vez con la mano, yo le hice un saludo militar pero solo con dos dedos, ella sonrió y comenzó a deshacer las maletas mientras comentaba en voz alta: maldita sea, en este minúsculo armario, no me cabe ni la mitad de lo que he traído y eso que, no me traje ni la mitad de lo que tengo.

Dani: (no es que el tema me interesara mucho pero por curiosidad conteste) ¿Qué has traído?

Mari José: una maleta de zapatos, una de faldas, una de vestidos, una de pantalones, una de chaquetas, una de…

Dani: voy pillándolo, ¿Por qué no deshaces un poco de todas y guardas debajo de la cama el resto? (interrumpí)

Mari José: buena idea, gracias

Mi experiencia de ir muy cargado a Barcelona buscando trabajo sin éxito, dio sus frutos ahora, que sabia organizar muchas cosas en poco espacio. Ella guardo silencio hasta que comenzó a quejarse de nuevo: no sé quien abra inventado este sistema de mierda, pero voy a perder todo lo que he ganado en el gimnasio si no puedo entrar…

Dani: es sencillo, mantente en forma en el parque y con los puntos que ganes pagas el gimnasio

Mari José: buena idea, ¿harás ejercicio conmigo?

Dani: ¡¿yo?! ¿Por qué?

Mari José: ¿Por qué así te pones en forma?

Dani: ¿y para qué hacerlo contigo, si lo puedo hacer solo?

Mari José: es que yo estoy acostumbrada a hacerlo con mi novio y así se hace mejor

Dani: pero yo no soy tu novio

Mari José: ya… pero podríamos hacerlo juntos igual

Dani: bueno… yo voy a hacerlo, si vienes conmigo tampoco puedo echarte el parque no es mío.

Mari José: vale, gracias.

Cuando volvió a callarse entro otra vez el guía, con una chica alta, guapa, morena, con el pelo muy frondoso hasta el culo, nunca había visto tal cantidad de pelos y también estaba en forma, estaba empezando a sentirme incomodo de ser el único que no estuviera fuerte en este lugar, no estaba gordo tampoco, solo delgado.

Encargado: estos son: Dani y Mari José

Chica morena: hola

Dani: hola

Mari José: hola, encantada

Ambas se dieron un beso, la chica se me quedo mirando y yo a ella, pero no hice el mas mínimo esfuerzo de levantarme de la cama.

Encargado: (cortando nuestra mirada) bueno, ¿seguimos con la visita?

Chica morena: si, claro

Ambos desaparecieron por la puerta al poco Mari José volvió a saltar para sacar conversación.

Mari José: oye, pero ella no se ha presentado, ¿no?

Dani: tienes razón

Mari José: luego le preguntare el nombre

Dani: …si te lo dice, ya me contaras cual es

Mari José: ¿Por qué no me lo iba a decir?

Dani: no se… quien sabe.

Al poco de esta conversación la chica volvió y tras decir hola de nuevo, comenzó a deshacer su pequeña maleta.

Mari José: hola, vecina nueva, hemos estado hablando Dani y yo, pero no hemos oído tu nombre ninguno de los dos.

Yo le eche una mirada de reproche a Mari José por meterme en el saco de lo que yo había dicho, pero mientras que Mari José ponía su mejor e inocente sonrisa, la chica me miraba a mi diciendo

Chica morena: es que tampoco lo he dicho

Mari José: ¿y cuál es?, Dani dijo que se moría de curiosidad antes

Chica morena: ¿ah sí?

Dani: no le hagas caso, la que se muere de curiosidad es ella

Chica morena: ah, entonces se lo diré a ella nada mas

Se acerco al oído de Mari José y le susurro su nombre

Mari José: ¿así te llamas?, nunca pensé que te llamarías así, bonito nombre

Chica morena: gracias

Yo las miraba con curiosidad, normalmente no hubiera podido aguantarme, pero, estaba demasiado preocupado en que significaba todo esto, para darle tanta importancia a un nombre. Tras ver que no tenía mucha curiosidad, dejaron el juego de intentar picarme y se dedicaron a seguir con sus maletas.

Al poco Mari José le pregunto sobre su pelo, que a ella nunca le había crecido tanto que como lo hacía y además teniéndolo rizado, la verdad es que era un pelo increíble, precioso y bien cuidado, pero no hacía falta ser un genio para darse cuenta que Mari José, tenía un problema para apreciar los silencios, lo que tanto me gustaba a mí, a veces.

Al poco de eso, apareció el encargado con otra chica, esta parecía estar más buena que en forma, tenía el pelo castaño, era la más bajita con diferencia, sin embargo tenía una espalda algo ancha y unos pechos enormes, quizás su espalda era así, para poder soportar esos pechos.

Encargado: la última compañera del cuarto esta es Paola y estos son:

Dani: Dani

Mari José: María José

Chica morena: hola

Paola miraba a la chica morena, la chica morena me miraba a mí, yo miraba a la chica morena y entonces Paola me miraba a mi extrañada, mientras contestaba: encantada

Así que me había tocado con tres chicas, que cada una no tenía nada que ver con las otras, ya era difícil convivir con una imagínate con tres, pero tampoco me quedaba más remedio, por ahora.

Encargado: bueno, terminemos la visita que se me acumula la gente en la puerta

Al irse ambos, la chica morena con una sonrisa en los labios se dirigió a mí: ¿Qué? Pensaste que diría mi nombre, ¿no?

Dani: ¿yo?

Chica morena: no disimules, si te vi poniendo la oreja

Dani: desde luego, que retorcidas sois, como si me importara mucho, es solo un nombre

La chica se puso seria y se metió en el baño, como si estuviera enfadada por mi comentario, Mari José me dio una mirada de reproche y se metió con ella en el baño, yo la verdad es que me había pillado y por eso me puse a la defensiva, pero tampoco había dicho nada del otro mundo, como para que se pusiera así, vamos creo yo. Poco después  entro Paola y comenzó a deshacer su maleta

Paola: hola ¿y las chicas?

Dani: en el baño

Paola: ah, comprendo

No volví a escuchar nada, hasta que sonó una sirena, me incorpore de un salto, poniéndome de pie en el suelo, me asome a la ventana, a la vez que Paola se dirigía a la ventana y juntos nos asomamos a la plaza, donde estaba el doctor de ayer, un tipo militar muy condecorado y otro vestido muy elegante esperando.

Dani: parece que tenemos que ir, ya

Paola: ¿vamos juntos?

Mari José: (saliendo del baño) vayamos los cuatro

Así, nos pusimos en marcha los cuatro, hacia un destino incierto, sin saber que nos depararía esta experiencia, sin coincidir con nadie más por las escaleras, extrañamente.