Una familia unida
Capítulo 13
Vanesa, su madre y su tía planificaban cómo integrar a Sofía al “equipo”
Invitarla a pasar unos días de vacaciones invierno con ellas no era problema, ya que Sofía había manifestado a Mónica que no tenía planificado salir a ninguna parte. No tenía panoramas y pensaba pasar esos días en su casa. El problema era cómo inducirla a integrarse a su grupo de sexo. Ya eran cinco los integrantes y Mónica y Paula sabían que la sexta integrante sería una excelente adquisición, pero debían tener cuidado al momento de plantearle la situación.
Recuerdo que tu me contaste que Sofía se había tragado la polla de papá por el culo
Si. Fue impresionante ver cómo ese tremendo tronco se internaba en el culo de Sofía, sin que esta gritara ni reclamara.
Cuando papi me insinuó hacerlo por atrás, no me atreví. Era demasiado grande.
Lo mismo me pasó a mí. Solamente Sofía se atrevió
¿De donde sacaría esas condiciones de traga picos?
Yo pienso que por su profesión
¿Qué tiene ver que sea veterinaria con su afición a las pollas por el culo?
Piénsalo.
No me digas. ¿Lo hacía con animales?
Me confesó que en una oportunidad lo hizo con un potrillo.
Guauuuu, ¡qué degenerada la tía!
Y lo hizo varias veces con perros. Parece que así se acostumbró a que le dieran por el culo.
¿Cuánto tiempo hace que no tienes sexo con ella, mami?
Debido a su trabajo en el campo nos distanciamos y hace como cinco años que no nos vemos.
Mónica, entonces es el momento perfecto para invitarla
Sí, ese no es problema. Me preocupa cómo plantearle las cosas
Mami, la tía nació chicharra y va a morir cantando. Te lo aseguro
Tienes razón, Vanesa. No creo que haya cambiado de gustos en este tiempo.
Y si entonces le gustaba probar cosas nuevas, le va a encantar probar un pico como el de Luis, que no tiene mucho que envidiarle al de un potro
Tienes mucha razón, Paula.
¿Pero, cómo se le planteará la situación para que se integre?
Vanesa, déjalo en mis manos. Y si tenemos suerte, también en las manos de Paula
No entiendo, Mónica
Yo he follado muchas veces con Sofía, tenemos mucha confianza. Y si las cosas se dan como quiero, te invitaré a que te integres.
Y una vez que las tres tengamos sexo, la invitamos, ¿correcto?
Si
Me parece una estupenda idea
Una vez decidido el plan de acción, las mujeres se pusieron manos a la obra y ese mismo día Mónica llamó a Sofía y la invitó a casa, con el pretexto de que con la presencia de Paula las tres hermanas podrían pasar unos lindos días juntas. Sofía se mostró encantada y quedó de llegar en una semana más, cuando empezaran sus vacaciones de invierno.
Pero el destino diría otra cosa. O más bien el diablo metió su cola.
El bus, a velocidad de crucero, pasó a un costado del Viaducto, que casi no se veía por las sombras que la noche proyectaba sobre el paisaje. Sofía había decidido tomar el bus de la última hora de la tarde para aprovechar de dormir y llegar a primera hora donde su hermana. Sus pensamientos volaron a la época en que ambas habían tenido sexo casi desesperadamente, demostrándose que la calentura era cosa de familia. ¿Habría cambiado Mónica en estos años? No, creía que no. La naturaleza humana no cambia tan radicalmente y no le cabía en la cabeza que esa mujer tan fogosa, que le comía el chocho de manera tan apasionada, se hubiera convertida en otra, recatada y con apatía sexual. No, eso sería como morir y nacer de nuevo. Estaba segura que Mónica guardaba en su interior el mismo fuego que tenía cuando eran amantes.
El recuerdo de esas noches en que ambas se comían sus chochitos a pierna abierta le hizo suspirar pues aunque ella siguió practicando el bisexualismo, no olvidaba los encuentros con su hermana, en que había gozado como pocas veces después. Sería una lástima que Mónica hubiera cambiado en ese sentido.
Y estaría Paula, tan diferente a ellas dos. Nunca le insinuó nada, nunca hubo nada entre las dos, aunque sospechaba que entre ella y Mónica pasó algo, pero no tenía pruebas de ello. Tampoco hubo nada con su padre, al que Sofía había hecho acabar como pocas mujeres cuando le entregó su culo. Ni Mónica se había atrevido a aguantar esa tremenda poronga como ella lo hizo. Sonrió al recordar que su culo había recibido las pollas de un potro y al menos quince perros. Su profesión le había permitido estar en contacto con animales y esa relación la llevó a la zoofilia, que había disfrutado tanto.
Ah, Boris. Suspiró al evocar al pastor alemán que fuera su primer amante perruno y que estrenó su culito juvenil. Después vendrían varios otros perros, los que prepararon el camino al potro que le amplió las paredes del culo a límites increíbles, pero que aguantó estoicamente. Después del potro, su culo no encontró ninguna verga que la pudiera satisfacer, aunque probó muchas de ellas. Solamente la de su padre era digna de llamarse polla de verdad.
¿Un café?
La voz del auxiliar del bus la sacó de sus pensamientos. Recibió la bandeja con la taza de café y el sándwich que su compañera de asiento tuvo la gentileza de recibir y pasársela.
Muchas gracias
No hay por qué
Mientras bebía su café, le dio una mirada a la joven compañera y le dedicó una sonrisa, que esta le devolvió con ánimo de conversar.
¿Vas lejos?
A Santiago. ¿Y tu?
Tambien
Tenemos toda una noche por delante
Tenemos que armarnos de paciencia
Y no traje nada para leer.
Yo tampoco
Después de un rato de conversar del clima en Concepción, de lo incómodo que es dormir en los buses, de lo tedioso del viaje y de los últimos chismes de la farándula criolla, compartían alegremente como si se hubieran conocido de mucho tiempo antes.
A propósito, me llamo Sofía
Yo Sandra, mucho gusto
¿A qué vas a Santiago?
Voy a pasar unos días donde una hermana
¡Qué casualidad! Yo también voy de vacaciones donde una hermana
Las dos somos penquistas, vamos a Santiago, a casa de una hermana. Increible
Cierto. No había reparado en ello. Pero hay otra casualidad entre las dos
¿Cuál?
Somos de edades similares. Yo tengo 39
Y yo 38, casi 39
Rieron divertidas.
Pero hay una diferencia
¿Si?
Yo tengo un hijo
Yo también
¡No me digas! Pero yo vivo sola con mi niño
Y yo. ¿No te parece increíble tanta casualidad?
Se acomodaron en sus asientos, ya completamente en confianza. En pocos minutos se habían presentado completamente, aunque sin entrar en detalles. Mientras Sofía se arrellenaba en su asiento, puso su vista en las piernas de Sandra, que vestía una faldita corta, igual que la suya. Las dos parecían tener estatura similar y mostraban unos senos prominentes y unos muslos bien rellenos. Al levantar la vista para decirle algo a su compañera, Sofía se percató que ésta tenía sus ojos fijos en sus piernas, que mostraban parte de sus muslos debido al movimiento que había hecho.
La naturaleza siempre caliente de Sofía despertó en ella el animal sexual que nunca dormía completamente. Decidió intentar algo por si resultaba. Total, nada perdía con hacerle empeño. Además, ella era lo suficientemente delicada como para no ser tan obvia en materia de seducción.
Hay más similitudes entre las dos
Sandra levantó la vista y la fijó en su compañera
¿Cuáles?
Al parecer tenemos estaturas similares y piernas bonitass
Y senos abundantes
Tienes razón, aunque me parece que los míos son algo más grandes
Cierto, se nota que estas orgullosas de ellos
Bueno, y de otras cosas también
¿Cómo cuales?
Me encanta el sexo
Al parecer hay otra similitud, pues a mí también
Con esas piernas y esos muslos debes tener mucho éxito
¿Cómo que mis muslos, si no se ven? ¿Cómo puedes opinar de lo que no ves?
No los veo, pero los imagino
¿Son como te los imaginas?
Sofía levantó su faldita y dejó a la vista de su nueva amiga sus muslos, que lucían exquisitos en su blancura y redondez.
Si. Son exquisitos. ¿Te muestro los mios?
Me encantaría
Había una entonación en la voz de Sofía que no dejaba lugar a dudas respecto a su intención. Sandra levantó su faldita y dejó a su vista un par de muslos tan atrayentes como los que había mostrado recién Sofía.
Mmmmm. Se ven increíbles
Mira, pasa tu mano por ellos para que veas lo tierna que es mi piel en esa zona
Sofía llevó su mano y acarició los muslos de su compañera, llevándola peligrosamente cerca del encuentro de sus piernas, en la zona vaginal.
Creo que mis muslos son parecidos. ¿Quieres tocar?
Siiiiiiiiii
Sandra llevó su mano a los muslos de Sofía y empezó a acariciarla, en tanto esta no dejaba de tocar la zona pelviana de de su compañera. Ambas se dedicaron a acariciarse, mirándose intensamente.
Se siente rico, Sandra
Si, se siente rico, Sofía
Sin dejar de mirarse, sus rostros se fueron acercando y sus bocas se fundieron en un beso apasionado.
La mano de Sofía se posó sobre el bulto que formaba el sexo de Sandra bajo su calzoncito y apretó suavemente. Esta, por su parte, metió sus dedos bajo el calzoncito de Sofía y empezó a acariciar su sexo, completamente depilado
Me encantan las vulvas peladitas, como la tuya
A mí también. ¿Cómo la tienes?
Compruébalo, cariño
Sofía metió su mano bajo el calzón de Sandra y se encontró con una zorra completamente depilada, que apretó con suavidad.
Increíble, más cosas en común
Sofía, yo no soy lesbiana. Soy bisexual
Yo también.
Ambas rieron por lo bajo para no llamar la atención del resto de los pasajeros, mientras sus manos seguían acariciando sus chochitos, que muy pronto soltaron sus jugos en medio de los estremecimientos de las muchachas.
Increíble, cariño. Qué rico
Sí, estuvo exquisito, amor
Se acomodaron de manera de quedar abrazadas y mientras intercambiaban piquitos y caricias bajo la manta de dormir, siguieron las confidencias
Me gusta el sexo fuerte
Es exquisito, ¿no crees?
¿También tu lo has practicado?.
Sofía estaba fascinada con la compañera que le había tocado en suerte en este viaje. Al parecer era su alma gemela, aunque faltaba por dilucidar si sus preferencias sexuales serían tan extremas como las de ella.
¿Con cuantas mujeres has estado?
No tantas. En eso soy selectiva. Si voy a estar con una debe ser hermosa, como tu
Gracias, Sandra. Me pasa lo mismo. No es llegar y meterse con cualquiera
Hay algo que nunca he hecho y que me hubiera gustado practicar. El incesto
Yo sí
Debe ser tan rico, pero nunca se me dio la posibilidad
Yo lo practiqué con una hermana y con mi padre
Te pasaste, Sofía. Te las traes
Es que vengo de una familia donde todos somos muy calientes
Antes se le llamaba fiebre uterina
Ahora es más elegante el término: ninfomanía. Pero la palabra exacta es calentura
Tienes razón.
Las jóvenes siguieron conversando durante gran parte de la noche, entre caricias y besos. Se sentían tan a gusto que las horas pasaron casi sin darse cuenta. Y cuando finalmente se durmieron, lo hicieron abrazadas y con sus rostros muy cerca uno del otro.
A la altura de Rancagua despertaron, se miraron y sonrieron. Fue Sandra la que dio el primer paso y le dio un beso a Sofía, que se lo devolvió con alegría.
Cuando bajaron del bus decidieron ir a tomarse un café, donde siguieron compartiendo de sus cosas, como si no se decidieran a despedirse.
Fue Sofía la que tomó la iniciativa
Sandra, ¿Cuándo quedaste de llegar donde tu hermana?
Bueno, hoy
¿Hay alguna manera de que te demores en llegar?
Ningún problema. Estoy de vacaciones, no lo olvides.
¿Y si vamos a un hotel y pasamos el resto de la mañana ahí?
Sandra apretó su mano, feliz
¡Encantada!
Las nuevas amigas partieron felices a dar rienda suelta a sus deseos sexuales. Ninguna imaginaba que las casualidades entre ambas no habían terminado. Aún faltaba la mas grande de las casualidades, la que uniría sus vidas para siempre.