Autor: Salvador
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Mauro, su madre y su hermana
Tía y sobrina
Cuando Mauro le propuso a su madre que le dejara a solas con su hermana ese domingo, no pensó en el giro que tomarían las cosas a raíz de la experiencia que Mirtha había vivido la noche del sábado en casa de su tía Lidia.
El muchacho esperaba tener un dia de sexo con su hermana y cuando se diera la ocasión, le contaría lo que había entre él y su madre. Pensaba que al igual que con Laura, el hecho de haber hecho recién el amor le facilitaría las cosas. Y, si no habían complicaciones, podría gozar de los favores de su madre y de su hermana sin mayores complicaciones. Pero las cosas resultaron muy diferente a lo que pensaba.
Lo primero que le llamó la atención fue la fogosidad con que su hermana respondió a sus requerimientos, entregándose a el como pocas veces, con ímpetu que a Mauro le pareció excesivo, considerando que los hermanos tenían sexo a lo menos una vez a la semana, por lo que no se explicaba tanto ardor en Mirtha. Cuando hubieron acabado, interrogó a su hermana para saber la razón de su comportamiento. La revelación que le hiciera la muchacha cambiaría todos los planes que se había forjado Mauro.
Algo pasa contigo, hermanita
¿Por qué dices eso?
Tu comportamiento de hoy no es normal. Algo ocultas.
¿De donde sacaste esa idea?
Estoy seguro que tienes un secreto que te atormenta
¿Por qué lo dices?
Tu comportamiento de hoy lo revela
¿Cómo así?
Te portas como si quisieras demostrarte algo a ti misma
Tienes razón, hermanito
¿Ves? Es como si no estuvieras totalmente segura de ti
Si, eso es
¿Y de qué no estás segura?
¿La verdad? No estoy segura de que me gusten los hombres
¿Cómo?
Si, así como suena, hermanito. Por eso estaba tan ardiente
Para demostrarte que aún te gustan los hombres y que gozas haciendo el amor.
Si, justamente.
¿Y esto por qué?
Me cuesta contártelo, pero si no lo hago contigo, no sé a quien contarle.
Tienes razón, hermanita. Soy tu hermano, amante y confidente.
Es que anoche estuve con otra mujer e hicimos el amor
Pero si ayer fuiste a casa de la tía Lidia.
Justamente
¿No me digas que hiciste el amor con la tía Lidia?
No sé como sucedió pero pasamos la noche juntas
Y por lo visto te gustó lo que hicieron
Ese es el problema. Me encantó
Hermanita, no seas tontita. Eso no te hace lesbiana, chiquilla
¿Estás seguro?
Pero claro, fue una experiencia nueva y nada más
Pero me gustó.
Y puedes volver a hacerlo con ella, pero seguirás siendo toda una mujer
¿Por qué?
Por la forma en que me hiciste el amor. Por eso.
¿Tu crees?
Pero claro, niña, lo de la tía es una novedad, nada más.
Pero una novedad muy exquisita
Lo admito, pero por eso no dejas de ser toda una mujer como lo eres
Me tranquilizas, hermanito
Ahora cuéntame cómo fue esa experiencia con la tía Lidia.
Todo empezó después que acostamos a la bebita. . . .
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Lidia, cinco años menor que su cuñada Laura, se conservaba estupendamente y se veía tan joven y rozagante como su sobrina. Laura y sus hijos querían mucho a Lidia pues cuando su hermano abandonó a Laura, ella optó por su cuñada y sus sobrinos, disgustándose con su hermano y su familia. Los lazos entre ellas se estrecharon después de la separación de Laura y Lidia fue en más de alguna oportunidad el paño de lagrimas de su cuñada y apoyo de sus sobrinos, especialmente Mirtha debido a su experiencia similar a la de su madre.
Mirtha visitaba asiduamente a su tía, con la que pasaban días enteros conversando de esas cosas que las mujeres conversan y que los hombres no pueden entender. Y ese sábado la sobrina iba a pasar la noche con su tía para resolver algunos problemas domésticos con la ayuda de su querida tía.
Después de acostar a la bebita, tía y sobrina fueron al dormitorio de Lidia, donde continuaron charlando, pero ahora al calor de unos tragos que se prepararon entre risas y juegos. Ya iban por el tercer vaso cuando la conversación empezó a hacerse más densa y las miradas de la tía a las piernas de la sobrina fueron más osadas, a lo que esta no dio mayor importancia en un principio. Pero, cuando las miradas de Lidia se hicieron evidentes, Mirtha sintió que un escalofrío la recorría, producto del nerviosismo y de una sensación nueva que invadía su cuerpo. Estaba conciente que los tragos ayudaban a que las sensaciones que recorrían su cuerpo fueran más fuertes y frecuentes, pero seguía tomando porque le agradaba sentir lo que sentía.
Estaban sentadas en la cama, con las piernas recogidas. Mirtha con sus muslos a medio cubrir por una minifalda que, por la posición, se le había subido a media pierna, en tanto Lidia, que usaba una falda amplia, la había recogido de manera que también dejaba a la vista de su sobrina buena parte de sus muslos, que mostraban sus blancas carnes. En un momento dado las dos mujeres miraban los muslos de la otra con un interés innegable y no hacían nada por cubrir los propios. Los tragos estaban haciendo efecto en las dos, especialmente en Mirtha, con menos experiencia en esto de beber, por lo que su actitud era más evidente que en Lidia, que se mostraba mucho más segura de si misma, como dominando la situación.
¿Has hecho el amor después de tu separación?
¿Con quien? Si no hay nadie que valga la pena
Tienes razón, Mirtha, por eso yo también estoy en ayunas en cuanto a sexo
Es cierto. Mas vale sola que mal acompañada
Pero tu tienes a tu hermano
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Seamos francas, Mirtha. Mauro está en edad de hacer feliz a una mujer
Pero tía, es mi hermano
A ver, seamos sinceras o mejor no conversemos más de esto, ¿ya?
Bueno, tía, seamos sinceras.
Entonces dime, ¿te has acostado con Mauro?
Mmmm, si
¿Ves? Si yo también fui joven y sé que la sangre es más fuerte
Tienes razón
Y cuando la naturaleza llama, nada la detiene, ni los lazos familiares
Es cierto
Pero yo no tengo un hermano cerca que me ayude
Pobrecita tía.
Mirtha puso su mano en la pierna de Lidia, a manera de consuelo, lo que produjo en esta un estremecimiento que no pasó desapercibido a la muchacha. Ese temblor fue un acicate para la sobrina, que dejó su mano en la pierna de su tía mientras seguían conversando, en tanto Lidia abría poco a poco sus piernas, para que su sobrina tuviera una completa visión de sus muslos.
Si, pobrecita de mí
¿Y cómo te consuelas, tía?
No me queda otra cosa que gozar a escondidas, con mi mano
O con un consolador, imagino
No, prefiero la mano, que es más rico
¿Por qué más rico que un consolador?
Porque puedo mover mis dedos alrededor de mi cosita.
Yo lo hago a veces también, pero no he sentido nada especial
¿Comparado con la verga de tu hermano?
Si, la cosa de mi hermano es mejor
Es que tal vez no sabes acariciarte como debes hacerlo
No sé, yo creo que lo hago bien, como todas las mujeres.
No, pues. A ver, muéstrame como lo haces
Pero tía, me da vergüenza
¿Te molestaría si te muestro como lo hago yo?
A ver, muéstrame por favor
Le petición de Mirtha fue hecha con voz enronquecida por el deseo. Lidia levantó completamente su falda e hizo a un lado su calzón, dejando al aire un par de labios rosados rodeados por un monte de Venus cubierto de rizados pelos que llamaron la atención de su sobrina, que no apartaba la vista del sexo de su tía.
Siempre lo hago frente a un espejo
¿Por qué?
Para ver la cara de caliente que pongo cuando me caliento
Te pasaste, tía
Nunca me saco toda la ropa, para dejar algo a la imaginación
Me parece interesante. No se me había ocurrido
Después empiezo a pasar dos dedos a lo largo de mis labios vaginales
Mmmmm
Suavemente, lentamente. Arriba y abajo
Mmmmm
Intentalo
¿Así?
No, tontita, arriba y abajo, sin meterlo
Ya, así, ¿verdad?
Espera, deja que te enseñe
Y lidia puso su mano sobre la de Mirtha y empezó a guiar sus dedos sobre la rajita de su sobrina, que mostraba evidentes signos de excitación por la cercanía de su tía.
Asi, ¿ves?
Mmmmm
¿Aprendiste?
Si, tía, pero no saques los dedos, por favor
¿Te gustaría que siga?
Si, está rico
Mírame a los ojos mientras te acaricio la cosita
Tiita
Mijita.
Es rico, tía, muy rico
Puedes hacérmelo si quieres
Si, tiita
Mmmmm, lo haces tan rico, mijita
Tiita linda
Bésame
Tia y sobrina se fundieron en un beso apasionado, en que las lenguas buscaban penetrar lo más profundo de sus bocas, en tanto sus dedos se cubrían del jugo seminal que brotaba de las rajas de tía y sobrina.
¿Viste que puede ser exquisito?
Si, tienes razón, es tan rico como la verga de Mauro
Y eso puede ser mejor aún
¿Mejor aún?
¿Quieres probar?
Si, tiita, dame a probar
Desvistete y ponte de espalda en la cama
Mirtha no se hizo esperar, pues estaba lanzada de lleno a gozar de los placeres de la carne y se desnudo completamente, acostándose en la cama con las piernas abiertas, como cuando esperaba la verga de Mauro. La tía se puso entre sus piernas, metió la cabeza entre los muslos de su sobrina y empezó a lamer la rajita de Mirtha, que aún tenía gotas del efluvio anterior. Cuando la muchacha sintió la maestría con que su tía metía la lengua para explorar el interior de su túnel de amor, levantó las piernas y emitió unos grititos de gozo que delataban el deleite que estaba sintiendo con la lengua de Lidia, la que aumentó los movimientos para hacer de esa acabada de su sobrina algo que recordara por mucho tiempo. Finalmente Mirtha lanzó chorros de lìquido seminal en la boca de su tía, que tragaba como si fuera un helado de crema.
¿Y?
Fue increíble, tia
Ya es hora que me digas Lidia, ¿no crees?
Bueno, Lidia. Quisiera devolverte el favor
Encantado, mi cielo
No lo haré como tu, pero por empeño no me quedaré, te lo aseguro
La muchacha se refugió entre los muslos de su tía y hundió su cabeza hasta que su lengua encontró la gruta peluda que Lidia le ofrecía. Aunque con algo de brusquedad, pero no sin menos entusiasmo, Mirtha le aplicó a la raja de su tía un tratamiento que esta supo agradecer, regalándole con una copiosa acabada que dejó feliz a la muchacha por el efecto que había logrado en su primera mamada lesbiana.
Me encantó pasar mi lengua por tu cosita, Lidia
Es rico, ¿no es cierto?
Es una experiencia increíble, completamente nueva para mi
Diferente, pero igualmente exquisita que tener una verga dentro, ¿verdad?
Cierto. Son dos cosas diferente pero igualmente ricas
Y aún queda mucho por aprender, mijita
Por mí, encantada, Lidia
Saliste bien caliente, cariño
Si, Lidia, soy caliente, soy una puta
Mi putita caliente
Si, mijita, tu puta caliente
Perra, dame tu boca, bésame
Lidia se subió sobre su sobrina y la besó con pasión, apretando sus senos a los de su sobrina, que la abrazó con pasión. La tía llevó su sexo de manera de ponerlo sobre el de Mirtha y pasando una pierna entre las piernas de la muchacha, empezó a restregarle su raja contra la de la sobrina, que empezó a moverse como si estuviera follando.
Uyyyyy, qué rico
Si, mijita, toma
Mijita, sigue, sigue
Cielito, toma, toma
Ayyyy, tiiiita linda, mijitaaaaa
Toma, goza mi amor
Siiiiiiiiii amorcito
Aghhhhhhh, yaaaaaaaaaaaaaaaa
Tía y sobrina, fundidas en un abrazo, quedaron extenuadas sobre la cama, respirando con dificultad después del orgasmo que les produjo la copula lesbiana.
Cuando se durmieron lo hicieron felices y con la promesa de repetir la experiencia pronto.
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Hermanita, fuiste feliz y eso es lo importante
Gracias por tu comprensión
Ya verás que puedes gozar conmigo y con la tía Lidia
¿Tu crees?
Pero claro. Solo que . . .
¿Qué?
Mami
¿Qué pasa con mamá?
Tía Lidia, tu y yo nos tenemos para ser felices, pero ella está sola
Cierto, ¿pero qué podemos hacer?
También tiene derecho a gozar, ¿no crees?
No te entiendo
Me gustaría hacerla feliz
¿Tu? ¿Cómo se te ocurre?
¿Por qué no?
¡Porque es tu madre, por eso!
Pero tu eres mi hermana y Lidia es tu tía
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Si nosotros podemos, ¿por qué no ella?
Pero ella nunca aceptaría
Mira, ella es mujer, y aún es joven. Tiene sangre que aún hierve en sus venas.
Pero eso no es suficiente para que acepte acostarse con su hijo
Claro que no. Pero una ayudita serviría
¿Cómo es eso de una ayudita?
Es cosa de despertar en ella el deseo, incitarla
¿Y cómo podría ser eso?
Imagina que nos sorprende cogiendo a ti y a mi
Se armaría la grande, puedes estar seguro
No, te apuesto que no
¿Por qué estás tan seguro?
Porque primero la prepararía
No entiendo
Simple, hermanita, me insinuaría, prepararía el terreno
¿Y si te manda al diablo?
Entonces sabría que no hay caso y ahí dejamos todo
Claro, pero si no dice nada es porque tienes alguna posibilidad, ¿verdad?
Exacto
Eres un pillo, hermanito
Entonces, ¿me ayudarás?
Bueno, veamos que resulta de todo esto.
Mauro le pidió a su hermana que se pusiera en cuatro pies y le puso la verga a la entrada de la vulva, por entre los cachetes de la muchacha, que lo esperaba con ansiedad debido a la excitación que le produjera la conversación reciente.
El trozo de carne se hundió en el interior de Mirtha, que movía su cuerpo descontrolada mientras las bolas de Mauro golpeaban los cachetes de esta. Los senos de la muchacha se bamboleaban al compás de los movimientos de su cuerpo.
¿Te gusta la pija de tu hermanito?
Si, mijito. Es rica
¿Sientes como te entra y sale?
Siiiiiii, mijito
¿Eres mi perra caliente?
Siiiiiiiiii, soy tu perra caliente
Toma, puta caliente, perra
Siiiiiiiiii, sigue
Toma, toma.
Aghhhhhhhhh
Los hermanos acabaron juntos y quedaron tendidos en el suelo, felices por la experiencia vivida y por los planes que tenían para con su madre. Mauro pretendía que Mirtha aceptara su relación con Laura, pero ignoraba que a su hermana la movía otro interés, nacido de su relación con su tía Lidia.