Autor: Salvador
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Mi hermana Ana ( 2)
Ana seduce a su padre
La casa de mi hermana estaba con las luces apagadas, lo que indicaba que Pedro, mi cuñado, se había ido, como le pidiera Ana. Toda la casa estaba para nosotros dos, que después de tantos años habíamos vuelto a entregarnos al sexo incestuoso, pero ahora completamente liberados de todo tipo de traumas.
Fuimos al living, donde nos servimos unas copas para continuar nuestra conversación. Ana fue a ponerse cómoda y volvió envuelta en una bata, bajo de la cual conservaba solamente su pantaleta y sostén, sabedora de que no necesitaba de más prendas por ahora. Ambos sabíamos lo que venía, por lo que tomamos las cosas con calma, conversando de lo sucedido en mi departamento.
"¿Recuerdas cuando hicimos el amor por vez primera?"
"Pero Salvador, eramos tan niños que casi no cuenta"
"Es cierto, fue muy diferente a lo sucedido hace un rato, ¿verdad?"
"Es cierto. Fue una sorpresa muy agradable"
"¿Por qué?"
"Porque me hiciste gozar como hacía tiempo no lo hacía"
"Gracias, hermanita, yo también gocé de manera increíble"
"¿No te produce rechazo el que seamos hermanos?"
"No, para nada .."
"A mi tampoco"
Nos miramos intensamente, y ambos supimos en ese momento que los dos guardabamos un secreto que no nos atrevíamos a decir. Bueno, yo sabía que me era muy difícil contarle a mi hermana que antes había hecho el amor con mi madre y por ello no me producía ningún rechazo tener sexo con mi hermana. Y ella parece que intuyó que yo guardaba un secreto por el tono de mi respuesta, que quedó como en tono suspensivo.
Pero los tragos que habíamos tomado, las confidencias de mi hermana y lo sucedido entre ambos no daba lugar a secretos, por lo que mi hermana rompió el fuego revelándome que después de mi había tenido sexo con nuestro padre.
Y que ella lo había buscado
Fue en vacaciones, cuando tu partiste con mamá a la playa. Yo tenía 18 años entonces. Nos quedamos papá y yo solos en casa, pues me quedaban unos días de clases y partiríamos a encontrarnos con ustedes tres días después.
Hacía tiempo ya que había sorprendido a mi padre en el baño y me llamó mucho la atención su poronga, que me pareció enorme. El no se dio cuenta que lo había visto, pero puedo decirte que se estaba masturbando. Su instrumento era cada vez mas enorme y finalmente empezó a lanzar chorros de semen, que salían disparados.
Esa noche no pude dormir pensando en lo que había visto y me masturbé alocadamente con la imagen de la verga de mi padre en la mente. A partir de ese día me hice el propósito de gozar el instrumento paterno, mucho mas grande que los que había conocido hasta ese momento, incluyendo el tuyo, hermanito.
Nos pusimos a ver la tele y yo andaba con mi uniforme del colegio. Abri mis piernas descuidadamente, de manera que el pudiera ver mis muslos. Yo hacía como que no tenía ojos sino para la tele pero no perdía movimiento de mi padre. Y mis piernas se abrían cada vez mas. Hasta que el no pudo resistir mirar y después de la primera mirada ya no pudo quitar la vista de mis piernas. Incluso se acomodó para ver mejor. Como al descuido una de mis manos se posó en mi muslo, cerca de mi paquete, lo que le dio mas erotismo a la escena. Al cabo de un rato me rasqué el muslo, muy cerca de mi sexo, como si algo me picara, pero sin dejar de mirar a la tele. Esto permitió que mi vulva se viera mejor.
"Voy a ducharme"
Dije de pronto y me levanté.
"¿Puedo ver tele en tu pieza después que me duche, papi?"
En su cara leí el gusto que le produjo mi propuesta y me fui feliz a darme la ducha. Cuando salí, lo hice envuelta en una toalla de baño blanca, el pelo mojado y secándome el cuerpo con la misma toalla, de manera que mis gestos fueran lo más eróticos posible.
Me acosté en la cama a su lado y me di cuenta que el estaba desnudo bajo la sabana. Y en la tele la película era de esas subidas de tono, ya que el había elegido ese canal de películas triple x. Me sonreí complacida pues era evidente que mi padre deseaba lo mismo que yo. Pero no era cosa de entregarme así como así, claro. Quería que el me sedujera.
"¿Qué le esta haciendo, papito?"
Le pregunté cuando en la pantalla el hombre tenía a su pareja abierta de piernas y le hacía una mamada.
"La está haciendo feliz a ella, mi vida"
"¿Por eso ella se mueve tanto y da esos grititos?"
"Si, porque ella está gozando"
"Parece que es rico eso, ¿verdad?"
"Si, mi niña, es realmente rico"
"¿Tu se lo has hecho a mami?"
"Si, y a ella le encanta"
"Me imagino, pues se nota que la muchacha lo pasa muy bien"
"Siempre se lo hago a mami antes de que hagamos el amor"
"¿Por qué?"
"Porque así ella se calienta más y goza más aún cuando follamos"
"¿Qué es eso de follamos?"
"Hacer el amor, pero dicho de otra manera"
"¿Hacer el amor, follar, de qué otra manera se le conoce, papi?"
"Coger, culear, en fin hay muchas maneras de decirlo"
"¿Por qué?"
"Hay gente que le gusta decirlo de una manera y a otros de otra"
"¿y que es eso que está haciendo ella con la cosa de el?"
"Es lo mismo que el le hizo a ella. Ahora es el que goza"
"Mmmmm. Y el lo pasa muy bien, por lo que se ve"
"Si, a nosotros los hombres nos encanta que la mamen"
"¿Qué la mamen?"
"Si, se le dice chupar, mamar"
"Ah, ya"
"Y a la cosa del hombre se le dice polla, pico, pija y varias formas mas"
A estas alturas mi padre había bajado la sabana y mostraba su pene en toda su extensión, el que tomó entre sus manos.
"¿Por qué tu cosa está tan grande?"
"Es que me calenté con lo que se ve en la tele"
"¡Qué grande que es, papito!"
"¿Quieres tocarlo?"
"¿Asi?"
"Si. Apreta con tu manita y pasala de arriba abajo"
"¿Asi?"
"Si, mi niña, asi mismo"
"Mmmmmmm"
"Esto no debe saberlo ni tu mami ni nadie, ¿entendido?"
"¿Por qué, papito?"
"Porque no se puede hacer entre padre e hija, por eso"
"Bueno, entonces prometo no contarle nada a nadie"
"Bien. Ahora, dime, ¿podrias poner tu boquita ahí?"
"Mmmm"
"Abrela, cariñito, para que te entre"
"Mmmm"
"Chupa, chupa, mijita"
"Mmmmm"
"Asiiiiiii, aghhhhhhhhh"
Con un par de chupadas lo hice acabar. Pero yo estaba tan caliente que lo único que podría conformarme era sentir la verga de mi padre dentro mío, así que decidí apurar los hechos.
"Papito, siento cositas en mi cosa"
"¿Cosquilleos?"
"Si, mira"
Y abrí mi bata quedando completamente desnuda delante de el. Su herramienta se volvió a parar y ya estaba dispuesta para la lucha.
"Mi niña, creo que se como mejorarte"
"¿Como, papito?"
"Con mi cosa en tu cosita"
"¿No me dolerá?"
"No te preocupes, déjalo por mi cuenta"
"Ya, papito, hazlo"
Me eché en la cama, abrí mis piernas y esperé a mi padre que se subió encima mío y llevó su polla a la entrada de mi vulva, que lo esperaba ansiosa. Con bastante precaución fue haciendo presión para ir metiéndola poco a poco, hasta que finalmente la alojó completamente en mi interior. Yo hice como que me dolía al principio pero tu bien sabes que no era virgen ni siquiera cuando lo hice contigo, pero debía guardar las apariencias ante mi padre. Esa noche lo hicimos hasta el amanecer y después continuamos haciéndolo cada vez que podíamos. Incluso me llevó a unos moteles cuando no podíamos hacerlo en casa. En eso estuvimos hasta cuando me puse de novia con Pedro.
Era evidente que a mi hermanita no podría producirle rechazo tener sexo con su hermano si ya lo había hecho con papá. Al parecer Ana había resultado toda una golfa desde niña. Y por lo que me había contado estaba seguro de que yo no había sido el primer hombre en su vida.
Sus palabras aumentaron mi deseo por mi hermana pues la veía ahora como una viciosa igual que yo. Y si ella se había acostado con papá, ahora sabría que su hermano se había acostado con mamá.