¿ P A R A N O R M A L ?

No creo, después de lo que me ha pasado, sigo sin creer en hechos paranormales. Para mí cuando ocurre algo extraño, que no encontramos explicación racional posible, es un hecho casuístico. Los hay que enseguida le ponen el epíteto de paranormal a cualquier cosa. A veces, lo admito, una serie de casualidades se unen, ocurre algo que no parece normal, a lo que no encontramos explicación lógica y siempre hay alguien que lo tacha de paranormal, fantástico o con cualquier otro adjetivo similar.

Este preámbulo viene por un extraño suceso que me ocurrió hace unos meses.

Una noche, de esas cualquiera, que te has despertado cuando aún la luz del día no pasa por los cristales de tu ventana y que un poco desvelado tardas un largo rato en dormirte de nuevo y mientras permaneces en un estado que podemos definir de duermevela, que es el más propicio para soñar, recuerdo que de pronto lo onírico me trasladó a una exposición de cuadros que estaba visitando, perdido entre bastante gente.

Aunque no creo que tengamos poder para dirigir la mente en estos momentos oníricos, yo sueño mucho más a menudo con cuerpos de chicas adolescentes desnudas que en monumentos, fuentes, grandes ciudades o maravillas arquitectónicas.

De jóvenes modelos desnudas y de gente de la que suelen llamar mala, que intenta agarrarme y follarme, están llenos la mayoría de mis momentos soñados.

Los primeros consiguen que me despierte contento y satisfecho, aunque lo haga mojado y pegajoso y los segundos dejan un rastro de miedo, susto y también algo de desencanto porque nunca esas depravadas mujeres consiguen agarrarme y hacerme gozar un rato.

Como iba diciendo, aquella noche las jóvenes en pelotas se me presentaban en forma de cuadros pintados y colgados en una exposición que estaba siendo muy visitada, porque recuerdo tenía que apartar a la gente, que delante de mí, intentaban admirar las maravillosas figuras que colgaban de las paredes.

Todos eran chicas muy bellas que habían posado de maneras diferentes ante el pintor o pintores porque no sabía si era una exposición individual o colectiva. Habían plasmado en los lienzos la belleza, la juventud, el deseo, la candidez, la lascivia, todo lo que aquellos modelos habían hecho sentir a sus autores.

De pronto me di cuenta, por el amontonamiento de visitantes que había ante un cuadro, que no alcanzaba a ver completo, que allí debiera estar el mejor. No hay peor cosa para un mortal, que está contemplando algo, que haya una parte que se le oculta, porque esa parte es la que necesariamente siente la imperiosa necesidad de contemplar. ¡¡ Así me ocurría a mí !!. Luchaba, apartaba, pisaba y no recuerdo, porque era un sueño, si pegaba también a los que me evitaban la visión, hasta que pude llegar a que mi mirada pudiera pararse en aquel cuadro.

¡¡ Quedé extasiado !!, comprendí entonces por qué todos se apretujaban ante él. El modelo en esta ocasión era una lolita rubia, de unos quince años, alta, delgada y bella a rabiar. Estaba pintada de cuerpo entero, algo vuelta su cabeza de lado y se le podía contemplar desde la cara dirigida hacia atrás, su maravilloso pecho, vientre, el empiece del vello de su pubis y sus maravillosos genitales hasta unas esbeltas piernas preciosas y estilizadas.

Una vez que pude alcanzar a contemplarla, todos los que antes me molestaban la visión, desaparecieron o los hice desaparecer en mi sueño, para poder gozar solamente yo de aquella sublime visión.

Si hubiese estado despierto, mi primera mirada hubiese sido hacia su parte genital, que tenía perfectamente retratada en todos sus detalles. Unos labios vaginales de color rosa claro, abultados y medio cerrados por donde asomaba, como pidiendo permiso, la punta de su pequeño clítoris. El pubis mostraba poco vello, bien porque su color rubio no lo dejaba apreciar en demasía o porque estaba creciendo y era aún muy corto.

Despierto, mi mirada hubiera ido después hacia el culo, que aparecía pintado en todo su esplendor, redondo, respingón, muy relleno, porque esta parte parecía había sido tratada por los pinceles del autor con especial mimo.

Como estaba dormido y soñando, esta vez mis ojos se dirigieron primeramente hacia su rostro, que vuelto hacia atrás parecía estaba buscando e invitándote a que la siguieras. Para atraerte, marcaba su rostro una sonrisa enigmática que te animaba y ofrecía generosa todos los goces que ella pudiera brindarte si lo seguías,

En el sueño lo iba a intentar, iría tras ella locamente porque nunca había visto una sonrisa tan cautivadora, tan atrayente y tan seductora en ser viviente alguno.

Recuerdo perfectamente que lo intenté, pero mis pies no se movieron del sitio, habían quedado pegados al suelo. Aunque la imagen del cuadro se había materializado en una figura humana y saliendo algo del marco, me hacía señas cariñosas con la mirada, invitándome a que me acercase, entrase en la pintura y fuese tras ella, no pude hacerlo.

Como ocurre siempre en estos sueños, que nos son tan gratos, en ese momento un ruido en la calle me despertó y la sala de exposiciones y el maravilloso cuadro y la sublime fantástica y cautivadora figura de aquella maravillosa chica desapareció de mi mente.

La rutina de unos payasos de un impresionista español que cuelgan de la pared de mi habitación, le sustituyeron en mi despierta mirada.

No había olvidado el sueño pero lo había pasado a esa parte del cerebro que almacena los recuerdos para quedar escondidos allí y como hacen los animales rumiantes con la hierba que pacen, que vuelve a su boca para ser de nuevo rumiada plácidamente, así suelo hacer yo, hacer regresar a mi mente los sueños que en un momento animaron o embellecieron mi vida y poderlos nuevamente ver y gozar, aunque nunca he conseguido cuando he pedido regresen, sean tan vívidos como los originales,

Pasaron varios días, ocurrieron otros hechos reales en mi vida, nuevos sueños fueron soñados, alguno suficientemente sucio para satisfacerme, cuando me ocurrió lo que puede ser considerado paranormal para algunos y coincidente para mí.

Estaba conectado a internet, hablábamos varios chicos y chicas a la vez, cuando uno de ellos añadió a la conversación una chica que resultaba nueva para mí, diciéndonos.

Es una de mis mejores amigas. Alguno ya la conocéis, los demás veréis que es maravillosa y la más abierta y simpática de las chicas que podáis imaginar.

Lo era, porque en cuanto se reanudó la charla fue aumentando su tono picante y sexual, llevado principalmente por los que la conocían, intentando hacerla hablar, lanzándola frases de doble y hasta triple sentido.

He oído decir que estás en muy baja forma - lanzó uno.

Dile a ese que te lo dice, que es verdad, ahora solo resisto dos polvos, me canso enseguida.

¡¡ Pobre novio !!, no quisiera estar en su lugar - comentó uno intentando hacerse el gracioso.

¿Tu novia se deja follar? - le preguntó ella sin cortarse lo más mínimo.

Admirado por esta manera de expresarse conecté en un aparte con mi amigo y le comenté.

- Es muy simpática como has dicho pero ¿se puede sacar de ella algo más que frases atrevidas?

- Inténtalo algunos dicen lo han logrado.

Estuvimos divirtiéndonos con estas y otras puyas, hasta que la gente fue desconectando, de manera que solo quedamos la última añadida y yo, entonces me presenté formalmente

Mi nombre es xxxx - le dije.

Me llamo Mónica, para los amigos como tú, Mon - me contestó ella muy mimosa.

Me has gustado por tu manera desenfadada de hablar - le doré la píldora antes de pedirle - ¿Podrías pasarme una foto tuya? - le propuse.

- Te mando una. No es demasiado buena porque la saqué con una cámara en mi propia habitación. Es un poco atrevida.

Y aquí sucedió lo sorprendente, lo paranormal, lo coincidente, lo extraño de toda esta cuestión. La primera fotografía que me pasó y abrí en la pantalla, me presentó la misma figura que yo había soñado y admirado en el retrato colgado en la exposición, con todos los detalles coincidentes, la misma cabeza rubia, el mismo bello rostro, iguales sabrosos genitales y hasta el mismo sublime culo.

Para buscar algo que me lo explicara racionalmente le pregunté

- ¿Cuándo te has hecho esta foto?

- Ayer mismo.

- ¿La has prestado o mandado a alguien para pintarla?

Ante la extrañeza de aquellas preguntas, le expliqué lo que me había pasado, solo pudo decirme.

- No la he mandado ni enseñado a nadie, me la he hecho ayer yo misma en mi casa, no he posado para ningún pintor, además recuerda que tú me dices la viste en sueños. . . . . .