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El pirata me enamoró (5: Caribenho)

en Gays

VUELVE EL PIRATA PIERRE

Estaba diciéndole a mi amor mientras nos aseábamos y preparábamos para bajar al salón comedor y ataba un estrecho lazo negro de terciopelo a mi cuello.

- Cuanto me alegro estemos ya en casa. En camas extrañas no disfruto de nuestras cogidas como aquí, esta noche nos tenemos que desquitar.

Cuando Gastón, sin solicitar permiso para entrar, muy nervioso y alterado irrumpió en nuestra habitación, lleno de ira, y casi gritando comenzó a decir.

Pierre, ese cabrón y mal nacido pirata francés, se está acercándose a Maracaibo con malas intenciones.

¿Cómo lo sabes? - preguntó Gabito que iba a afearle tan intempestiva interrupción.

Conocéis de mis palomas. Al marchar de Tortuga dejé una pequeña jaula con tres ejemplares, ellas conocen la ruta hasta sus compañeras que descansan en la azotea de arriba pues nacieron aquí, el resto me las traje en el jaulón que prohibía a Valen transportar todas sus cosas y originó su queja - era la primera vez dejaba entrever conocía el hecho y me avergoncé ante su mirada reprobable - esos animales saben volver y buscar los mástiles del Caribenho se encuentre donde quiera esté.

Al comunicarme la falta de tus mapas - dirigió su cabeza hacia mí, que escuchaba tan atento como mi acompañante - di dos palomas al jefe indio de S. Rafael al regresar con las dos canoas que nos transportaron, con la orden,

- Cuando vea acercarse al Belle France envíame una de ellas, me servirá de aviso.

¿Qué mapas? - interrumpió Gabito que no sabía nada de ellos.

- Unos comprados en el mercado de Tortuga, los traía para D. Pedro, noté su falta durante la visita a estos mares en la chalupa del Belle France - aclaré y ante la cara de enfado de Gabriel Alejandro seguí disculpándome - se lo dije a Gastón, a ti no quise preocuparte.

Ya te daré yo secretos por detrás . . . .

No pude por menos de aprovechar la frase. Aunque sabía de la inoportunidad del momento, no la quise desaprovechar. Me acerqué melosamente.

Por detrás lo que quieras amor.. . .

No es el momento de requiebros amorosos. . . - se atrevió Gastón, desde que le conocía nunca lo hizo, a cortar nuestros requiebros.

Pensé de inmediato - continuó informándonos - que Pierre Legrand tenía in mente alguna idea malsana referida a Maracaibo y solicité informes a Leandro. Acabo de recibir un mensaje por medio de una paloma anillada. Averiguó Paúl se apellida Legrand y Pierre es el hermano pequeño del pirata que murió envenenado por el agua emponzoñada en el ataque a tu ciudad hace varios años.

Pero él no sabe fue Gabito . . .- corté miedoso.

- No creo en una venganza personal, pudo hacerlo durante el viaje, pienso desea terminar lo iniciado por su hermano con tan mal resultado. Ha estado en Tortuga para cambiar la mitad de sus cañones, unos piratas ingleses le han vendido por una ingente suma, los de mayor alcance que se fabrican actualmente y ha aprovisionado el Belle France para una larga campaña, se murmura por las costas venezolanas aunque él dice, como hizo con nosotros, va a Aruba a terminar un negocio inconcluso.

Espero nos dé tiempo para avisar a las autoridades de Maracaibo y organizar la defensa - comenté yo.

Ahora debemos primeramente ir a informar urgentemente a mi padre - señaló Gabito, después se volvió hacia mí y antes de continuar vistiéndose - Después, a solas, ya hablaremos de esos mapas. . .

Noté en su cara aún permanecía el enfado porque murmuró para sí.

- ¡¡ Para no preocuparme . . . !!.

-Igual necesito decir a D. Pedro para entender todo este asunto que tú eres "Caribenho" – comentó, ya en la puerta, Gastón al salir,

Si puedes evitarlo, no le digas fui quien abortó el anterior ataque pirata sobre nuestra querida ciudad.

Cuando bajamos vimos a Gastón reunido con D. Pedro. Le explicaba todo lo que sabía y dicho a nosotros. Nos acercamos, terminaba de narrar lo que se avecinaba a la ciudad de Maracaibo y sus aledaños. Notamos le había comunicado era el padre del temido pirata cuya fama había llegado hasta allí, porque D. Pedro al ver acercarse a su hijo, le salió al encuentro, puso sus manos sobre sus hombros, quedó mirándole largo rato en silencia, no dando crédito que aquel jovenzuelo que tenía frente a sí, fuese el temible y famoso pirata del que conocía su fama y hazañas en la mar.

¿Es posible seas tú el pirata Caribenho? - soltó al fin abrazándole conmovido y emocionado.

Los padres desean ver triunfar a sus hijos en todo lo iniciado, pero en aquella pareja, aunque se amaban de un modo extremo, existía aún la pugna del fuerte león ante el empuje del joven cachorro, que busca sitio y poder en la manada.

A D. Pedro le costaba ceder parte de su autoridad paterna y reconocer un sucesor volando por su cuenta y con hazañas que a él le empequeñecían y eclipsaban. Finalmente abrió emocionado sus brazos, con lágrimas cayéndole por el rostro, donde se cobijó un no menos lloroso y amado hijo.

- Sé cuanto vales mi amado Gabito, perdóname te haya visto siempre como un pequeño agarrado a mis calzones, que pedía le llevase en las ancas de mi caballo.

Ante la urgencia de las noticias D. Pedro envió sendos correos a los responsables marabinos de la ciudad, poniéndoles en antecedentes de lo conocido y pidiéndoles que aquella misma tarde celebrasen una reunión, con carácter urgente, del cabildo municipal

- Nuestras autoridades saben mucho de comercio pero muy poco de lucha y defensa – comentó mientras se preparaba para marchar a la ciudad.

El dueño de "Venezuela Chica", una de las personas más respetadas de la comunidad marabina, explicó personalmente en el ayuntamiento de la ciudad, ante todas las autoridades presentes, el peligro que se cernía nuevamente sobre Maracaibo, la manera como se había enterado, mediante palomas mensajeras que su hijo y criado habían dejado entre sus amigos del caribe y como esperaban la valiosa ayuda de éstos, sin citar eran también piratas, porque nadie se lo solicitó.

Todos votaron por unanimidad fuese él quien se encargase de la defensa de Maracaibo, consideraban era el que más capacidad poseía para ello y mejor lo realizaría.

Pasamos la tarde desarrollando planes. Yo conocía geográficamente muy bien la zona, había estudiado los mapas antes de su robo y pensé en un plan que presentaría a D. Pedro cómo orientar la defensa. Disponíamos de la ventaja que los piratas no nos sorprenderían, no sabían conocíamos sus intenciones y eso lo aprovecharíamos al máximo.

Aquella noche no solo no nos resarcimos de las malas cogidas del viaje, ni siquiera la hubo, creo fue la primera vez que durmiendo juntos nuestros cuerpos no se unieron. Nuestras mentes estaban tan preocupadas en buscar una estrategia para defender Maracaibo del ataque del filibustero Pierre que olvidaron las peticiones que les hicieron los encendidos genitales que no saben de ataques piratas.

D. Pedro por la mañana nos comunicó su nombramiento y solicitó nuestra colaboración en el empeño. Tuvimos seguidamente una reunión para informar la manera que cada uno pondría en acción.

Esperé a Gabito dijese la suya y también lo hiciese Gastón para presentar la mía. Lógicamente las tres contenían ideas parecidas en algunas de las decisiones a tomar, como enviar rápidamente palomas mensajeras a Leandro en el Caribenho solicitando se acercase lo más rápido posible y esperase al Belle France, en su retirada hacia el océano para rematarle.

Mi estrategia se diferenciaba de las otras presentadas básicamente en lo siguiente.

- Debemos desmontar y trasladar dos tercios de los antiguos cañones del fuerte marabino, emplazados en la punta del Puerto del Caballo, poco efectivos donde están situados. Por la poca distancia que alcanzan sus obuses, permiten a los piratas, si entran en el canal de noche, pegados a la orilla opuesta, ponerse rápidamente a salvo de su fuego acercándose a Altavista,, como hizo Paúl y donde no llegan nuestros obuses, mantener su navío a distancia suficiente para, durante el asedio, machacar la ciudad con sus cañones especiales - comencé a explicar ante la atenta mirada de todos.

- Un tercio, se llevarán al alto de la península que hay enfrente de la ciudad, al lado de la torre de vigía de Sabaneta de las Palmas vigilando desde allí al mar, para avistar el barco pirata cuando intente penetrar en el canal marítimo donde se asienta Maracaibo, mirando hacia el lago en vez de hacia las islas de entrada.

Ante la atención que mis palabras ejercían continué explicando.

- El otro tercio se llevarán a la aldea de Altavista, donde se asentó su hermano Paúl, para poder, aunque el alcance de nuestro fuego es menor, desde los tres lados, cañonear al barco asaltante, que no encontrará lugar donde ponerse a distancia suficiente, para no recibir los efectos de nuestra artillería y poder utilizar la suya tranquilamente.

Comprobé por sus atentas miradas y que recibían mis palabras con entusiasmo.

- Es muy importante mandar refuerzos a Altavista porque es por allí donde Pierre intentará establecerse. Recordará que esa aldea fue el principal refugio de su hermano y querrá hacer lo mismo.

Mi plan notaba era aceptado totalmente por mis oyentes

-Dejaremos al Belle France crea nos ha engañado penetrando sin problemas la primera parte y más estrecha del canal, frente a esa punta donde estarán emplazados los cañones de la ciudad. Seguramente lo hará durante la noche y debe de creer, ante nuestra falta de respuesta, que consiguió pasar.

Esperé comprobar que mis palabras fuesen digeridas por mis amigos y como vi una admiración en sus miradas, debo reconocer me sentí orgulloso y agradecido cuando mi opción fue la aceptada por todos, alabando mi sentido de la estrategia, sobre todo cuando D. Pedro preguntó a su hijo que me miraba extasiado.

- ¿Gabito tuviste a este avispado joven de ayudante en tu barco?

Creo la vida que llevé de niño en Sevilla me enseñó muchas maneras de defenderme, hacíamos igual cuando un grupo de chicos pensábamos vengar una mala pasada de algún piloto de barcaza. Cuando marchaba río abajo, armados de piedras dividíamos el grupo en tres partes, colocándose dos tercios encima de los puentes que necesitase pasar y el otro dividido en las orillas del río, obligando a la embarcación ir por el centro de la corriente, sitio hasta donde llegaban nuestras piedras, lanzadas con hondas, desde las orillas. Cuando pasaba bajo los puentes le martilleábamos a pedradas.

Un mal pensamiento pasó por mi mente. Pensé era el momento de desembarazarme de Marina y si era posible también de la tía Eulalia.

- Creo debemos mandar a Marina y a Eulalia de viaje antes de que lleguen los piratas. Si nuestra estrategia no funciona, ellas sufrirán el asedio y posteriormente, si los bucaneros nos vencen, la humillación de ser mancilladas sexualmente.

Como siempre Gastón captó mi idea, le vi sonreír porque seguramente pensó lo mismo que yo.

- Pobre tía Eulalia si esto ocurre, aunque Marina estaría feliz en esa situación – le oí murmurar por lo bajo cuando pasó por mi lado.

D. Pedro además de encontrar muy plausible mi idea quedó agradecido por haber pensado en la seguridad de su familia. Mandó llamasen a las dos mujeres para disponer su evacuación de inmediato, cosa que hizo, enviándolas por tierra hasta que pudiesen salir al océano con garantías de no encontrarse con los piratas de Pierre y de allí marchar a España durante una larga temporada. Supe después que ésta se alargó porque Marina encontró marido en la villa y se quedó a vivir allí para siempre.

Todas las fuerzas de la ciudad se pusieron a disposición de D. Pedro y por su delegación a la nuestra. Nos costó un esfuerzo enorme colocar los cañones de la manera que yo había pensado. Hubo que desmontarlos, bajarlos del fuerte y por medio de barcazas llevarlos hasta la orilla opuesta desde donde subieron la cuesta que llevaba ala península, arrastrados por reatas de mulos.

Cuando estuvieron dispuestos en los lugares señalados respiré tranquilo. Temía no nos diera tiempo a ubicarlos antes que llegara el barco pirata con sus cañones especiales.

Quise dirigir personalmente la zona de Altavista, Gabito lo haría con su padre desde la ciudad y su fuerte y Gastón se haría cargo del grupo de cañones de la punta de la península que serían los primeros en avistar el barco de Pierre.

D. Pedro y su hijo deberían esperar que nosotros iniciáramos el lanzamiento de obuses y cuando el barco de Pierre pretendiera escapar ellos disparar con la mayor puntería y rapidez posible. Gastón me haría señas del acercamiento del barco y también esperaría a que yo iniciase la lucha.

Esperaba que Pierre no imaginase que en donde recalaría había fuerzas suficientes para no dejarle llegar hasta tierra y que no intentase tomar el lugar. Para evitarlo es por lo que lo había reforzado de sufrientes soldados y paisanos con arcabuces, bayonetas y sables. Lo que teníamos que defender y hacerle huir hacia el centro de la bahía. Ese era nuestro principal cometido, que el Belle France se viera obligado a acercarse a distancia suficiente para que todos nuestros cañones le pudieran hacer daño. Entonces intentarían escapar en dirección al océano pues hacia el lago no podían hacerlo por el poco calado de sus aguas. Cuando pasasen frente a los emplazamientos de los dos tercios de cañones, mitad en cada orilla recibirían el castigo de su osadía.

Esperaba también que el Caribenho llegase a tiempo y les estuviese esperando junto a las islas Toas para rematarles del todo.

Una paloma mensajera enviada desde San Rafael fue recibida en el palomar de Gastón al anochecer del día 25 de mayo de 1760 anunciándonos que Pierre, con su barco, estaba esperando la marea oportuna a la entrada del canal para atravesarlo.

Pasé la noche muy nervioso esperando la señal de Gastón anunciándome que el "Belle France" iniciaba su marcha.

El sol por el este lanzaba luz sobre la región marabina cuando los reflejos de su cristal de señales me cegaron la vista e indicaron que los piratas iniciaban la entrada del canal. Mantuve la respiración hasta comprobar que se estaba cumpliendo lo que tenía previsto y cuando vi que Pierre hacía lo que había pensado, pasaba ante el fuerte de Maracaibo sin recibir ningún disparo y creyendo nos había engañado, respiré tranquilo.

Pasó ante la península, ante las aguas del frente de Maracaibo e inicio la marcha para acercarse hacia la orilla de Altavista donde yo estaba esperándole. Mi corazón latía en las sienes como un tambor, esperando se pusiese al alcance de nuestros viejos cañones. Es difícil mantener el equilibrio mental, mostrando tranquilidad, cuando tus nervios están a punto de saltar.

Cuando a mi lado, el encargado de calibrar los disparos me hizo ver que nuestros obuses podían hacer daño al barco pirata. ordené disparasen la primera andanada.

Unas llameantes lenguas de fuego salieron de donde estábamos y después de trazar una órbita por encima de las aguas del canal, cayeron sobre el barco y alrededores. Comprobamos entusiasmados que algunos de los disparos habían impactado sobre las velas y cubierta del "Belle France" porque se iniciaron varios fuegos en el barco.

Tal como pensaba la primera reacción de los piratas fue huir hacia el interior del canal, para virar e intentar ponerse en posición de disparar contra la ciudad. Se dieron cuenta que no nos habían engañado, pero creo Pierre pensó que no teníamos cañones en el fuerte y que la ciudad sería fácilmente rendida con el fuego de sus potentes cañones ultimo modelo.

Ordené siguieran disparando y preparasen a evitar un abordaje, para lo que los soldados y gente armada que habían puesto bajo mi mando, empuñaron los arcabuces y bayonetas que portaban y se colocaron cubiertos detrás de troncos en la orilla apuntando a unos posibles atacantes venidos de las aguas, porque aún no dejaba de pensar que intentarían huir por allí.

Hice señales a Gastón de que comenzase a disparar en el momento que los tuviese a tiro, cosa que hizo. Los del "Belle France" noté no sabían hacia donde dirigir su rumbo ante los cañonazos que recibían de dos lados a la vez y cuando estuvieron cerca de la ciudad y fueron tres los frentes de donde recibían el fuego, decidieron lo que habíamos pensado, ¡¡ Huir de la manera más rápida posible !!.

Su salida de la bahía la hicieron a la desesperada recibiendo fuego de nuestros cañones desde todos los lados, prestos solamente a la maniobra de huída sin darles tiempo siquiera a dispararnos. Los cañones nuevos de tanto alcance, solamente pudieron dispararlos una sola vez, sin preparar la puntería y solo consiguieron romper unas rocas del acantilado bajo los muros del fuerte.

Disparamos nuestros pobres cañones, emborrachados del triunfo, hasta que casi se nos acabó la munición, aunque veíamos que no podíamos alcanzarlos. Esperábamos abrazándonos locos de contento que el Caribenhollegase a tiempo para remachar la faena.

Hasta dos días después no supimos que efectivamente el antiguo barco de mi señor les había salido al paso. Los del barco que huía, al divisar un barco pirata, que creyeron amigo, se acercaron para recabar ayuda. La tuvieron presto de Leandro, solamente exigieron la entrega de Pierre que fue ahorcado en el palo mayor de su propio barco.

Al "Belle France" se le dejó navegar devuelto a sus marineros que seguramente volverían a la mar bajo las órdenes de otro capitán.

En Maracaibo la alegría se desbordó y si antes D. Pedro era respetado en la villa ahora fue amado. Aceptó el puesto de alcaide de Maracaibo, que se le ofreció por todo el mundo y pasó a vivir a la ciudad porque dejó la guía y cuidado de todas sus posesiones en manos de su hijo Gabito.

Gastón siguió junto a mi amado y yo, que cada vez le adoraba más, aquella misma noche, acostados, juntos los cuerpos, después de haber descargado nuestros jugos, le oí entusiasmado que me decía.

Quiero que toda mi vida estés conmigo, seamos como esposos, en la alegría y en la tristeza, hasta que la muerte nos separe.

- Si mi vida - le contesté llorando de amor.

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