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Las Fogueras de San Juan

en Gays

LAS FOGUERAS DE SAN JUAN

Iván abría la marcha montado en su bicicleta. Lolo su novio asturiano marchaba tras de él y le ofrecía una ayuda suplementaria en forma de empujones. Sudoroso, jadeante y casi sin fuerzas alcanzó finalmente la cima de la empinada cuesta.

Volvió un poco la cabeza e hizo señas, extendiendo su brazo derecho, señalando a su amor y compañero de aventura que había visto un sitio donde parar y descansar un rato.

Lolo más acostumbrado a circular en bicicleta por estas cuestas y montañas y que estaba dispuesto a parar cuantas veces fuese preciso, al comprobar en la cara de su amor la "pájara" que la empinada subida le había producido, dirigió también su bicicleta hacia el caserón de piedra, en cuyo tejado en grandes letras se leía, MERENDERO SAN JUAN DE COLCHES

Echaron ambos pie a tierra y aún jadeantes por el esfuerzo apoyaron sus bicicletas contra la pared lateral del edificio y buscaron con la mirada un lugar donde sentarse.

Estaban ante una de las numerosas casas rurales posadas-restaurantes que situadas en lo alto de las colinas sirven a la vez de vivienda de los que las dirigen y de descanso y hotel para los viajeros que buscan disfrutar de la naturaleza.

Ésta constaba simplemente de un bar en la planta baja, habitaciones para huéspedes en la primera y la vivienda de los propietarios junto al tejado y adosada en uno de sus laterales, una rústica tejavana de madera que cubría varias mesas de bancos corridos, donde se podía permanecer al aire libre y a salvo si el tiempo no acompañaba la estancia.

Se sentaron sobre uno de los bancos de las largas mesas y cuando recuperaron el resuello, preguntó Iván.

- ¿Una coca-cola?

- De acuerdo.

No tuvieron que levantarse, un hombre que había permanecido cercano, sentado en una amplia silla de mimbre, se levantó al oírles y les anunció.

- Ahora se las sirvo.

Bebieron ansiosamente los refrescos directamente de los botellines sin utilizar los dos vasos que quedaron abandonados encima de la mesa y recuperado el resuello, comentó Iván.

- ¡¡ Jo !!, vaya cuesta, no podía más, si no es cielín por tu ayuda, no llego arriba.

Lolo le sonrió manifestando en su rostro tanto amor, que Iván sintiendo un escalofrío en todo su ser, le devolvió la sonrisa con una mirada tan llena de deseo que su compañero, para no dejarse llevar por el terrible impulso que estaba sintiendo de acercarse, besarle y abrazarle, al saberse vigilados y para romper el hechizo que se estaba implantando entre ambos, se levantó y acercó al borde contrario de la explanada quedando contemplando la carretera de bajada, aún más empinada por aquel lado.

Oteó durante un momento el final de la cuesta y al ver, allá abajo en medio de un pequeño y verde campo, amontonadas varias pilas de madera con aspecto de ser dedicadas a quemar, al lado de la plateada corriente de un torrencial río que atravesaba el fondo del valle, llamó a Iván.

- Mira, parece están preparando la hoguera de San Juan.

Iván se levantó, se había dado cuenta del esfuerzo que su amor había hecho para separarse y poder deshacer el halo amoroso que se había establecido hacía un rato entre los dos y se asomó para contemplar lo que Lolo le señalaba.

- Formarán una bonita hoguera - comentó

Pasados los instantes de emoción volvieron a sentarse y Lolo preguntó al hombre que les había servido las bebidas.

- ¿Ese pueblo que se ve en la ladera, ahí abajo, es San Juan de Colches?

- Exactamente, es el principal núcleo de población de todo el valle de Colches. Perdonar si me entrometo, pero os he oído un comentario sobre las hogueras, aquí las llamamos fogueras. El valle de Colches conserva unas tradiciones antiquísimas y muy especiales relacionadas con ellas, que se han perdido en otros lugares por el paso del tiempo o no las dejan realizar por considerarlas excesivamente paganas o atrevidas.

Ante la cara de extrañeza que los dos chicos mostraron, el hombre que parecía deseoso de poder encontrar oyentes, se ofreció.

- Esperarme un momento, comprobaré si no me necesitan dentro y os explico lo que tienen de especial.

Los chavales se miraron para decidir si se quedaban o cuando saliese, se disculpaban de aquel amable señor y reiniciaban su marcha.

Fue Iván quien pidió oírle.

- Me gustaría conocer que nos puede contar sobre esta costumbre, conozco muy poco de ella.

Iván vivía en Madrid y aprovechando una parada de cinco días en las clases del colegio antes de los exámenes de final de curso, él no tenía que hacer la mayoría de ellos por las buenas notas obtenidas durante resto del año, había obtenido, como premio, permiso de su contenta familia para desplazarse hasta Asturias a visitar y conocer físicamente a Lolo, para sus padres un amigo asturiano de internet, para él su amado novio.

Le había conocido hacía casi un año en un chat gay de internet y se había enamorado desde la primera charla que mantuvieron. A los quince días se declararon y se hicieron novios, al cabo de un mes se juraron amor eterno y comenzaron a preparar la manera de poderse conocer físicamente.

Iván se sentía sexualmente pasivo y soñaba con poderle ofrecer su cuerpo y recibirle dentro de él, cosa que no había tenido ocasión de hacer aún. Solamente se habían contemplado, por medio de la cam, sus cuerpos desnudos y masturbado dejando a su mente imaginar que estaban follando y las únicas palabras de amor y pasión entrecruzadas tuvieron que ser telefónicas o escritas en la pantalla durante las numerosas sesiones amorosas que habían sostenido durante este largo lapsus de tiempo.

Habían decidido dedicar esos cinco días, que pasarían solos, Lolo estudiaba ya el primer año en la universidad y había terminado el curso, a efectuar una excursión en bicicleta por diversas partes del Principado, lo que les permitiría realizar finalmente lo que ambos habían ansiado durante el largo año de noviazgo, poder unir sus cuerpos y consolidar sexualmente el enorme amor que ambos mantenían en su corazón.

Aquella misma mediodía, nada más llegar el autobús de Madrid, después de tomar un tentempié en el bar de la estación, habían montado en las bicicletas que Lolo había llevado hasta allí e iniciado la excursión que habían programado hacia tiempo.

- Disponemos de bastante tiempo y un descanso nos vendrá muy bien – sabía que su novio estaba tan ansioso como él de encontrar un lugar idóneo para consumar su amor – pero me interesa saber todas las costumbres de aquí y me agradaría contemplar una buena hoguera.

Sabía que en la capital de España también se hacían muchas hogueras la noche víspera de San Juan, pero siempre estaban organizadas por grupos de chicos y algunos mayores de la vecindad, en los descampados de las afueras.

- En la zona que yo vivo ni hay descampados ni grupos organizados de chicos y menos mayores dispuestos a ayudar – intentó justificar la parada ante Lolo - Conozco algo del ritual, me lo contaron el año pasado en la piscina un grupo de chicos con los que hice algo de amistad.

Durante muchos días se dedicaban a buscar tablas, leñas, cosas viejas de madera e iban haciendo una pila. Como existe rivalidad entre las cuadrillas de otros barrios debían cuidar el botín para que no se lo robasen. Para algunas zonas es fácil obtener madera, pero en otras existen muchas dificultades. Incluso le decían no se encuentra fácilmente un lugar para encender el fuego.

Por la tarde del día de la quema amontonan las últimas aportaciones, lo que arde fácilmente será lo que inicié el fuego. Según se va acercando la hora de poner la cerilla a la pira aparecen los primeros espectadores porque la hoguera la forman los chicos, pero para encenderla y mantener el orden suelen encargarse los mayores que les ayudan y responden de la seguridad ante los guardias que siempre aparecen.

- Ver arder la pira que hemos preparado es bello y alucinante – me contaban entusiasmados - Al principio las lenguas de fuego suben muy altas, pero después al ir formándose brasas bajan las llamas lo que permite, acercarse a los que se atreven y saltar por encima del fuego a los más los valientes. Algunos tiran al fuego papelitos escritos con las peticiones que desean solicitar al santo aunque no supieron decirme si se cumplían.

Cuando el hombre volvió a salir del bar se acercó de nuevo a ellos.

- Me llamo Absalón. Las hogueras que se encienden en muchos lugares, no solo de España sino en muchas partes del mundo, en la víspera de San Juan, puede considerarse una costumbre bastante moderna. En la antigüedad la quema se realizaba tres días antes porque lo que se honraba y celebraba era el solsticio de verano y en ello no tenía nada que ver este santo.

Todos los ritos paganos, no olvidéis que pagano viene del latín "paganus" que significa habitante del campo, han estado siempre unidos a las necesidades que la naturaleza ha suscitado en el hombre que cultiva la tierra, siembra, semillas, cosecha, tormentas, etc.

La iglesia siempre ha tenido miedo de la cultura popular. Comprobar que la palabra villano, habitante de una villa, en una de sus muchas acepciones significa malvado.

Como no podía erradicar todos los cultos emanados del pueblo, algunos estaban muy enraizados, alteró el significado de los ritos, en este caso los trasladó a la víspera de San Juan, dándoles un significado totalmente diferente al que tenía en su origen.

Los primeros cultos no se saben muy bien quien los inició, estaban unidos al sol o a una purificación de los terrícolas ante la madre tierra, dándole las gracias y pidiéndola les permitiera guardar a bien las cosechas, que ya maduras, prontamente se iban a recoger.

Pudiera ser que tuvieran distintos significados según los lugares. Hay que tener en cuenta que la longitud de los días y de las noches pudieron significar diferente para los distintos pueblos del orbe, pero que ese día era el de más horas de luz y por ello menos de oscuridad, lo comprobaron todos los pueblos del hemisferio norte y lo festejaron de diversas maneras.

Los hay muy lejanos, en que esta hoguera, con madera muy especial, se hace para poder formar una alfombra de ascuas de fuego que luego descalzos atraviesan corriendo, como un gesto de valentía ante el resto de la tribu, como penitencia de los que se sienten pecadores de sus dioses o en algunos sitios como prueba del paso de la juventud a la madurez.

Veréis que los ritos que se realizan en las distintas partes del mundo son muy anteriores a la aparición de la iglesia cristiana y que naciese ese santo llamado Juan.

Aquí la celebración es totalmente diferente a lo que podáis haber visto u oído hasta ahora. No podría deciros la antigüedad de la ceremonia, indudablemente muchísimo antes de la modificación que introdujo la iglesia. Solamente sé que desde hace una enormidad de siglos se mantiene en el valle de Colches esta tradición. Siempre se ha hecho así y mientras nos lo permitan seguiremos haciéndolo.

En principio el fuego no se quema de la misma forma que en otros lugares. Aquí se encienden varias hogueras a la vez. Limpiamos bien el lugar donde se celebrará el ritual. Se clava después una estaca en su centro geométrico y con una cuerda de 15 metros se traza una circunferencia. Posteriormente cinco líneas entrelazadas que formen una estrella de cinco puntas.

- Un pentáculo - dijo enseguida Lolo.

- Efectivamente, veo que entiendes de eso.

Lolo quedó callado porque lo único que sabía era el nombre de la figura que se formaba de esta manera por haberla estudiado en la clase de geometría.

- ¿Sabes el significado de ese signo? - preguntó el hombre, pero antes de que Lolo contestase lo hizo él mismo.

- El pentáculo es un signo precristiano. Dicen tiene más de cuatro mil años. Los antiguos dividían al mundo en dos mitades, masculino y femenino. El yin y el yang asiático. Cuando estaban en equilibrio había armonía. El pentáculo representa la parte femenina de ese mundo. Es parecido a esos dibujos que actualmente se han elegido para representar lo masculino y femenino en los anuncios, prospectos o medicinas.

En la antigüedad tenía un significado más amplio lo femenino significaba también la belleza y todo lo relacionado con la sexualidad femenina. La diosa Venus personificaba y representaba esta mitad del mundo.

- Creo que yo también estoy representado por esa diosa, me siento totalmente femenino ante mi amor – se dijo interiormente Iván.

- Se creía que esa diosa vivía en la bóveda celeste – continuó explicando Abasalón - y a esa luz que aparece en el cielo todas las noches se la llamó también, además de Venus, la Estrella de Oriente, Ishtar, Astarté y otros nombres pues todas las culturas intentaron buscarle una relación con sus vidas.

¿Por qué se eligió el pentáculo para representar lo femenino es decir a la diosa Venus? Desde muy antiguo se sabe que la elíptica de Venus, el planeta azul, hace un pentáculo perfecto cada ocho años. Por ello se eligió esa figura como la representación de la perfección, la belleza y el amor sexual de la mitad de los seres humanos.

Paró un momento en sus explicaciones para mirar a los dos adolescentes que tenía delante.

- He comprobado que antes os mirabais y he visto la llama del amor entre vosotros, también me he dado cuenta que tú - y señalaba a Lolo - te has marchado hasta el borde del acantilado por no atreverte a abrazarle y besarle, porque estaba yo delante.

Se estaba transfigurando de tal manera tu cara que se leía en ella lo que sentías interiormente, y era tal el arrebato que se te veía en los ojos y el arrebol de tus mejillas, que tus deseos quedaban totalmente al descubierto y tú - miraba ahora a Iván - posees un rostro tan angelical y radiante que se te ve el alma que sale al exterior por él y el amor y deseo que sientes de entregarte a tu chico.

No tengáis ningún temor en manifestar ante los demás lo que sentís. Para que la vida de los hombres se desarrolle adecuadamente necesita de cuatro fuerzas invisibles, el amor, el poder, la muerte y el tiempo. Os hablaré solamente de una de ellas, y la más importante para mí, del amor.

Es necesario e imprescindible amar, es lo más bello de la vida. En este antiguo valle, los que adoramos a la diosa Venus, los que formamos uno de los pocos grupos venusianos que perduran, es lo que más valoramos entre los humanos, la belleza, el amor y el sexo dulce, tierno y voluntariamente entregado.

Mientras los dos chicos escuchaban estas sabias palabras y quedaban arrebolados al comprobar que su deseo y amor era tan evidente para todo el mundo, el dueño de la posada continuó su disertación.

- Se enciende una gran foguera en cada punta de la estrella, también arden las líneas que forman el pentáculo, donde se han puesto gruesos tablones lisos llenos de resina que se impregnan de un liquido inflamable que les avive y mantenga el fuego.

Si se contempla el lugar donde se desarrolla la ceremonia desde esta posada lo que se contempla es un pentáculo de fuego. Los antiguos creían ingenuamente que esa figura ardiente podía ser contemplada desde la bóveda terrestre por la diosa Venus en su estrella.

Si deseáis asistir a la ceremonia de esta noche, os invito. El rito empezará a las diez cuando empieza a desaparecer la luz del día, dura varias horas, podéis descansar después en esta casa, también os invito a ello y continuar viaje mañana, ya de día, repuestas las fuerzas.

Iván y Lolo se miraron y se entendieron perfectamente, deseaban asistir y presenciar algo que les presentaban como muy pagano. A ambos se le había puesto un gusanillo de deseo y a la vez de incertidumbre en la boca del estómago ante la invitación de Absalón.

Les venía también muy bien la invitación de dormir en aquella casa, que además de evitarles tener que buscar una cama y empezar a gastar parte del poco dinero que llevaban para la excursión, no asustarían a su dueño si notaba u oía algún ruido especial durante la entrega sexual que pensaban realizar.

Antes de dejarles solos el posadero les comentó.

- Algunos han querido unir la imagen del pentáculo a algo diabólico. Es totalmente falso. Fue debido a que en algunas de las representaciones del diablo en la edad media, aparece pintado alguno - se sonrió para añadir - Se explica porque la belleza, la diversión, el goce y el sexo siempre han estado más cerca del diablo que de las divinidades o de los santos.

Al quedar solos en aquel borde del lindero, desde donde se podía contemplar todo el valle, Absalón había vuelto al caserón para atender posibles clientes, permanecieron sentados pero pegados todo lo que les fue posible, de manera que sus cuerpos quedaran casi unidos, no querían hacer allí nada que pudiera malinterpretarse, dispondrían de tiempo para ello, pero quisieron aprovechar la cercanía y soledad del lugar para repetirse quedo todas las frases de amor que se habían cursado por escrito durante el ultimo año y acariciarse y besarse libremente cosa que no habían podido aún realizar.

Desde aquel altozano pudieron ver, durante toda la tarde, los trabajos que se desarrollaban en el pequeño prado del fondo. La preparación de la ceremonia parecía estar totalmente reglada. Los anchos tablones, perfectamente alineados, fueron formando el geométrico dibujo y más tarde las pilas de madera que constituirían las verdaderas hogueras, amontonándose en los triángulos que formaban las puntas del pentáculo. Comprobaron también que en el mismo centro de la figura construían un templete que se elevaba como dos metros del suelo.

Ni siquiera las caricias y las palabras de amor fueron suficientes para calmar sus nervios según se iba acercando la noche y el sol se convertía en una gran circunferencia de cobre en el horizonte.

Se veía ya perfectamente terminada la forma geométrica cuando Absalón, que llevaba una bolsa en la que portaba la ropa que usaría para la ceremonia, se les acercó y anunció la marcha.

- Debemos ya marchar al fondo de la cañada. Antes no os había dicho que yo soy el Gran Maestre de los venusianos del valle de Colches y por ello tengo autoridad para haberos invitado.

Guardaron en el interior de la casa sus bicicletas y arrancaron los tres para dirigirse hacia el prado del fondo del valle.

Se presentaba una noche limpia, sin nubes que se interpusieran entre los que en aquel pequeño prado de tierna hierba iban a adorar a Venus y la luz brillante que la estrella reflejaba desde el firmamento.

Después de una jornada algo calurosa había refrescado lo suficiente para disfrutar de una agradable brisa y una buena temperatura y los casi trescientos venusianos asistentes, venidos del pueblo de San Juan y de todas las aldeas de las laderas del valle de Colches, se habían ido colocando, Lolo y Iván mezclados entre ellos, alrededor de la tarima para oír a su Gran Maestre.

Vestía éste unos pantalones negros de raso brillante y un blusón de color azul cielo que le llegaba hasta debajo de la cintura. Su cabeza se cubría de un gorro frigio, también negro, que se quitó en el momento de dirigirse a los asistentes.

- Convecinos del valle de Colches y hermanos en la diosa Venus, un año más nos hemos reunido para celebrar, de acuerdo a las tradiciones de nuestros antepasados, el solsticio de verano. Sabemos que somos los únicos que conservamos la antigua tradición de los ritos venusianos y estamos muy orgullosos de ello.

Paró un momento de hablar. Dirigió la mirada hacia lo alto y señalando con un gesto teatral su brazo derecho hacia el firmamento, siguió diciendo

- Allí está el planeta azul donde reina nuestra diosa. Sé que tenemos muchos y fuertes enemigos que pretenden dejen de celebrarse estos ritos ancestrales que dicen son paganos. Primeramente los dioses de los diferentes pueblos, envidiosos de Venus, nuestra diosa, intentaron celebrar en este día sortilegios al sol, la luna o la tierra.

Después fue la poderosa iglesia la que lo intentó cambiando la fecha y pidiendo que los festejos se celebren en honor de un santo que curiosamente lleva el nombre del principal núcleo de este maravilloso valle

Y prosiguió diciendo, subiendo todo lo que pudo el tono de voz.

- ¡¡¡ Pero bien sabéis que el amor y el respeto que mantenemos a nuestros antepasados nunca lo permitirá !!!

Y entre los enormes gritos de entusiasmo que se oyeron de los presentes se le pudo escuchar.

- ¡¡¡ Pueden encenderse los fuegos !!!

Rápidamente los encargados rociaron sobre los maderos que enmarcaban la figura lo que llevaban en unos recipientes, que comenzaron rápidamente a arder. Después prendieron las cinco pilas de madera, que en las cinco punta-triángulos de la estrella, esperaban el fuego.

Las llamas avivadas por la suave brisa nocturna fueron formando la figura ardiente del pentáculo que se podía perfectamente contemplar desde las cimas de las montañas que formaban el valle, en la oscuridad de la noche.

Cuando las lenguas de fuego de las piras de las puntas de la estrella se elevaban ya al cielo la muchedumbre comenzó a cantar, primeramente de una manera muy suave, como un ronroneo, pero según el fuego crecía y las llamas se elevaban, su canto, que compasadamente seguía el ritmo de las lenguas del fuego, aumentó y algunos de los asistentes, sin dejar interpretar la melopea, comenzaron a bailar.

No se movían los pies del suelo, era el cuerpo en un movimiento circular, rítmico, acariciante, amoroso y sensual el que se balanceaba y ladeaba a un lado otro siguiendo el vaivén de la canción.

Los bailarines colocados en parejas, sin dejar de moverse al vaivén de la melopea, colocados frente a frente, acercaban los cuerpos, parecía que llegarían a pegarse y después, cuando ya iban a quedar unidos, se separaban, todo ello sin aumentar la velocidad de sus rítmicos movimientos, cambiar el lugar donde se asentaban, ni dejar de cantar.

Fue Iván el primero que comenzó a moverse imitando lo que veía hacer. Se puso frente a Lolo que le miraba embelesado, quien, aunque un poco más torpemente, siguió sus movimientos.

Los cuerpos de ambos se solicitaban, las palmas de sus manos enfrentadas se llamaban más fuertemente que lo hicieran las palabras, aunque no llegaban a rozarse, solo se acercaban y después separaban. Parecía que sus cuerpos estuvieran imantados y la electricidad estática que irradiaban les hacía acercarse y cuando iban a quedar pegados, al ser la fuerza de idéntico signo, se sentían rechazados.

Sentían en su corazón, en su interior y sobre todo en la zona genital de sus cuerpos una sensación de placer, una comunión y una sexualidad superior a la de cualquier acto que hubieran podido, hasta ese momento. imaginar o desear.

Vieron como todo el mundo buscaba una pareja, los matrimonios entre si, los novios lo mismo y los demás, hasta los más jóvenes, desde los catorce años les estaba permitido asistir, buscaron con quien pudieran sentir la atracción y separación eléctrica de sus cuerpos y por ende las sensaciones y el placer que la ceremonia les producía.

Mientras hubo llamas continuó el primitivo canto y baile y permaneció vivo el estado de sexualidad y amor que se había extendido por el pequeño prado y el ambiente amoroso tan especial que llenaba e impregnaba a los asistentes,

Nunca Lolo e Iván se habían sentido más felices. Sus corazones saltaban a la vez, sus rostros permanecían encendidos y sus manos abiertas frente a frente captaban toda la energía, deseo y sexualidad que irradiaban sus cuerpos.

- Te amo, te quiero, te deseo, eres mi vida, mi sol, mi luz, mi universo - oían los dos al unísono sin que las palabras tuvieran que salir de sus bocas.

Cuando las llamas comenzaron a amainar, el baile fue perdiendo ritmo y movimiento y la canción volvió poco a poco a bajar su nivel hasta convertirse de nuevo en un murmullo.

El Gran Maestre volvió a subirse a la tarima. Pero en esta ocasión ya habían sido encendidos los fuegos y atravesar la estrella ardiendo era peligroso. Para evitarlo se había puesto encima de sus vestidos de ceremonia una especie de buzo ignífugo, idéntico a los que suelen usar los bomberos para acercarse al fuego y protegerse del calor.

    • Aquellas parejas que deseen mostrar públicamente su amor eterno ante la estrella de la diosa que nos contempla desde allá arriba, se preparen y acerquen hasta donde el calor se lo permita. El resto que vaya apartándose y siga cantando y danzando –
    • ordenó.

Un amplio grupo, que participaría en el acto con sus cantos y bailes se apartó unos metros hacia la oscuridad de la noche, dejando sitio a los que si lo realizarían.

Los menores de dieciocho años, aunque presentes y asistentes a los actos iniciales tenían expresamente prohibido cualquier manifestación sexual emparejada. Enseñados por los mayores a mantener un respeto a la ceremonia, se habían apartado un poco más y escondido entre las sombras y desde allí eran espectadores callados de todos los ritos.

Iván al oír las palabras de Absalón pidiendo quedasen los que deseaban mostrar el amor que sentían por su pareja, no dudó aproximarse hasta el borde del fuego, llevando de la mano, casi arrastrando a Lolo, que le miraba un poco extrañado de la alegría que notaba en el rostro de su amor.

- Yo quiero mostrar ante todos amor eterno a este maravilloso chico, mi Lolo, mi dueño - gritó para que le oyeran todos los asistentes.

Volvió a oírse la voz del Gran Maestre.

- Entre los venusianos presentes será elegida la pareja que se considere ideal para representar esta asamblea ante nuestra diosa Venus.

Mientras palmeaban sus manos y rodeaban a los dos adolescentes, una palabra comenzó a oírse entre la gente que había quedado más cercana a la estrella ardiente y que fue acompañada y repetida después por los que se habían retirado hacia el fondo.

    • Los chicos al centro, los chicos al centro, los chicos al centro, . . . .

Absalón desde la altura de la tarima donde se encontraba subido, con los brazos extendidos calmó a los que gritaban asegurando.

    • Se acepta la decisión de todos los asistentes. Estos dos adolescentes nos representarán ante nuestra diosa Venus. Creo ha sido una buena elección.

Una cerrada ovación siguió a estas palabras.

Las puntas de las hogueras ardían ahora en forma de ardientes brasas y producían una temperatura imposible de aguantar si se pasaba cercano a ellas sin los medios adecuados. Ordenó el director de la ceremonia colocar una gran capa sobre Iván y Lolo, con capucha incluida, del mismo material ignífugo que el que portaba él, cubrieron también sus pies con unas almadreñas forradas del mismo material y cuando se hizo nuevamente el silencio, descendió y empujó a ambos muchachos hacia el centro del ardiente pentáculo.

Llegaron protegidos de esta vestimenta hasta la redonda plataforma, donde les hizo subir. La temperatura allí, aunque alta, era perfectamente resistible.

    • Podéis despojaros de las capas y también
    • - cosa que no esperaban – de toda vuestra ropa que yo guardaré y os será devuelta al final.

Y dirigiéndose nuevamente a la multitud exclamó.

    • Es la primera vez que la pareja elegida está formada por dos personas del mismo sexo, pero es tal el amor que Venus ha detectado en estos jóvenes que ha infundido su elección en todos los asistentes a la ceremonia.

Trazó después una serie de signos cabalísticos sobre las cabezas de los chicos y les dijo antes de volver por donde había venido y despojarse de las ropas de protección ante el fuego.

- Ahora podéis consumar el amor que detecté esta mañana en vosotros. Si así lo hacéis, en vuestro corazón vivirá permanentemente en forma de fuego eterno y seréis felices hasta la muerte porque vuestra unión será bendecida por la diosa Venus que estará siempre junto a vosotros.

Desde las dos laderas que formaban el valle, la noche envolvía con sus tinieblas la reunión y les hacía invisibles en la distancia. Un observador, situado en la cima de las montañas, solamente podría observar un pentáculo de fuego que ardía en un pequeño prado, junto a la rivera del río que discurría por el fondo, no así los trescientos asistentes a la ceremonia, que les observaba y estaban pendientes de sus movimientos, tanto los rodeaban el fuego, que mostrarían su amor o los que se habían apartado a la negrura para cantar y danzar.

- ¿Por donde empezamos? - preguntó Lolo a su novio

- Empieza por besarme porque mi cuerpo está, desde hace un año, deseando recibirte.

En el templete central de aquella espacial estrella de madera que ardía en la noche, desnudos, de pie sobre la rústica plataforma para que pudieran ser vistos perfectamente por todos los asistentes, se prepararon para iniciar lo que iba a ser su primer contacto sexual.

- Esperaba que nuestra primera vez hubiese sido más íntima - murmuró Lolo mientras abrazaba y acercaba contra su cuerpo el de su amado novio cuyos ojos brillaban de especial deseo en la oscuridad de la noche.

- Es un escenario ideal, nadie lo tuvo nunca más bello. Recordaremos siempre este momento. Tutelados por Venus la diosa del amor - y según iba enumerando los atractivos que el lugar les proporcionaba sus manos agarraron ansiosas las nalgas de Lolo, lo atrajo contra sí, pegó su sexo contra el suyo y los frotó - rodeados de lenguas de fuego, humo oloroso a resina silvestre, naturaleza viva, noche oscura, luna llena y fondo musical con canciones sensuales.

Los venusianos que habían quedado en el espacio de hierba cercano a la ardiente estrella y habían prometido también manifestar su amor en público, alumbrados por el rojizo reflejo de las calientes ascuas, a través de la ondeante calima del aire que les rodeaba y de la cortina de humo y vapor que el fuego producía, permanecían pendientes de todos los movimientos de los chicos.

Abrazados por las cinturas, desnudos, sumidos en las sombras y emparejados alrededor del ardiente pentáculo al ritmo de la antigua melodía que interpretaban los alejados, comenzaron a moverse de una manera acariciadora, repetitiva y sensual que fue elevando aún más la intensa excitación que sentían.

Los cuerpos de los jóvenes por el calor de los fuegos de los vértices de la estrella y el ardor que interiormente les producía el deseo sexual, se habían cubierto de un sudor que brillaba rojizo en la oscuridad por la reverberación de las cercanas ascuas y que vistos, tanto por los que esperaban iniciasen sus coitos para comenzar los suyos, como por los que cantaban y danzaban en la oscuridad de la noche, les excitaba como nunca antes había sucedido en ceremonias pasadas.

Comenzaron después los venusianos a removerse excitados e inquietos, la cercanía desnuda de sus parejas, los movimientos lascivos realizados y la letanía de las ancestrales canciones de pasión amorosa les habían llevado a un estado de deseo sexual extremo y esperaban ansiosos iniciar sus coitos, aunque según sus reglas, deberían esperar a que lo hiciera primeramente la pareja elegida.

Los jóvenes que no conocían esta costumbre de pie sobre la tarima, con sus cuerpos cubiertos de sudor, se habían dicho tiernas palabras de amor, besado, recorrido con sus ansiosas manos la piel, finalmente refrotado sus pegado sexos y quedado después abrazados y totalmente quietos.

Estaba Absalón dispuesto a acercarse nuevamente al centro del pentáculo, en el que seguían los chicos abrazados y sin moverse, para indicarles la costumbre existente por la que deberían esperarles todos a que ellos iniciaran su cogida para comenzar la suya, cuando despegaron sus brazos y agarrando Iván la inhiesta verga de su amado Lolo hizo que ambos se tumbaran en la tarima de madera.

Nadie supo que el culpable del retraso en el comienzo de su follada había sido el ardiente deseo de ambos de entregarse y recibirse. Después de decirse un sinfín de palabras tiernas y amorosas, al abrazarse, pegar sus sexos y frotarlos no pudieron evitar que sus sexos soltaran su semilla antes de tiempo y tuvieron que esperar, entre espasmos que la gente no percibió, se descargaran totalmente sus vesículas seminales antes de poder continuar.

Un grito de alegría surgió de los venusianos que a duras penas habían podido cumplimentar la orden de abstenerse de iniciar sus acciones sexuales y casi a la par se escuchó una elevación de los cantos de los que contemplaban la ceremonia más apartados.

Nada más quedar apoyados los calientes cuerpos de los chiquillos sobre la tarima del templete, perdida toda prevención y vergüenza, desde allí por la reverberante calima que formaban las hogueras, solo les llegaba, desde la oscuridad, los cánticos y gritos, dejaron que actuase el ansia de sexo contenida durante un año, la animalidad del instinto sexual de sus gónadas, la joven naturaleza de sus cortos años y el ambiente sexual de aquella especial ceremonia,

Iván agarrada aquella cosa viva, dura y palpitante que su amor había acercado, por detrás, a sus muslos, la intentó ansiosamente dirigir hacia su lubricado orto, buscando le penetrara y pudiese ser completo el ayuntamiento de sus cuerpos.

Lolo, que buscaba el agujero de su novio, intentó con su inhiesta espada, atravesar como esas puntas de diamante que horadan las rocas de la tierra, el cuerpo de su amado.

Las anteriores palabras cariñosas se convirtieron entonces en gritos y ayes, las caricias tiernas en fuertes restregones y las iniciales y suaves pasadas de las manos de Iván sobre la polla de Lolo, después de haberse volteado, en una brusca agarrada para trasladarla lo más rápidamente posible hasta el agujero de su culo.

Embocar la punta de su estilete en el orto de su novio costó a Lolo tres intentos, pues unido a su deseosa excitación de que penetrara rápidamente por aquel sublime agujero, hubo que unir el no menor deseo de Iván, que abría las nalgas con sus dos manos e intentaba poner, el ya preparado y húmedo esfínter, frente a la punta del capullo de su amor y lo que conseguía era modificar la dirección que había tomado la punta del pene de su novio, que se desesperaba no consiguiéndolo meter y poder empezar enseguida la ansiada follada.

Embocada y metida finalmente la verga del asturiano en el sitio adecuado, un grito salvaje de Iván resonó en todo el prado, nadie supo si fue lanzado por el dolor que le produjo la entrada en su cuerpo de la desarrollada polla de su amado o fue por el placer que sintió por haber conseguido cumplido el anhelo, que había mantenido durante un año, de que Lolo tomase posesión de su cuerpo.

Solamente pudo saber el motivo su amor. Los demás pensaron que fue el placer porque seguidamente inició Iván unos movimientos de ayuda a la cogida, lo que unido a unos enormes suspiros y ayes que parecían salir del alma, grititos de muchacha satisfecha y ronroneos de placer que todos conocían se producían cuando el coito estaba siendo muy satisfactorio.

Iván y Lolo, desde el primer contacto de sus jóvenes cuerpos habían notado el embrujo del lugar donde se encontraban, y sido susceptibles al enervante y sensual soniquete que los asistentes cantaban y aunque no veían nada deslumbrados por la luz que reverberaba de las cinco hogueras de las puntas del pentáculo, miraron al cielo buscando a Venus y pidieron a la estrella su aprobación al acto que iban a iniciar. La corrida sufrida anteriormente no podían considerarla nada más que un accidente.

Los asistentes que participaban en el sexo comunitario venusiano se acercaron todo lo que el fuego les permitió y sobre la fresca y verde hierba, todos los que deseaban mostrar su amor por medio de un coito, ya desnudos, comenzaron a imitarlos.

La mayoría eran las mismas parejas que en la vida real estaban unidas por el amor, los que pronto iniciarían su vida matrimonial y unión carnal y aquellos que deseaban mostrar su amor por primera vez y se atrevieron a hacerlo, imitando a Iván y Lolo varias parejas del mismo sexo que hasta aquel momento habían escondido a los demás su atracción amorosa.

El vaivén de la cogida de aquellos adolescentes, que por primera vez gozaban de su unión, era el acicate que movía los demás cuerpos desnudos, de los que consumaban en público, el amor que se profesaban.

La noche más corta del año avanzaba, pero tanto Iván como Lolo no lo notaban. Estaban realizando lo que habían soñado muchas veces. Habían sentido en esta noche especial una sexualidad tan intensa, tanto gozo y placer animal, al entregarse, al uncir sus cuerpos, que eran los seres más felices del universo.

No eran expertos, llegaban vírgenes a este acto, pero tomaban las posturas que creían mejor para su placer, Iván con sentir dentro de su cuerpo el pene de su amor y Lolo pensar le estaba poseyendo, les era suficiente para sentirse en el paraíso.

De vez en cuando, por el ímpetu que desplegaban, se les entrecortaba la respiración y les fallaban las fuerzas, entonces descansaban y repuestos, arremetían de nuevo, apretando, sacando y metiendo Lolo su polla de la cueva de Iván que le ayudaba en sus movimientos.

Iván, el representante femenino de la pareja, gozando de la penetración, hizo que sus gemidos y gritos de placer llegaran hasta los más cercanos, que excitados aumentaron su ritmo y a los que solo cantaban, levantadas y extendidas sus palmas al espacio, saludaran y dieran las gracias a diosa Venus, elevando el tono de sus cantos.

No sabemos lo que hacían en la oscuridad de la lejanía el resto de asistentes aunque a buen seguro también allí se derramó bastante semen.

Cuando llegó al cenit de su resistencia, a ese segundo de vacilación antes de llegar al clímax en el que se aleja uno de todo lo exterior para zambullirse en si mismo y su semen, a borbotones, penetró en el cuerpo de su querido y amado, Lolo se dejó morir encima del chiquillo madrileño.

Los asistentes, que habían follado a la vez que ellos y aguantando no correrse para hacerlo a la par de ellos, fueron terminado sus coitos y los que habían seguido cantando, dando gracias a Venus por la dichosa noche que les había proporcionado, volvieron a sus iniciales murmullos.

Los dos agotados y felices adolescentes, recibieron las capas ignífugas para atravesar nuevamente el fuego y cuando salieron del círculo recibieron una cerrada ovación de todos los venusianos presentes, a la vez que les hacían pasillo para que pasaran hasta donde se encontraban sus ropas guardadas por el Gran Maestre que les reiteró la invitación a pasar la noche en su posada.

- Allí, sin presencia de nadie, podéis volver a gozar de vuestros cuerpos.

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