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Noche de reyes

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NOCHE DE REYES

--¡Uy! Esta noche tengo que poner el pastito. . . --¿Qué decís? --ladró mi vieja desde la mesada de la cocina. Aparté la vista del almanaque y seguí la broma, muy serio: --Y sí, si no pongo el pastito no me traerán ningún regalo. . . --Pero. . . no seas bolú --sonrió mi madre, repitiendo la expresión que estaba constantemente en la boca de mis sobrinos.

Esa noche, continuando con la broma y para robarle otra sonrisa, acerqué un vaso con una mata de pasto del patio a la base del árbol lleno de globos y luces. Ella apartó la vista de la tele por un momento y volvió a reírse: --No seas pavote, nene. Ya tenés casi 43 pirulos ¿Te pensás que se van a acordar de vos? Siempre se las arreglaba para atormentarme con la edad. Si todavía me quedan más de seis meses para llegar a junio. . .

Le di un beso en la frente y me fui a mi dormitorio. Prendí la PC y me puse a trabajar un rato en mis relatos y en algunos textos que estaba tipeando: me entusiasmé con las "Memorias de una princesa rusa" y con un extenso relato de Alessandro Baricco y hasta tuve tiempo de avanzar un poco en esa traducción que estoy 'cometiendo', con más entusiasmo que pericia, para mis lectores en TR. Casi a las dos de la mañana, apagué el equipo y caí medio desmayado en la cama. Era la noche más calurosa del verano estrenado hace un par de semanas.

En esta época es cuando más evoco mi infancia en el campo y mientras tipeaba y acomodaba o reemplazaba palabras y comas, intentando lograr frases que me dejaran más o menos conforme, excitándome con mis ocurrencias o con las que degustaba de otros autores -debe tener razón Alicia Steimberg cuando dice, en algún reportaje, que el oficio de arrimarse a lo erótico es tan lúbrico para el escritor como para el lector-, volvía a mi cabeza el recuerdo de esas calurosas noches de reyes, en medio del torbellino de la cosecha, cuando a la casa venían a colaborar las tías desde el pueblo y en la mesa grande se agregaban peones temporarios. Con mi madrina cortabamos una rama de pino, la hundíamos en una lata llena de arena y le colgabamos frágiles globos de cristal de muchos colores y guirnaldas de papel crèpe y algunas velitas erguidas sobre soportes metálicos que encendíamos sólo un rato y con mucha prevención.

Me dormí pensando en la broma que le había gastado a mi madre, pero antes pensé en un deseo, un poco inquietante, tal vez atrevido, y me sonreí diciéndome: "Si se te cumpliera, tu cara de asombro sería aún mayor que la que pusiste cuando abriste la caja del boeing metálico con luces rojas intermitentes en los cuatro motores, que voló sostenido por tus manitos y rodó por el piso de la pieza hasta que se acabaron las pilas." Ha pasado tanto tiempo.

Me despertó antes de la madrugada un ruido. Pensé en Astor, mi gato siamés, que a veces salta por mi ventana, pero seguro era una ráfaga que había golpeado el postigo. Noté que entraba una bocanada de aire fresquito que sacudió la cortina con un siseo sedoso. Un rayo de luz de luna se reflejó en la tela y su huella persistió en mi retina. Después sólo se oían los criqueos de los grillos en el patio y me dí vuelta para seguir durmiendo. --Pst. . . pst. . . --escuché. Un ruido nuevo. --¡Astor!. . . --susurré en la oscuridad, pero de nuevo percibí el silencio. Me di vuelta y prendí el velador y casi me caigo de la cama del susto.

Sí, alguien había entrado por la ventana, pero no Astor. Era un moreno con una sonrisa de dientes blanquísimos y grandes, enfundado en una camisa larga, como las que usan en Marruecos. Sobre la mullida cabeza de cabello azabache y corto tenia una corona de pequeñas flores blancas. No dejó de sonreirse y realizó un gesto imperceptible que me llenó de calma. Supongo que con eso logró que no saliera gritando o intentara derribarlo confundiéndolo con algún ladrón.

--Muy buena tu cara de asombro, pero no entiendo esa pizca de prevención ¿no me esperabas acaso? --¿Ehh. . .? --balbuceé Se acercó aún más y se sentó en el borde de la cama. Apoyó una mano muy cerca de mis pies. --Claro, acordate, pensabas en un avioncito con luces y finalmente. . . "ojalá esta noche me llegara un. . . " --¡Ahh!. . . sííí --interrumpí tosiendo un poco--, no me digás que vos sos. . . --Y sí, claro. Además ya sabés que ningún camello se resiste a un poco de pasto, aunque estuviste bastante tacaño. -- . . . Pe. . . ¿pero ustedes no andan siempre de a tres? --dije, frotámdome con un puño los ojos ¿En qué sueño extraño seguía insistiendo mi cabezota? --Así es. Pero en tu deseo estaba sólo yo ¿no? En realidad casi nadie pide que se le aparezcamos en persona. Viste que los chicos son muy materialistas: autos o muñecas, trencitos, pelotas de fútbol. . . No sé a los otros dos, pero a mí es la primera vez que me pasa esto. --Entonces, es verdad. Vos debes ser B. . . --En realidad no es ése mi nombre verdadero --continuó, interrumpiéndome--. Pero después de tanto tiempo uno termina acortumbrándose a los apodos. Igual me tiene repodrido ese cantito que los pibes repiten todo el tiempo. . . "y ahí vienen, Melchooor, Gaspaaar y el negro Va a Saltaaar". . . Van a lograr que tenga que cambiarme el apodo, al menos cuando venga por esta zona. Y encima es discriminatorio, che. --No creo que sea para tanto. . .Y. . . negro sos ¿no? y debo decir que, flor de negrote, si me dejás. . . --Ja. . . no me refería a vos. Acordate que ya conozco tu deseo y me pediste especialmente. . .

Y tal como les voy contando se me fue cumpliendo mi deseo para la Noche de Reyes. Cuando paramos de charlar, con Baltasar fuimos al grano y la pasamos fenómeno. Los detalles. . . bastará que hagan un pequeño esfuerzo de imaginación, después de inspirarse en algún otro relato de TR -especialemente los del rubro 'gays'-. A mí es la primera vez que se me ocurre un pedido tan extravagante, apesar de eso y en todos estos añitos siempre ha aparecido algún regalo, al pie del árbol. Ahora creo que los pedidos de los próximos años se van a parecer un poco: mi negro me dijo que los deseos no se registran en ningún lugar y por lo tanto supongo que pueden repetirse. . .

Y ustedes no exageren: en el 2006 y para esta misma noche no pidan demasiado, no sean golosos. . . Y si se bancan que los visite el trío completo, háganme el favor de contarlo en TR, para que también disfruten los lectores.

Un abrazo y los mejores augurios para todos en TR ¡Feliz 2005! Roberto. -Clarke en TodoRelatos-

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