Estos artículos aparecieron la semana pasada en el periódico argentino (y en su edición electrónica) Página/12, referidos a un tema que afecta la salud, y pone en riesgo la vida, de millones de personas, en varios continentes, aunque no se pueda creer que en pleno siglo XXI debamos soportar una intromisión semejante en la intimidad de cada uno. Y no sólo la de sus castigados feligreses, ya que la Iglesia católica sigue siendo consultada sobre temas inherentes a la ciudadanía toda, al menos en mi país y en el resto de iberoamérica. ¿Hasta cuándo? Un saludo. Clarke.
Página/12, Suplemento Las/12. Buenos
Aires-Argentina, 4 de febrero de 2005.
DEBATES:
La moral de l@s otr@s
La Iglesia española pateó el tablero pero, antes de que las fichas se
mezclen, el Vaticano las puso en su lugar: el preservativo es inmoral,
¡absténganse!, tronó la jerarquía. Pero ¿a quién le habla? Porque sus fieles,
igual que los creyentes de otros cultos igualmente divorciados de sus altos
mandos fundamentalistas, tienen opiniones y prácticas propias que aquí se animan
a defender en pos de una fe que contenga y no que expulse.
Notas Relacionadas [pueden leerse al pie]:
- Dios nació mujer
- Darle la espalda al preservativo es comparable con darle la espalda a los
secuestros y a la tortura durante la dictadura.
Por Luciana Peker
Póntelo,
pónselo. Mmm, no, mejor no, no te lo pongas ni se lo pongan. Por un momento, la
Iglesia española se alineó con la consigna más famosa a favor del sexo con
preservativo, pero después se rectificó, dio marcha atrás, y volvió a insistir
con su campaña anticondón.
Pero se mueve, terminó diciendo, volviendo a decir, en 1616, Galileo Galilei
cuando fue obligado a retractarse por explicar que la Tierra se mueve alrededor
del Sol. El paso en falso de la jerarquía eclesiástica española se parece a la
presión contra Galileo. Porque, más allá de deseos y valores, la Tierra se
mueve.
Sin embargo, este paso en falso, este falso avance que terminó en doble
retroceso, dejó más claro que nunca que la Iglesia por lo menos todavía no
está dispuesta a ceder su discurso sobre sexualidad, ni siquiera para recomendar
el único método de protección de una enfermedad que ya tiene 39,4 millones de
infectados en todo el mundo según cifras de Naciones Unidas, y que sólo en
2004 le costó la vida a 3,1 millones de personas.
La condena al preservativo es el límite con más costo político de la Iglesia
católica. Aunque no es la única postura inamovible y polémica: también hostigan
el divorcio, los anticonceptivos, el aborto, la investigación con células madre
y la educación laica, además de relegar a la mujer a un lugar muy subordinado
dentro de las estructuras eclesiásticas.
Pero su posición no está aislada. En el contexto mundial hay una ola de rebrote
conservador basada en discursos religiosos. Los evangélicos más duros acaban de
sentar a su representante, George W. Bush, en la casa Blanca, y saben que eso
garantiza fondos para los planes que promuevan la abstinencia, la fidelidad y la
virginidad y recortes para los proyectos que impongan más concisas barreras de
látex para el sida.
Mientras que, en el mundo, también crecen los musulmanes con una interpretación
del Islam más hostil hacia la sexualidad y la mujer.
Se ve en muchas partes del mundo una revancha de los conservadores que han
cooptado la agenda política. Es preocupante contemplar la pérdida de derechos
que se fueron ganando con sangre, sudor y lágrimas. Bush eliminó fondos para la
educación sexual, a costa del cuerpo de la mujer. Da miedo, sinceramente,
evalúa Judith Van Osdol, una pastora norteamericana residente en la Argentina
de la Iglesia Evangélica Luterana Unida y coordinadora continental de la
Pastoral de las Mujeres y Justicia de Género, del Consejo Latinoamericano de
Iglesias.
En nuestro país la Iglesia es peligrosa señala Mónica Tarducci, antropóloga y
miembro del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género, de la Facultad
de Filosofía y Letras de la UBA, por algo envían a sus catequistas como huestes
medievales a hostigar a las miles de mujeres que se juntan en los Encuentros
Nacionales. Pero lo peor es que los políticos le temen y no se atreven a
enfrentarla. Por eso, entre otras cosas, la Argentina todavía no firmó el
Protocolo opcional de la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer (Cedaw).
En la Argentina, la avanzada ortodoxa es palpable. A fines del año pasado, la
Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no pudo aprobar la Ley de
Educación Sexual (a pesar de que poco tiempo antes se había avalado la entrega
gratuita de anticonceptivos y la unión civil entre homosexuales) por expresa
presión política de la Iglesia católica, esta vez también apoyada por amplios
sectores evangélicos. Casi al mismo tiempo, la muestra del artista plástico León
Ferrari fue hostigada por fieles religiosos, cerrada por la Justicia, reabierta
y, finalmente, nuevamente cerrada, esta vez por el propio Ferrari, que se cansó
de los niveles de presión contra una exposición artística.
La educación sexual, para mí, hoy ya ni es algo discutible. ¡Hay que empezar
ya! Pertenecer al tercer o cuarto mundo, como es el caso de Argentina, nos da la
única ventaja de que no necesitamos inventar nada, sólo debemos copiar lo que
hicieron aquellos a quienes les fue bien, apunta la ingeniera Mónica Zetzsche.
Ella es la Presidenta de la Asociación Cristiana Femenina Mundial (YWCA), una
organización ecuménica y, además, la mamá de un alumno de 14 años de una escuela
religiosa porteña. Soy católica practicante y mi hijo va a un colegio religioso
porque creo firmemente en la educación en valores de la Iglesia en general y en
el sentido que le puede dar a la vida especialmente en períodos como la
adolescencia, pero también creo que debe modificar su perspectiva o los
adolescentes seguirán huyendo a buscar lo que no encuentren, alerta.
En la medida en que las grandes religiones ponen candados, se abren las puertas
de otras creencias. Hay cosas de las religiones que no cierran: a la gente, a
esta altura, no le podés decir que no tenga sexo grafica la periodista Carla
Czudnowsky, por eso, a pesar de que hay una gran vuelta a la espiritualidad,
proliferan más otras doctrinas, como el yoga, el chamanismo o control mental. Y
la verdad es que hacer meditación, leer a Osho o comer arroz, como mucho te va a
hacer perder 15 minutos. No es peligroso. En cambio, salir a coger sin forro sí
es peligroso.
Desde una religiosidad responsable, Mónica Zetzsche advierte: Hay que asumir
que el inicio sexual es cada vez más temprano y que lo que está en riesgo es la
vida de nuestros hijos. Ella es uno de los mejores ejemplos de que la avanzada
religiosa no es estrictamente religiosa. Están más callados, más dispersos,
tienen menos poder, pero son muchos los religiosos no fundamentalistas que
pueden definirse por acuerdos básicos que no se discuten: la educación sexual,
la planificación familiar, la necesidad de mayor igualdad para las mujeres y la
recomendación de usar preservativo.
Para la iglesia luterana, el preservativo es una acto de responsabilidad y un
signo de sabiduría destaca Lisandro Orlov, pastor de la Iglesia Evangélica
Luterana Unida y coordinador de la pastoral ecuménica VIH-SIDA. La Iglesia
siempre estuvo a favor de la vida y todo aquello que me ayude a preservar la
vida es ético y es moral. Tampoco el preservativo es un mal menor porque no es
un mal, es un bien. No será perfecto, pero sí genera un bien. Esas cosas tienen
que quedar muy claras. Me da pudor intelectual tener que responder cuál es mi
postura sobre el uso del preservativo, confiesa el rabino Daniel Goldman. El
pudor no es por vergüenza de lo que no se habla, sino por obviedad. Yo les digo
a todos los adolescentes de mi congregación la célebre: No seas forro, usá
forro. Resulta absurdo que estemos discutiendo todavía sobre el uso del
preservativo y los métodos anticonceptivos, más en nuestro país; cuando hay
tantos pibes pidiendo por las calles, centrarnos en el condón nos condena a no
avanzar en dilemas morales legítimos, como ser la inequidad social. Pero estoy
convencido de que en esto las religiones institucionalizadas tenemos mucha
responsabilidad.
Esa responsabilidad que tal vez en el futuro tenga un peso equivalente al que
hoy se le da a la actuación de la Iglesia durante la Inquisición es la que está
frenando, por ejemplo, la educación sexual en las escuelas en nombre de la
sagrada familia. Mónica es tajante: Los padres y los maestros pueden acompañar
el proceso de educación sexual pero no conducirlo, porque debe estar a cargo de
personas capacitadas. Yo personalmente tengo una comunicación abierta con mi
hijo y el tema del preservativo es claro, como cuando lo llevo a vacunar, sé que
lo estoy cuidando. Pero él una vez me preguntó: ¿Mami, y qué hago si la chica
no quiere que use preservativo?. Para este tipo de dudas de los adolescentes
deben existir profesionales preparados que nos ayuden a dar respuestas también a
los adultos que nunca recibimos este tipo de educación.
Hay quienes no creen, no necesitan o no están dispuestos a creer. Y hay quienes
sí. Creen, pero no en una fe ciega. Hay una fe siglo XXI.
No fornicarás
Casi a contramano de la actual hegemonía mundial, José Luis Rodríguez Zapatero
aprobó en España una ley de casamiento y adopción entre homosexuales y prepara
otro proyecto que facilita el divorcio, entre otras avanzadas progresistas que
provocaron fisuras con la Iglesia. Por eso, acorralado por la cantidad de
frentes abiertos contra el Gobierno, el vocero de la Conferencia Episcopal
Española, Juan Antonio Martínez Camino, le dio un sí, el 18 de enero pasado, a
la Ministra de Sanidad, Elena Salgado. Los preservativos tienen su contexto en
una prevención integral y global del sida, declaró. La postura recorrió el
mundo como un avance histórico. Por 24 horas. Al otro día, la Iglesia católica
española aclaró: El uso del preservativo implica una conducta sexual inmoral
y, por si quedaba alguna duda, que no es posible aconsejar el uso del
preservativo. En tanto, Javier Lozano Barragán, Ministro de Sanidad del
Vaticano, enfatizó: El sexto mandamiento lo dice claramente: No fornicar. Y
ésta no es una posición negativa, sino que lo hacemos para defender la vida.
La fallida renovación generó más reacciones adversas de las que nunca se habían
volcado explícitamente contra el Vaticano. Lo que parecía un paso de la Iglesia
Católica con la bota de siete leguas del gigante del cuento para salir de la
caverna y adaptarse a la modernidad ha quedado en agua de borrajas. ¿Acaso la
supervivencia de la Iglesia Católica no vale un condón?, se preguntaba Mario
Vargas Llosa en un artículo publicado en La Nación.
Mientras que el diario español El País se pronunció en un editorial: Una moral
sexual que anteponga los principios a la persona y cierre los ojos a la amenaza
del sida es inhumana. Si valiéndose de su influencia, la Iglesia insiste en
oponerse o condicionar las políticas preventivas del Estado sobre el sida,
además de interferir en un asunto que no le compete, se situará en una situación
insostenible, pues su actitud puede constituir un grave riesgo para la salud
pública.
Ante estas repercusiones, el papa Juan Pablo II fue más lejos y criticó la
mentalidad inspirada en el laicismo, que se está difundiendo en España.
Siempre he tenido mucho respeto por la Iglesia. Pero hace ya tiempo que los
españoles, en su gran mayoría, optaron por una sociedad laica y por la
separación entre la Iglesia y el Estado, se mostró firme Zapatero. Al mismo
tiempo que abogaba por promover la castidad, el Papa pidió que la Iglesia se
ocupara más de las víctimas del sida. El pastor Orlov objeta esa postura:
Primero, nadie es víctima del sida, como nadie es víctima de la gripe, pero ese
vocabulario ya revela los prejuicios. Las personas viviendo con HIV no quieren
compasión, ni lástima, piden justicia. Y la Iglesia tiene que ser la voz
profética que denuncie toda injusticia, no porque les tenemos lástima, sino
porque estamos construyendo un mundo más justo. Hoy nos preocupamos más por lo
que pasa en las sábanas que por lo que pasa en la sociedad. Hay que recuperar el
Evangelio y su herramienta transformadora, no conservadora.
Hay muchos católicos que tienen una postura distinta a la de la Iglesia
enmarca el teólogo español Enrique Miret. Acá el 80% de los ciudadanos se
declaran católicos y el 40% practicantes, pero ni siquiera ellos siguen los
mandatos de Roma porque tienen muy poco que ver con la realidad y con lo que
creen los españoles.
En la Argentina hay encuestas de opinión pública que marcan que, para la mayoría
de la gente, ser religioso no significa seguir las ideas que predican las
autoridades religiosas. El 88% de los porteños cree en Dios (y dentro de ellos,
el 67% es católico, el 9% de otro credo y el 23% de ninguna religión en
particular) e, incluso, el 33% una vez al mes o más frecuentemente va a la
iglesia o al templo. Pero, junto con sus creencias, el 98% de los entrevistados
está de acuerdo con que la educación sexual debe ser incorporada a los planes de
estudio de todas las escuelas secundarias y el 96% respalda que el Estado lleve
adelante campañas de prevención de VIH-SIDA destinadas a la población
adolescente con distribución de preservativo, según un sondeo realizado en
agosto de 2004 por la socióloga Mónica Petracci, del Centro de Estudios de
Estado y Sociedad (Cedes).
La Iglesia debe ponerse a trabajar urgente para poder aceptar lo que está
ocurriendo y encontrar la forma elegante de cuidar a su gente. Tiene que ser muy
rápido porque el sida hoy no nos da tiempo y la llegada de la Iglesia es enorme
y su decisión va a cambiar la historia de esta pandemia. Yo los urjo a que se
sumen y nos ayuden, estoy convencida de que tienen que estar sumamente
preocupados porque sus propios fieles empiezan a ser los más vulnerables,
alienta Mónica, en alusión al aumento, en todo el mundo, de mujeres con VIH.
El lugar de las mujeres
Mujeres. Otra palabra que parece obvia y que también, a esta altura, despierta
polémicas. Porque, a diferencia de otros segmentos sociales, las religiones
todavía relegan a las mujeres a un lugar muy inferior en sus estructuras. La
Iglesia católica debe darle más lugar a las mujeres, sostiene Mónica. Por un
estado laico que respete la decisión de las mujeres, es uno de los lemas de
Católicas por el Derecho a Decidir.
La tradición judeocristiana está basada en la culpa frente al placer y al goce
y esto incluye el placer sexual opina Nora Sliwkowicz, sexóloga y coordinadora
del departamento de género y sexualidad de la Asociación Gestáltica de Buenos
Aires. Por eso se toma la genitalidad sólo para la reproducción, no para un
encuentro lúdico o divertido. Y la religión judía es tan machista como la
católica. El rabino Daniel Goldman reconoce esa crítica: Las religiones
occidentales son machistas. Pero creo que el gran desafío práctico está en
democratizar el culto como expresión cultural de una sociedad cuyo paradigma de
la sanidad debería ser lo no sexista. En el movimiento liberal judío hay
mujeres rabinos, y en mi congregación las mujeres cumplen con las mismas
funciones rituales que el varón.
Dentro del catolicismo también hay ramas que luchan por el reconocimiento
oficial de sacerdotisas, algo que con los matices propios de cada credo- ya
ocurre en otras religiones. La pastora Van Osdol, también mamá de Lía y de
Daniel, explica: En la Iglesia luterana tenemos una historia formidable de
lucha por la igualdad de género. Esto incluye el uso del lenguaje inclusivo en
las traducciones de la Biblia y en la misa y la superación de la violencia.
Además tenemos mujeres obispas en muchas partes del mundo. Ni la amistad ni el
amor verdadero son posibles entre seres desiguales. Y en la Biblia está claro
que tanto el varón como lamujer estamos creados en imagen y semejanza de Dios.
Igualmente, los cambios llevan tiempo. La antropóloga Tarducci diferencia: Hay
religiones, como los luteranos o los metodistas, que han cambiado y aceptan
pastoras. Pero otras no lo harán nunca porque la subordinación de las mujeres
forma parte sustancial de su filosofía. En realidad, las iglesias
fundamentalistas, y en ellas colocó a la católica, perdieron ante la
secularización del mundo moderno, y si en una época para el Vaticano el enemigo
era el comunismo, desde hace dos décadas se centran en la defensa de la familia
y contra la relajación de las costumbres expresada en la homosexualidad y el
feminismo. En eso, su discurso es igual al de los protestantes que apoyan a
Bush.
Cuando las Iglesias pretenden intervenir en políticas de Estado e impedir la
libertad que Dios nos dio, estamos jugando y suplantando el rol de Dios subraya
Van Osdol. Las consecuencias son caminos que conducen a la muerte. Tenemos que
apoyar la vida y en especial a las más perjudicadas dentro de la sociedad
machista, que son las mujeres, y en especial a las más perjudicadas
económicamente. En este sentido, Goldman remarca: Las religiones deberían
evolucionar y evolucionar significa reinterpretar los textos clásicos a la luz
de la realidad que a cada generación le toca vivir. La religión es la tarea de
exégesis espiritual permanente. En sintonía, Orlov propone hacer redes entre
quienes creen en que la fe no es sinónimo de retrocesos. Los fundamentalismos
tienen un discurso hegemónico que no es propiedad de una sola religión ni de una
sola cultura. Es evidente que están avanzando. La resistencia también tiene que
ser transversal sugiere, porque hay mucha gente en todas las iglesias que
piensa diferente.
***
Nota Madre: La moral de l@s otr@s
Dios nació mujer
Las
pruebas arqueológicas evidencian que el primer Dios fue concebido y reconocido
como mujer durante 20 mil años y que no hubo más divinidad que la Gran Diosa
hasta que, entre los milenios VI y III a.C., por necesidades socioeconómicas,
apareció el concepto de Dios varón y la sumisión se impuso así en la tierra como
en el cielo, describe el periodista español Pepe Rodríguez en
el libro "Dios nació mujer".
No es el único que redescubre la cara femenina de Dios. Hoy en día, la reverenda
Judith Van Osdol se anima a poner en duda la masculinidad
suprema. Si bien es cierto que hay lenguaje bíblico que habla de Dios como
Padre,esto se refiere a una relación de adopción de los seres humanos como hijos
e hijas, y no implica una sexualidad de Dios. Hay imágenes que nunca se usan, ni
se escuchan en el culto Dios como la mujer amasando el pan, la mamá gallina
juntando sus pollitos bajo sus alas, etc. pero es verdad que cuando hablamos de
imágenes femeninas la gente salta y protesta, relata, con audacia, pero también
realismo.
El rabino Daniel Goldman también reflexiona sobre los efectos
colaterales de que Dios sea él y no ella: Las religiones son producto de mitos
y arquetipos culturales creados a imagen y semejanza de la creencia en un Dios
varón. Cuando nos apropiamos del Dios lo hicimos varón. ¡Qué error! Si
hubiésemos creído en un Dios mujer como en el libro de Martín Caparrós
seguramente la historia de la humanidad y el vínculo con lo divino hubiese sido
distinto. Pero, desde un punto de vista teológico, Dios no es ni varón ni mujer.
Dios es y eso significa que no tiene sexo.
Sin embargo, hay quienes llegan mucho más lejos. Y, en sintonía con las mujeres
antiguas, se asumen como creyentes de la Diosa. Las religiones monoteístas
tienen un Dios masculino porque es una forma de darles poder a los varones
apunta Analía Bernardo, integrante del movimiento de la Diosa
en Argentina e investigadora de las tradiciones sagradas femeninas-. En cambio,
el movimiento de la Diosa es una corriente espiritual que surgió en los años
70, en donde creemos en la Diosa y en Dios (no en el judeo-cristiano) y en que
la sexualidad es sagrada y no está atravesada por ningún pecado original. Es un
movimiento abierto, no una estructura religiosa; hacemos rituales con una visión
espiritual femenina que celebra las energías y los derechos de las mujeres sin
anular la parte mística.
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Nota Madre: La moral de l@s otr@s
Enrique Mariani: Darle la
espalda al preservativo es comparable con darle la espalda a los secuestros y a
la tortura durante la dictadura
No
permitir el uso de preservativo frente a una plaga como el sida es una
complicidad con la muerte, sentencia Enrique Quito
Mariani, sacerdote de Nuestra Señora del Valle, en la Ciudad de
Córdoba, una iglesia a la que llaman la cripta porque está subterránea y porque
también nuestras ideas son subterráneas, resalta Mariani, en desacato a la
orden de silencio que le impuso el obispo cordobés Carlos Ñañez, quien lo llamó
a silencio y mandó su caso a Roma frente a la publicación del libro 'Sin
tapujos', en donde Mariani revela una biografía que incluye algunos
encuentros sexuales y además expone su filosofía católica disidente.
¿El clero tiene que ejercer presión política en temas de salud pública?
No. Se hace mal en actuar como factor de poder porque cuando la Iglesia se
opone a una ley, los legisladores se vuelven atrás. En Córdoba vi cómo no
aprobaban proyectos de salud reproductiva. Son actos de nostalgia de cuando era
todo cristianismo y no existía el pluralismo.
¿Por qué la Iglesia se empeña en criticar un arma de prevención como el
preservativo?
Estoy convencido de que esta Iglesia está basada en el autoritarismo y por eso
mantienen normas que la gente no observa realmente. Sería muy lindo que todos
fueran fieles y sólo hubiera sexo con maduración completa, pero la realidad es
otra. Y hay que buscarle remedio. Darle la espalda al preservativo es comparable
con darle la espalda a los secuestros y las torturas durante la dictadura. Los
prejuicios anacrónicos contra los métodos de regulación de la fertilidad y el
preservativo implican no adaptarse a una realidad que pide a gritos un cambio.
Además, la sexualidad como origen de comunicación y placer tiene que ser
recuperada como algo valioso en el hogar y no sólo para la reproducción. Esto ha
empezado a cambiar para algunos teólogos.
Si algunos piensan diferente ¿por qué no hay un movimiento eclesiástico interno
que pida una renovación de estas posturas?
Muchos piden una reforma, pero ha habido una represión muy fuerte de parte del
Vaticano y eso ha causado temor de ser sancionado y marginado. Incluso, salvo
que haya una sorpresa muy grande, el recambio de Juan Pablo II va a ser con una
línea de continuidad. El cambio va a llegar, pero todavía falta mucho.
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