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El regalo 4

en Sadomaso

Paseaba completamente desnuda por la calle, salvo por el collar con el que iba atada y la correa que la sujetaba las manos a la espalda. La habían dicho que era altas horas de la madrugada, que nadie la vería, que solo eran unos pocos metros hasta el coche...Ya llevaban varios centenares de metros andando y nada, el camino no se acababa.

Ni si quiera la habían dado unas zapatillas para impedir las heridas de los pies o dejado limpiarse después del uso y abuso a la que había sido sometida en la mañana y gran parte de la tarde. Retrete se encontraba literalmente reventada, con el cuerpo entero dolorido.

Sus amos la metieron al parque y sus pies pasaron de pisar asfalto a polvo seco. No estaba demasiado segura de a dónde la llevaban hasta que divisó el cagadero para perros.

-Vas a mear y cagar aquí, como la perra que eres.

A Retrete la dio un vuelco el corazón. Ya la había costado cerca de dos largas horas mear delante de su amo, como para hacerlo y encima cagar delante de otros desconocidos. Pero no era eso ni mucho menos lo que de verdad la preocupaba.

-¿No... No me oblegaréis a comérmela después, verdad?

Ni si quiera podía creer que estuviera preguntando eso.

-Por supuesto que sí. Menudas gilipolleces preguntas, Retrete.

Se aguantó las ganas de vomitar más que nada porque estaba segura de que se lo harían comer también...

Para su absoluta sorpresa, tras situarse en mitad del cagadero y ponerse en cuclillas a la vista de todos ellos, hizo de vientre mucho más fácil de lo esperado.

-No, por favor, no me obleguéis a hacerlo, por favor.

-Retrete, más temprano que tarde nos vas a limpiar el culo después de cagar. Usarás tu lengua para dejarnos bien limpios. Es mucho mejor para ti que te acostumbres desde ya al sabor de la mierda, empezando por la tuya.

Viendola supieron que no lo iba a hacer. No ahí, no ahora, no así.

-Maldita sea, Retrete, tu cuerpo pertenece a tu amo.

Apretó los labios y y bajó la cabeza. La boca en seguida se la llenó de un sabor ocre, nauseabundo. Tragó. Dio otro bocado. Con cada bocado que daba sabía que se hundía más y más en un pozo que parecía no tener fondo. Dio otro bocado.

Lo terminó haciendolo, comiéndoselo todo. Miró a sus amos. Estos simplemente se estaban riendo de ella.

La guiaron de nuevo al piso. Un mendigo los vio y les preguntó amablemente si podía, bueno, ya sabían, echarla un polvo. Ninguno de los presentes pusó pega alguna, salvo que no usaran su boca porque literalmente estaba llena de mierda.

Se contempló en el espejo. Parecía que había envejecido años. Moratones, arañazos, mordiscos y demás señales adornaban ahora su cuerpo. Su aliento apestaba y ni si quiera tenía un cepillo de dientes o un enjuague para aliviarlo.

Tras lavarse y asearse como buenamente pudo se dirigió de nuevo a su habitación. Thor vinó a ella y la gruñó. Instintivamente supó lo quería. No se lo iba a dar, no quería. El mastín la volvió a gruñir...

-Vaya, pensé que habías arrepentido, pero te veo aquí, divirtiéndote.

Estaba tremendamente avergonzada de si misma. Ni si quiera había luchado mucho por resistirse.

-He recibido un correo donde un amo me explicaba que dejó a su esclava una semana solo tomada por perros. Se lo hacen unas siete u ocho veces al día cada uno de ellos y hay días que la encuentra abrazada a uno de ellos. Y eso que la primera vez tuvo que amarrarla para que lo hiciera. ¿Te gustaría eso, Retrete?

Thor terminó de follarsela y se fue a su habitación. Ella se levantó. El semen fresco rezumaba de su vagina y empapaba sus muslos. Su amo los acarició con uno de sus dedos y se lo metió en la boca.

-Vete a la cama, mañana tienes un día importante.

-¿Puedo cepillarme los dientes, amo?

Preguntó mientras Lucas se retiraba a su habitación. Este iba a responder algo, pero se dio cuenta de que era la primera vez que le llamaba así al menos en una situación no sexual.

-Ven. No, no, así no... De rodillas. Ven de rodillas.

La colocó el collar del perro y comenzaron a caminar juntos.

Ya en la cama la pidió que limpiara sus zapatos llenos de polvo. Retrete tardó un momento en comprender que debía hacerlo con la lengua. Su amo comenzó a manoserla las nalgas y el coño mientras lo hacía, incluso a darle nalgadas.

A continuación tiró de la cadena elevándola. Deseaba manosearla los pechos estando en semejante posición.

La tenía durísima por la simple sensación de poder que tenía sobre ese cuerpo tan joven y tan firme. Se sacó la polla y Retrete comenzó a mamarsela. La detuvó. Cara se montó encima de él y se empotró con la polla de su amo.

Hicieron el amor.

Se cepilló los dientes con la cadena aún puesta. La resultó curioso. Hombres y animales la trataban como si fuera un mero objeto de usó y disfruté y sin embargo, estaba cepillandose los dientes tan tranquilamente, quitándose el sabor de mierda que hacía poco inundaba su boca, como si nada hubiera pasado realmente.

Estaba loca, o por lo menos no estaba demasiado cuerda. Nunca lo había estado en realidad. Desde pequeña se marturbaba pensando en unas cosas tan raras, y ahora muchas de esas cosas ya estaban atrás.

-¿Me vas a obligar a comer un coño?-La pregunta tomó por sorpresa a Lucas.-¿O beber orina de una vagina?

-¿Te gustaría?

Retrete se sentó a su lado, en la cama.

-No, ¿Pero lo vas a hacer? ¿Vas a obligarme a ello?

-Lo pensaré...

-Tengo derecho a saberlo.

-Tú no tienes derecho a nada, solo a que te usen.

-Al menos que sea de una chica bonita, porque si te digo la verdad, no tengo ganas de comerle el coño a ninguna vieja chocha.

-En todo caso tu primer coño será de alguna prostituta a la que hayamos usado y...

-¿Y la vagina de alguna perra después de usarla Thor y los demás? ¿Me vas a obligar a hacer eso?

-sí, sí, claro, es una buena idea...

-¿Y comer mierda de algún animal? Creo que puedo con la humana, pero pensar en meter en mi boca la mierda de un animal...

Su cuerpo sufrió un falso estremecimiento.

-Bueno, los perros se comen su propia mierda, no puede ser tan... mala.

-Bien – Retrete se levantó de la cama – Nada de coños de viejas chochas. No me importa que este usado, pero de viejas chochas ni hablar.

-Oye, tu harás lo que... - Y en ese instante Lucas comprendió que en realidad no tenía ningún poder sobre ella. Nunca lo había tenido en realidad, ninguno de ellos. - Nada de viejas chochas, prometido. Solo coños de jovencitas.

-Bien. Voy a chupársela al perro. Me gusta el sabor de la menta, pero me gusta mucho más el del semen, especialmente el de tu perro, sabe muy bien.

-¿Retrete? -atinó a decir su amo aun atónito por el giro de los acontecimientos.

-¿Sí?.

-Puedo preguntarte cómo, cuándo, por qué...

-Cuando me estaba lavando los dientes... Debería haberme sentido humillada, rota, quebrada y sin embargo no podía parar de reírme. Hasta mañana

Lucas saltó de la cama y la siguió. Tal y como le había dichó fue directamente a chupársela a Thor sin ningún tipo de reparo. Y este también entendió inmendiatamente quien estaba al mando ahora...

-¿De verdad vas a hacerlo?

-Sí, claro.

-Pero...

-Sin peros. ¿Es tu padre, no? Es normal que desees que me folle.

-Pero no era así como yo lo había imaginado. Tu deberías estar...

-¿Avergonzada e indispuesta? - Clara se echó a reir.

-Si fuera un amo como Dios manda te ataría a una silla y me cagaría en tu boca.

-Y yo me la tragaría y pediría otra ración.

-Sería la del chucho.

-El chucho se llama Thor. Y te aseguró que Thor no lo haría. ¿Verdad bonito?

-Guau.

-Pues la de otro chucho, cualquier chucho. Tú te vas a tragar lo que yo quiera.

-Vas lograr que me excite si sigues así. - apenas podía contener la risa - ¿Qué habitación era?

-La 402... y Retrete, hace mucho que mi padre no está con mujer alguna, haz que se lo pase bien.

Le guiñó el ojo.

Llevaba puesto un vestido corto, que dejaba medio muslo al aire, y solo llevaba puestas unas sandalias y el bolso. Nada más. La sensación de libertad era tremenda.

La recepcionista apenas si reparó en ella cuando se dio a conocer como su nieta. La verdad es que lo parecía.

-Hola. ¿Es la habitación de José? -preguntó cerrando la puerta

-Vaya, ¿y tú quién eres?

-Soy su regalo de cumpleaños. ¿Le gusta?

Retrete se levantó la falda mostrando que no llevaba nada debajo.

-Como no me va a gustar, hija, como no me va a gustar.

El viejo comenzó a comerse ese coño tan rico (y limpio) que tenía delante. Retrete se tumbó en la cama con la piernas abiertas y se dejó hacer. Era torpe, era ansioso, pero nada de eso importaba en realidad. La quitó la hombreras del vestido dejando sus hermosos pechos al aire y comenzó a chupárselos y mamarselos como si fuera un bebé. Con manos temblorosas se quitó el pantalón y dejó al aire su polla y se la metió. Y se corrió...

-Yo...

-Chist, no pasa nada.

Retrete se metió un dedo en el coño, lo sacó lleno de semen y se lo llevó a la boca.

A continuación se masturbó delante de él hasta que el orgasmo alcanzó todo su cuerpo.

-Eres maravillosa.

-Gracias.

Volvió al coche. Su amo sacó la polla. Se inclinó sobre ella y comenzó a chupársela. Alguien los vio, pero a ninguno de los dos le importaba.