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El regalo 5

en Sadomaso

-Quiero tener mi propia perrita... - Su amo se quedó mudo, sin palabras – Quiero tener a mi propia perrita, para educarla y... No te rias, no seas malo.

-No me estoy riendo... - mencionó a pesar de que se partía de risa.

-¿No me ves capaz de entrenarla y demás?

-Te veo perfectamente capaz de domarla. ¿Pero por qué una perrita y no un perrito?

-¿Un perr...? Puf, un sumiso. No. No creo que haya nada en este mundo peor que un hombre que lama su propio semen del suelo mientras está atado con una correa.

-No veo problema alguno, pero, conseguir sumisas no es tan fácil.

-Tengo una candidata perfecta. Una compañera de clase. Mira.

Era preciosa. Una auténtica belleza rubia con cara de no haber roto jamás un plato.

-Si la sigues mirando así, vas a lograr que me ponga celosa.

-¿Tienes algún tipo de plan?

Sara vivía agobiada. Desde que había entrado en la universidad los trabajos no se acaban nunca. Eran uno detrás de otro. Y siempre la tocaba hacerlos prácticamante sola por su falta de carácter. Al menos tenía a Clara. Se había portado estupendamente con ella en las últimas semanas y por ello había accedido a quedar con ella en su casa. No pasaba nada, solo era una chica visitando a una amiga.

Era un piso acogedor, pero Sara notó en seguida que algo no iba bien. No parecía la típica casa familiar que esperaba encontrarse.

-Quieto Thor, no molestes a nuestra invitada.

-¿Thor?

-Nuestro amo es muy friki – contestó Clara con una sonrisa.

-¿Nuestro...?

-Por aquí – mencionó clara sin dar más importancia al asunto.

-¿Cuándo quieres decir nuestro quieres decir....?

-Mío y de Thor, claro.

-Claro que me preocupo. Eres mi amiga. No me puedes decir como el que no quiere la cosa que eres la... la...

-Esclava sexual.

-...La eso de hombre alguno. ¿Estás bien de la cabeza?

-Estupendamente. Sientate, que vamos a trabajar. Yo voy a por algo para tomar.

Sara echó un vistazo al salón antes de sentarse. No sabía muy bien porque pero la sala le dio escalofríos. Thor entró en la sala. Reconocía la forma de mirarla. Y luego se fijó en su amiga. Era bellísima e irradiaba una especie de fuerza que estaba a años luz de conseguir.

-Puedes preguntar si quieres. - comentó mientras dejaba una bandeja de pastas al alcande de ambas.

-¿Te tirás al perro? -No era esto lo que quería preguntar, pero fue lo que preguntó.

-¿A Thor? Sí.

-¿Te obliga a tirarte al perro?

-Sí, ¿Quieres verlo?

-¡No!

-¿Y hacerlo?

-¡No! ¿Estás loca? ¡Ni si quiera he estado con un chico en mi vida!

-¿Y tras ser desvirgada por algún chico te lo tirarías?

-Claro que no - intentaba ser lo más convincente posible.

-Tú te lo pierdes, folla mucho mejor que muchos de los hombres con los que he estado.

-¿Y no te da asco?

-¿Asco? El sexo, el buen sexo, es muy guarro. ¿Nunca has visto una porno?

-Alguna he visto – reconoció enrojecida.

-¿Y no te parece asqueroso? Todo ese semen saliendo de pollas, corriéndose en la cara de ellas, entrando en su boca...

-Pero no son perros...

-Hombres, perros, llega un punto en que lo mismo da. A ti te pasará lo mismo. -Cogió una pasta y comenzó a comérsela.

Fue como si recibierá una bofetada. Ahora sabía el porqué le había invitado a la casa y había hablado con tanta naturalidad de estás cosas. Quería huir, pero no se movió del sitio.

-No temas, Thor no se te echará encima.

-No lo había pensado.

-Mientes fatal. Voy a ser clara contigo, Sara. Te deseo. Te deseo para mí. Quiero que me comas el coño tras follar con mi amo o con Thor. Quiero que metas tu lengua en mi chocho lleno de leche tras ser usado. Y quiero mearme en tu boca.

Sara no lograba comprender como su amiga comía pastas tan despreocupadamente.

-¿Eso también lo has hecho?

Clara se levantó la camiseta que llevaba puesta dejando ver su nombre de esclava (RETRETE). La cara que pusó su amiga fue de antología.

-¿Vas con eso escritó todos los días a clase? Dios, ¿Has salido con eso por la calle?

-Tú también lo harás.

Sara intentaba comprender lo que debía sentir llevando eso en su piel. Pasó la mano por el vientre de su amiga donde esta tenía escritas las palabras.

-¿Te lo puedes quitar?

-Esta soy yo, un simple retrete para ser usada por los hombres. Llevarlo me ayuda a recordar quien soy en realidad.

-Debes estar de coña.

Clara se levantó la falda. No llevaba bragas y tenía algo metido en el coño. Habían estado toda la tarde comprando por ahí las dos juntas y ahora se enteraba de como había ido su amiga. No daba crédito a lo que veían sus ojos.

-Sácalo y lámelo.

Ahora no daba crédito a lo que acababa de oír.

-No voy a hacer nada de eso, es una guarrada.

Clara se sentó en la mesa justo delante de ella con la falda remangada y los zapatos quitados. Situó un pie en cada uno de los reposabrazos de la silla. Casi parecía como si le hubiera metido el coño en la boca.

-Noto como me miras, Sara. Noto como me miras cada día.

-Pero una cosa es desear que seas mi amante y otra muy distinta es toda esta locura.

-Ya te he dicho quien soy y lo que soy -aclaro. - Y ahora deja de pensar y obecede a tu ama...

Sara echo un vistazo al coño que había deseado durante tanto tiempo. Tenerlo ahí delante, al alcance de su mano la estaba volviendo loca. Las condiciones que debía aceptar, también.

-¿Si tu eres RETRETE, en que me convierte eso?

-En ESCOBILLA -aseguró divertida Clara.

-¿Y me obligaras a hacerlo con él?

-Calma, despeja tu mente. No te preguntes cosas innecesarias por ahora... Solo obedece a tu ama.

Acercó sus manos y retiró el juguete sexual que su ama llevaba encima. Olía muy fuerte, pero no la resultó desgradable, pues olía a ella. Comenzó a chuparlo y lamerlo como si fuera un helado.

Su ama la ordenó desnudarse ahí mismo. Lo último que se quitó fueron sus bragas rosas. Luego la colocó uno de los collares que tenían por ahí y la situó frente a un espejo.

-Me siento rara. ¿Has pasado?

-Ama. Cuando te refieras a mi, no te olvides de llamarme Ama.

-No estoy segura de querer...

La puerta sonó y se asustó. No quería que nadie la viera en ese estado, aún no. Se escondió detrás de su amiga.

-Vaya... Si molesto, me voy.

-No molestas. Sara, El amo. Amo, Sara.

-Hola. -Saludo tímidamente Sara.

-Hola. ¿No me vas a permitir verla?

-Es mía, no tuya.

-Empiezó a pensar que te tengo demasiado consentida, Retrete. Que se muestre o recibirás un castigo por ello.

Sara dio unos tímidos pasos por iniciativa propia a un lado hasta que dejó todo su cuerpo al descubierto. Incluso tenía las manos a la espalda para evitar taparse.

-Y ahora que te coma el coño. ¿Es para eso, no?

Retrete se desprendió de la falda y metió el chocho en la boca de su esclava. Esta comenzo comérselo hasta que el orgasmo invadió el cuerpo de su ama.

-¿Satisfecho?

-Mucho. Ahora méate encima de ella.

-Lo haré, pero no hoy.

-Retrete...

-Si quieres que me orine en alguna chica contrata a una puta. O haz que me orine ella a mi, me da lo mismo. Pero no lo voy a hacer voy a hacer hoy en Escobilla.

-¿Escobilla?

-Es su nombre.

-Esta bien, esta bien... Si cuando digo que te estoy mal educando...

Lucas salió enfandado, o mejor dicho, fingiendo estar enfadado.

-Has sido muy valiente.

-Ponte a cuatro patas, con los pies y las manos en el suelo. Sí, así es, así es...