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Dos años de todorelatos

en Confesiones

Hace dos años mi amo me propuso un nuevo juego: escribir para todorelatos. No solo eso, también tendría que tener el correo abierto.

Aluciné en colores. ¿Yo escribiendo? No, espera, eso no era lo malo... ¿El correo abierto? ¿Pero mi amo tenía la menor idea de lo que me iban a mandar? Algo se imaginaba, pero ni de lejos lo que me han llegado a mandar.

Yo le indique dos límites, porque a diferencia de las chicas protagonistas de mis historias, que hacen de todo, se tragan de todo y llevan sus cuerpos a la máxima degradación posible mientras les da por tener un orgasmo detrás de otro, yo tengo límites.

Solo eran dos, bien simples, que él acepto y que ha día de hoy siguén vigentes:

  1. Nada de fotos.

  1. Ningún contacto físico con los lectores

Las razones son muy simples de explicar. Prácticamente nueve de cada diez mensajes que llegan son para pedir una foto mía. Unos, la gran mayoría, lo hacen por las buenas, y otros, directamente te la exigen.

Recuerdo con especial cariño uno de los primeros contactos que tuve que me mandó la foto de su polla y me exigió foto desnuda por mostrarme semejante monumento. No sé si al resto de las autoras les ha pasado algo parecido, pero me dejó perpleja. Además tenía un lenguaje tremendamente agresivo, y lo más delicado que me llamaba era puta perra.

Y del resto, la mitad más o menos son para negociar las condiciones de mi alquiler con mi amo. Por supuesto, no lo dicen así, en plan “Nos hemos juntado unos colegas y nos preguntábamos por cuanto nos saldría usarte este fin de semana”, pero vienen a decir eso.

Y debo confesar que el resto de los mensajes que recibo, es decir todo un cinco por ciento, me resultan inclasificables.

Antes de seguir con lo malo, debo decir que también hay gente estupenda que te anima, te da sugerencias y te manda fantasías para ver si se puedes desarrollarlas. A todos ellos, muchas gracias.

Y ahora, sigamos con lo malo, o con lo raro.

Están los que me preguntan si tengo amo, como si mi nombre de autora no lo dejara bastante claro. Sí, tengo amo.

Es posible que haya una chica por ahí fuera que haga esto para vivir una fantasía o para divertirse. Es posible, no lo niego, pero me extraña, porque realmente muchos de los que me piden fotos pueden ponerse muy desagradables como si tuvieran derecho a conocer mi cara o cualquier otra parte de mi cuerpo.

Ya que estamos hablando de confesiones, en todo este tiempo solo he quebrantado la primera regla una única vez.

Os dejo a vuestra imaginación adivinar el porqué y aviso a navegantes, eso ya no sirve.

Hay otro punto que me preguntan muchísimo, aspecto físico aparte. Mis relatos no son reales. No pueden serlo. Son demasiado extremos. Es cierto que mezclo realidad con fantasía, que me aseguro que todo lo que sale en ellos se puede hacer y yo misma he realizado muchas de las cosas que detallo ellas. Pero ni continuamente ni al ritmo que las describo.

También están los que me entran como si quisieran ligar conmigo. Si estudias o trabajas, que edad tienes y demás temas de conversación de ligoteo de bar.

No me quejo, prefiero esto a lo otro, pero personalmente se me hace muy extraño que me entren de esta manera.

Y además sé que les gusta lo que escribo, lo que es un extra, porque en un principio no pense que iba a tener tanto éxito, y ya he cumplido dos años en la página.

Luego están los que no hay por donde cogerlos.

“Hola perra, me gustaría saber como perdiste la virginidad, desde cuando eres sumisa y si tu amo te mete la caña que necesitas.”

“Pues si mira, soy sumisa de los quince años porque mi amo me encontró follando con el perro de la familia y para que no dijera nada a mi familia me chantajeo. En cuanto a la caña que quieres que te diga”

“Joder, joder... ¿Y qué te hace hacer? Dime, dime”

“Bah, lo normal. Me mea, me caga en la boca, me obliga a beber la meada del perro y comer su mierda (la del chucho), derrama semen por el suelo y me obliga a lamerlo...”

“Joder, joder, joder, ¿Todo eso te hace?”

“Los días buenos, los malos...”

Al principio me cortaba un poco, luego he ido exagerando más y más el tema hasta el punto de que no vuelven porque les resulta imposible competir.

Y me acercó a lo que realmente quería comentar, pero antes, el caso del que te escribe para que le ayudes con sus escritos.

Escribir porno es difícil.

Lo hare mejor o peor, pero tengo claro que un relato tiene que tener una estructura, una historia que contar, y no ser simplemente una enumeración de guarradas.

Desde luego no pretendo que sean realistas. Mis protagonistas pasan de ser niñas bien a tragarse meados en la escena siguiente. Y aún así son creíbles porque me he trabajado la situación, el deseo, el morbo por hacerlo, etc.

Pues por más que lo expliques, hay quien no lo entiende.

Y para terminar, el último caso, el más alucinante de todos y el más reciente, el tío de la polla de los 24 cm reales.

He terminado harta de él, de su polla y de la madre que lo...

Al principio creí que era el típico tío que quería foto mía, y quería foto mía. Le explique las normas, las acepto y me pidio permiso para mandarme el fotos.

Yo acepte, no tengo problemas.

Me mando su polla.

Absolutamente impresionante.

Dio comienzó una charla guarra sobre que haría o dejaría de hacer.

No tengo fetiche de pollas. Así de claro lo digo y así de claro se lo dije. Aunque tenía que reconocer que tiene una impresionante.

Pero siguió tanteando el terreno y me mando fotos de chicas. Si, de chicas, como leéis. Y no soy a la única que se las manda.

Las chicas eran preciosas y las corridas en su cara, abundante. Así que mi amo me pidió que le siguiera el juego.

No tengo problema, las chicas me gustan tanto como los chicos.

Pero un día, y otro, y otro más. Y que te parece esta, y la otra, y la de más allá. Y que qué las harías.

Llegó un punto en el que estallé, y creí que me había librado de él.

Ni de lejos.

Volvió.

Y volvió con lo mismo.

Y más fotos y más chicas y que te parecen. A mi amo, fabuloso. A mi, me tenía algo harta ya.

Y volví a estallar. El me prometió que no iba ser “más el gilipollas que solo da y nunca recibe nada a cambió”

No me creí ni una palabra.

Así que me invente un juego. Uno donde ganaba una foto mía si hacía algo tan sumamente sencillo como no mandarme fotos durante un mes entero.

¿Y qué creéis que hizo?

Después de una conversación antológica donde le aseguraba que le mandaba una foto mía desnuda si era capaz de estar un mes sin mandarme fotos, me la termino mandando.

Me la pidió, me la exigió, me aseguro que la debía por todas las fotos recibidas y que la quería ya. Y tras asegurarle que se mandaría si aceptaba el reto, me terminó mandando la foto de una chica.

Alucinaba.

Y luego pretendía que le contará mi vida sexual más íntima.

Todo lo malo en un mismo hombre.

Así que hice lo que he hecho otras veces, hablar con naturalidad de ello y hacerlo lo más aburrido posible.

Error.

Le excitaba sobremanera.

No me lo podía creer.

Así que le silencie. El primero al que silencio.

Y no entendió la indirecta, poque seguía mandando cosas.

Me mandó un mensaje muy positivo sobre mi último relato. Así que comoetí un error, y es contestarle.

Y volvió a las andadas.

Y que deseaba conocer mi vida sexual íntima para conocerme mejor y NO para matarse a pajas.

En 400 mensajes con él, que se dice pronto, jamás me ha preguntado por mi verdadero nombre. Nunca.

Y aseguraba que me quiere conocer mejor.

Pues así está el patio, espero que haya sido educativo.