Esto ha pasado en la realidad, no lo he vivido yo y ni tan solo he conocido a los protagonistas pero sé que ha pasado.

Dama tiene 11 años, ha vivido siempre con su madre en los aposentos del servicio en casa de la familia Jonás.

Su madre también vivió en esta casa desde bien chica. Digamos que las dos familias (Jonás y Pietro {la de Dama}) han ido largo tiempo unidas.

Las tareas de Mamá y Dama son muy diversas, desde lavar la ropa a limpiar la gran casa, hasta hacer y servir la comida a la familia Jonás.

De echo Dama hace poco que se ha unido a ayudar a sus mamá en sus tareas. Siendo tan chica apenas tenía fuerza para fregar la ropa y la familia Jonás tuvo un detalle y no la obligó a trabajar hasta recién cumplidos los 10 años.

Pocos días después de su décimo cumpleaños, Dama se unío a su madre en las mil y una tareas de la casa que necesitaban intervención humana.

Dama se encargaba claro de las cosas más sencillas como lavar la ropa, pasar la escoba o regar las plantas. Y su mamá se encargaba entre otras cosas, de la cocina en donde hacía muy ricos platos que maravillaron en multitud de ocasiones a invitados de la familia Jonás que pidieron para conocer a tan fantástica cocinera.

La familia Jonás también contaba con jóvenes retoños. En concreto contaban dos chicos y dos chicas, Bernarda tenía la misma edad de Dama, Fernando tenía tres años más, Jacinta era la mayor con 16 años y Paquito era un chiquillo de 9 años.

Dama se llevava de maravilla con todos. Aunque Bernarda era quizá su mejor amiga. En multitud de ocasiones esta la ayudaba en alguna de sus tareas y en algun momento libre que ternía Dama, se iba a hablar con ella a su habitación.

Con el resto de hijos de llevaba más o menos bien y con Fernando con el que mejor después de Bernarda, pues le llamaba de él algo muy diferente a una infantil amistad. Fernando siempre andaba simpático con ella y quería unirse a las secretas conversaciones que tenían Dama y Bernarda. Pero ellas se echaban a correr y se reían.

Un día estaban Dama y Bernarda con una de sus charlas y en esto que apareció Fernando. Le dijo a Dama que lo acompañase un momento a un rincon apartado de la casa que le quería decir una cosa. Dama acepto tranquila pues no podía esperarse nada malo de su mejor amigo.

Una vez en el rincon, Fernando se explicó largamente. Le dijo muchas cosas pero resumiendo le dijo que le gustaba mucho y que quería que fuese su novia. A Dama le pareció fantástico pues Fernando tambien le gustaba y le encantaría que fuese su novio. Le dijo que sí y para sellarlo se dieron un ligero pico en los labios.

Dama muy animada se fué corriendo para Bernarda para contarle todo lo que había hablado con Fernando y que ahora eran cuñados. Le transmitió de echo toda la felicidad que llevava dentro pues tenía ya con tan solo 11 años el novio/marido con el que iba a vivir toda la vida. Las dos se lo tomaron muy bien y planearon entonces que se uniera Fernando a sus secretas conversaciones para reforzar aún más el compromiso entre Dama y Fernando.

Durmió esa noche de maravilla y no lo pudo recordar pero seguramente soño con Fernando y con el compromiso que había establecido con él. De buena mañana se levantó para hacer las tareas con su mama y esta le dijo que hoy cambiaría un poco su plan de trabajo porque le había surgido mucho trabajo pues tenía que preparar una gran comida familiar para la familia.

Entonces seria responsabilidad de Dama hacer el almuerzo y llevarlo a cada uno de los componentes Jonás. Primero se encargó de los más jovenes que se levantaban temprano para irse a la escuela. Les llevó su tazon de lecho con cacao y unas cuantas tostadas con mantequilla y mermelada. Le hizo mucha ilusión servirle este almuerzo a su querido Fernando con el que se entretuvo un rato charlando sobre lo que tenía que hacer hoy y que lo esperaba impaciente a su regreso por la tarde. Se volvieron a despedir con un besito y volvió Dama a sus tareas pues necesitaba de cada segundo de la mañana para acabar con todas.

El siguiente almuerzo estaba destinado al matrimonio Jonas. Dama preparó un par de tazones de cafe con leche y se dirigió a la habitación matrimonial. Allí solo encontró al señor Jonás pues parece que la dama estaba fuera en la ciudad, casi tan atareada como la madre de Dama.

Le sirvió el cafe con leche en la mesita que había al lado de la cama y le pidió permiso para retirarse. Pero el señor Jonás no se le dió y le ordenó que se estuviera allí. Este se lo tomaba todo con bastante calma, tomaba el café en cortos sorbos mientras observaba de arriba a abajo a Dama que permanecía derecha e inpasible delante de la mesita.

<Jonás> cuantos años tienes Dama? La misma de Bernarda no? O me equivoco?

<Dama> sí señor Jonás, tengo casi la misma edad de Bernarda, solo un par de meses más joven soy.

<Jonás> mmm que bonito, tengo entendido que soys muy amigas verdad?

<Dama> por supuesto, Bernarda és mi mejor amiga. Y hay una cosa que usted aún no sabe, y és que desde ayer mismo que Francisco y yo somos novios! Estoy muy contenta!

<Jonás> muy interesante, y ya os habeis dado algun beso?

<Dama> sí, no muy fuerte el beso, como los que se da usted con su mujer. Pero para mi fué maravilloso.

<Jonás> a ver, acercate y dame un beso como se lo diste a Francisco.

<Dama> uY! pero señor Jonás! que me dice! ahora estoy comprometida con Francisco y no puedo ir por alli dando besos a quien me plazca.

<Jonás> ui que poco sabes hija. No sabes que aquí en la familia Jonás ha sido siempre tradición que las jovenes del servicio tengan contacto carnal con el progenitor de la familia?

<Dama> pues no sabía nada, mi madre no me ha contado nunca nada. Y mira que me lo suele contar todo.

<Jonás> pues sí pequeña, tu madre de joven también tuvo contactos carnales con mi padre, que en paz descanse.

<Dama> pues yo siempre estoy buscando de seguir el ejemplo de mi madre. Que hago?

<Jonás> lo que te decía Dama, acercate que te daré un beso.

Dama se acercó y se entregó a lo que tuviera pensado el señor Jonás. Este trató de gozar lo más que pudiera el momento. Con Dama al lado de la cama, él se incorporó sacando las piernas fuera de esta y puso sus manos en los hombros de ella. Estirandola un poquito puso el cuello de Dama al alcanze de su boca. Para empezar a besarlo y chuparlo mientras con las manos sobaba la cintura de esta.

Ella no pudo más que abrazar la espalda de él y soltar unos débiles suspiros. Las manos del señor Jonás se metieron por debajo de la falda, amasaban como si fuera un cojín los laterales del trasero de Dama. Mientras también había desabrochado la blusita y con la boca comía el nacer de los pechos justo donde se metían dentro del sosten.

Levantando el vestido entero, el señor Jonás desabrochó los sostenes de Dama, liberando lo que tanto ansiaba comer. Mientras chupaba un pezon despues de otro, había metido las manos por dentro de las braguitas en el trasero de Dama. No tardó en bajarlas del todo, desnudandola por completo en el interior del vestido.

<Jonás> creo que ya és momento de besarte. Cierra los ojos amorcín.

Dama cerró como le dijo sus ojos y solo sintió como los labios de su patron se posaban en lo suyos. Al mismo tiempo que notaba por primera vez una lengua en su boca que no era la suya. Ante tanto estímulo, Dama no se resistió más, y sus manos acariciaban tambien el cuerpo de su patron. Primero le puso las manos en sus velludos pechos que asomaban por el cuello del pijama. Le parecía maravilloso poder acariciar un hombre como su patron con un pecho parecido a un oso de montaña.

Le desabrochó el pijama y le paso sus tiernas manos por todo el torso delantero. Tanto pechos como hombros como barriga. Estaba Dama queriendo de esta forma tan tierna a su patron cuando se dio un gran susto. Cuando este le metió la mano en la entrepierna Dama pegó un bote. Nunca ningun hombre le había metido la mano ahí y la sensación era tremenda. Con la sorpresa del contacto de la mano con su rajita, Dama cogió como de reflejo esa mano. Pero notando lo maravilloso de ese contacto, la soltó con una caricia, invitando a que no se detuviera.

El señor Jonás solo acariciaba levemente la rajita de Dama mientras con la otra mano amasaba el pechito de esta y con la boca besaba una boca de la que salían ya intensos gemidos.

Ella perdió un poco el control de su cuerpo cuando el dedo del señor se introdujo en su rajita. Al instante pegó un gran gemido que incluso asustó a Jonás. Pero no detuvo su estimulo en el interior del sexo de su joven sirvienta.

Dama con apenas fuerza se abrazó al señor sentado en la cama para no caerse al suelo. Pues el estímulo de este hacía temblar la fuerza, el equilibrio i la mente de nuestra querida sirvienta.

El señor Jonás echó a un lado las mantas de la cama y subió a Dama a ella. La tumbó en la cama mirando hacia arriba y le subió la falda con sospechosas intenciones.

<Jonás> a ver Dama, tu ya tienes la sangre?

<Dama> como dice?

<Jonás> sí chica, eso que os viene a las Damas a tu edad, que una vez al mes os sale sangrecita de la almeja.

<Dama> oh sí, no le entendía, hace poco que me empezó a venir, cercanamente a cuando empezé a trabajar.

<Jonás> vale chica, ahora vamos a hacer el amor. Estate tranquila hijita, te va a doler un poquito pero no tengas miedo y pasará en seguida.

<Dama> vale señor Jonás, yo confío en usted y que no me va a hacer ningun daño.

El señor Jonás se bajó los pantalones del pijama revelando un erecto pene. Dama se lo miró al principio un poco asustada pero cuando el señor le tomó la mano y se la puso encima le fue tomando confianza.

Este volvió a dedicar sus manitas al sexo de Dama. Mientras con una mano masturbava la rajita de ella, con la otra tenía la muñeca de la chica para que no se alejara de su pene.

El señor abandonó la masturbación de Dama y se puso sentado delante de ella entre sus piernas. Cogió su propio pene para apuntarlo a su objetivo primario. Una vez tuvo encajada la punta en la rajita de Dama, cogió ambas manos de su sirvienta y las pegó a los lados de esta, cogiendola al mismo tiempo de la cintura.

<Jonás> bien chica, vamos a ello.

El señor Jonás empujó su cintura hacia delante introduciendo parte de su pene en el apretado conducto.

<Dama> oooooooh señor patron!

<Jonás> como te sientes? te sientes bien? yo solo quiero lo mejor para tí.

<Dama> sí bien, aunque me ha dolido un poco, pero estoy bien.

<Jonás> vale hermosa, sigue así de tranquila.

El trozo de pene del señor no había salido aún de lo ya introducido y este nuevamente tiró su cintura hacia adelante para introducir lo que quedava de pene.

<Dama> ooooooooooooooh.

Una debil hemorragia de sangre manchó las blancas sabanas, evidenciando que Dama dejó allí su virginidad.

<Jonás> bien mujercita mia, te has portado muy bien. En un instante tendras tu recompensa.

<Dama> gracias mi señor.

Jonás espero unos instantes a que Dama se calmara del todo. Durante los cuales masajeaba la cintura y barriga de esta, acelerando el reposo de esta.

Cuanto menos se lo esperaba Dama, el señor Jonás penetro de nuevo a esta. Esta vez fue muy diferente de la primera pues estaba marcada de profundo placer.

<Dama> ooooooh señor Jonás! és muy bueno.

<Jonás> y más que será cielo!

Entonces se lanzó al ataque, penetrando a Dama pero no de una en una, sino adquiriendo un bendito ritmo de amor.

<Dama> ooooh ooooh ooooh ooooh ooooh ooooh. Señor Jonásssss, és maravillosoooo.

<Jonás> fenomenal!

<Dama> ooooh ooooh ooooh ooooh mmmmm ooooh ooooh mmmmm mmmmmm.

Al cabo de un rato claro el señor Jonás comenzó a eyacular. Con su orgasmo, sus embestidas adquirieron su maxima intensidad. E introduciendo en Dama incluso más centimentros de pene de los que le había dotado la madre naturaleza.

Evidentemente lleno a rebosar de semen el sexo de Dama, que por cierto con la traca final del señor también tuvo ella un orgasmo que la dejó inconsciente unos segundos.

En acabado se separaron los dos y tanto ella como el señor se vistieron, ella con la ropa de faenar y él con su elegante ropa de señor elegante.

Mientras se vestían el señor Jonás le explicó a Dama que ahora durante un tiempo no le vendría la sangrecita. Y que engordaría un tanto pero que no se asustara que era normal. Le dijo que de momento no le dijera nada a su madre, que ya se encargaría él mismo de hacerlo y que estuviera muy ilusionada porque le tenía preparada una gran sorpresa para dentro de 9 meses.

Dama abandonó la estancia matrimonial prometiendo no decir nada a su madre y confesandole que estaba muy ilusionada por la futura sorpresa porque si venía de él tenía que ser maravillos@.