La primera de nosotras en despertarse a la mañana siguiente resulta ser la inquieta Fabiola. Estamos todas aún gozando de las acogedoras camas del hospedaje académico de la santísima Trinidad, que son los ruídos de Fabiola los que nos alertan de que empieza a ser hora de levantarse. Cuando me decido a resucitar, Paciana se me ha adelantado. Es Perpetua la última en presentarse en este segundo día que llevamos en Galicia. Una vez nos hemos vestido y arreglado un poco nos dirigimos al comedor donde se nos ha citado a las 9 de cada uno de estos diez días que pasaremos aquí. Allí encontramos a casi todas nuestras compañeras que acostumbradas a la puntualidad del colegio no han fallado por muy en viaje de placer en que estemos.
-Profesor.Heriberto: ¡buenos días a todas! podéis ir comiendo el almuerzo que tenéis ante cada silla mientras os voy explicando el plan de hoy.
Como dice nos sentamos juntas las 4 amigas en una larga mesa.
-Heriberto: pues bien, el día de hoy lo vamos a pasar aquí, en Vigo. Por la mañana visitaremos una exposición de artesanía gallega en un espacio cedido por Caixanostra. Volveremos para comer aquí, y tendréis la tarde libre para que os vayáis a pasear y a conocer la ciudad.
El profesor concluye su habla y se sienta para almorzar también.
-Paciana: que bien, eso quería yo, que nos dejaran libres para hacer lo que queramos.
-Perpetua: sí, pero, ¿qué vamos a hacer? no conocemos nada ni a nadie, ¿donde iremos?
-Paciana: tranquila que eso no representa ningún problema. Sería problema si nos abandonaran en el desierto sin conocer nada ni a nadie. Pero donde nos abandonan es en la bonita ciudad de Vigo, podríamos pasearla eternamente.
-Fabiola: ja ja, pero yo no me conformo en pasear eternamente, yo quiero conocer a gente de aquí, ¿como lo haremos?
-Rosanna: mmm, no creo necesario dibujar ningún plano para esta tarde. No ponemos todas bien bonitas y veréis como todo saldrá solo.
-Perpetua: bien bien, llevaré mi cámara de fotos por si conocemos alguien.
Se nos es ofrecida media hora para almorzar. Cuando estamos cogemos cada una de nosotras el equipaje de mano de las habitaciónes y agrupadas y con los profesores delante nos encaminamos, por las calles de Vigo, hacia la exposición que tenemos programada para hoy. Mientras caminamos por la calles miramos los gallegos un poco como si estuviésemos en un zoo y aquí la gente no respirara aire. Pero excepto la superior abundancia de pescaterías y otras tiendas dedicadas a enseres relacionados con el mar, la gente tiene una cabeza y dos ojos como nosotras. Nuestro pelotón pasa por delante de una marisquería y a más de una de nosotras aficionada a tal plato se le van los ojos, porque es que la cosa parece un verdadero zoológico.
-Profesor.Teocracio: mañana miércoles iremos a comer a una famosa marisquería situada frente a la ría. Conoceréis bichos que hasta el momento sólo habíais visto en películas de ciencia ficción.
-Perpetua: qué rico que va a estar. Yo me quiero llevar la cáscara de un centollo grande grande.
-Rosanna: no creo que haya ningún problema, con pedirle al camarero que te lo dé en una bolsa habrá suficiente.
-Paciana: pero limpias la cáscara bien, que no quiero que nuestra habitación huela a pescado.
-Perpetua: tranquila que no va a quedar ni pizca de material orgánico. Lo blando lo guardaré aquí dentro.
Dice Perpetua señalándose la barriga.
En media horita de pata llegamos a la exposición a que hemos sido congregadas. Se trata de un recinto en que una caja de ahorros gallega, Caixanostra, ha instalado una exposición sobre diferentes objetos artesanos típicos de la región. Una vez dentro recorremos todos sus pasillos y de verdad quedamos encantadas con su conocimiento. El tema principal trata sobre diferentes útiles antiguos dedicados principalmente a su uso en el mar, pero también en el huerto.
-Profesor.Heriberto: y este cacharro, ¿a que no me sabéis decir para qué sirve?
-Inés: ¿para tender la colada?
-Heriberto: no, este útil sirve, o servía para limpiar las redes.
-Inés: ¿redes? ¿internet?
-Toda.la.clase: ja ja ja ja ja ja ja ja ja.
-Heriberto: ja ja, no Inés, en ese tiempo no existía internet, en ese tiempo de redes sólo existían las de pesca. Lo de la red de ordenadores vino después, mucho tiempo después de que se inventaran las redes para pescar.
La visita a la exposición prosigue en muy agradable ambiente festivo, debido a la particularidad de que hoy no tenemos que tomar apuntes de nada, un viaje de placer, como dijo el profesor ayer. Pero como todo lo bueno, se termina. A la que llega la hora programada los profesores nos reunen de nuevo en la entrada de la exposición. Volvemos de nuevo al colegio pero por otro camino en que conocemos diferentes más calles de Vigo.
-Rosanna: lo bueno esta por ver, esta tarde sí que estaremos libres y podremos hacer lo que queramos.
-Fabiola: aún no sabemos donde ir ¿se te ha ocurrido algo?
-Rosanna: mmm, pues la zona donde se encontraba la exposición pintaba bonita. Podemos volver y pasear por ella, no por la exposición por supuesto, sino por sus alrededores.
-Paciana: sí, estoy de acuerdo. Podemos tomar un té en las terrazas que allí había, y quizás hay suerte y conocemos algún gallego.
-Rosanna: no sé si llegaremos a conocer a nadie, aquí la gente se ve mucho por la faena.
-Perpetua: sí que conoceremos, si no atacan ellos atacamos nosotras, ¿verdad?
-Paciana: yo lo quiero alto, guapo, delgado y con el pelo largo.
-Rosanna: y que monte a caballo y use arco de flechas, como el príncipe azul ¿verdad?
-Paciana: no te burles, es seguro que existe alguien así en el mundo, todo se trata de encontrarlo.
-Fabiola: creo que tendrás que buscarlo como al centollo sagrado, en una película de ciencia ficción.
-ja-ja-ja-
A la que llegamos al colegio vamos directas al comedor. Se nos es servido un arroz con vegetales más bien normal, supongo que lo bueno vendrá mañana en la marisquería. Nos retiramos a nuestras habitaciones y en media hora estamos las 4 en la calle, dispuestas a pasar la tarde libre. Como habíamos hablado nos dirigimos a la misma zona donde esta mañana hemos visitado la exposición. Una vez ahí damos 4 vueltas y a la que estamos cansadas nos sentamos en una de las terrazas con que cuenta el barrio.
-Perpetua: qué Paciana ¿ya has detectado tu príncipe azul?
-Paciana: pues he visto chicos muy guapos, todo se trata de saber lo que tienen dentro.
-Fabiola: dentro tendrán hígado, intestinos, páncreas..
-Paciana: ay cállate, que ya me entiendes. Se trata de saber si es buena o mala persona.
-Paciana: y ¿qué es para ti buena persona?
-Paciana: que sea responsable, honrado, que piense en los demás. En fin, qué te voy a contar, lo que nos enseña la bíblia.
-Rosanna: muchas cosas bonitas nos enseña, sí, pero en el mundo en que vivimos actualmente se está perdiendo todo. Ser responsable, honrado, etc, se está convirtiendo en tener defectos. Hoy en día lo que se prima es ser un desalmado, no pensar en nadie más que en ti, ir siempre a sacar el máximo beneficio a lo que sea y ganar sobre los otros si es necesario pasándoles por encima.
-Perpetua: no lo pintes tan negro Rosanna. Siempre existirán personas buenas en algún sitio. Porque si existen malas eso quiere decir que existen buenas.
Estamos las 4 sentadas en la mesa de la terraza hace unos 5 minutos cuando se nos acerca un barman para pedirnos qué queremos.
-Barman: buenas tardes. ¿Qué desean ustedes?
-Rosanna: ponnos una tetera grande y 4 tazas que nos serviremos. ¿Estáis de acuerdo no?
-sí-claro-
El barman regresa en unos 10 minutos con la olorosa tetera que le hemos pedido. Nos la vamos tomando y charlando de cositas pero nadie parece atreverse a asaltarnos. Quizá es que 4 chicas guapas dan demasiado miedo y no se atreven a hechar la caña, o quizá es que, como he dicho antes; aquí la gente está mucho por la faena.
-Perpetua: esto, yo me voy al lavabo.
-Paciana: yo también debo.
-Fabiola: y yo, ¿te quedas aquí Rosanna, a guardar la mesa?
-Rosanna: sí claro, ir tranquilas.
Me abandonan mis tres amigas sola en la mesa que ocupamos, y cuando me veo ahí, un ligero presentimiento me asalta. No le doy importancia y alargo la mano para servirme un poco más de té. Estoy sorbiendo de mi rellena taza cuando un chaval se sienta en la silla de Perpetua.
-Chaval: hola.
-Rosanna: hola, qué tal.
-Chaval: mucho té ¿no? para ti sola.
-Rosanna: no es todo para mi, también están mis amigas, que han ido al lavabo.
-Chaval: ah bueno, yo me llamo Fidel, ¿cómo te llamas tú?
-Rosanna: Rosanna, ¿eres de aquí? de Vigo?
-Fidel: sí, desde hace 15 años, o sea, desde que nací.
-Rosanna: que bonito, pues yo y mis amigas estamos aquí de viaje de fin de curso. Hemos venido todo el colegio para pasar 10 días aquí, en Galicia.
-Fidel: y cómo se llaman tus amigas....
La conversación sigue planeando apaciblemente con un que parece muy buen chico hasta que llegan Paciana, Perpetua y Fabiola. De lejos les leo en la cara una sorpresa de cuidado, pero cuando se sientan seguimos hablando y nos conocemos todos un poquito. Fidel ya no estudía sino que trabaja en el astillero de vigo, donde se construyen los barcos.
-Fidel: pues si estáis de vacaciones podríamos quedar un día, con mis amigos e ir a dar una vuelta.
-Paciana: pues estaría muy bien. Nosotras no conocemos nada de aquí y nos lo podríais enseñar.
-Fidel: claro claro, tengo un par de amigos muy buenos. Qué os parece si quedáramos todos mañana por la tarde aquí en este mismo café.
-Paciana: pues estaría fabuloso y...
-Rosanna: esto Paciana, no sabemos qué nos tienen preparado los profesores para hacer mañana. Quizá mejor, Fidel, que nos des tu teléfono para, si disponemos de la tarde libre, llamarte y quedar.
-Fidel: sí claro, apunta...
Seguimos hablando con Fidel el resto de la tarde. Durante ella entre Paciana, Fabiola y Perpetua intercambiamos algún que otro guiño de ojo, pues este chico es precisamente lo que queríamos. Cuando terminamos pagamos la cuenta y nos despedimos de Fidel como marca el protocolo con un par de besos.
-Paciana: hasta mañana... o hasta que te llamemos.
-Fidel: adiós a todas.
Durante el ratito que tardamos en llegar al colegio nuestra conversación se anima decenas de metros por encima del nivel del mar, debido al gratificante conocimiento que hemos tenido con Fidel.
-Perpetua: tiene dos amigos, y nosotras somos 4. Creo que una de nosotras se va a quedar solita.
-Rosanna: si me disculpáis, quizá sea yo que me quede solita. No veo en absoluto la necesidad de establecer relación sentimental con uno de estos chicos.
-Paciana: pues Fidel para mi, y los otros dos que quedan para ti, Perpetua, y para ti, Fabiola.
-Fabiola: parecería que va como anillo al dedo... si fuesen 4. ¿De verdad que no te disgusta Rosanna?
-Rosanna: que no, te digo que no. Créeme que prefiero quedarme desparejada.
-Fabiola: bueno, tú sabrás lo que te haces.
Cuando llegamos al colegio cenamos temprano y después nos reunimos en una gran habitación en que nos pasan una película con un proyector en la pared. Mientras miramos la película voy poniendo calificaciones al día; Lo hemos pasado muy bien en la exposición, durante la tarde hemos conocido a un chico que nos presentará a dos chicos más, e incluso Perpetua y Fabiola han dejado de pelearse. Todo pinta de color rosa para estos diez días.