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Mobbing sexual (8: la chica del hotel)

en No Consentido

Tres bonitas chavalas charlan de sus cosas tumbadas en su toallas en la playa de "la roca".

-Margarita: pues yo no me veo trabajando como la gente grande. Seguro que hay muchas cosas que no sabes y debes estar preguntándolas continuamente.

-Verónica: claro que hay muchas cosas que no sé, pero piensa todas las cosas que ahora sabes, un día u otro las tuvistes que aprender.

-Lara: sí vale, pero, ¿no se aprovechan a veces de ti los grandes y te hacen bromas? aprovechándose que no sabes nada de nada?

-Verónica: uhm, alguna que otra vez me hacen alguna bromita, pero son cosas inocentes sin mala intención de las que yo también me río.

-Lara: pues yo no lo soportaría, alguna vez me han hecho una broma y, fuu, no las soporto.

-Margarita: ja ja, habrán dejado de hacerte bromas por la cara que les pones cuando te las hacen.

-Lara: ¡no es verdad!

-Verónica: ay va, no os peleéis, ¡vamos al agua!

Dice Verónica poniéndose en pie de un salto y lanzándose a correr hacia la orilla. Lara y Margarita la siguen con la misma velocidad. Verónica es la primera en con gran estruendo y salpico meterse de cabeza dentro el agua.

-chaffff-

Lara y margarita la siguen haciendo el mismo agujero en el agua en el sitio en que hace un momento ha entrado Verónica-

-chafff-chafff-

A Verónica le da por retar a sus amigas y emprende una carrera hasta las boyas, segura de su victoria utiliza su depurada técnica de croll para ganar. Cuando llega a la boya roja saca la cabeza del agua y lo triunfa.

-Verónica: ¡he ganadoooo!

Lara y Margarita llegan tan sólo dos segundos después. Cuando sacan la cabeza ante ella, pasa un cruel pensamiento por la cabeza de Verónica, de decirles: ¡ahora carrera hasta la playa! Pero viendo el desalentado respirar de sus amigas decide ahorrarse tan mala idea y vuelven a entablar las chavalas conversación al lado de la boya.

-Verónica: ¡quien es la mejor nadadora del mundo!?

-Lara: ay cállate.

-Verónica: ¡quien es la más eficiente trabajadora y rentable?

-Margarita: bueno, en eso tienes razón, de momento eres la única de nosotras que trabaja.

-Lara: yo también trabajo, a menudo voy a hacer compras para mi madre.

-Margarita: ¿y a eso le llamas trabajo? yo me refiero a un trabajo cuando para ello se cobra.

-Verónica: pues supongo, Lara, que a final de semana te dan un dinerito ¿no? tu madre?

-Lara: sí, no cobro los €uros que cobras tú pero me da para bastantes cosas.

-Verónica: todas llegaréis, o mejor dicho todas llegaremos, porque lo que actualmente hago no tiene la tipología total de empleo. Porque es un empleo de temporada, sólo el verano y en septiembre tendré que volver al cole de nuevo.

-Margarita: a mi me gusta mucho el colegio, no soportaría 12 meses al año de colegio, pero tampoco soportaría 12 meses de verano.

-Lara: los ricos los tienen esos 12 meses de verano, y se los ve super encantados con ello, ja ja.

Charlan las chavalas cogidas de la boya roja y moviendo continuamente los pies para no hundirse.

-Margarita: sí bueno, si te he de decir la verdad, yo no sé si sería capaz de vivir en una gran mansión, sin poder ir con mis amigas a pasear, o a comprar cosas al mercado y el supermercado.

Gracias a la conversación que han tenido, Verónica piensa que sus amigas ya han descansado lo suficiente, por lo que las vuelve a retar por una que no cree tremendamente cruel sorpresa.

-Verónica: otra vez ¡hasta la playa!

Y se lanza de nuevo en su veloz croll para tratar de ganar la carrera por ella propuesta. Pero en esta ocasión no parece haberlas pillado desprevenidas y la carrera está ahora más igualada. Lara sí va nadando tras de Verónica, pero Margarita está a su misma altura y se le empieza a adelantar.

-chaf- -chaf- -chaf- -chaf-

Finalmente la ley de la más fuerte vence y es Margarita la primera en tocar tierra. Una vez se iergue en la arena peró, permanece quieta jadeando la carencia de aire que la ha afectado durante una carrera en que ha dado el 110% de si misma, y es que no podía permitir a Verónica ganar de nuevo. Aunque no es la única en llegar agotada pues Verónica y Lara después, llegan igual que ella pidiendo unos pulmones más grandes. Margarita es ahora quien toma la iniciativa y arreglándoselas como puede consigue llegar a la toalla y se deja caer en ella.

-tumb-

Verónica y Lara la siguen para desplomarse igualmente una a cada lado de Margarita.

-Lara: fuuuu, fuuu, fuuu, el próximo día, fuu, ganaré yo, fuuu.

Después de un rato de reposo, la alegre charla de las chavalas retoma su perdido ritmo y vuelven estas a contarse cual es el chico que gusta más a cual de ellas y chiquillerías semejantes. Pero la hora de partida de la playa se aproxima y después de darse todas una ducha en las instalaciones públicas que ahí se encuentran, se despiden para irse; Margarita y Lara a casa de esta, y Verónica al hotel a retomar la jornada de la tarde.

-Margarita.Lara: ¡adiós!

-Verónica: ¡adiós chicas!

Verónica se encamina directamente hacia el hotel que la ha contratado sin por ello pasar por ningún sitio más. Por el camino se tropieza con una trope de turistas extranjeros, de aproximadamente su edad. Estos se paran ante su pasar y empiezan a decirles cosas, que Verónica no entiende ni una palabra. Ella trata de prestar atención a esas que tan sonrientes le hablan caras, pero de sus bocas no salen más que ininteligibles palabras que no importa si son bonitas o feas, el caso es que no las entiende. Pero bienaventurada cree que son bonitas y no puede hacer más que entregarles la misma sonrisa que le dan ellos, y decir.

-Verónica: lo siento, no entiendo nada, adiós.

-Adiós- consiguen decir los turistas extranjeros. Han aprendido una palabra muy importante pero no suficiente para que Verónica se detenga a hablar con ellos. Recuperado por Verónica su camino hacia el hotel no tiene algún más contratiempo. Cuando llega saluda con la misma sonrisa a todo aquel con que se encuentra. Saluda a la recepcionista Isabel; ¡hola Isa! Saluda al cocinero Braulio; ¡hola Braulio! Y saluda al encargado de mantenimiento general Leonardo; ¡hola Leo! entre otras muchas personas. El primer sitio al que se dirije Verónica es el vestuario del personal, donde no tiene que cambiarse de ropa sino dejar en su taquilla los efectos personales como su mochila playera y llaves de casa que la incomodarían en su tarea.

Una vez preparada Verónica sale al pasillo y mientras se dirige a recepción, centro de operaciones del hotel, se presta a punto para quien tenga órdenes para ella. Se cruza con Gonzalo, uno de los operarios de mantenimiento eléctrico del hotel, de quien le saparan apenas un par de años. Por lo que se detiene un rato a hablar con él de golosinas. Mientras habla con Gonzalo, Leonardo, el gerente del mantenimiento del hotel, pasa por su lado y viéndolos tan desatareados le da un par de órdenes a Gonzalo y se queda con Verónica para darle otras instrucciones a encargarse.

-Leonardo: vete a la habitación 205 y, revisa no que esté limpia, sino que esté perfecta. Porque van a ocuparla unos clientes de postín con los que es conveniente ofrecer una imagen intachable. Si necesitas algo cógelo del almacén e incluso engalánala un poco.

-Verónica: de acuerdo, se hará lo dicho.

Verónica deja al gerente de mantenimiento y se dirije a dicha habitació situada en el segundo piso. Con las llaves que le han sido entregadas abre la puerta y se topa con una que no se adapta a la imagen perfecta que le han dicho que tiene que tener. El balcón está abierto, es verano pero no es de rigor que un cliente se encuentre el balcón abierto al ir a ocupar su habitación. Verónica cierra el balcón y revisa que el resto esté en ese que le han repetido perfecto órden. La habitación parece correcta y Verónica abre la puerta del lavabo para darle, si la merece, nota 10 a la recámara. Verónica entra en el lavabo para revisar con lupa que no haya ni una mota de polvo, y está ella revisando cuando oye que la puerta de la habitación se abre. Verónica sale del lavabo para ver quien puede ser, quizá los clientes que le han informado pero no, es el señor Leonardo, el gerente de mantenimiento general.

-Verónica: hola Leo, está todo bien, no le veo ningún problema.

Verónica mira extrañada el inusual comportamiento de Leonardo. Este ha cerrado tras de si la puerta de la habitación y se acerca a ella al parecer con un propósito concreto.

-Verónica: dígame, ¿hay que hacer algo más?

-Leonardo: no, no hay que hacer nada, tú sólo estate quieta.

Leonardo toma la cintura de Verónica con fuerza y la atrae hacia si para intentar besarla. Verónica se resiste y apartando la cara logra escapar al menos, de ese primer beso que le quería dar Leonardo.

-Verónica: ¡oiga! qué hace!

-Leonardo: estate quieta.

-Verónica: ¡pero oiga, qué intenta!

Existe un tenso forcejeo entre el señor Leonardo y Verónica y esta acaba cayendo al suelo.

-tumb-

Se queda unos segundos atónita en el suelo mirando a quien la ha lanzado al él.

-Verónica: ¡pero, qué se propone señor Leonardo?

-Leonardo: nada malo, ¿no te habían violado nunca?

-Verónica: ¡claro que no!

Verónica trata de levantarse para huir por la única puerta que hay en la habitación o al menos intentar abrirla. Pero cuando se ha puesto en pie Leonardo la vuelve a tomar de los brazos y trata de besarla de nuevo. Ante esta nueva agresión decide que sólo tiene una salida; gritar.

-Verónica: ¡socorr...

Leonardo le pone la mano en la boca con tanta fuerza que si no tratará esta de tapársela hubiera sido una recia bofetada. Ahora con la mano en la boca, Leonardo inicia el que empezaba a sospechar objetivo que planea; le toma una teta y mirándola a los ojos se la soba vicioso ante unos que le miran aterrados ojos. Verónica parece reconocer un ligero despiste en Leonardo mientras le soba la teta, por lo que abre la boca y le muerde la mano.

-Leonardo: ¡ayy!

Leonardo saca la mano de su boca y vuelve ella a intentar gritar, pero esta vez su grito es silenciado por no una amigable mano, sino por un cerrado puño que de un golpe la tira al suelo.

-THUND-

Verónica queda unos instantes inconsciente reconociendo quien es y donde está, cuando consigue abrir los ojos y ve a Leonardo de pie ante ella, lo recuerda todo de un instante. Tiene la dentadura dolorida y le duele horrores la mejilla, por lo que no se atreve a hacer lo que antes le ha povocado tales lesiones; gritar. Leonardo la toma de los brazos y la levanta para erguirla ante él.

-Leonardo: Verónica cielo, hazte a la idea y si no te resistes no te pasará nada malo.

La cara de Verónica trata de transmitir con la sola mirada todo el odio del mundo que se le puede profesar a un hombre, pero no parece tener ello efecto pues Leonardo se le vuelve a acercar y la besa en la boca. Verónica siente tremenda repugnancia cuando nota esa lengua agresora que se le mete en la boca, pero de la misma manera que han sido privados de resistencia sus brazos, su boca se torna sumisa y se abre para dejar que haga esa lengua dentro de su boca lo que quiera.

-Leonardo: así querida, déjate hacer, déjate hacer y no pasará nada malo.

Mientras Leonardo prosigue su beso, le desabrocha la blusa y vuelve a sobarle esos que ya le sobó pechos, pero ahora por encima del mismo bañador que aún tiene puesto. Los brazos de Verónica caen inválidos a sus lados, no atreviéndose a resistirse ni, por Dios no, a abrazarlo. Es por eso que nada impide a Leonardo a, después de sacársela, dejar caer su blusa al suelo y descolgarle los tirantes del bañador de los hombros. Cuando nota Verónica que Leonardo le acaricia unos sobre misma piel pechos nota que las cosas se están poniendo serias, porque hasta el momento ese ha sido el punto máximo de frescura al que le ha llegado un chico. Leonardo la invita cariñosamente a sentarse en la cama y ella obedeze sumisa no sea que le suelte otro de esos que le ha dolido tanto puñetazo. Leonardo se agacha a su lado y empieza a mamarle de uno de los pechos. Cuando nota Verónica que una lengua y una boca de más de 10 meses le está chupando el pecho, empieza a excitarse y a decidir que será mejor hacerse a la idea de que Leonardo la va a violar. Mientras ella cierra los ojos y siente cálidamente como un hombre que le triplica la edad le chupa un pecho, medita y resuelve que lo mejor va a ser no ofrecer resistencia, para con ello no le quede ningún trauma sexual ni infantil. Mientras Leonardo sigue pegado a su pecho, Verónica levanta las que hasta el momento habían estado inválidas manos y toma esa cabeza que mama de ella.

En ese mismo instante Leonardo levanta la mirada y mira los que la miran con inevitable conformidad ojos de Verónica.

-Leonardo: muy bien pequeña, lo has comprendido.

Verónica resta callada ante el aseguramiento de él, y sólo contempla como Leo levanta la cabeza y le vuelve a dar un beso en la boca. Esta vez además de abrir la boca, saca la lengua y la estrecha con esa que en el fondo le está entrando a traición. Mientras Leonardo besa a Verónica a la francesa, va sacando totalmente la ropa de la chavala para, con su ayuda levantando las piernas, dejar que la falda de esta caiga al suelo. El bañador de la chica también es bajado lentamente a medida que las manos de Leonardo se van metiendo cada vez más hacia abajo. Cuando este tapa tan sólo el pubis de la chavala, Leonardo hace tan sólo el gesto de sacarlo para que Verónica levante el culo y pueda este salir facilmente. Entonces Leonardo le mete el dedo a la misma chavala que abrazada a él goza de la masturbación.

-Verónica: ah . . . . ah . . . . ah.

A la ayuda de él, Verónica posa la mano en el sitio que le indica para encontrarse una que ha salido del pantalón verga. Es Leonardo que le da la lección práctica de pajear subiendo y bajando su mano. Verónica aprende rápido e incluso aumenta el lento ritmo con que le ha sido dada la lección. Cuando Leonardo ve que la niña no necesita de más clases vuelve a encargarse de su rajita, metiéndole esta vez su dedo siguiendo el amoroso ritmo con que está siendo masturbado.

-Verónica: aah . . . . . aah . . . . ah.

Verónica aprende que cuanto mejor masturbe a su amante, mejor la va a masturbar él, por lo que le coje la verga con cariño y trata de adoptar el mismo ritmo con que se le mete el dedo dentro.

-Verónica: aaah, sí, aah, así.

Leonardo, asintiendo a tal honorable comportamiento de la niña, le mete el dedo lo más hondo que puede a la vez que practica lo mejor que sabe la masturbación femenina.

-Verónica: mmmm, mmmmm, mmmmmm.

-Leonardo: je je, tú también lo haces muy bien, reina.

-Verónica: por favor, no pare, mmmm, mmmm.

Leonardo masturba como es pedido a la chavala hasta que cree que es hora de pasar a la siguiente lección.

-Leonardo: ¿quieres chupármela?

-Verónica: sí, quiero.

-Leonardo: pues adelante, agáchate.

Verónica se agacha entre las piernas de su comandante y se le mete la verga en la boca. Mientras Leonardo es mamado le canta glorias a la niña.

-Leonardo: muy bien Verónica, has comprendido la actitud que debes tener, uhmm.

Leonardo le posa la mano en la cabeza y sabiendo que las caderas de la chavala van a ser suyas en pocos minutos, no la cala con brutalidad sino con cariño. Verónica siente ese cariño con que es acariciada y toma una mano de su violador con la suya, mientras con la otra mantiene descapullada la polla para que entre brillante en su boca. Verónica se siente querida en esta primera relación ultra-íntima que tiene, por lo que se entrega a su amante como si fuera su enamorado. Leonardo goza un rato precioso de la mamada que le está dando la niña, pero cuando nota que la chavala vale para mucho más que para mamar una polla, le saca la cabeza y le dice con todo el tacto que conoce.

-Leonardo: tranquila hija. ¿No has hecho nunca el amor verdad?

-Verónica: no, nunca.

-Leonardo: pues te lo voy a hacer de la mejor manera que hay. Tú sólo debes pensar que soy tu príncipe azul, el ser querido que has estado esperando durante toda tu vida. Hazte la idea de que me amarás para siempre y gozarás tu primera vez de como muy pocas mujeres gozan.

-Verónica: de acuerdo, yo te quiero y te he querido siempre. Y pasaremos, sinó toda la vida, todo el verano juntos.

Dice la chavala mirando con unos que revelan su interna excitación ojos.

-Leonardo: muy bien, eso es verdad. Durante todo este verano te amaré muchas veces y en cada una de ellas te harás más mujer cada vez.

-Verónica: gracias, te agradeceré plenamente que me hagas mujer hoy, y cada día del verano en que en tus brazos me volveré más mujer.

-Leonardo: muy bien rica, ni yo lo hubiera dicho mejor.

Leonardo toma a Verónica de la cara y cerrando los mismos ojos que cierra la chica cuando sus labios se juntan con los suyos, le da un beso. La niña está muy excitada y se tira violentamente encima de su amante. Él opta por recibir durante un minuto entero el amor de la chica, para corroborar que es cierto lo que dice y, lo que hace. Cuando la ha certificado le da la vuelta y la tumba en la blanca cama. El amante se saca la desabrochada ropa que aún llevaba y con experto automatismo juega con su verga en la panocha de la niña.

-Verónica: mm, mm, mm.

-Leonardo: ahora te la voy a meter un poquito, te va a doler también un poquito, pero tú intenta no gritar mucho.

-Verónica: vale.

A la primera introducción le mete el capullo y un par de dedos de verga.

-Verónica: uhmm.

-Leonardo: ¿te ha dolido?

-Verónica: no, me ha gustado.

-Leonardo: pues el dolor tiene que venir, pero recuerda, tranquila.

-Verónica: estoy tranquila.

Leonardo vuelve a introducir verga ahora hasta la mitad de la gorda poronga.

-Verónica: aaaaah.

-Leonardo: te ha dolido ¿verdad?

-Verónica: sí, un poco.

-Leonardo: bien, ahora continuaré y te la meteré toda. Te dolerá más que hasta el momento, pero recuerda que no debes gritar.

Leonardo sabedor de que la voluntad humana tiene un límite, pone su mano, como la puso antes, tapando la boca de la chavala. Cuando tiene la boca de la niña asegurada, vuelve a empujar para meterla toda.

-Verónica: uhhhhhhhmmmm.

Cuando se la tiene toda dentro Leonardo se detiene. Observa paternal como diversas lágrimas caen de los vidriosos ojos de Verónica. Y para que no la afeen unas frías lágrimas se acerca a su cara y se las chupa. Mientras se las chupa su cadera hace algún que otro movimiento, que Verónica confiesa en débiles gemidos por lo que él le destapa la boca para dejarla cantar.

-Verónica: uh, ya está creo, ahora cuando te mueves me gusta mucho. . . uhmm.

Ante la información de la chavala, Leonardo empieza a moverse hacia adelante y hacia atrás primero con medida pausa. A cada uno de los medidos entrares Verónica suelta un agudo gemido declarador de que siente ella el amor de un hombre.

-Verónica: ih, ih, ih, ih, ih.

-Leonardo: muy bien chica, te estás convirtiendo en una mujer.

-Verónica: sí, iih, iih, iih, ah, iih, iih.

La cintura de Leonardo salta juguetona encima de la cintura de la chava. El botar de una piel contra la otra no llega a oírse pues es en este mismo momento que se unen las pieles cuando la chavala exala el agudo chillido.

-Verónica: iiih, iiih, iih, iih.

-Leonardo: Verónica cielo, no grites tanto a ver si nos oyen.

Verónica utiliza la totalidad de sus recursos para silenciar ni que sea un poco los picantes gritos. Consíguelo cerrando la boca y si bien Leonardo los oye cada vez que le mete la verga, aprecia que no llegan estes a salir por la puerta. Confiado en la establecida seguridad Leonardo aumenta su ritmo amatorio entrando y saliendo de la chavala con reforzado vigor. Verónica suelta unos que son insonoros gemidos por el momento porque ella los silencia.

-Verónica: hmmm, hmmmm, hmmm, hmmm.

Leonardo se anima por la dulce fricción que hace la prieta vagina de la chica en su verga y adopa su ritmo una velocidad animal. Ella sigue con la boca cerrada enmudeciendo el hondo placer que siente entre piernas hasta que, un orgasmo la asalta apropiándose de todas las voluntades de su cuerpo. Entonces los gritos vuelven a salir de su boca al más elevado volumen que en ningún otro momento salido.

-Verónica: ¡aaaaah, ¡aaaaaah! aaaaaah!

-Leonardo: uh, cállate . .

-Verónica: oooh, síííí, es increíble, sííí, síííí.

Leonardo trata de taparle la boca como él mismo hizo ante de pegarle un puñetazo pero en ese mismo momento las contorsiones vaginales que tiene la chica al llegar al máximum hacen que al macho también le venga el éxtasis.

-Leonardo: uhmmm, uhmmm, uhmmm.

En pro de su seguridad Leonardo se abandona a una requete-placentera culminación de la cogida y no siente peligro alguno en los fuertes gritos que da la chica en declaración del extremo placer que siente, no entre sus piernas, sino en todo el cuerpo.

-Verónica: ¡aaaaaaaaah, aaaaaaaaaah!, ¡aaaaaaaaaaiiih!

Son unos sonidos independientes a la relación que tienen ambos seres los que los sonsacan del acto de solitaria amatoria. Es la puerta de la habitación que se abre para dar paso a Manuela; una compañera de trabajo del hotel que trabaja en él desde hace un par de años. Manuela mira de la misma manera que la miran a ella la pareja tumbada en la cama.

-Manuela: ay va, me lo tenía que haber inmaginado.

Manuela sale de la habitación y vuelve a cerrar la puerta. Verónica y Leonardo sienten aún espasmos del éxtasis mutuo y él los aprovecha dando los últimos empujones en la panocha de ella.

-Leonardo: uhmmf, uhmmf.

-Verónica: ah, aay, sí, sí Leonardo, ha estado maravilloso, uhmm.

Cuando el movimiento se ve por fin detenido es Leonardo el que se deja caer a una banda de la cama. Verónica se mira y ve la que hasta el momento era blanca cama manchada con una semitransparente y ancha blanca rojiza. Se levanta de la cama y, aún desnuda, toma un par de sábanas del armario e invita a Leonardo a que se levante, para hacer un poco más aceptable el estado de general de la habitación.

-Verónica: venga va Leo, que tienen que venir los clientes.

-Leonardo: uy sí.

Leonardo se levanta y se viste. Se dispone a abandonar la habitación al cuidado de la chavala cuando esta le dice.

-Verónica: ey, ¿donde vas? dame un beso.

-Leonardo: ay sí.

Leonardo se acerca a Verónica y tomándola con una sola mano de la cadera le da un insustancial y rápido pico.

-Verónica: hasta luego.

-Leonardo: hasta luego.

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