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Biografía de un sombrero (1: recuerdos infantiles)

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Tenía yo un vanidoso propósito, escribir una biografía de mi. Aún no hace ni 24 horas estaba convencido de que lo haría, de hecho, el texto que sigue a estas palabras introductorias, ha sido escrito entre las 14 y las 21 del día de hoy. Pero he visto la imposibilidad de ello por lo que mi biografía se reducirá a este 1er capítulo que trata de mis inocentes recuerdos de niñez.

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Voy a tratar de relatar mi vida, una idea que me asaltó hace mucho tiempo pero que nunca creí que lo haría creyéndolo demasiado largo/complicado. Pero me veo con fuerzas para ello y estoy convencido de que lo terminaré, o eso pretendo. En este primer capítulo enumeraré los recuerdos sueltos de la infancia imposibles de fechar comprendidos entre mi nacimiento, año 76, hasta el año en que dejé el E.G.B (educación general básica) y me incorporé a la secundaria, en el año 1990.

Mi primer recuerdo es este; estoy desnudo o en bañador, soy muy pequeño y estoy con mis padres y mi hermano bañándonos en un frío y paradisiaco riachuelo. A mi me dan miedo unos bichitos que patinan cual esquiadores acuáticos por la superficie del agua. Creo que también hay mosquitos o qué sé yo. Pero el agua está muy fría y me dan miedo los bichitos y me siento muy incómodo. Quizá grito, sí, seguramente. Quizá lloro, ni idea. Pero el caso es que recuerdo este lejano suceso porque tiempo después, aún un crío prenatal, le digo a mi padre acerca del río a donde fuimos ayer. Cuando empezaba a aprender a hablar para mi todo lo pasado era ayer.

Mi primer colegio no fue en E.G.B. sino en un parvulario o guardería, donde vas cuando aún no tienes que ir al colegio y más o menos aprendes algunas cosas. Tengo de esos tiempos algún recuerdo suelto como una vez que entre todos los niños hicimos una montaña con las sillas y simulamos que era una fogata, o una vez que estábamos jugando a pistolas, y yo maté a otro niño a la vez que uno me mataba por detrás... y yo no estuve de acuerdo. Otro recuerdo es de un niño que siempre arañaba con las uñas y que se llamaba #1 que se peleaba con todos, yo entre ellos. Algún recuerdo más como cuando nos hacían escribir un texto y yo me distraía bastante y acababa el tiempo del ejercicio y tan sólo había escrito la 1ª palabra: El.

Un muy especial y sensual recuerdo es de cuando por primera vez le vi la cosita a una niña. Era carnaval y estábamos todos los niños en un viejo teatro haciendo el espectáculo. Las madres también estaban con nosotros y en un momento, una madre cambiaba de ropa a una niña. Éramos todos enanos que apenas sabíamos hablar pero yo me quedé pasmado cuando vi la niña sin pantalones ni falda y me fijé en-medio... y bueno, lo que vi.. todos sabéis lo que es y los que no sólo tenéis que buscaros fotos ilegales de menores desnudas y lo sabréis.

Recuerdos sueltos, lo repito, sin ninguna relación entre ellos porque me es imposible decir cuando pasó una cosa y cuando la otra. Otro recuerdo un poquillo picante, tranquilos, no todos son así, pero los hay sin duda bastantes; Yo y mi hermano éramos atendidos por una niñera. Creo que tuvimos 3 o 4 diferentes hasta llegar a la que hoy día, tengo 30 años, aún me hace la limpieza de la casa dos días a la semana. Pues bien, en mi casa había pestillos en casi todas las puertas. Para que no entrásemos en donde no teníamos que entrar o se nos pudiera encerrar ahí como castigo. O sea, el wc por ejemplo tenía un pestillo que se podía cerrar por dentro pero también uno que se cerraba por fuera ¿?. Pues el caso es que un día la niñera se encerró en el wc con mi hermano, yo me puse histérico y aporreaba la puerta porque quería jugar con ellos, vete a saber a qué jugaron, pero que yo me enfadé mucho y creo recordar que se lo dije a mi madre, que se habían encerrado en el lavabo y no me dejaron jugar con ellos... Bueno el caso es que esa niñera al día siguiente, creo, ya no vino. Nunca sabré la verdad sobre el tema.

Mi padre, alguna vez me metía alguna ostia, porque no me comía lo de plato o porque hacía alguna trastada, no sé, pero el caso es que de vez en cuando, más de vez en cuando de lo que me hubiera gustado, me daba una, que en mis tiempos consideraba, fuerte bofetada. Mucho tiempo después me daría una última bofetada siendo yo un adolescente, pero fue la última porque le di un rabioso empujón. Las tortas de mi padre la verdad es que no me caían nada bien, y en una ocasión, un amigo de mi madre y también muy amigo mío y de mi hermano, me dio una bofetadita, sin ninguna mala intención, pero yo me la tomé muy mal.

Sensual recuerdo número 3; con un amigo de colegio, ya en E.G.B. nos propusimos levantarle la falda a la chica más guapa de la clase. Hicimos el plan de "y cuando digamos ya nos ponemos a correr los dos y lo hacemos". Dijimos ya pero sólo se puso a correr él y él le levantó la falda a la #2 y le tocó el culo. Pero para mi desgracia corrió la misteriosa voz de que habíamos sido los dos y a los dos nos castigaron a escribir una redacción sobre el tema.

De pequeño iba yo a un colegio de curas, mis padres eran más bien laicos pero me pusieron en ese colegio porque era más respetable que los públicos alternativos. La verdad es que no se lo agradezco porque en casa recibía una educación pro-laica y en el colegio católica, y no es manera.

Las navidades las solíamos pasar toda la familia en casa de mis abuelos. Con mis padres, mis tíos, mis primos y cuando llegaron al mundo, más primos. En una de estas ocasiones y siendo yo muy muy chico, me desperté cuando los otros niños estaban ya durmiendo, creo que mis 2ºs primos aún no habían nacido. Y bueno que me trasladé del dormitorio donde dormía hasta el salón donde estaba toda la familia celebrándolo. No lo recuerdo bien pero sí sé que se alarmaron de mi llegada porque estaban hablando de algo que yo no podía oír. Seguramente de los regalos que me habían traído o quizá de otra cosa.. nunca lo sabré.

Vivíamos, yo y mis padres, en un apartamento que estaba encima de la ferretería que regentaban entre mi padre y mi abuelo. Yo a menudo bajaba a la ferretería a jugar pero en una ocasión que rompí un cristal con una de mis canicas de hierro me fue prohibida su asistencia constante. Mi abuela también solía estar por allí trabajando y a mi me daba cierto miedo su desagradable cara, o trato, o qué sé yo, pero que no me gustaba nada. En una ocasión subí a casa y no había nadie y no encontré la llave donde solía estar escondida. Yo me puse a llorar y a aporrear la puerta con potentes gritos porque no quería bajar a la ferretería a pedir la llave, me pasé un buen rato llorando pero nadie abrió, no recuerdo nada más.

Mis veranos azules; los solía pasar en Mallorca con mi familia materna. Ahí tenía un montón de primos y estábamos todo el día jugando o yendo y viniendo de la playa. Con mi primo #3 le robamos el interviu a mi abuela, ella lo tenía como supongo que sabéis una revista de la prensa rosa, pero como también sabéis en el interviu sale cada semana un reportaje de una chica en pelotas. El caso es que yo y mi primo riéndonos a mandíbula batiente nos comimos la revista a besos (literal). Otro recuerdo de Mallorca no es tan dulce; yo tenía allí a mi tío #4 que vivía con mi abuela/su madre. Y en un atardecer después de cenar nos pusimos a ver en la tele una película suya. La película se llamaba "quien puede matar a un niño" y es de miedo, mucho miedo. El caso es que a partir de su visionado tuve insomnio y miedo a la soledad durante un tiempo.

¿A quien no le gusta reír de pequeño? a mi me gustaba y aún hoy me río mucho, pero bueno, os relato que me gustaba mucho ver los programas de risa de la tele, entre todos recuerdo especialmente "los payasos de la tele" y esa frase que decía cada día en que gritaba a todos los niños del plató: "¡cómo están ustedes!!!!" y todos los niños respondían "¡¡¡bieeeeeen!!!". Me regalaron mis padres una cinta de casete en que salía uno de los que me ha criado; Eugenio, el contador de chistes. Eugenio era uno de los más famosos humoristas españoles de aquellos años y yo recibí una cinta en que contaba él chistes uno tras de otro durante una hora aproximadamente. A partir de ahí me volví también un cuenta chistes y era el que mejor los explicaba de la clase, y últimamente me he inventado un montón. Por ejemplo; este soy yo que estoy trabajando en la tienda y de pronto se me acercan a pagar a caja una mujer con su hijo en brazos. Yo le digo al niño; hola guapo, ¿cómo te llamas?. El niño apenas sabe hablar y levanta toscamente la mano para imitar el gesto de saludo y dice "gue gue". Yo le digo a la madre; es precioso ¿ya sabe escupir al suelo?

Recuerdos sueltos, lo repito por tercera vez; en la hora del recreo todos los niños jugamos a fútbol, en una de estas el balón sale fuera y yo lo recojo para "sacar". Pero otro niño llamado #5 que sabe más jugar al fútbol trata de sacármela para sacar él. Yo me opongo a la cesión del balón y empieza una pelea en que nos damos alguna que otra ostia y yo le rompo la ropa. Después ambos somos reñidos por los profesores y a mi en especial por haberle roto la ropa.... empezó él...

Todos hemos tenido en clase a un niño del que reírnos o al que gusta provocar. Hubo varios pero en básica uno de ellos era el #6, a veces nos habíamos reído junto a él pero hubo un día en que la cosa degeneró y pasó a ser ese elemento del que apetece pitorrearse villanamente. En concreto se extendió la leyenda urbana de que un chico grande le había obligado a chuparle la polla a otro chico. De aquí le llamábamos maricón, peta-culos, chupa-pollas, y la enemistad degeneró y como también corría la leyenda de que era hijo adoptivo le llamábamos hijo de puta o como se me ocurrió un día; hijo sin madre. Yo podía hacer eso porque corría mucho pero ay que me pillara porque era alumno repetidor y pesaba quizá 10 kilos más que yo.

Yo tenía un vecino que creo que lo que tenía es eso que se llama columna bífida, porque le costaba mucho caminar y llevaba unos hierros en las piernas. Siempre me había llevado más o menos bien con él, tratándolo con respeto y ayuda pero recuerdo una hora del recreo de un día, no sé cómo llegué a ese punto, que lo tiraba al suelo en el campo de fútbol y lo insultaba y montaba a caballo... la verdad es que no sé cómo hice eso, porque siempre lo he respetado y aún hoy lo trato con agrado tanto yo como él a mi.

Creo que era en 7º de E.G.B. que me convertí en el preferido de la profesora. Le hacía sus recados y en fin, era como una especie de conserje de la profesora #7, pero un día sucedió un desafortunado suceso que nos distanció. Una vez a la semana éramos, toda la clase, sometidos a un control dentrífico en que se nos entregaba un vasito de plástico con un naranja contenido y lo teníamos que beber, removerlo bien en la boca y escupirlo de nuevo. Uno de esos días nos son entregados los vasitos, y da que detrás tengo una niña que se llama #8 que es una de las guapas de la clase. Así jugando le cambio el vaso por el mío y reímos y tal pero da que la #8 tiene sentado al lado un chico que es tonto del culo además de gilipollas. Ese se inventa que yo he escupido en el vaso y se lo he dado y seguimos con el juego pero la bola se hace grande y se lo acaba creyendo y la profesora #7 lo capta y gritos gritos y me echa de clase y me ordena que me pare ante la puerta, me paso las dos horas que quedaban de clase, derecho ante la puerta del aula mirando como dan dos clases conmigo castigado. Mi cercana amistad con la profesora #7 termina aquí.

El deporte: siempre me había gustado el fútbol y a la hora del recreo siempre jugaba con el resto de niños, pero llego la edad de apuntarse a un deporte de forma extra-escolar. Yo quería apuntarme a fútbol pero mi madre parece estar extrañamente en contra de ello y mediante charla, de forma inconsciente se adueña de mi voluntad y hace que me apunte a la navegación a vela. Esta preferencia suya vendría muy probablemente al ser procedente de Mallorca y querer que me aficionara a cosas más cercanas a su tierra natal. La vela no me gusta nada y a raíz de ello no hago muchos amigos en su práctica. Primero navegué con una pequeña chalupa que se llamaba optimist y después con uno que se llamaba kaddet, pero la cosa termino de forma bastante seca por un espantoso suceso; Era un domingo y toda la plantilla junto a los monitores habíamos ido a un restaurante situado en la carretera cercana a nuestra población. Después de comer los niños salimos a jugar al prado y paso una cosa la mar de curiosa. Al lado del restaurante estaba instalado un taller mecánico de coches con muchos de ellos aparcado en su patio. No sé cómo empezó todo o si fui yo que empezó o si fue otro, no recuerdo nada. Pero como un juego todos los niños tomamos grandes piedras y destrozamos todos los coches; cristales, capotas, luces, puertas, intermitentes. Lo que se vería en una película de terror destinada a ser visionada por coches que pueden ver películas. A la semana siguiente no volví al puerto donde practicábamos la vela pero me contaron que el castigo fue bastante duro porque los monitores hubieron de pagar nuestros destrozos. Poco más a recordar de ese tiempo de asistencia al puerto excepto una, un chico con el que no me relacioné en absoluto pero que tenía un nombre/apodo curioso y por eso destacó en mi memoria. Le llamaban "el argentino" y muchos años después lo re-encontré que era el hermano de la chica con que estaba saliendo por primera vez, mi 1ª novia.

De pequeño no comía mucho, parecía siempre un niño de Etiopia y mi madre me daba a veces alguna pastilla para coger hambre. No solían dar mucho resultado pero hubo una, una vez que sí que daba resultado y me hacía comer bastante. Esa ampolleta de cristal que me tomaba creo que eran asteroides de los que toman los culturistas. Porque en esos pocos días que los tomé notaba que mi fuerza en el fútbol aumentó y la tensión de mis brazos, se hacía nueva, desconocida. Pero bueno, en caso de que fuera una no recomendable droga no tomé mucho, quizá una caja o dos. Lo que sí que tomaba era chocolate. Pero no tan sólo el colacao del almuerzo sino que mi madre me compraba cajas de tabletas de chocolate y me tomaba cómo mínimo dos al día, del que más me gustaba, el chocolate blanco. Creo que fui adicto a él, hoy no lo tomo ni por navidad porque me provoca dolor de cabeza. La razón principal que creo a que se debe que de pequeño estuviera tan flaco es la extraña dieta sin sal de mi madre. En verano comía en casa de mi abuela y siempre engordaba, y en invierno volvía a comer de la mesa de mi madre, sin sal, y me adelgazaba. Eso lo descubrí mucho tiempo después, cuando empecé a cocinar-me yo mismo y descubrí que las patatas fritas están mucho mejor con un puñado de sal. Pero también recién le tomé miedo al cloruro sódico (nombre científico) porque en la tienda donde trabajo me comía un montón de sal, entre patatas chips y kikos, (kikos son semillas de maíz fritas y ensaladas) y comí muchos muchos kikos y me acabé hartando y actualmente no me pongo sal casi. Mi madre es enfermera y tiene unas cuantas deformaciones profesionales, el rechazo de la sal entre otras.

Una pelea, una pelea en que participé se me hizo especialmente memorable. Se trata de que había un niño en clase que se reía de mi, se llamaba #9. Me harté de que se riera de mi y le reté: ¡mañana al mediodía en el patio de arena!. Lo reté a pelearnos donde se juega a fútbol. Parece ser que vinieron niños de demás colegios de la población porque en un momento dado, mientras le daba diversos puñetazos, había como 50 personas mirándonos cuando se supone que todo el mundo se dirigiría a sus casas. Digamos que contra pronóstico vencí, la riña de los profesores vino igualmente por hacer tal espectáculo pero qué más me dio a mi, había defendido mi orgullo. Otra persona con la que tuve también bastantes peleas se llamaba, y aún se llama, estuve con él hace apenas dos semanas, #10. #10 entró en el colegio en 1º de E.G.B. Otros chicos los conocía desde el parvulario pero ese era más bien nuevo entre todos los que ya nos conocíamos de la clase, prácticamente

todos. Nos hicimos muy amigos y siempre jugábamos a hacer el bestia. Él es un chico más bien tirando a fuerte y me montaba a caballito y se ponía a correr y yo debería hacer de vaquero.. en fin, vete a saber cómo era exactamente el juego. El caso es que un día, mientras yo estaba montado a caballito con él, me tomó de los pies y los levantó, haciendo que yo me cayera para atrás y me diera de cabeza contra el suelo. La primera vez que me hizo eso seguramente me reí, ja ja ja, pero lo hizo unas cuantas veces más y me acabé enfadando y dije le que no lo hiciera más o me enfadaría. Lo hizo, lo hizo una vez más y me enfadé. A partir de ahí nuestra amistad se convirtió en enemistad y nos pelearíamos durante años, 5, 6 o 7 años duró nuestra pelea. Nos volvimos a hacer amigos poco antes de dejar el E.G.B. pero antes de ello nos hubimos peleado decenas de veces. Recuerdo unas pocas; como una que en clase le dije esa frase que ambos nos habíamos dicho un montón de veces de: "a la una me esperas" a la una nos encontramos en la verja de salida del patio, hacia la calle. Había allí todos los niños que iban saliendo y todas las madres que nos recogían. Él que se iba y se daba por desentendido pero yo no me di por, lo tomé de una mano y como aquel lanzador olímpico de pesas le di un par de vueltas y lo lancé al suelo ante la alarma de todo el público. La pelea invitaba a ser continuada pero las madres nos separaron y aquí acabó todo. En esta ocasión gané pero, como he dicho, era más bien tirando a fuerte y solía tener mayores ventajas marciales. Una de esas veces por ejemplo, dentro de clase, me empotró contra una pared con una mano y yo trataba de darle puñetazos pero no le alcanzaba, esa sería una ocasión en que quedó claro su dominio. Cuando éramos más niños la cosa, respecto a pelea, estaba más igualada, pero con el tiempo y debido a que él practicaba fútbol y yo no, la cosa se decidió. De pequeño iba yo a los boy-scouts. Hacíamos excursiones a la campiña y era muy divertido estar en el bosque sin regla social alguna. Éramos niños y niñas y nos lo pasábamos muy bien. Dormíamos en tiendas de campaña y en una ocasión sucedió una cosa también memorable. Se llamaba #11 y estábamos ella y otra niña creo, y yo y un par más de niños jugando a bromas dentro la tienda, de noche. En un momento dado alguien apagó la linterna y hubo gritos y alguna mano tocó lo que no debía, porque a la que se encendió la linterna, #11 fue muy rápida y precisa: ¡PLAS!

Me dio una fuerte bofetada, no la primera que me daban pero sí la primera que me daba una chica. Toda la tienda permaneció callada en espera de mi reacción y yo no dije nada, me di la vuelta, me tumbé en mi saco de dormir y me dormí.

Con #11 tuve también otra experiencia especial, no sé si fue antes o después de esa bofetada, creo que fue antes. A las 9 de la mañana, al llegar al colegio, todos nos poníamos en fila ante la clase esperando a entrar. Un día yo llegué y delante estaba ella, me gustaba ya, no sé que curso era pero me gustaba ya, creo que era 4º de E.G.B. unos diez años teníamos. Sí, sin duda fue tiempo antes de la bofetada. Bueno al caso, ella se giró y me dijo "hola" y yo super emocionado le respondí y empezamos una juguetona conversación que no debía durar más de 5 segundos porque alguien me tomó de detrás los pantalones del chandal y me los bajó. Y yo me encontré, con diez años y con los pantalones bajados delante de la chica que me gustaba y con medio colegio viéndolo. Me enfadé mucho y arranqué a correr para pegar a quien lo hizo. No sé si lo cacé o le pegué o nada, sólo sé que me castigaron.

Otro hecho semi-húmedo que recuerdo es algo relacionado con lo que recientemente ha saltado a la luz de curas que abusan de niños, no abusaron materialmente de mi pero hubo un par de ocasiones en que noté que los profesores del colegio de curas a que iba no eran tan santos. Una de ellas fue bastante inocente, el director del colegio, el supuestamente más santo, me escribió una nota para mis padres de no recuerdo qué. Me la escribió en su despacho creo. El caso es que, aún siendo un experimentado director de colegio y llevar un montón de años en la práctica docente, parecía un niño de 5 años escribiendo la nota. Se equivocaba continuamente y la re-empezó como 3 o 4 veces. Además de ir más lento que un transporte ferroviario de residuos nucleares. El caso no tuvo para mi mucha importancia pero tiempo después oí, creo que a mi madre, un comentario improcedente acerca del tema que a dicho director le gustaban los niños, y acoplé pistas y elaboré mi teoría acerca de que tardó tanto en escribirme esa puta nota porque quería estar más rato conmigo a solas en el despacho. Sin ninguna delictiva intención pero sí gozar de mi solitaria compañía. La segunda ocasión fue con el profesor #12, en clase nunca le noté nada raro pero... es algo en lo que reparé mucho tiempo después, o sea. Yo, de muy pequeño, aún no sabía hablar, o eso creía mi madre y se le escapó un comentario con una amiga, estando yo presente, de que dicho profesor había primeramente estudiado para cura en el seminario, era huérfano, pero no llegó a ser sacerdote. Pero que recién llegado al colegio para su labor docente fue el terror de las niñas y cogió con bastantes de ellas. Todo eso lo oí de muy pequeño sin entenderlo, tiempo después fui asociando cosas para acabar comprendiéndolo. Una de las cosas fue en una de sus clases; era profesor de lengua y bastante cachondo para reírse con algunas cosas. En esto que empezó a pitorrearse de una asociación de palabras de un autor literario histórico. Decía "lo bueno, si breve, dos veces bueno" cita histórica de un célebre autor hispano creo. Pero empezó a pitorrearse de la frase ante la incomprensión de toda la clase por reír con una frase tan boba. La repitió como unas 5 veces a la vez que reía de ella, hasta cansarse. De eso extraje, tiempo después, que la extraña gracia del profesor #12 por esa frase tenía que ver con el sexo. No sé si es que el profe se corría enseguida en la concha de las niñas o todo lo contrario, pero tenía algo que ver.

Mis aficiones de niño, unas cuantas, una era mi escopeta de balines con la que pasé 100'tos de horas haciendo puntería en mi terraza. Otra de ellas fue hacer bombas... no es que fuera aprendiz de terrorista pero pasa que un amigo me confió la "receta". Clorato de potasa, azufre y carbón en polvo. Con eso conseguirá usted una deliciosa bomba. Empezó como un juego y la hacía con mi amigo y un mortero, donde picábamos los ingredientes para unirlos después. Pero ese procedimiento es muy largo, especialmente con el carbón. Por lo que un día se me ocurrió picar el carbón en una picadora de café eléctrica. No pasa nada, el carbón queda picado como harina y el pastel queda como para chuparse los dedos.. Pero el caso es que, acabé por picar también en la picadora de café el resto de ingredientes; el azufre y el clorato de potasa, junto al carbón. Las primeras veces lo hice con cautela no haciendo los 1,2,3 muy largos pero a los días fui tomando confianza. Uno de esos días, era mediodía y mis padres se preparaban para comer, yo estaba en mi cuarto cocinando mi pólvora negra. Mezclé los ingredientes en la picadora, hice un, dos, tres, picadora Moulinex, y ella dijo BOMMMMMM.

Me pasé una semanita en la unidad de quemados del hospital de vall-ebron de BCN. Con quemaduras en la cara de 1er y 2º grado. Tenía la cara envuelta en vendas y nunca vi la cara de la enfermera que se llamaba África y a la cual alguno de mis compañeros de habitación echaba algún piropo. Lo que más recuerdo fue cuando me estaba curando ya y las vendas en la cara las tenía bastante sueltas, que se podían poner y sacar fácilmente. Me fui al lavabo, a tientas con las manos, y ante el espejo me saqué las vendas y me miré la cara. Actualmente soy un tío más bien guapo, pero para mi en ese día fue un golpe muy fuerte y mi habla perdió durante un tiempo un 70% de su cauce.

Otra de mis aficiones juveniles, esta más sana sin duda, era leer. De muy pequeño compartía habitación con mi hermano y cada noche me tumbaba a leer un libro. Tuve con él diversas peleas hasta que un día tomé y me trasladé al cuarto de los trastos, al lado, para hacerlo mío y poder leer tranquilamente. Más o menos aprendí a leer como todos en su edad correcta, pero a escribir... la verdad es que en el colegio no me enseñaron a escribir. Yo, desde parvulario, tenía muy mala letra pero si bien a todos mis compañeros les enseñaron a escribir con la letra estándar de impresora, a mi me seguían haciendo escribir con caligrafía para que supuestamente aprendiera, haciéndose me todo el trabajo lectivo más pesado. Aprendí a escribir con la práctica y veloz letra de impresora no hace mucho, quizá tres años y por iniciativa propia, sin colegio ni nada.

Fechar cosas con precisión matemática, fue en el sexto curso creo, cuando conocí las revistas X y por tanto la masturbación. Mis primeras revistas se las robé a mi hermano y la que recuerdo con nombres y letras se llamaba Panther. Y mi primer amor pornográfico se llamaba Katrin Michelsten. Con los amigos de clase también jugábamos a eso y podría destacar un par o tres de detalles. Una vez, en clase, estaba sentado al lado de uno de mis amigos #13, en esto que noto un olor que me es familiar y se lo digo. -¡Te la has cascado! Y él me dice: -¡sí, si vosotros también lo hacéis!... sí, en verdad en la misma clase diversos de nosotros no prestábamos atención a la asignatura de turno sino a otras cosas. Otra experiencia fue la 1ª verga que vi a un compañero. Curiosamente se trataba de #9, el compañero con el que me había peleado hacía en ese momento tiempo, o quizá no, quizá la cosa estaba por venir, quien sabe.. El caso es que me fijé en que unos compañeros estaban haciendo una piña en un rincón del patio y me acerqué a ver qué tramaban. Metí la cabeza en la piña y vi que nos la estaba enseñando. La tenía parada adrede para enseñarla y como no era la mía, me pareció rara.

El perro; se llamaba trosqui y nació antes que yo. Era un coquer spaniel y esto es un perro mediano tirando a pequeño de color blanco y marrón. Me pasaba el día acariciándolo y eso tuvo efecto en que mucho tiempo después, despertara en mi la simpatía por hacer masajes a seres humanos. Otro perro con el que tuve contacto fue Llop y era un inteligente pastor alemán. Era de mi tío #4 de Mallorca pero nunca me llevé bien con él, siempre me roncaba. Otro era Rocky, un boxer de mis tíos en mi ciudad natal al que me encantaba apalizar, así como a él le gustaba el juego de la lucha. Pero todos estos perros no conocieron al que conocí, o más bien me conoció él siendo yo muy pequeño. Era de un amigo de mi hermano y un día estábamos toda la familia en su casa, con sus padres. El perro, un pastor alemán, me mordió en la cara dejándome unas grandes cicatrices que me acompañaron durante toda mi niñez.

En los tiempos de 7º de E.G.B. creo, mis padres estuvieron a punto de separarse. Abandonamos nuestra vivienda encima de la ferretería y nos pusimos a vivir de una forma extrañísima. En el piso de mi madre una semana y en el de mi padre la otra, para en una cercana final separación en que mi madre se volvería a Mallorca, yo y mi hermano decidiéramos con quien nos quedábamos a vivir. Si con mi madre en Mallorca o con mi padre en ciudad natal. Yo tenía pensado quedarme en ciudad natal pero nunca lo dije. Creo que no duró esa extraña vivienda (un apartamento al lado del otro [Literal]) ni un año. Mis padres hicieron las paces y nos trasladamos a vivir a donde vivo actualmente. Lo lamentaría porque mi padre y mi madre son como carne y pescado y nunca se llevaron bien.

Por esos tiempos de mi niñez sucedió que mi padre se volvió diabético, la cosa no representa extrema gravedad, es una enfermedad crónica pero si se trata bien puede uno llegar a morir de viejo. Pero el nocivo efecto lo tuvo de forma carambólica; después de comer, mi padre se iba a correr en bici como terapia beneficiosa para su diabetes, y en una de esas salidas se pegó una ostia que le hizo mucho daño en la cabeza y le cambiaría el carácter para siempre, haciéndolo agresivo y psicótico.

Fue por esos tiempos de mi niñez que empezó mi instrucción al que tiempo después se convertiría en una de mis mayores pesadillas, la política. Tanto yo como mi hermano éramos pequeños pero mi padre nos hacía de vez en cuando densos discursos acerca de diferentes aspectos de la política. No pasaría nada si esos discursos fueran tan sólo informativos, pero estaban repletos de mentiras y recitados con el extremo fanatismo que siempre le ha caracterizado. Pero en esos tiempos no le di importancia e incluso en mi adolescencia tenía un comportamiento generalmente típico en mi sociedad. Quizá mi posterior desengaño vino por otra cosa o quizá no, y esa infancia sentó las raíces de mis actuales conocimientos y afiliaciones al tema, nunca lo sabré.

Voy a terminar este capítulo con otro dulce recuerdo. Fue un día que, siendo yo y mi hermano muy pequeños, estábamos bromeando con nuestros padres que nos hacían fotos subidos en un viejo avión abandonado de la guerra civil española. El avión estaba al lado de un restaurante del mismo nombre que había tomado nombre del viejo trasto. Yo y mi hermano nos subíamos a la cabina y foto, foto. He tratado de recuperar esas viejas fotos pero me ha sido imposible. Tiempo después el que era restaurante cambió de filosofía hostelera, ahora es "El Avión" Night Club. Abierto a partir de las 19h.

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Con la pandilla a casa de los profesores (8º día)

Con la pandilla a casa de los profesores (7º día)

Con la pandilla a casa de los profesores (6º día)

Con la pandilla a casa de los profesores (5º día)

Con la pandilla a casa de los profesores (4º día)

Con la pandilla a casa de los profesores (3er día)

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Con la pandilla a casa de los profesores (1er día)

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Mobbing sexual (10: la operaria de correos)

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Mobbing sexual (9: la frutera)

Un conductor de autobús vergudo

Mobbing sexual (8: la chica del hotel)

A pleno sol

Mobbing sexual (7: la camarera necia)

Pago en beso

Mobbing sexual (6: Sabrina, la bruja adolescente)

Ordeñando al abuelo

Mobbing sexual (5: en el parque acuático)

Mobbing sexual (4: la ferretera)

Mobbing sexual (3: enfermera de un septagenario)

Mobbing sexual (2: la chavala del supermercado)

Mobbing sexual (1: la mujer del tiempo)

Gamberrita

El padre de mi amigo

Paja en la tienda

Desvirgamiento de Pitufina por Papá Pitufo

Viaje de final de curso (14: adeus meniña)

Viaje de final de curso (13: porn star)

Viaje de final de curso (12: acoso)

Viaje de final de curso (11: cuéntame cómo pasó)

Viaje de final de curso (10: que te folle un pez)

Viaje de final de curso (9: triple desvirgamiento)

Viaje de final de curso (8: jorobado de Santiago)

Viaje de final de curso (7: hacer la comunión)

Viaje de final de curso (6: pulpo a la gallega)

Viaje de final de curso (5: friend´s daddy)

Viaje de final de curso (4: bocatto di cardinali)

Viaje de final de curso (3: tomando un té)

Viaje de final de curso (2: nouvelle cuisine)

Viaje de final de curso (1: la estación de serv..)

Aprendiz de puta (8: epílogo)

Aprendiz de puta (7: el conde drácula)

Aprendiz de puta (6: cogida como perra)

Aprendiz de puta (5: la 1ª vez con una puta)

Aprendiz de puta (4: el escondite)

Aprendiz de puta (3: psicologoputa)

Aprendiz de puta (2: primera jornada)

Aprendiz de puta (1: Casting)

Desvirgamiento en el Palau de la Generalitat

La lámpara mágica 2ªT (16: la botella)

La lámpara mágica 2ªT (15: la tropa)

La lámpara mágica 2ªT (14: el muñeco)

La lámpara mágica 2ªT (13)

La lámpara mágica 2ªT (12: reina)

La lámpara mágica 2ªT (11: un favor)

La lámpara mágica 2ªT (10: el banco)

La lámpara mágica 2ªT (9: cine porno)

La lámpara mágica 2ªT (8: sexo & política)

La lámpara mágica 2ªT (7: las termas)

La lámpara mágica 2ªT (6: de cazería)

La lámpara mágica 2ªT (5: el probador)

La lámpara mágica 2ªT (4: autoestopista)

La lámpara mágica 2ªT (3: violación)

La lámpara mágica 2ªT (2: el loco)

La lámpara mágica, 2ª temporada (1:desvirgamiento)

Los bribones

Un remojón en el estanque

Limpiando platos

2001 - Una odisea espacial

Dentro del laberinto (6: el castillo)

Dentro del laberinto (5: el centinela canino)

Dentro del laberinto (4: el ogro bueno)

Dentro del laberinto (3: el consejo del anciano)

Dentro del laberinto (2: enigma de los guardianes)

Dentro del laberinto (con Jennifer Connelly)

Matrimonio de convenencia

El lavabo de caballeros

La amputada

El orangután de mi mejor amiga

Vamos a escuchar habaneras

El balneario de reposo (7: la despedida)

Travestismo

El balneario de reposo (6: me debes una)

El balneario de reposo (5: la muchacha)

El balneario de reposo (4: la cueva)

El balneario de reposo (3: el jardín)

El balneario de reposo (2: la sauna)

El balneario de reposo

La empollona

Mi jefe en la tienda

Criadita en el baño

A escondidas

Tomando el sol

La lámpara mágica (08: Rata, mi perro)

La lámpara mágica (07: doble penetración)

La lámpara mágica (06: mi abuelo)

La lámpara mágica (05: el cura)

La lámpara mágica (04: el desgraciado)

La lámpara mágica (03: un paseo en yate)

La lámpara mágica (02: el viajecito en autobús)

El vendedor a domicilio (2)

El vendedor a domicilio (3)

La lámpara mágica

Lolita - de Vladimir Nabokov

Aladín (JASMINE versus JAFAR)

El mercadillo

El jorobado de Notre Dame

Don Ignacio, el papá de mi amiga

Universitaria japonesa

Tawne: ¿Papá, me has comprado algo para mi cumple?

El viejo verde

Desvirgamiento en el confesionario

Abuso de tontita

Terapia ginecológica (2)

Criadita (2)

Blancanieves y los 3 enanitos

El maestro cocinero

El vendedor a domicilio

El típico cura pederasta

Mi experiencia (6: El papá de mi amiga)

Mi experiencia (5: Mi amiga y su perro)

El baile de disfrazes - versión straight

Mi experiencia (4: Don Jesús, mi dentista)

Mi experiencia (3: El abuelo de mi amiga&compa;ñía)

Intercambio de estudios con los EEUU

San Pedro y la angelita Gabriela

El abuelo de mi amiga lety (Mi experiencia 2)

Mi experiencia

Abuso sexual en el internado

Caperucita roja

El salón de videojuegos

Eurodisney

La alumna II de La alumna por eskipi

Papá Noel

Las dos moritas

El director de mi colegio de cuando era pequeña

Criadita

Mi padrastro la tenia flaca

El violador del ascensor

Sexo con una sindrome de down

Mi vecino en el bus

Skater-girl

Plata, la niñera

El amo del cibercafé

Fiesta con mi viejo amigo y su hija

Terapia ginecológica

Sesión ciber

Santo insomnio

Violacion disfrutada

Baile de disfrazes (II)

Baile de disfrazes