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Viaje de final de curso (5: friend´s daddy)

en Amor filial

Jueves 4, no exactamente el día 4 de mes pero sí es jueves. El número cuatro viene datado en mi agenda porque hoy es el cuarto día de nuestro viaje. El cuarto del que serán diez días que pasaremos en total en tierras de rías, Galicia. Mis vacaciones de final de curso han sido hasta el momento bastante particulares. Inició la saga de acontecimientos nunca vividos el día de nuestro viaje aquí. Ese día sufrí un digamos abuso sexual en los servicios de una estación en medio de la carretera. A partir de aquí la honra que llevaba acumulada durante los más de diez años que representan mi vida, se fue empequeñeciendo y conocí otros juegos diferentes a los que hasta el momento había jugado. Había jugado mucho al escondite, recién he jugado a coger con un mestizo en la cocina de una residencia estudiantil. Había jugado mucho a saltar la comba, recién he jugado a hacer el amor a escondidas del resto de mis compañeras con el maitre de un gran restaurante en el mismo momento en que todas estaban comiendo. Y más juegos que me esperan, o pretendo jugar a ellos. Porque estas vacaciones de final de curso pretendo convertirlas en el punto de mi vida que separa el crecimiento de niña a mujer, sin pasar por la obligatoria estación de chica. Y muchas más cosas que pienso, despierta con los ojos cerrados, tumbada en la cama de la habitación que comparto con mis compañeras, esperando a que suene el despertador de Fabiola, indicador de que ha llegado la hora de levantarse. La alarma del despertador por fortuna no tarda mucho, pues a veces se me hace eterno eso de pensar en mis cosas.

-riiiiiinggggg-

Es la mano de la misma Fabiola la que guillotina el aparejo, lo más probable es que mi mejor amiga estuviera pensando lo mismo que yo: ¡que suene!

-Fabiola: venga va, en pie soldadas, que tenemos que pasar revista en el comedor.

A Paciana y a Perpetua les cuesta un poco más despertarse, pero en 15 minutos estamos todas en el comedor almorzando y recibiendo la explicación del profesor Heriberto acerca del plan de hoy.

-Heriberto: hoy jueves, nuestro cuarto día, vamos a hacer lo siguiente. Por la mañana pasearemos por la costa da morte cercana, en esta provincia de Vigo. Tomaremos el autobús y emprenderemos un trayecto de media horita para situarnos en el punto programado. Allí pasaremos toda la mañana conociendo los acantilados y playas que la componen, para a mediodía comer de lo que habréis traído cada una de vosotras. El rancho os será entegado en bocadillos antes de salir, guardarlo bien porque quien lo pierda se quedará sin comer.

-Rita: uy ¿no podemos quedarnos sin comer aún hubiendo traído el bocadillo?

-ja.ja.ja-

Nos reímos todas porque quien lo ha dicho es Rita, una chavala muy guapa pero que parece no tomarse bien ese pequeño exceso de quilos que tiene.

-Heriberto: basta de bromas. La tarde la tendréis libre, podréis ir a donde queráis de Vigo y visitar lo que os parezca propicio. Sólo se os exije informar de donde os encontráis mediante una llamada al profesor Teocracio o a mi cada dos horas. Por último ir todas a recoger vuestro bocadillo en la cocina que en media hora salimos. El autobús está situado ante la puerta del hospicio. Ahí os esperamos los profesores y cuando estemos todos saldremos.

-Paciana: ¿habéis oído? ¡esta tarde podremos encontrarnos con Fidel y sus amigos!

-Fabiola: sí Paci, será cuestión de llamarlos. Al mediodía después de comer los bocadillos llamaremos a Fidel con mi celular. A ver si hay suerte y por la tarde no tiene que estar en el mismo dique seco de ayer.

-Paciana: a ver si hay suerte...

-Rosanna: bueno va, menos flores. Vamos a recoger los bocatas.

Tomamos cada una de nosotras la bolsa de mano de la habitación y con ellas nos dirijimos a la cocina para recibir el racionamiento del día. Tengo que hacer un poco de cola para que me den el bocadillo. Y durante ella observo uno de los operarios de la cocina, es el mestizo con el que tuve esa segunda vez en mi vida el día de nuestra llegada aquí. También me ha visto pero mostrando profesionalidad prosigue su trabajo como si nada excepcional ocurriera. Cuando me llega el turno nos paramos uno ante el otro, con el resto de mis compañeras esperado su vez, y sin trato especial me da uno de los bocadillos envueltos en papel de aluminio del montón.

-Rosanna: gracias.

-Mestizo: todo para usted.

Ni nos guiñamos el ojo ni me pellizca el trasero ni ningún hecho escepcional viste nuestro pequeño encuentro. Si tiene que haber algún hecho escepcional ya sucederá este fuera de miradas ajenas. Con mis amigas me dirijo al autobús y recobramos nuestros 4 asientos uno junto al otro que compartimos desde el día de nuestra llegada. Llevo todo lo necesario; la cámara de fotos, la agenda, el rancho y mi querido transistor. Pequeño transistor que supera al mp3 más grande. Porque en mi transistor no caben 1000 canciones, ni 10.000 ni 1.000.000, sino que caben en él todas las canciones del mundo y todos los hablares en todos los idiomas. Pero en fin, mis amigas prefieren lo que está de moda y nadie las hará bajar del caballo.

-Paciana: ¿traes el celular Fabi?

-Fabiola: sí. A mi me gustó el que ayer estaba a la derecha de Fidel. ¿Y a ti Perpetua? dime que te gustó el grandote de su izquierda.

-Perpetua: faltaría más, es grandote como yo y guapo. Hagámoslo así, yo me quedo con ese y tú con el que te gustó.

-Fabiola: trato hecho, ya tenemos hechas las parejas escepto, Rosanna.

-Rosanna: ya os dije que os olvidarais de mi, no pretendo establecer relación sentimental con nadie en este viaje.

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El viaje de media hora se hace corto gracias a nuestra psicótica habladuría. Durante él se producen unos cuantos cambios de sitio entre mis amigas. Perpetua y Paciana se van hacia atrás y en su asiento se sientan Dionisia e Isabel. Siguen hablando entre ellas mismas al igual que con otras compañeras de delante a las cuales no llegaban desde atrás. Pero yo no hablo mucho la verdad, estoy enajenada con mi transistor y voy cazando emisoras y escuchando el regional idioma que hablan por aquí.

-bzzzz- Na súa recente visita a Galiza, a ministra de Fomento d -bzzz- Delgado referiuse de xeito concreto ao treito que vai desd -bzzzzz- O presidente da Xunta confirmaba o ruxerruxe na entrevista que este domingo publicaba o Faro de -bzzzzzz-

No entiendo un carallo, pero cazo alguna que otra retransmisión en español sin duda de gente residente en Galicia. Tienen un accento muy particular, en que más que hablar parece que canten. Estoy sonriéndome a mi misma cuando noto que el autobús se ha detenido por completo. Veo al profesor Teocracio que se levanta de su posición de delante y dice algo, pero no le oigo nada, entonces descubro que aún tengo el transistor calzado.

-Rosanna: ¡ridiez!

Me desmonto el transistor cuando desgraciadamente el profesor ha terminado su frase.

-Rosanna: ¿qué decía?

-Isabel: tranquila que no te has perdido nada. Resumiéndolo ha dicho que podemos ir bajando.

-Rosanna: ¡umf!

Cuando hemos bajado todas observamos que nuestra parada ha sido en un punto espectacular del destino. Estamos situadas en la cima de un gigantesco acantilado que da al mar, aunque debidamente acondicionado para que pueda llegar y aparcar comodamente el autobús.

-Heriberto: esto es el acantilado de Ribadabia, uno de los más altos de la costa. Bajaremos por esa senda que veis allí hasta la playa, y recorreremos el camino que la transita eternamente hasta que, nos cansemos. Entonces comeremos, siempre limpiamente recogiendo el posible desperdicio que generemos, y después de una hora de descanso emprenderemos la vuelta.

El plan se sucede como ha dicho el profesor. Un poco cansadas la verdad llegamos a nuestro punto de avituallamento y ahí comemos toda nuestra comida; bocadillos y chucherías propias aparte. Estamos las cuatro reunidas relajándonos en la arena terminados los bocattas cuando a Paciana le salta la campanilla.

-Paciana: ¡ahora! vamos a llamar a Fidel ahora.

-Fabiola: sí, es verdad. Ya ni me acordaba.

Fabiola saca el celular y en un momento está hablando con quien haya en el otro lado.

-Fabiola: hola, ¿eres Fidel? ......... Soy yo, Fabiola, una de las chicas que conocistes el martes en el café del centro ................................... Pues mira, que esta tarde el colegio nos la da libre, y hemos pensado que si pudieras .................................. sí pues estaría muy bien ......................... sí sí, encantadas .................. vale pues entonces ¿donde nos encontramos? .............................. sí .......... sí ........... sí, ya lo encontraremos ............ vale pues, eso es todo .......... hasta luego ...... adiós.

Fabiola cuelga el teléfono y Paciana y Perpetua se le lanzan encima a la vez para que se lo cuente todo.

-Paciana: ¿¡qué ha dicho?!

-Perpetua: ¡¿qué te ha dicho?!

-Fabiola: tranquilas tranquilas, que los tenemos en el bote.

-Paciana: ¡pero qué te ha dicho! cuéntalo!

-Fabiola: pues hemos quedado, las cuatro, con él y sus dos amigos para ir a ver una película a casa de uno de sus amigos. Tenemos que encontrarnos a las 5 ante el café donde nos conocimos y de allí iremos a la casa en cuestión.

-Rosanna: mmmm, qué bien, de momento nos sale redondo. Bueno, os sale porque lo que es yo no pienso liarme con ninguno de ellos.

-Perpetua: pues ya te tendría que ir viniendo hora, que yo sepa no has tenido nunca novio.

-Rosanna: ni falta que me hace, soy perfectamente capaz de sobrevivir sin tener que chupar la sangre de un varón.

-Fabiola: la sangre no se chupa, creo que lo que se chupa es ... otra cosa.....

-ja.ja.ja.ja.ja.ja.ja-

-Rosanna: bueno va, poca broma que lo que se os ofrece es de carne y hueso. Una tarde de cine en una casa particular, tres chicos y 4 chicas tiene que tener premio seguro.

-Paciana: claro. Cuando nos encontremos ante el café nos daremos a conocer a los otros dos amigos rapidamente. Cada una de nosotras se alía con la presa escogida y ante la película seremos sus indefensas presas je je.

-Fabiola: estamos de acuerdo Perpetua, tú con el grandote y yo con el guapete. Y por supuesto tú Paciana con Fidel.

-Paciana: ¡que así sea!

Durante el restante rato en que descansamos tumbadas en la arena de la playa, mis amigas trazan sus propios planes un poco mejor. Al cabo de la hora fijada los profesores nos llaman para emprender el camino de vuelta.

-Heriberto: listas chicas, recordad no dejar nada en el suelo, lo tiraremos en el container del mirador donde está el camión.

Nuestro regreso toma practicamete el mismo tiempo que nos tomó la ida y en una horita estamos subiendo al bus. Nos volvemos a sentar juntas pero, después de casi tres horas charlando de mil y una cosas nuestra conversación, al parecer a la del resto de nuestras compañeras, se abandona un poco. Mientras volvemos hacia el colegio yo voy pensando qué haré en casa del amigo de Fidel. ¿Mirar la película? quizá seré la única que la mire.. en fin.. qué más da.

Llegamos al colegio y de inmediato salimos hacia el café, el tiempo parece nuestro aliado y llegamos a la hora puntual. De lejos vemos tres siluetas erguidas ante el café, parecen lo que esperamos y de cerca resultan serlo. Uno es el Fidel del cual se ha enamorado Paciana, otro es el guapete escogido por Fabiola y el grandote sin duda está en el punto de mira de Perpetua. Las desconocidas somos presentadas amablemente al guapete Aniceto y al grandote Tiberio.

-Tiberio: ya os calamos ayer ante el astillero, Fidel nos dijo que erais vosotras las chicas que conoció aquí en el café.

-Aniceto: y ¿qué os parece de momento o nostra terra, Galicia?

-Perpetua: es muy bonito todo, ayer comimos en una mariquería y sabió de maravilla. Esta mañana la hemos pasado en la legendaria costa da morte. Cuando la veía por la televisión embadurnada de alquitrán creía que nunca iba a verla en realidad.

-Aniceto: muy mejorada la habéis visto. Hace 4 años con lo del Prestige, todas las costas parecían un vertedero industrial.

Conversamos y nos conocemos un poco durante un cuarto de hora, pero en esto que una de nosotras se acuerda de que no tenemos toda la tarde libre para retozar ante el café y que nuestro tiempo es más bien justo.

-Fabiola: esto pues, qué os parece si vamos tirando hacia la casa de... ¿donde vamos a ver la película?

-Aniceto: a mi casa, vamos a ver la última del detective Torrente, la 3ª parte.

-Perpetua: ¡uy que bien! tengo la 1ª y 2ª y las he visto como 10 veces. Es mi héroe, je je.

-Tiberio: es el mejor de todos, a él le pertenece un oscar y no a otros muchos.

-Fidel: claro, si los americanos han llenado de pijería el mundo del cine. Tienen películas buenas pero por norma estas se encuentran enmedio de un gran montón de basura.

-Rosanna: pues en marcha, ¿no os parece?

-Fidel: sí claro.

Emprendemos el trayecto hacia casa de Aniceto a la cual llegamos en 10 minutos cortos. Durante ellos tanto yo como mis amigas hemos estimulado la posible timidez que pueda suscitar de un primer día de encuentro y cuando llegamos a la casa, Fidel y Paciana andan cogidos de la mano. La encantadora sonrisa que se ha adueñado del rostro de Paciana se pega a todas nosotras.

-Aniceto: aquí es, al entrar no la arméis que quizá está mi padre.

-vale-vale-vale-

Entramos en la casa y efectivamente tropezamos con el padre de Aniceto.

-Aniceto: hola papá.

-Padre.Aniceto: hola tropa.

-Aniceto: ¿podemos ocupar el salón para ver una película?

-Padre.Aniceto: es todo vuestro.

Durante la corta conversación que han mantenido padre e hijo, me he fijado en el hombre con una mirada diferente a la que tendrían Perpetua o Paciana. Me lo he repasado de arriba a abajo comparándolo con los otros tres hombres con que de momento he mantenido relaciones estos 4 días. Es, siendo padre de Aniceto, de edad avanzada aunque guapo aún. Se lo ve contento y situado en la vida que supongo comparte con su mujer e hijo. Y lo más importante; en la mirada que nos ha dirijido a las cuatro le reconozco que no se chupa el dedo. Soy la última que pasa ante él en el pasillo por el que transitamos, y tanto yo como él nos confesamos un par de hojas de secretos tan sólo echándonos un vistazo. De momento, peró, guardaré la compostura, por lo que sigo a mi tropa y acupamos el salón totalmente.

Aniceto prende el televisor y maneja el reproductor un momento. Paciana y Fidel se sientan juntos en una gran butaca, pero, al menos de momento, permanecen lejos del pecado. Todo el resto nos sentamos en otro gran sofá de 5 o 6 plazas debe ser. Aniceto inicia la reproducción de la película y a partir de ahí, digamos que la película no la sigo mucho. Prefiero seguir cual maruja la evoución de los asuntos personales de la compañía. La primera en caer, o dejarse caer al agua, es Paciana. Se está morreando con nuestro primer amigo gallego encima de la butaca que se apropiaron. Me descuido un poco mirando la divertida película y no tardo en sentir curiosidad por si han avanzado las evoluciones sentimentales de mis amigas. Echo mirada y ahí están Perpetua y Tiberio en idéntica actividad a la de Paciana y Fidel. No sé si hace mucho rato que se besan ni si empezarón a la vez como corredores de atletismo, pero Fabiola y el guapete Aniceto están también abrazados encima del sillón prestándose una al otro la lengua.

Mmm, técnicamente a esto se la llama hacer de vela. Estar sola ante una amical relación íntima sin poder entrar en ella. Me regalo a mi misma contemplándolos un rato pero acabo desistiendo. Nunca me han gustado las películas pornográficas en las ocasiones que, entre amigas, hemos tenido oportunidad de visionar una. Y el mismo tema proyectado a la realidad posee mi misma animadversión. Silenciosa, tratando de no molestar al juego de mis amigas, me levanto y retiro del salón donde tan vergonzosos actos tienen lugar. Salgo al mismo pasillo por el que hemos entrado y pienso un poco; y ahora qué ¿donde voy? Ante mi no se presenta otra más opción que avanzar el pasillo, por lo que así lo hago esperando encontrar otro salón quizá con otra televisión. Pero me encuentro una cosa diferente. Saco cabeza para reconocer lo que hay dentro la primera puerta abierta con que me cruzo y es al padre de Aniceto sentado en una butaca leyendo un libro. Sigue siendo el hombre guapo que me echó un piropo ocular al entrar, por lo que tramando algo entre ceja y ceja doy un paso para entrar en la sala.

-Rosanna: disculpe.

-Padre.Aniceto: ¿uh? dime hija, ¿sucede algo?

-Rosanna: no, nada grave, sólo que la película que vemos me aburre y he salido del salón para despejarme un poco.

-Padre.Aniceto: veis la de Torrente ¿verdad? je je, hay gustos para todo.

-Rosanna: sí esa, la verdad no es de los míos, de gustos. ¿Puedo preguntarle qué lee usted?

-Padre.Aniceto: un best-seller. ¿Conoces a Gary Jennings?

-Rosanna: no, no me suena. Le diré la verdad que en el colegio donde estudiamos sólo leemos obras aprovadas por la catequesis, un best-seller dudo que pase ese filtro.

-Padre.Aniceto: pues siéntate en el brazo de la butaca, que podremos leerlo a la vez.

-Rosanna: oh sí, encantada. ¿Cómo se llama?

-Padre.Aniceto: Augusto, para servirte.

-Rosanna: uy perdone, quería decir cómo se llama el libro. Aunque encantada, yo me llamo Rosanna.

-Augusto: se llama Lentejuelas, y como acostumbra Gary es una novela histórica que habla de miles de hechos que sucedieron en la realidad, pero contados en plan novela.

Ahora sentada en el brazo de la butaca que me ha ofrecido lo acompaño en la lectura del best-seller. Libraco que por cierto tiene unos 4 dedos de ancho.

...Los desórdenes de la ciudad fueron remitiendo hasta que, el 28 de

marzo, la Garde Nationale y otros communards formaron...

Sentada al lado de Augusto y ante la estimulante lectura, me relajo llanamente y me acomodo sin reproche alguno apoyando el brazo en su hombro. Así puesta, la comodidad de la lectura rebasa los límites de lo actual y de verdad me siento transportada a finales del siglo XIX, donde trata la novela.

-Rosanna: es fabuloso, ya podrían ponernos en el colegio leer un libro como este.

-Augusto: creo eso imposible, ahora estamos leyendo un capítulo más bien enciclopédico, histórico. Pero los hay que toman rumbos de novela negra e incluso novela roja.

-Rosanna: ¿novela roja, y eso qué es?

-Augusto: je je, novela roja es... como te lo diría, novela para adultos, como las películas para adultos ¿me entiendes?

-Rosanna: sé lo que son películas para adultos, pero nunca he leído una novela para adultos.

-Augusto: pues... inmaginaté, novelas no recomendadas a menores de dieciocho años.

-Rosanna: yo tengo menos de dieciocho años.

-Augusto: sí, pero la verdad no creo que haya ningún problema en que tú leas una de esas novelas.

Me dice esto que no estamos leyendo las letras de la novela, sino que nos estamos leyendo los ojos mientras yo le pido que, me cuente mejor de qué tratan. La explicación me es entregada pero no por palabras, ni por letras, sino por dos labios que se juntan a los míos y tratan de hacerme entender de qué van esos libros.

-¡Tap!-

El grueso libro cae al suelo con un sordo golpe. Tanto él como yo oímos el ruído pero le sacamos importancia hubiendo sucedido un evento de mayor importancia. Ese evento es, entre otras cosas, unas manos que se meten dentro de mi blusa y después de apropiarse de mis desechos sostenes, me toman mano con mano los dos pechos de nueva mujer que hace 3 días que tengo.

-Rosanna: muac, señor Augusto, muac, muac, ahora le entiendo bien, muac.

Mientras tanto me hago la valiente y le saco la camisa también. Cuando le tengo la camisa fuera me atrevo a más y después de arrodillarme ante él le desabrocho los pantalones. Se presenta firme ante mi el soldado que esperaba; grande, grueso y tiene diversos granos que le dan un aspecto agresivo. Agresividad peró que no me acobarda y abriéndo imperante la boca me lo trago impositora. Mientras golosa se lo chupo, el padre de mi amigo me toma de la cabeza con la mano y ayuda a mi máxima tragada, empujándo en el momento justo dándome esa pizquita de valor para que me lo trague entero.

-Rosanna: gorbl, gorbl, goorbl, gooorbl, goorbl.

En un momento dado creo que ya tiene suficiente y me levanto para volverlo a besar de inmediato. Mientras nos besamos me bajo los pantalones y las braguitas para dejarlos arrugados en el suelo. Él también deja que sus pantalones caigan hasta la altura de sus calzados pies, para volverse a sentar.

-Rosanna: no tema por Fidel, si no me fallan los cálculos les quedan unos 40 minutos de película.

-Augusto: mejor, siempre hay que guardar la compostura, mal sería que le diera mal ejemplo.

-Rosanna: en este momento está teniendo un comportamiento ejemplar para su edad; relacionándose con una amiga de su hijo mientras este ve una película de risa en compañía. Muchos le admirarían de saberlo.

-Augusto: y otros estarían encantados de cortarme el pescuezo. Mejor será que esto no salga de aquí.

-Rosanna: tranquilo... yo no diré ni mu...

Le digo sentada a orcajadas encima y acercándole una de mis tetillas para que la coma.

-Rosanna: mmmm, mmm, gusta sííííí.

Mientras se nutre de mi, manejo su verga para encajarla a donde está predestinada a entrar. Cuando me tengo insertada la cabezita separo mi tetita de su boca.

-Rosanna: vamos a hacerlo a la vez, yo me sentaré al máximo y usted también suba su cintura, con fuerza por favor.

-Augusto: hecho.

Ambos cumplimos el trato y yo calo mi cintura con toda la fuerza de mis muslos a la vez que él, teniéndome cogida con las manos de la caderas también empuja rompedor.

-Rosanna: ¡oooooooooooh!

-Augusto: uy, más bajo por favor, a ver si nos oyen en el salón.

-Rosanna: sí, sí, deténgase un momento por favor. Oh, oh, que rico ha sido, mmm, aún lo siento, mmmm.

Gozo del carajazo unos segundos pues me ha parecido sensacional la vergada que me ha propinado. A la que mi pucha se ha calmado empiezo yo misma a mover la cadera hacia delante y hacia atrás. Esta vez peró dejo ir mis gemidos enmudecidos para que no llamen la atención en la sala de la película.

-Rosanna: .. aaaah .. aaaah .. aaaah .. aaaah.

Mis gemidos salen de mi boca sin hacer vibrar mis cuerdas vocales, pero son igual o más ardientes los impulsos eléctricos que mis neuronas generan hacia la zona parasimpática, que creo que se llama, de mi cerebro.

-Rosanna: oooh ... dios ... dios.mío ... dios.mío ... ooh .. ooh ..

Augusto y yo hemos adoptado un pervertido ritmo de cogida. Yo me siento encima suyo a las órdenes no de mi cerebro, sino a las órdenes del sistema reflejo que se aloja en mi entrepierna y se ha apropiado ahora de mi voluntad. Él también debe ser posesión de su sistema parasimpático pues sus manos generan el mismo movimiento en mis caderas. Me cargan encima suyo para separarse y juntarse de nuevo a mi, y separarse y juntarse a mi más hondo, y me aprieta, quiere entrar más dentro de mi, y más, pero no es posible, está todo dentro, mmmmmm, sí, sí, ooh, ooh, ooh, ooh.

-Rosanna: ooh .. ooh .. ooh .. ooh .. ooh .. sí .. sí papaíto .. sí, sí, sí.

-Augusto: mmf, mmf, mas bajito, mmf, controla, mmf, mmf.

-Rosanna: .. vale .. aah .. aah .. aah .. aah .. aah .. sí .. más .. más adentro .. sí papá .. aah .. te quiero papá .. sí .. sí .. gracias por darme la vida .. papá.

Seguimos cogiendo hasta que mi reloj biológico me indica que la película está a punto de acabar. Creo que sin haberse corrido nos separamos, vestimos y me siento de la más pulcra manera que se me ocurre. En otro sofá y con otro libro en mi mano.

-Augusto: toma este, también es de Gary.

Inicio mi lectura de la histórica novela con pausa, pues tengo todo el tiempo del mundo hasta que venga la tropa. Esto sucede en 5 minutos, que puntual es mi reloj biológico.

-Fabiola: ..hola Rosanna.. (me dice Fabi con brillantez en los ojos) ¿..no te gustó la película..?

-Rosanna: no, he preferido venir aquí a la biblioteca y el señor Augusto me ha prestado esta novela.

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Tomando el sol

La lámpara mágica (08: Rata, mi perro)

La lámpara mágica (07: doble penetración)

La lámpara mágica (06: mi abuelo)

La lámpara mágica (05: el cura)

La lámpara mágica (04: el desgraciado)

La lámpara mágica (03: un paseo en yate)

La lámpara mágica (02: el viajecito en autobús)

El vendedor a domicilio (2)

El vendedor a domicilio (3)

La lámpara mágica

Lolita - de Vladimir Nabokov

Aladín (JASMINE versus JAFAR)

El mercadillo

Don Ignacio, el papá de mi amiga

El jorobado de Notre Dame

Universitaria japonesa

Tawne: ¿Papá, me has comprado algo para mi cumple?

Desvirgamiento en el confesionario

El viejo verde

Abuso de tontita

Criadita (2)

Terapia ginecológica (2)

Blancanieves y los 3 enanitos

El maestro cocinero

El vendedor a domicilio

El típico cura pederasta

Mi experiencia (6: El papá de mi amiga)

Mi experiencia (5: Mi amiga y su perro)

El baile de disfrazes - versión straight

Mi experiencia (4: Don Jesús, mi dentista)

Mi experiencia (3: El abuelo de mi amiga&compa;ñía)

Intercambio de estudios con los EEUU

San Pedro y la angelita Gabriela

El abuelo de mi amiga lety (Mi experiencia 2)

Mi experiencia

Abuso sexual en el internado

Caperucita roja

El salón de videojuegos

Eurodisney

La alumna II de La alumna por eskipi

Papá Noel

Las dos moritas

El director de mi colegio de cuando era pequeña

Criadita

Mi padrastro la tenia flaca

El violador del ascensor

Sexo con una sindrome de down

Mi vecino en el bus

Skater-girl

Plata, la niñera

El amo del cibercafé

Fiesta con mi viejo amigo y su hija

Terapia ginecológica

Sesión ciber

Santo insomnio

Violacion disfrutada

Baile de disfrazes (II)

Baile de disfrazes