-Profesor.Teófano: el destino elegido por el consejo de profesores ha sido (el profesor desdobla una papeleta que llevaba en el bolsillo) ¡Galicia!

-Toda-la-clase: ¡bieeeeeeeeeeeeeeeen!

-Rosanna: que bien Fabiola, es el destino que habíamos elegido nuestro grupo. Ves como en algo teníamos que ganarlos.

-Fabiola: llevan todo el curso llevándose por delante la mayoría de ventajas otorgadas por concurso, pero el viaje de final de curso lo elegimos nosotras, se los voy a pasar por el rostro durante todo el viaje.

-Rosanna: no hace falta que te enojes chata, nos lo vamos a pasar bien todas; diez días! 10 fabulosos y sabrosos días comiendo marisco y trotando por el monte. Se preparan las vacaciones más grandes de nuestras vidas, dicen los grandes que aprovechemos bien estas vacaciones porque quizá nunca más tendremos una cosa así. Yo la verdad espero seguir pasándomelo bien toda la vida, pero si me dicen que baile, pues a bailar!

-Fabiola: ja ja ja, vamos vamos, que el profesor Teófano ya nos ha dado vía libre para salir.

-Rosanna: uy sí, por cierto ¿él viene a la excursión?

-Fabiola: creo que sí, bueno, es nuestro tutor, por cojines que viene.

-Rosanna: bien bien, si nos dan a elegir lo prefiero a cualquier otro, porque con el Caramona o el Pepón el viaje de final de curso se converiría en un indulto de diez días bajo vigilancia policial.

-Fabiola: tú siempre con tus paranoias, ¿por qué no te olvidas de pensar y lo pensamos bien estas vacaciones?

-Rosanna: claro claro, pero es que acostumbrada como estoy reclusa en este reformatorio para menores necesito más actividad que una que lleve seis meses encerrada en un zulo de secuestro.

-Fabiola: te lo digo por segunda vez, calla.

-Rosanna: ok... ¿donde vamos ahora?

-Fabiola: ¿qué te parece si vamos a ver a las del grupo B, a ver que dicen ellas del resultado?

-Rosanna: mm sí, será ameno contrastar opiniones y posiblemente haya un pequeño enfrentamiento dialéctico. Y a decir verdad, hemos ganado nosotras, je je, vamos vamos, a hacerles saltar las chispas de rabia.

En el llamado recreo en que estamos atravesamos el patio para dirigirnos a la aula del grupo B de nuestro curso. Conforme en nuestro grupo todas chillábamos de alegría denotando claramente nuestra sonada victoria en la elección del destino del viaje, nada más acercarnos a la aula oponente se descubren reveladores de derrota rostros que nos reciben como recibe un equipo de fútbol haciendo "el pasillo" a un oponente que ya tiene matematicamente ganada la liga.

-Fabiola: hola Perpetua, hola Paciana, ¿lo sabéis ya?

-Perpetua: ¿si lo sabemos? pues claro que lo sabemos.. Hubiera sido mucho mejor nuestra elección de ir a Cataluña, pero vosotras con vuestra fe chapapotera os vais a comer un pastel de alquitrán. Veréis como hubiera sido mejor haber ido a donde nosotras.

-Fabiola: uy sí, a Cataluña, ¿qué te hubiera gustado Perpetua, darle un beso al Maragall?

-Perpetua: ¡mira que te doy en la cabeza, que yo no tengo manías en encerar el suelo con tu cara!

-Rosanna: déjala Fabiola, que ya te he dicho que nos lo vamos a pasar bien todas. Perdona Perpetua, pero lo que yo creo es que no nos lo vamos a pasar bien en Galicia ni en Cataluña, lo que nos lo vamos a pasar bien es todas juntas, y en eso tenemos que contribuir todas.

-Fabiola: tienes razón, perdona Perpetua.

-Perpetua: perdonada, pero me debes una.

-Fabiola: je je, vale, pero no sé qué te voy a dar, yo soy pobre y no tengo nada.

-Paciana: oye, ¿y sabéis vosotras qué profesores van a venir con nosotras?

-Rosanna: pues el Teófano viene seguro, porque es nuestro tutor. Y vuestro tutor es...

-Paciana: el señor Heriberto, rock.star que lo llamamos nosotras.

-Perpetua: los habrá mejores y los habrá peores, algún defecto tendrá pero el señor Heriberto es un buen profesor para ir de excursión.

-meeeeeeeeec-

-Rosanna: bueno, vosotras sabréis, os deseamos suerte y nos vemos mañana, adiós!

-Fabiola: adios Perpetua, adios Paciana.

-Perpetua/Paciana: adiós.

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Las dos semanas de curso que quedan pasan en un abrir y cerrar de ojos, las que somos buenas estudiantes ya sabemos como sacar buenas notas y las que no ya están sentenciadas. Entonces de la treintena de chicas que teníamos que ir al viaje sólo quedan 21, por suerte o por desdicha a mi fatal envidia son las más guapas. Pero como a veces pienso secretamente, la excursión tendrá las mismas leyes de la selva, sólo triunfarán las más fuertes, o las más guapas.

Entre una cosa y otra el día 21 llega, y con los preparativos que todas traemos desde hace incluso más de un mes no pilla desprevenida a ninguna. La mañana del lunes 21 amaneze clara y soleada, ¿será un buen augurio? pienso. Pero como me sugirió Fabiola hace más de dos semanas, no carcomo la cabeza a nadie con mis paranoias y dispongo mi cuerpo y mente a relajarse.

Subimos todas en un amplio autobús, que dispone como la ley exije de un también amplio portaequipajes, pero que queda ampliamente saturado con el equipa/tonelaje con que hemos sido ataviadas por nuestras inquietas madres. El viaje tendrá una duración total de 12 horas, pero haremos diversas paradas para que descansen los conductores y se cambien el volante cada cuatro horas. Las primeras cuatro horas pasan muy sosegadas, todas estamos aún soñolientas y en el autobús apenas se ven chavalas con algún que otro transistor o una revista, o a falta de ambos, a dormir.

La primera parada la hacemos en una estación de carretera, salimos a estirar las piernas mientras nuestros conductores y profesores se atarean con sus cosas y damos un pequeño paseo por la primaveral campiña que se nos ofrece. A iniciativa de una chica llamada Engracia, que toma unas cuantas flores del suelo, hacemos casi todas lo mismo y nos floreamos las cabezas, pechos y carteras. Cualquiera que nos viera sabe exactamente qué somos, una tremenda pandilla de chavas adolescentes, estudiosas y virtudienses que tienen por delante unas fabulosas vacaciones.

-Perpetua: Rosanna, ¿has traído tu cámara?

-Rosanna: faltaría más.

-Perpetua: pues haznos una foto, a mi y a Paciana, con las flores en la cabeza.

-Rosanna: bueno va.

Subo al autobús a buscar mi cámara y salgo con ella en ristre, dispuesta a disparar o lo que se me presente. Se juntan Perpetua, Paciana y a último momento Fabiola, y se las echo.

-Click-

En acabado el descanso volvemos a subir todas al camión, esta vez nos sentamos juntas las 4 amigas y emprendemos de nuevo el viaje. Ahora después de la primera parada la gente está mucho más animada y quien quisiera dormir lo dirime porque en medio de una clase que no tiene la obligación de estudiar es imposible. Docenas de transistores y revistas pasan de lado a lado y de delante hacia atrás, todo el mundo se intercambia lo que más las palabras e incluso el profesor Heriberto tiene que imponer un poco de silencio para no distraer en exceso al conductor.

Cuatro horas más, cuatro horas tienen que pasar hasta que hagamos la segunda parada. Esta la volvemos a hacer en una estación de servicios en medio la carretera y ahora salimos todas no a estirar las piernas, sino a correr, saltar y pegarnos entre nosotras. Nadie se pelea en el fondo, simplemente necesitamos de la educación física que tanto nos es impuesta en el colegio. Mientras mis compañeras juegan yo entro en el establecimiento de hosteleria de que dispone la estación, necesito hacer un pis. Hay diversa gente en el establecimiento pero me dirijo a un señor que hay en la barra para preguntarle sobre los aseos.

-Señor: al fondo a la derecha, pero espera, que te tengo que dar la llave.

El señor descuelga un llavero de un clavo en la pared y me lo da. Llavero en mano me dirijo donde me dice y ahí encuentro los aseos que busco. Después de abrir, el que me corresponde, con la llave, me introduzco en él y hago lo que... me corresponde. Termino mis avatares y puesto que se me ofrece un espejo, me doy un pequeño repaso para no parecer una mujer de nehandertal saliendo de un autobús. Cuando termino me dispongo, con la ayuda de la llave, a reabrir la puerta, pero esta se niega a abrirse.

-Rosanna: pero, ¡qué pasa! esto no se abre, ¡abreté! maldita seas puerta.

La puerta, peró, sigue negándose a cumplir lo que le ordeno. Sacudo con toda mi fuerza tanto la manecilla como el madero, pero es como dar palos al viento, porque la que antes no había reconocido recia puerta, sigue responsablemente firme ante mi.

-Rosanna: ¡maldita sea! ¡eeeeeeeeeeh! ¡socorro! ¡socorroooooooo!

Después de lanzar mis auxilios permanezco callada un momento, a ver si oigo algo, y me parece así ser. Oigo unos pesados pasos que se acercan y se sitúan ante la puerta, oigo una llave que se introduce en donde debe desde fuera y una cerradura que es accionada para abrirse, la puerta se abre.

-Rosanna: ¡oh gracias! me he quedado encerrada aquí, la puerta no se abría y no he podido hacer más que gritar. Perdóneme si he importunado el bar pero no he tenido remed...

Mis palabrás se ven, peró, tajadas, porque la puerta se vuelve a cerrar, y el hombre de redonda barriga que es el mismo que me había entregado las llaves al entrar en el bar, se ha metido dentro del reservado y, se ha encerrado con llave, ¡conmigo!

-Rosanna: oiga... pero... qué hace usted...

El hombre, peró, no parece oír lo que le pregunto, porque me toma de la cintura, me da la vuelta y empieza a tocarme todo el cuerpo; Barriga, trasero, piernas, torso, pechos, etc. Yo trato de oponer resistencia pues lo que me está haciendo este señor está penado por la ley.

-Rosanna: ¡oiga usted! dejemé! qué hace! esto es una violación, detengasé!

Mis brazos intentan oponer un más poco de resistencia y lo intento apartar de mi dándole golpetazos. Aunque como notan mis puños pegar a este hombre es como pegar al hombre goma, pues su oronda forma repele mis golpes. Aunque, quizá desgraciadamente, algo consigo, porque me toma los dos brazos, con uno sólo suyo, y con el otro me da una bofetada en toda la cara.

----PLAS----

-Rosanna: aaayyyy.

Después de pegarme la torta el hombre goma se detiene quizá para observar el efecto de su agresión. Yo resto derecha aunque ahora con los brazos inmóviles, pero no lloro, me prometí un día hace mucho tiempo no volver a llorar nunca y no voy a rendir esa promesa porque este sinverguenza me pegue una torta.

-Hombre.Goma: bueno bueno, veo que te has calmado. Te sugiero que sigas calmada porque va a ser lo mejor.

-Rosanna: ¿pero qué quiere hacer usted?!

-Hombre.Goma: te voy a hacer una cosa muy rica chica, bueno, será rica si te dejas, si opones resistencia será desagradable.

-Rosanna: pero, ¿usted me quiere violar?

-Hombre.Goma: ah, violar, qué palabra tan fea. Hazme caso chava, no pienses en las cosas que has visto por la tele y todo pasará rápido.

Diciendo esto el hombre me vuelve a tomar y ahora pega sus labios a mi cuello. Esta vez rehuso oponer resistencia por su falta de utilidad. Mientras siento los primeros labios que me besan el cuello, el hombre goma me va tanteando el resto del cuerpo. Me soba unos que reconozco sensibles pechos hasta que se decide a desabrocharme la blusa. Me la saca, la tira al suelo, y después de tirar también al suelo los sostenes que me ha sacado, empieza a mamar de mi, un hombre del cual ni sé el nombre y que usando la fuerza me ha encerrado en el retrete de una estación de servicio de la carretera.

Después de chupar de mi un rato, suelta mis pezones y ahora se dirije a mi boca. Yo lo veo venir de lejos que me va a dar el primer beso de mi vida, pienso rápido en como quiero recibir ese primer beso, si forzada o voluntariamente. Y acabo en decidir recibirlo de la manera que hasta el momento sé yo que se reciben los besos. Primero me da unos cuantos besos en los labios, sin meterme nada dentro, yo los recibo de igual manera dando besitos. Los cuento, nos damos 20 besitos hasta que llega el momento y el hombre goma saca su lengua para meterla dentro de mi boca.

Siento su lengua hurgar en mi boca buscando algo, me parece gracioso que me meta la lengua dentro quizá buscando un tesoro. Tan gracioso me parece que lo imito y meto también mi lengua en su boca a la vez que juego con la suya. Me parece haber conseguido lo que quería, darme mi primer beso con un hombre en forma que me gusta. A la vez que nos morreamos su manos siguen inspeccionando mi cuerpo y ahora desabrochan el botón de mis pantalones. Siguiendo el juego yo tomo con cariño su mano que tiene en mi cintura desabrochándome y la sigo hasta cuando me baja la bragueta.

La sigo hasta el momento en que una de sus manos se mete dentro de mi braguita, en ese momento siento una sensación la mar de agradable que me impulsa a elevar mis brazos y a abrazarle la espalda, a la vez que siento como me está haciendo algo en mi cosita que sabe divino.

-Rosanna: oooooh.

El hombre deja de besarme permitiéndome así suspirar sosegadamente mientras pegado a mi cuello me sigue haciendo esa cosa entrepiernas. Me sigue haciendo hasta que llega un momento en que tengo una explosión de.. no sé como llamarle, pero me gusta mucho y hubiéndose detenido él y mirándome, complacido, yo le gimo entregándole mi amistad, o confianza, o algo así le doy.

-Rosanna: aah, aah, aaah, aaah, aaaah, aah, aah, aah.

Cuando cesa mi gemir el hombre me saca del todo los pantalones y las braguitas. Se arrodilla ante mi y pone su boca en mi cosita. Empieza a chupar o besar o hacer algo y a mi me gusta tanto como cuando me tenía la mano ahí, pero me gusta mucho más y esta vez mis suspiros salen de una forma más natural, pues sé lo que me gusta.

-Rosanna: ooooh, señor, ooooh, que bien..mmmm.

El hombre goma me besa durante un rato la cosita pero no demasiado, pues aunque me gustaba mucho se levanta y me dice que me dé la vuelta.

-Hombre.Goma: date la vuelta.

-Rosanna: esto... no he hecho nunca el amor, dicen que la primera vez duele ¿verdad?

-Hombre.Goma: un poquito sí, pero te voy a dar un truco. A ver, tú vienes de un colegio religioso ¿verdad?

-Rosanna: sí, nuestra inmaculada trinidad de santa Isabela.

-Hombre.Goma: bien, pues tú cierra los ojos y piensa que es Jesús, que es dios que entra dentro de ti y por eso hace un poco de daño. Pero aceptándolo conseguirás tu entrada en el cielo cuando llegue el momento del juicio final. Hazte esa idea y el poco dolor que pudieras sentir se convertirá en bueno.

-Rosanna: esto... vale, lo entiendo.

El hombre me vuelve a dar la vuelta y maneja en mi cosita tras de mi. Siento la misma sensación que antes pero ahora se lo ve como haciendo una cosa difícil, como que no le sale.

-Rosanna: esto, ¿puedo ayudar en algo?

-Hombre.Goma: no, estate quieta y.... vale, ahora, ahora no te muevas, que Jesús va a entrar dentro de ti, pequeña.

Como me dice permanezco inmóvil y siento..... ooooooh.... una sensación que nunca antes había sentido. Una cosa grande que me entra entre una y otra pierna y me llena toda, toda mi se ve llenada de esa cosa y se apodera del movimiento de todo mi cuerpo. Mis brazos, mis piernas y mi torso se tensan cual gimnasta olímpico y suelto por la boca el más grande gemido que hasta el momento había soltado con este señor.

-Rosanna: ¡oooooooooh Jesús!

El hombre se detiene en una posición en que está pegado a mi, estamos en contacto por la cintura y justo en el sitio en que nos tocamos se siente su miembro que se me ha introducido. Técnicamente este acto se llama hacer el amor pero el acto supera a las palabras con diversos ceros a la derecha. El que permanecía inmóvil hombre goma empieza a moverse y a mi me parece lo más maravilloso que haya sentido nunca. En cada uno de sus movimientos siento una rica sensación de dulce frío en mi cosita que es especialmente intensa cuando el pene se me mete dentro. Cuando se me mete dentro me parece notar que toda yo soy un globo de feria que tiene las proporciones justas de un alargado fruto que me infla. Se establece entre nosotros un peculiar ritmo en que sus empeñones y mis suspiros van acompasados. La velocidad con que nos unimos sube por momentos hasta que llega un momento que no puedo seguir el ritmo con que se mete dentro de mi, y mi voz rompe toda armonía llorando azucar puro.

-Rosanna: ooooh, ooooh, ooooh, señor, es usted formidable, me gusta, me encantaaaah, aaaah.

El coger del señor se prolonga unos minutos en que toco el séptimo cielo e incluso algún otro, pero de pronto.

-Hombre.Goma: ¡ostia, tu colegio! te estarán buscando!

-Rosanna: uy ¿llevamos aquí mucho rato?

-Hombre.Goma: ¡ya ves! ¡a ver si me encuentro la policía aquí fuera!

Se me saca de dentro.

-Rosanna: ¡uuuuy!

Nos vestimos rapidamente y mientras lo hacemos quedamos de acuerdo en que no ha sido una violación y que lo he pasado bien. También establecemos complicidad en que esto quedará en secreto y ninguno de los dos lo dirá a nadie.

-Hombre.Goma: ¿y qué les diras de donde te habías metido?

-Rosanna: esto pues... ya me las apañaré, conozco el profesorado cual pastor a las cabras.

A la que salimos del wc el hombre goma se queda en el bar y yo lo despido quizá con sátira.

-Rosanna: adiós Jesús.

Quien sabe si es su verdadero nombre, pero de forma refleja levanta su mano y me saluda.

Tratando de aparentar la inocencia que quizá aún tenía al llegar a la estación, salgo del bar con una sonrisa de oreja a oreja y pido perdón a todos excusándome con "cosas de mujer".

-Profesor.Heriberto: pues hemos llamado a la policía, ¿ahora quien lo arregla esto?

-Rosanna: profesor Heriberto, va usted con una veintena de chicas. Creo que más vale que se vaya acostumbrando a cosas como esta.