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1997 se va, llega 1998, FIN DE AÑO espectacular

en Orgías

 Ya era 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes y domingo. Me despertó un beso en los labios y rápidamente me vino a la cabeza, la noche con María, era ella que ya estaba vestida, me dijo que no quería haberme despertado, pero que se le hizo tarde y se tenía que marchar, que luego me llamaría. No me dio tiempo a más, se giró y vi ese culo fabuloso como se movía mientras se marchaba.

Otra vez me venían los deseos, las dudas, de que hacer en la fiesta de fin de año. Recordé la llamada de mi madre y antes de levantarme, llame a mi casa, como si fuera algo casual. Cogió mi madre el teléfono, acto seguido como si no lo hubiéramos planeado la dije que se pusiera mi padre. Ella me contesto que no estaba que se había marchado hacia un rato. Pero me dijo que la cosa estaba difícil, porque mi padre pasaba de venir a Alicante a pasar el fin de año.

Quedamos en que llamaría a las dos de la tarde, que seguro que estaría mi padre, lo único que la dije a mi madre que no dijera nada de mi llamada y que cuando sonara el teléfono que no lo cogiera ella. Me dijo que así lo haría.

Hice varias cosas en casa y una vez finalizadas, me arregle y me dispuse a ir a casa de mis tíos, que quede en comer con ellos. Cuando salí de mi portal, me encontré con los vecinos y Antonio, me pregunto que había decidido. A lo que le conteste que recordara que le dije, que mi respuesta, se la daría antes del lunes y él me dijo como es domingo ya, Carmen me animo también a pasar el fin de año en la fiesta que habían preparado. No me comprometí a nada, pero les dije que esta noche cuando llegara, les diría algo.

Cuando llegue a casa de mis tíos, aparque fuera y llame. Me abrieron la puerta y para no variar, tenían invitados. Dos parejas que no conocía de otras veces. Serian de la misma edad que mis tíos. Ellos mayores que ellas. Diego y Amalia, el un hombre normal del montón, ella una “cotorra” pesada y fea como ella sola. La otra pareja era Miguel Ángel y Ruth, el muy delgado y alto, poco hablador, pero lo poco que decía hacía reír, se veía un tío simpático. Ella bajita y al lado de él, se la veía más bajita. Delgadita pero con unas tetas de campeonato, que no se si resaltaban más por el tamaño de ella. Y un culito acorde con su tamaño, con una forma muy bonita.

Mi tía que lo noto, se acercó a mí riéndose y me dijo que no pensara en “cosas malas”, que además sería imposible, que la atravesaría, yo la respondí que era muy mala, volviendo a reírnos los dos. Fui a ayudar a mi tía, que sabía lo de mi madre y me dijo que sería fabuloso, porque sería una entrada de año fabulosa. La dije que ahora llamaría a mi padre para convencerlo, que esperaba que saliera bien. Cuando me fui a llamar por teléfono, me pare y me di la vuelta, en voz bajita le dije a mi tía que me quería sentar junto a Ruth, me sonrió diciéndome, no sé, no se…

Llame a mi casa y después de sonar bastante, oí al otro lado a mi padre. Le dije que me gustaría que se viniesen el fin de año y cuando iba a continuar, me corto diciéndome que NO, que él me pagaba el avión, que me  fuera yo a Madrid. Después de más de media hora no hubo manera, se enroco en el NO y se terminó la conversación.

Mi tía me pregunto qué tal fue, contestándola que fue imposible, que ya sabía lo cabezón que era mi padre. Ella me dijo para el día de reyes, déjame que ya lo veras. Otra cosa, me dijo, te pondré junto a Ruth, pero ya te aviso que no te pases, que esa no es como mis otras amigas, esta te da un corte delante de todo el mundo sin pestañear. Si la quieres tantear solo de palabra y con cuidado, pero de ahí no pases, ya te lo aviso. Que tú ves una madurita y con ese par de tetas y pierdes el oremus.

Tía, que poco confías en mí. “Un perro mate y mata perros me llamaron”. Ella riéndose me dijo que no me hiciera la víctima y que tenía razón, que no se fiaba de mí para nada, habiendo una mujer por medio. Diciéndome que yo pensaba más con la cabeza de abajo, que con la de arriba.

Mi tía sentó a los tres hombres juntos, con la excusa de que siempre hablaban de los mismos temas y a ellas les aburrían. Efectivamente yo quede sentado entre las dos invitadas, quedando a mi derecha Ruth y a la derecha de Ruth mi tía. Al rato de estar comiendo si exceptuaremos a Amalia, todo sería ideal. Con Ruth parecía que tenía mucha complicidad.

Pero a un par de comentarios, que juro que fueron sin mala intención, se puso borde, diciendo en voz alta… mirad con el niñato, que me está tirando los “trastos”, no me podía creer lo que acababa de oír. Todos se rieron, menos yo, por lo que no me pude aguantar y la dije que si se creía que era Charlize Theron o Angelina Jolie, (que eran las actrices que me gustaban en aquella época, bueno y ahora también), pero antes de que pudiera replicarme, la dije que tendría que crecer un poco para empezar a parecerse a ellas.

Es que no había cosa que me cabreara más, en esa época, que me llamaran crio o niñato. Las mujeres se quedaron calladas y los hombres, sabían que había pasado algo, pero no se enteraron. Por lo que preguntaron, respondiendo mi tía, que no pasaba nada que eran unos cotillas y les sonrió. Mi tía me miraba fijamente y me hacía señas para que pidiera disculpas, pero pase de decir nada, seguí comiendo y ya no hable más.

Amalia pregunto que además de los presentes, quien más habría en la cena de fin de año. Respondiendo mis tíos diciendo varios nombres, que pocos me sonaban. Entonces mi tío se dirigió a mí y me dijo que pensaba hacer yo. Contestándole que ya tenía planes. Él me dijo que muy bien, pero que la comida de año nuevo, prohibido faltar, a lo que le dije que estaría.

Cuando se pusieron a hablar de sus cosas los hombres otra vez, mi tía acercándose un poco a mí, lo que le permitía el cuerpo de Ruth, que estaba en medio, me pregunto que ella contaba conmigo, la dije que había gente que me haría sentir incómodo. Abrió los ojos, por mi respuesta y porque entendió que iba por Ruth. No dijimos nada más.

Cuando acabamos de comer no quise esperar ni al café, despidiéndome de todos que había quedado. Mi tía dijo que me acompañaba a la puerta y detrás lo hizo Ruth, como el coche estaba fuera, Ruth dijo a mi tía que hablaría conmigo fuera y mi tía me miro fijo. Una vez fuera…

-No sé porque te ofendió mi comentario, fue una broma.

-No me ofendió, me molesto. Y cuando le haces una broma a alguien y no se ríe, es que no fue una broma. Pero además tú sabes que no fue una broma, que tú eres de las que se creen que están por encima del bien y del mal.

-Ves, esa es la diferencia entre un hombre y un crio. Un hombre lo hubiera aceptado. Un crio no.

-No sé cómo serán los hombres que tú conoces, pero como sean como al manso de tu marido…, entiendo tu comentario. Que ya he visto con que respeto lo tratas. (Porque en el rato que estuvimos, lo trataba como a un muñeco y le hacía unos comentarios despectivos) Y no sé qué coño hago hablando aquí contigo.

-Que mal educado que eres. Y no seas crio y ven a cenar, no les des plantón a tus tíos.

-Paso de verte la cara. Así te ahorro cenar con un mal educado y más cosas.

La deje diciendo algo, me monte en el coche y me marche. Como nada más meterme puse música, mientras maniobraba para salir, la veía mover los labios. Como llegue pronto, pase por casa de los vecinos, diciéndoles que iría a cenar el fin de año, que lo mismo iba acompañado, que contaran conmigo y les pregunte cuando podría ir al local para ir colocando las luces y el sonido.

Antonio me comento que al día siguiente lunes, estaría gente en el local haciendo cosas. Como no sabía dónde estaba exactamente, Carmen se ofreció a acompañarme ya que ella también tenía que hacer cosas allí.

Una vez en mi casa, me llamo mi tía y me dijo que había pasado, contándole todo lo que nos dijimos, sin quitar ni añadir nada. Me comento que ella entro blanca y que le dijo que había llamado cornudo a su marido. La dije a mi tía que le llame manso, por lo corderito que es. Que si tiene cuernos, eso ya ni lo sé ni me importa.

Al día siguiente cuando llegue al local, que yo pensaba que estaría mal, vi que era un local, que en algún momento fue un negocio, oficinas o algo similar. Estaba sucio, eso sí, pero con agua y jabón, tenía solución. El problema era que no quedaba ningún enchufe, los tubos fluorescentes tampoco y quien los quito, no tuvo ningún cuidado.

Había más trabajo del que yo creía, porque lo que me contaron no fue eso. Pero también tenía solución. De hombres no había ninguno, estaban todos “perdidos” por ahí. De las mujeres que había, había algunas que nos saludábamos, otras que las conocía de vista. Carmen hizo las presentaciones, había algunas que estaban estupendas y que nada más verlas, me entraron por los ojos y por donde no son los ojos.

Era como un sueño, todas maduritas. Algunas con cara de picaras total. Me puse a trabajar y de vez en cuando oía murmullos y risitas, estaba claro que hablaban de mí y si tenía alguna duda, Carmen en un momento dado, me dijo que no las hiciera caso, que alguna estaba muy salida. Hasta el mismo día 31 por la mañana estuve liado terminando de instalar todo. Pero también me llevo más, porque cada vez que había que mover algo pesado, allí tenía que ir yo, que alguna de las mujeres aprovecho para rozarse y yo también, he de reconocerlo.

Quise saber que tenía que aportar yo apara la cena, ya fuera dinero u otra cosa. Todo el mundo dijo que ya había pagado con el trabajo que hice. De todas maneras, no quise ir con las manos vacías y me fui a una bodega, comprando una caja de un buen vino tinto.

El día anterior llame a María, porque quería que se viniera a cenar, pero solo le pude dejar varios mensajes de voz. Estaba como desaparecida. Así que el 31 sobre las 11 de la mañana cuando termine de probar todo, volví a llamarla y la misma situación del día anterior. Me pase por la heladería y me tome una cerveza, que estaba todo el mundo ya de fin de año. Algunos ya pesaditos.

Cuando recibo una llamada y no sabía de quien, no me sonaba el número. Era María, que tuvo problemas con su móvil y estrenaba otro. Le dije lo de la cena y me dijo que claro que sí, que nunca tomo eso de las uvas, que ella el año nuevo lo estrena de otra manera, diciéndola yo que seguro que no quedará defraudada. Riéndonos los dos. La dije que la recogería a las 5, para traerla a casa y que se cambiara allí, a ella le pareció bien.

A las cinco en punto la recogí y la lleve a mi casa. Una vez allí, nos besamos apasionadamente, pero ella corto rápido. Diciendo que no nos daría tiempo, ya que se tenía que bañar, arreglar… pero que quedaba pendiente para la noche.

Ella me preguntaba que como era eso de ser una pareja liberal. Yo conté como lo vivíamos Sofi y yo. Que Sofi prefería los tríos con mujeres. Ella me confesó que había tenido fantasías con mujeres, pero que cree que no llegaría hasta el final, que le gustaban los hombres. Yo solo la dije que era cuestión de probar y que nunca se sabía.  También hablamos de la gente que estaría en la cena, que yo no conocía mucho, exceptuando a mis vecinos. Si veíamos que la fiesta era aburrida, teníamos la opción de trasladarla a casa o irnos al pub liberal, que había una buena fiesta. Ella solo dijo… lo veremos.

Después de estar hablando un rato de ese tema y otros, ella se fue al baño. Pasado ya un buen rato, yo me fui al otro aseo, me duche y me arregle, quedaba poco para irnos a la cena, que era a las 9 de la noche.

Ella salió vestida con un traje corto de fiesta, azul celeste brillante. Era tan corto el vestido, que se veían unas piernas larguísimas, para perderse entre ellas. La melena suelta, que brillaba. Iba maquillada lo justo, pero le sentaba estupendamente. Se puso un chaquetón encima y cuando nos dispusimos a salir, no me pude aguantar, besándola de una forma caliente, no me hubiera importado no ir a la cena, se lo dije y ella me sonrió.

La dije, que esta noche “levantaría” pasiones entre los hombres y seguro que también en alguna mujer, además de mucha envidia y demasiados cotilleos. Cuando llegamos estaba totalmente lleno ya. La primera sorpresa de la noche fue ver a Eva, no la esperaba allí. Antonio al vernos se acercó y nos fue presentando a todos.

Las presentaciones fueron rápidas, me presento al marido de Eva, que yo sabía que él no sabía que era yo el que tenía algo con su mujer. Se le veía un tío un tanto pasota. Las mujeres iban todas espectaculares, incluso alguna que los días anteriores no me llamaron la atención. Pero no me equivoque, cuando María se quitó el chaquetón, las miradas fueron apoteósicas, me aguante la risa.

Iniciamos la cena y el vino corría como si fuera agua. Algunos y algunas no llegarían en pie a las 12 de la noche, para tomar las uvas. Qué manera de beber, pero los que iban ganando en la carrera eran los hombres, me imagino también, porque empezaron antes de llegar. Bueno había un hombre que solo bebía agua y no fumaba tampoco. Sin contar a Bárbara, los más jóvenes éramos nosotros. Ya que todos los matrimonios habían dejado a sus hijos con alguien de la familia. Y Bárbara logro estar, por la complicidad de la madre.

El hombre que no fumaba, me entere, que le habían operado del corazón y no estaba todavía recuperado del todo. La mujer era una de las más folloneras, muy graciosa y una de las que me había gustado los días anteriores. Acabamos de comer pronto y rápido recogimos todo, para tener las uvas preparadas. Me pidieron que conectara la música ya y la televisión que bajo un vecino, para poder ver el reloj de la Puerta del Sol.

Una vez conectado todo, la televisión sin sonido de momento y las luces preparadas para encenderlas una vez que empezara lo que era la fiesta. Estábamos todos de charlas en grupos, cuando llaman a la cristalera y entra una pareja, que casi todos conocían, menos nosotros.  

Saludaron a casi todos los presentes y se quedaron hablando con tres parejas. Tendrían sobre los 35 años. Los dos físicamente muy bien cuidados. Ella se veía que era una mujer elegante, con un cuerpo que no tenía nada que envidiar al de María, que levantaba pasiones en los allí presentes, donde me incluyo yo. Ahora miraba hacia nosotros, tenía unos ojos grandísimos de color azul claro, un pelo moreno por encima de los hombros. Una boca con unos labios carnosos y con la boca con una expresión semiabierta, como si esperara tener algo en ella.

Nuestras miradas se cruzaron y estoy convencidísimo que ella sabía las pasiones que levantaba. Su mirada fue penetrante. También llevaba un vestido de fiesta súper corto, enseñando unas piernas muy bonitas, que con los tacones que llevaba hacían el mismo efecto que las de María.

Ella se acercó a su marido y le dijo algo al oído. Yo disimule, pero vi como el marido muy discretamente nos miró. A los cinco minutos se acercaron a nosotros y tomando la iniciativa, se nos presentaron. Ella se llamaba Maribel y el Diego. María y ella conectaron rápidamente, sonsaco a María que si éramos pareja, contestándole María que no, que solo amigos, que me había acompañado porque ninguno de los dos teníamos ninguna fiesta por ahí. Que conocíamos poca gente.

En la conversación, oí como Maribel decía que a ella los hombres altos la encantaban. Yo mientras hablaba con Diego, que decía que como fuera la fiesta un muermo él se marchaba. Seguíamos juntos hablando, cuando avisaron que todo el mundo cogiera su paquete de uvas, que ya estaba a punto. Así lo hicimos y se le dio volumen al televisor, donde los comentaristas ya explicaban lo de todos los años.

Empezaron las campanadas y todos nos comimos las uvas, bueno la verdad que algunos estaban tan “perjudicados” que no pudieron tomarlas. Y una vez finalizado lo de siempre, felicitaciones, besos… Aproveche para darle a Maribel dos besos, totalmente descarados cerca de la comisura de sus labios, el primero no se lo espero, pero el segundo ella respondió muy bien y me miro a los ojos, de una manera que dejaba pocas dudas.

Después se cambió el tipo de luz y con la música nos pusimos a bailar. Después de llevar un rato bailando, pare y me fui a beber, llegando María, que me dijo al oído, que había mucho salido, que ya no sabía con la excusa del baile y la poca luz, cuantas veces la tocaron el culo. Me hizo gracia y la dije que ya se lo advertí. Enseguida se nos pegó Diego y la mujer bailaba en plan descaro poniendo a más de uno a mil. Junto a ella Bárbara que le seguía el rollo.

María se volvió al centro del baile, como se contoneaban, nadie las hacia sombra. Diego charlaba conmigo, me daba la sensación de que quería preguntarme algo, pero no se decidía. La mujer no nos quitaba ojo, aunque estuviera bailando. Se la veía a ella más decidida y seguro que era la que llevaba la voz cantante.

Luego llego Antonio y hablo conmigo, pero poco le entendía, estaba pasadísimo, pero mientras me hablaba, vi como Diego mirando hacia donde estaba su mujer, le hacía alguna seña y encogía los hombros. Se fue hacia su mujer y se puso a bailar. Vi como Maribel venia hacia donde yo estaba con Antonio y se puso a hablar con nosotros, como dejamos de hacer caso a Antonio, él se fue a charlar con otros. Maribel que estaba “alegrilla”, me agarro del brazo y me llevo a un extremo de la sala, disimulando con la excusa de fumarse un cigarro.

-Creo que te puedo hablar con toda sinceridad y espero no equivocarme. Esto lo tenía que hacer Diego, pero le ha dado corte. Así que iré al grano, para no perder el tiempo, aunque creo que sabes lo que es. 

-Creo que lo sé, pero mejor cuéntame, pero si es lo que yo pienso la respuesta es un SI rotundo, pero…

-Desde el fin de año pasado, fantaseo con una doble penetración, pero ha sido eso una simple fantasía, de ahí no he pasado. Con mi marido lo hacemos pero con un consolador, pero eso ya no me satisface y me lleva prometiendo que antes de acabar este año cumpliríamos mi fantasía. Y nada más veros lo tuve claro, pero después de los dos besos de felicitación, estoy que no aguanto. ¿Era esto lo que creías que quería decirte?

-Jajaja, no te creía tan directa, pero más o menos lo mismo. Creía más en un intercambio con mi amiga.

-La bebida y la calentura me han lanzado. Estoy abierta a todo, quiero empezar el año muy bien. Y viendo lo cuidado que estas y que ni bebes ni fumas, seguro que aguantaras…

-Déjame que hable con María y te digo algo.

Ella se fue y cuando vi que María miraba hacia donde estaba yo, la hice una seña y se acercó. No le conté lo que me dijo Maribel, pero le dije que querían acabar la fiesta en mi casa con nosotros.

-¿Tu que le has contestado?

-Que te preguntaría a ti. Porque no sé si te gustaban y si querías.

-¿Te gustan a ti?

-Mucho.

-Pues por mi está bien, pero te aviso de antemano que yo no interactuó con mujeres.

Ahora bailaban las dos junto a Bárbara, estaba claro que las tres acaparaban las miradas de los hombres y de algunas mujeres. Diego se acercó y me pregunto que como lo haríamos para no llamar la atención. Le conteste que nosotros nos iríamos antes y luego ellos, mientras estábamos hablando se acercaron las dos mujeres y no nos dimos cuenta de que Bárbara estaba cotilleando.

Yo les iba a decir donde era mi casa, cuando Bárbara dijo que ella los llevaría, como vive puerta con puerta, a lo que Maribel dijo que perfecto. Por lo que yo no dije nada.

Nos despedimos y María y yo nos fuimos. Nos costó, pero guardamos la compostura hasta llegar al ascensor, allí fue como una guerra. Ella estaba toda mojada, cuando se lo dije, me contesto que no había nada que la pusiera más arrecha que notar a los hombres caliente por ella.

Llegamos a casa y una vez que entramos, saque unas copas y una botella de cava que tenía en el frigorífico. Todo preparado, estábamos en un sillón en pleno faje, cuando sonó el timbre de la puerta. Me levante y abrí, pasaron Maribel y Diego, Bárbara me saco la lengua y me guiño un ojo, la dije que pasara que se tomara una copita, entro conmigo a la cocina y la dije que solo se quedaría si se comportaba más “puta” que nunca, me sonrió y me beso. Los tres se quedaron un poco cortados por la presencia de Bárbara, pero yo no les hice ni caso.

Una vez sentados llene todas las copas bien, menos la mía, que le puse lo justo para brindar. Mientras estaban hablando de tonterías, imagino que esperando que Bárbara acabara la copa y se fuera. Maribel me pregunto por el servicio, me levante y la acompañe, abrí la puerta del pasillo, la deje pasar primero y cerré la puerta, abrí la puerta del baño encendí la luz y no me lo pensé, entre con ella y la bese, ella se puso como una fiera, me mordía, me absorbía…

Me desabrocho con una facilidad increíble el pantalón y cuando agarro mi polla, solo dijo… uuuhhhmmmmmm es más grande que mi consolador… madre mía. Salimos del baño, que fue una excusa para decirme que Bárbara se fuera, la dije que se callara y en vez de volver al salón, la lleve a mi cama. Nos desnudamos rápidamente y ella se fue directamente a mi polla, mordisqueándola, lamiéndola, hacia maravillas con su lengua.

Oí una puerta y apareció por el pasillo Bárbara, que me sonrió se desnudó y se fue a comerle el culo a Maribel, no la deje que se diera la vuelta para ver quien se lo hacía. Pero se veía en su cara que se lo estaban comiendo muy bien. Ella me dijo con voz suave que si seguían así se correría, al oír eso Bárbara también, vi como hundía mas su cara y Maribel, dejo de comerme la polla, para gritar sin cortarse un pelo, le daba igual todo, que manera de correrse.

Cuando acabo se giró y al ver a Bárbara, solo dijo, vaya con la chiquilla, es la primera vez que me lo hace una mujer y ha sido bestial. Giro mi cabeza y veo a María y Diego, ella delante y el detrás, se están metiendo mano mutuamente, sin quitar la mirada de lo que ocurre en la cama.

Maribel se levanta y le cuenta a María su fantasía, pidiéndole de por favor que le deje cumplirla, María dice que ella tampoco lo hizo nunca, pero que hoy también lo hará. Ella en agradecimiento le dio un súper morreo con lengua a María, que no se lo esperaba, pero tampoco rechazo.

Diego estaba tumbado para que su mujer se sentara encima, pero ella le dijo que no, que prefería que yo se la metiera por el coñito, que era mucho más grande y la quería sentiré hasta los huevos. Y no se lo pensó, se vino derecha, la dije de ponerme un condón y me dijo que de eso nada que a pelo, que no me preocupase. Se fue sentando, a pesar de estar mojadísima, costo, pero nos dio más placer.

Estuvo un rato subiendo y bajando, el marido tenía prisa y ella le dijo que tranquilo, que se estaba adaptando. Menuda puta tienes le dije a Diego, que el no contesto, pero Maribel si lo hizo, diciendo que a partir de hoy putón. Ya veía que estaba muy cerca de correrse o eso me parecía, ella ahora fue la que metió prisa a su marido.

Mientras el empezaba a metérsela por el culo, ella se quedó parada, para facilitarlo y aprovecho para tocar las tetas de María que estaba tumbada a mi lado. Me sorprendió la reacción de María, porque además de dejarse, estiro una mano, tocando una teta de Maribel.

Cuando Maribel se sintió llena, su cara era de total felicidad. Solo decía… “Joderme con fuerza, mamones, romperme toda, mas, más fuerte, si, así, que llego, que llego, no paréis, acabo, acabo, Siiiiii, pero no paréis que acabo otra vez y esta vez grito mucho más”

Diego se salió y Maribel se quedó tumbada encima mía, yo gire la cabeza y María me beso muy cachondamente, creyendo que la había puesto a 1.000, la pregunte si le había gustado, contestándome que sí, pero mucho más la comida que le estaba haciendo la pequeña putita, mire y vi a Bárbara comiendo a María, Diego al verlo se puso detrás de ella y empezó a follarla.

Luego le dije a María que se sentara ella que la follariamos ahora los dos y ella dijo pero yo prefiero que me folles el culo. Maribel dijo, serás capaz de meterte todo eso por detrás y ella dijo mira y aprende.

Se sentó encima de diego y no espere nada se la metí hasta el fondo, que manera de moverse María, se movía mucho mejor que Maribel, el movimiento de caderas era único. Mientras estábamos follando Bárbara le dijo a Maribel, que era cuestión de practicar, que luego entraba muy bien. Y Bárbara me dejo impresionado, porque agarro el pelo de Maribel y dijo, ahora te toca a ti puta y la llevo a su coño.

María estaba que se corría ya, decía que no se podía aguantar más, Diego se corrió y cuando oyó María como lo hacía, no se puedo aguantar, gritando y gimiendo hasta que acabo. Sonó el timbre de la puerta, cosa que me extraño, por la hora. Mire y vi que era la madre de Bárbara. Cerré la puerta del pasillo y abrí, ella al verme así desnudo, no dijo nada solo me beso, venia loquita porque alguien la follara, estaba empapada.

La dije que no hiciera nada de ruido, abrí la puerta del pasillo sin hacer nada de ruido y nos asomamos con mucho cuidado para ver mi habitación, fue sorpresa para ella, pero para mí también, porque estaban las tres enrolladas entre ellas y Diego se acariciaba su polla.

Mientras ella miraba, yo  metía mi mano por debajo de su falda, desde atrás, aparte sus bragas y le metía los dedos que entraban con total facilidad. La lleve al salón y no me espere más la hice desnudarse y sentarse sobre mi polla, necesitaba correrme y que mejor que en su coño.

Ella cabalgaba con muchas ganas, la daba palmadas en el culo y no protestaba, solo gemía y pedía más. Vi aparecer a Bárbara que cuando nos vio sonrió, diciendo… que necesitada esta la pobrecita, su madre giro la cabeza, la miro suspirando, sin decir nada. Bárbara se acercó y la beso apasionadamente, comiéndola un pezón mientras le hacia una paja, lo que hizo que se corriera rápidamente, haciéndolo yo inmediatamente después.

Se oyeron voces y Carmen como si fuera un rayo, cogió su ropa y se fue a la cocina. Eran Maribel y Diego que se marchaban, porque mañana tenían una comida fuera de Alicante y querían dormir algo, aunque fuera muy poco.

Una vez que nos despedimos dándonos los teléfonos, al oírse cerrar la puerta salió Carmen de la cocina vestida. Quedándose Marida sorprendida porque no sabía que estaba allí. Me miro y la dije que no pensara más. Me acerque a Carmen y la bese, ella ni se resistió. María lo entendió todo perfectamente. Una vez que se fueron madre e hija, María me dijo, que no sabía que decir a lo de esta noche. Pero que se sorprendía de lo bien que me lo pasaba y la naturalidad que le daba a todo. Nos fuimos a la cama y follamos solos, hasta dormirnos.

A las doce y media sonó el teléfono varias veces, cuando yo lo oía no tenía ni idea la hora que podía ser, era mi tía, recordándome la comida y yo con toda mi cara le dije que me había pillado casi saliendo. María medio adormilada me pregunto qué pasaba, diciéndola que me tenía que ir, pero que ella se quedase el tiempo que quisiese y que había comida en el frigorífico.

Justo cuando llegaba al chalet de mis tíos, sonó el móvil, era María para decirme que se iba a su residencia y descansaría hasta mañana, que la llamara. Así quedamos, esta vez en vez de dejar el coche fuera, llame para meterlo dentro, porque tenía pensado después de comer dar una cabezada en casa de mis tíos.

Salió mi tía Lucia a recibirme y lo primero que hizo, fue darme un abrazo muy fuerte felicitándome el año nuevo. Pero después de tanta efusividad vino la “sorpresa”, me dijo que había invitados a comer, como no me sorprendió nada, la dije que a que tanto misterio, si su casa parecía el hotel Lucia, ella se rio y me dijo que no era por eso.

No entendía a que tanto misterio, con el sueño y el cansancio que tenía, me costaba hasta pensar, hasta que me comunico que en la comida estarían presentes Ruth y su marido Miguel Ángel. Estuve a punto de marcharme y le dije a mi tía que eso me lo tenía que haber dicho. Ella me dijo que si me lo hubiera dicho, no estaría ahora mismo allí, que me conocía. Además piensa que no se iban a quedar a comer y lo ha hecho para arreglar vuestras diferencias.

Mira para tener la comida en paz, lo mejor será que no cruce ni una palabra con ella. Llegamos al salón y por lo que vi las sorpresas no habían terminado. Porque a la primera pareja que me fueron a presentar eran Enrique y Elena, la pareja que conocí por internet, una que el marido era un cornudo consentido y voyeur.

Se quedaron helados cuando mi tía nos presentó, dijo mi sobrino e ahijado Carlos, Carlos te presento a  Julián y su mujer Ángeles. Me adelante le día la mano a él y dos besos a ella, como si no los hubiera visto en mi vida, eso les hizo relajarse un poco más, sobre todo a él, que tenía cara de descompuesto. También me entere que no regentaban un negocio, él era médico y ella abogada.

Luego mi tía me presento a otras tres parejas que no hace falta describirlas porque lo cierto que pasaron desapercibidas para mí, eso sí a todas las salude cordialmente y a ellas con dos besos. Felicitándonos mutuamente el año. Al final quedaban Miguel Ángel y Ruth, fui yo el que me acerque a ellos, con la mirada atenta de mi tía y le di la mano a los dos felicitándoles el año, retirándome rápidamente de ellos.

Ángeles estaba escuchando algo que le decía su marido reservadamente, cruzamos nuestra mirada y nos sonreímos con discreción. Mi tío se acercó a Julián y agarrándole del brazo se lo llevo junto a los otros a enseñarles algo. Lo que aproveche para acercarme a Ángeles y la dije que sorpresas da la vida, ella sonriendo dijo que mientras fueran buenas… Yo le dije que su marido seguro que no opinaba lo mismo, por la cara que tenía. Mi tía nos llamó, pero antes de ir con ella, Ángeles me dijo, tranquilo solo tiene un ataque de cuernos, date cuenta que al principio duelen, luego cuando crecen ya no y dio una carcajada.

Para justificar la carcajada, dijo… Lucia que sobrino más chistoso que tienes. Mi tía se relajó y dijo que si, que era muy bromista. Ya estaba otra vez cachondo y yo quería una comida relajada, distendida y luego descansar.

Lo cierto es que la comida fue bien, Ángeles a mi lado sobándome la pierna y yo a ella. Ruth cada vez que me miraba, era como si me apuñalara, no sé si porque hable con todas las mujeres y con ella no, o porque no la mire ni una sola vez.

En los postres pusieron champan y tomo la palabra mi tío, haciendo un escueto brindis… Hoy jueves celebramos el primer día del año 1998, os deseo a todos que lo mejor del 1997 sea lo peor de este nuevo año. Cuando íbamos a brindar mi tío dijo que un momento. Se me olvidaba que las diferencias del 1997 se queden allí, esto lo digo por Ruth y por el cabezón de mi ahijado. Nos reímos y brindamos.

Ángeles me pregunto que me paso con Ruth y se lo resumí, ella me dijo que la conocía bien, que no era mala persona, lo único que tenía alguna carencia. Yo la pregunte carencias de que, ella al oído me dijo, que le hacía falta un buen “puntazo” y se rio. Yo para seguirla el rollo la dije que buen chiste y ella me dijo que no me lo decía en broma, para afirmar sus palabras me dijo… Pero tú has visto la poca cosa que tiene de marido, que todo el mundo lo ningunea. Eso a las mujeres no nos gusta.

Cuando fueron a tomar el café, le dije a Ángeles que me iba a descansar y ella me dijo que nos teníamos que ver sin falta, diciéndola que estaba de acuerdo. Me fui para mi tía y dije que me iba a dar una cabezada que sobre las seis me diera un toque. Ella me dijo que vale, pero que le gustaría que hablara con Ruth y yo la dije que no era ni el momento ni el lugar, con todo el mundo pendiente, que otra vez será.

Me subí a la habitación que utilizaba yo, quiete la ropa de la cama y me desnude quedándome con el bóxer solo. Estaba pensando en Ángeles y estaba poniéndome cachondísimo, estaba boca arriba medio dormido y notaba como mi polla se iba poniendo “contenta”. Por lo que trate de cambiar de pensamiento para no quedarme con el calentón. Lo mismo mi tía buscaba un hueco, aunque con tanto invitado era difícil.

Cuando estaba ya medio rendido a los brazos de Morfeo, veo que se abre la puerta y entra Ruth. Que lógicamente me vio como estaba, no dijo nada solo clavo durante unos segundos sus ojos en mi paquete.

-Disculpa que haya entrado así, pero no me gusta los enfados tontos y cuanto antes se arreglen los malos entendidos mejor. Y… ¿Te puedes tapar?

-No veo donde está el mal entendido y si me puedo tapar, pero así estoy bien.

-No creo necesario tanta falta de respeto ni el trato que he recibido desde que entraste esta mañana al salón. (Se le escapaba la vista a mi paquete)

-Hoy no puedes decir que te he faltado al respeto en ningún momento. Cuando he llegado te he saludado y felicitado el año. Es cierto que no he hablado contigo, ni te he mirado, ni te he dado dos besos, porque lo mismo hubieras dicho que te quería… Pero yo solo tengo una pregunta.

-Puedes hacerme las preguntas que quieras.

-De momento solo una y creo que me la contestes pero yo la hago. De todo lo que ha pasado hoy que es lo que más te duele o más te ha molestado ¿Qué haya pasado de ti, que no te mirara con ojos de deseo, que no te diera dos besos, que no te hablara o… que no me haya tapado y tus ojos te traicionen mirando donde no debes?

Con lo pequeñita que era, después de la pregunta se quedó tiesa como un palo, estaba claro que no sabía si salir corriendo, insultarme o que. Reacciono tarde pero lo hizo, se dio la vuelta para irse, pero salte de la cama y estire un brazo sujetando la puerta. Acto seguido puse el pestillo.

Ella se puso más tiesa aun y mirándome me dijo… ya puedes abrir la puerta y no lo repetiré ABRELA, iba a decir algo más, cuando sin decir yo nada la cogí en brazos, era como coger a una pluma, llevándola a la cama, pero antes de dejarla sobre ella, la bese en la boca, ella se resistió, pero una resistencia que se veía fingida, incluso me dio un mordisquito en el labio, la deje en la cama, me lleve la mano al labio donde me mordió y me di la vuelta abriendo el pestillo, la dije que ya se podía ir.

Ella se levantó muy digna, pero contrariada, sabía que no se iría, porque esas tetazas que tenía la traicionaron, porque sus pezones estaban que se salían. Fue hacia la puerta, hizo una pequeña parada, pero abrió la puerta y se marchó. Pero solo pasaron segundos cuando se volvió a abrir la puerta. Esta vez entro y puso ella el pestillo. Mirándome me dijo…

-Eres consciente de que esto es una locura. De que si nos pillan se lía una gorda.

-Ven aquí y calla.

Ella se acercó y yo me senté en el borde de la cama, la fui desnudando poco a poco, hasta dejarla sin nada de ropa, tal como estábamos empecé a besarle las tetas, que eran estupendas, ella me agarraba y me acariciaba la cabeza. Diciéndome que no teníamos tiempo, que alguien se daría cuenta de su ausencia. Yo sabía que mi tía nos encubriría, aunque luego se enfadara conmigo.

Mientras lamia sus pezones, agarraba su culito, que parecía frágil y delicado. También acariciaba su coñito, que no estaba depilado, pero muy arregladito. Mis dedos entraban bien y ella se retorcía de gusto. Como sabía que había prisa, me desnude y mi polla se alzaba toda tiesa, ella se quedó mirando sin decir nada y la pregunte si le gustaba, ella solo dijo que era una maravilla.

La levante y la coloque de tal manera que su coñito diera con mi polla, ella fue marcando el ritmo de como metérsela, era increíble que se fuera metiendo toda. Lo único que se la oía era bufff Mmmmmm bufff y así todo el tiempo. Estaba colgada de mi cuello, subía y bajaba como si le fuera la vida en ello. Yo mientras seguía comiéndole las tetas y ella se apretaba más. Estaba claro que no quería hacer ruido.

Poco a poco fui jugando con la entrada de su anito y dos de mis dedos entraban con facilidad, ella además no se quejaba,  eso quería decir que alguien ya había estrenado el agujerito. Ahora era momento de dejarse de remilgos, así que la coloque a cuatro y empecé a follarla con fuerza, ella no se quejaba, estaba ya de tal manera que se agacho mordiendo la ropa de la cama y se corrió, pero amortiguando sus gemidos y chillidos.

No tenía condones, la avise de ello y que estaba a punto de correrme, cállate y lléname fue lo único que me dijo. Seguí embistiéndola bien hasta que la llene con toda mi leche, cuando ya me iba a parar ella me dijo que estaba a punto, por lo que continúe hasta que se corrió nuevamente. Una vez que terminamos ella se levantó rápidamente y se vistió, yo la dije que se esperase, que fuera al baño que si no chorrearía, no me quiso hacer caso.

Antes de irse la dije que teníamos que repetirlo con más tranquilidad, contestándome que si no se muere de vergüenza lo mismo. Me beso y salió corriendo.

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