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1 de enero

en Sexo con maduras

Agradeceros a las 61 personas que habéis valorado mi relato numero 100 incluidos los dos de siempre. Pero sobre todo a aquellas personas, 39 exactamente que hicieron algún comentario de verdad MUCHAS GRACIAS. De la misma manera que a los que me felicitaron por medio del correo electrónico e hicieron algún comentario o valoración. Aunque me falto algún correo, pero no todo siempre pude ser perfecto. Y lo prometido es deuda, de parte de Patri81 o Patri, que ahora mismo no sé cómo sale cuando hace algún comentario y que ha estado en la fiesta de Halloween aquí, un fuerte saludo para todos y todas vosotras y vosotros.

 

Después de la ajetreada noche, mi tía y yo nos quedamos dormidos en la misma cama y no paraba de sonar el timbre de la puerta. Me levanté como pude, que tuve que hacer un gran esfuerzo. Era mi tía Marisa, que por cierto venia un poco descocada. Había estado llamando por teléfono y como no cogía se acercó a casa. Menos mal que sus llaves se las había dejado a mi tía Lucia. Paso al salón y estaba todo, mangas por hombro. Vasos, copas y botellas, todo por encima. Me pregunto por Lucia y le dije que suponía que durmiendo. Me dijo que nos esperaban para comer, pero no en su casa si no en el hotel en el que habían pasado la noche. A mí no me hacía nada de gracia, pero le dije que cuando se despertara Lucia se lo diría.

Lucia había estado escuchando y en cuanto oyó cerrar la puerta salió desnuda y me dijo que a ella no le apetecía. Decidimos que no iríamos, la llamaría dentro de un rato para decírselo. Lucia que no tenía nada de tonta de sopetón me dijo…

- ¿Cuánto tardaste en follarte a Marisa?

- ¿Qué dices?

-Carlos, que veo cómo te mira y con la cara de rabia que puso cuando se enteró que me quedaba aquí.

-Da igual, no ha vuelto a pasar, tiene demasiados remordimientos.

-Pero… que tal es.

-Como tú no, ya te lo digo yo. Tu estas a años luz. Me quede con ganas de probar su culito.

-Tú y los culitos, es que mira que te privan.

-Ya lo sabes tú bien.

-Sabes… no me importaría seducirla, me pone de pensarlo. Me encantan las mojigatas y además… me encanta verte cuando te follas un culito nuevo. ¿Te apetece? ¿Te atreves?

-Sabes que contigo… al fin del mundo.

-Pues no llames para decir que no vamos a comer, que vamos a ir.

Nada más decir eso mi tía dijo, pero antes vamos a dejar todo recogido que esta tarde nos espera una buena, ya verás. Recogimos todo y después de asearnos bien, nos fuimos a vestir, ver a mi tía tan predispuesta me puso cachondo, pero ella no me dejo hacer nada y me dijo que me reservase para después.

La comida resulto menos amena de lo que yo esperaba, porque fue una comida de esas que los mayores rememoran sus pasados, haciéndose algo pesado, en este caso para mí. Yo no sabía que perseguía mi tía Lucia, veía como le daba carrete a mi tía Marisa y esta estaba pletórica, porque eso le gustaba mucho. Mientras todos bebían, menos yo. A ellas dos se las notaba muy alegres, se las notaban muy cómplices y no paraban de reírse. Salió un tema de fotos y Lucia mostro mucho interés, hasta el punto que Marisa dijo que ahora cuando termináramos pasáramos a tomar algo por su casa y le enseñaba unos álbumes de fotos. Mi tía Lucia, le dijo que no, que tenía que preparar sus cosas que mañana se iba temprano, al igual que yo. Pero Marisa insistió y entonces mi tía se dejó “convencer” le dijo que por que no los traía a mi casa y así los veía, charlaban y le daba tiempo a ir haciendo las cosas. Vi que mi tío le gusto esa idea, porque enseguida la secundo. Prefería estar solo en casa. Cuando nos íbamos para casa mi tío me agarro del brazo y me dijo… “Vaya la que te espera, con los dos loros sin parar de hablar” yo con la misma complicidad le dije… “Estas equivocado, yo me meteré en mi habitación con mis ordenadores” y nos reímos los dos.

Llegamos a casa, mi tía Marisa dijo que aho0ra venia para mi casa, que iría a por el álbum de fotos. Nada más entrar Lucia y yo en la mía, le dije… “¿De verdad nos vamos a poner a ver fotos?” y mi tía con su mirada típica de indecencia total me respondió… “¿Tu de verdad crees que me apetece ver fotos? Algo tendremos que ceder, digo yo” y yo mirándola me encogí de hombros, dándola a entender que ella sabría. Me dio un beso en la boca y después me dijo… “Carlos, la que es puta, es puta. Y si la follastes bien… tragara, ya lo veras. Pero si no traga es que la dejaste mal… Jajaja”

Estábamos preparando todo en el salón, mi tía me repetía una y otra vez que no teníamos que precipitarnos, que todo con mucha calma, sin prisas, que tenemos casi cuatro horas, que te habla la experiencia. Llamaron a la puerta, no podía ser otra que mi tía Marisa. Abrí la puerta y vi que traía una bolsa grande con dos álbumes grandes y otro también grande en una mano. Casi cierro la puerta y no la dejo entrar, menudo tres tochos de álbumes. Paso y fue directa al salón, donde estaba Lucia recibiéndola con una sonrisa de lo más esplendida. Pero esa sonrisa se le corto cuando dijo que nos pusiéramos ya, que, a las ocho, venia una sobrina suya, que además era ahijada. Mi tía de forma automática miro su reloj, poco más de dos horas. Me tuve que aguantar el reírme, por la cara de mi tía. Yo de cachondeo y mirando sobre todo a mi tía Lucia dije… “No te preocupes tía Marisa, que la tía Lucia tiene mucha experiencia… en eso de ver fotos” lo dije con toda la sorna del mundo y le guiñé un ojo a mi tía. Les prepare un par de copas y ellas se sentaron en el sillón más grande, junta las dos, me hicieron sentarme con ellas, quedando Marisa en medio, que era la que estaba con el álbum, enseñando las fotos.

Llevábamos poco viendo las fotos, me daba cuenta de que Lucia más que ver las fotos estaba como ida, no sabía en que estaría pensando. Hasta que Marisa dijo… “Mira Carlos, aquí estas tú, todo desnudito” pude ver una foto mía, con pocos meses, me estaba bañando mi madre. Yo no comente nada de la foto, la vi con total normalidad, fue cuando Lucia me hizo una seña y me mando por hielo, me levante y fui a la cocina. Lo que fuera a pasar pasaría ahora o poco conocía a mi tía.

-Fíjate Lucia, quien iba a decir que siendo así de pequeñito crecería tanto ¿Verdad? Lo que hace la buena alimentación.

-Eso es verdad. Ya apuntaba maneras mira como la tenía.

-¡¡LUCIA!! ¡¡POR FAVOR!! Cuidado con tus bromas que puede oírte.

-Pues cuando te lo has follado, no te escandalizabas. (Yo que lo oía desde el pasillo, me quede planchado con lo directa que fue Lucia)

-Que, que, que… dices. (Tartamudeo)

-Espera que lo mismo no te lo he dicho bien. Que cuando te lo has FO-LLA-DO no te escandalizabas. No te avergüences si yo me lo he follado antes que tú y más veces, solos y en compañía, sin ir más lejos anoche. Reconócelo, folla como un campeón.

-Lucia y ahora… que pasara. No se lo cuentes a nadie y menos a mi marido.

- ¿Tu eres tonta? Como se lo voy a decir a nadie.

-Entonces… ¿Por qué me lo has soltado?

-Porque me gustas, eres interesante, yo soy bisexual y a Carlos le gustaría volver a follar contigo. Habíamos decidido seducirte, pero en vista de que no hay mucho tiempo, era mejor ser directa. Para no perder el tiempo.

-Entonces… ¿Qué pasa ahora?

-Joder, Marisa con el entonces, pues entonces esto…

Pude ver como quitaba el álbum de encima de sus piernas y la pegaba un morreo para perder el conocimiento. Marisa estaba como bloqueada, pero Lucia la acariciaba mientras se besaban, hasta que Marisa reacciono y acompaño en el beso a Lucia. Mi tía Lucia sabía que yo estaba mirando, me hizo una seña muy sutil con una de sus manos, mientras seguía besando a mi tía Marisa, para que me acercara. Pero no lo hice preferí ver como se desenvolvían. Algo que no le fue complicado a Lucia, que era muy morbosa, perversa y dominante. Lucia le metía mano, no lo veía bien, pero si la oía perfectamente, como hablaba del coñito tan mojado que tenía, como se lo iba a comer y como ella devoraría el suyo cuando nuestro sobrino te meta su pollón, a Marisa se le escapaba un tibio… Siiiiii… vi cómo se iban desnudándose mutuamente y ese era el momento que había esperado, ver a dos maduras deliciosas, dándose una fiesta y yo entraría en esa fiesta ahora. Me quite la ropa y la deje tirada en el suelo.

Me puse delante de ellas con mi polla toda tiesa, erecta como un mástil y Lucia le dijo a Marisa que ahí tenía su premio. De qué forma tan exagerada se fue a por mí polla y se la metió en la boca, mientras Lucia se puso de rodillas en el suelo y metió su cabeza entre las piernas de Marisa, que cuando la sintió abrió los ojos ostensiblemente y poniendo colorada, como si se avergonzara. Yo sabía que Lucia lo estaría haciendo de fábula, porque le gustaba tanto como a mí o más, comerse un buen coñito y si era la primera vez, eso la ponía perraca total. Marisa se recostó sobre el respaldo, dejo de comerme la polla, pero no la soltó, movía su mano de forma aturdida, hasta que empezó a correrse, levanto su cintura, sus caderas, para que Lucia lo hiciera mejor y lo más gracioso, que después de una corrida bestial, se llevó las manos a la cara, tapándose porque le dio vergüenza. La cogimos cada uno de una mano y la llevamos a mi habitación.

Lucia acariciaba suavemente a Marisa, las dos tumbadas, para que se relajara, que no hizo falta mucho, poco a poco fue llevándola muy sutilmente hasta que su boca beso y lamio sus tetas, dejando un pezón dentro de su boca. La cara de Lucia era de satisfacción total, sentir y poder notar, como una mujer era seducida por ella y era su primera vez, su mirada lo decía todo y sus gestos perversos.

Se quedó tumbada boca arriba y la fue llevando, hasta que se puo encima de ella y se besaban abrazadas, conocía perfectamente a mi tía Lucia, la estaba preparando para que yo me la follara en esa posición y luego ella dejar su coñito a la altura de la boca de ella. No me equivoque en nada, en cuanto llevaba un poco follándola y Marisa se movía prodigiosamente, Lucia fue moviéndose hasta dejar su coño a disposición de Marisa.

Se quedó como indecisa, pero mi tía abrió bien sus piernas, se veía su coñito bien depilado, apetitoso y jugoso, mientras ella se tocaba, no tenía prisa, yo no podía ver la cara de Marisa, pero por la expresión de mi tía, por lo que hacía con su boca y su lengua, por la forma de mirar a Marisa, sabía que se estaban mirando las dos fijamente. Yo miraba a Lucia, que me hizo una sutil seña y empuje suavemente a Marisa, un gesto para que ella se sintiera más aliviada y pudiera hacer lo que deseábamos todos. Fue así, Marisa puso su boca en el coño de Lucia y se notaba que poco a poco iba cogiendo confianza, hasta que mi tía movía la cabeza afirmativamente con los ojos cerrados, estaba en la gloria.

Nos quedamos anonadados cuando Marisa con voz excitada se quitó e hizo ponerse a Lucia tumbada del todo, se dio la vuelta y colocó su coño en la boca de Lucia y su boca en el de Lucia, luego levanto un poco la cabeza y me dijo… “Tú, no te quedes ahí mirando y sigue follándome” era como si se hubiera pulsado un interruptor y hubiera cambiado de persona totalmente.

Las dos estaban que se salían de lo cachondas que estaban, Lucia devoraba el coño de Marisa y sentía de vez en cuando su lengua lamer mis huevos. Lucia con un dedo me indicaba el culo de Marisa. Mi tía Lucia y yo éramos igual de “malvados” di un toque en su mano para que supiera que me había dado cuanta, fue cuando agarro bien sus caderas y la apretó contra su boca, algo que note que le gusto a Marisa. En ese momento saque mi polla toda mojada de su coño y no me ande con tonterías, Marisa cuando noto que mi polla recorría sus nalgas metiéndose entre ellas, se lo debió de imaginar, porque quiso moverse y no la dejamos ninguno de los dos, entonces paro de comer el coño de Lucia y dijo… “¡¡NO!! ¡¡NI SE OS OCURRA, POR AHÍ NO!! Lucia y yo no le hicimos caso y metí la cabeza de mi polla en su ano, entro mejor de lo esperado y me pare, ella grito.

Lucia seguía con su boca y su lengua comiendo el coñito de Marisa, que parecía que se tranquilizaba, yo me movía muy lentamente, muy despacito. Ella tenía la cabeza medio levantada… “Hijos de puta, traicioneros… cerdos…” eso es lo que decía mientras seguíamos a lo nuestro, ya había entrado bastante, me daba la sensación de que mentía cuando decía que era su primera vez, porque la verdad estaba entrando mucho mejor de lo que se podía esperar. Me di cuenta de que ya todo iría bien, cuando agacho su cabeza y continúo comiéndose el coño de Lucia. El ritmo de los tres fue aumentando, como nuestras respiraciones y nuestros gemidos. Inesperadamente la primera en correrse fue Lucia, que como siempre fue muy escandalosa, era como si se vaciara. Cuando empezó a correrse vi como la cabeza de Marisa se volvía loca con sus movimientos comiéndose el coño de Lucia.

Mis embestidas fueron en aumento y nos corrimos casi a la vez Marisa y yo. Marisa siendo follada por mí, pero también con la boca y los dedos de Lucia en su coño. Como berreaba mientras se corría, se dejó llevar como Lucia, no se dejó nada dentro. Los tres nos quedamos callados y el silencio se rompió con un comentario de Marisa… “Yo ya no estoy para estos trotes, que una se va haciendo mayor y me falta entrenamiento” riéndonos los tres por el comentario. Mis dos tías se levantaron de la cama como si nada, hablaban tranquilamente mientras Marisa en el baño se aseaba un poco antes de irse a su casa. Marisa me recordó que había quedado en pasar a recoger una cosa que tenía mi tío para mí. Me pidió que me adelantase para que mi tío no se enfadara, me fui a otro aseo, me asee rápido y me fui a ver a mi tío.

Era un regalo que me quería hacer, tener un detalle conmigo. Le dije que me gusto el regalo, porque era verdad y llego Marisa. Estuvimos cerca de una hora hablando o tal vez un poco más. Marisa me acompaño a la puerta y ya me despedí, porque al día siguiente me marchaba nuevamente. Ella me dio un beso muy cerca de mis labios y luego en el oído me dijo… “Granuja… no tardes en volver” irremediablemente me fui sonriendo. Sería cuestión de no retirarse muy tarde, me esperaba un viaje y un día largo mañana.

Abrí la puerta de mi casa y todo estaba en silencio y a oscuras, solo se oía un poco de música muy suave al fondo de la casa. Era una cosa muy rara y supuse que era mi tía Lucia, que seguía teniendo ganas de marcha. Empecé a oír voces y eso ya si me extraño, porque no era sonido de la tv. Agudice mi oído y… “Lexa… aaahhh… aaahhh… amor que bien lo haces… dame, dame más… menuda lengua tienes… eres maravillosa… cuanto te quiero hermanita, como te gusta chuparme… cuantas pajas te habrás hecho pensando en mi chochito… menuda puta que eres… a mí también me encanta tu chochito y me apetece comértelo…”

Solo de oír eso mi polla reventaba dentro de mi pantalón. Camine despacio, no quería que se dieran cuenta de mi presencia todavía. Vi que Milada no se esperó, estaba sentada sobre la cara de su hermana que estaba tumbada boca arriba, mientras mi tía Lucia, preparaba su culito, con un plug anal y con lubricante. Milada se quitó y se acercó a su hermana, que tenía cara de estar cachonda total. Le beso en la boca de forma pasional, un beso muy húmedo y entremezclaron sus lenguas. A continuación, se tumbó boca arriba y le dijo a su hermana que fuera ella la que se pusiera encima para facilitar que Lucia siguiera con su culo. Lexa obedeció al instante y se pusieron a hacer un 69. No podía ver bien y me acerqué sin hacer nada de ruido, la única que si se dio cuenta fue mi tía que me sonrió ampliamente y ahora si pude ver como ambas hermanas se lamian golosamente sus coñitos.

Mi tía me enseñaba como entraba y salía sin ningún problema el plug anal del culito de Lexa. Cuando creía que lo había visto todo, mi tía me señalo para que mirara algo en Milada y vi que tenía lago metido dentro de su culito, solo se veía el tope circular. Tal como las veía sabía que no durarían mucho sin correrse. Pues las dos estaban al límite, lamiéndose de forma bestial mutuamente, sorbían y chupeteaban de forma ruidosa, sus gemidos eran prolongados y se les escapaban de forma irremediable.

Milada era la más expresiva… “Ay, hermanita no te pares, aaahhh… que viciosa que eres, no te pares, méteme bien la lengua… aaahhhhhhh…” ya solo se oían los gemidos y los suspiros mutuos de las dos. La corrida les iba llegando de forma lenta. La cara de mi tía era de perversión total, sus pezones estaban duros al máximo y pude comprobar que su coño estaba chorreando. Fueron como oleadas de placer, tanto Milada como Lexa, empezaron a moverse, a convulsionar y se corrieron las dos. Yo estaba ya desnudo y con mi polla a reventar. La primera en darse cuenta fue Lexa, que dejo a su hermana y se vino hacia mí. Lo primero que hicimos fue besarnos, con una de mis manos cogí el plug y se lo metí entrando muy suave. Aunque era más pequeño que mi polla, seguro que sería fácil. Mientras mi tía se morreaba con Milada, que devoraba la boca de Lucia.

Después de estar un raro así los cuatro, mi tía me dijo… “Las dos putitas que quieren un buen pollazo en sus culitos y no querían que te fueras sin dejárselos bien follados” Lucia tan delicada como siempre. Nos tumbamos todos en la cama. Mi tía tenía todo un arsenal de juguetes eróticos, debía haber comprado medio sex shop. Lo que me dejo maravillado fue lo que saco Lucia del pequeño culo de Milada, era un consolador como de bolas, bien grande. Como podía haber entrado eso en tan delicado culito. Milada y mi tía se rieron al ver mi cara.

Me dijo que yo empezara con Lexa, que se me daría mejor, mientras Milada y ella se entretenían, para dejarla preparada. Cogió varias cosas, un consolador doble para ellas dos y a mí me dio unas pinzas que yo ya sabía de sobra para que valían, al igual que Lexa que cuando las vio sus ojos brillaron de forma especial. Lexa se quedó muy pegada a mí, nos quedamos mirando a su hermana y a mi tía. 

Lucia se sentó frente a Milada, situó su coñito empapado a pocos centímetros del de Milada. Las dos se abrieron bien los labios de sus coñitos y se pegaron como si fueran lapas. Era como si sus coñitos se besaran. Movieron sus caderas y ya era imposible que estuvieran más pegados. No quitábamos ojos de ellas dos y como Lexa estaba apoyada sobre mi pecho, mis brazos la tenían abrazada y mis dedos cogieron bien sus pezones, mientras ellas se movían, yo apretaba con distintas intensidades los pezones de Lexa, que gemía cada vez más fuerte.

Oíamos como ellas estaban súper cachondas, como mi tía decía que se iba a correr en cualquier momento, sus caras eran de desafío, se miraban profundamente. Yo le dije a Lexa… “Me parece que necesitas algo más fuerte que mis dedos… ¿No crees… zorrita?” apretando sus pezones con más fuerza mientras se lo decía y ella con voz entrecortada me contesto… “Lo necesito desde hace mucho” las pinzas que ya las tenía preparadas, eran distintas a las que compre yo, estas tenían también una cadenita, pero además de estirar, cuando lo hacías apretaban un poco más los pezones. Cuando se las coloque casi se corre, era increíble esta mujer.

Por los gritos y gemidos, sabía que a Milada y Lucia no les quedaba nada. Fueron espasmos tras espasmos, tuvieron una corrida muy larga las dos y esas oleadas de excitación, fueron bajando de intensidad y su respiración volvía a su normalidad. Se pusieron la una al lado de la otra y se besaban con ternura. Estaban relajándose. Pero sus manos empezaron otra vez a acariciar el cuerpo de la otra. Yo mientras jugaba con mis dedos dentro del culo de Lexa, que ya le había quitado hacia un rato el plug. La coloque a lo ancho de la cama, quedándome yo de pie. Me unte la polla de lubricante, ahora eran Milada y Lucia quien miraban con interés. Fui metiendo mi polla en el culo de Lexa, que aguanto sin decir nada, era lo esperado. Se tensiono menos que la primera vez que se lo hice. Ellas miraban la cara de Lexa y como gemía cuando tiraba de la cadena.

Milada agarro el consolador doble y aunque algo torpe, quiso usarlo, fue mi tía al final quien lo coloco y se follaron las dos. Le ordene a Lexa que mientras me follaba su culo, le comiera las tetas a mi tía y más que comer las devoro, mi tía de vez en cuando se quejaba un poco, pero no le decía que tuviese cuidado. Hasta que Milada dijo… “Vamos puta… comete las de tu hermana, que también lo necesito” Lexa como una buena perrita obedeció sin rechistar y me pidió entre gemidos, que tirara más fuerte. No la defraude, chillo corriéndose con más fuerza e intensidad que Milada y Lucia juntas. Las dos miraron con cara de estupefacción. Quedándose cuando termino de correrse extasiada e inmóvil sobre la cama.

Decidí dejarla un rato y me fui donde estaban las otras dos. Viendo cómo se follaban con ese doble consolador y yo empecé a toquetear el culo de Milada, hasta que dos de mis dedos empezaron a entrar en ese culito. Note como se puso nerviosa. Mi boca empezó a comerse un pezón de ella y con mucha suavidad, ternura y muy amable, me dijo con voz baja… “A mí no me gusta el dolor, quiero que seas delicado y me haces daño ahora… Aaahhhhhhh…” decía eso, pero gemía. Una vez más y malditos teléfonos, sonó el teléfono de Milada y lo cogió porque era su madre. Preguntando donde estaban, porque era tarde, el padre estaba a punto de llegar y había que cenar. Milada de forma taxativa le dijo a su madre… “Estamos con Carlos y Lucia en su casa, en cuanto acabamos subimos” Zuza debió de preguntar que hacían en mi casa, porque Milada no se cortó… “Nos has pillado en plena faena y en el mejor momento, ahora subimos y no sigas llamando, tápanos con papa, que enseguida subimos” corto la llamada y dijo… “Vamos que no hay tiempo”.

Yo sabía que Milada prisa no tenía ninguna. La ultima follada tenía que ser divertida para los cuatro. Me levanté y fui por cosas de las que había comprado mi tía. Hice colocarse dos arneses con dos buenos vibradores a las dos hermanitas. Mi tía ya se relamía, sabía que pensaba lo mismo que yo. Hice a Lexa tumbarse boca arriba, mi tía al momento ya tenía insertado dentro de su coño el vibrador, no se esperó, igual que tampoco se esperó para jugar con la cadena que apretaban los pezones de Lexa, la cual precisamente no se quejaba.

El culo de Milada estaba bien lubricado y le dije que se follara a Lucia, ella decía si no había que lubricar el culo de ella, que era muy grande. Me dio la risa y le pregunte a la cachonda de mi tía… “Tía, que Milada está preocupada por tu culo, que dice que es muy grande, si no había que lubricarlo” mi tía con una sonrisa totalmente obscena dijo… “Mira putita, este culo no necesita nada, que soy toda una señora puta y mi culo más, así que no pierdas el tiempo y fóllamelo de una puta vez” Milada como hipnotizada y con mucha torpeza empezó a follar el culo de mi tía. Que se había agachado y se había quedado quieta para facilitar la maniobra, que se pudo concluir con mi ayuda.

Milada se metió rápido en su papel, aprendía muy rápido. La embestía bien y le agarra bien las tetas. Ahora me acerque yo a Milada. Ella al sentirme hizo como mi tía, se quedó quieta y yo fui acercando mi polla a la entrada de su culito, que la verdad que se veía un agujerito muy pequeño. Nada más introducir mi capullo en su culito, Milada yo creo que más por nervios, porque entro bien. Decía que me parara, que no siguiera. Sentía como Lucia echaba su culo para atrás, para que le entrara bien en su culo el vibrador de Milada y para que esta cuando se echara atrás, se metiera más polla mía. Como así fue. Ya había entrado una parte importante y Milada seguía quejándose, estaba muy apretado, pero la lubricación hacia que se notara menos, por lo menos que yo lo notara mejor.

Cuando de pronto oigo… “Revienta a la puta de mi hermana, que es lo que quiere y desea, que no se haga ahora la tonta, que la conozco” y mi tía añadió… “No quería polla… pues hasta los cojones sobrino, que los note cuando le golpeen” y empezaron a mover las dos sus cuerpos con furia. Milada ya no decía nada y embestía con mi ayuda a Lucia. Ya la tenía toda dentro y ahora era ella la que pedía que fuera más rápido. Era de los mejores momentos que yo recordaba, me iba poniendo cachondo por momentos, tanto que me iba a costar contener mi corría. Fue como la caída de fichas de dominó, empecé a correrme yo primero y acto seguido empezó a correrse Milada, luego mi tía y la última Lexa, pero en algún momento coincidimos todos en la corrida espectacular que tu vimos, entremezclándose nuestro gemidos, suspiros y gritos.

Una vez que terminamos y ellas se vistieron, Milada que era siempre la más espontanea dijo… “Lucia es una gran pena que tu no vivas aquí, que bien lo pasaríamos” mi tía con sonrisa muy perversa le respondió… “Lo mucho cansa, porque una se habitúa. Pero eso no quiere decir que no pueda venir cada veinte días por ejemplo” y Lexa propuso tomar una copa después de cenar. Pero en ese momento, porque yo iba a decir que si, fue nuevamente mi tía la que puso cordura… “No hay que tentar a la suerte, vuestro padre se pude mosquear y estropearse todo, ya tendremos más ocasiones… si os apetece”

Nos despedimos todos de una manera efusiva y caliente. Nada más quedarnos solos, mi tía me dijo que ella estaba reventada ya, que menudas dos, que eran incansables y mirándome me dijo, bueno y tú también.

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