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Una prima feliz y una amiga deseada.

en Amor filial

Ya habían pasado varios días del último encuentro con mi prima. Ahora estaba más complicado, ya que el horario de Hugo había cambiado. Las noches estaba en casa y el horario del día era imprevisible, por lo que se producía ahora entre mi prima y yo, eran pequeños y rápidos escarceos.

            La vida se hizo más rutinaria de lo que a mí me gusta. Veníamos los tres de comer por ahí, cuando llegamos al portal. Había una pareja de unos 38-45 años, una vez llegamos nos saludaron y se dirigieron a mi prima, presentándose como nuevos vecinos, (El día anterior es cierto que estuvo un camión de mudanzas descargando), que la llave que les entregaron del portal no abría, mi prima les dijo que ella tampoco vivía allí que estaba de visita, pero dijo mi primo sí.

Yo empecé a hablar con ellos y les dije que ahora les llevaba una llave del portal, me dijeron el piso y me dieron las gracias. Nada más subir cogí una llave que tenía de sobra y se la baje, me invitaron a pasar y vi que tenían todavía todo sin desembalar. Eso si antes de irme me entere que venían de Toledo y que tenían 3 hijos. Me despedí diciéndoles que si necesitaban algo que no lo dudasen, que ya sabían dónde vivía.

No lo puedo evitar, no le quite el ojo a la mujer, aunque la ropa no le acompañaba mucho, me daba la impresión de que debía tener muy buen cuerpo y era de la edad que más me gustaban.

Cuando llegue a casa, Hugo me dijo que me había ocupado mi habitación de estudio para hacer unas cosas del trabajo, le dije que adelante, que no importaba. Quedándome en el salón con mí prima. Sabía que no se podía hacer nada porque las puertas están abiertas. Mi prima me dijo que pusiera la televisión y cuando lo hice, en voz baja me dijo…

-Eres un “sinvergüenza” irremediable.

-¿Yo? (No sabía de qué iba)

-Te tiras a tu prima, estás loco por los huesitos de Marga y ahora te comías a tu nueva vecina.

-¿Qué dices? Cuanta imaginación te gastas.

-Mira primito, yo de sexo se poco, en estos días aprendí más que en toda mi vida, pero conozco bien a las personas y las miradas.

-Te reconozco que sí, que la vecina está muy apetecible, pero nada más. Y de Marga imaginaciones tuyas.

-Lo mismo me dijo ella.

-Que te dijo ¿Qué?

-Cuando la dije como te miraba y otras cosas… me contesto lo mismo. Y que sepas que se debe de creer que soy tonta, pero estuvo sonsacándome cosas de ti, como quien no quiere la cosa y yo me hice la lerda contestándole a muchas cosas. Algunas verdad, otras me las imagine y otras las exagere.

-¿Puedo saber esas cosas?

-Pues cosas sobre tus gustos. Como te gustan las mujeres, como te gustan que vayan vestidas, etc.

-¿Qué se supone que me gusta?

-Las chicas con buen cuerpo, altas, con mucho pecho, minifalderas, escotadas, con medias no pantys…

-Joder prima, no lo hemos hablado pero lo has clavado.

-Como le gustan a la mayoría.

-Bueno y ya puestos que me cuentas de ella.

-Ella es más “marchosa” que Cesar, él es más tradicional, por lo que dice ella. Que le gustaría un poco más de chispa en la cama. Eso es lo que me he enterado en general, más o menos lo que me ocurre a mí con Hugo.

-Bueno prima me voy a poner los cascos para oír un poco de música. (Como no dando importancia a lo que me decía)

            Evidentemente una vez me puse la música y cerrando los ojos, no podía dejar de pensar en Marga. Ahora mismo, bueno y desde hace ya algún tiempo era mi gran deseo. Al rato de estar escuchando música, empezaron a fallar los cascos, por lo que se ve un cable hacia mala conexión, la verdad que ya era hora de cambiarlos, tenían mucho tiempo y mucho trajín.

            Me levante y dije que iba a comprar unos cascos que ya volvería. Fui a un par de tiendas pero no me convenció mucho lo que tenían, así que me dirigí al Corte Ingles. Estando viendo los distintos cascos que tenían, alguien me dio en el cuello, era Cesar, rápidamente y con disimulo pegue un vistazo, para saber si venia solo. No viendo a Marga.

            Él había comprado ya algo porque le vi una bolsa, me dijo que si buscaba unos buenos cascos que comprara esos, señalándome unos, me dijo que él los compro e iban muy bien, muy buena calidad de sonido… así que no di más vueltas, los pague y me los lleve.

            Como en ese centro tienen cafetería también, Cesar dijo de ir a tomar algo y charlar, dirigiéndonos hacia la cafetería, hablábamos de aparatos de música, altavoces, cascos… La conversación era entretenida porque a los dos nos gustaba la tecnología.

            Yo estaba en ese momento bien, el tenía mejor cara. Pero se produjo un cambio total en la conversación, diciéndome que desde que le dije lo que le dije, le ha dado mil vueltas a la cabeza, que agradece que hubiera sido sincero con él y sobre todo que no hubiera intentado nada con Marga.

            Deje bien claro que prefería hablar de otro tema y no de ese. No me sentía cómodo. Pero él seguía, cuando me dijo espero no te enfades con la pregunta, ya sabía que lo mismo me enfadaría, pero le dije que adelante. Tú y Sofi… como no se decía a preguntar, me adelante yo. Si, Sofi y yo hacemos lo que queremos ya sea juntos o separados.

            Después de un silencio, me pregunto si no me daban celos. Mi respuesta fue que, simplemente vemos las relaciones de distinta manera, nadie es dueño de nadie. ¿Tu acaso nunca has pensado, soñado, deseado a ninguna otra persona? Si hombre, claro que sí, pero no es lo mismo me dijo.

            Mira un porcentaje muy alto de gente si supieran con seguridad que su pareja no se enteraría, serian infieles. Y sobre todos los tíos, cuantas veces ven una película de un trio con una mujer y les encantaría, pero si es con un hombre… ya la cosa cambia. Estuvimos hablando de todo ello mucho tiempo y cuando nos fuimos, en el momento de despedirnos me di cuenta que algo le rondaba la cabeza.

            Cuando llegue a casa vi que estaban haciendo las maletas, en un principio como están como alterados, me mosquee, no sabía si Hugo se había enterado de algo. Pero no, era que al día siguiente volvían a su casa, ya que habían requerido la presencia de Hugo en la empresa. Se encontraban nerviosos pero yo les tranquilice, Hugo se marchó a comprar los billetes, mi prima seguía con el resto.

            La vi medio agachada con el culo en pompa y no lo pude evitar, me acerque por detrás y me pegue a su culo, ella me dijo que ahora no, pero no la hice ni caso, sabía que ella estaba notando mi erección, mientras la restregaba por todo su culo y la tocaba los pezones, que sabía que eran su debilidad. Paso del no, al estate quieto y del estate quieto al uuuhhhmmmmmm.

            Metí mis manos por debajo del vestido, bajándole las bragas, ella moviendo sus piernas las dejo caer en el suelo, pero la muy puta, seguía diciendo que ahora no podíamos. Me desabroche los pantalones, dejándolos caer y me saque la polla, poniéndola entre sus piernas, sin metérsela, rozándola toda y pegando la cabeza en su clítoris. Ella metió la mano entre sus piernas, agarrando mi polla, llevándola a la entrada de su coñito y empujando hacia atrás, hasta que la noto bien dentro.

            Se movía con ansias, con muchas ganas, se quedó apoyada con una sola mano y con la otra se hacía una paja, parecía que no quería esperar más y se corrió bruscamente. Se quedó como en trance pero sin sacarse la polla. Yo estaba caliente y pregunte que donde prefería que me corriera, ella dijo que donde yo quisiese, sin dejar de moverme la dije que tenía que elegir ella, pero seguía en sus trece. Bueno pues me correré así.

            Ella se quedó como desconcertada y me dijo que como sabía que me gustaba en su culo que me dejaba. Diciéndola que puta que era, estaba loca porque al follara el culo. Ella dijo que no era eso. Como no hice ademan de cambiar, ella dijo, que vale quiero sentirla ahí, que se siente mejor. Fui por aceite, pero puse poco y empecé a follarla con más decisión que la otra vez. Ella resoplaba pero estaba más activa, había perdido el miedo. La embestía bien embestida y ella solo gemía, cada vez más alto hasta que noto como pegue una embestida hasta el fondo, corriéndome abundantemente y eso fue el detonante para que ella se corriera otra vez.

            Se fue al baño y cuando salió, llamo a todas despidiéndose hasta otra vez, diciéndolas que se lo había pasado muy bien y que ya les contaría o que ya lo haría yo.

            Cuando llego Hugo, estuvimos hablando de todo un poco y cenamos tranquilamente. Después de cenar me llamo Kiko para invitarme ese sábado a cenar en su casa. Pregunte quienes iban y él me dijo que daba igual, yo dije que no, que me dijera quien iba. Me dijo que lógicamente Adela, que era su pareja y vivía con ella, Martin y Celia, pero que no sabía si vendría alguien más, mi olfato me decía que había trampa, pero dije que sí. Cuando colgué lo comente con Hugo y con mi prima, diciendo los dos a la vez, que seguro que llevaban a Cristina que como congeniamos y le gustas, seguro que están haciendo de celestinos, era lo mismo que había pensado yo. No me disgustaba la idea, todo lo contrario, podía ser una buena cena y mejor noche.

            Por la mañana los lleve a la estación, llegamos antes de la hora, nos daba tiempo a desayunar tranquilamente, estábamos haciéndolo cuando Hugo fue al W.C., aproveche para acercar mi boca al oído de mi prima y decirle que mi polla extrañaría ese culito, ella casi se atraganta de la risa, pero me dijo que ella si lo extrañaría.

            Aparecieron todas las mujeres a despedirse, fue una sorpresa, a mi prima le cayeron algunas lágrimas. Estuvieron de charla todo el tiempo hasta que se fueron al vagón, mientras Hugo y yo estuvimos los dos hablando de todo. Una vez que se subieron al tren, yo me despedí de todas y me marche, cuando lo hacía oí como ellas me decían cosas subidas de tono, en plan gracioso, pero lograron ponerme un poco colorado.

            Llego el sábado, me fui a comprar un vino para le cena a una bodega cercana a mi domicilio. A la vuelta me encontré a la nueva vecina, por cierto se llamaba Begoña y el marido Adrián. Hoy la pille con mejores pintas que el ultimo día, llevaba unos jeans ajustados, que le hacían un buen culo y unas buenas caderas. Estando los dos hablando apareció el marido, yo los invite a tomar algo en la cafetería del barrio, les costó un poco pero al final aceptaron.

            Estuvimos sentados en la terraza siendo la conversación amena y entretenida. Me costaba no mirar el escote, es algo que siempre me pierde, pero logre controlarlo. Pero de pronto y sin venir a cuento, Adrián dirigiéndose a mí, me dijo que demasiadas confianzas con su mujer, que no sabía al tipo de mujeres que yo trataba pero que me estaba equivocando, levantándose, agarrando a su mujer del brazo y llevándosela.

            Los vi alejarse y vi como él iba dándole la bronca, gesticulando mucho con los brazos. Yo no salía de mi asombro, recapitule en lo que había sucedido desde que los vi esa mañana y no había nada que yo hiciera, que dijese, que pudiera ocasionar esa reacción, salvo que se me hubiera pasado. Cogí la bolsa con las botellas de vino y me fui para mi casa, esperando que eso no fuera el preludio de la cena de esa noche.

            Como siempre llegue un poco antes de la hora, me abrió la puerta Kiko, pasamos al salón, que ya estaba todo preparado y me dijo que Adela saldría en cualquier momento que estaba arreglándose. Fue coincidencia pero íbamos vestidos completamente iguales los dos, de blanco impoluto.

            Apareció Adela, iba estupendamente, con un pantalón ajustado de tela, que hacía que resaltara su bien formado culo. Me saludo más efusivamente que otras veces, pero dentro de la normalidad. Acto seguido sonó el timbre eran Celia y Martin, Adela que fue quien abrió la puerta después de saludar a Martin, que vino hacia donde estábamos Kiko y yo, se quedó apartada con Celia, no entendía lo que se decían pero cuchicheaban.

            Celia no tenía nada que envidiar a Adela venia también muy bien, con un vestido negro, muy escotado con la espalda al aire, le sentaba muy bien. Las dos iban vestidas impecablemente.

            Yo seguía esperando la llegada de cristina, me la imaginaba toda provocativa y mi acercamiento seguro que saldría perfecto, pensando ya en una noche perfecta, quitándome el mal sabor de boca de lo ocurrido por la mañana. En ese momento Adela dijo que 10 minutos de cortesía y si no empezaríamos a cenar.

            Cuando estábamos a punto de sentarnos, sonó el timbre, yo no quería que se me notara mucho mi impaciencia, así que me quede tranquilo como si no me importara. Cuando se abre la puerta, veo aparecer a Marga y Cesar. Una vez que entraron yo me quede anonadado, mientras Cesar me saludaba.

            Marga venia espectacular. Minifalda negra de piel, dejando ver esas piernas perfectas, enfundadas en unas medias negras, con unos tacones que las hacían más perfectas si es que se podía, pero para redondear la imagen, llevaba una blusa semitransparente de color negro también, que dejaba entrever esas enormes tetas, enfundadas en un sujetador, que parecía que no las podría aguantar.

            Cuando íbamos a sentarnos, caí en la cuenta que fue a la única que no salude. Vaya fallo más grande. En la mesa quedamos sentados de la siguiente manera. En un extremo de la mesa estaba Adela y en el otro Kiko. Martin y Celia en uno de los lados, en el otro lado Cesar, Marga y yo, quedando Marga en medio de los dos y yo junto al extremo en el que estaba Adela.

            Cuando nos sentamos, la falda de Marga se subió un poco más, quedando a la vista parte del adorno de las medias, lo que me puso más “malo”, ya que eso quería decir que no eran pantys.

            La cena estaba entretenida, fue de las pocas veces que tome vino. Eso sí poca cantidad, contrario a los demás. Yo interactúe bastante con todos, a excepción de Marga que reconozco que habla lo justo. Pero poco a poco la conversación fue subiendo de tono.

            La voz cantante la llevaban Kiko y Martin, apoyándose el uno con el otro, ante las miradas cómplices de Adela y Celia. Lo que hizo que me diera la sensación de que no era tan espontaneo como parecía. Muchas risas por los comentarios, pero ya entraban todos en los comentarios, eso sí Cesar y Marga con más suavidad que las otras parejas.

Una vez acabada la cena, yo propuse ir a tomar algo por ahí. Pero tanto Kiko como Martin, saltaron como un resorte, diciendo que habían traído un licor especial, bueno soltaron un rollo sin sentido, pero todos decidieron de tomar la copa allí, en un principio.

Como parecía que se había estancado ya la conversación y apunto yo de proponer otra vez el irnos a tomar algo fuera. Kiko dijo que se le había ocurrido una idea buenísima, tenía un juego en el que podíamos jugar todos, que era muy entretenido, eso si algo atrevido. Nos quedamos callados sin decir nada, pero Martín hábilmente pregunto si era el juego que trajo de Francia, él dijo que si, entonces Celia y el dijeron que por ellos sí que era muy divertido. Yo pregunte de que iba y Kiko le dijo a Adela que lo trajese, en un visto y no visto apareció Adela con el juego. Que por cómo se veía la caja, ya había sido usado bastante.

Era un tablero, que una vez abierto era muy parecido al trivial, la semejanza era grande. Con dos tipos de tarjetas de distinto color. Unos dados y como unos muñequitos, con las formas de hombre o de mujer y de distintos colores. Como estaba todo en francés poco entendía yo, así que Kiko pasó a explicar cómo era el juego.

Era un juego para adultos, donde se perdían prendas y cuando no te quedaban pasabas a los castigos. El juego típico de adultos y jóvenes, pero en francés. Automáticamente vi como Marga y Cesar eran reacios, mas este último por la cara que tenía, que yo lo conocía ya bastante bien.

            A mí, fue como si me ignoraran, porque se dedicaron a convencerlos a ellos, la argumentación principal la basaron en dos cosas, la primera era que si en algún momento se sentían violentos lo podían dejar y el segundo argumento es que ya nos habíamos visto todos desnudos.

Cesar nos dijo que un momento y se salió al pasillo con Marga. Después de un buen rato entraron y dijeron que vale, pero que si decidían dejarlo que nadie se mosquease. Todos dijeron un… claro, claro, no os preocupéis, pero yo intuía que no estaba tan claro.

Bueno el caso que empezamos el juego, las tarjetas “peligrosas” eran las del montón rojo, las verdes eran más suaves. Eso fue lo que dijeron. Se notaba demasiada tensión, pero de deseo. Se bebía, se hacían comentarios, nos reíamos. Al rato estábamos de la siguiente manera. Kiko en slip y se le notaba una erección importante, Martin sin camisa. Cesar sin camisa. Adela había perdido ya su pantalón y su blusa, estando solamente en ropa interior, llevaba tanga y cuando se giraba el culo era espectacular. Celia en tanga solo, ya que al perder el vestido y no llevar sujetador…, luego Marga que estaba como Adela, pero la diferencia era abismal, ya no podía evitar no mirar y además me daba igual. Yo estaba con pantalones y sin la parte de arriba.

Kiko fue el primero en quedarse desnudo y cuando lo hizo hubo más de una sonrisa, porque estaba totalmente empalmado. Hicimos comentarios jocosos y seguimos el juego. Un poco después estaban desnudos completamente Marga, Martin y Celia. Quedando Adela con unas braguitas preciosas y yo con boxers. Se notaba mi erección y alguno hizo comentarios de que llevaba un calcetín o algo puesto y todos se rieron por el comentario.

El siguiente en quedarse desnudo fui yo, me di cuenta que tenía demasiados ojos, no es que me diera corte, pero me llamaba la atención tanto silencio y tantas miradas. Ya no me anduve con más tonterías y me lo quite. Mi polla salto como si tuviera un resorte quedando pegada a mi pelvis prácticamente. El silencio se rompió con un comentario de Adela, que dijo… Menudo “calcetín”, que bonito. Nos reímos todos.

Adela se quedó desnuda después. Hasta ese momento las pruebas para los que se quedaron desnudos fueron pequeñeces. Pero ahora no sería lo mismo. La primera prueba la perdió Marga y yo hice por perder, para tener que hacer la prueba que fuera con ella y me salió bien, perdí. La prueba era bailar una canción lenta a oscuras. Kiko y ella se miraron, por lo que se ve Kiko pensó que no pasaba nada. Pusieron la música y apagaron la luz. Una vez abrazados el olor de ella me embriagaba, hacía que mi polla palpitara y se calentara hasta cotas desconocidas, aproveche y me pegue bien a ella, ella no hizo nada pero no se quitó, al oír que la música acababa me aparte un poco, de los comentarios que oí en la oscuridad ni me entere.

La siguiente la volvió a perder Marga pero esta vez con Martin. Era un beso y Martin no se lo pensó, la dio un morreo bestial. Kiko se levantó cogió la ropa de su mujer y la de él, diciendo que se iban que ya había llegado todo demasiado lejos. Todos se pusieron a convencerlos, aunque a mí me daba que Marga no necesitaba que la convencieran.

Cuando menos se lo esperaban aparecí yo, totalmente vestido y dije que me iba, que era mejor que se quedaran las parejas. Se quedaron cortados y en ese momento Kiko me llevo a un apartado para decirme que pasaba, yo le dije claramente que estaba claro que ellos, Martin y su mujer, ya habían estado juntos y todo esto lo prepararon. Kiko me lo reconoció, le dije que me sabía mal por Cesar. Así que me marchaba.

Cuando me iba a despedir Cesar y Marga estaban vestidos, diciéndome que me esperaba que ellos se iban para casa también. Bajamos juntos en el ascensor y parecía un funeral, todos en silencio y la cara de Cesar desencajada. Cuando salimos y llegamos a la calle me dio las gracias por no tratar de convencerle, me quede callado. Llegamos a la altura de su coche, el mío estaba un poco más adelante y cuando me iba a despedir, se dio cuenta de que se le olvido la cartera.

Nos dejó y se fue a por ella. Marga estaba seria sin saber que decir y yo la dije que duro poco pero que estuvo muy bien, aunque seguro que podía haber sido mejor, trato de evitar una sonrisa y al final lo consiguió. Vi venir a Cesar, seguro que fue corriendo para no dejarnos mucho tiempo solos, así que aproveche y le dije a Marga que me gustaría mucho que mañana por la mañana se escapara y viniera a mi casa.

Justo llego Cesar, que se le veía con ganas de marcharse, me dio la mano secamente y se despidió, me despedí de Marga dándole dos besos muy cerca de las comisuras de sus labios, fui muy descarado. Estuve a punto de volver a subir, pero quise seguir con mi postura, seguro que ya que las cartas estaban vistas, habría otra oportunidad y sospecha que más pronto de lo que yo creía.

A la mañana siguiente estaba levantado bien temprano, sobre las 10 de la mañana sonó el timbre de la puerta, el corazón me dio un vuelco, no quise demostrar mi ansia, por lo que fui tranquilamente, al abrir… mi vecino, que me decía que llego ayer noche y que estaba de Rodríguez (expresión española de cuando uno se queda “soltero” sin familia), me tuve que contener para no decir un exabrupto.  Para cortarle le dije que me disculpase, que ya nos veríamos en otro momento, que ahora estaba hablando con mis padres.

Paso toda la mañana y no hubo señales de Marga. Una gran pena. Así que decidí irme a comer fuera de casa, no me apetecía prepararme nada. Una vez en la calle se notaba que era domingo. Por la cantidad de gente que había en el barrio. Iría dando un paseo, ya que el sitio estaba como a un cuarto de hora a mi paso.

Oí como alguien chistaba, me gire y vi que era Adrián con su mujer Begoña, me volví a girar y continúe mi camino. Cuando siento que me agarran el brazo, era Adrián que venía sofocado, se había dado una pequeña carrera, me dijo que quería hablar conmigo, me solté de su mano diciéndole que yo no quería hablar con él, dejándolo con la palabra en la boca y continúe mi camino.

Hoy estaba dispuesto a saltarme las prudencias a la hora de comer y me fui a un sitio de hamburguesas, carnes... muy conocido en España. Estaba en una de las zonas de ocio del puerto, llegue y había mucha gente, pero al ir solo tuve más suerte que el resto, porque tenía un sitio para mí. Cuando estaba sentado junto a la barra y me disponía a pedir, oí a Cesar detrás de mí, que me decía que estaba allí con Marga y los padres de ella.

Como era lógico le dije que yo no pintaba nada allí, el insistió, ya que las mesas ahí son de seis, muy americanas, tres en un lado y tres en el otro. Pero me hice firme en mi respuesta y él me dijo que así estaría mejor, ya que yo sabía que con sus suegros no se llevaba muy bien. Pero yo me mantenía, hasta que llego Marga diciendo que no les haría ese feo, que así me presentaba también a sus padres.

No me hice más de rogar y me fui con ellos. Me presentaron a los padres, ya sabía de donde había salido Marga, que madura más preciosa, tendría sobre los 50. Si me dieran a elegir sería difícil decidir, aunque la madre se llevaría casi todos los puntos. Me parecieron muy agradables, yo estaba sentados en la misma banqueta de los padres estando la madre en el medio. Congeniamos muy bien, hablaron más conmigo que con Cesar y Marga. Y yo con la madre digamos que fui bastante “pícaro” y provoque varios roces entre piernas, pero no sé, ni puedo decir que ella quisiera algo.

El padre no nos dejó pagar, Cesar rápidamente se inventó una historia sobre algo que tenía que recoger en mi casa… yo le seguí la corriente, de tal manera que al final nos fuimos él y yo para mi casa, quedándose Marga con sus padres y diciéndole a Cesar que luego pasaría a recogerle.

Una vez en mí casa Cesar saco el tema de la noche, diciéndome que le dio mal rollo, yo le dije que lo entendía, que esas cosas tienen que estar muy maduradas y no forzadas. Pero me lleve una sorpresa cuando me dijo que en confianza, lo que le preocupo no fue lo que sucedió, que lo que le preocupo fue, que al principio tuvo un poco de celos, pero que luego le excito.

Que él era una persona normal, que no podía sentir eso. No me quedo más remedio decirle, que el que a uno le guste eso no quiere decir que sea anormal, por lo menos yo no me consideraba así. Me pidió perdón, no quería ofenderme. Se refería a que era muy tradicional. Aproveche y le pregunte por Marga, porque suponía que lo habían hablado.

Cesar no tenía ganas de contestarme, pero pinchándole un poco, me dijo que le paso como a él. Le seguí preguntando para saber qué es lo que más les excito, les sorprendió, apeteció… recibiendo un buffff, como contestación.

Pero poco a poco se fue confesando, me dijo que le excitaba todo, ver a todos haciendo todo, pero sobre todo a Marga con otro y ver si se liaban dos de las chicas. Yo me reí, diciéndole que normal. Cada vez fue cogiendo más confianza, no sabía si por el whisky que se estaba tomando, que cargo bastante el vaso y eso hacía que se envalentonara. Hasta que me confeso que lo que más le gusto o impresiono a Marga, fue la facilidad con que las otras dos parejas actuaban y por el tamaño de mi polla.

La conversación se cortó de pronto por que llamaban al timbre y era Marga. Una vez que entro nos preguntó de que hablábamos, cuando yo iba a decir algo menos lo que de verdad estábamos hablando, le dijo a Cesar que cada vez se le notaba más lo de cómo se escaqueaba con sus padres.

Yo le dije que no lo entendía, que eran muy majos y que tenía una suegra que estaba como un cañón. Cesar dijo que no podía creer lo que yo decía, que tenía 51 años. La edad perfecta, dije yo. Marga solo miraba no decía nada. Se puso otro whisky.

Cesar fue al baño y nada más quedarnos solos, medio en broma, medio en serio dije que estaba muy dolido por dos cosas, una porque no vino. Ella contesto rápida como si supiera que la preguntaría eso. Diciéndome que había quedado temprano con sus padres, pero que de todas maneras no hubiera venido. Sus ojos decían otra cosa o eso creía yo. Y la segunda cosa, pregunto.

No sé si decírtelo porque no quiero crear un cisma de pareja. Ella ahora con cara intrigada me dijo que se lo dijera. Me hice de rogar hasta que me dijo que me juraba que no se lo diría a nadie. En ese momento apareció Cesar y seguimos hablando de todo, pero Marga me miraba intrigada y se notaba que estaba pensando que seria. Como ella fumaba, dijo que no tenía tabaco. Cesar dijo que mejor así. Ella en plan seductora, le decía que bajara a comprarle tabaco que eran cinco minutos.

Al final el bajo. Nada más cerrarse la puerta, ella me pregunto. Yo dije que… que… dejémoslo en mala, que eres, le hiciste bajar y seguro que tienes tabaco, me sonrió y me dijo venga cuéntame.

Me la quise jugar. Ya me han dicho que te excitaste anoche, pero que mi polla fue la que menos te gusto. Se puso con cara de rabia. Pero me contesto… ya veo que Cesar es un bocazas y tu un mentiroso, porque no te puede haber dicho eso. Me acerque hasta ella y la bese, ella hizo intención de apartarse pero al final se engancho bien a mi boca.

La empecé a comer el cuello y cuando estaba mordisqueándole el lóbulo de la oreja, le decía lo cachondo y bruto que me puso, las ganas con las que me quede de comerle esas tetazas que tiene, de comerla el culito y el coño, hacia pausas y la lamia por todo el cuello, ella suspiraba cada vez más. Las ganas de follarla que tenía, las pajas que me hice pensando en ella cuando llegue a casa. Ya tenía metida mi mano por su pantalón sin necesidad de desabrocharla. Le flaqueaban las piernas, allí de pies los dos.

Le decía que me la pensaba follar sin contemplaciones, ella me dijo que ahora imposible, que cesar estaba al llegar. Metiéndola los dedos en su coño encharcado la dije que me lo pediría ella y hoy. Me desabroche la cremallera de mi pantalón y saque como pude mi polla. Cogí su mano y la lleve a ella. La agarro y solo decía que grande, que caliente esta, que gorda, madre mía. Me estaba haciendo una paja, pero era muy brusca, pero me ponía más cachondo, la apretaba mucho y subía y bajaba con fuerza.

Sonó el timbre de la puerta, me guarde la polla rápido, abrí la puerta y cuando me di la vuelta Marga estaba sentada. El, la dio su tabaco y ella se fumaba el cigarro con ansiedad. Nos observábamos ella y yo en plan furtivo, cruzándose en algunos momentos nuestras miradas.

Marga se levantó diciendo que éramos unos muermos, que nos dejaba allí solos y que ella se marchaba. Cesar quiso levantarse para acompañarla y ella dijo que no, que se iría a tomar algo con alguna amiga, que no tuviera prisa. La acompañe hasta la puerta y la di dos besos lo más descarados que pude, como quedaba a espaldas de Cesar, cerca de sus labios y con un poco de lengua.

Nos quedamos como si no supiéramos de que hablar, cuando me llamo por teléfono mi prima, pero la dije ahora mismo no podía hablar que luego la llamaba, como vi algo de extrañeza en Cesar, pensé que lo mismo creía que era Marga, por lo que le dije a mi prima nuevamente que luego la llamaría, pero que antes alguien quería saludarla, pasándole el teléfono a Cesar, él no sabía quién era, hablaron un par de minutos y su cara volvió a relajarse.

Al ratito Cesar dijo, que iba a aprovechar y acercarse a ver a sus padres. Nos despedimos y se fue. Me fui a la cocina y me prepare un refresco de fruta natural con hielo picado. Una vez que lo tenía regrese al salón y llame a mi prima. La note muy alegre, la dije que me contara que ya tenía todo el tiempo del mundo, pero me dijo que mejor me lo contaba Hugo.

Él se puso y me empezó a contar, que no me habían dicho nada antes, hasta no tenerlo claro, le habían ofrecido quedarse en Alicante, con un buen puesto de trabajo, por lo que me conto muy bueno. Que lo habían estado pensando y al final lo iban a aceptar. Estábamos hablando, bueno más bien el hablando y yo escuchando, porque me estaba explicando todas sus funciones, lo que él pensaba hacer… cuando sonó el timbre de la puerta, como tocaron varias veces seguidas pensé que era Cesar que se le había olvidado algo o el pesado del vecino.

Abrí la puerta, llevaba el teléfono conmigo, era Marga, me aparto y entra. Yo sigo escuchando y no aparto mi mirada de ella, lo cierto que prácticamente no escucho a Hugo. Marga me empuja hacia el sillón hasta que caigo, quedándome sentado, se arrodilla y me empieza a desabrochar los pantalones. Me baja la cremallera y me mordisquea por encima de boxers, empezar y crecer mi polla, fue todo uno. Era una provocadora, mientras lo hacía me miraba fijamente a los ojos.

Cuando vio que me tenía a mil, se levantó y empezó a desnudarse, me daba la espalda. La parte de arriba se la quitó con tranquilidad, pero lo de los pantalones fue, sensual, excitante, provocativo. Menudo culazo, era sublime, sin darse la vuelta se agacho provocando aún más si se puede, para recoger las cosas del suelo y sin darse la vuelta se fue en dirección a mi habitación.

Le dije a Hugo que era estupendo, que ya hablaríamos, pero que ahora tenía que colgar, que me había surgido algo urgente, él me dijo que cuando pudiera le llamara otra vez y finalizamos la llamada.

Cuando llegue a mi habitación, había bajado un poco la persiana, dejando todo en penumbra, pero se veía bien. Ella estaba tumbada boca abajo, quedando ese culo en primer plano. Me desnude rápidamente y tal como estaba, acerque mi boca a su culito, lo empecé a lamer y mordisquear. Era una auténtica locura, me levante un poco para mordisquear y lamer su espalda, subía por la columna, pasaba mi lengua, notaba como se movía, llegue a su cuello, allí me entretuve más, con sus hombros, su cuello, sus orejas.

En la posición que estábamos mi polla quedaba entre sus nalgas, ella no hacía más que moverse y excitarme. Ella actuaba suavemente, no hablaba. Contenía sus suspiros, giraba la cabeza al lado contrario de donde yo ponía la mía, no había manera de besarnos.

La di la vuelta bruscamente, no se lo esperaba, su mirada era de sorpresa, ahora hacia lo mismo que hice por su espalda, la lamia, la mordisqueaba, ella tenía sus brazos y manos quietas. No lo entendía, porque se notaba su excitación. Los pezones parecía que la iban a reventar, lamerlos era la gloria, pero mordisquearlos y ver como se retorcía su cuerpo era el no va más.

Ahora ya estaba en su ombligo, pasaba mi lengua y ella seguía conteniéndose. Pase a sus muslos, a la cara interior de ellos, al momento ella me facilitaba abriendo sus piernas, para que lamiera su coñito brillante. Pero no, no tenía ninguna prisa en hacerlo. Parecía que eso la molestaba. La pase una vez lentamente la lengua, desde su culito hasta el clítoris y lo deje, note como casi se vuelve loca.

Volví a subirme, esta vez la agarre por la barbilla para que no retirara su cara y la bese, ella no respondía, cerraba con fuerza sus labios, mi lengua luchaba para meterse en su boca. Lamia sus labios, colocado como estaba mi polla estaba tocando su coñito, cuanto más me movía y apretaba, notaba como iba cediendo, hasta que al final nos besamos con una calentura total.

Después de besarnos un buen rato, ahora si me baje de nuevo y me puse a comer todo su coñito, ya se acabó la niña modosa, se movía para todos los lados, estire una de mis manos y apretaba, pellizcaba un pezón. Iba subiendo la intensidad, ella con voz entrecortada, me decía que era un bruto, un cerdo, que le hacía daño, pero no oía que me dijese que me parase o que no hiciese algo.

Ella se zafo de mi mano y se giró hasta estar al alcance de mi polla, cuando lo hizo la empezó a lamer y se la metió en la boca, al principio me hacía daño, no sé si por inexperiencia o porque su boca no se ajustaba bien a mi polla, luego fue haciéndolo mejor y al final era una maravilla como lo hacía.

Cuando se corrió en mi boca, me hizo bastante daño en mi polla, por lo que se ve no pudo controlarla. Me quede boca arriba, ella de forma veloz y sin darme cuenta se sentó encima de mi polla, cabalgándome con fuerza, con ganas. Me clavaba sus uñas en mi tórax, estaba un poco descontrolada, se dejaba caer para poner sus tetas cerca de mi boca.

Cuando las iba a chupar se subía para no dejarme, hasta que me incorpore un poco y ya domine yo la situación, no sé porque estábamos los dos en plan bruto, ella clavándome sus uñas y yo mordisqueando sus pezones fuertemente. Luego me quede prácticamente sentado sobre la cama, con ella encima, atrapándome con sus piernas por mi cintura. Nos besábamos con frenesí, con necesidad, en plan animal. Como siempre no podía aguantarme, así que lleve uno de mis dedos a su culito y empecé a hacer una de las cosas que más me gustan, follarselo primero con un dedo.

Ella al notarlo, solo dijo… que manía tenéis con los culos, pero por ahí no, ya te aviso. Pero yo no la hice caso y metí mi dedo hasta el fondo, ella me dijo que menudo hijo puta era, que lo quitara, pero no la hice caso y seguimos. Cada vez su resistencia era menor. Hasta ya no decir nada.

Me oyó resoplar, estaba en la gloria, cuando de pronto se quería quitar porque se dio cuenta de que no tenía condón. La pregunte si no tomaba nada, porque me sonaba haber oído que sí, ella me dijo que eso era lo de menos, que el único que acaba ahí era Cesar. No la hice caso y seguí, la dije que ya me quitaría, al rato estábamos los dos cerquita ya de corrernos y cuando me di cuenta de que ella estaba al límite, dije de parar para colocarme el condón.

Ella con una mirada profunda me dijo vete a la mierda y no pares. Así nos corrimos los dos prácticamente a la vez. Ella diciéndome que era un cabrón y yo diciéndola lo puta que era. Contra más nos decíamos cosas, más fuerte era nuestra corrida. Una vez acabado, nos quedamos abrazados en esa postura, pero ella rompió el momento, levantándose de golpe, se fue al baño, llevándose su ropa y a la media hora salió.

Yo seguía desnudo en la cama, dispuesto para otro asalto, pero ella salía vestida. Con prisas, movió una mano diciendo adiós y salió lanzada para la puerta, pegue un salto, saliendo de la cama y alcanzándola antes de que pudiese irse. La pregunte que la pasaba, ella solo me decía que nada, pero que no volvería a ocurrir. Esa misma respuesta ya la había oído en otros casos. Pero antes de irse me dijo que no me quería volver a ver en ninguna situación, ni acompañados y mucho menos solos.

La dije, que si ese era su deseo, por mí no existiría ningún problema, que lo cumpliría desde ya mismo. Abrí la puerta tapándome para que nadie me pudiera ver y ella se fue. Aun sabiendo que era muy tozuda, esperaba, creía y sobre todo deseaba que no fuera así.

 Me fui al baño y me di una ducha ligera, cuando me escoció un poco el agua, cuando sali me mire bien al espejo, tenía unas buenas marcas y arañazos en mi pecho. Sonó el timbre de la puerta nuevamente, un solo toque, el vecino seguro que no era, ya que siempre que llamaba era como si se le hubiese pegado el dedo en el timbre. Me puse un pantalón corto y sali a abrir, en el convencimiento de que era Marga, arrepentida por todo lo dicho y con ganas de repetir.

Abro la puerta, eran Begoña y Adrián, los que menos me esperaba. Querían hablar un momento conmigo. Les dije que pasaran, les pedí disculpas y me fui a poner una camiseta. Adrián venía a pedir disculpas, que le había pillado en un mal momento, etc… no me creía nada de lo que me decía, tanto por su tono, como por la cara que ponía su mujer. Admití sus disculpas, él dijo de tomar algo el próximo día, que disculpase, que se había enterado de que tenía 19 años, que a esa edad tratamos con más libertad a la gente, que es lo que le llevo a la confusión…

Mientras él decía todas las tonterías que decía, yo no paraba de mirar a la mujer, que aunque venia vestida muy discreta para el calorazo que hacía, yo presumía que debajo de esa ropa y esa apariencia había un tesorazo.

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