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Descubriendo más... de la ardiente Giordana

en Sexo con maduras

 

 Estaba en la soledad de mi despacho y me puse a recordar lo sucedido con Giordana y su marido. Era una mujer muy caliente y sabía que era mucho más, solo hacía falta un poco más de tiempo. Llegue a esa conclusión, porque por eso me gustaban las mujeres maduras y si estaban casadas mejor. ¿Por qué? Porque hay una amplia variedad de mujeres igual que de hombres, en las parejas, matrimonios… cuando llevan mucho tiempo juntos, suele aparecer la monotonía.

La fogosidad de los primeros tiempos, en muchos casos suele dejar paso al aburrimiento, que eso es lo peor que hay. Eso lleva a que la mujer se suela sentir insatisfecha sexualmente, quiere volver a sentirse deseada, porque además de madre (En muchos casos) también es mujer… podía seguir diciendo motivos, pero esto lleva a las fantasías sexuales, a lo que yo llamo a la “infidelidad platónica” con algún hombre que ella siente que la mira con deseo y aunque en un principio no lo pensaran, que las dominen.

Ese es el tipo de mujeres ideales para mí, esa era mi conclusión, aunque la perfección era cuando el marido estaba en ese tipo de circunstancias, que desea ver a su mujer gozando, pero no se atreve. Cuando se atreve en algunos hombres se da el caso, de que empiezan con intercambios, tríos… pero al final lo que buscan es ver cómo les “dominan” y eso se m estaba dando muy bien, siendo algo muy gratificante y excitante para todas las partes. Como era el caso de Giordana y Sabino, ella muy distante, dominante en su día a día, llegando en algunos casos a la tiranía y luego era dócil, con un potencial sexual increíble. El un hombre que amaba mucho a su mujer y quería verla gozar, lo que haría que el gozara también.

Solo de estar pensando todo eso, hizo que mi polla creciera al máximo. Pensé que había que poner a prueba a Giordana y que mejor momento que ese. Me subí a su despacho y entre en él, ella no me esperaba, su cara era distinta a la de otros días.

- ¿Hola, necesitas algo? (Con voz agradable)

-Si tengo un pequeño problema.

-Dime… (Cambio el tono de voz)

-Este es el problema. (Me baje la cremallera de la bragueta y saque mi polla, que me costó por lo dura que estaba)

-Carlos, quedamos que, en el trabajo, no pasaría nada.

-No recuerdo que yo lo aceptara, pero ahora ven y haz lo que haces tan bien.

Titubeo, pero se acercó se agacho y empezó una mamada de ensueño. Cuando ya me tenía bien, hice que se levantara y que se apoyara en su mesa, le dije que se desabrochara el pantalón y cuando lo hizo, lo dejo caer y se la metí sin contemplaciones, costo un poco porque no estaba mojada del todo, pero con pocas embestidas ya chorreaba. Yo creía que tardaría en correrse, pero lo hizo muy rápido. Yo no pare de follarla y cuando estaba para correrme, le dije que se la metiera en la boca, cosa que hizo rápido, fue un placer como atrapo con sus labios mi polla y como succiono la corrida que me di. Después se levantó y me dijo muy seria… “Eres un cabrón, habíamos quedado que en el trabajo no…” yo mirándola intensamente a los ojos le conteste… “Eres mi putita y te follare donde quiera y a partir de hoy… nada de pantalones” espere alguna contestación y lo que recibí fue un buen morreo con sabor a mi leche.

Había respondido bien al primer envite, lo que decía estaba sedienta de sexo. Era de las que querían recuperar el tiempo perdido y de probar cosas nuevas. Yo llegue a la hora que solía llegar a casa. Me daría tiempo a leer lo que ella hubiera escrito en su diario. Me lleve una sorpresa y muy agradable. La casa estaba a oscuras, pero había distintas velas encendidas que llevaban a la habitación de Giordana y se oía una suave melodía.

Desde la puerta de su habitación la vi. Estaba de pie en el centro de su habitación. Vestida únicamente con unas medias negras y unos zapatos con tacones altos, apoyada ligeramente sobre una silla y de espaldas a la puerta. Sin mirarme ni darse la vuelta me dijo de forma muy sensual… “¿Así es como quieres que vaya tu putita?” tarde segundos en desnudarme y ponerme detrás de ella, colocando mi dura polla entre sus piernas. Me aparte a su espalda y con mis manos atrape sus pezones, que estaban grandes y muy duros. Juguetee con los piercings y se volvía loca, aunque lo hacía con mucho cuidado, por lo que me había contado ella, era como si tuviera frio y calor, dolor y placer, la sensibilidad era mayor.

Mientras se lo hacía, me confeso que lo del despacho le había puesto muy cachonda, que estuvo todo el día a si y que ahora me necesitaba. Estaba muy entregada y eso hacía que yo me pusiera más cachondo. No quise pasarme y le di un par de azotes en su culo, ella solo me dijo, que yo si sabía tratarla. Mientras mordía su cuello le decía… “Pues prepárate, que te voy a llevar por el mundo del vicio total, harás todo lo que yo te diga, pero te aseguro las mejores corridas de tu vida” “SIIIIII… que… ¿Sera lo próximo?” lo dijo con un primer grito y luego con la voz entrecortada.

Me senté en la silla y antes de que pudiera decirle que se sentara encima, ella ya se había sentado, clavándose la polla hasta el fondo, decía que la notaba más aún que los otros días, que era exagerado como se notaba. Le di dos nuevos azotes y ella me mordía el lóbulo de la oreja y me decía “Dame más mi stallone”, escuchaba su penetrante respiración en mi oído. Mientras ella se movía suavemente, disfrutando de la profunda penetración, me preguntaba toda excitada por lo que tenía pensado. Antes le dije que era stallone y ella me contesto… “MI SEMENNNNTAL” lo dijo de una manera profunda.

Lo próximo que harás y muy pronto será comerte un coñito mientras te follo. Note como se revolvió y se dejó caer más, apretándose contra mí. Me dijo que eso no era posible que no le gustaba. Azote con más fuerza su culo y le dije que haría lo que yo quisiese. Me había dado cuenta por sus movimientos que la idea no la disgustaba, tal vez le daba algún reparo. Al final me dijo que lo que yo quisiera. Según hablábamos de ello, se ponía más cachonda. Tendrás que elegir tú, quien será la afortunada y ella de forma mimosa me contesto que no conocía a nadie. Yo pensando en Orsolya, le dije que eligiera a una del trabajo. No le hizo mucha gracia, pero después de otra dosis de azotes, se calmó.

Piensa en alguna. Ella decía que le daba igual, que yo le ayudara, que como me gustaría más a mí. Le respondí… que sea casada para que no se vaya de la lengua, que tenga buen culo, con unas buenas tetas y sobre todo que sea una cachonda, muy puta” ella estaba que se corría y le costó decirme que como lo iba a saber ella, lo de cachonda y puta. Tú lo sabrás, eres muy lista… se corrió gritándome al oído.

Nos fuimos a la cama y me puse a comer su coñito encharcado, era cuando mejor estaba. Mi lengua le daba también en los piercings de su coñito y ella daba grititos de placer. Volviendo a sacar el tema de quien podía ser. Le gustaba que yo la oyera y le gustaba oírse. Decía nombres de varias mujeres, pero ninguno de esos nombres era el que yo quería oír. No conocía por el nombre a quienes decía. Pero ella sola se ponía cachonda y lo estaba tanto que se volvió a correr.

Yo quería correrme ya y ella muy dulcemente, me pidió que lo hiciera en su culo, pero me pidió que fuera dulce… se tumbó boca abajo y seguía con sus nombres, dejándolos en tres mujeres, Yo mientras iba penetrando su estrecho culito con paciencia y cuando estaba casi a la mitad, dio un culazo hacia atrás y se la clavo casi toda, por lo que le di una embestida metiendo lo que quedaba hasta el fondo.

Me tumbe sobre su espalda y mientras la follaba le decía al oído… “No sabía que eras tan puta… y lo que te gusta” ella con la voz bien tomada decía… “Ni mi… marido… Uuuhhhmmm… pero ahora lo sabe ya… y que suerte encontrar a un stallone como tu…” oírle eso no me dio tiempo a avisar de que me corría, pero con mis movimientos y mis gemidos roncos, no hizo falta que dijese nada, porque ella se puso a gritar también cuando noto mi leche en su culo y me oyó.

Ella estiro la mano, cogió una botella de licor italiano y dos vasitos. Los lleno y relajados nos pusimos a beber, no sabía que era, pero era de un sabor dulce. Mientras lo tomábamos y nos dábamos un respiro, muy seria, pero no enfadada…

- ¿Tu siempre te sales con la tuya? ¿No serás un gigolo?

-No siempre me salgo con la mía, pero lo intento y no, no soy un gigolo, simplemente me gusta el sexo y a las mujeres que también les gusta.

-Entiendo que Sabino, en algún momento me pidiera un trio con otra mujer… pero tu… si tú puedes tener con poco que te esfuerces a cualquier mujer.

-No exageres, que muchas me han dicho que no. Y he hecho tríos con mujeres y con parejas. No se trata de eso, se trata de verte disfrutar a ti y porque seguro que alguna vez lo has pensado, pero no te has atrevido. Y a todo esto, ¿Por qué le dijiste a Sabino que no?

-Jajaja… es evidente, si no puede con una… o con una le cuesta…

-Ahora cuéntame tus tres candidatas.

-Lo he pensado mejor y puedo decir que cuatro. Cokkie, holandesa de 45 años, castaña clara su marido esta fuera. Mariola, suiza de 46 años, morena, vive con su marido aquí. Paulette, francesa de 35 años, rubia, vive aquí con su marido.  y la última Milena, colombiana de 40 años, morena y vive sola, su marido está en su país. Cokkie y Milena viven con otra en un mismo piso.

-Me impresionas, sabes sus edades y como viven. Joder, yo de mi gente es el nombre y poco más. Si tienen algún problema también me entero, pero del resto de su vida…

-Yo me es el nombre de todos, si están casados o no y cuantos hijos.

-Pero dime como son…

-Las cuatro son muy simpáticas. Físicamente todas están bien, tal vez Paulette, es el más diferente. Es delgadita, poca cosa, pero tiene algo, de pecho tiene poquito, pero tiene un culo perfecto y una carita angelical. Por lo que tú dices las que más te gustarían, serian Cokkie que tiene un pecho muy abundante, hasta la exageración y un cuerpo estupendo, todo en ella grande y Milena, que decir de ella una morenaza que atrae, una línea perfecta, muy buen pecho y un culo respingón, si todo lo que expresa con sus gestos es como yo pienso, tiene que ser muy buena. Mariola es una morena de piel oscura, la más sensual y se la ve muy fina, me recuerda mucho a mí, se abre poco, pero tiene mucho misterio y de buen pecho también.

-Me has dejado sin saber que decir, pero por lo poco que se, pienso que las mejores candidatas serian, Cokkie y Milena. A todo esto, Mariola es de origen español.

-No es Suiza del cantón del Tesino, próximo a Italia y donde se habla italiano. Puede que tengas razón y sean las más adecuadas para conseguir lo que queremos. Aunque en principio cualquiera de las cuatro podría ser, no sé qué decir, porque Paulette y Mariola, tienen su ángel. ¿Me entiendes?

-Si a mí me da igual. Decide tú con quien te encontrarías más cómoda.

-Es que no se si en ese “momento” me sentiría cómoda y tampoco sabemos si diría alguna que sí. Que tú lo ves muy fácil.

-Hagamos una cosa, mañana las reúnes en la sala de juntas y con la excusa que te busques, pues charlamos y las conozco.

-Me parece bien.

Hasta bien entrada la madrugada estuvimos follando sin parar. Por la mañana cuando sonó la alarma, ella me pidió que la dejase un poco más y que iría un poco más tarde al trabajo. Me duche y cuando terminaba de desayunar, se levantaba ella y sonriéndome me decía… “Si me tienes así todas las noches, iré a trabajar arrastrándome”

Cuando llegue me puse a quitarme cosas pendientes del trabajo, no pare y vi de pronto la hora que era y como no había dado señales de vida, llame a Giordana, la oí acelerada cuando me hablaba y es que iba por la calle andando deprisa, me dijo que había hecho unas cosas en casa y que por eso se retrasó. Me fui a almorzar y me encontré con mis dos buenas “amigas”, Darina y Orsolya, que las tenía en mi mente por si fallaban las propuestas de Giordana. La pena que no hubiera elegido a ninguna de ellas. Subí de nuevo a mi despacho y me hizo gracia porque en cuanto me vio Effi me dijo, que había llamado Giordana para que subiera a una reunión cuando subiese y me dijo, que últimamente estaba muy simpática.

Fui para arriba a la sala de juntas. Entre y me presento a las cuatro. La excusa, que no fue tanta excusa, era que, en mi departamento, lo que era la parte administrativa nos desbordaba ya y se había solicitado, poder contratar más gente o que nos pasaran personal desde el departamento de Giordana. Algo que llevábamos un tiempo valorándolo, en concreto pasar a dos personas y era algo que ya todo el mundo sabía el rumor. Porque Darina me lo había contado y me dijo que todo el mundo se quería venir a mi departamento sin excepción, sobre todos por el tema de horarios y de trato.

Las observe y Giordana tenía toda la razón las había clavado. De primeras la que más me impacto fue Milena y esos ojazos negros. Un tipazo y al llevar la ropa tan apretada, me embobo. Se debió de dar cuenta cuando nos miramos. Tomo la palabra Giordana y me dijo… “Mira, son las cuatro que he seleccionado, de ellas dos, las que tu elijas pasaran a tu departamento”. Las cuatro me miraban como diciéndome… elígeme a mí. Me resultaba difícil. Todas estaban muy bien y Giordana no se había equivocado. Paulette, aunque no me dio tiempo a verla bien cuando se levantó, tenía cara angelical, pero de esas caras que decían… si te pillo te dejo seco. Mariola también me dejo prendado, era cierto tenía una mirada misteriosa y su piel tan morena, su larga melena negra, me decían que tenía mucho por descubrir. Muy buenos 46 años.

Tanto lio se me formo en mi cabeza en un momento, que le respondí a Giordana que prefería tener una charla primero con ellas para poder decidir. Ella que es muy lista, me dijo que lo suponía y me dio un sobre. Dije que me daba igual el orden pero que bajaran a mi departamento en quince minutos. La primera en pasar fue Mariola, que con su forma de hablar dulce y comedida, me dejo prendado. Cokkie que fue la siguiente, no sé si por descuido o que, traía un botón desabrochado de más y menudas dos tetazas que se gastaba la mujer. Del culazo ya ni hablo, a mi polla le gustó mucho, para que decir otra cosa. La francesita Paulette estuvo en plan modosita, poco habladora, peo cuando se dio la vuelta para irse comprendí lo que me dijo Giordana del culo, era perfecto, se notaba que no llevaba nada debajo o algo súper diminuto, que ganas me quedaron de preguntar. Por ultimo entro Milena, con todo su poderío, daban ganas de azotar ese culito y follárselo sin parar, pero tenía que ser comedido y que no se me notara más. Al hablar los dos, español, la entrevista sería más sencilla.

-Siéntate por favor. Que no tardaremos. Es fácil, porque quieres cambiar de departamento y que crees que puedes aportar aquí.

-Porque aquí a parte de la parte administrativa, siempre se puede aprender algo técnico. Y lo que puedo aportar es mi gracia, España y Colombia son primas hermanas. Hablamos el mismo idioma algo que seguro siempre es bueno, hablar el mismo idioma. Aunque las miradas dicen más que las palabras (Buena indirecta)

-Lo del idioma si es importante. Lo tendré en cuenta.

Cuando se levantó para irse, hizo lo que ninguna de las otras, se giró un momento antes de abrir la puerta y me pillo mirando su culo. Me sonrió y dijo… “Hay cosas tan importantes o más que el idioma” sonrió y se fue. Me dejo la polla ardiendo. Se acababa de ir Milena y ya me llamaba Giordana, la curiosidad le podía. Me limite a decirle que luego lo hablaríamos. Acto seguido me marché para cas y pude ver lo que había escrito.

Resumiré lo que ponía, de mi decía que era un amante extraordinario, tal vez un “ninfomano” algo que cuando leí la expresión que utilizo me hizo reír. Que estaba todo el día mojada pensando en lo que a mí se me ocurriría. De su marido le sorprendía su sumisión, pero que le ponía muy excitada el verlo de esa manera. Lo que, si me dejo un poco preocupado, era sobre lo de tener relaciones con otra mujer. No sabía si estaría a la altura, aunque reconocía que alguna vez si lo había fantaseado y sobre todo con su marido, la otra pega es que fueran del trabajo. Tenía grandes dudas. En todas veía posibilidades, aunque en quien más veía era en Paulette, le gustaba su carita. Pero la mirada de Mariola, decía que era como si la desnudara. Que le daban escalofríos de placer.

Giordana entro en la casa y me dijo que teníamos que hablar, pero no la di tiempo, la empuje hacia su cama y caímos los dos encima de ella. Sobraron las palabras, nos pusimos a besarnos y a meternos manos con rabia, con necesidad. Ella en murmullos decía que así era imposible tener una conversación seria conmigo. Pero bien que me iba desabrochando el pantalón, para luego comerme la polla con avidez. Mientras lo hacía, le hablaba de como en ese momento Paulette tímidamente le comía el coñito, ella se aceleraba mientras oía mis detalles.

Pasaba luego con Mariola, como la dominábamos entre los dos y como ella le comía el coñito a Mariola, eso hacía que se enardeciera y me pidiera que le metiera la polla. Sin terminar de desvestirse se sentó sobre mi polla, estaba completamente rabiosa, me mordía mis labios, mis orejas, estaba fuera de sí. Rompí los botones de su blusa y solté su sujetador, que, dando sus tetas libres, con los pezones durísimos y con la luz brillaban sus piercings. Follamos y follamos hasta perder la noción del tiempo. Cuando se recuperó me decía que le daba miedo lo de esas mujeres. Trate de picarla diciéndole… “Miedo o simplemente que no te ves capaz de seducir a ninguna de ellas” eso le sentó mal y me dijo que ya veríamos quien se tenía que tragar esas palabras.

Hable yo y como no me respondía mire y estaba totalmente dormida. Era normal, habíamos dormido poco esos días. Pensé que lo mismo tenía razón, estábamos corriendo demasiado. Por la mañana en el desayuno, ella estaba pletórica se la veía más descansada. Lo primero que me pregunto, fue a quien había elegido para que se fuera a mi departamento y mi contestación fue, que no podía decidir, que lo mejor sería que estuvieran una semana o diez días trabajando y ver como se desenvolvían, ya que Effi estaría dos semanas fuera, se iba de viaje que iba a ser abuela otra vez.

Esa mañana me reuní con las cuatro y les comuniqué mi decisión. Les dije que también había decidido que Mariola fuera la que sustituyera a Effi, lo hice por ser la mayor y por su parecía la más discreta. Aunque como dice el refrán… “Del agua mansa líbreme Dios, que de la brava me librare yo” sabía que esa decisión supondría una “guerra” entre ellas.

Effi se puso explicar a Mariola sus funciones y luego a las otras tres lo que tenían que hacer. Los tres primeros días fueron excesivos para mí. Estaba todo el día con una erección terrible, vaya cuatro mujeres, mejor dicho, tres, porque Paulette no terminaba de “ponerme” una cosa tenía muy clara, lo que es en las instalaciones del trabajo, no podía suceder nada y fuera era bastante complicado, no sabía cómo hacerlo. Nunca hay que perder la esperanza. De la central llamaron avisando que en breve nos visitaría una delegación de un país latinoamericano, no especificaron más o es que Giordana no se enteró bien. Se trataba de una posible fusión entre una empresa del sector con la nuestra.

Yo tenía que hacer una evaluación técnica, una vez que se marcharan. Para tenerlo todo a punto, un día acabamos muy tarde, al ser todo de tipo administrativo, elaborar dossiers… se quedaron las cuatro. Al final del día les dije que las invitaba a cenar. Yo pensé que lo mismo las que tenían el marido allí, pondrían alguna pega, pero que va, todas aceptaron de buen grado. Como alguna me trataba de usted, les dije que una vez que saliéramos eso se acabó. Quería que se sintieran a gusto.

El alcohol, el ambiente y el saber tirarles de la lengua, hizo que me contaran más cosas. Paulette que tenía al marido con ella y con muy pocas ganas de trabajar, por lo que dijo un poco vago. Mariola, que llevaba viviendo en esa ciudad quince años, que su marido trabaja en una empresa eléctrica, en el turno de noche, por lo que se veían más bien poco. Muchos días ni coincidían. Cokkie que era la que estaba más alegre, nos contó que su marido estaba en plantaciones petrolíferas, que con mucha suerte se solían ver cada seis meses, pero con mucha suerte y añadió, porque aquí los hombres son muy fríos, que si no… y todas se rieron. Milena nos contó que su marido tenía muy buen trabajo en su país, pero que los sueldos allí eran bajos. Que ella trabajando aquí en un puesto inferior a su marido, cobraba más ella. Que se veían una vez al año. Giordana había elegido bien, por lo menos en un principio.

Después de cenar, todas se empeñaron, ya que había pagado yo, en invitarme a una copa. Me hice de rogar un poco y al final fuimos. El sitio que eligieron estaba muy bien. Había gente bailando, pero una música que no me hacía mucha gracia. Me preguntaron si no me gustaba bailar y les dije que mucho. Cuando se enteraron de que me gustaba la salsa, rumba cubana, bachata… se reían y me decían que no podía ser, se creían que las estaba engañando. Milena muy decidida dijo que pronto saldríamos de duda.

Me encontré bailando con ella, nos hicieron corro las personas que había allí, nos rozábamos bien, bailaba estupendamente ella. Cuando acabamos hasta nos aplaudieron. Al acabar los dos nos habíamos “encendido” su mirada me lo decía y ella sabía que la mía decía lo mismo. Nos marchamos y yo iba en un taxi con la polla dura como una piedra. Nada más entrar en la casa, estaba todo a oscuras, menos la habitación de Giordana, estaba leyendo un libro y la pregunta fue directa… “¿A quién te has follado?” me desnudé y le dije que, a nadie, ella sonriéndose me dijo… “Pero te han dejado preparado para mi” se destapo y estaba completamente desnuda.

La folle con muchas ganas, estaba rabioso, ella me decía que me notaba muy cachondo. Recordé el culo de Milena rozándome en el baile, le di la vuelta de golpe y le dije que le follaría el culo. Giordana entonces me pidió que dijera el nombre de la que me hubiera puesto así mientras la follaba, hice lo que quiso y nos corrimos los dos de forma salvaje, como nos gustaba. Esa noche me dormí pensando como follarme a Milena. Una vez en el trabajo, todo tenia mejor pinta que días anteriores, Milena tenía una mirada que me la ponía dura nada más ver sus ojos. Paulette vino y me pidió si podía ir a hablar con Giordana, le dije que sí y se fue. Traía los ojos hinchados. Llame a Giordana y le avise. Al rato me devolvió la llamada y me conto que eran problemas familiares que tenía.  

 Giordana fue al aeropuerto a recibir a la legación que venía. Se suponía que eran seis personas, pero al final eran doce porque habían venido con sus respectivas parejas. Eso me lo contaba por teléfono, me decía que parecía una excursión y nos reímos los dos. A los segundos me volvió a sonar el teléfono, era Giordana nuevamente para decirme… “Se me olvidaba, le puedes decir a la putita que te calentó ayer que se prepare, porque son colombianos” nada más colgar llame a Milena, que entro con una sonrisa coqueta y generosa.

Le explique lo que quería y que se fuera hacia el hotel que le esperaba Giordana allí. Se fue rápida, pero antes me dijo que no me preocupara que lo tendría todo controlado. Yo fui a última hora, a una cena que ya teníamos concertada. En cuanto llegue y me presentaron, se quedaron sin habla, ¿El motivo? Que esperaban a alguien no tan joven. El más joven era yo, el resto pasaban de los cuarenta y… a excepción de Milena que tenía 40. Una vez quedaron las cosas claras, yo me senté junto a Don Camilo, como el resto se dirigían a él.

Desde el primer momento y no por faltar al respeto, lo tutee como hacia el conmigo y no es que le hiciera mucha gracia. Tenía 53 años y su mujer Fernanda tenía unos 50. Él era más bien bajito, fuerte pero un poco de tripita. Ella más alta que él, vestía muy bien, pero llamativa sin llegar a ser escandaloso. Llevaba pantalones muy ajustados, dejando ver un buen culo y por delante se marcaban perfectamente los labios de su coño. Una blusa holgada, pero abierta lo justo, lo justo para demostrar que debajo había mucho “poderío”. No paso ni me día hora y me di perfecta cuenta de que quien controlaba todo muy bien, tanto al resto de la gente como a Camilo era su mujer Fernanda, muy dicharachera.

Cuando ella se daba cuenta de que yo me enrocaba en una postura, ante la persistencia de su marido, ella salía al quite. Estuvieron varios días por allí y yo tuve un montón de reuniones, con él. Milena desarrollo un trabajo sensacional, porque me puso al día de los entresijos de ese viaje. Una vez que los despedimos en el aeropuerto. Mande mi informe técnico, que no era en absoluto nada bueno. Lo único positivo de esos días, fue que con Milena se estrechó más la confianza. Buena excusa para invitarla un día a cenar con nosotros, en agradecimiento a la buena labor realizada. Ya lo tenía todo muy pensado.

Se lo hice saber a Giordana. Le dije que estaba seguro de que Milena quería “marcha” y ella sonriendo me respondió… “Eso lo he tenido claro en estos días, pero no la veo yo haciendo un trio” mi respuesta fue rápida y directa… “Tú también tienes que poner de tu parte, eres la que más tiene que seducirla, que se dé cuenta de lo que hay desde un principio” y con cara de preocupación me soltó… “Es que me da un poco de miedo, es tan chillona, tan echada para adelante, que me da pánico que me monte un griterío” tuve que tranquilizarla diciéndole que eso seguro que no pasaría. No se quedó muy convencida. Quedamos en que ella lo prepararía. Lo único que me dijo que no tuviera prisa y que no sería para ese fin de semana.

Follábamos todos los días y no nos cansábamos, aunque cuando follábamos y hablábamos de una de ellas, se ponía más cachonda que nunca, luego en frio, se cortaba bastante. El viernes recibí una llamada de ella que se marchaba antes a cas, algo más que extraño. Pensé que lo mismo venia su marido. Yo terminé el día normal y antes de irme estuve en un tris de llama a Milena, para tratar de follarla en el despacho. Menos mal que tuve algo de juicio. No sabía cuánto tiempo me duraría, porque hay que reconocer que era una mujer caliente, muy apetecible, que sabía “jugar” con sus gestos y miradas.

Iba caminando para casa y tan cachondo estaba, que pensaba follarme el culo de Giordana nada más llegar, porque ella ahora le había cogido el gusto. Abrí la puerta y oí sollozar, me pensé lo peor. Fui hacia el salón que era de donde venía el sonido y al entrar me quedé de piedra. Giordana tenía medio abrazada a Paulette, la estaba consolando. Mire a Giordana y la mirada de ella era de puro vicio. Me saludo y me dijo… “La pobrecilla Paulette, que su marido se ha ido, que dice que no aguanta más esta ciudad y se ha vuelto a Francia”

Como Paulette no me veía al quedar yo a su espalda, le hacía señas a Giordana para que la “despachara” y me agarraba mi polla para que supiera como la tenía. Ella se limitó a poner una sonrisa perversa, sacarme la punta de la lengua, moviéndola como si estuviera haciendo una mamada y me guiño un ojo. Puse cara de “enfado” lo que menos nos hacía falta era una mujer lloriqueando… en esos momentos. Giordana de forma muy sosegada me pidió que las pusiera una copa y lo hice, después me senté junto a ellas, dejando en medio a Paulette. Esperaba que después de la copa se fuese.

Después de un par de sorbos, empecé a alucinar, al ver como Giordana de forma muy dulce, acariciaba su avente con su mano la cara de Paulette, más que hablarla la ronroneaba y vi como ya dejaba de lloriquear. Estaba seduciéndola con una habilidad inusitada. Acariciaba su brazo mientras la hablaba, agarro una de sus manos y jugaba con sus dedos en la palma de ella. Los ojos de Giordana desbordaban deseo. A Paulette no podía verla bien, ya que estaba medio girada y solo veía bien sus piernas cruzadas.

Veía como Paulette se dejaba hacer, como le decía lo buena que era y como la entendía. Giordana mientras ella le hablaba, acariciaba su pelo. Luego como quien no quiere la cosa, como si fuera accidental, poso una mano sobre su rodilla y la dejo estática ahí. No sé quién de las dos estaba más nerviosa, pero, aunque era la primera vez de Giordana, según dijo ella y me la creía absolutamente, se estaba desenvolviendo muy bien. Llegado a ese punto, vi que era como si se hubiese estancado todo, nos miramos Giordana y yo, con un gesto la anime y empezó a mover con suavidad su mano, en un principio lo hacía con círculos de un dedo sobre la rodilla.

Ese dedo fue subiendo por entre sus piernas, a mí me ignoraban, era como si yo no estuviera. Me excitaba ver como sucedían las cosas. Al tener las piernas cruzadas el dedo llego a no poder subir más, Paulette no decía que no, pero tampoco colaboraba. Giordana no se dio por vencida, seguía hablándola suavemente, de forma sugerente y notaba como el pecho de Paulette se hinchaba cada vez más. Giordana de una forma natural y sin forzar nada, hizo que descruzara sus piernas y cuando lo hizo, vi como su mano desaparecía por debajo de la falda.

Supe cuándo “llego” porque Paulette dio un suspiro y cerro sus ojos momentáneamente, abriendo sus piernas un poco más. Se mordía los labios y al final ella que estaba sentada sobre el borde del sillón, se echó hacia atrás recostándose sobre el sillón. Ya lo había conseguido, la mirada de Giordana era de triunfo, notaba que estaba orgullosa y muy cachonda. Se acercó a Paulette y no le dio un morreo directamente, mientras no paraba de mover su mano, besaba su cara con besos muy tiernos y sensuales, besaba la comisura de sus labios, hasta que Paulette agarro su cabeza y la dio un buen muerdo, fue como la explosión de un volcán.

Después de semejante beso, Giordana saco su mano, me dejo ver sus dedos totalmente brillantes, mojados y me los puso en mi boca, que decir que los chupe con deleite. Mientras cogió una mano de Paulette y la puso encima de mi pantalón, para que notara mi polla. Yo creía que se cortaría, pero, aunque tenía la mano pequeña, bien agarraba mi polla. Ella no paraba de acariciar mi polla y sin esperármelo, Giordana se puso de rodillas en el suelo y metió sus dos manos por debajo de la falda de Paulette y le quieto las braguitas, para luego meter ella su cabeza entre sus piernas.

Paulette se puso a gemir de una manera escandalosa, con lo discreta que era siempre, que hablaba muy bajito, como para no molestar y ahora estaba irreconocible. Ya no decía nada en inglés, solo hablaba en su idioma, que Giordana tenía la ventaja de que lo sabía, yo según veía, actuaba como creía. Sus ojos me decían que se iba a correr y entonces se levantó Giordana, dijo de ir a la habitación y me dijo… “Te dije que era muy caliente esta mujer, ya lo veras…”  mientras yo miraba ellas se desnudaban sin prisas, pero de forma sublime. Yo estaba ya desnudo, recostado en la cama y sin perder detalle. El culito de Paulette era perfecto, en tamaño y forma.

Algo dijo Paulette que Giordana se rio. Me dijo que se quejaba por haberla dejado a medias, Giordana se me acerco y nos besamos, nos metimos mano, mientras Paulette nos miraba con deseo. Me lamia la polla y me la mordisqueaba, miro a Paulette y le pregunto si le gustaba, ella algo tímida le dijo, que le llamaba la atención lo gruesa que era y las venas como se notaban. Giordana sorprendida le dijo si no le llamaba la atención lo larga que era y ella le contesto que era como la de su marido, la diferencia que la otra era muy fina y mientras lo decía se puso junto a Giordana, que le acerco mi polla a su boca y Paulette la empezó a mamar.

Ya conocía a Giordana y sabía que estaba muy cachonda, se apartó de nosotros, se tumbó y abrió las piernas y le dijo a Paulette que se acercase, Paulette se acercó lentamente, mirándola de forma retadora. Fue lamiendo sus piernas hasta que llego a su coñito, no lo dudó ni un segundo, empezó a lamer el coñito y la follaba con sus dedos. Giordana me miraba, se estaba “derritiendo” con lo que le estaba haciendo.

Paulette estaba con el culo en pompa, me acerqué por detrás y le lamí el coñito y el culo. Luego me levanté me puse de cuclillas y se la fui metiendo, paro de comer el coñito de Giordana y decía cosas de formas excitantes, pero todas en francés. Giordana me dijo… “Sigue da igual, está contenta de lo que le haces, que le estas dando mucho gusto” una vez que la tuve toda dentro, volvió a comer el coñito de Giordana, la cual me decía que la follase despacio, para que le pudiera comer el coñito, que cuando ella llegase al orgasmo le diera lo suyo.

Giordana no tardo nada en correrse y también le decía a ella cosas en francés, que la llevo a comérselo con más rabia. Ahora ya podía follarla como quería, fui aumentando el ritmo, buscando el que a ella más le gustara. Mis manazas agarraban esas caderas bien fuertes y ya la embestía con fuerza, no sabía si darle más duro. Otra vez que decía cosas y no la entendía, lo que le dijo a Giordana, que no me corriera dentro que no tomaba nada. Pero no se quitaba. Giordana le dijo algo a ella, que hizo que prácticamente se parara, medio discutieron o eso me pareció a mí, lo único que entendí después es que Paulette y no muy convencida dijo… “oui” Giordana le había dicho que me dejara correrme en su culo, que no se la metería toda.

“Me tienes que dar las gracias, te vas a follar ese culito y quiero ver como se la metes toda, yo te ayudare” me dijo Giordana. Mientras yo seguía follándome a Paulette, Giordana fue por un lubricante y sin necesidad de quitarme, se lo fue poniendo en su culito, mientras nos besábamos, Giordana me decía que le ponía más cachonda de lo que hubiera pensado esa situación, la de seducir y dominar a alguien. Los gemidos de Paulette cada vez eran más altos y seguidos. Se la saque ante sus protestas. Ahora venía lo bueno.

Giordana estimulaba su clítoris suavemente y Paulette, se movía de tal manera que su culito se hacía más irresistible. Cuando ella noto que colocaba mi polla en la entrada de su culito, Giordana y esta vez en inglés, me decía que muy suave y solo un poquito. Paulette también en inglés, apoyaba lo que decía Giordana. Fui muy lento y logre meter la cabeza de mi polla, que siempre es lo más complicado, ella se quejó un poco, pero como me quede quieto, se relajó un poco más. Fui metiendo poco a poco la polla y ella dio un gritito… “STOP, STOP” se debía de creer que era un coche.

Me pare y le dije a Giordana que se preparara, se la fui metiendo despacio, pero sin parar ante sus protestas y otra vez mas, que Giordana me dejo impresionado. Azoto su culito blanco, de forma potente y le decía… “Zorra calla y aguanta, que a partir de ahora te follara el culo siempre que quiera…” volvió a darle unos azotes y Paulette se relajó, Giordana había aprendido rápido. Mire a Giordana y le dije que se metiera debajo y le comiera el coñito, que sería más fácil. Era como si hubiera estado esperando que se lo dijera, se metió debajo y las dos se liaron a comerse sus coñitos, mientras yo follaba de forma profunda el culito.

Se puede decir que nos corrimos los tres casi a la vez. Pero la más escandalosa y con diferencia fue Paulette, algo que nos puso muy cachondos a Giordana y a mí. Paulette después de estar un rato relajándose dijo que iba al baño, se llevó su ropa y al rato salió vestida. Nos dijo que se tenía que ir. Pensábamos que estaba arrepentida, hasta que se acercó a nosotros y nos dio dos buenos besos de despedida, nos miró y nos dijo… “Gracias, por este rato tan magnifico que le habíamos dado, que hacía mucho que no se sentía tan deseada. Que lo único que esperaba era que no nos arrepintiéramos” Giordana le respondió… “Te puedo contestar por los dos, no estamos arrepentidos y siempre que tú quieras podremos tener más ratos como este, siempre y cuando todos fuéramos discretos” nos volvimos a despedir y se fue. Nada más irse nosotros seguimos follando, Giordana me pidió que solo la follara el culo, que le gustaba mucho, que había sido todo un descubrimiento.

Paramos porque nos dio el hambre y fuimos a cenar algo, cuando se sentó, Giordana me dijo que la había dejado “fatal” el trasero y me dijo que Sabino venia al día siguiente. Que con todo esto se le había olvidado. Una vez que terminamos de cenar, quise seguir con la “marcha” y Giordana me dijo que mejor descansásemos que mañana tenía que estar despejada y nos reímos.

Al día siguiente me levante pensando que Giordana no estaría, que habría ido a recoger a su marido. Me la encontré más fresca que una lechuga. Me dijo que le había dicho que no fuera por él, que tendría que hacer una parada antes de trabajo. Una vez que me arregle le dije que yo me iba, que volvería tarde y les dejaba un poco de intimidad, ella sonriendo me dio las gracias. Había decidido ir a conocer varios sitios de la ciudad, que por unas cosas u otras no lo hice antes y comer, comería en cualquier sitio que me pillase de paso. No sé el tiempo que había pasado, pero recibí una llamada de Sabino… “No te tenías que haber marchado hombre, pero necesito que nos veamos ahora, me he encontrado con un problema y necesito que me eches una mano” imagine que sería algún problema del trabajo y le dije que sin problemas que en diez o quince minutos estaría ahí.

Llegué en el tiempo que dije. Fui a abrir la puerta y no pude, estaba echado el seguro. Toque el timbre y al momento se abrió la puerta. Era Sabino, que me dio la impresión de que algo pasaba. Una vez que entre y cerramos la puerta me dijo… “Ya me he enterado de que has follado todos los días a la puta de mi mujer, pero no como ella necesita” no sabía de qué iba todo eso y con cierta intriga le pregunte que pasaba. Me hizo una seña de que le siguiese, fuimos hacia su habitación.

Allí estaba Giordana, de rodillas en la cama, dejando su culo a la vista, tenía un tanga negro de cuero que realzaba su culo de tal manera que parecía más grande, más perfecto. Llevaba algo parecido a un chaleco también de cuero, el cual tenía dos aberturas por donde salían sus tetas, que las sostenían en alto. Llevaba medias y botas de cuero. La imagen era para empalmarse de golpe. Estaba un poco descuadrado, me habían pillado desprevenido, me tuve que rehacer rápidamente, me hice una idea de lo que pasaba, no estaba dispuesto a que el fuera quien controlara todo y lo otro que me llamo la atención, fue el silencio absoluto de Giordana.

Sabino, se fue hacia una bolsa de viaje y saco una paleta para azotar, que yo ya conocía, en mi casa tenía yo un par de ellas iguales. Él me dijo lo que tenía que hacer y sin hacerle caso le dije con voz seria y dominante… “Tu ni ella me decís lo que tengo que hacer y ahora cornudo desnúdate y ponte junto a la zorra de tu mujer” el abrió sus ojos con asombro, pero no dijo nada más y se desnudó colocándose junto a su mujer. Hice que ella se levantase a darme un beso y me llamo inmediatamente la atención, que los piercings de sus pezones no estaban, tenía unos aros unidos con una cadena, como las pinzas que tenía yo en casa. Me di cuenta que el “cuento” había cambiado mucho, que había muchas cosas que no sabía.

Con la pala le di varios azotes a Sabino, que aguantaba estoicamente lo que le hacía. No acabaron las sorpresas ahí, porque Giordana me dijo que esa era su fantasía, no la de su marido. Hice que se quitara el tanga, que me sobraba y una vez que lo hizo se colocó de rodillas a cuatro patas y no quise defraudarla, azote su culo bien azotado, hasta que ya me dio apuro seguir azotándola. Mire a Sabino que se pajeaba con ganas y le ordene que no se le ocurriera tocarse. Paro en el acto. Me acerqué a la bolsa de viaje y vi lo que había comprado el cornudo. Había de todo. Vi una polla de buen tamaño de látex, que iba a pilas y preparada para ponerla en un arnés.

No me hizo falta pensar mucho hice venir a Giordana y cuando le dije que se lo pusiera, su cara se ilumino. Con todas las parejas que había hecho lo que pensaba hacer, las que salieron más satisfechas fueron las mujeres, decían que le había dado sensación de poder, algo que tampoco he llegado a entender. Se lio un poco al tratar de colocárselo y le ayude. Hice que Sabino se tumbara en el centro de la cama, le di lubricante a ella y se lo puso en el culo y en la polla de látex. Me acerque para que me pusiera un poco a mí y sonriendo, me dijo que de eso nada.

Hicimos el trenecito, yo me follaba su culo y ella el del cornudo de su marido. Él no se quejaba, aunque se notaba algún dolor contenido. Giordana que estaba desconocida, me pedía que le diese más fuerte, para que al cornudo le entrara más fuerte, cuando cogimos el ritmo Giordana y yo, ella me pedía con voz de súplica que agarrara su cadena. Al hacerlo y tirar un poco, dio tal grito, que solté la cadena pensando que le había hecho daño y ella me dijo que no la soltara.

Llego un momento que los tres estábamos como locos, sin control. Ya nadie ocultaba ni contenía sus gemidos, ni las palabras altisonantes. El desenfreno se apodero de nosotros hasta que nos corrimos Giordana y yo. Me tuve que quitar rápido de encima, para que Sabino pudiera respirar mejor. Cuando Giordana se quitó de encima, la polla de látex, tenía un hilillo de sangre, nada de importancia. Cuando Sabino se quitó oí una exclamación de su mujer. Mire y había una macha muy grande en la sabana. Giordana con una sonrisa perversa le pregunto que como es que había tenido esa corrida tan grande y él le dijo que se corrió tres veces, soltando una carcajada Giordana.

Como suelo hacer en estos casos, me gusta dejar a la pareja un momento solos, que puedan hablar lo que quieran. Al rato me levanté y dije que iba a la ducha. Giordana dijo que se ducharía conmigo y se vino. La ducha era incómoda para dos, le ofrecí ducharse ella primero, pero insistió en que lo hiciera yo primero. Mientras lo hacia ella me decía… “Nunca lo había hecho, aunque lo había pensado mucho. Por eso lo de mis piercings, que no quiere decir que todas las mujeres lo lleven por lo mismo, pero a mí me vuelve loca rozarme los pezones en cualquier sitio, con mucha discreción o cruzar las piernas de una manera en concreto, pero como me has tratado desde el principio algo te imaginarias… ¿Te molesta?” mi contestación fue clara… “No me molesta y si a ti te gusta… por mi encantado”

Salí de la ducha y nos besamos, ella siguió hablando mientras se duchaba ella, yo estaba sentado en el inodoro. Me decía lo bien que lo íbamos a pasar, ahora que lo teníamos claro. Oírla y verla me ponía cachondo y ya estaba otra vez a palo. Cuando salió, no le di tiempo ni a que se secara, hice que se sentara sobre mi polla, esta vez me la follaba por el coño y bien que se movía ella. Mordisqueaba sus pezones y aunque no llevaba la cadenita, tiraba de sus aros con mis labios, pero sin pasarme. Ella lo agradecía con sus gemidos. En esa posición con mis manos azote su soberbio culo. Ella pego su boca a mi oído, me costaba entender lo que decía, porque no paraba de suspirar y gemir.

Pero trato de contenerse y lo medio logro, con voz excitante, sugerente y casi suplicando me dijo… “Si, dame más fuerte, castígame por favor, tengo que ser más puta, tu puta, quiero hacer todo lo que tú quieras… no te diré a nada no… MI STALLONE…” y se corrió de tal manera que lo tuvo que oír su marido.

Como nadie tenía ganas de hacer de comer, nos vestimos y aunque era tarde para comer, nos fuimos a buscar un sitio donde poder hacerlo. Encontramos un sitio para comer y luego paseamos hasta sentarnos a tomar un café. En ese momento Giordana delante de su marido y mirándome fijamente me dijo… “No pienses que lo que te he dicho en el baño ha sido un momento de locura transitoria, que lo he dicho muy en serio, siempre que tu estés de acuerdo” yo me encogí de hombros y le dije que por mi sí.

Sabino que por su cara estaba claro que no sabía de qué hablaba, pregunto y ella con lo que me pareció mucha complicidad le contesto… “Le he dicho que quiero que saque todo lo que llevo dentro, que quiero ser su puta… amor sé que no voy a recuperar el tiempo perdido, pero quiero a mis 44 años pasarlo bien hasta que se pueda…” el con una sonrisa que lo decía todo le respondió… “Siempre he sabido lo puta que eres, que te gustaba un poco de dolor, todo era cuestión de tiempo… al igual que mis gustos” se rieron los dos y yo me limite a mirar, escuchar y no decir nada.

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