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Buen inicio de vacaciones...

en Sexo con maduras

            Los resultados de los parciales no fueron como yo esperaba. Había flaqueado en tres asignaturas, no en solo una como yo pensaba. Me había descuidado. Mis padres ya estaban preparando la Semana Santa, iban a ir al mismo sitio de la última vez, cosa que me tentaba mucho, pero sabía que, si iba allí, no estudiaría nada de nada. Por eso decidí quedarme en Alicante. No tenía pensado enclaustrarme, pero si dedicaría bastantes horas a recuperar esa asignatura, ya que el resto lo llevaba más que bien.

            Aquí en Alicante después de la Semana Santa había una semana sin colegios y sin universidad. Me prepare un planing de mis actividades desde el día 25 de marzo en adelante. El siguiente domingo que era 28 de marzo, domingo de ramos, se iniciaba la Semana Santa. Tendría tiempo para mi gimnasio, para estudiar y para salir un poco, todo milimetrado.

            Antes de iniciarse las vacaciones, me fui a un supermercado muy famoso aquí e hice un pedido, para no tener que preocuparme de comprar nada en esos días. El domingo 27 me levante pronto, como si fuera a ir a la universidad, mantuve el mismo horario, la diferencia que estudiaría en casa. A las once de la mañana en punto, hice una parada y para despejarme un poco, me bajé a almorzar a la cafetería del barrio.

            Había poco movimiento, mucha gente se había ido de vacaciones. Mientras desayunaba, leía un periódico, porque de las personas que había en la terraza de la cafetería, no tenía mucho trato como para estar de charla con nadie. Leía el periódico y también, eso sí, con mucha discreción observaba a la gente. En esto estaba cuando apareció caminando una pareja que pocas veces vi por allí.

            Iban con dos críos pequeños, de entre 10 y 12 años. Llevaban las palmas típicas de esta fecha, supuse que irían a la misa del domingo de ramos. Los observe bien, porque se pararon a hablar con otra pareja y se pararon cerca de donde yo estaba.

            El, pelo muy bien arreglado y prácticamente blanco, con una barbita muy bien cuidada. Ese pelo podía engañar en su edad, pero si uno se fijaba bien no tendría más de 45 años. Se veía fuerte y aunque llevaba traje, se le notaba por su cuello y sus anchas espaldas. Muy serio, por lo menos esa era la primera impresión. Ella también iba muy arreglada y discreta. Tendría la misma edad que él, año arriba o abajo. Se veía que como su marido debía de hacer mucho ejercicio, lo que se veía de sus piernas, aunque era poco, se podía apreciar buenos gemelos y piernas tonificadas.

            Un culo bien puesto, se veía o mejor dicho se intuía durito. Llevaba unos tacones no muy grandes, pero si lo suficiente, como para realzar más su cuerpo. Pero todo en ella muy discreto. Una melena muy bien colocada, morena y una cara dulce, no se notaba nada de agresividad en su cara. Era una pena, no verla más a menudo y que no fuera amiga de nadie conocido por mí.

            Estaba absorto mirándolos, tratando de saber con lo que veía algo más, cuando oí que me pedían permiso para sentarse en la mesa, ya que las demás estaban ocupadas, era Xavier un amigo de mi vecino, que ya me presento con anterioridad. Lógicamente le dije que sí.

-Que… ¿Mirando a la pareja “perfecta”? (Esto último note como lo decía con doblez)

-No, que va, es que pocas veces los he visto. Desde que llevo viviendo aquí, no más de cinco veces. Es más, no sé ni en el portal que viven. (Deseoso de que me comentara lo más posible)

-A mí es que me caen fatal. Se lo tienen muy creído y son unos mea pilas.

- ¿Te hicieron algo?

-No a mí no. Me fastidia que se crean los mejores, los más decentes y son… unos moralistas de mierda.

-Pues menos mal que no te hicieron nada… Jajaja (Provocándole para que se justificara y me contara)

-Pues tienen un bufete de abogados los dos, con mucha gente, les pedí un favor un día, en concreto que tuvieran haciendo practicas a mi hija que acabo derecho. A los tres meses la tiraron de malas maneras. (Tampoco me extraño, porque a la hija la conocía yo y estaba todos los días, de fiesta y no paraba de fumar porros a todas horas, por lo que imagine que ese era el motivo)

-Pero porque la tiraron, que te dijo tu hija.

-No quiero problemas, que estos son muy cabrones.

-Me lo puedes contar que yo no voy a ir a contar nada. (lo vi dudando, pero también con las ganas de desquitarse)

-Pues aquí todo el mundo los trata como si fueran dioses, el matrimonio perfecto, intachable, de moral reconocida, de ir a misa todos los domingos… toda una farsa.

-Hombre si tú lo dices… (Lo dije con un tono de voz provocador)

-Claro que lo digo yo… (Se acercó mucho a mi oído) Mi hija lo pillo en un chat de parejas, imagínate el resto.

-No sé a qué te refieres.

-Pues a las “moderneces” de cambiarse de parejas, tienen anuncios y todo. Por eso se la quitaron de en medio.

- ¿Pero tú has visto esos anuncios?

-Yo no, eso del internet no se me da muy bien que digamos. Pero mi hija no me iba a mentir.

-Hombre es que eso que dices es… muy delicado, entiéndelo.

-Otro que no me cree, ahora solo te falta decirme para parecerte al resto, es que tenga la boquita cerrada porque si se enteran…

-Yo ni te creo, ni no te creo. Creo que tú crees lo que dices, eso sí. Como entiendo a los que te han dicho cuidado, que seguro que te lo han dicho por tu bien. Que seguro que si se enteran te meten una demanda que te joden vivo.

            La pareja en cuestión se marchó hacia la iglesia. Y Xavier se quedó más tranquilo. Hablamos un poco más y nos despedimos. Yo me subí a mi casa y mientras lo hacía pensé en lo que me conto y no me lo podía creer, porque no me fiaba de la hija y el amor de padre, le perdía. Seguí estudiando y después de comer, me senté un rato a relajarme.

            Lo que hable con Xavier me martilleaba en mi cabeza. Casi seguro porque me gustaría que fuera verdad. Me atrajo mucho esa mujer. Me estaba quedando medio dormido, cuando mi subconsciente me dijo… que excusa más mala puso la hija, había muchas mejores, aunque no fueran ciertas. Desde que la habían hecho proposiciones alguien de allí, a una discusión con algún abogado, por llegar tarde… mil motivos menos escabrosos que el que me conto su padre. La hija podía ser “porrera” pero yo sabía que era muy inteligente, eso me dio que pensar.

            Pegué un salto del sillón, me fui raudo y veloz a mi ordenador. Una vez encendido me fui a las tres páginas de anuncios de ese tipo, que eran las más famosas y en las que yo tenía anuncio. Hice una búsqueda específica, pareja de 40 a 50 años y una serie de datos más, como de las que salían con foto, aunque fueran con la cara tapada, no me salía nadie parecido a ellos. Ni por la estatura ni por otras cosas que salían.

            Mi ilusión se fue al traste, por lo menos en las dos páginas que vi, me quedaba otra. Pero lo deje para irme a estudiar. Como era domingo y no tenía pensado salir, no me fije en la hora, pero me pase estudiando. Cené y puse la tv, había un programa medio entretenido. Me acorde de que me quedaba otra página por visitar, di volumen a la tv para oírla desde el cuarto del ordenador. Al final tampoco encontré nada. Seguí mirando alguna página más, pero fue inútil. Solo quedaban las posibilidades… o tenían un anuncio sin foto, tenían el anuncio en una página distinta o lo que ya estaba pensando, simplemente no tenían anuncio. Así que después de dejarme hasta las pestañas viendo anuncio, desistí.

            Ya se me había quitado de la cabeza cuando los vi de nuevo el jueves santo. Iban a una procesión cercana, ellos y medio barrio. Por lo que me uní a la gente que se encaminaba a verla, sin perder detalle de la pareja. Durante todo el tiempo y fue mucho, no vi nada que me pudiera llamar la atención, ni un mal gesto, ni vi complicidad rara con otras parejas que hablaron, nada de nada. En mitad de la procesión me encontré con Miguel y con Chus. Toda una sorpresa. Estuvimos hablando, me entere de que estaban solos, su hija estaba con los abuelos. Me dijeron que ellos iban tomar algo, que, si quería que fuese con ellos, acepte sin pensármelo, primero porque la otra pareja eran un auténtico morbo, por lo menos para lo que yo quería y luego que no tenía nada mejor que hacer.

            Paramos a comer unas tapas, aprovecharía para ver como actuaba Chus, por si estaba en la fase de arrepentimiento o remordimiento, pero que va su complicidad era absoluta, entre el bullicio de la gente, la toque el culo varias veces y ella provocaba que lo hiciera, aparte de las sonrisas y otros gestos. Entramos en un local y estaba muy lleno, pero como pudimos nos hicimos un hueco, pedimos unas tapas, Miguel un vino, Chus una cerveza y yo otra, pero sin alcohol. Miguel se acercó a la barra a por las cosas y ella me hablaba de una manera muy sugerente, cuando el llego nos preguntó…

MIGUEL- ¿De qué habláis?

CHUS-De que no me gusta la gente que promete algo y luego no lo cumple. (Enrollándose un rato con ese tema y mirándome a mí, que no pillaba lo que me quería decir)

YO-Me pasa igual, estoy de acuerdo contigo.

MIGUEL-Yo también soy de la misma opinión, que la gente promete por prometer, menos prometer…

CHUS-Y más hacer (Apuntillo, la frase de su marido)

MIGUEL-Ir empezando que yo voy un momento al servicio.

YO- ¿A qué venia todo eso de las promesas? Porque me dio la sensación de que iba por mí.

CHUS-Que no te dé la sensación, que va por ti.

YO- ¿Por mí?

CHUS-La última vez que nos “vimos” me dijiste que la próxima vez que nos viéramos, me harías algo…

YO-Jajaja… a ti no, si no recuerdo mal, a tu culito.

CHUS-Pues ya nos hemos encontrado, ahora pon a funcionar esa mente ardiente que tienes y… ya sabes.

            Regreso Miguel y estuvimos tomando unos montaditos y bebiendo. Me despiste un momento y Miguel ya había pagado. No me hizo mucha gracia, pero me vino bien, porque llevaba pensando cómo hacer, para seguir la noche juntos. Con esa excusa, dije que ahora tenían que aceptar que yo los invitara a tomar una copa. Increíblemente, Chus puso pegas. Me desconcertó, pero cuando vi cómo se dejaba “convencer” por su marido, me di cuenta de lo manipuladora que era y de cómo conocía a su marido.

            Ahora fui yo el que aproveche para ir al servicio, pero lo hice no por necesidad, fue para llamar por teléfono a un amigo mío que tenía un pub. Quería que hiciera de cómplice mío, para buscar la manera de entretener al marido y yo poder estar con Chus. Nos dirigimos para allí, en el camino tanto ellos como yo, saludamos agente conocida. Incluido a mis vecinos. Pero fue un saludo protocolario, buenas noches y seguimos nuestros caminos. Aproveche para preguntar por ellos, diciéndoles que eran vecinos míos.

            Miguel fue muy parco en palabras. Eran unos abogados, que su actividad principal era en temas fiscales y financieros. Que alguna vez les consulta temas profesionales y poco más saque, además de que eran personas muy serias. Cuando llegábamos al pub y estábamos a unos 100 metros, les indique cual era el pub. Miguel dijo que no le gustaba, que eso era para gente muy joven, como yo. No hubo manera y eso que tuve toda la colaboración de Chus.

            Mi siguiente propuesta fue que eligieran ellos el lugar, que a mí me daba igual. Veía que Miguel estaba como reacio a esa copa. Pero menos mal que Chus dijo un sitio y Miguel, sonriendo dijo que buena idea. Pregunte por el sitio, ya que no me sonaba. Miguel dijo que era un piano bar. Solo pensé como se le pudo ocurrir a Chus un sitio así.

            Ya estábamos próximos y yo iba pensando como escapar de ese embrollo. Cuando entramos, empecé a cambiar de opinión, o por lo menos a esperar un poco. Era un local con música en vivo, sonaba como no podía ser de otra manera la música de un piano. Enseguida apareció el que debía ser el encargado o el dueño. Se saludaron muy efusivamente y me presentaron. Los asientos eran sillones bajos, de una y de dos plazas.

            Esta persona nos acompañó a una mesa. Mientras Miguel saludo por lo menos a tres personas. Nosotros seguimos hacia la mesa, sentándonos Chus y yo solos en un principio. Mientras Miguel hablaba con otro hombre.

-Me tenías que haber apoyado más, para ir al sitio que yo quería, allí hubiera sido todo facilísimo.

-Cuando Miguel se pone así, no se apea de su decisión.

-Pero venir aquí…

-Hazme caso es el mejor sitio. Aquí no para de hablar con la gente. Es para mí el sitio más aburrido. Cuando venimos prácticamente estoy todo el tiempo sola. El aprovecha para sus negocios. No lo ves, acabamos de entrar y ya está hablando con uno.

-Pero no lo veo yo, el lugar… no se… (Estaba muy inseguro)

-Yo llevo pensando toda la noche en lo que estoy pensando y estoy que ardo. Así que… te lo pondré fácil, voy al aseo y vuelvo.

            Se fue al aseo, Miguel se acercó y me pregunto por su mujer, le dije dónde estaba. No había terminado de decírselo, cuando aparecieron dos hombres y saludaron a Miguel, que se levantó y paso de mí, como si yo no estuviera. Vi venir a Chus y cuando llego, Miguel le dijo que fuéramos tomando algo nosotros, que él iba a aprovechar que se había encontrado con esos amigos. Chus sonrió y no dijo nada.

            Al rato salieron varias parejas a bailar, no muchas, pero lo suficiente para molestarnos, porque nuestra mesa estaba muy cerca de donde bailaban. Chus dijo ahora es el momento. Se acercó a Miguel y le dijo algo al oído. Cuando volvió quise bailar con ella. Ella mirándome me dijo… “Ni de coña, si Miguel nos ve bailar la lía, bien liada”

            Miguel se acercó con el hombre que nos atendió nada más llegar y dijo que nos buscara otro sitio, que allí era imposible estar con toda esa gente bailando. El hombre con cara compungida le dijo que solo quedaban libres los sitios de detrás del pianista. Miguel movió la cabeza, se lo pensó un poco y dijo, pues no pasa nada. Yo no sabía de qué iba la cosa.

            El sitio al que nos llevaron, estaba bastante oscuro, estaba preparado para parejitas. Chus volvió a protestar, decía que allí no se sentía muy cómoda, Miguel con voz de reproche la dijo, que la idea de ir allí fue de ella y que ahora a él le apetecía quedarse. Nuevamente se fu con esos hombres y se fueron a la barra, al otro extremo, me fije que esos dos dejaron solas a sus parejas también.

            Chus no se esperó, riéndose se acercó a mí y me dijo que controlara a su marido. Mientras ella me empezó a tocar por encima del pantalón. No le hicieron falta muchos toqueteos, mi polla rápidamente se puso dura total. Yo también empecé a tocar sus piernas y fui subiendo la mano, hasta llegar a su coñito, se había quitado las bragas y estaba bastante mojada, no me había mentido.

            Me empezó a desabrochar el pantalón, yo quería evitarlo, pero ella me provocaba diciéndome que si tenía miedo y cosas así. Era toda una provocadora. Me decía que el otro día tanto riesgo la puso cachondísima, que quería otra situación así. Que le encanto estar toda cachonda y con el corazón que se le salía por la boca, sabiendo que su marido estaba detrás de la puerta. Que hoy sería mejor, más riesgo.

            Todo eso me puso a mi cachondo también. Al final me saco la polla y se agacho iniciando una mamada feroz. Estaba como desenfrenada. Lo que hacía que yo estuviera igual. No quitaba ojo del marido, que, por sus gesticulaciones, me daba que estaba discutiendo con esos dos tíos. Me estiraba para que mi mano pudiera tocar el coñito de Chus. Ella se lento y una vez de pie, miro hacia donde estaba su marido. Fue echándose para atrás, hasta topa conmigo, entonces se agacho, dándome la espalda y cogió mi polla y la coloco en la entrada de su coño, sentándose prácticamente de golpe.

            Que bien entro, ella se movía con tranquilidad, como si eso lo hiciera todos los días. Yo tenía mis manos en sus caderas y ella las suyas agarrando las mías. Se giró un poco y me dijo que nos teníamos que correr rápido, que lo mismo no teníamos mucho tiempo. Yo la dije que siempre cumplía con mis promesas, levantándola lo suficiente, para sacra mi polla y ponerla toda mojada en la entrada de su culito.

            Se fue sentando, pero muy lentamente, notaba la presión de sus manos en las mías, hacia fuerza con sus brazos para mantener el equilibrio y no dejarse caer de golpe, estaba fuerte. Pero en ningún momento hizo amago de quitarse, se la fue clavando hasta el final, estaba claro que no era la primera polla que entraba por ahí.

            Otra vez que pasaba como en el servicio del cine, a follar rápidamente, sin darnos respiro. Le deje que ella marcara el ritmo y pase mis manos hacia delante, para tocar por debajo de su falda su clítoris, su coñito. Eso hizo que se corriera entes que yo. No hizo mucho ruido, pero si note, la fuerza con la que me apretó las manos. Luego se relajó un poco, pero enseguida inicio otra vez los movimientos. Le avise de que se moviera más rápido que estaba cerca de correrme, se puso en plan bruta, que manera de levantarse y de dejarse caer, eso acelero mi corrida. Llenándola bien el culo, se le oyó decir uuuhhhmmmmmm… y a mí me corrió como una descarga eléctrica por todo el cuerpo. Ella antes de levantarse me pidió que le pasase su bolso, se lo pase y saco varios pañuelos de papel, se pasó la mano hacia atrás y se tapó con ellos.

            Me dijo que ahora volvía y se fue. Tardaba en llegar, lo hizo primero Miguel, que nuevamente me pregunto por Chus, diciéndole yo, que había dicho que ahora volvía, pero que no sabía dónde fue. Se sentó y vi que no tenía buena cara. Cuando regreso su mujer…

CHUS-Hombre, si ya te has dignado en aparecer.

MIGUEL-Calla, calla… que hay algo que me ha dejado mosqueado con esos dos.

YO-Pero… ¿Algún problema?

MIGUEL-No nada, cosas de negocios, que algunas veces parece más un mercado que otra cosa.

CHUS-Lo que tú quieras, pero siempre que venimos aquí, me dejas solas, luego me prometes que no volverá a ocurrir, pero vuelve a ocurrir.

MIGUEL-Pero hoy has tenido compañía. ¿O es que Carlos te ha aburrido?

CHUS-Por eso te libras, que me ha entretenido muy bien, que si no…

MIGUEL-Jajaja, Carlos te voy a contratar para poder venir aquí. Aunque mi mujer lo mismo te ha aburrido a ti… Jajaja

YO-Si quieres que te sea sincero, me ha gustado su conversación. Además, es buena conversadora y tiene muy buenos argumentos. Aunque por poco que pusiese por parte de ella, los tendría mucho mejores. (Mientras lo decía, nos sonreíamos y nos mirábamos con mucha complicidad)

            Dije que iba a pagar. Cuando Chus me dijo que ya lo hizo ella. Me disgusté, pero dije que me tenían que prometer que me avisarían para potro día invitar yo a la cena y las copas. Me lo prometieron los dos y yo añadí que las promesas eran para cumplirlas, pero que no valía dejar pasar mucho tiempo y así quedamos.

            Cuando nos íbamos Miguel se quedó hablando con el que nos recibió, saliendo a la calle Chus y yo. En la calle muy pícaramente Chus me dijo… “¿esta vez no me vas a prometer nada?” mirándola fijamente le dije… “Si, te prometo que te daré bien fuerte en ese culito que tienes, hasta ponértelo bien rojo” ella yo creo que se esperaba algo distinto, pero mirándome también muy fijamente dijo… “Uuuhhhmmmmmm… Un tío duro…” quedándose a medias porque apareció Miguel. Allí mismo nos despedimos, recordándoles yo que tenían una promesa que cumplir.

            Al día siguiente por la mañana fui al gimnasio temprano, a la vuelta, al llegar a la cafetería de mi casa, me pedí un zumo de naranja. Me lo estaba tomando cuando vi al matrimonio del día anterior. Que llevaban equipaje, los niños se subían a un coche con un hombre mayor que ellos. Y pude oír cómo les decían a los niños, que hicieran todo lo que los abuelos dijesen, que no se enterasen de que se portaban mal… y todo el rollo que se suele decir a los niños pequeños. Se despidieron y yo sin sentarme veía toda la escena. Cuando oí que se venían a tomar un café, entonces cogí mi zumo y me senté en un esquinazo, de tal manera que pudiera observar bien todas las mesas.

            Se sentaron en una donde los podía ver bien y si hablaban normal, lo mismo les podría escuchar. La conversación no era nada importante, a excepción de la tranquilidad que tendrían esos días y poco más. Pero lo que hice fue en observar todos los detalles posibles, de ellos. Sus manos en particular y las piernas de ella. Ya que las fotos de casi todos los anuncios la cara venia tapada. Luego lo pensé mejor y me dije que era una solemne tontería. Que no les veía yo en la situación que me conto Xavier. Por eso me levante y no espere más. Me fui a estudiar.

            Estaba estudiando tranquilamente cuando me vino a la cabeza un pensamiento. Si son tan serios, incluso distantes, tienen una posición importante, etc… si era verdad lo contado por Xavier, tendrían que hacerlo con total discreción. O sea que no irían a locales de intercambio. Eso imposible, por lo menos en Alicante. Fue pensar eso y decirme a mí mismo. Lo mismo lo buscan fuera o con gente de fuera. Alguien que pudiera ir y venir en el día, o ellos trasladarse y poder regresar también en el día.

            Tendría que ser las provincias limítrofes Albacete, Murcia y Valencia. Pare de estudiar y me fui para el ordenador. Redacte varios anuncios, variándolos un poco, pero poniendo lo que sabía que solía interesar. Puse cuatro anuncios por provincia, dos de chico solo y otros dos de pareja. Puse las fotos más sugestivas que tenía, sin estar desnudo, pero sin repetir ninguna en los distintos anuncios. Cuando lo tuve todo preparado los puse. Y me dedique a ver anuncios de esos sitios y a revisar los que ya había visto, pero con otro criterio de búsqueda, los que buscaban chicos, chicas o parejas, pero de fuera de Alicante.

            Luego empecé a seleccionar anuncios, por los datos que ponían, edad, estatura… y cosas así. En varios no había ni foto y en los que había foto, no se podía distinguir bien. A todos los que seleccione les mande un comentario, haciéndoles saber que me interesaba. Pero hubo un anuncio que me llamo más la atención que los otros, porque era igual en las tres provincias que mire. Y decía así…

“PAREJA SERIA, EDUCADA, DISCRETA Y MORBOSA.

Busca hombres jóvenes, no más de 35 años. Que sean altos, fuertes y por supuesto cuerpos muy cuidados. Y de cintura para abajo que sea más grande de lo normal o de la media habitual. Que estén dispuestos a desplazarse si fuera necesario. Que sepan estar y que sean educados. Nada de profesionales ni tampoco de mensajes eternos.

Nosotros somos matrimonio, ella 42 años y yo 45. Físicamente muy cuidados, los dos de 1,70 a 1,77. Somos muy discretos. Sería solo para interactuar con ella. Ya que yo soy Cuckold.

No queremos nada con profesionales. Si estas interesado ponte en contacto con nosotros”

            Más o menos coincidía con ellos, pero no llevaba foto ni nada. Y también tuve que mirar lo de cuckold, porque en ese momento no tenía ni idea. Cuando vi el significado, me reí por lo “fino” que era en el anuncio.

            Oía que algunos me contestaron rápido, debía estar en línea. Pero poco a poco los fui descartando, estaba claro que no podían ser ellos. Sobre todo, por la manera de expresarse, no casaba con ellos, en caso de que tuvieran algún anuncio. Seguí estudiando y algunos me mandaron un escueto, “No nos interesan tan jóvenes. Gracias” tal vea me equivoque poniendo mi edad real, no había caído en eso. Pero tome nota de esos, para mandarles otro mensaje, pero modificando la edad, además yo parecía unos años mayor, no tendría problemas en poder disimularlo.

            Estando revisando mensajes, sonó mi teléfono. Era una llamada sin identificar. Mi sorpresa fue grande cuando vi que era el marido de Eugenia. Lo note alterado.

-Carlos, ¿Eres tú?

-Si soy yo y tu ¿Quién eres? (Aunque le había reconocido)

-Joder, soy Pablo el marido de Eugenia.

-No te había conocido, dime Pablo, ¿Qué pasa?

-Pues que necesito urgentemente unos datos que tengo en mi ordenador y no se enciende.

-Vale ves haciendo lo que yo te diga y veremos.

-No, es que yo estoy de viaje y llame a Eugenia. A todo esto ¿Estas en Alicante o te has ido fuera esta Semana Santa?

-Me quede, que tengo mucho que estudiar.

-Hazme el favor, acércate a mi casa y míralo, que como te he dicho estoy de viaje de trabajo y me es imprescindible esos datos.

-No te preocupes, me arreglo y me acerco.

-Bien, ya aviso yo a Eugenia.

-Ya te llamo yo cuando sepa algo, pero dame una hora más o menos, mientras llego y lo reviso…

            Tenía ganas de ver a Eugenia, era una ocasión buenísima, aunque estaba el problema de los niños, pero si había “voluntad” algo se podría hacer. Me di una ducha rápida y me encaminé a casa de Eugenia. Cuando me abrió la puerta de su casa, me quede casi extasiado, estaba vestida de una manera que hizo que me entraran ganas de comérmela allí mismo. Pero no quería meter la pata. Salude educadamente y hablamos del problema de Pablo. Yo la notaba más tensa de lo que yo me esperaba y una sonrisa demasiado forzada. Todo pintaba mal, porque además estaba demasiado distante, casi como si nos hubiéramos acabado de conocer.

            Me hizo pasar al salón, en vez de ir a donde estaba el ordenador. Sorpresón al entrar en el salón. Había seis personas más, entre ellas la suegra de Eugenia. Ahora entendía porque estaba tan distante, lo que había tenido era miedo de que yo metiera la pata. Ella dijo quién era yo y hubo comentarios para todos los gustos, los corte rápidamente con la excusa de que Pablo estaba esperando.

            Ella me acompaño al ordenador mientras los demás se quedaban hablando. Nada más sentarme en el sillón del ordenador, ella se acercó para explicarme lo que sucedía. Aproveche para meter mi mano debajo de su falda y tocar su culito, que me dio un escalofrió de gusto cuando note su piel. Ella agarro mi mano y la quito con violencia, echándome una mirada matadora.

            Después de intentarlo varias veces no había manera. Regrese al salón para decirle a Eugenia que me diera los discos de arranque del ordenador. Ella me dijo que no tenía ni idea, pero que llamaría a su marido. Ahora todos estábamos en silencio oyendo hablar a Eugenia por teléfono. Una vez que colgó me dijo que había que ir al trastero, que la caja del ordenador estaba allí y dentro tendrían que estar los discos, casi seguro. Ella se fue a la cocina y cogió una escalera muy pequeña, de las que tienen en algunas cocinas, para llegar a los armarios altos.

            Cuando fue a salir, la suegra le dijo que no le gustaba que subiera al trastero sola y ya siendo las horas que eran. Mirándome a mi dijo… “Además teniendo a este joven… y con la cantidad de trastos que tenéis en el trastero” yo rápidamente no quise desaprovechar la ocasión, dije que incluso subía yo solo, pero la suegra una vez mas dijo… “Como se nota que no has visto el trastero, es grandísimo y lleno de trastos, que yo siempre les digo que tenían que tirar la mitad…” se animó la señora a hablar y Eugenia dijo venga vamos al trastero.

            En el ascensor fui a hablar y ella solo me dijo… “Mejor no digas nada, por favor” (Con voz muy seria) subimos hasta el último piso, pero luego el último tramo hasta los trasteros había que subir andando. Ella iba delante y el bamboleo del culo, me hipnotizaba. Estaba todo muy oscuro, llegamos al trastero ella lo abrió y dio a la luz. Una sola bombilla alumbraba el trastero, que no era pequeño como el de mi casa, era como el salón de mi casa y lleno de cajas, muebles, bicicletas… a simple vista se veía de todo.

            No lo pude evitar, cuando se subió a la escalera y para llegar a una caja se puso de puntillas, mi tentación fue superior a mí, metí mis manos por debajo de su falda, tocándola ese majestuoso culo, esperaba una protesta. Pero ella dejo caer la caja y se quedó apoyada tal como estaba. Mordisquee sus nalgas y separe sus braguitas, que dejaron su culito al descubierto,

            Mi lengua era como si tuviera vida propia, busco rápidamente su culo. Mientras la lamia, con una de mis manos acariciaba su coñito. Ella ya no decía nada, pero si gemía. En un momento dado, casi se cae de la escalerita, por lo que la baje y nada más hacerlo me dio un gran beso en la boca, un beso muy húmedo y caliente.

            Había una silla de madera, antigua, ella me hizo sentar, entre las prisas y las ganas, se apartó las bragas a un lado y yo me desabrochaba para dejar libre a mi polla, se acercó y se la fue metiendo, costo un poco, porque no estaba todavía muy mojada, pero según iba entrando, se notaba como se humedecía. Yo levante su ropa, hasta liberar sus tetas, mientras ella se movía sobre mi polla, yo besaba, lamia, mordisqueaba sus pezones.

            Eugenia decía… “Cuanto te he echado de menos a ti y tu polla, como os necesitaba… Aaaahhhhhhhh, que bien se siente dentro” parecía que iba a llorar. Ahora estiraba sus piernas, mientras se la clavaba profundamente. Con un dedo acariciaba su anito, pero sin meterlo, solo la entrada de su culito, ella ronroneaba cada vez más alto.

            Cada vez su respiración se aceleraba más y más. Aunque yo trataba de retrasarle el orgasmo, notaba como en breves momentos seria inevitable. Me prepare para ayudarla en su corrida. Me agarraba ya con más fuerza el cuello y notaba como sus piernas estaban tensadas del todo, no lo pensé más, empecé a introducir mi dedo en su culito y eso fue el detonante para que se corriera. Grito, gimió, dijo cosas que no llegue a entender. Hasta que se fue relajando y vi cómo se limpiaba un par de lágrimas, para después sonreírme de una manera dulce y especial.

            Se levantó y cogiendo la caja dijo de irnos ya, no se fuese a mosquear su suegra. Yo me la quede mirando, porque no me había corrido y volviendo a sonreírme me dijo… “Tranquilo, que no te iras lleno, que ya me encargare yo de dejarte sequito”

            Llegamos a la casa y yo regresé al ordenador, al ratito oí como se despedía la gente. Por lo que podía oír la suegra estaba haciendo tiempo, para que terminara, pero Eugenia la dijo que lo mismo tardaba, que no se preocupara, que al final se le haría muy tarde. Estuvo otro ratito hasta que los nietos se acostaron y como me oía que hablaba con su hijo, se fue más tranquila.

            La casa estaba prácticamente en silencio, yo seguía hablando con Pablo y ya no se oía a sus hijos llamar a su madre. Ya logré abrir las carpetas que él quería y le envié por correo los archivos que pedía. Mientras lo hacía, por la puerta apareció Eugenia. Llevaba una bata abierta de seda que le llegaba a los tobillos, pudiéndose ver perfectamente un Babydoll que era un vestidito de encaje con tirantes. Y trasparente. Que llevaba unas micro braguitas y sin sujetador. Medias y tacones. Mis ojos se quedaron entusiasmados ante aquella bella visión.

            Mientras hablaba con Pablo, ella cerró la puerta y puso una silla pegada a la puerta, luego se fue acercando lentamente con una mirada felina. Se agacho y empezó a quitarme el cinturón, luego desabrocho mis pantalones, así hasta que dejo libre mi polla, que más dura no podía estar. No me quitaba los ojos, me miraba mientras sacaba toda su lengua y la pasaba a lo largo de mi polla, de vez en cuando daba unos besitos en la punta y luego se la metía un poco. Me costaba hasta hablar, pero ella era una autentica provocadora, ahora se la metía toda hasta el fondo.

            Después de llevar un rato así, se dio la vuelta, se quitó la bata y se fue sentando sobre mi polla, dándome la espalda. Esta vez sí entro sin ningún problema. Se dejaba caer hacia atrás, quedando su cara cerca de la mía. Sacaba la lengua y me lamia la mejilla. Estaba totalmente excitada, al igual que yo. Entre en su juego, con mi mano libre empecé a tocar muy delicadamente su teta y su pezón, hasta que de manera intencionada apreté el pezón, subiendo la intensidad poco a poco, pero lo único que conseguí fue que moviera más su culo y me lamiera con más fuerza, con más ímpetu.

            Cuando acabe de hablar con Pablo, que me dio las gracias y ya no tendríamos que hablar más, me incorpore sin sacarla, quedándose apoyada en la mesa del ordenador y agarrando bien sus caderas, empecé a embestirla con todas mis fuerzas. Volviéndose a correr de manera excesiva. Pero no estaba dispuesto a dejarlo ahí, ahora me dirigí a metérsela por el culo, como no podía ser de otra manera. Ella me dijo que me esperase que iba por una crema, pero no la hice caso y empecé a penetrarla, se quejó bastante al principio, pero luego se volvía a mover con muchas ganas.

            Según se iba calentando más, ella solo decía que ella no había querido, que la culpa era mía, lo decía con palabras entrecortadas y mientras yo la follaba el culo. Para provocarla, me pare en seco y ella se quedó sorprendida porque no se lo esperaba. Hice amago de sacarla y ella me dijo que hacía, a lo que yo le conteste que no me gusta obligar a nadie, ella sonriendo me dijo que no se me ocurriese parar.

            Seguimos follando hasta que me corrí en su culo, la llené del todo. Lo que hizo que ella se corriera nuevamente. Una vez que terminamos nos abrazamos y nos besamos, ella con voz sugerente me dijo… “Como no voy a querer si me haces correrme como a una perra, si pienso en ti y me mojo, si cuando me llamo pablo y me dijo que venías me puse cachonda… si haría cualquier cosa porque me follaras” yo me reí diciéndole… “Si, si… cualquier cosa… Jajaja” ella medio disgustada me dijo… “No me gusta que se rían de mí y si he dicho cualquier cosa, es cualquier cosa”

            La conversación termino allí y nos despedimos, con la promesa mutua de vernos pronto.

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