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Creando un cornudo

en Sexo con maduras

No desvelare todo lo que puede leer en el diario de Giordana, porque sería muy extenso y solo relatare lo que considero imprescindible, para lograr entender algunas cosas.

Se dirigía a su diario como si fuera una amiga, una confidente y por lo que pude leer en el fin de semana, seguía haciéndolo de la misma manera. Teníamos cosas en común, ella desde bien jovencita ya se sentía atraída por el sexo, pero ningún chico quería ir con ella, porque era fea y su cuerpo desgarbado, plana por delante y por detrás. Mientras sus amigas eran más guapas. Pero en cuestión de dos años su cuerpo se trasformó, teniendo un cuerpo más bonito y con pechos grandes, lo más llamativo como se marcaban sus pezones y como los hombres miraban.

Que con los chicos de su edad era difícil llegar a nada, porque eran torpes y bruscos. Que la virginidad la perdió con alguien bastante mayor que ella (como me paso a mi) que esa primera vez tampoco fue algo esplendoroso o que ella espero más. Tubo rolletes sin importancia que no le dejaron ninguna huella y luego conoció al que es su marido. En la universidad, entraba en el primer curso y el finalizaba la universidad. Fue un flechazo por lo que cuenta.

Luego cuenta cosas de su vida diaria, de cuando nacen sus hijos… pero pasemos a lo importante. Ella notaba las ausencias que tenían por el trabajo. Que cada vez eran más complicadas, ya fuera por el o por ella. Pero ninguno renunciaba a su trabajo. Lo compaginaban como podían. Lo que le llevaba a querer sentirse más “querida” por alguien, ya que ella sabía que la gente pensaba que era un ogro y poco a poco se auto convenció de que podían tener razón.

En el sexo con su marido, desde el principio, aunque ella venia de una familia muy conservadora y tradicional, le había gustado como introducía su marido fantasías durante las relaciones. Pero sin pensar nunca en hacerlas realidad. Reconocía que cuando en esas fantasías Sabino metía a una tercera persona, a otro hombre, sus orgasmos eran mucho más fuertes e intensos, gozaba mucho más. Una vez serenos, ella no entendía como siendo celoso, podía tener su marido esas fantasías.

Todo cambio cuando a su marido durante las relaciones y una vez se corría, le costaba muchísimo tener otra erección o directamente no la conseguía. Ella trataba de que él no se diera cuenta de que hubiera necesitado más, pero por lo que se ve, el marido o bien se dio cuenta o se lo imagino. Fue cuando empezó a insinuar el que excitara a amigos, conocidos… y fue cuando ella cambio la manera de vestir. A excepción de fiestas o actos a los que acudían. Que, si se vestía más provocativa, aunque reconoce que es muy tímida.

Él siempre la dice que tiene un cuerpazo que más de uno querría probar y en las fiestas, se las pasaba todo el tiempo, diciéndole mira cómo te mira ese u el otro o el de más allá. Que en muchos casos comprobé que era verdad. Cuando se empezó a preocupar tanto por su marido como por ella, fue en una fiesta que él no quería bailar y a un compañero de trabajo, que según ella se le veía fuerte, fornido, le dijo que bailara con su mujer, que él se había torcido el tobillo y no podía. Sabiendo ella que era mentira.

El hombre en cuestión bailo con ella varias canciones y pudio notar su erección cuando se pegó a ella. Algo que la puso muy excitada, le dio pena sentirse así y mucha más ver la cara de su marido. Acabo de bailar e insistió para irse a casa. Durante el trayecto a su casa, ella le mostro el enfado a su marido, pero al final cuando llegaron dice que tuvieron la mejor sesión de sexo de toda su vida, aunque reconoce que luego en el baño, ella sola se tuvo que masturbar varias veces porque estaba tan caliente que lo necesitaba y su marido ya se había quedado rendido. Su marido siempre la había querido dar por detrás y según esa noche si él hubiera tenido más “fuerza” se hubiera dejado hacer de todo.

Que en la soledad de su casa o en la de los hoteles en los que dormía, se masturbaba pensando en las fantasías de su marido y fue en uno de estos viajes cuando comprendió lo que sucedía. Para provocar a su marido le dijo que un hombre se le había insinuado que había sido muy descarado, ella que esperaba que se pusiera caliente, se llevó la sorpresa de que se puso a dar voces, se enfadó… no es que fuera celoso, es que quería ver, mirar… lo pudo comprobar en algún viaje, en la playa, que él, la incitaba a tomar posturas, creaba situaciones morbosas y entonces hacían el amor de forma diferente.

Estaba obsesionado también en hacérselo por atrás y cada vez más, por lo que se ve habían follado y él le había metido un pequeño consolador o algo similar por su culito mientras follaban. Pero ella para salir del paso le decía, que para hacerlo tenía que estar otro. Luego cuenta cuando me conocen, que la idea de compartir el piso fue de él, en contra de lo que ella pensaba. Él decía que yo podía ser el tercero, joven, fuerte… ella se negaba, pero reconoce que no le desagradaba, aunque no se lo reconoció a él.

La parte más interesante por lo menos para mí, era que por lo que se veía follaban fantaseando conmigo. Que ella se masturbaba pensando en mí, que el día que me oyó con Renata y Pedro se estuvo masturbando hasta que se quedó dormida. Y lo último cuando me conto todos sus problemas, que le paso como a mí, se puso cachonda y cuando fue total, fue por la noche, cuando se quitó la bata y vio en la forma que la miraba, que cuando yo me fui y siguió con su marido, su orgasmo fue increíble. Que ya tenía pensado irse a ver a su marido y hablar claro, sin tonterías. Que ella lo tenía muy claro, que nunca le pondría los cuernos a su marido, que antes se divorciaba. Pero lo de hacer un trio que se podría ver.

El domingo por la tarde llego antes de lo que yo esperaba. No quise dar importancia a mi pregunta, pero esperaba que se animara a contar algo… “Que tal el viaje y el fin de semana” pregunte y ella me contesto… “Lo normal, dentro de lo previsto” dejando la puerta cerrada a preguntar nada. Se me ocurrió decir que tenía pensado pedir una pizza si se animaba, dudo y al final me dijo que vale, que la pidiese de lo que quisiese que a ella le daba igual. Se metió en su habitación y me pidió que la avisase cuando llegase. Cuando la avise pude ver que estaba sentada escribiendo en su ordenador.

Cenamos la pizza y aunque yo trate de que hablara, sacando distintos tipos de conversación, me pidió disculpas, porque estaba muy cansada. Nada más terminar se fue a su habitación dándome las buenas noches. Yo seguí leyendo sus cosas y ya cuando me entro el sueño, apagué el ordenador fui al aseo y cuando me iba a la cama vi luz por debajo de su puerta. Lo que me indico que muy cansada no debía de estar.

Al día siguiente en el trabajo, la encontré distante y, es más, Effi me dijo que veía a las “SEÑORA” rara. Esa tarde me fui antes, mi intención era ver lo que había escrito. Una vez en casa a toda velocidad abrí la caja y saqué el pen, para copiarlo directamente en mi ordenador. Una vez que lo copie me relaje. Me senté tranquilamente y cuando abrí la carpeta, me encontré con lo siguiente… “FIN DE SEMANA y la fecha” no había nada más escrito. Que rabia que me dio. Todos los días estuve mirando y nada, pero el jueves si, por fin. Aunque era bastante escueta en lo que había escrito.

“El fin de semana ha sido horroroso y doloroso, parecía que era el apocalipsis. Los dos somos tercos. Todo ha sido muy complicado, el persiste en sus fantasías, pero, aunque sabe que yo sé, lo que él quiere y desea, no lo quiere reconocer directamente. Le he preguntado y niega lo evidente. Tal vez tenía que haber sido más clara. Lo único que he conseguido es que me dejase entonada y así estoy estos días. Tenía que haber preguntado a Carlos como plantear el problema con Sabino, me falto valor para preguntarle, pero es que sería abrirse demasiado con él, tendría que contar todas mis intimidades. Si fuese una mujer, todavía, pero es un hombre y muy joven. Aunque reconozco que es el que mejor me ha orientado y sin escandalizarse. El viernes está aquí y no sé qué hacer…”

Eso era todo, me había dejado intrigado con lo del viernes. Que es lo que pasaría el viernes. Estaría muy pendiente y en ese momento se me paso piratear su pc para saber lo que hablaba con su marido. Pero al momento lo descarte. Aunque me quede con muchas dudas, por un lado, quería y por otro no. Estaba en esa lucha cuando oí que abrían la puerta, Giordana había llegado ese día temprano. Saludo fue a su habitación y al momento estaba conmigo. Me dijo que le tocaba a ella elegir pizza e invitar, yo me encogí de hombros.

Cuando trajeron las dos pizzas que había pedido, ella se fue a la cocina y trajo una botella de vino italiano y me dijo… “Hoy beberás vino conmigo y no dirás que no. Aunque es un vino demasiado bueno, merece la pena” era una botella de las que había traído de su viaje concretamente Feudi di San Gregorio, que luego mire y además de ser buen iono, no era nada barato.

La pizza la comimos rápido y seguimos tomando vino, la verdad que estaba muy bueno y entraba bien, esto debió de envalentonar a Giordana y me dijo que me contaría lo que había pasado en su viaje.

-Soy todo oídos.

-Cuando estábamos la primera noche en “acción” me pare y le dije que porque quería que hiciese todas esas cosas que me pedía, que fuera sincero y claro. Él me decía que era por dar más alegría a nuestra vida, por no quedarnos estancados. Como a pesar de lo que yo le decía y el me negaba, no me atreví a ser todo lo directa que hubiera tenido que ser, todo fue debido a que esperaba que él lo hubiese admitido. Te tenía que haber tenido con la pizarrita para que me ayudaras y te confieso que estuve muy cerca de llamarte desde el aseo para preguntarte.

-Y entonces… ¿Ahora qué?

-Pues perdida y bien perdida.

-Sí, pero te tendrás que encontrar. ¿Qué piensas hacer?

-El viernes por la noche he quedado en hablar con él, y quería pedirte que hicieras como la otra vez, que me ayudaras.

-No sé para qué, te recuerdo que varias cosas que te escribí, pasaste y no me hiciste caso.

-Te juro que esta vez lo hare.

-Es que, si de verdad quieres aclarar todo, puede que sea muy duro lo que ponga y que no te guste lo que oigas por parte de tu marido.

-A estas alturas me espero cualquier cosa y estoy preparada para todo.

-Pues si tu estas dispuestas, yo también lo estoy. Lo único que me gustaría pedirte es que pase lo que pase, luego no te enfades conmigo, ya sea por lo que oiga o porque luego te de vergüenza. Que una vez que acabe la conversación yo olvidare todo.

-Fíate de mí, no me enfadare.

 Así quedo todo y nos fuimos a dormir. En la cama estuve pensando cómo hacer al día siguiente, si lo planificaba bien y jugaba mis cartas correctamente, todo podía salir de vicio. Como siempre en situaciones de este tipo, todo el viernes me lo pase deseando que llegara el momento, no había término medio o salía perfecto o era una debacle. Ese día los dos llegamos pronto, yo como siempre me puse cómodo y ella hizo lo mismo, pero sin pasarse, muy discreta y eso no me empezaba a gustar. Saco otra botella del mismo vino y estuvimos bebiendo, de una forma discreta sin pasarnos. No paraba Giordana de mirar la hora. En su habitación ya está la pizarra y preparado todo. Ella me dijo que iba a su habitación y que estuviera atento.

Pensé que se iría a poner el camisón y la bata como la otra vez. Eso me gustaba. Lo que me extrañaba era que, aunque no podía ver el interior de su habitación desde donde estaba yo, si podía ver salir toda la luz, lo que quería decir que la puerta estaba abierta. No quise estropear nada y decidí espera a que me avisara. Oí como chistaba y me acerqué a la habitación. Ella no se había cambiado, estaba exactamente vestida como antes. Se saludaron.

-Hola amor ¿Cómo estás? ¿Ya se te paso el enfado?

-Si me enfade fue por culpa tuya. Que te crees que soy tonta y me tratas como tonta.

-Nunca he pensado eso ni te he tratado así. No sé porque lo dices.

-Porque no me contestas nunca claramente, utilizas evasivas para no hacerlo. Y te lo aviso, no se te ocurra decirme… ni que estoy loca, que veo fantasmas, que son imaginaciones mías, porque apago el ordenador, que ya estoy harta. (Todo esto lo hacía en voz alta y gesticulando mucho)

-Vale, ya veo que estas muy enfadada. A todo esto ¿Carlos esta? (Le puse… está trabajando en su habitación y con la música puesta)

-Eso es todo lo que se te ocurre… ¿Ves? (Y dijo lo que había puesto)

-No mujer, lo preguntaba porque tus voces se oirán por todos los sitios y no quiero que nos oigan así. Pero si te tranquilizas, pregúntame lo que quieras y te contestare. (Desde aquí todo lo que pregunto se lo puse yo)

-En el momento que no me contestes claro algo, apago el ordenador. ¿Quieres verme con otro y no es solo una fantasía?

-Si.

- ¿Cuánto tiempo lo llevas pensando?

-Mucho, no sé el tiempo exacto.

- ¿Por qué?

-Porque noto que te hace falta más y yo no te lo puedo dar.

- ¿Solo por eso?

-Sí, solo por eso.

-Contéstame la verdad… ¿Tu lo que quieres es ser un cornudo?

-Eso suena muy fuerte.

-No menos fuerte que quieras que yo me encame con otro. Te lo repito… ¿Quieres ser un cornudo consentido?

-Sí y no, pero más sí que no.

-No te entiendo de verdad. Explícamelo (Esto no se lo dije yo)

-Lo imagino, me excito como nunca y eso solo pensándolo. No te puedo decir más y reconócelo tú también te pones bien. Pero luego pienso que mes ves como un enfermo y me quedo “chop”

-Espera que voy un momento al aseo, que no me puedo aguantar.

 Se levantó de su asiento y vino hacia mí, me hizo una seña y me hizo salir de la habitación, estaba sofocada. Nos fuimos al salón y relleno las dos copas de vino. Hablaba acelerada…

-Era verdad, era verdad… lo que siempre me había imaginado. No me lo puedo creer… ¿Qué hago ahora? ¿Es que ya no me quiere? Di algo no me mires así.

-Empezare por lo último, seguro que te quiere, no lo dudes, que tenga esos deseos no quiere decir lo contrario. Y sobre lo que tienes que hacer, eso solo lo puedes decidir tú. Es algo muy personal.

-Ya, pero si acepto, no sé dónde nos puede llevar todo eso y si no acepto estoy en la misma posición. Está bien, acepto y como se hace todo eso ahora.

-Tómalo como lo que es, como una diversión, un juego placentero y con mucha complicidad.

-Me gustaría tener ese aplomo que tienes tú y esa visión de la vida. Va, vamos y sigue escribiéndome las cosas, ayúdame.

 Regresamos a la habitación de ella. Yo iba más contento. Él decía que había tardado mucho. Giordana le dijo… “Lo he pensado y en un principio, he decidido jugar a lo que quieres, pero sin en algún momento me siento incomoda lo dejamos” el cómo cabía de esperar le juro que así seria. Iban hablando de cosas intimas y Giordana me miraba para que yo le escribiera lago. Me puse de espaldas, de tal manera que ella no pudiera ver lo que escribía, quería que lo leyera todo cuando lo tuviera escrito. Le puse… “SE TU, QUE TU CALENTURA HABLE POR TI, DEJATE LLEVAR Y SE LO MAS…” cuando lo leyó, se quedó como alucinada, no podía decir nada.

Sabino le pregunto qué le pasaba y ella para salir del atolladero le dijo que le había parecido oír un ruido, pero que se había equivocado. Fue cuando él le pidió… “Quítate esa ropa y vístete muy putita, como me gusta a mí y con cualquier excusa ves a ver a Carlos y luego me cuentas, ves sin prisa, que yo espero” ella un poco alterada le contesto… “Si, ya de paso si quieres se la chupo, así aprovecho el viaje” Sabino no se rindió y le decía que por lo menos se vistiese así para él. Pero como esta vez yo no me marchaba ella se cortaba. Ella trata de evitar lo inevitable, poniendo la excusa de que no sabía que ponerse y Sabino la saco de dudad. Le pidió que se pusiese la falda azul y roja a cuadros, la blusa azul y sin nada debajo. Por su cara debía de ser una ropa muy “comprometida” sin saber cómo sería ya tenía ganas. Giordana le dijo que ahora mismo, pero que antes iba por la copa de vino que se había dejado.

Me volvió a sacar de la habitación, me dio las gracias por todo y me dijo que ya se apañaba ella sola, volviéndome a dar las gracias. Me fastidio bastante, se cogió la copa y volvió a su habitación cerrando la puerta, la diferencia con el otro día es que hoy no estaba yo dispuesto a perderme nada. Estuve escuchando atentamente hasta que oigo a Giordana decir… “Ya estas a gusto, así me querías ver…” en ese momento muy suavemente abrí un poco la puerta, lo justo para colarme dentro de la habitación, ella cuando me vio no daba crédito y yo cuando la vi tampoco.

Imagine que la ropa que llevaba solo la utilizaría para momentos íntimos y especiales. Porque era una falda tableada tipo colegiala, corta hasta decir basta y una blusa azul oscura, que le quedaba muy ajustada y las tetas cerca de reventar los botones. Aguanto el tipo y él ahora le insistía que con cualquier disculpa pasara por donde yo estuviera, para que la viera y que se fijara bien en mí, para luego contarle. Ella para no moverse le decía que yo estaba con la puerta cerrada y él le insistía que hiciese ruido o cualquier cosa. De pronto le dijo… “Rompe algo junto a su puerta y te inclinas un poco a recogerlo, levántate y date la vuelta que yo te vea” ella a regañadientes se levantó, madre mía, que mujer. Él ahora le decía que se inclinase un poco, ella lo hizo a disgusto, podía ver que no llevaba braguitas y que se le veía el inicio de dos estupendas nalgas.

Al final y porque ya le daba igual, ella accedió y dijo que lo intentaría, pero que no aseguraba nada y retando a su marido le dijo… “Y si se lanza o se sobrepasa, ya me dirás la que se puede liar, que es muy joven y lo mismo…” el rápidamente le dijo… “Seguro que una putita como tu sabe calmar de buenas maneras ese ímpetu. Pero para hacer algo tenemos que estar juntos, calentar, pero sin quemar” y ella le contesto… “No me gusta que me llames así, lo sabes de siempre y yo lo tengo muy claro, no va a pasar nada, una vez que haga que salga y me vea, me vuelvo aquí” eso lo dijo mirándome con algo de rabia, pero ella no se imaginaba lo que iba a pasar, seguro que pensaba sacarme otra vez de la habitación y darme boleto.

Venía muy decidida pero esta vez quien jugaba con ventaja era yo, ya que ella no podría montar ninguna escandalera, porque se descubriría ella misma. Cuando la tuve frente a mí, la agarre y la besé. Ella se quiso quitar y se resistió, pero sin hacer ningún ruido, pero después de intentarlo un par de veces más nos fundimos en un beso muy ardiente y notaba el piercing de su lengua... Mis manos la tocaban por todos los sitios y su coñito estaba a rebosar de sus jugos. Ya estaba cachonda antes de que pasara nada. Cuando mis dedos entraron en su coñito, ella fue la que me beso, para tapar cualquier sonido que pudiera salir de su boca y la traicionara. Sus brazos se agarraban a mi cuello y de ahí no los sacaba, ella no me tocaba.

Se dio la vuelta para volver a su asiento, antes de que lo pudiera hacer la agarre por sus caderas y pegué mi polla toda dura en su culo, se la restregué bien y ella, aunque en un principio quiso escapar, al final movió bien su culo, pero siguió sin tocarme. Una vez delante del ordenador le dijo a su marido que nada, que debía de estar dormido ya, que era muy tarde, porque no se oía nada. Eso no le gusto a Sabino, pero quiso continuar con su “fiesta” particular. Aunque Giordana con eso de que era tarde y que estaba cansada lo quiso dejar para otro día, pero él se puso muy pesado. Le iba diciendo a ella como se la fallaría con otro hombre, le decía varios nombres, supongo de gente conocida por ellos.

Ella cada vez se revolvía más en su asiento y ante la insistencia de él, empezó a tocarse, pero lo hacía de una manera, que no se veía nada, solo se lo podía imaginar uno. Algo que su marido se lo dijo también, pero ella no modifico nada y siguió a lo suyo. Él le pidió ver sus tetas y después de insistir mucho, se desabrocho sus tetas, viéndose dos tetas grandes y con dos buenos pezones atravesados por un  piercing cada uno. En ese momento yo me quite los pantalones y me acerque lo suficiente para que ella me pudiera ver. Me pajeaba con total lentitud, sus ojos se clavaron en mi polla. Sabino le decía que mirara como esta su verga y ella decía que se veía más grande, que era muy bonita. Yo no sabía si se refería en verdad a la de su marido o a la mía.

Algo me decía que era a la mía, porque puso una pierna colgando sobre el posa brazos, lo que hizo que ahora se viera perfectamente su coñito y lo que hacia ella con sus dedos. Oí como se corría su marido y ella le decía que ahora lo haría en la cama, para quedarse luego bien relajada. El marido se despidió diciéndole… “Amor mañana temprano nos vemos. Invita a Carlos a cenar con nosotros de mi parte y mañana lo pondremos cachondo, te parece bien” ella le dijo que mañana hablarían. Apago el ordenador. Se fue hacia su cama, se desnudó del todo, se tumbó boca arriba y mirándome me dijo… “ENSEÑAME”

Fui desnudo hacia ella y me tumbé dispuesto a comerme ese coñito tan delicioso, No dije nada. Mordisqueé y lamí durante bastante rato, sus pies, sus muslos, con mucha suavidad y sensualidad. Cuando más me acercaba a su coñito, más se movía y más se alteraba ella, pero hice amago de que iba a pasar mi lengua por todo su coñito, pero me fui a su pubis, mordisqueándolo y lamiendo luego su tripa. “Protestaba” de forma ardiente y cuando llegue a lamer sus pezones, que se me hacía raro con los piercings, se puso brutal. Levantaba sus caderas hasta que conseguía que su mojado coñito se rozara con alguna parte de mi cuerpo.

Ahora iba comiendo y lamiendo su cuello, sus orejas y hacia que oyera mi excitada respiración, notaba como se le erizaba toda la piel. Le decía muy suave las ganas que tenía desde hace tiempo de tenerla así, de las pajas que me había hecho con ella y que me gustaba lo puta que era. Me dijo que no le dijera eso, lo hizo muy suavemente y le dije que le diría lo que quisiera, ella solo ronroneo.

Volví a ir para abajo, hasta que llegué a su coñito, lamiendo por dentro sus muslos y ella abría bien las piernas, metí mis dedos dentro de su coñito y empezó gemir fuerte, pero la culminación llego cuando mi lengua recorrió su coñito hasta llegar a su clítoris, donde mi lengua rozaba otro piercing que tenía allí mismo, lamiendo de forma suave, mientras mis dedos llegaban hasta el fondo. Teniendo una corrida astronómica, que manera de gritar, tanto en italiano como en español. No me quede a gusto y no pare de comerme su coñito, aunque protesto un poco por lo sensible que lo tenía, me gire de tal manera que quedamos en un 69 y ella enseguida se puso a comerme la polla. Si pode verla, notaba y sentía su fabulosa lengua, que hábil que era y lo que me dejo “roto” fue sentir con qué facilidad le entraba mi polla en su boca y el roce del piercing en mi polla, hasta que se lo metió lo más profundo. Se volvió a correr muy rápido y me pidió que no me esperase que se la metiese, que estaba desesperada por sentir esa polla dentro de ella.

Le dije si quieres sentirla bien, la sentirás. Solo haz lo que yo te diga. Puse una almohada en el centro de la cama, me tumbé boca arriba sobre ella, de tal manera que mi culo quedara más alto. Doble un poco mis rodillas e hice que ella se montase sobre mi polla, una de sus piernas quedaba a mi costado y la otra entre mis piernas, de tal manera que ella se quedaba haciendo como una tijera, donde podía controlar la penetración hasta donde quisiese y yo tener a mano, tanto su culito como su clítoris.

Se fue metiendo la polla con ganas, enseguida la tenía toda dentro. En la posición que estaba, se podía apoyar sobre mi rodilla, al tener la pierna doblaba. Yo con mi mano derecha, masajeaba con suavidad su clítoris y con la izquierda, hacia lo mismo con un pezón. Sus movimientos cada vez eran más animados y ella decía que la sentía toda dentro. Como note su excitación, como cerraba los ojos y la forma de “cabalgar” tan frenética. Lleve mi mano izquierda a su culito, después de haberme chupado dos dedos muy bien. Empecé con mucho tiento a meter primero un dedo en su culo y ella se dejaba. Mientras lo hacía le decía las ganas que tenia de follarme su culito de puta que tenía, ella solo me dijo… “SI… LO QUE TU QUIERAS” estaba en éxtasis y ella me decía que no se aguantaba más que se… y no pudo acabar, se dejaba car como queriéndose meter hasta los huevos, que mujer más salvaje.

Se quitó y se tumbó boca abajo y me ofreció su culo, solo me dijo… “Para la primera vez no seas muy brusco, trátame bien” me tumbé detrás de ella y aunque ella esperaba otra cosa, se la metí por el coñito de nuevo. Eso le extraño y pegándome a ella, mientras mordisqueaba su nuca le dije… “Me esperare a mañana, te lo quiero follar delante del corrido de tu marido, que vea como le rompen por primera vez el culo a la putita que tiene por esposa” creía que se corría solo de oírme. Ahora deje de ser tan suave, quería que me viera de otra manera y la folle de forma dura, lo fui haciendo poco a poco, viendo si protestaba, pero era como pensaba una mujer muy ardiente, contra más la penetraba de forma salvaje más gemía, hasta que nos corrimos los dos a la vez.

Nos quedamos relajados y me pidió otra copa de vino, que le hacía falta, traje dos una para ella y otra para mí. Nos recostamos sobre la cabecera de la cama, esperaba que ella empezara a hablar, quería saber en qué punto nos encontrábamos a partir de ese momento. La miré y cuando fui a hablar, haciéndome un gesto cariñoso con su mano, me tapo los ojos…

-No me mires, que ahora me muero de vergüenza. (Lo decía con buen tono, algo gracioso)

-Es de lo más normal, no hay porque avergonzarse.

-Ya, no es solo por lo que hemos hecho, es más por lo que hemos dicho.

-Tu poco, porque no te has soltado mucho, se te ha notado que te reprimías bastante.

-Ya que estamos como estamos (Se sonrió) tengo dos preguntas y una que me ha llamado mucho la atención. ¿Por qué cuando te he dicho que podías hacerlo por otro sitio has dicho que no? Porque me ha extrañado que te lo haya dicho y porque todos los hombres por lo que yo sé, es algo que lo queréis hacer a una mujer. Y la otra pregunta… ¿Ahora que va a pasar?

-La primera respuesta, seré más claro que tú y no rebuscare las palabras, claro que quiero “romperte” ese culo bellísimo que tienes, no creas que no me ha costado hacerlo. Y con respecto a que va a pasar… lo que tú quieras. Lo que yo quiero y me adelanto… que mañana para sorpresa de tu marido, vamos a cumplir su mayor fantasía oculta. Y ya que estamos con las preguntas… ¿A que es debido tantos piercings?

-Sigo sin entenderlo porque si lo hubieras hecho, luego lo podías hacer diciéndole a mi marido que era la primera vez… no le encuentro sentido. Lo de los piercings pues porque me dan más placer, más sensibilidad y algunas veces un punto de molestia, ese contraste.

-Es que el sentido está, en que tu veas que la primera vez esta tu marido mirando y disfrutando. Que te dé más morbo.

-Me magnetiza que un hombre tan joven tenga una mente tan… MAQUIAVELICA. y que es esa sorpresa tan oculta de mi marido.

-Pues que además de ser un cornudo consentido, es un sumiso y lo veras mañana.

- ¿No crees que te estás pasando?

-Hasta ahora no me he equivocado ni con él ni contigo. Ahora la decisión es tuya, ¿Quieres que te “ROMPA” el culito delante del cornudo de tu marido mañana?

-Por mi sí, pero sabes que, si no sale bien, uno de los problemas será que uno de los dos tendremos que dejar este piso.

-Sí, pero también sabes que si sale como yo digo, follaremos siempre que queramos, este tu marido o no.

-Por eso me arriesgare, pero tú serás el guía.

-Tu haz lo que yo diga y sígueme la corriente, pero sobre todo no dudes, no muestres debilidad. Que después de esto, te enseñare muchas cosas que te has perdido. Segura que más de una que te ha propuesto tu marido y no te has atrevido, pero vayamos despacio y descubramos las cosas a su tiempo.

Nos dormimos juntos y por la mañana me levante temprano, con la intención de salir a correr. Cuando salí del baño, estaba ya levantada Giordana, que lo había hecho para airear y cambiar la ropa de la cama. Después de desayunar y antes de irme, me dio un muerdo esplendido. Me dio alegría porque la había visto rara durante el desayuno.

Durante mi carrera mañanera, no pare de pensar en todo, el cambio que iba a suponer, pasara lo que pasara. Sin embargo, había algo que había pasado esa noche, que me llamo la atención, pero en el fragor del momento no me di cuenta, pero mi subconsciente me decía que había algo. Al final tuve que dejar de pensar, ya me vendría a la cabeza, eso me solía suceder. Después de más de dos horas regrese a casa y cuando llegue no había nadie, todo en silencio, me entro ganas de leer su diario, pero no me atrevía porque no sabía dónde estaba. Me metí en la ducha y mientras lo hacía me vino a la cabeza lo que tanto había pensado, no fue algo que hiciéramos, fue algo que dijo y en la forma que lo dijo… “…más placer, más sensibilidad y algunas veces un punto de molestia, ese contraste” eso quería decir que también le iba un poco el dolor. Era algo a tener en cuenta.

Salí de la ducha y me fui a vestir, en ese momento vi una nota en mi cama, que me decía que había ido al aeropuerto a por Sabino. Como ponía la hora de llegada del vuelo, miré y vi que tenía tiempo. A toda velocidad hice una copia del pen drive. No había nada interesante que destacar. Ni el día anterior ni esa mañana había escrito nada. Llegaron a casa y Sabino vino a saludarme diciéndome que no se me olvidara que esa noche tenía una cena con ellos y yo le dije que siempre que ese día me aceptaran una invitación para comer, Sabino dijo que si y nos pusimos a charlar. Ella venia vestida como siempre, hasta que él dijo que la calefacción estaba muy alta que no entendía cómo podía ir tan abrigada, se lo decía a Giordana, para luego decirle que se pusiera cómoda. Giordana le dijo que ya era casi la hora de comer, que no se iba a cambiar para un ratito nada más.

La comida fue de lo más normal, como una comida de amigos. No hubo nada que destacara de cualquier comida entre amigos. El conto cosas de su último viaje… después no fuimos dando un paseo a tomar un café, para más tarde irnos a casa. Una vez en la casa, él nos dijo que iríamos a un sitio muy bueno a cenar y luego a tomar una copa, donde podríamos bailar si queríamos y que por eso nos tendríamos que vestir adecuadamente. Paso lo que quedaba de la tarde y Giordana nos dijo que, si teníamos que entrar al baño que lo hiciéramos, que una vez que ella se metiese a arreglar estaría prohibida la entrada para nadie.

Nosotros nos arreglamos rápido. Llevábamos un buen rato esperando y Sabino acercándose a la puerta del baño, metía prisa a su mujer, porque tardaba mucho. Nosotros estábamos de pie esperando, Sabino con un abrigo de piel largo, que ella le había dicho que lo sacase. Salió y parecía que la habían cambiado. Llevaba un vestido corto tipo caftán en color verde, de manga larga, escote redondo. Le quedaba bastante más arriba de la rodilla. Me llamo la atención que, aunque tenía las tetas algo caídas, se las notaba erguida y marcando sus enormes pezones, lo que me decía que no llevaba sujetador. Llevaba unas medias de un color verde muy tenue que hacían juego con el vestido, al igual que los zapatos que llevaba que hacían también juego y llevaban unos tacones de aguja que yo calculo que estarían por los 10 o 12 centímetros. Verla así y cuando su marido le ponía el abrigo desde atrás y ella mirándome, guiñándome un ojo y con un leve movimiento de sus labios, haciendo como morritos, hizo que mi polla se empezase ya, a poner nerviosa.

Cogimos un taxi y fuimos a un restaurante de alta cocina o de comida de diseño, esos en los que normalmente usan nombre complicados para decir lo que una va a comer, que normalmente te quedas con hambre y pagas tontamente un montón de dinero, pues bien era un sitio de esos. Durante toda la cena, tanto Giordana como yo, nos estuvimos rozando todo lo que pudimos, a ella se la notaba más que nerviosa, alterada, pero con una mirada especial. Cuando terminamos de cenar nos fuimos al lugar de las copas. Era un sitio muy lujoso y con zona para poder bailar. Era un lugar que la gente era de la misma edad que ellos, yo debía de ser la excepción, al margen de dos tres chicas jóvenes que iban acompañando a hombres mayores.

Yo hice que me iba al aseo y me quede observando la mesa donde estaban. Veía a Sabino hablando y gesticulando de forma eufórica, se le veía contento y ella sin decir nada solo escuchando, con cara circunspecta. Volví a la mesa y salieron a bailar, cuando regresaron se sentaron y el me animo a bailar con ella, como no me decidía, Giordana me dijo… “Vamos a bailar que, si no, no parara de insistir” nos fuimos a bailar, en un principio no muy juntos. Ella me conto que él estaba enloquecido y deslenguado, que solo quería que me pusiera cachondo. Yo le conteste que no le defraudáramos y me pegue bien pegado a ella, para que pudiera notar mi erección.

Al notar mi erección solo me dijo… “Como estamos todos, donde nos estamos metiendo, sigo pensando que no va a salir bien” mi respuesta fue… “No sé si saldrá bien, lo único que sé, es que te follaba aquí mismo” note como ella al oír esto, se restregó bien contra mi polla. Me pidió que cuando parasemos de bailar volviera al aseo para que no se me notara el bulto y yo le dije que nada de eso, que lo viera su marido, que lo disfrutara. Me dijo que estaba loco. Cuando regresamos a la mesa, bien que me miro el bulto y me di cuenta como brillaban sus ojos.

Estuvimos así bastante tiempo durante toda la noche, me fui al aseo para que pudieran hablar y en otro momento se fue el, lo que aproveche para preguntar a Giordana, me dijo que su marido estaba cachondo como nunca, pero que ella había soltado alguna insinuación sobre lo que pasaría luego en casa, el solo hacía referencia a como de bien lo pasarían ellos dos y con el morbo de saber que yo me estaría haciendo una paja a costa de ella a pocos metros. Le repetí que ella me siguiera la corriente.

Nos fuimos para casa, en el camino en el taxi íbamos hablando de lo bien que lo habíamos pasado, de que teníamos que repetir otro día. Que era bueno para despejarse de tanto trabajo, de tanto estrés. Yo le fui dando la razón en todo. Mientras iba pensando y poniendo en orden mis ideas, que yo tenía muy claro las cosas ya. Lo único que decía Giordana es que necesitaba llegar a casa rápido, porque sus pies no aguantaban más esos zapatos.

Al llegar Giordana fue al baño con toda urgencia. Mientras nosotros nos quedamos en el salón charlando. Notaba a Sabino nervioso, no para de hablar, era como si le hubieran dado cuerda. Todo cambio cuando se levantó y dijo…

-Es hora ya de irse a dormir, que es muy tarde.

-Pues no me parece buena idea.

- ¿Y eso?

-Mira Sabino, te voy a decir una cosa y no me interrumpas. Aunque creas que soy muy joven, tengo en algunas cosas más experiencia que tú. No puedes decir que nos vamos a dormir, cuando me habéis estado poniendo como un burro toda la noche, tu mujer al bailar conmigo y tú al animar el momento, que me he dado cuenta como se te caía la baba. (Según hablaba su cara se demudaba)

- ¿Qué te has creído tú? ¿Cómo te atreves? Que insolente y mal educado que eres. (Muy digno)

-Seguro que has pensado mucho en este momento, en el momento de ver como se follan a tu mujer. No te creas que se te pondrán las cosas muchas veces así. Si está claro, tú quieres ver como se follan a tu mujer y yo llevo toda la noche queriendo follarla. ¿Cuál es el problema? ¿Ella? Pues yo tengo la solución. (Estaba pálido)

-Dejemos esta conversación disparatada, será la bebida.

-Yo no he bebido y tú tampoco mucho. Vas a hacer lo siguiente, vas a desnudar a la zorra de tu mujer, la vas a atar en la cama como si fuera un juego y luego, una vez que la tengas bien atada y preparada, entrare yo y veras lo que es follar a tu mujer.

Él iba a decir algo, cuando oímos que venía Giordana que riéndose dijo… “Que habláis, que murmuráis. Seguro de alguna que habéis visto bailando, todos los hombres sois iguales” nos reímos los dos y fui yo el que la respondí… “Estábamos planeando el hacer cosas futuras, que esta noche la hemos pasado muy bien” el confirmo con la cabeza. Sabino dijo de ir a dormir y Giordana se quedó como triste y le hice una seña, que no debió de entender, pero se fue hacia su habitación, cuando se marchaba Sabino, le agarré del brazo y le dije muy rápido al oído… “Te doy media hora como máximo o entro yo y me da igual todo” se metieron en la habitación y salió el al baño. Yo me fui a la mía y me cambié rápido, poniéndome un pantalón de pijama solamente. Cuando oí que avino se había metido en la habitación, me fui a escuchar. Pude oír como Giordana le decía que no le gustaba eso de que la atara, que ya lo sabía. El insistió y dijo que solo un rato. Me fui para mi habitación, deje la puerta abierta y acabo apareciendo, me miro y no dijo nada, me levante le pase el brazo por los hombros, le di un par de palmaditas de ánimo y nos fuimos para su habitación.

Al entrar no podía tener mejor imagen, no me la esperaba así, yo creía que la tendría solo atadas las manos, pero que va. Estaba atada de pies y manos, expuesta para mí y bien abierta. Su cara era de vicio total. Me di cuenta de que estaba excitada y al estar así para mí se excito mucho más. Me quite el pantalón, quedando desnudo, ante la mirada atónita de su marido, que miraba mi polla como no creyendo lo que veía. Me tumbe a su lado y ella me clavaba su mirada en la mía. Empecé a besarla y ella me correspondía. Era como si su marido no estuviera. Agarraba sus pezones y movía sus piercings, se le mezclaba dolor y placer, se notaba en su cara y le gustaba.

Desde el primer momento me dirigí a Sabino llamándole cornudo. Le dije… “Cornudo ven, acércate y cómele el coño a la puta de tu esposa, prepárala para que le meta mi polla y hazlo bien” se puso de rodillas y empezó a lamerla como un gatito. Ahora le dije a ella… “Que puta, ¿Te gusta que tu marido te esté preparando para que te folle?” y ella con un hilo de voz de lo cachonda que estaba me dijo… “Si, mucho, llevo toda la noche con ganas de que me folles” sus movimientos y la forma de hablar me decían que poco le quedaba para correrse, agarre por el pelo a su marido y le ordene que se quitase.

A ella no le gustó mucho y le dije que desatara sus piernas, mientras yo lo hice con sus manos, pero las volví a atar de tal manera que al tener las piernas libres y con las manos atadas, pudiera darse la vuelta. Lo hice porque quería probar sus límites, los de su marido, ya los sabia. Le dije a ella que pusiera bien el culo en pompa, que el cornudo ahora le iba a preparar el culo, ella se colocó enseguida, con el pecho y la cara sobre la cam, pero las rodillas bien dobladas y con el culo bien en pompa.

Sin esperárselo ella le hice parar y le dije a su marido… “Ya ves la clase de esposa que tienes, es toda una puta y ahora lo sabemos los dos, pero hay que hacer que sea una buena perra como tú, que no sea muda y que diga lo que quiere” pero ni con esas hablaba la muy zorra, solo gemía y superaba. Llego el momento, le dije que no se moviera y con ese culo en esa posición, no me pude aguantar, aunque si fui comedido y suave. Le azote el culo diciéndole que tenía que ser más puta, mi puta. Después dl primer sobresalto ella decía un sí muy suave y muy tímido. Aumente la fuerza del azote, pero aun así suave.

Fue metiéndose en el papel, su marido sumiso total, ella caliente como una perra y deseosa de seguir recibiendo todo lo que yo quisiera darle. Para sorpresa mía me dijo con voz potente, pero caliente… “No tengas miedo, que me estás dando mucho placer” entendí que le estaba gustando y aumenté la fuerza, la intensidad y la frecuencia de sus azotes, ahora si estábamos en onda. Ahora si le solté las manos.

Suplicaba que alguien la follara que no aguantaba más, que lo necesitaba, hice que se pusiera a cuatro patas, le dije a Sabino que abriera bien sus nalgas y que no se perdiera como se la metía en su coño, eso que tanto deseaba él. Lo hizo sin decir ni una palabra, abría sus nalgas para mí, me miraba como ofreciéndome el coño de su amada esposa. Según me acerque la cara de él era de felicidad, de satisfacción y según se la iba metiendo le decía a él, pero para que también ella lo oyera y lo tuviera presente, ahora si Sabino, tu mujer se está convirtiendo en mi zorra, mi perrita, mi puta. El que se estaba pajeando se corrió muy rápido, dando un enorme suspiro, que hizo que ella se pusiese más cachonda.

Su polla se quedó flácida, aunque seguía mirándonos y paseándose. Giordana me pedía que la follara con más ganas, que, si iba a ser mi puta, tenía que hacerlo. En cuclillas como estaba follándola, empecé a hacerlo con más fuerza y ella mirando a su marido, le decía que le gustaba sentirse una zorra. Todo eso hizo que su marido volviera a tener una buena erección y su mujer decía que vernos le estaba sentado muy bien. Hice que él se tumbara boca arriba y le dije a Giordana que se follara a su marido, ella se quedó dudosa, pero lo hizo. Una vez que estaba ya ensartada por Sabino, la empuje un poco hacia delante, para tener en mejor posición su culito.

Ella provocando a su marido le decía… “Amor, me quiere meter todo eso por detrás… me da… no se… tu que dices…” el con voz firme dijo… “Cállate y colócate bien, que estoy deseando que Carlos te meta toda su verga en ese culo, que no me has dejado nunca a mi” menuda puta esta echa, mientras le decía eso a su marido, ya le había metido la cabeza de mi polla en el culo y no había dicho nada. Se quedó prácticamente tumbada sobre el pecho de su marido y quieta. Mi polla iba entrando con algo de dificultad y ella le decía a su marido que le ardía y él le respondía que notaba como entraba, que lo notaba su verga, que era delicioso.

Cuando ya estaba toda dentro y se había adaptado, empecé a follarla y cogimos el ritmo, ella no paraba de gemir y al rato su marido se corrió y se le salió su polla, ella se enfadó. El pidió disculpas y les dije que se callaran, a él le mande ponerse debajo y que le comiera el coño a su mujer, estuvo indeciso, porque se había corrido dentro y antes de que siguiera, con voz firme le dije que lo hiciera, él lo hizo y ella me pedía ahora que fuera más rápido. Se volvió a correr, pero no se paraba y me decía que estaba otra vez a punto y esta vez nos corrimos los dos. Yo no sé la sacaba del culo y ella, se el saco rápido y se sentó sobre la boca de su marido, le decía que no parase y se lo comiese todo. La verdad que él no se quejó y ella se corrió nuevamente.

Al levantarse Sabino tenía toda la boca, labios llenos de leche y ella se acercó a él y se besaron con muchas ganas. Yo quise dejarles solos para que estuvieran tranquilos y hablaran lo que tenían que hablar, para ser la primera vez ya estaba bien. Pero no me lo permitieron, ella dijo que ahora venía y regreso con una botella de champan y tres copas, dijo que había que celebrar lo maravillosa que había sido la velada y sobre todo “EL POSTRE” pues a celebrar lo que ella quería. Su brindis fue por su stallone, le dije que eso que era y los dos se rieron. Empezaba a amanecer y el en poco tiempo se tenía que ir al aeropuerto nuevamente, ahora si me despedí y me fui a dar una cabezada a mi habitación.

Sobre las doce me levanté para ir al baño y me di cuenta de que estaba solo, me fui de nuevo a dormir. Hasta que noté algo raro y cuando medio abrí los ojos, vi que Giordana me estaba comiendo la polla. Ella lo único que me decía era con la mirada, mientras me la mamaba, con que glotonería lo hacía y una vez más me alucinaba hasta donde se la lograba meter, sin olvidar el roce del piercing de la lengua, como lo manejaba cuando quería. No sabía el rato que me la llevaba mamando, pero estaba a punto de reventar y se lo dije, me la comió más deprisa y mamándola de distinta manera, apretando de una manera muy fuerte con sus labios, hasta que la llene de leche, la saboreo bien, porque no se la saco de su boca, hasta que había pasado bien su lengua.

Cuando se la saco de su boca, me dio una palmadita y me dijo… “Vamos mi stallone levanta, que nos vamos a comer por ahí” yo volví a preguntarle sobre lo de stallone y ella me dijo, que lo tenía que descubrir yo. Mientras me vestía le pregunte…

-Bueno ya supongo que habréis hablado tu marido y tú. ¿Qué habéis hablado? Si se puede saber.

-Se puede saber, pero no puedes decir que yo te he contado nada. Está muy satisfecho y dice que seguro que la próxima vez, será mejor, porque estaremos más sueltos. Que para ser la primera vez…

-Me alegro de que piense así.

-También me ha dicho, que tenemos que llegar al acuerdo él y yo, que, si él no está presente, no tendremos nada.

- ¿Y tú que le has dicho?

-Que lo intentare, pero que no prometo nada.

- ¿Se ha enfadado cuando le has dicho eso?

-Ha titubeado y al final me ha dicho, que, si no cumplo con el acuerdo, que por lo menos aprenda cosas nuevas… Jajaja. Yo le he dicho que no se, que cosas puedo aprender… Y tú qué opinas, ¿Puedo aprender cosas nuevas?

-Conmigo seguro.

- ¿Cómo qué?

-Pues muchas fantasías tuyas que no te has atrevido a hacer y algunas hasta de han dado vergüenza pensarlas. Pero también fantasías de tu marido y que seguro que no te han disgustado.

-Bien, pero dime algo…

-Lo sabrás nada más cuando vaya a pasar o justo en el mismo momento.

-Solo de oírte y pensarlo me pongo…

-Tu nada más tienes que ser capaz de seguirme a mí y mi ritmo.

-Que te has creído, seguro que sí puedo, tu no me conoces… Jajaja

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