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Una “FIESTA” de cumpleaños, distinta

en Sexo con maduras

Disculparme por tardar tanto en escribir, pero por motivos de trabajo y viajes, me fue imposible, pero ya estoy aquí.

¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?

Para quien lo quiera entender y como decía Rafael Ángel Jorge Julián Barrett y Álvarez de Toledo, escrito español…

“La aparición de la fuerza inclina a la DESCONFIANZA. Si deseas convencerme, suelta el palo y si alzas el palo, sobran los discursos. Con las armas no se afirma la realidad: se la viola”

 

 

Tanto las clases del gym como las de la tarde, se desarrollaban con total normalidad, tal vez demasiada normalidad. Sobre todo, las del gym, porque yo estaba de “pesca” tratando de conseguir algo de Bea y de dos más, pero por el momento no había manera. Las clases de la tarde, sin embargo, ese problema no existía, ya que tanto Susi como Bárbara estaban más que dispuestas. Bárbara seguía insistiéndome en que sedujera a la madre de Susi, me contaba cosas que, según ella, le había contado Susi para facilitar la seducción. Tenía mis dudas porque Susi nunca se pronunció claramente sobre eso. Pero lo que hizo “click” en mi cabeza, fue cuando Bárbara me dijo… “Mira te lo aseguro, esa mujer está muy necesitada y me da la impresión que es mucho más sumisa que nuestra vecinita Loli y no te lo digo por decir, que yo he pasado mucho tiempo en esa casa y lo que he visto me lo demuestra, fíate de mí…” yo no me fiaba del todo, porque lo mismo era para provocarme, que Bárbara era muy “perversa” y por eso le pregunte… “Y si esta tan necesitada, si tú tienes tan claro que es sumisa, ¿Por qué no lo has intentado ya?” ella me contesto sin pensárselo… “Porque seguro que con un tío es más fácil romper esa barrera y más con un tío como tú, con la hija no me equivoque, es como la madre” todo eso me hizo pensar y cuando se iba al finalizar la clase, le dije a Bárbara, que era muy difícil sin ningún tipo de contacto con ella y que la veía demasiado distante, aunque solo estuve un ratito con ella una sola vez.

            A la siguiente clase cuando llegaron Bárbara y Susi, por su forma de actuar sabía que algo pasaba o esa era mi impresión. Iniciamos la clase de la misma manera de siempre, cuando al rato suena el timbre de la puerta, voy a abrir y me encuentro a Sandra, iba de la misma manera que siempre, esa manera de vestir y de arreglarse seguro que no le hacían justicia. En la mano traía como un estuche, era de su hija que se le había olvidado y le había llamado para que lo llevara, la ofrecí algo de tomar, pero muy educadamente rechazo la invitación. Fui y llamé a Susi para que saliera y cuando estaba con la madre, puso cara de niña mimada y luego la mande a su sitio, la madre se dirigió a mí, hablándome muy bajito…

-Mira, hoy es el cumpleaños de mi niña que cumple 18 años, bueno ya tiene poco de niña, aunque para mi será siempre mi niña. Martita, Bárbara y su prima Olga le han preparado una fiesta sorpresa el viernes, que no está su padre y así podrá salir más tiempo. Queremos que estés tú también, porque me han dicho que a ella le gustaría.

-Muchas gracias de verdad, pero no creo que pegue yo mucho allí.

-Que va hombre, así por lo menos no vamos solo mujeres en plena noche.

-Es que de verdad…

-No te aseguro que lo pases bien, porque no sé cómo son cundo están de fiesta, bueno y tampoco te aseguro que lo pases mal… jajaja

-Déjame pensarlo, pero casi seguro que sea que no.

-Mira entre nosotros, si te encuentras por lo que sea a disgusto, pones cualquier excusa que yo te disculparemos. ¿Vale?

-No sé. La verdad es que no sé.

-Si nos conoces a todas, bueno menos a mi sobrina Olga, que es simpática un poco “loquita” pero cosas de la edad.

-Bueno, iré. ¿A qué hora hay que estar y dónde?

-Ya te digo yo el sitio exacto.

-Pues allí estaré.

-Gracias, pues entonces ya está todo hablado. Bueno eso sí, tu que conoces más el mundo de la noche, elige un sitio donde ir a tomar algo, que yo pago todo, da igual el sitio, que solo se cumplen 18 años una vez.

-Sandra un momento por favor.

-Sí, dime.

-Pero pongo una condición y es que quiero que te vistas como es debido, que dejes la coleta por un día… resumiendo que estés arrebatadora.

            No me contesto y se iba, cuando se dio la vuelta y me dijo, que lo intentaría. Algo era algo, por lo menos dijo que lo intentaría. Cuando se fueron todas al finalizar las clases, le dije a Bárbara que se quedase un momento, pero sin cerrar la puerta de la calle, le pregunte que como era Olga la prima y que estaba tramando esa cabecita. Ella mirándome fijamente me dijo… “La cosa es que te las apañes para traernos aquí, tu seduces a la madre y nosotras tres a Martita. Si luego se tercia, que espero que se tercie me paso yo con vosotros” me encantaba el desparpajo, la frescura y lo “perversa” que era Bárbara.

            Pase de dudar a desear que llegara ya el viernes, los días se me hacían larguísimos.  El viernes por la mañana, mis “amigas” se debieron de dar cuenta, porque durante toda la clase se estuvieron metiendo conmigo, porque decían que andaba un poco distraído y podía ser verdad. No me preocupaba mucho si salía la cosa como a mí me gustase, al final como mínimo tendría a Bárbara que era mucho, aunque fuera ella sola. Ya tenía planeado ir a dos locales en concreto después de cenar, mejor dicho, tres, mi plan era el siguiente, que como Martita y Bárbara no tenían todavía los 18 años, aunque les quedaba ya muy poco tiempo, era que no nos dejasen entrar, yo ofrecería mi casa para tomar lo que fuera y si había un rechazo total a esa idea, a última hora se me ocurriría otro sitio en el cual nos dejarían, ya lo tenía todo hablado.

            El viernes a la hora indicada estaba en la puerta del restaurante, era una pizzería muy conocida y buena. Como siempre fui el primero en llegar. Luego lo hicieron Martita y Bárbara, que venían espectaculares, las dos traían dos micro minifaldas, por llamarlas de alguna manera, el mínimo esfuerzo y enseñarían todo. Estábamos hablando cuando llego Sandra, Olga y Susi. Tratare de describir lo mejor posible como venían. Sandra estaba irreconocible, un suéter ajustado, que una de dos o llevaba relleno o le habían crecido las tetas. Llevaba también una falda un poco más arriba de las rodillas con una pequeña abertura por detrás y se le veían unas piernas deliciosas, que con unos buenos tacones como llevaba ella las estilizaban aún más. El pelo liso con coleta desapareció, traía una melena con alguna discreta ondulación y llevaba maquillaje, muy suave y discreto, nada más verla me latió con fuerza el corazón.

            Susi venia más o menos como sus dos amigas, de escándalo, nada más verme y antes de darnos dos besos me guiño un ojo y me apretó el brazo. Luego estaba la que suponía que era Olga, morena de pelo y de piel, se había llevado todo el sol. Lo más llamativo era su escote, la muchacha era todo tetas y sabia como lucirlas, no llevaba minifalda, llevaba una falda como de gasa hasta los tobillos y se apreciaba un buen culamen. Nos presentaron y era muy habladora, se la veía muy suelta.

            Entramos en el restaurante y os llevaron a la mesa reservada, mis sentamos quedando Sandra a mi izquierda y un sitio libre a mi derecha. Alguien más iba a venir, estaba claro, tanteé por si era el padre que también era lógico y madre e hija que dijeron que estaba de viaje. Cuando ya iba a preguntar directamente, se oyó una voz muy dulce que saludaba, me giré y vi que era una mujer un poco más baja que Sandra, más o menos de la misma edad y resulto que era la prima hermana de Sandra y Susi se levantó llamándola tía y se abrazaron. Junto con Olga era las que más tetas tenían, eso si esta con unos kilitos de más, pero que le sentaban muy bien, llevaba unos leggins y una blusa suelta escotada, no dejando nada a la imaginación, sus tetas eran también enormes. Luego me la presentaron a mí, se llamaba Merche. Quise cederle mi sitio para que estuviera junto a su prima, pero las dos insistieron en que estuviera yo en medio de ellas. Una vez más eso no me lo esperaba, era una sorpresa de última hora.

            Así me entere que no es que estuviera rellenita, es que estaba embarazada, también me entere que su marido estaba con el marido de Sandra de viaje. Por lo que se ve ellas encantadas de la vista. Según fue pasando la cena, de lo más normal, las dos mujeres mayores iban bebiendo vino sin problemas, lo que les hizo soltar la lengua.

            Lo que me quedo grabado en la cabeza fue que a Merche desde que estaba embarazada su marido, nada de nada, eso fueron los términos, ella se veía gorda, hinchada… Sandra se dirigió a mí y me pregunto… “¿Tú ves a mi prima gorda?” yo me quede que no sabía que contestar, bueno si sabía, pero no quería pasarme, entonces Merche me dijo que sin miedo que dijera lo que pensaba, todas me miraban y quise darle un poco más de intriga, dije que solo se lo diría a ella. Las demás empezaron a reírse y a decir que eso era porque no sería nada bueno. Eso me dio pie para decir que se lo diría al oído, para que esas cotillas no se enteraran. Merche acerco más su cabeza hacia mí y yo acerqué mi boca a su oído y con toda la cara del mundo le dije… “Si me dieran a elegir con quien pasar esta noche, ni jovencitas con minifalda ni nada, solo te elegiría a ti” se lo dije susurrando y mis labios prácticamente pegados a su oído.

            Todas se rieron, porque se había puesto colorada. Me fije y era verdad. Todas preguntaron que le había dicho incluido Sandra, Merche dio un buen sorbo de vino y dijo… “Me cae bien vuestro amigo, se ve que es un chico majo” y zanjo el tema. Después de cenar ellas tomaron dos chupitos de licor y decidimos ir hacia el sitio elegido, para bailar y beber algo. Las chicas al salir se pusieron “tontas” para que las dejasen fumar y Sandra cedió rápidamente, el alcohol había hecho que estuviera generosa.

            Llegamos al primer sitio elegido y pidieron la documentación para comprobar la edad, como es lógico no las dejaban entrar, ellas se pusieron disgustadas, pero Bárbara ya sabía lo que había. Fuimos al siguiente sitio y más de lo mismo. Bárbara y Susi, que eran plenamente conocedoras de todo, empezaron a hacer que estaban disgustadas, parecía hasta que iban a llorar, como actrices no tenían precio. Sandra miraba desconsoladamente. Llego el momento de intervenir yo y así lo hice, propuse ir a mi casa y antes de que pudieran poner pegas, dije que tenía todo lo necesario allí, que lo tenía todo muy bien montado. Las dos más “disgustadas” dijeron que si a la primera, encogiéndose de hombros se les unió Martita, Olga al rato también se unió. Solo quedaban por decidirse Merche y Sandra. Mientras yo hablaba con las chicas, sin perder de vista a las dos maduritas, veía como hablaban, no veía que ninguna estuviera muy convencida, pensé que sería hora de poner en marcha el otro plan, para acudir al sitio que nos dejarían entrar.

            Logre enterarme de lo que hablaban, porque Sandra me dijo que estaba bien pero que solo una copa, que a su prima le daba corte ir a mi casa y que lo hacía por las chicas, pero que cuando se tomara la copa se iría y eso suponía que las demás detrás. Esa decisión estropeo mis planes, porque prefería que hubieran dicho que no y así poder ir al otro sitio.

            Nos encaminamos a recoger nuestros coches, en el de Sandra irían además Susi, Olga y Merche. En el mío vendrían Martita y Bárbara, que ellas habían ido en taxi. Bárbara no dejo a Martita sentarse delante, la hizo ponerse detrás. Por el espejo retrovisor podía verle todo, con esa minifalda lo difícil seria no ver nada. Nada más salir del aparcamiento Bárbara soltó… “Estoy perraca total, me hace falta…” veía los ojos y la cara de Martita al oír lo que acaba de decir su amiga y le dijo “Bárbara… no te pases tía” Bárbara se giró la miro y dio una carcajada, para luego sin cortarse ponerme una mano encima de mi pantalón y acariciarme, lo que hizo que mi polla se pusiera a tope, marcándoseme totalmente en el pantalón. Yo no dije nada, me limitaba a mirar la cara de Marta, que dude poco, pero dude de que se escandalizara. Sin embargo, su reacción fue ponerse entre los dos asientos para ver mejor.

            Bárbara estaba en su salsa, me acariciaba a mí y miraba a Martita, que se le notaba sofocada, luego le acaricio dulcemente la cara y le dijo… “¿A qué se ve grande?” Martita solo movió la cabeza, Bárbara dijo nuevamente… “Pues cuando la veas sin el pantalón, vas a alucinar, seguro que ninguna así has visto antes” no quería esa situación, quería llegar tranquilamente, pero la situación y la cara de Martita me estaban gustando. Llegamos prácticamente los dos coches a la vez. Como no cabíamos todos en el ascensor, subimos Sandra, Merche, Martita y yo, las “conspiradoras” subieran luego. De esa manera tendrían un poco más de tiempo para preparar alguna de las de Bárbara.

            El ascensor era estrecho, ya iba cachondo perdido, el olor que había era embriagador, excitante. Mientras hablábamos, no me corte y metí mano por debajo de la micro minifalda a Martita, que le dio hasta tos, pero no hizo ningún gesto para quitarse o de mala cara, solo se puso roja. Trate de que abriera un poco más las piernas, pero llego el ascensor a la planta y tuve que dejarlo.

            Abrí la puerta y entramos, la deje abierta y mientras fui ambientando el lugar, cuando puse las luces predilectas para esas ocasiones, la música… Merche dijo… “Que bien se lo tiene montado, cuando nosotros éramos jóvenes no nos lo montamos así” y Sandra le salió del alma cuando dijo… “De tener la libertad que tienen ahora, no nos hubiera pasado lo que nos ha pasado, yo se lo digo a mi hija, que viva, que pruebe y luego con tranquilidad elija” Olga tampoco se cortó y le dijo… “Menos rollo tía, que luego no la dejas ni respirar” y Sandra medio enfadada le replicó diciéndole… “Mi hija me cuenta todo y no soy yo, es su padre que no nos deja respirar a las dos” Ola se rio… “Jajaja… tu hija no te cuenta ni la mitad seguro, porque seguro que te escandalizarías y montarías la mundial, tía que os habéis quedado muy desfasadas y habéis olvidado todo de cuando erais jóvenes, que a mis padres les ocurre igual” Sandra se quedó muy seria pero antes de que pudiera decir nada más y se liase la cosa, interrumpí preguntándoles que querían tomar, eso zanjo la conversación.

            Sandra me pidió un gin tonic y Merche un ron con limón. Como no tenía tónica le puse ginebra con cola y a Merche lo que me pidió. En ese momento se oyó cerrarse la puerta y llegar al torbellino de chicas. Se acercaron y querían saber que alcohol había. Sandra quiso poner pegas y Olga aprovecho para decirle… “Ves, ni en el día del cumpleaños” intermedio Merche y dijo que ahí no había peligro, que seguro que cuando salían bebían… Sandra cedió.

            Bárbara se fue donde la música y cambio la que yo había puesto, mientras me pidieron que les pusiera unos chupitos de vodka o ron. Se acercaron y se los tomaron de un trago, Sandra alucinaba y Merche se reía. Lo que hizo que Sandra meneara la cabeza y se sentara, como dando la situación por imposible. Las chicas movieron la mesa grande para que quedara más espacio y se pusieron a bailar. Al principio lo hicieron de una forma normal, no había nada reprochable, pero después de haberse tomado algún chupito más, todo se empezó a “animar” mas. Los movimientos que tenían eran más descarados, lascivos, entre ellas bromeaban mientras bailaban, se pegaban unas a otras y se daban algún que otro azote en sus culitos. Ellas querían que bailaran tanto Sandra como Merche, esta última alegando lo de su embarazo no quiso bailar y Sandra se levantó ante la insistencia de todas, en un principio bailaba tímidamente, pero entre los ánimos de las chicas y las copas que hacían su efecto, se fue soltando y bailando de una manera muy sensual. Me disculpé de Merche por dejarle sola y me fui a bailar yo también.

            Eso animo más a las chicas y entre risas aprovechamos para toquetearnos suavemente. Lo suficiente para que yo me pusiese cachondo. Mientras bailábamos yo no quitaba ojo de Sandra que ya bailaba sin freno, ni de Merche que estaba ahora de pie mirando por la cristalera y la luz realzaba ese culazo que tenía. No me lo pensé y agarre a Sandra por detrás bailando, ella no dijo nada y se dejó, hasta que me pegue a ella y noto la hinchazón de mi polla, tardo un poco, pero se retiró como si mi polla le quemara y se sentó. Hice una seña a Bárbara que entendió rápidamente, yo me fui a sentar y hablaba con Sandra que solo decía que hacía mucho calor, bebiéndose casi de un solo sorbo lo que le quedaba en el vaso. Merche volvió y se sentó con nosotros.

            Fue en el momento que cambiaron de música y pusieron una más suave, Susi se acercó y dijo que era para que Merche pudiera bailar algo. Yo me ofrecí y la invite a bailar, ella acepto y nos pusimos a bailar. Yo tenía mis manos en su cintura. Bailábamos tranquilamente y a nuestro alrededor se habían puesto a bailar las chicas. Al rato yo me fui cercando como pude a Merche y cuando estábamos bien pegados, yo fui bajando mis manos suavemente hasta empezar a tocar la parte de arriba de su culo. Como no decía nada, fui moviendo algún dedo suelto y tocando más descaradamente su culo, mi polla empezó a crecer y ella como no podía ser de otra manera, lo noto en el bajo de su tripa. Casi paro de bailar y me miro muy seriamente, tal fue la mirada que me corto un poco, pero lego volvió a su posición y nos apretamos más.

            Nos apretábamos tanto y nos rozábamos de tal manera, que la respiración de ambos estaba alterada y ella dijo que tenía que beber algo. Regresando con Sandra. Les serví dos nuevas copas y nos quedamos charlando. Cuando de pronto Sandra en un tono bajo, pero intenso pregunto… “¿Mis ojos están viendo bien?” y tanto Merche como yo miramos, pudiendo ver a Susi y Bárbara dándose un buen morreo. Le dijimos que sí, que veía bien, pero yo no le di importancia, pero es que Merche dijo “No te escandalices, que así tienen más donde elegir” riéndome yo y dándole la razón, lo que hizo que Sandra no dijese nada más.

            Salimos los tres a la terraza porque ellas decían que tenían mucho calor y de paso para Sandra fumarse un cigarrillo. Los tres hablábamos tranquilamente y yo aproveche que Merche se fue a apoyar en la barandilla para poner mi mano y tocar con suavidad, pero descaradamente su culo, ella no dijo nada, lo que hizo que lo sobara bien sobado, hasta bajar mi mano por la rajita de su culo, hasta llegar a tener la mano en su coñito.

            Con Sandra la cosa estaba difícil, pero con Merche la cosa estaba, más que cantada. Nosotros estábamos a lo nuestro mientras Sandra no paraba de hablar, se le notaba nerviosa hasta que por fin dijo…

SANDRA-Vosotros lo veréis normal, pero desde que he visto a mi hija con Bárbara… que no, que no me ha gustado.

YO-Es que no es a ti a quien tiene que gustar, es a ellas. Además, si te sirve de consuelo, hoy en día es bastante normal.

SANDRA-Eso lo dirás tú.

YO-Pero es que además… ¿Qué malo tiene eso?

SANDRA- ¿Cómo que malo? Joder es mi hija.

YO-Mujer olvídate un rato de lo que has visto, piensa en que es su cumpleaños.

SANDRA-Es que lo ves muy… (Merche la interrumpió de forma abrupta)

MERCHE-Joder primita, ya vale de la doble moral, que mala memoria tienes, ¿quieres que te recuerde alguna cosa?

SANDRA-No te pases Merche, que sabes que te quiero mucho, pero… (Otra vez la interrumpió)

MERCHE-Ya no te acuerdas de lo hacíamos nosotras siendo más jóvenes, es que… ¿Se te ha olvidado ya?

SANDRA-Vale, vale… no es el momento, vale, no diré nada más.

YO-Como que no, contar…

MERCHE-Que nosotras ya hicimos nuestros pinitos con 14, 15, 16… años, no vais a enseñarnos nada nuevo.

SANDRA-Vamos dentro mejor.

            De esa manera corto la conversación, cuando entramos en el salón no había nadie, no se oía nada si exceptuamos la música. Sandra se preguntó dónde estarían y yo le dije, que seguro que se estarían fumando un cigarro. Nos sentamos y seguimos bebiendo un poco. Merche me dijo que necesitaba ir al baño, le indique la puerta, se levantó y se fue. Sandra y yo nos quedamos hablando de cosas triviales. Como vi que Merche tardaba le dije a Sandra que ahora volvía. Cuando llegué al pasillo vi en la semi oscuridad a Merche cotilleando en una de las habitaciones. Me acerque sin hacer ruido y estaba mirando en la habitación de dos camas, en cada una de ellas estaban dos de las chicas, llegue hasta donde ella y no se enteró.

            Ya estaba todo dicho. Toque su culo y ella ni se inmuto, era como si me estuviese esperando. Metí mi mano por sus leggins por detrás, hasta llegar a su coñito, estaba empapado de una manera exagerada y me encontré con dos dedos suyos, los quito y me dejo el sitio. Estábamos ensimismados, cuando oímos a Sandra, que nos había visto a nosotros, pero no a las chicas, pero dedujo lo que mirábamos. Merche se giró de una manera veloz y le tapó la boca.

            Deje que se pusiera con su prima para que pudiera ver. Nada más colocarse y ver lo que ocurría en el interior de la habitación hizo amago de irse, pero su prima no le dejo. Me dio la impresión que fue un gesto de compromiso, ya que tampoco tuvo que insistirla mucho. Yo mientras seguía tocando el culo de Merche y no pude con la tentación, dejé de tocar por un momento a Merche y me decidí por tocar a Sandra, aunque esperaba una reacción adversa. Metí mi mano por detrás de la falda y la fui subiendo y para sorpresa mía Sandra no dijo nada de nada. Ni cuando aparte sus braguitas y toque directamente su jugoso coño. Merche se giró y me empezó a besar y me pasaba su mano por encima de mi pantalón tocándome la polla. Le costó un poco, pero logro desabrochar mi pantalón y sacarme la polla, una vez que lo hizo, agarro como pudo mi polla, porque sus manos eran pequeñitas y tiro de ella para llevarme hacia mi habitación que se veía desde ahí porque la puerta estaba abierta.

            Entramos en la habitación y vino detrás Sandra. Cerro la puerta Sandra y prácticamente nos quedamos a oscuras. Merche le dijo a Sandra, mira el tesoro que he encontrado… Merche no perdió el tiempo, encendió una lámpara de una de las mesillas y se desnudó al momento. Tenía un cuerpo morboso, excitante y voluptuoso debido a su embarazo. Estaba muy morena, se le notaba sobre todo por las marcas blancas de la braguita del bañador.

            Yo termine de desnudarme también, mi polla estaba dura y preparada para todo. Me acerque y ella se tumbó en la cama y estiro sus brazos, me agache y nos fundimos en un apasionado beso. Nos olvidamos de todo. Chupaba sus duros y grandes pezones, gemía con mucho deseo. Le tocaba por cualquier sitio y notaba como se convulsionaba de placer. Mientras ella no dejaba de tocar mi polla y mis huevos, con esas pequeñas manitas. Cuando más entusiasmados estábamos, oímos un leve sonido, fue entre un quejido, un gemido o una exclamación. Miramos y vimos que había sido Sandra, nos habíamos olvidado practicante de ella, sin ponernos de acuerdo nos levantamos los dos desnudos y fuimos a por ella, que su mirada estaba llena de dudas, pero de mucho deseo.

            Una vez que estábamos junto a ella, empezamos a desnudarla y ella colaboro, no puso ningún impedimento y Merche agarro una de sus manos y la puso en mi polla, una vez que la agarro empezó un leve movimiento, muy suave. Con timidez. Hasta que su prima nos llevó hasta la cama y con sorna le dijo… “Esto es como montar en bicicleta, así que no te andes con remilgos…” eso fue como si la hubieran empujado o le hubieran dado la salida en una carrera, porque cambio totalmente. Se agacho y casi atropelladamente se llevó mi polla a su boca. Mientras Merche le acariciaba la espalada, como animándole a seguir. Fue cogiendo un ritmo delicioso y vi como lo cambio, mamándola con más ansia, hasta que vi como su prima le estaba metiendo mano a su coñito.

            Ya estábamos los tres en nuestro mejor punto, ya habíamos puesto las cartas sobre la mesa. Estábamos disfrutando de lo lindo. Merche hizo tumbar a su prima boca arriba y sin dudarlo se puso a comerle el coño, quedándose ella con el culo en pompa, toda una invitación. Yo veía la cara de Sandra, una cara congestionada por el placer, con los ojos cerrados, limitándose a sentir el placer, gozando. Me puse detrás de Merche y me agache para meter mi lengua, le comí sobre todo el culito y ella paro de hacer lo que estaba haciendo para decirme, que dejara de hacer eso y se la metiera. Le entraba muy bien, estaba abierta y bien mojadita, hasta que me dijo que cuidado, que le molestaba un poco. No se la había metido toda y ya se quejaba, tendría que ir con más cuidado. Mientras estaba concentrado en eso, me pareció oír la puerta, gire mi cabeza y no me había equivocado, era la putita de Bárbara, venía con una amplia sonrisa, se acercó sin hacer ruido y me beso la boca, la traía mojada, sabia a coñito, esta riquísima.

            Se quedó unos segundos mirando y se acercó a Sandra se agacho y la beso en la boca. En un principio por lo que pude ver, ella correspondió, pero cuando se dio cuenta de quién era, quiso quitarse, pero ninguno se lo permitimos y al final se rindió, se dejó hacer. La cara de satisfacción de Bárbara era absoluta, se veía que le tenía ganas. Ahora se puso con las piernas abiertas en la cara de Sandra y automáticamente su cara lo decía todo, me miraba y se mordía los labios.

            Merche se sequia quejando un poco y Bárbara le dijo… “Que te haga el culito, que es un auténtico maestro y ya verás que placer…” Merche estaba dudosa y Bárbara se levantó, se fue al armario y cogió lubricante, poniéndoselo en el culo, la embadurno bien con sus dedos, para luego hacer lo mismo con mi polla. Se la saqué de su coño y la dirigí a la entrada de su culo, paro de comerle el coño a su prima, costaba un poco al principio, se notaba que no era su primera vez por ahí, estaba muy apretadito daba gusto. Y yo se lo hice saber, diciéndole… “Hace cuanto no te lo follan” ella dijo no mucho, pero el tamaño no era ni de coña el mismo.

            Sandra se acercó a verlo y decía que era increíble que entrara por ahí, no quitaba los ojos. Mientras Bárbara se colocaba el arnés con un vibrador grandísimo y se acercó por detrás de Sandra que dudo un poco, ante lo que Bárbara le dio unos buenos azotes y le dijo que no le estaba pidiendo permiso, que se pusiera como su prima, como una perra, como lo que eran y volvió a azotarle. Me quedé boquiabierto cuando vi la sumisión de Sandra al obedecerla. Y acto seguido se la metió sin contemplaciones.

            La situación y la imagen no podía ser más morbosa, las dos primas siendo folladas y una de cara a la otra, hasta que se morrearon entre ellas. Se notaban o que no follaban hace mucho, o que no las follaban bien. Porque no paraban de gemir, cuando les decía lo putas que eran, en vez de protestar, decían que sí, que lo eran. Pero lo mejor era ver a Bárbara como embestía sin compasión a Sandra, poniendo al máximo el vibrador y como se movían las tetas de las dos, las de ella y las de Sandra. Y las caras de vicio que tenían. La primera en correrse fue Sandra y trato de ser discreta pero no pudo, grito y gimió de una manera gozosa. Pero Bárbara no paro y siguió, la cara de Sandra era de lascivia total. Al momento se corrió Merche, que cuando empezó a correrse, pego su cabeza en la cama y gritaba, “siiiii, siiiii… no pares…” nada más correrse me dijo que me saliese, que tanto movimiento le hacía necesario ir al baño… me quite y tuve que ayudarle a levantarse, se fue al baño de mi habitación.

            Yo deje a Bárbara y a Sandra allí, me fui al otro baño, ya que Merche me pidió de por favor que la dejara un momento sola. Me senté en el bidet y me limpié bien la polla, cuando estaba a punto de terminar, se abrió la puerta y apareció Olga completamente desnuda. Se quedó cortada durante unos segundos, pero rápidamente se rehízo a la sorpresa y sonriendo entro y se sentó en el inodoro. La falda larga no me había permitido verle las piernas bien, eran unas piernas fuertes, unos buenos muslos, pero lo que más me impactaba era, sus grandes tetas, como mínimo más de una 120, algo exagerado, con unos pezones con una aureola muy grande color café, no muy puntiagudo, pero para devorarlas. Ella no me había visto la polla, porque mis manos al estar lavándola, no dejaban verla, pero estaba totalmente dura.

            Cuando acabo de orinar, cogió papel para limpiarse y justo en se momento me levante, quedando mi polla cerca de su cara. Abrió bastante los ojos, imagino que la misma cara que cuando yo vi esas tetazas. Como la vi dudar, me acerqué un poco más y ella abrió la boca dispuesta a recibirla, la chupaba con ganas. Me estaba haciendo una buena mamada, cuando entro Martita, también desnuda y con un cuerpo magnifico, se nos quedó mirando un rato y cuando con una mano la invite a que se acercara se fue como alma que la lleva el diablo. Olga cuando se dio cuenta se sacó la polla de la boca y me dijo… “Esto tenemos que continuarlo en otro momento, ahora tengo que ir con Martita que hoy ha sido su debut en algo inesperado para ella y no es plan de dejarla…” entendí lo que me decía y cada uno se fue a su sitio.

            Cuando entré en la habitación me encontré a Bárbara y Sandra haciendo un 69, mientras Merche tenía el vibrador en su coñito, sin meterlo todo y mirándolas a ellas. Como Merche estaba arriba de Bárbara, me acerqué y me fui lanzado a metérsela, pero ella dio un respingo y se quitó, algo que a esas alturas no me esperaba, me puso una sonrisa y me dijo… “Cariño, ponte algo que yo no tomo nada…” y volvió a la posición que tenía, me puse un condón y se la metí con todas las ganas. Ella, por sus gemidos y ruiditos ininteligibles, al tener la boca ocupada, la recibió de buen agrado. Estuvimos un rato así, hasta que las dos se corrieron casi de forma simultánea. Se la saque y me quite el condón e intente metérsela por el culo, pero ella se negó, no hubo manera de convencerla, ni por mi parte ni por la de Bárbara y su prima.

            Bárbara, con cara orgullosa y desafiante, miro a Sandra diciéndole… “Mira y aprende, estrecha que eres una estrecha… mira cómo se ordeña una buena polla” se colocó en cuatro y me dijo que no me lo pensara, me gustaba cuando se ponía sí, me acerque y se la fui metiendo sin hacer ningún alto, ante los ojos atónitos de Sandra. Luego Bárbara empezó a hacer una autentica exhibición de cómo mover un buen culo como el de ella, cuando esta ensartada por una polla. Lo movía de adelante hacia atrás, de un lado a otro, haciendo como círculos, se había vuelto una autentica maestra.

            Mientras Sandra miraba casi babeando, Merche le paso una mano por detrás y la pellizcaba un pezón. Lo que hacía que la cara de Sandra fuera cambiando a una cara de lujuria. Yo no podía ver la cara de Bárbara, pero ellas sí, pero lo que si podía era oír como se entrecortaba su respiración, como empezó con unos leves gemidos, hasta alcanzar unos gemidos brutales, eso quería decir que estaba muy cerquita, por lo que acelere mis movimientos embistiéndola al máximo, veía como Sandra se tocaba ya descaradamente su coñito, no me aguantaba más y avise de que me corría, Bárbara explosiono a la misma vez que yo y Sandra se corrió a los segundos de haberlo hecho nosotros, con su prima apretando su pezón y mordiendo su cuello.

            Nos quedamos tumbados todos en la cama. Reponiendo las fuerzas un poco. Sandra miro un reloj y al ver la hora, dijo que era tardísimo, que había que marcharse ya. Su prima no estaba por la labor, alegando que más daba si no les esperaba nadie en casa, pero ella erre que erre. Se levantó y se fue al baño.

            Estando en la cama con Bárbara y Merche, Bárbara me dijo… “Ves cómo era como yo te dije… muy dócil” Merche, sonriendo añadió… “Que bien la habéis calado, desde jovencita como tú dices ha sido muy dócil, lo único que le toco un marido imbécil, como el mío… jajaja” yo no hice ningún comentario, me levanté y entre en el baño, Sandra al verme que se estaba duchando se quedó cortada, no esperaba mi presencia. Sin decir nada abrí la mampara de la ducha y me metí. Yo no sé si iba a protestar, a pedirme que me saliera… no la deje hablar. Le di un beso y cuando ella me fue a responder al mismo, mordí su labio inferior, de tal manera que fuera rudo, pero sin llegar a ser lesivo. Mientras agarré sus tetas y las apreté bien, para luego, aunque costaba por estar mojado su cuerpo, agarrar sus pezones y apretárselos fuertemente.

            Se quejaba tímidamente, pero se notaba que no le disgustaba, le di la vuelta bruscamente y se apoyó en la pared, con parte del jabón que le quedaba todavía por alguna parte de su cuerpo, pasé varios dedos por él y luego sin contemplaciones se los metí en su culito, dio un grito de dolor. Pero le dije al oído que a callar y ella cerro la boca. Le follaba el culo con ganas, con brío, se notaba que era un culito virgen, me acerqué a su oído y le dije, “Este culito va a ser mío y lo quiero a más tardar la semana que viene… ¿Qué dices?” ella se limitó a afirmar con su cabeza, metí mas fuerte mis dedos, se le escapo un quejido y le dije que no la oía, ella me dijo que sí, pero de una forma tímida. Volví otra vez y esta vez ya me dijo un si más potente. Saque suavemente los dedos. Una vez que se relajó y después de ducharnos mutuamente, vi que tenía ganas de que le hiciera algo allí mismo, pero opté por dejarla con ganas y me salí, mientras me secaba le dije… “Ya te avisare del día, pero estate dispuesta porque no te avisare con tiempo…” ella me dijo un escueto… “vale, cuando tú digas”

            Cuando salimos ya estaban todas vestidas, por lo que se ve Bárbara y Merche habían dicho que era hora de marcharse. Yo sali con la toalla a la cintura, mientras Sandra se vestía. Una vez que llegue al salón, pare la música y puse las luces normales. Cuando salió Sandra estábamos todos hablando de todo, bueno todos no, porque Martita estaba con cara avergonzada y Sandra cuando llego igual. Me fui despidiendo de todas, de una manera normal. Y fueron saliendo de casa, deje para lo último a Martita, que sin cerrar la puerta del todo, me quede con ella sola y le di un buen morreo de despedida metiéndole mano por debajo de la falda, diciéndole que la próxima vez la devoraría entera. No dijo nada y se fue.

 

Dedicado este relato a una pareja simpática y excepcional, LOURDES Y ADOLFO.

 

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