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Una relación inesperada, pero gratificante.

en Sexo con maduras

Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que el tenerla es señal de tener vida, pero vida enferma y mal dispuesta.

MIGUEL DE CERVANTES

 

Yo me las prometía muy felices, no podía haber entrado con mejor pie en mi nueva vida, pero que equivocado que estaba. Todo se torció bastante debido al trabajo. Llego la gente que estaba de vacaciones y entre esa gente había varias mujeres que despertaron mucho mi interés. El trabajo se convirtió de pronto en una vorágine. Varios proyectos tenían que estar acabados en un mes máximo, las horas de trabajo aumentaron de forma considerable, bajo la promesa de compensación económica y cuando se pudiera de algún día libre. Por lo que me di cuenta eso debía ser algo habitual, porque la gente lo tomo con la mayor naturalidad.

                Esta situación me llevo a terminar muy tarde todos los días y a trabajar más de un fin de semana, una locura. Pero me vino bien para estrechar lazos con gente de trabajo y lograr aproximarme a más de una compañera, pero simplemente eso aproximación, por lo que se ve mis “encantos” no daban sus frutos como otras veces. Y entraba en periodo de sequía. Dolors por llegar tan tarde a casa, no había manera de que se pudiera escapar, el único contacto, era la ropa planchada que me dejaba, pues tenis llave de mi casa. Con Carmencita tres cuartos de lo mismo. Iris al tener críos su tiempo también era limitado y Neus se había ido fuera a un curso de promoción para subir de categoría.

                Para tratar de subsanar todo esto, ya que tampoco conocía la ciudad lo suficiente para saber los sitios donde ir a divertirse. Puse varios anuncios en una página de internet, para conocer tanto a mujeres, en especial maduras o parejas. Pero después de bastantes contactos no me decidía por ninguno y las pajas ya me satisfacían poco, pero tampoco era cuestión de irse con cualquiera. Aunque este muy manoseado lo que voy a decir, conmigo era la pura verdad, el físico es importante, pero más me atraía una mirada “golfa” de una mujer que su cuerpo. Yo sé que más de uno y de una me entenderá.

                Llevaba ya exactamente 43 días sin hacer nada con nadie. Era domingo y el día anterior estuvimos trabajando hasta las nueve de la noche, después me fui a cenar, visité varios sitios que me habían dicho, pero me volví para casa tarde y cansado. A las 11 en punto de la mañana y en pleno sueño, el timbre sonó varias veces, como duermo siempre completamente desnudo, me puse un pantalón corto que tengo siempre a mano por si acaso y una camiseta, me lo puse y salí a abrir. Era mi tía Marisa. Nada más verme me pidió disculpas, porque estaba claro que acababa de despertarme. Le deje pasar y fuimos para la cocina, necesitaba tomar algo. Abrí la nevera y cogí una botella de zumo, me llené un vaso y vi el careto de mi tía, se la veía cada día más mustia, aunque fingía una alegría antinatural. Le dije… “Mira tía, me voy a dar una ducha rápida y ahora cuando salga, me vas a contar que narices te pasa” no espere contestación y me fui a duchar.

                Termine de ducharme y mientras me vestía, pensé que, si no me quería contar nada, tampoco insistiría. Aunque a pesar de que a mi padre no le caía bien, conmigo se portaba de forma excelente. Cuando iba en dirección a la cocina, podía oler el café, cuando llegue tenia café y tostadas, que detallazo.

-Muchas gracias Marisa, ha sido todo un detalle. Pero ahora al grano… ¿Qué es lo que te pasa y dime si te puedo ayudar? Porque está claro que algo te pasa y desde hace tiempo.

-Es que…

-Perdona que te corte ni es que ni nada. Tampoco me vengas conque soy muy joven, que de lo que sea no entiendo… Que la edad sea la que sea, no quiere decir que uno sea listo ni tonto.

-Vale, vale, no te aceleres. Pero es que no sé por dónde empezar.

-Pues es muy fácil hazlo por el principio, que yo no te interrumpiré ni diré nada si tu no me preguntas. De momento me limitare a escuchar, que saber escuchar también es muy importante. Lo que, si tienes que tener claro que yo no doy consejos, si se me pregunta doy mi opinión y punto.

-Lo mismo me alargo y me repito, pero… Mira tanto a tu padre como a tu tío los conocí en un viaje fin de curso que fuimos a Madrid. Tu tío y yo tonteamos y luego nos carteamos, el busco las maneras de venir a estudiar a donde estaba yo. Y nada más acabar la carrera él nos casamos. Imagino que como muchas otras parejas. Luego llegaron los hijos, mudanzas de vivienda, buscando siempre una mejor, luego el traslado por el trabajo, por subir de categoría tu tío, hasta estar donde estamos. Aunque en esos primeros tiempos no era infeliz, ni mucho menos, tampoco era la felicidad que yo siempre había soñado, pero me resigne a que era lo más próximo. Pasaba el tiempo y me di cuenta de que me dejaba llevar y ya se convertía todo en aburrimiento. Lo teníamos todo, cualquier pareja nos envidiaría por lo que habíamos conseguido. Pero yo notaba que, en vez de ir a mejor, me daba la sensación de que todo se torcía. Nos distanciábamos poco a poco. ¿te estoy cansando o aburriendo?

-En absoluto, te escuchó atentamente. (Imaginaba que le había puesto los cuernos y ahora tenía remordimientos)

-Pues continuo. Apenas hablábamos y ya cuando los niños se fueron al internado, el derrumbe fue total. Llegue a pensar que Jaime estaba con otra. Por lo que contrate a un detective, pero al mes me dijo que no había detectado nada anormal, que era un hombre de hábitos y que lo único que se salía de su norma, era que los jueves como un reloj, iba a una cafetería, se tomaba un par de copas y se fumaba un puro, mientras rellenaba detenidamente boletos de las quinielas de futbol. (Yo sabía que mi tío no podía fumar ni beber) no conforme con ellos contrate dos nuevos detectives y prácticamente me informaron de lo mismo. Mientras investigaban, yo me veía gorda, fea, me veía muy mal. Por lo que decidí empezar a ir al gimnasio, a hacer dieta, vamos a cuidarme.

-Te he dicho que no te interrumpiría, pero no sé cómo estarías antes, pero que sepas que ahora se te ve, más que bien. (Me empecé a fijar en ella y en como venía vestida) Pero continua.

-Las relaciones y ya me entiendes cuales, se fueron distanciando en el tiempo hasta ser nulas. No es que antes fuéramos “maquinas” pero… ya me entiendes, hacíamos nuestras cosas. (se puso algo colorada) consulte con amigas, incluso llame a un programa de radio que tocaban estos temas, lógicamente con otro nombre y todas las respuestas llegaban a la misma conclusión, había que poner chispa en nuestras relaciones. Trate de añadir películas de alto voltaje, me compre ropas de noche muy sugestiva… pero ahí se cerró en banda y hasta hoy. Creo que he entrado en crisis y le amo mucho, pero quiero… no se… otra cosa, no se explicarme. Más o menos es esto lo que me pasa. Aunque no me he adentrado en dar muchos detalles, porque me corta bastante hablarlo contigo. No me mires así, ya sé que es difícil entenderme y menos tú.

-Que va, te entiendo perfectamente.

-Eso lo dices para tranquilizarme. Te lo agradezco.

-En absoluto, estas muy equivocada, si he dicho que te entiendo, es porque te entiendo, aunque sé que te has guardado muchas cosas.

- ¿En qué me has entendido? Que te veo muy seguro.

-Tu situación es bastante común y he conocido varias mujeres en tu misma situación. Seguro que tú siempre has pensado más en tu pareja, que ella en ti. Que él te ha dicho lo que quería que le hicieses y tú se lo hiciste, aunque en algún caso no te hiciese mucha gracia. Pero tú no fuiste capaz de decirle lo que te gustaba o deseabas que te hiciese, incluso elegir la posición favorita tuya. Y si se lo pediste, en algún momento te diría que eso no es de una mujer decente. Incluso en algún momento te estresarías, te obsesionarías, con hacer lo que él quiere que tú no llegarías fácilmente al orgasmo. Pero por lo que dices, al final llegarías como mínimo a una medio depresión, que te haría bajar en tu rendimiento en todo y tu autoestima te haría sentirte insegura, incluso actualmente. Hasta el extremo que ni masturbándote llegas al orgasmo. O si llegas no te sientes bien. (Su cara era de desconcierto, se notaba que no se había esperado esa respuesta)

-Veo que tienes mucha imaginación, porque yo no he dicho nada de eso (Me dijo después de rehacerse y con voz contenida)

-Pues me habré equivocado, así que me callo. Me he confundido.

-No, no te calles sigue hablando, que me hace gracia tu visión de las cosas.

-Que no, que no estoy para contar chistes, que yo hablaba muy en serio, pero si uno se equivoca debe saber pedir disculpas y en este caso, además callar.

            Ella se levantó algo nerviosa y dijo que se marchaba, que, aunque no estaba mi tío, tenía cosas que hacer. Íbamos hacia la puerta, hablando de que mi tío se había ido a Valencia a ver el partido Valencia-Barça con la peña de la que era socio. Cuando ya iba a abrir la puerta, se puso a llorar, la abrace y no había manera de consolarla, me estaba hasta angustiando. Me reconoció entre lágrimas de que no me había equivocado, que me había quedado corto. Esta vez fuimos al salón, se fue calmando poco a poco y se fue al baño, porque el rimmel se le había corrido quedando su cara manchada.

            Cuando se fue al baño, empecé a verla con otros ojos, cuando la abracé para consolarla, la sentí muy pequeñita, muy frágil. Desde que llegué allí, siempre la vi con faldas y muy arreglada. Ni una sola mañana cuando coincidimos recién levantados, la vi de otra manera, hasta que no estaba perfectamente arreglada, no aprecia. Sus piernas se veían fuertes, pero como ya dije al principio muy estilizadas, delgada y con caderas anchas, pero bien puestas. Según se fue, empecé a verla con otros ojos. Supongo que además de por mis “necesidades” por todo lo que me había enterado, suponiendo que llevaba mucho sin hacer nada y sobre todo convencido de que no se la habían follado bien nunca.

            Regreso con mejor cara en todos los sentidos y solo me dijo que estaba un poco avergonzada. Yo le quité importancia y fui directo preguntándola si no le había puesto nunca los cuernos al tío. Ella se quedó dudando si contestarme, diciéndome que no pero que un par de veces estuvo a punto. Por lo que me conto fue con dos que conoció por internet, que cuando se encontraron, no eran nada parecidos a lo que le habían dicho. Y que al final desistió. Sabía que ese era mi momento, diciéndole a sabiendas de lo que me iba a responder (Que era mayor, que como se iban a fijar en ella…) que lo que tenía que hacer es buscarse algún jovencito, que seguro que le daban lo que necesitaba.

            Como esperaba se puso colorada y me dijo todo lo que yo había pensado. Por lo que tenía preparada mi respuesta, diciéndole que estaba muy bien, que más de uno se daría un festín con ella. Me llamo exagerado, mentiroso, pero esta vez medio sonriendo. Para acabar añadiendo, que se sentiría perdida además de por la diferencia de edad por lo pazguata que era ella con el sexo. No quise darle ni un respiro diciéndole que nunca es tarde para aprender y que seguro que algo habría visto ella por internet o por algún sitio. No me hizo falta que me contestara porque se puso roja. Así que lo di por confirmado y le pregunté que le había llamado más la atención. Mirándome con esos ojos grandes y oscuros, me dijo… “TODO…” pero no quiso detallar. Algo dubitativa y sin mirarme a los ojos me pregunto… “¿Y tú como sabes tanto de esto?” porque conozco y he estado con muchas maduras, para que mentirte. Con cara de sorpresa dijo “¿SIIII…?” y yo riéndome dije… “SIIII…” no habiendo más comentarios por su parte ni más preguntas.

            Se levantó tranquilamente y como a forma de disculpa, pero dando la sensación de que buscaba una escapatoria, se disculpó por tener que marcharse. Yo irónicamente le dije que no hacía falta que saliera corriendo que no me la iba a comer. Ella un poco turbada me contesto que de ninguna manera había pensado eso y cambio completamente de tema, me decía que debía descansar más, que tampoco era bueno trabajar tanto, le seguí la corriente diciéndola que era solo una temporada que luego todo volvería a la normalidad. Ella me invito a comer, pero rehusé la invitación, le dije que pensaba comer cualquier cosa y trabajar un poco en el proyecto en el que estaba trabajando. Pero añadí que, si ella quería, después de comer se viniera aquí, tomábamos algo y como el tío tardaría en llegar, aprovecharíamos para relajarnos algo los dos. Lo dije claramente con segundas intenciones y ella se dio cuenta porque se puso bastante colorada. Pero la muy falsa hizo como si no lo hubiera pillado. Empezando a poner disculpas de todo tipo. Una vez abierta la puerta y como no paraba de hablar, le puse un dedo en sus labios y le dije… “Tú misma, ya sabes lo que te he dicho y los dos sabemos que me has entendido, la última palabra la tienes tu y yo estaré aquí” le di un beso muy suave y provocador en su mejilla, para luego cerrar la puerta. Miré por la mirilla y vi que esperaba el ascensor con la mano puesta donde le había dado el beso, mirando de vez en cuando hacia la puerta. Incluso hizo un amago de volver, pero al final se marchó.

            Comí rápido y no tenía ni idea de la hora, pero calculo que llevaba un par de horas trabajando cuando sonó el timbre. Antes de abrir la puerta mire por la mirilla, era Marisa, se estiraba la ropa, note su nerviosismo. Abrí la puerta y con una amplia sonrisa me dijo… “Venga, donde esta ese café al que me ibas a invitar, que he venido para que te despejes un poco…” lo decía todo como si estuviera normal, pero nada de eso, se la veía nerviosísima. Le dije que pasara, pero nada más cerrar la puerta, agarre una de sus manos, que por cierto la tenía helada. Y cuando se quedó mirando, que tuvo que subir la barbilla para verme bien, no lo pensé ni lo dude. Me agache un poco y bese sus labios. Ella respondió al beso temerosamente.

            No tardo en animarse y ya lo daba con más soltura. Mientras nos besábamos, mis manos acariciaban su cuerpo por encima de su ropa, se perdía entre mis brazos. Ella entonces empezó a decir, que había sido una equivocación venir, que no estaba bien todo eso, que era una locura… yo no le decía nada, simplemente fui desabrochando su blusa y ella me agarraba las manos, pero sin impedir que hiciera lo que estaba haciendo. Ante tanto remordimiento por parte de ella, me limite a cogerla en brazos y una vez que ya la tenía entre mis brazos, la bese profundamente y la lleve hacia mi habitación. Ya no decía nada, se limitó a abrazar mi cuello y pegar su cabeza en mi pecho.

            Una vez la deje en la cama, ella estaba en sujetador y con la falda. Sin dejar de mirarla me fui quitando mi ropa sin dejar de mirarla, que ella tenía los brazos medio cruzados tapando la parte de arriba de su cuerpo. Me quede completamente desnudo y notaba como ella no sabía dónde mirar, pero al final me miraba detenidamente. Me tumbe junto a ella, volviéndonos a besar. Esta vez ella estaba más lanzada, se dejaba hacer, hasta que quise quitarle el sujetador y me dijo que bajara las persianas, que prefería a oscuras. Me levante y baje las persianas, medio cerré la puerta, dejando solo una pequeña rendija, por donde apenas entraba nada de luz.

            Cuando me volví a tumbar pude apreciar que se había quitado todo menos las bragas. Nos besamos nuevamente y después con una lentitud total, me dedique a lamer y besar todo su cuerpo. Empecé por el cuello, sus orejas. Hasta que note como se retorcía, como su piel se erizaba. Luego fui bajando hasta llegar a esas tetitas pequeñitas que tenía, eran casi más grande los pezones que las tetas, pezones muy duros. Cuando los lamia y los apretaba con mis labios, ella me garraba la cabeza y se le escapaba un…. “siiiii” le estaba gustando mucho. Cuando lamia y mordisqueaba su tripa note que le gustaba pero que se sentía incomoda, por lo que deje de hacerlo, si eso volvería luego. Una cosa que me llamo mucho la atención es que olía a recién duchada, ósea que sabía de sobra a lo que venía.

            Me fue muy fácil quitar sus bragas ella colaboro plenamente. Mordisquee y lamí sus muslos, pero ella estaba indecisa en que subiera más, tenía el coñito muy velludo. Con voz entrecortada me decía que le daba vergüenza, que nunca se lo habían hecho. No espere más ni la hice caso. Mi boca y mi lengua fueron en busca de su coñito. Cuando noto mi lengua, su gemido fue muy fuerte. Quito las manos y me dejo hacer lo que yo quería. Levantaba sus caderas para que mi boca atrapara mejor su coño, estaba fuera de sí. Yo trataba de que hablara, de que me dijera como se sentía, pero ella no decía nada, solo se limitaba a contener su “furia” mientras mis dedos empezaron a entrar en su coñito, que estaba ya bien mojado y cuando los noto solo salió por su boca un… “Aaaahhhhhhhh” de gusto. Ahora le di la vuelta quedando boca abajo, mordisqueé nuevamente sus muslos y no dejaba de follarla con mis dedos, ella movía su culo con mucha suavidad, empecé a mordisquear sus nalgas, algunas veces subí la intensidad, escapándosele algo difícil de identificar, porque era entre quejido y gemido. Pero no protestaba. Cuando si se quejó, cuando sí quiso poner algún tipo de queja, fue cuando noto que mi lengua se abrió paso entra sus nalgas, para llegar a su culito.

            Pero según noto mi lengua y mis dedos con más fuerza en su coño, las protestas pasaron una aceptación total. Por fin hablo y con una voz muy débil, me dijo que porque no volvía a hacerle lo del principio que está cerca de “llegar” la entendí perfectamente y me tumbe en la cama, hice que se sentara sobre mi boca, notaba como restregaba bien su coño en mi boca, pero no perdió el tiempo, se agarró bien a mi polla y empezó a comérsela. A diferencia de lo que pensé, la polla la comía muy bien y con muchas ganas. Aproveche para con mis dedos tocar la entrada de su ano, ella hacía gestos como de no gustarle, pero estaba tan apunto, que me dejo seguir y note perfectamente cuando se iba a correr, atrape entre mis labios su clítoris y con la punta de mi lengua se la pase por él. Fue una auténtica explosión por parte de ella.

            Le levante prácticamente al vuelo y la coloqué de tal manera que mi polla quedara en la entrada de su coño. Ella agarro mi polla y se la termino de colocar bien. En ese momento estiré mi mano y encendí la luz. Ella se quedó cortada, pero no deje que se moviera, era una visión colosal, era una mujer madura, con su cara desencajada por el placer mientras iba introduciéndose ella sola y a su ritmo mi polla. Sus ojos, su boca, sus labios brillantes por la humedad que producía su saliva. Hasta que por fin ya se había metido toda la polla, en ese momento abrió los ojos y me miro como diciéndome, lo creía imposible la tengo toda dentro. Ahora apoyaba sus pequeñas manos, que ya no estaban frías sobre mi tripa, empezando un vaivén con su cuerpo. No quedaba en ella en ese momento ningún rastro de vergüenza. Me incorpore un poco para poder comerme esos pezones rositas que tenía, bastante grandes y duritos. Pero aproveche también para seguir con mis dedos en su culito, ella me miro como avergonzada, pero no dijo nada, simplemente se abrazó a mí para que nuestras miradas no coincidieran.

            Me costó porque ella se puso tensa, pero al final uno de mis dedos entro en su culito, por cierto, apretadísimo. Pero no le debió disgustar mucho, porque aumento sus movimientos. Su cabeza estaba como caída y su respiración iba en aumento. Me dijo que me pusiera algo de protección o que me tenía que salir. Intente sacarla para ponerme un condón, pero ella no estaba por la labor, hasta que refunfuñando se salió. Me puse un condón y ella estaba tumbada boca arriba. Le agarre por sus tobillos y estando de pie la atraje hacia el borde de la cama, ella miraba intrigada y le dije que se pusiera a cuatro patas. Ella no quería, le daba mucha vergüenza, por lo que podía ver era muy clásica, pero decidí tomar las riendas y no le di opción. Follandola en esa posición, a las pocas embestidas ya no decía nada, pero cuando fui un poco más rápido, me decía que, con cuidado, que ella era pequeñita.

            No sé porque lo dijo, porque le entraba estupendamente y hasta el fondo. Al rato ya me animaba a que fuera más rápido. En esa posición, con esas anchas caderas el culito se veía muy provocador, sabía que tarde o temprano seria mío y eso me ponía más burro y más cachondo. Se corrió prácticamente dos veces seguidas, la primera hasta tuve dudas, pero de la segunda ya no. Seguí embistiéndola con rabia hasta que me corrí yo de una forma exagerada. Cuando por fin saque mi polla de su coñito, el condón salía bien lleno, tanto que llamo la atención de Marisa, que inocentemente me pregunto… “¿todo eso es tuyo?” yo bromeando le dije… “No, he ido recolectándolo” ella sonriendo me dio un golpe en el pecho.

            Mientras se iba vistiendo, me decía que no mirara y también me decía que Jaime se daría cuenta, que no podría mirarnos a la cara, que vaya remordimientos. Yo con toda tranquilidad le decía que eso se le pasaría en un par de días. Que luego lo que le quedaría es… el deseo de repetir. Ella mirándome con cara seria me decía que eso lo podía ir olvidando ya, que había sido un momento de debilidad. Yo escuchaba y pensaba la cantidad de veces que había oído eso y por lo que se ve se me escapo una sonrisa involuntaria, porque mi tía me dijo que de que me reía. Yo con total serenidad le dije… “Mira Marisa. Esto es así de claro, si lo has pasado bien, si has disfrutado y gozado a tope. Buscaras la forma de repetir y si no ha sido así, no volverá a pasar más” ella de forma espontánea me contesto… “Pues entonces es fácil, no volverá a pasar” y muy orgullosa, tal vez con algo de altivez se marchó sin mirar atrás.

            Sobre las ocho de la tarde recibí una llamada de teléfono inesperada, era mi tío que me decía que fuera a cenar con ellos y que me tenía una sorpresa. No pensé que sospechara nada, porque se le veía de buen humor. A la hora aproximada salí de mi casa y como no la rubita jovencita, que no me acodaba del nombre “coincidió” una vez más conmigo. Era sorprendente y eso que llevaba con un horario descontinuo más de un mes. No sabía cómo podía hacerlo, si bajaba en el ascensor, paraba en su planta que era la de abajo y si lo hacía por la escalera, también me la encontraba. Y lo mejor, era una “provocadora” nata, no como la hermana. Y sus padres y el hermano, eran un misterio para mí, porque no los había visto en todo ese tiempo.

            Llegue a casa de mis tíos después del oportuno tonteo con la rubita. Nada más abrirme Carmencita y con mucho disimulo, le toqué y apreté el culo fuertemente. Ella se limitó a mirarme con cara de deseo, para a continuación y tratándome de usted, me dijo que mi tío me esperaba en el salón. Allí estaban los dos, mi tío con un montón de papeles y lo que parecían revistas y mi tía haciendo que leía un libro, porque me miraba disimuladamente, pero, aunque no quisiera admitirlo con mucha mejor cara.  

            Mi tío nada más verme, me hizo sentar en la silla junto a él, ya que estaba con todos los papeles en la mesa de comer. Resulta que tenía un buen amigo que a su vez tenía un concesionario de coches, de una marca muy conocida además de cara. Como ya se llegaba a final de ejercicio y por lo que se ve no habían llegado al cupo establecido, ellos mismos compraban coches y luego los vendía como de kilómetro cero o algo así y más baratos. Él había conseguido que me hicieran mejor precio y con todos los extras habidos y por haber. El problema es que yo no quería ningún coche, con el que tenía, aunque algo usado ya, me valía de momento, porque en ese momento y aunque ganaba bien, no me quería meter en gastos que para mí eran innecesarios. Después de mucho hablar, mi tío, quise no disgustarle y le dije que lo vería y estudiaría, que me había pillado desprevenido y no sabía. El me dio varias revistas con distintos modelos y con la respectiva documentación del coste y financiación.  

            Cenamos en la mesa pequeña los tres y yo aproveche para acariciar a mi tía, tanto con las manos como con mi pie. Ella aguantó estoicamente mis caricias, no se le notaba nada. Hasta mi tío se dio cuenta de que estaba distinta, porque comento… “Ya has aprovechado, te has ido con tus amigas y habéis bebido un poco más de la cuenta, se te nota” mi tía con cara de solemnidad, le dijo que se equivocaba, que no había ido con sus amigas, pero que en lo de la copita tenía razón, que, si había tomado algo, pero en casa. Mi tío todo chulo dijo… “Menudo ojo clínico que tengo… no se me escapa una” y nos reímos los tres.  

            Mi tío fue a hacer algo y nos dejó solos un momento. Mi tía con una mirada desafiante me pregunto…” ¿Es que no tienes remordimientos?” yo con total tranquilidad le dije… “Tendría remordimientos si lo hubiera pasado mal, pero por perder el tiempo. Pero como lo he pasado genial y sé que lo pasaremos mejor, para que tener remordimientos” medio tartamudeo, se atoro un poco, pero una vez se recompuso me replico… “Pues yo si tengo remordimientos y mucho. Por lo que quiere decir que no lo pase bien, por lo que olvídate de eso de pasarlo mejor, no soy una mujer que tropiece dos veces en la misma piedra y de este tema ya no se volverá a hablar” quedando la cosa así. Poco después me fui para casa.  

            Otro día de trabajo, nada más llegar vi como iris me hacia una señal, me acerque al mostrador y me entrego unos papeles y me guiño el ojo. Entre los papeles había una nota para desayunar a las 10,30, una vez que la vis, con un gesto le indique que sí. Eso suponía que había muchas posibilidades de “fiesta”. Desayunando me conto que posiblemente en 15 días los críos estarían de fin de semana con los abuelos. Me quedé defraudado y se lo dije, que 15 días eran muchos y ella con bastante sorna me dijo, que ya seria para menos, que seguro que me estaba “beneficiando” a alguna. Le dije que se equivocaba, que con las únicas que había tenido algo era con ella y Neus. Su contestación fue que no se lo podía creer, porque ya había oído muchos “comentarios” sobre mí por parte de varias mujeres, quise saber más y ella riéndose me dijo que no iba a ayudar a la competencia. Trate de convencerla para quedar, aunque fuera un rato nada mas o que me invitara a su casa con la excusa de llevarle yo algunos papeles, pero me dijo que imposible y que en casa con sus hijos nada de nada. Pero al ver mi cara me dijo… “Pero no descartes que lo mismo antes de 15 días te doy una pequeña sorpresa” eso ya me gusto más.  

            La conversación con Iris y eso que no fue muy caliente, me puso bastante a tono. Cuando regrese a mi planta, me llamaron los compañeros que hacíamos nuestro grupo de trabajo. En total éramos 14 personas, 10 mujeres y 4 hombres. Fuimos a una de las salas y estaba el director técnico. Hablo de los proyectos que teníamos entre manos y nos dijo que como habían visto que era materialmente imposible llevar a término todos antes de la fecha prevista y que el fin de año está cerca, se había decidido dejar todos para el próximo ejercicio a excepción de los tres más avanzados. Después de dejar claro que no estaban muy contentos de como se había llevado todo, habían decidió hacer tres grupos de cuatro personas. Que tres personas los coordinarían y elegirían sus componentes. Que como sobrarían dos personas, esas dos personas quedarían como apoyo para cualquier eventualidad y mientras se dedicarían a la parte administrativa. Dio los tres nombres. Primero dijo que Carmina seria la responsable del primer equipo diciendo el proyecto que iba a encabezar. Pude oír mientras el director hablaba, que alguna decía que se lo habían dado porque se tiraba a una persona. Luego dieron el nombre de la segunda persona Roser y dijeron el proyecto. Paso como con la anterior, que si seguro que se la chupaba a alguien… y otras lindezas. Igual que a Carmina no la veía yo muy preparada a Roser si la veía muy preparada. El tercer nombre fue el mío, hasta me atragante. El más joven, el último en llegar… todo lo que estarían pensando de mí. El director explico que se me contrato para desatascar el proyecto que me tocaba dirigir, porque hasta que yo llegue estaba paralizado y sin avances. Al finalizar el director solo dijo que a trabajar y a espabilarse.

            Una vez que nos quedamos solos, todo el mundo quería hablar y se formó un pequeño follón con tanto ruido. Estaba claro que nadie quería ser de las dos personas que se quedaran sin grupo. A mí me alegro que me eligieran a mí y más para ese proyecto en concreto, que yo lo tenía muy avanzado, sobre todo por las horas que le dedique en mi casa. Que me lo reconocerán me lleno de orgullo. Carmina pidió silencio y ella muy digna como si fuera la gran jefa, pidió a todos que salieran, para que nosotros pudiéramos elegir sin presiones a las personas que compondrían los grupos. La cara de más de uno y una, fue de contención para no decir alguna barbaridad y yo dije que me dejaran una hora para hacer mi elección, que no era cuestión de hacerlo deprisa, corriendo y en 5 minutos, ahora Carmina era la que me miraba con malos ojos. Yo no sabía a quién podía elegir, sobre todo porque de ese proyecto la gente paso mucho, pensando en que no saldría. Se dedicaron más al resto de proyectos. Por lo que tenía claro como haría mi elección…

            Me estaban agobiando un poco, pero me vino un ángel a ver, ese ángel era Iris. Traía unos papeles diciendo que eran de otro departamento. Yo no sabía que eso estaba dentro de sus funciones, pero me vino muy bien. Y como antes me hizo señas. Rebusqué y en cuanto vio que encontré el papel se despidió de todo el mundo y se fue. El papel decía… “YA LLEGO LA SORPRESA, ASEO DE CHICAS, PERO YA, QUE TENGO POCO TIEMPO” mi polla fue un resorte. Mientras seguían todos en grupitos hablando, yo disimuladamente salí de la oficina y me dirigí para los aseos. Abrí con decisión la puerta y en uno de los reservados del baño, estaba Iris que me hacía señas con la mano para que me diera prisa, nada más entrar echo el pestillo.

            Mientras me quitaba la corbata, me desabrochaba la camisa, me decía que solo teníamos cinco minutos. Se la veía y se la notaba tan necesitada o más que yo. Eso me ponía cachondo, mientras ella con sus manos expertas me desabrochaba el cinturón del pantalón, yo metí mis manos para quitarle las bragas o lo que llevase, pero mordisqueándome la oreja me dijo, que ya venía preparada para ahorrarme trabajo, venia sin nada. Y estaba totalmente mojada. Me senté en el inodoro y ella se agacho un poco me dijo que, para lubricármela, cosa que no hacía falta tal como tenía ella su coñito y mirándola con ojos perversos, le dije… “Como te dice el cornudo de tu marido, vamos puta clávatela” ella me dio un par de mamadas más y se puso de pie, abriéndose de piernas y colocando su coño a la altura de mi polla. Me miraba fijamente a los ojos y se fue dejando caer suavemente, se mordía los labios, notaba como iba entrando toda mi polla, estaba muy mojada, hasta que por fin se dejó caer del todo, escapándosenos un suspiro a los dos. Que caliente había sido ese momento.

            Aunque al principio dijo que tenía mucha prisa, no lo parecía porque más que follar se contoneaba, se movía sin levantarse, se veía que lo estaba saboreando. Fui desabrochando su camisa y ella se metió las manos por detrás dejando sus tetas al aire una vez que se desabrocho el sujetador, me agarro del cuello y acerco un pezón a mi boca, empecé a devorarlo y ella acariciaba con sus dos manos mi nuca, sin permitirme dejar de hacer lo que hacía. Ahora si empezó a moverse con más ganas. Ya teníamos los dos, buen ritmo, mis dedos los tenia ahora en su culito, que cuando los metí entraron muy fácilmente, ella acerco otra vez su boca a mi oído diciéndome muy sugestivamente, que ya lo había dejado preparado, menuda puta ésta echa la modosita, le dije.

            Cuando estábamos más entusiasmados, oímos como entraba alguien, se oyeron perfectamente los tacones. Había silencio y nos quedamos quietos en un principio, bueno exactamente quietos nos, porque Iris se contoneaba sin hacer nada de ruido. Oímos como abrían todos los reservados, hasta que llegaron al nuestro, que fue cuando me fije que no tenía pestillo sino cerradura y me fije porque una de las voces, golpeo la puerta y otra voz distinta dijo que ese era de utensilios.

            Iris, estaba muy tranquila se movía suavemente, subía y bajaba con deleite y me mordía los labios. Notaba como ella se había llevado una mano a su clítoris y se tocaba mientras follabamos. Veía como hacia aspavientos, estaba muy cachonda, sus ojos lo decían todo. Cuando pudimos oír como la conversación, que se había iniciado con un es injusto que eligieran a Carmina, de Roser era menor la queja. Logré distinguir a Noemí y Joana, pero a la tercera en discordia no supe quién podía ser, porque hablaba prácticamente con monosílabos.

NOEMI-A Carlos era lógico que lo eligieran para ese proyecto en concreto, el chaval se lo ha currado, llevábamos estancados meses.

JOANA-Si, eso es verdad, además que coño, esta para hacerle un favor.

NOEMI-Además que sí.

DESCONOCIDA-Chicas…

JOANA-No digas que no está para merendárselo. Y si lo tiene todo igual al resto, entonces es… comida, merienda, cena y desayuno. ¿O no?

NOEMI-Lo mismo luego dura poco, ya sabes que más vale chiquitita pero juguetona.

JOANA-Tu dame una buena verga, que ya la enseño yo. (Se oyeron risas)

DESCONOCIDA-Cortaros…

JOANA-Venga que tú no te lo llevabas al huerto. Si desde que has quedado viuda no te has comido nada. Y ya va para… ¿Cuatro años?

DESCONOCIDAD-Cinco.

JOANA-Pues yo creo que ese te quitaba el luto bien quitado.

NOEMI-Si porque a tu paso hará falta taladradora. (Se volvieron a reír) Aunque me da que es del otro “bando” no os habéis fijado que no presta atención a las mujeres.

            Se oyó nuevamente la puerta y se oyó un… “Hola chicas, que conspirando… ya sabéis con quien nos tocara” hablaron de todo un poco y al final se marcharon todas. Una vez que volvió el silencio, Iris se corría mordiéndome con desesperación y aguantando el gritar, gemir o cualquier expresión en alto. Yo sabía que me quedaba bastante para correrme un montón, por lo que hice que se pusiera ella sentada ahora en el inodoro y yo me pajeaba mientras ella me la mamaba, hasta que estaba a punto de correrme y empecé a llenarle la boca de leche, le cayó hasta en las tetas, en el sujetador que estaba por medio y algo en la camisa. Ella después de limpiar toda mi polla bien con su boca y con su lengua, medio riendo y en voz baja, me dijo… “Había leche hasta para las tres putas esas” le pregunte si había y me contesto que la única voz clara, era la inconfundible Joana. Se limpió todo lo que pudo, diciéndome que estuviera atento, que saldría ella primero y cuando oyera dos golpes en la puerta de fuera, saliera corriendo, que era que estaba todo despejado. Me puse bien la corbata, alise mi camisa y me prepare. Ella salió y al rato oí los golpes salí veloz y nadie nos pilló. Ella se fue tranquila como si no me hubiera visto para los ascensores y yo para la oficina.

            Nada más entrar vi que estaban otra vez en la sala Carmina y Roser. Me hubiera gustado saber quién era la tercera del aseo. Pero sobre todo por la cara de Carmina, sabía que no tendría tiempo de hacer averiguaciones. Mi intención en un principio era saber quién era viuda. Pero entre con cara angelical a la sala y sobre todo dirigiéndome a Carmina, les pedí el favor de que me dejaran elegir a mi primero ya que no conocía todavía bien al resto de la gente. Carmina toda chula me dijo tienes diez minutos. Volví a salir de la sala y no perdí el tiempo, me acerqué a la mesa de Joana (44 años, casada, el marido trabajaba en la misma empresa, pero en otro departamento. Sobre el 1,65-1.70. Con algún kilito de más, pero muy bien distribuidos. Pecho y culo normal, sabia vestir bien, pero discreta) le pregunté si le apetecía estar en mi grupo y con una sonrisa amplia me dijo que por supuesto, luego me dirigí a Noemí (38 años casada, 1,72, pecho normal a pequeño y culo muy respingón, con el pantalón que llevaba, de perfil se le notaba mucho más, un encanto de culo, se notaba que hacia deporte y se conservaba bastante bien) también acepto encantada de la vida y más cuando le dije que la otra seria Joana. Esta al vernos y darse cuenta de que a Noemí le había dicho lo mismo, se acercó enseguida y con cara de despistado, les expuse mis dudas de que no sabía quién podía ser la tercera persona e insinué que estaba pensando en uno que se llamaba Luis, que yo sabía que nadie lo aguantaba. Las dos a la vez me dijeron que había una amiga de ellas, que sería la idónea, que entre las tres se llevaban muy bien y bla, bla, bla… hasta que oí la palabra mágica, además es viuda con cuatro hijos y así se olvidara de otras cosas, yo como no dando importancia y sin saber el nombre les dije, vale, si vosotras lo decís, por mi está bien, pero… ¿Quién es? Otra vez me contestaron a la vez Fabiola (40 años, 4 hijos, viuda, 1,70, parecía que estaba pasada de kilos, pero no se la veía fuerte, ya me había fijado en ella. Pero parecía que estaba gorda, pero era por las tetas que tenía, abultaban muchísimo, tenían que ser exageradas. Y un culo firme, luego me entere de que hacia un mínimo de dos horas de gym todos los días)

            Yo fui a la sala y les comunique a Carmina y Roser a quienes había elegido, mientras observaba a Joana y a Noemí que se habían acercado a hablar con Fabiola, imagine que se lo habían contado y pude distinguir como se puso roja Fabiola, seguro que ya estaban diciéndole barbaridades. Decidí marcharme ese día antes, quería preparar en mi casa con tranquilidad, el planing de trabajo. Me acerque a las tres se lo dije diciéndoles, que ellas se apuntaran también lo que creyeran importante y necesario para verlo al día siguiente, acto seguido me marche.

            Camino a casa iba además de contento, pletórico. Pero ya iba pensando y maquinando, como poder follarme a alguna de las tres o a las tres. Parecía que no se cortaban, aunque lo mismo solo era de boquilla, pero lo que las oí me animaba bastante. Iba que me comía el mundo, mi euforia era indescriptible. Justo cuando llegaba al portal, vi a mi vecinita asomada. Cuando llego al portal y saludo al portero, la veo recogiendo el correo del buzón y como hace tiempo para coincidir conmigo. Me dirijo al ascensor y ella también. Llevaba un pantalón largo de deportes de color gris y súper ajustadísimo, metiéndosele por todas las rajas que tenía. Y llevaba un top que dejaba ver el ombligo.

            Nada más entrar en el ascensor, me llamo la atención sobre un piercingque llevaba en su ombligo, preguntándome si me gustaba. Para enseñármelo se subió mucho más el top. Que casi le veo las tetazas que tenía, que, igual que la hermana estaban más que desarrolladas, más de una quisiera tener ese tamaño de tetas y sobre todo tan bien puestas. Mire el piercingy la mire a ella, con su sonrisa y su mirada provocadora, volví a mirar el piercing y cuando se abrió la puerta del ascensor, le di un buen palmetazo en su culo y se lo agarre bien, diciéndole… “Me gusta más esto y otras cosas… me has estado buscando y me has encontrado, si quieres algo estaré en mi casa” y ya solté su culo. Ella cuando noto mi mano en su culo, se quedó parada, no se movió, no dijo nada. Cuando se fue se giró, me miro con una sonrisa malévola, mordiéndose un dedo y deje de verla porque la puerta del ascensor se cerró.

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