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Adentrándome en una experiencia diferente.

en Sexo con maduras

La fuerza es confiada por naturaleza. No existe un signo más patente de debilidad que desconfiar instintivamente de todo y de todos.

Arturo Graf (1848-1913) Escritor y poeta italiano.

 

La pelea que tuve con esos chicos por el incidente con Loli y su marido, corrió como la pólvora por el barrio, de ello me pude dar cuenta cuando llegue el lunes por la mañana al gym, la gente me pregunto, había curiosidad y aunque no lo parezca me entro mucha timidez, no me gustaba el tema y lo deje pasar sin hablar de ello. Ese mismo día por la tarde cuando llego la hora de las clases a las chicas, Bárbara y Susi, empezaron con el mismo tema, que, si era una pena no haberlo visto, que la próxima vez las avisara… me puse serio y empezamos la clase. Yo a los padres y para evitar malas interpretaciones, les pedí que sería buena idea, que un padre o una madre estuvieran allí presentes. Me dijeron que se pondrían de acuerdo, pero no aparecía nadie. Cuando terminamos la clase, Bárbara y Susi se quedaron rezagadas, querían lo que querían, pero yo estaba dispuesto a mantenerme firme y se lo dije, que hasta que no se examinaran que se olvidaran que no había nada que hacer.

Así estuvo todo hasta el miércoles. Yo esperando que Bea durante las clases en el gym mostrara alguna señal y nada. Pero sin embargo las hormonas de Bárbara y Susi no se estaban quietas, haciendo alterar las mías. Cuando llegue por la tarde de la playa que lo hice antes de lo habitual, nada más ducharme oí que llamaban insistentemente a la puerta, mire por la mirilla y era Bárbara. Dudé en abrir, pero lo hice a sabiendas de que no podía pasar nada porque tenían que llegar el resto. Nada más entrar…

-Tranquilo, que no vengo a asaltarte.

- ¿Cómo es que vienes tan pronto?

-Quiero contarte algo que te interesara, pero luego espero una compensación.

-Tú y tus misterios, no creo que nada de lo que me puedas contar merezca ninguna compensación.

-Es sobre Susi. Bueno sobre su entorno más bien.

- ¿Y?

-Sobre su madre.

- ¿Y?

-Que borde estas. ¿Te interesa o no?

-Pues la verdad que me da igual.

-Bueno pues te lo contare de todos modos. Y ya me dirás si merezco compensación.

-Suelta lo que sea, que no estoy para perder el tiempo.

-No digas que no que sé que te gusto la madre de Susi.

-La verdad que no sé quién es. (Y me lo explico, yo la había confundido con otra de las madres, ahora si me pico algo más que la curiosidad, menuda pájara era Bárbara, pero seguí manteniendo la misma postura)

            Resumiendo todo lo que me dijo a toda velocidad, era que la madre de Susi llevaba sin follar, lo que se dice follar como dos años. Que todo era debido a que el padre que era físicamente poca cosa, se metió en un gimnasio y a los dos meses, casi parecía Hulk, todo musculo y que fue a mas hasta que se puso muy malo y lo tuvieron que ingresar. Que quedo bastante tocado, lo que según decía Susi, que además de no hacer nada con su madre se había vuelto totalmente huraño. Esto es el resumen, pero me dio muchos más detalles, que yo no podía saber si era verdad o una encerrona de las dos, ya que su pretensión era que me enrollara con la madre. Además, me decía que se ofrecían colaborar, era demasiado, muy peligrosas las dos.

            Llegaron el resto de las chicas, pero había una diferencia, esta vez venia la madre de Susi, ni me acordaba como se llamaba, su nombre era Sandra y tenía 44 años, la edad me la dijo Bárbara, en la charla que habíamos tenido. Era una autentica preciosidad, iba vestida en plan veraniego, pero sin llamar la atención. Llevaba una blusa bastante holgada, pero se veía que ella no estaba gorda ni rellena, una falda hasta la rodilla, también de verano, no pudiendo apreciar con exactitud, las formas de su cuerpo, aunque se intuía que no debía de estar nada mal. Lo más llamativo era su cara, nada de maquillaje, melena larga pero recogida con un recogedor de pelo, bastantes ojeras y una cara triste, pero con una mirada de cierta hostilidad hacia mí. Enseguida pensé que lo mismo para hacerla venir, le habían dicho que habían visto algo raro en mi o algo similar. Me alarme un poco.

            Le ofrecí a pasar a la habitación donde estudiábamos o a que se quedara en el salón, eligió esto último y le encendí la tele. Que decidiera eso me dejo más tranquilo, aunque no entendía esa mirada de hostilidad. Bárbara y Susi, se miraban de manera cómplice y se sonreían, las dos me guiñaron un ojo. Les puse unos ejercicios que ya había preparado anteriormente, con eso estarían entretenidas y me fui para el salón, decidido a saber que le pasaba conmigo.

-Discúlpame Sandra, no quiero entrometerme en nada, pero me gusta ser directo. Desde que has llegado, desde que nos han presentado, te he notado como molesta conmigo, como me has saludado de una forma seca, por no decir hostil. No nos conocíamos que yo sepa, entonces… ¿Qué te pasa conmigo?

-Ya que me has preguntado te lo diré, no me gusta que mi Susi venga aquí, aunque su padre lo haya impuesto. ¿Por qué? Porque no me gustan los musculitos y mucho menos los matones que se van pegando por ahí, que ya me he enterado. (Me quede un momento callado, porque esperaba otra contestación, nunca la que me dio)

-No sé por dónde empezar a contestarte, pero te diré que no soy un musculito de esos a los que te refieres tan despectivamente (Esto se lo dije porque tengo músculos, pero de una manera proporcionada, no excesiva) y mucho menos un matón, me limite a salir en defensa de una mujer con problemas, pero si no lo sabes fue mi primera pelea. Me imagino que conocerá a Loli y a Isidro, si les hubieras preguntado a ellos, me extraña que te dijeran que soy un matón, pero todo eso paso y ya no hay solución. Con respecto a que no quieres que tu hija venga a recibir clases aquí, eso sí tiene fácil solución.

            Me levante y fui a la habitación, le dije a Susi que cogiera sus cosas y me acompañara, me miro con cara de sorpresa, pero lo hizo. Como la puerta del salón estaba abierta, se podía ver perfectamente la puerta de entrada de la casa, la abrí y le dije que me disculpara, pero no podía perder el tiempo, ahora la cara de sorpresa era de la madre, que se acercó a donde estábamos nosotros y me despedí de las dos, ninguna fue capaz de decir ni una palabra. Antes de retirarme mire por la mirilla y las veía gesticular mucho, pero no podía oír nada de lo que se decían.

            Durante el resto de la clase la cara de Bárbara fue de sorpresa, con su mirada escrutadora, trataba de saber que había pasado. Pero yo seguí a lo mío. Cuando finalizo la clase, Bárbara quiso saber lo sucedido y lo único que le dije fue… “Que jueguen conmigo, algunas veces lo admito porque puede ser hasta divertido, pero que duden o desconfíen de mí, eso no lo permito. Soy responsable de lo que digo. Pero no de lo que interpretes” se quedó muy seria y salió de mi casa.

            Llevaba ya un rato corrigiendo los trabajos que había hecho y me sonaba el móvil, era un teléfono que no conocía, pensé que podía ser la madre de Susi y por si acaso no lo cogí, no tenía ganas de hablar con alguien que me había cuestionado y desconfiado de mí, sin conocerme. Las llamadas se sucedieron creo recordar que cinco veces. Parece que quien fuera se cansó. Pero al rato volvió a sonar esta vez el numero era conocido era Loli. Nada más oír su voz me empecé a calentar. Fui directo con ella, pero la noté seria, eso quería decir que no podía hablar, no estaba sola. Efectivamente no me había equivocado. Solo me dijo que tenía a su amiga Sandra a su lado y que quería hablar conmigo. Al final acepte que subiera a mi casa. Llego menos hostil que hacía poco rato, la hice pasar al salón, ella se sentó en un sillón y yo en otro, le ofrecí una bebida y nos pusimos a hablar.

-Creo que antes me he pasado. No lo creo me he pasado y mas después de que Loli me contara la realidad de lo que sucedió y no la exageración que se oye por el barrio.

-Es que no se puede creer uno todo lo que le cuenta, que la gente distorsiona lo que ve.

-Lo de musculitos… perdóname, pero es que me da grima ese tema.

- ¿Por?

-Por nada, muy complicado de entender.

-Puedes contármelo que, aunque tengo musculitos, no soy tan tonto (Ella se quedó cortada)

-Joder… discúlpame de nuevo, no quería decir eso, es que estoy muy nerviosa.

-Ok. Empecemos de nuevo. Con quien has tenido problemas por tener musculitos. ¿Algún chico que salía con tu hija? ¿Algún antiguo novio? (Aunque sabía por dónde venía, pero no sabía la trascendencia exacta de lo que había sucedido)

-Es que es algo que lo llevo yo sola, no se lo conté a nadie, bueno a una hermana sí.

-Tu cuéntame hasta donde quieras y lo que quieras.

-Vale, fue con mi marido.

- ¿Pero qué paso?

-Que de pronto quiso cambiar su físico, fue a un gimnasio donde todos están súper cachas, al principio no se notaba cambio y eso le desesperaba, pero luego empezó a estar cada vez más musculado. Al principio daba gusto verle, luego ya no tanto porque era algo exagerado. Se apuntó a campeonatos y todo. Pero empezó a cambiar como persona, sobre todo porque de ser un hombre tranquilo paso a tener bastante agresividad e inestabilidad. Yo entonces no sabía que se tomaba nada. Sus cambios de humor cada vez eran más frecuentes, le notaba demasiado irascible.

-Sé por dónde vas, lo veo muy a menudo por desgracia. Pero continua.

-Un día me llamaron del hospital que lo habían ingresado de urgencias. El susto que nos llevamos fue tremendo, todo entubado… por lo que se ve el corazón le jugó una mala pasada. Allí fue cuando oí por primera vez lo de ciclarse. Porque los médicos me preguntaban sobre ello y yo no sabía que decir, porque en mi casa no había ningún medicamento extraño. Cuando llegue a mi casa revise todo, pero no encontré nada, hasta que me vino a la cabeza el trastero y fui a mirar. Encontrándome un auténtico botiquín. Que lo cogí y lo llevé al hospital, los médicos se echaban las manos a la cabeza.

            Para no enrollarme más sobre esta parte. Al final le diagnosticaron una hipertrofia al corazón y un problema grave del hígado. Que poco a poco se habían distanciado como marido y mujer. Porque él ahora tenía como costumbre, en las fiestas, reuniones ponerme como que coqueteo con todos los hombres, que le engaño. Reconozco que al oír esto vi mi oportunidad.

-Por lo que me dices también le afecto a la libido. (Se puso colorada)

-Algo (Dijo tímidamente)

-Pero con solución o sin solución.

-Eso ya me da igual (Dijo muy seria y convencida) ¿Te preguntaras porque no me he divorciado? (Y sin esperar a que contestase, se contestó ella misma) Nos conocemos desde que nacimos, somos primos hermanos, para casarnos tuvimos que pedir hasta una dispensa. Una separación o un divorcio sería un auténtico terremoto en las familias. Pero es que además le tengo cariño, aunque ya no le ame.

-Si no es una indiscreción, cuanto llevas sin… (Hasta el poco escote que se le veía se le puso colorado y lo que más gracia me hizo, que las orejas también)

-Ya ni me acuerdo (lo dijo con una sonrisa tímida)

-Venga ya, di que no me lo quieres contestar, pero no me digas que no te acuerdas. (Yo esperaba oír lo de los dos años)

-Vale casi cuatro años y para que no me lo preguntes, sin sexo se vive también muy bien, no lo echo de menos ni lo necesito, ¿ya te has quedado a gusto?

-Si tú lo dices…

            Estuve dudando si intentar algo o no con ella, pero creí que no era el momento. Así que di por zanjada la conversación de una manera muy tranquila, diciéndole que por mi podía volver Susi, a lo que ella me dio las gracias. Pero no quise que se fuera tan tranquilamente le acaricie la cara diciéndole que la melena que tenía seguro que le quedaba mejor suelto y luego también le dije, que seguro que esa ropa no le hacía justicia. Me dio la sensación de que le dio como un escalofrió y se marchó.

            El problema ahora lo tenía yo, me había puesto cachondo total, tener a una mujer bella y que llevaba mucho sin sexo. Todo lo que se me venía a la cabeza era totalmente XXX. Pensé en buscar alguna de mis amigas, incluso llamar a Bárbara. Pero alguien tenía que “pagar” por esta calentura y se me vino a la cabeza Loli. Le mande el siguiente mensaje… “En media hora, en mi casa y sin nada, ya sabes” al momento recibí la respuesta… “¿Estás loco? Estoy cenando ahora mismo. ¿Lo dejamos para mañana?” contestándole… “Alguien me dijo no hace mucho… que sí que haré todo lo que tú quieras y sin rechistar… en media hora o nunca” cualquier respuesta con esta mujer no me sorprendería, pero me inclinaba más porque no vendría, le sería difícil poner una disculpa razonable, para salir de su casa. Me iba a cambiar de ropa para ir a mi pub favorito, al de parejas, cuando recibo la respuesta… “No sé cómo lo hare, pero dame tres cuartos de hora” fue leerlo y ponerse mi polla como un auténtico garrote.

            Se me ocurrió mandar un mensaje a Bárbara, para preguntarle si estaría dispuesta a un jueguecito nocturno con sorpresa. Ella sabía de sobra a lo que me refería. Llegándome un mensaje de ella con un simple… “SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII” no fallaba era una buena zorrita. No acabe de leer el escueto mensaje cuando me llamo por teléfono, preguntándome en voz bajita, que quien sería la afortunada, le podía la curiosidad. Cuando sonó el timbre de la puerta, era la diablesa Bárbara que seguía con el teléfono y riéndose, venía con un pantaloncito cortito y una blusa sin nada debajo, se notaban perfectamente el movimiento libre de sus tetas. Quiso besarme nada más dejar el teléfono, pero no se lo consentí, sabía que eso la enardecería más.

            Sus palabras se atropellaban al hacer tantas preguntas seguidas, sin yo poder contestar. Su curiosidad era enorme, me dijo muchos nombres de mujeres, pero no acertó en ninguno. Como le dije a todo que no, se quedó pensativa, soltando otra retahíla de nombres, pero otra vez que volvió a fallar. Para que se tranquilizara un poco le dije que seguro le gustaría y que era muy “marchosa”, lo único que dijo que esperaba que no fuera una mojigata. Me pregunto si era “bi” y le dije que yo que supiera no, pero que después de esta noche seguro. Bárbara se alegró diciéndome que le excitaba mucho ser la primera para esas maduritas.

            Como no era la primera vez que Bárbara y yo hacíamos eso, le dije que esta vez la “invitada” no tendría los ojos tapados, que cuando la llamara o le hiciera una señal, que entrara tranquilamente. Cuando sonó el timbre del portero automático, ahí si le di un buen beso a Bárbara y le dije que a esconderse a la habitación.

            Abrí y espere que llegara, Loli llego con un vestido de una sola pieza y antes de que pudiera darme un beso, le pregunte si había venido vestida como le había dicho. Ella dio un par de pasos hacia atrás y se quitó el vestido, quedándose totalmente desnuda. Nos fundimos en un beso y aproveche para darle unos buenos azotes, por haber llegado tarde, era darle y notar como se ponía más cachonda, come me mordía los labios. Pero quise saciar mi curiosidad y le pregunté que como había conseguido venir, con cara muy maliciosa y con sonrisa perversa me dijo… “He buscado que nos cabreáramos, que no es difícil, hice que me enfadaba más que nunca y he dado un portazo saliendo de casa” nos reímos los dos y ella me tocaba por todos los sitios, pero sobre todo mi polla, me logro desabrochar el pantalón, se agacho bajándome toda la ropa y cuando mi polla estuvo libre la agarro con las dos manos y se la llevo a la boca, con que desesperación se la comía, la lamia…

            Me quite la camiseta y moviendo un poco mis piernas, con la ayuda de ella me quede desnudo completamente, la hice levantar y me abrazo, se puso de puntillas y se colocó mi polla entre las piernas, note todos sus jugos mojándome mi polla. Moviéndonos poco a poco fuimos así hasta la habitación, que estaba bien iluminada y cuando entramos ella clavo su mirada en el cabecero de la cama, que como ya he dicho otras veces era de forja, pero lo que más miraba eran las correas que tenía preparadas y los artilugios que había en las dos mesillas que había a ambos lados de la cama, me miro y me dio un beso de lo más sensual.

            Después de haber estado con ella, pase por un sex shop y compre varias cosas en especial para ella. Desde un arnés doble con cinturones desmontables, que llevaban vibradores de látex en forma de pene, ideal para que Bárbara se introdujese uno y se follara a la vez a Loli. También compre pinzas para los pezones con cadena doble, una vara y látigo pequeño, correas nuevas, pero todo de buen material, suave, de fácil uso y fácil colocación. No lo decía, pero se notaba que estaba deseando que empezara ya.

            Le dije que por haber llegado tarde tendría un castigo, sus ojos se iluminaron. Le dije que se pusiese como una perrita en la cama, ella obedeció al instante. Yo no sabía mucho de esto, pero había leído y lo poco que sabía lo pondría en práctica. Dude entre la paleta que ya había utilizado o lo nuevo, la vara o el látigo. Me decidí por este último, era de mango corto y con muchas tiras, el primero lo di con timidez, como sopesando la respuesta de Loli, pero como vi que le encantaba, me empecé a animar y fui dándole con más ganas, pero sin pasarme. Ella empezó a gemir de una manera increíble. Pare porque el culo estaba totalmente colorado. No protesto, pero me di cuenta que quería que hubiese seguido. Me acerque a ella y tenía mojado hasta los muslos, se había calentado de una manera brutal.

            Ahora se tumbó y ate sus manos al cabecero, ella solo miraba con ojos de deseo. Estaba expectante y me fui por una vela, la encendí y me acerqué a ella, fui dejando caer la cera por su cuerpo, por cada gota ella daba un pequeño suspiro, todavía no la había dejado caer en ningún sitio importante. Ella tenía los ojos semi cerrados disfrutando, yo miré hacia la puerta e hice una señal con mi cabeza, abriéndose del todo la puerta de la otra habitación y acercándose Bárbara. Cuando Loli la vio le miró con cara de incredulidad tanto a ella como a mí y yo seguí con mis quehaceres libidinosos. Pero la cara de Loli era de congestionada, rápido descubrí lo que pasaba cuando Bárbara dijo… “A esta puta sí que la tenía ganas, ella y el cornudo de su marido siempre chivándose de lo que hago, si fumo, si no fumo, si hago esto o hago lo otro, te vas a enterar…” evidentemente lo mismo no estuve muy acertado al escoger a Bárbara. Pero ya no podía retroceder en el tiempo.

            Bárbara me cogió la vela y dejaba caer chorretones de cera, se estaba vengando bien vengada. Pero note que se iba excitando, dentro de su confusión. Desate a Loli y no le di tiempo a nada, me tumbe y la levante para que se sentara sobre mi polla, ella en un principio lo hizo como con timidez o precaución, pero levante mi culo y se la clave de golpe, con una buena embestida. Note que seguía contrariada, pero a medida que las embestidas se hacían más fuertes, ella se dejaba llevar, mientras me miraba de vez en cuando con cara de acojonada. Bárbara se acercó a ella y oí como le susurraba al oído… “Que puta, ¿te gusta mi hombre? ¿Te da lo que el cornudo de tu marido no te ha dado en tu puta vida? Aprovecha y disfruta, so zorra, que Carlos disfrute también” y le empezó a lamer la oreja después de decirle todo eso. Note que se puso más cachonda con todo lo que le dijo Bárbara.

            Cogió el látigo que yo había utilizado y mientras follabamos, Bárbara empezó a azotarle el culo y le decía que era por todo lo que le había hecho hasta entonces. Lolo, con cara desencajada por la excitación, le decía… “Perdóname Bárbara, yo no era, es mi marido el bocazas, pero si me tienes que castigar…” no pudo acabar se corrió con unos espasmos increíbles, pero no se paró siguió moviéndose de forma desesperada. Bárbara rebajo la intensidad de los azotes y le dijo… “Loli, nunca ha estado bien que os chivarais de mí y por eso es por lo que te estoy castigando, tú me entiendes ¿Verdad?” con voz extasiada Loli le contesto que la entendía perfectamente.

            Le dije a Bárbara que se pusiera el arnés, lo miro un momento y rápidamente se lo coloco, metiéndose ella misma en su coñito uno de los vibradores y luego hice agacharse a Loli, para que su culo pudiera recibir el gran vibrador que tenía Bárbara preparado, una vez dentro de su culito, lo activo y empezamos los movimientos, a mí me gustaba porque notaba en mi polla como vibraba. Le dije a Loli que cerrara los ojos y lo hizo, metí la mano debajo de la almohada y saque unas pinzas para los pezones con doble cadena. Cuando se los puse, de su boca no supe con exactitud si fue un quejido, un gemido o ambas cosas, de lo fuerte que fue, pero ella abrió los ojos, se agacho me dio las gracias y su beso fue insuperable. Tanto era la excitación de las dos que se corrieron al unísono. Bárbara estaba inconmensurable, que energía, que ganas de gozar, era una maquina sexual.

            Cambiamos de posición y ahora era Loli la que estaba tumbada en la cama y cogiéndola bien con mis dos manos la atraje hacia mí y en esa posición se la metí en el culo, entro bastante bien. Mientras Bárbara se quitaba el arnés y cuando acabo le dije que se acercara que ahora está putita tenía que lamer su coñito, la cara de Loli no fue de alegría precisamente. Bárbara me sonrió se acercó y me beso, para luego colocarse a horcajadas sobre la cara de Loli, mientras yo embestía su culo. Bárbara poniendo cara ñoña, me dijo… “Esta puta no quiere lamer mi coñito…” le dije… “nadie te ha preguntado si quieres o no quieres, te he dicho que se lo comas hasta que yo vea que se vuelva loca” acto seguido empecé a tirar de la cadena de las pezoneras y fue como el resorte que le hizo sacra la lengua y empezar a comerle el coñito a Bárbara. Lo note porque cambio su cara y ella me decía ahora sí, que bien lo está haciendo y ahora era Bárbara quien cogía las cadenas y marcaba el ritmo. Que salvaje que era la niña. Conociendo a Bárbara sabía que tarde o temprano se lanzaría a comer el coño de Loli y más estando libre, al yo estar follandome su culo, veía como lo miraba, con que deseo y cuando me vio sonreír se agacho, lanzándose a comérselo, Loli cuando lo noto, no pudo contener sus gemidos y sus movimientos desesperados.

            La corrida esta vez de los tres fue brutal, yo inunde su culo de leche y ellas dos estaban totalmente enganchadas la una a la otra. Nos separamos y nos quedamos tumbados con la respiración entrecortada, poco a poco volvía a ser normal. Me levanté y me fui al baño a limpiarme. Cuando regrese a la habitación, besaban las dos nuevamente enganchadas haciendo un 69. Me quede mirándolas y me tocaba mientras las veía, hasta que nuevamente estaba con una erección descomunal. Me acerque y era Bárbara la que estaba arriba, me coloque detrás y se la fui metiendo en el culo, se quejaba un poco al principio, pero entro toda. Le embestía con tal dureza, que los empujones impedían que pudieran comerse el coño, pero me sorprendió la iniciativa de Loli, que se quitó las pezoneras y se las puso a Bárbara, que protestaba de todas las maneras y nos insultaba.

            Mire a Loli y le dije que se pusiera por detrás que me comiera los cojones y lo hizo, por cierto, lo hacía muy bien y con su lengua era una atentica maestra. Sin yo decirle nada, pero pasando una mano detrás le señale mi culo, no hizo falta nada más, al momento note como abría mis nalgas y me tía su lengua en mi culo, lo dicho que lengua más maravillosa. Ahora quien protestaba era Bárbara, porque ralentice mis embestidas, para facilitarle las cosas a Loli. Mientras empecé a hacerle una paja a Bárbara, que dejo de protestar y no tardo nada en correrse. Luego las dos se tumbaron juntas y yo me la meneé hasta estar a punto de correrme, avisándoles cuando esta para correrme y pusieron sus bocas cerca, me corrí en la boca de Bárbara que se lo trago todo, pero luego sin esperar beso a Loli, compartiéndolo con ella, algo que le sorprendió porque nunca lo había hecho.

            Nos quedamos totalmente relajados y Loli casi suplicándomelo, me pidió poder fumarse un cigarro. No me gustaba que fumaran en mi casa, pero mucho menos en mi habitación, pero se lo había ganado. Se lo fumaron entre las dos y mientras lo hacían, Bárbara le dijo a Loli… “Bienvenida al club de las zorritas de Carlos…” riéndose las dos y diciendo Loli… “la pena es no haberlo descubierto antes”

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