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No hay nada como un día de cine

en Sexo con maduras

Después del famoso cumpleaños, durante las dos semanas siguientes estuve esperando alguna llamada, pero mi teléfono no sonó con las llamadas que yo esperaba, ninguna de las mujeres que yo quería llamaron. Pero todavía esperaba que la última semana de febrero se produjera alguna llamada, pero paso lo mismo que las dos anteriores. El miércoles 24 de febrero pude volver por fin a mi casa. Eso me subió bastante el ánimo. Pero, aunque había mantenido algunas relaciones sexuales con varias mujeres conocidas, no sé porque, buscaba nuevas relaciones, necesitaba el morbo de lo desconocido, del esfuerzo por conseguir una nueva relación interesante.

                El fin de semana del 7 de marzo, lo pase sin salir de casa prácticamente, a comprar pan y poco más. Estaba preparándome el último examen parcial que tenía el lunes 8. Era importante para mí, porque era el de la peor asignatura que llevaba. Las personas que me conocían sabían que ese fin de semana ni salía ni nada. Todo el mundo lo respeto y nadie me molesto para nada, ni en persona ni por teléfono.

                Pero esa tranquilidad se rompió a las siete en punto de la tarde. Sonó mi móvil, era un número desconocido para mí. Atendí la llamada de mala manera, pero todo cambio cuando oí una voz de mujer que me decía…

-Hola disculpa. Soy Dulce… ¿eres Carlos?

-Si soy yo.

-Menos mal. Lo que ha costado conseguir tu número. Jajaja.

- ¿Qué es de tu vida?

-Muy bien, pero oye, que no tengo mucho tiempo. He convencido a mi prima, me ha costado, pero ya está convencida, ¿te apetece que nos veamos? (En la pregunta cambio el tono de su voz, fue un tono de cortedad)

-Por mí, si tenéis las ideas claras y queda entre nosotros… cuando digáis.

-Tiene que ser un miércoles, este próximo el 10, nos vendría bien. Pero tiene que ser a las seis de la tarde.

-Explícame porque tiene que ser miércoles y a esa hora.

-Porque ese día al salir de clase vamos directas a clases de música y nos podemos escapar. No todos los miércoles, pero alguno sí.

-Por mí no hay problema, me viene bien. Pues así quedamos. Toma mi dirección.

-No hace falta también la ser. (Me la dio y era mi dirección)

             Una vez que colgué, me reí por lo lista que fue y mi humor mejoro mucho. Seguí estudiando y de vez en cuando me venían a la cabeza cosas que hacer con ellas. Me estaba poniendo a tono, solo de pensarlo.

            Llego el miércoles, hice las cosas habituales, como en la universidad y nada más terminar, me dirigí a mi casa. Preparé todo y me dispuse a esperar tranquilamente. Fueron bastantes puntuales. Abrí la puerta abajo y me quedé pendiente, para abrir rápido la puerta de mi casa y que no tuvieran que esperar, para evitar miradas indiscretas. Cuando las vi me quedé encandilado por su vestimenta.

            Vestían el uniforme del colegio, aunque las faldas, tableadas, me parecieron un poco cortas. Llevaban calcetines largos, una camisa blanca y una chaqueta. Más de uno se hubieran sentido igual que yo al verlas vestidas con el uniforme.

            Una vez dentro de la vivienda, me quede observándolas, eran muy distintas. Nuria, con la apariencia de su edad, pero tenía una cara y una mirada, que no tenía Dulce. Era una mirada enviciada, aunque ponía cara de niña buena. Dulce, sin embargo, con ese cuerpazo que tenía y la soltura con la que se desenvolvía, no hacía suponer la edad que tenía. Nuria se sentó rápidamente, estaba en plan modosa, miraba y no decía nada. Dulce se acercó a mí, se quitó la chaqueta y se desabrocho varios botones de la camisa, dejando vislumbrar un escote dotado de hermosura.

            Cuando llego a donde yo estaba, nos besamos, la muchacha estaba más fogosa de lo que yo me hubiera podido imaginar. Vaya manera de besar. Metí mi mano por detrás, por debajo de su falda, tocaba su culito duro, ella me facilitaba las cosas para que hiciera más, con la habilidad de mis dedos, aparte su braguita y llegue a su coñito, que estaba mojadito. Según notaba mis dedos me besaba más ardientemente, me comía literalmente la boca.

            Mientras estábamos a lo nuestro ni me fije en Nuria. Pero cuando me saque la polla e hice que Dulce se agachara, comiéndome extraordinariamente la polla, mire en dirección a Nuria. Nos quitaba ojo, su mirada era totalmente libidinosa, ni se dio cuenta de que la miraba, tenía sus manos juntas entre sus piernas, pegadas a su coñito, pero por encima de su falda. Hasta que se dio cuenta de que la miraba. Le mire más fijamente y saque mi lengua provocándola, ella puso una sonrisa enviciada y se mordió el labio. Pero no se movía del sitio.  Pero no se movía del sitio. Yo no la dije nada, que fuera ella tomando las decisiones.

            Medio abrazados me lleve poco a poco a Dulce a mi habitación. Cuando llegamos a ella, prácticamente íbamos desnudos. Dejando caer la ropa en el suelo, no teníamos tiempo para colocarla. Nos tumbamos en la cama y empecé a mordisquear sus muslos, se notaba que ella quería más arriba, pero había que enseñarla quien mandaba. Mientras lo hacía, con mis dedos iba penetrando sus dos agujeritos, ella solo gemía y se retorcía. Se notaba que la gustaba disfrutar.

            Yo no estaba tumbado estaba medio arrodillado, comiendo y lamiendo los muslos de Dulce, cuando note una manita, tocándome por detrás, me acariciaba mis testículos, como con miedo, para luego más firmemente acariciar mi polla. Por lo que se ve ya se había decidido. Yo no la podía ver, pero si sentir. Hasta que paro de hacer lo que me gustaba. Se movió y ahora si la podía ver, se había desnudado, se subió a la cama y se sentó sobre la boca de su prima.

            Desde la posición que me encontraba, podía ver la cara de excitación que ponía Nuria, su cara cambiaba por momentos, notaba como iba creciendo su excitación, no solo por su cara, sino porque veía como apretaba y estiraba con más fuerza los pezones de su prima. Dulce no protestaba nada, todo lo contrario, se la notaba más excitada, se conocían bien, por lo que estaba descubriendo.

            Dulce se estaba agitando ya demasiado, puse mi boca sobre su coñito y con mi lengua, despacito lamí su clítoris, haciendo pequeños círculos. Dándole también con mi lengua. Pero cuando atrapé con mis labios su endurecido clítoris y lo roce con mi lengua, note como se corría en mi boca, que maravilloso era notar las ganas con las que se corría.

            Seguí con mis dedos dentro de su coñito, alcé la cabeza para ver a Nuria y vi cómo se estaba tocando sus pequeñas tetitas. Cuando sorpresivamente, Dulce la quito, con una voz más profunda le dijo… “No zorrita, quiero que estés bien mojada y caliente, para que Carlos te desvirgue mejor” Nuria puso mala cara, por lo que pude ver, estaba a punto de correrse y su prima le corto el rollo.

            Estaba tumbada, como enfurruñada. Nos miraba con cara de desesperación, como rogándonos que hiciéramos algo. Sin habernos puesto de acuerdo, pero prácticamente al mismo tiempo, tanto dulce como yo, nos colocamos a su costado y empezamos a lamer sus pequeñas tetitas, lo que hacía que sus pezones, que no eran tan pequeños, resaltasen más, parecían muy hinchados.

            Nuria nos acariciaba nuestras cabezas. Estaba demasiado excitada. Murmullaba algo incomprensible, no la hacíamos caso, hasta que estallo diciéndonos… “Que alguien haga algo, pero lo quiero ya, lo necesito…” Me coloque un condón y su prima me miraba con una sonrisa maliciosa, mientras tocaba el coñito de su prima. Cada vez la tocaba mas frenéticamente, pero de vez en cuando aminoraba o paraba para que Nuria no se corriera, debía ser un suplicio.

            Coloque mi polla en la entrada de su coñito, mientras Dulce iniciaba de nuevo la “tortura” al clítoris de su prima. Ahora la tocaba en círculos, sin perder de vista mi polla. Ya la fui metiendo poco a poco, para que se fuera acostumbrando. Cada centímetro que metía, la notaba muy apretadita, sería la segunda mujer que desvirgara. Incluso me dolía un poco, como a ella, era una mezcla de dolor y placer. Ella entremezclaba expresiones de dolor y gemidos de placer.

            Su prima seguía tocándola y con voz suave le decía cosas para animarla, pero también le decía cosas obscenas… “Ya vas a ser tan puta como yo, después de follarte semejante pollón te entrara de todo, lo bien que lo vamos a pasar a partir de hoy, solo falta que te desvirguen ese culito tan pequeño que tienes…” notaba que todo eso a Nuria la hacía ponerse más cachonda.

            Ya prácticamente tocaban su “barrera” ella se volvía a quejar un poco más, di un golpe en seco, sin meterla toda, lo suficiente para romper su himen. Grito, pero enseguida se quedó muda, decía que era como algo caliente le hubiera quemado, mientras lo decía mirando a su prima, esta me miro a mí y me hizo una seña, no sé cómo podíamos entendernos así, se agacho y beso a su prima en la boca, en ese momento se la metí del todo, su grito fue apagado con el beso de Dulce y Nuria grito, gimió y se arqueo de manera desmedida. Dulce y yo nos mirábamos, decidí parar mis movimientos, que, aunque eran suaves, pensé que le estaba doliendo demasiado. Cuando Nuria noto que me paraba, me grito… “¿Por qué te paras? Dame más fuerte, métemela hasta adentro, fuerte como a mi prima…”

            Dulce sonriéndome se agacho y empezó a lamer de una manera desaforada los pezones de su prima y con una mano no paraba de tocarle fuertemente el clítoris. Empecé a meter y sacra de una manera fuerte y rapidísima, la tenía bien agarrada de sus caderas y eso me facilitaba metérsela, hasta sus entrañas.

            Entre Dulce y yo la estábamos dando el mayor placer de su vida hasta ese momento. Tanto es así, que veía como agarraba las sabanas de una manera fuerte, brutal. Mientras explotaba en una gran corrida. Notaba sus contracciones en mi polla, que manera de apretar mi polla. Pero seguí sin parar, no aminore la fuerza ni el movimiento, parecía como si tuviera un ataque de asma, volvía a estar otra vez apunto. Veía como Dulce ahora tiraba de sus dos pezones, lo hacía con ganas y Nuria daba bandazos con su cabeza de un lado a otro, tenía los ojos cerrados, hasta que de pronto los abrió, me miraba intensamente y otra vez volvió a correrse ruidosamente.

            Nuria se quedó entonces como en éxtasis, como dormida, fui sacando mi polla lentamente y pude observa que el condón estaba un poco manchado de sangre, nada preocupante. No sé cuál de las dos primas tenía más cara de satisfacción. Pero dulce tapo a su prima con la sabana y la dio un beso muy tierno. Nos levantamos y nos fuimos al salón. Una vez que me senté en el sillón Dulce con la misma cara de zorra que tenía toda la tarde se quiso sentar encima mía y la dije que se esperase a que cogiera otro condón. Ella sonriéndome me enseño uno que llevaba ella.

            Me lo puso y sin mediar nada más se sentó encima. Entro como un cuchillo caliente en la mantequilla, es que sabe demasiado excitada. Con que morbo se movía. Lo hacía lentamente y sin quitar su mirada de la mía. Lo saboreaba al igual que yo. No me podía resistir, puse mi boca sobre un pezón y ella apretó mi cabeza contra su pecho. Acelero un poco más el movimiento, pero se paraba, quería retrasar su corrida, me daba cuenta, así lo hizo varias veces, hasta que me empecé a mover de manera furiosa y aunque ella no quería, se corrió de una manera rabiosa, arañándome la espalda.  

            Miro la hora y se quería ir, pero la dije que dejara unos diez minutos más a su prima descansar. Me costó un poco convencerla, pero lo conseguí. La verdad que lo hice no por su prima, si no por tratar de sonsacarle información.

-Que sepas que eres un cerdo.

- ¿Y eso?

-Porque si no llamo yo, tu no das señales de vida.

-Es por tu madre. Estaba vigilando mucho el fin de semana del cumpleaños. No quería que se mosquease.

-Jajaja, ¿Mi madre? Jajaja

-Si tu madre, se la ve muy seria, muy… estirada. Además, no me gustan las relaciones serias. Porque se empieza así y luego ya tienes dueña, eso no me va.

-En eso coincidimos. Y mi madre no puede decir nada. Ya te lo digo yo.

-Sí, ahora me dirás que sois vuestras mejores amigas y bla, bla, bla…

-Qué va. Yo se secretillos suyos y nada más.

-Uy, ahora vas en plan de misteriosa.

-No, es que… bueno que mi madre se tira a quien le apetece, como hago yo. La única diferencia que yo ni estoy casada ni tengo compromiso con nadie.

-No te creo, ¿Tú lo has visto?

-Verlo, verlo… no. Pero lo intuyo.

-Que mal pensada que eres y eso que es tu madre.

-Mira yo me he tirado a tíos que mi madre se ha tirado, porque ellos me dicen que soy mejor que mi madre.

-Pero eso puede ser para subir tu ego y… ya me entiendes. Porque a tu madre se la ve, como he dicho antes demasiado estirada.

-Me está jodiendo que no me creas.

-Te creo que te hayan podido decir eso. Pero del resto como te voy a creer si tú misma no lo has visto. Ahora solo te falta decirme que te has follado o que te follarias a tu madre, como haces con tu prima.

-Como te pasas.

            Se levantó indignada, pero la cogí del brazo y la atraje hacia mí, besándola en la boca, ella se resistió en un principio, pero luego participo, cuando terminamos de darnos el beso, que puso en plan mimosa y me dijo que la hacía rabiar y eso no le gustaba. Fuimos para la habitación y dijimos a Nuria que se fuese levantando, mientras yo la animaba para que se levantara, Dulce fue al baño y luego se fue vistiendo.

            Dulce acabo de vestirse y me dijo si tenía algo fresco de beber, indicándole que fuera a la cocina y que cogiera lo que quisiera, me dijo que vale y que no hiciera ruido, que iba a hablar con su madre para decirla que se retrasaría un poquito. La puerta del baño estaba medio abierta y vi a Nuria en el bidé, dándose agua en su coñito. Me pillo mirándola, me sonrió y me mando un beso.

            Entre en el baño y me puse de pie delante de ella, me miro y se metió mi polla en su boca. Ya había espabilado mucho, me hacía una mamada en condiciones. Apareció entonces Dulce y diciéndonos… “Que guarros ni esperáis, ni invitáis…” se agacho y ayudo a su prima, que cosa más bonita y caliente, el verlas a las dos comiéndome la polla. Yo todavía no me había corrido y estaba deseándolo, no las avise y me corrí en la boca de Nuria, que como se apartó un poco le llego también a sus tetitas. Dulce ala garro y se la metió en su boca, saboreando el resto y limpiándome bien. Luego se vistieron y me dijeron de volver otro miércoles o mejor algún sábado. Mi contestación fue, que ya lo veríamos. Pero me dio sus datos para poder escribirnos por chat.

            Estuvimos chateando bastantes noches, yo no quería forzar las cosas, pero mi intención además de conocer mejor a Dulce, era conocer más datos sobre su madre, que me pudieran valer, ya que ella no me llevaba.

            Entre otras cosas me entere, que tenía la sensación de que su madre, preguntaba mucho a su primo sobre mí. Incluso con un problema que tuvieron importante con el ordenador, enseguida dijo de llamar a mi amigo, para pedirle mi teléfono y tratar de que yo lo solucionara, pero su padre lo logro arreglar. Estaba visto que quería conseguir mi número de teléfono. Después de esta conversación, estuve tentado de llamar a su casa alguna mañana, pero me quite de la cabeza esa idea, ya que eso supondría que luego se lo tuviera muy creído.

            Al final en una de estas conversaciones, Dulce me conto cosas interesantes de sus padres. El de cara al exterior parecía posesivo, controlador, dominante y muy firme, me dijo que en cierta forma lo era con todo el mundo, pero que su madre era la única que pasaba de eso. Que en más de una conversación que ella escuchó a escondidas, oyó discusiones en la que él la tachaba de puta, de ponerle los cuernos. La respuesta de su madre era amagar con ir a un abogado y pedir el divorcio. Automáticamente el cambiaba y le pedía perdón como un perrito faldero. Pero eso sí, luego siempre acaban follando y diciéndose guarrerías mientras lo hacían, textualmente me dijo eso.

            En esa misma conversación, me dijo de vernos el sábado por la mañana, que la tendría toda libre. Le pregunte que como era eso. Contestándome que era el sábado de maratón de cine. Como no lo entendía, ella me explico, que algunos sábados por la mañana, sus padres iban a un sitio conocido, veían tres, cuatro películas de cine y entremedias comían por allí. Como me dijo el sitio, que yo ya conocía, me vino una idea a la cabeza. Le dije que otro sábado que ese imposible, que ya había quedado.

            Al sábado siguiente estaba a primera hora, el cine que eran varias salas, estaba cerrado todavía. Vi las películas que ponían en las distintas salas, después de comerme un rato la cabeza, me dije a mi mismo, que era difícil saber que películas podrían querer ver. Lo que hice fue controlar las escaleras mecánicas que venían del parking. Cuando los vi, me fui rápido a la cola de las taquillas. Me extraño que tardaran en llegar, lo mismo habían cambiado de idea. No sabía que les podía entretener.

            Por fin los vi llegar, ya había bastante gente esperando la apertura de la taquilla. Me gire distraídamente y cuando los vi, les hice una seña, ellos se acercaron rápidamente, sobre todo Miguel, imagine que para colarse. Y así fue. Mientras esperábamos me preguntaron qué hacía por ahí (pregunta tonta, porque era evidente) les dije que con la universidad me es imposible venir entre semana, que el fin de semana por la noche quedo con los amigos, así que aprovecho para verme un par de películas, incluso tres, según la cartelera. Ellos me miraron asombrados y me dijeron que a ellos les pasaba lo mismo. Cuando la vi, con su minifalda me entraron todas las tentaciones del mundo. Aunque no se la veía del todo bien por el abrigo largo que llevaba.

            Antes de que me preguntaran que iba a ver, me adelante yo, para no meter la pata. Me dijeron que iban a ver La cena de los idiotas, Celebrity de Woody Allen (que, aunque suene raro no me gustaba ni me gusta) y Payback de Mel Gibson. Yo prefería la última, pero esperaba saber por cual empezarían, solo les dije que eran muy buenas las tres, por lo que me habían contado (una mentira gigantesca)

            Hablando, hablando al final quedamos en ver todos… La cena de los idiotas. Compramos las entradas, como la sala era pequeña, yo dije que prefería alejarme lo más posible de la pantalla y lo aceptaron, las compramos de las últimas filas. Nos sentamos de tal manera que ella quedo en el centro de los dos. El a su izquierda y yo a su derecha. Cuando nos sentamos ella puso su abrigo y su bolso encima de sus piernas, lo mismo hizo Miguel con su cazadora y yo con mi chaquetón.

            Mientras no empezaba la película, Miguel me contaba que esa película la eligió el, que le gustaba mucho el cine francés, que le recordaba los tres años que vivió allí. Si mi cara era un poema, por el rollo que me estaba contando, el de su mujer era de haber oído ese rollo mil veces.

            Empezó la película y yo la verdad que no hacía mucho caso, estaba pensando en lo que estaba pensando. Sé que era un atrevimiento, pero si salía bien, el morbo seria tremendo. Con mucha habilidad, fui moviendo mi mano, amparado por mi chaquetón y su abrigo. Gire lo justo mi cabeza para ver su reacción, pero sin llamar la atención. Cuando mi mano llego a tocar la parte superior de su rodilla. Deje mi mano quieta, moviendo suavemente mis dedos. Vi como abrió los ojos bastante, para acto seguido volver a su situación normal. No hizo nada más. Imagine entre otras cosas que para no llamar la atención de su marido.

            Como no hubo ningún tipo de respuesta en contra, aunque tampoco en sentido contrario, fui subiendo mi mano muy, muy lentamente. Ella se pasaba su lengua por sus labios, pero se notaba que era por nerviosismo, no por otra cosa. Volví a parar mi mano. No había movido ni un musculo de sus piernas. Reinicie mi camino. Me encontré con el obstáculo de que sus piernas estaban muy juntas, con dos de mis dedos, apreté un par de veces la cara interna de su muslo, haciéndole una seña. Pero no hizo nada. Ahora me entraban las dudas a mí. Si ella no cooperaba no había nada que hacer.

            En ese momento se giró hacia su marido y se movió, separándose mi mano de su muslo, Miguel busco algo y saco unos kleenex, ella hizo como si se sonara, pero me fije que sus piernas quedaron más separadas. Ahora vería si era casualidad o no. Puse nuevamente mi mano en su muslo y rápidamente toque un triangulito de tela pequeño, era un tanga. Ella se movió un poco más, recostándose sobre su respaldo un poco más, lo necesario para que mi mano hiciera lo que los dos queríamos.

            Poco a poco iba notando su humedad. Veía como ahora si su lengua se movía no de nerviosismo, al igual que como se mordía imperceptiblemente sus labios, si no tuviera nada sería mejor, porque el tanga estaba muy ajustado. Ella se giró nuevamente hacia Miguel, para pedirle que fuera por una botella de agua, pero el protesto, ella se levantó y salió. Cuando regreso, venia además con dos cubos de palomitas, uno se lo puso a su marido y otro a mí.

            Otra vez volví a meter mi mano y cuando llegué a su coñito, pude comprobar que no llevaba nada. Ahora sí, esta era la mía. Puse todo mi empeño, como nunca antes hice, en hacerle la mejor paja de su vida. Una de las veces se giró para coger palomitas de mi cubo y me miro, con una mirada desvergonzada y mordiéndose el labio inferior de una manera indecente, que me excito hasta el punto de ponerse mi polla totalmente dura. Ahora ella se giró, medio abrazando a su marido y comiendo palomitas de su cubo, quedando su parte trasera a mi total disposición.

            Metí mis dedos en su coñito, que por su postura costo un poco, pero se los metí hasta el fondo, una y otra vez, como si me la estuviera follando en esa posición. Cuando tenía bien lubricados mis dedos, toque su culito hasta llegar a la entrada de su ano, ella se quedó como estaba, no lo dude y metí un solo dedo, que entro casi mejor que por el coñito. Lo saqué y ahora metí dos, que entraron igual de bien. No sé si su marido la follaba el culo, pero lo tenía bien abierto, como su hija, ya sabía a quién había salido la niña.

            Se volvió a mover y saque rápidamente mi mano, para volver a su coñito, estaba chorreando, ahora la notaba ya muy cerca de correrse, tan cerca que me dio la sensación de que no quería, porque trato de quitar mi mano, pero no la deje, estiro su mano, cogió un puñado de palomitas y se los metió en la boca, justo en ese mismo momento note como se corría, hizo algo de ruido con su boca, su marido miro y entonces soltó todas las palomitas como si se hubiera atragantado, pero se dio una corrida fenomenal. Miguel la regaño, por meterse tantas palomitas a la vez, que tuviera cuidado no se ahogara. Ella bebió un poco de agua.

            Como pude me saqué la polla, ocultándola con mi chaquetón. Con disimulo tire de su manga, para que llevara su mano debajo de mi chaquetón. Ella dio un pequeño tirón y se quitó. Regaño a Miguel porque su cazadora estaba dando más en el suelo que en otro sitio, la cogió y se la puso encima de su abrigo y su bolso. No hizo falta esperar, ella miraba fijamente a la pantalla, mientras yo notaba el avance de su mano. Hasta que llego a mi polla, ella no la esperaba fuera del pantalón, tampoco esperaba por su expresión y por como tocaba el tamaño que tenía, se giró y todo. La apretaba fuertemente, subía y bajaba con mucha lentitud su mano. Era imposible que me pudiera hacer una paja en condiciones.

            Tuve que guardarme la polla, me costó por cómo estaba de dura, pero al final lo logre. Una vez acabada la película. Salimos y Miguel iba contándonos lo buena que había sido la película. Yo no me había enterado prácticamente de nada. Ahora echamos a suerte que película ver y toco Celebrity, otro tostón para mí. Se me ocurrió la idea de ir a comer primero algo y luego volver. Como a Chus le pareció bien, a miguel no le quedo más que tragar, éramos dos contra uno.

            Mientras él iba a comprar las entradas anticipadamente, yo dije que iba al servicio y Chus dijo que ella también. En la zona de servicios no había nadie, la agarre y la metí en el de caballeros. Ella protesto, pero de una forma muy poco convincente. Nos metimos en uno de los reservados.

            Una vez dentro ya se le pasaron todos los peros y los remilgos, de forma atropellada nos besábamos y nos metíamos mano, ella se agacho y me desabrocho el pantalón completamente, agarro mi polla y se la metió en la boca, según terminaba de crecer dentro de ella, se oían sus gemidos, se la metía hasta el fondo, me llamo la atención de que no le dieran arcadas, era una maestra en el arte de las mamadas.

            Era única, cuanto vicio había en esa mamada. Le levante porque no había tiempo y quería fallármela, era lo malo de los polvos con prisa, pero también eran los mas morbosos. Quería que se apoyara y fallármela desde atrás, pero ella decía que la notaria más si yo me sentaba. Me senté y ella se fue sentando, entraba sin ningún problema, levanté su suéter y eran las mismas tetas que las de su hija, un poco más caídas, pero las mismas. Mientras ella se movía yo me comía sus tetas, pasaba de una a otra, mordisqueando y lamiendo sus pezones. Tampoco dejaba de meter un dedo en su culo, que ella por lo que pude notar lo agradecía.

            Se oye abrir la puerta del W.C. así que somos más silenciosos y discretos. Hasta que oigo que me llaman, Chus se pone rígida y se queda quieta. Yo contesto y sigo moviéndome.

-Tardas tanto como las mujeres.

-No, es que me ha dado un apretón. (Ahora ella seguía moviéndose, le estaba dando el mismo morbo que a mi)

            El siguió hablando de temas distintos y nosotros seguíamos follando como desesperados, Chus se había apoyado en mí, su boca sobre mi hombro, me lo estaba destrozando. No me quedo más remedio que decirle a Miguel, que cuando estaba en esa situación, saber que tengo a alguien pegado, me corta. El me pidió disculpas y me dijo que lo entendía.

            Fue oír que la puerta se cerraba nuevamente y follar a toda velocidad, hasta que nos morreamos y nos corrimos los dos, de una manera desconocida. Nos vestimos y nos arreglamos, yo saldría antes por si su marido estaba en el pasillo. Le haría una llamada perdida cuando no hubiera peligro. Me dio su número y salí.

            Cuando lo hice allí estaba Miguel esperando. Le dije de ir a esperar fuera y él se vino conmigo. Íbamos camino al exterior mientras el criticaba las tardanzas de las mujeres en el servicio y eso que iba sola, añadió. Una vez fuera hice como si consultara si tenía alguna llamada perdida y le hice una a Chus, la cual salió a los cinco minutos.

            Luego durante la comida hice que me había llegado un aviso urgente y me disculpe por tener que irme. Mientras Miguel fue al servicio, le dije a Chus que la próxima vez me follaría su culo, no contesto solo me miro con complicidad.

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Mi tia Lucia. Madura complaciente. (2)

Mi tia Lucia. Madura complaciente.

No hay nada como una madura insatisfecha como Tere

Esther una madura aún más necesitada.

Primera vez con Sofí, pero no la última.

Continua el sorpresón con Maite - 2

Continua el sorpresón con maite

Sorpreson mas que agradable

Esther una madura necesitada

Primera vez en todo