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La caliente y fogosa Carmela

en Sexo con maduras

 

Llego el día señalado, me tocaba empezar como monitor en el gym. Mientras me dirigía hacia allí, me sentía extraño, no sabía cómo podría ir todo, pero era cuestión de intentarlo, yo sabía que no se me daba mal. La primera pega para mí, fue que me hacían ir con una camiseta de tirantes, algo que no me gustaba nada, prefería las de manga corta, pero como todas las personas que trabajaban allí iban igual, me tuve que aguantar.

            Yo estaría encargado de ENTRENAMIENTO FUNCIONAL (Diversidad de ejercicios para un acercamiento integrado para mejorar la fuerza. Se ejercita con nuestro propio peso corporal y además se utilizan remos, barras, discos, balones medicinales…) con esto se aumenta la masa muscular, se mejora la coordinación, fuerza y potencia entre otras cosas. La otra faceta seria el BODYPUMP, que entonces por aquí no se llevaba mucho. (Se trabajan los principales grupos musculares y se mejora tanto la fuerza muscular, como la resistencia, pero quemando muchas calorías. Muchos médicos se lo aconsejaban a las mujeres, sobre todo, porque aumentaba la densidad de los huesos y contribuía a prevenir la osteoporosis.

            Cuando llegue me explicaron el funcionamiento, ya que yo lo conocía como cliente, no como trabajador, explicándome todas las interioridades del gimnasio. La bienvenida por parte de las personas que trabajaban allí fue gratificante, lo que me hizo más fácil todo.

            Yo me quede en el área que me correspondía, empezó a llegar la gente, no era como en pleno invierno que a esas mismas horas estaba lleno, el numero era reducido. Las personas llegaban y no consultaban nada. Veía gente haciendo mal los ejercicios con pesas… entre otras cosas no calentaban y algunas cosas las utilizaban indebidamente. Con buen rollo me acerqué a algunos y les quise explicar cómo hacerlo, pero pasaron de mí.

            Luego llegaron un grupo de chicos jóvenes y se dirigieron a mí, querían ponerse en forma, tonificar sus músculos. Les explique una tabla y ronda de ejercicios, entre ellos el calentamiento, fueron muy disciplinados y eso me gusto. También llegaron un grupo de chicas de entre 16 y 25 años, a algunas ya las había visto antes ejercitándose. El primer contacto con ellas fue muy agradable y también preguntaron qué hacer, haciendo lo que yo les dije. La cosa iba estupendamente, de momento.

            A las 09,30 horas se iniciaba la primera clase de BODYPUMP, que la había estado anunciando bastante tiempo el gym. En la cual se utilizaría música, que se había seleccionado cuidadosamente y así sería más entretenido. Yo pensé que vendría poca gente, pero diez minutos antes ya había mucha gente esperando, en una zona que era un aula apartada del resto del gimnasio.

            Se apuntaron las chicas jóvenes, los chicos también, lo que no se si estos últimos se apuntaron por estar cerca de las chicas y luego un grupo importante de maduritas. Que a alguna ya conocía yo de vista, de otras veces en el gym. Yo creía que sería más fácil, pero cuando vi tanta mujer y que, con esas mallas, la mayoría estaban que crujían de buenas, lo dicho sería difícil. También imagine que allí estaría la “madrastra” de Luz, pero vete a saber quién era. Porque más de una tenia cara de calentorra. Algo que hacía que yo me pusiese más cachondo. Pero tenía que ser profesional y no mezclar trabajo con sexo. Que además ya me lo habían advertido.

            Notaba mucho cuchicheo, mucha confidencia, sobre todo en las maduras, aunque las jovencitas tampoco se quedaban atrás. Puse la música y yo me quedaba frente a la gente, haciendo el mismo ejercicio con pesa que había explicado al principio. Fui animando a la gente y tuve que dejar mi barra en el suelo, para acercarme a corregir los ejercicios de algunas. Estar tan cerca de algunas, me ponían muy burro, pero entretenía a mi mente con otras cosas.

            Lo que me extraño, que nadie se quejaba del ejercicio durante un poco más de media hora que duro. Por ser la primera vez estaba bien. Fueron animándose ellas solas y no paraban de preguntarme como hacer distintos ejercicios con las pesas, algunas hinchaban el pecho, lo que hacía que parecieran que las tetas les iban a salir. Luego estaban las que querían hacer ejercicio para fortalecer el culito, yo pensaba para mi maliciosamente, el ejercicio que les daría yo al culo.

            Como yo hacía más caso a las maduritas y por lo que se ve se notó mucho. Algunas jovencitas se picaron, lo que resulto divertido. Entre unas cosas y otras así pase la primera mañana. Cuando llegue a casa iba más caliente que nunca. Pero la curiosidad me corroía para saber quién era la madurita casada con el padre de Mari Luz. Pero también pensaba en Carmela. No tenía su teléfono, ya que nuestra relación era casual, no éramos íntimos amigos y tampoco sabía si estaría de vacaciones. Lo mejor para saber más era hablar con German.

            En los días siguientes estuve viéndome con German, solos los dos y siempre al terminar me decía de comer o cenar un día juntos, yo siempre me disculpaba porque no quería molestar en su pareja. Diciéndole que lo mismo con más gente… y lo dejaba ahí.

            Y en el gimnasio cada vez teníamos todos, más confianza. En alguna ocasión se me escapo un poco la mano, tocando algún culo, como quien no quiere la cosa y eso sí, siempre con la excusa de explicar bien algún ejercicio y sobre todo con una chiquita jovencita de 22 años. También recibí muchas indirectas, tanto de las maduritas como de las jovencitas. Era demasiada tentación. Pero cuando llego a un momento peligroso, fue después de una sesión larga de ejercicios, cuando fui a parar la música, se acercaron cinco maduritas, las que yo veía muy “peligrosas” me traían una botella de agua. Y nos pusimos a hablar allí, mientras el resto abandonaban el aula, para irse al gym.

            Todo iba con segundas y con algunos elogios por lo bien que daba las clases. Alguna me decía que tocara, para ver como tenia de duros los músculos… muchas provocaciones. Como estaba bastante moreno, ellas me preguntaron qué a que playa iba. Cundo dije a las que solía ir. Todas abrieron la boca y varias dijeron a la vez… “SON NUDISTAS” yo riéndome les dije que ya me di cuenta, a lo que se rieron también. Macarena (48 años, no estaba gorda, era voluptuosa, pero muy bien tonificada, fuerte, tetas normales y culo potente) era la más atrevida y dijo que ella iría, pero que le daba corte ir sola. Almudena (45 años, delgada y alta, feuchilla de cara, tetas medianas, pero por lo que se veía buenos pezones, que se le marcaban siempre y un buen culo) le contesto que a ella le pasaba igual. Tina (50 años, rellenita, pero de cara angelical, tetas grandes y culo también grande, de estatura media) dijo que si todas se apuntaban ella lo mismo se animaba. Martina (44 años, alta, de buena constitución, estaba muy buena, lo tenía todo muy bien puesto) también dijo que se apuntaba. Y la última Bea (40 años, era espectacular en todo, cara, labios, su sonrisa, mirada perturbadora y misteriosa, culo grande pero perfecto de forma y unas tetas con unos pezones que se marcaban como misiles de lo grandes que se notaban) dando una carcajada dijo que ella imposible, no por falta de ganas, sino porque si su marido se enteraba… todas dijeron que ellas también tenían maridos y que sería como una travesura. Pero no la hicieron cambiar de opinión.

            Yo no entendía la conversación, hasta que me dijeron de ir con ellas un día, para no ir solas, que con un hombre se sentirían más protegidas. Si Bea hubiese dicho que sí, no lo hubiera dudado, porque desde el primer día la eche el ojo. Mire su ficha como la de las demás, por eso sabia su edad exacta. También por si averigua la dirección de la casa de Mari Luz. Para saber quién era la mujer por la que profesaba tanto odio. Mi respuesta fue que lo tenía que pensar, que no quería malos rollos en el trabajo. Ellas me tranquilizaron diciéndome que sería nuestro secreto. Pero que les tenía que avisar para decir…  “Que iban de playa y comida de chicas” les repetí que me lo dejaran pensar y regresé a la sala de aparatos.

            Antes de terminar la mañana y cuando se iban, me acerqué a ellas y les dije que eligieran el día, me sonrieron y me dijeron que ya me dirían. Yo me fui a cambiar y pensando si había tomado la decisión correcta, pero sé que lo hice por si Bea cambiaba de opinión. Me despedí de los compañeros de trabajo y cuando salí a la calle, allí estaban ellas en la acera y cuando llegué a su altura, me dijeron que el próximo jueves.

            Cuando caminaba para mi casa, pensaba que todas juntas eran muy valientes, pero solas no creía que lo fueran tanto y no tenía muy claro que se atrevieran a desnudarse por completo, pero lo que, si era seguro, es que en el momento que una lo hiciese, las demás irían detrás. Cuando llegue a casa, me prepare algo ligero para comer rápido e irme a la playa, pero mientras llame a German que quede en hacerlo. La conversación fue muy amena y me invito esa noche a cenar con más gente. Yo trataba de sonsacarle, pero sin mostrar interés, sobre las personas que irían. Como no lo logre, le dije que como irían todos en pareja, sería un rollo para mí, que otra vez seria. Pero me contesto que no, que habría gente que iría sola. Entonces fue cuando me confirmo quienes iban seguro. Entre los que no estaban seguros, pero que había alguna posibilidad estaba Carmela, después de oírle y aunque no estaba la cosa confirmada, “me deje convencer” y le dije que iría, diciéndome donde sería la cena.

            Llegue a la cena a la hora señalada y ya estaban casi todos allí, habían llegado más temprano que yo. Nos saludamos y pude ver a Carmela. Ellas se habían puesto muy guapas, muy atrevidas, como si fuera una competición. La verdad que estaban todas muy sexys. Aunque para ser justos, los chicos también íbamos muy acicalados. Nos sentamos y yo me quedé bastante cerca de Carmela, me di cuenta de que había tirantez entre ella y su novio, casi un enfado. No tarde en enterarme por una chica que estaba sentada a mi lado, que el novio se había mosqueado por el vestido tan escotado que llevaba. Yo creo que no era motivo para enfadarse, pero el escote con esas mega tetas, era espectacular, parecía que querían salirse de allí. Era raro que tanto los que estábamos allí, como los que pasaban, no moraran hacia esas tetas.

            Tuvimos entre ella y yo miradas de complicidad, solo eso y muy discretas. Pero el enfado del novio fue creciendo a lo largo de la noche, se le notaba a punto de estallar. Logramos entrar en conversación con el novio y eso parece que le fue calmando. Ya pintaba mejor todo y antes de terminar de cenar, propusieron ir a un sitio que en esa época estaba en auge, que era para gente de nuestra edad ya que todas querían bailar, aunque algunos de los chicos pusieron reparos en eso de bailar.

            El sitio estaba bastante lleno. Logramos pillar un buen sitio y al rato estábamos bailando casi todos, aunque varios chicos se quedaron juntos, que no bailaban. Cuando estábamos bailando, yo miraba detenidamente a Carmela e imagino de muchas de las personas que había allí también. Porque a pesar de los movimientos desmedidos del baile, las tetas no se le salían, aunque en todo momento parecía que lo harían. Era espectacular verla y cuando se daba la vuelta, ver ese culo en movimiento era como si me llamara a gritos.

            En un momento determinado pude ver cerca al novio, que miraba con cara de pocos amigos a la novia. Yo me salí y cuando llegue donde estaba el, como quien no quiere la cosa, trate de distraerle, primero porque no sufriera tanto, pero como no tengo la necesidad de mentir, para que no se fueran de allí, que, aunque no hiciera nada esa noche, me daba placer verla y poder conseguir su teléfono. Pero hablaba con él y me daba cuenta que su mente estaba en otro sitio. Cuando regresaron todos a beber algo, el espectáculo se desato, tuvieron una bronca monumental, hasta el extremo que él quería que se fuesen y ella decía que le apetecía bailar, el en tono serio, de ordeno y mando, le dijo que él se iba y ella dijo que se quedaba. Su cara fue más que de enfado, fue de decepción, marchándose muy enfadado, dos de sus mejores amigos salieron detrás de él, regresando y diciendo que se había ido.

            El ambiente estuvo un poco tenso hasta que volvimos a bailar. Yo intentaba ser discreto, pero me costaba. La tentación era demasiado grande. Tampoco sabía la reacción de ella si yo intentaba algo, porque lo cierto que ella no daba pie y estaba un poco preocupada, enfadada y descolocada. Al final se fue bastante gente, quedando tres parejas, Carmela, otra chica y yo. Ya eran más de las dos de la madrugada y las parejas dijeron de irse, estaban muy acarameladas y me imagine que tenían ganas de estar a solas. Las parejas se ofrecieron a llevar a las chicas solas y yo dije que no se preocuparan, que las llevaba yo y así quedo la cosa.

            A la primera que deje fue a la otra y le dije a Carmela que donde vivía exactamente para poder llevarla, ella con voz entre seria y preocupada me dijo… “Llévame a cualquier sitio menos a mi casa, que seguro que mi novio está esperando para seguir con la bronca” yo no sabía si sería acertado, pero le dije que si quería podíamos ir a mi casa. Ella asintió con la cabeza y nos fuimos para allí. En el trayecto trata de entretenerla conversando con ella, pero no hizo ningún efecto.

            En el ascensor se puso bien separada de mí, no me miraba, se había perdido la complicidad. Llegamos a mi casa y entramos. Le ofrecí una copa y me dijo que sí. Pero me pidió ir al aseo sin falta, le acompañe y le señale la puerta. Entro y regrese a poner la copa. Puse un poco de música ambiental y me senté a esperarla, dejando la copa en el centro de la mesita, para que ella decidiera donde sentarse, ya que desde donde lo hiciera la copa quedaría a la misma distancia, sería una forma de saber si había posibilidades, porque si se sentaba en el sillón donde yo estaba, la noche podría no estar perdida.

            Esta yo haciéndome esas elucubraciones, cuando oigo que sale del aseo y viene. Casi se me cae el vaso con el refresco, apareció totalmente desnuda. Sonriéndome me pregunto si me había dado alguna pista ya. Me levanté y me fui para ella, besándonos con pasión, deseo y demasiada calentura. Me fue desnudando allí mismo y yo la ayude, pronto estuvimos los dos totalmente desnudos en el salón. Me fue empujando hasta sentarme en el sillón grande y ella se puso a horcajadas sobre mis piernas. Colocándose de tal manera y sin utilizar sus manos, sus piernas, para que los labios de su coño, atraparan mi polla sin necesidad de metérsela, era una autentica artista. Luego hacia sutiles movimientos haciéndome un a paja de esa manera.

            Luego agarraba mi cabeza y me aplastaba con sus tetas, se las devoraba con toda la lujuria del mundo y por lo que oía ella lo disfrutaba. Nos besábamos con todo el morbo del mundo y yo le decía las ganas que le tenía desde el día de la playa. Ella con voz totalmente cachonda me respondió… “Pues no te digo yo, buffff… que he cabreado a mi novio para que esta noche me plantase, que cuando se enteró de que iba yo, lo tenía claro, pero que ahora no la defraudara que tenía muchas expectativas conmigo y con el amiguito que tenía entre mis piernas…”

            Le dije lo puta que era y mirándome a los ojos, me dijo que no lo sabía yo bien, que lo descubriría en poco tiempo. Apretándose mas contra mi polla, lo hacía de una manera bruta y me mordía los labios, hasta hacerme daño, estaba claro que le gustaba el sexo duro o eso me parecía, era hora de comprobarlo. En la posición que estábamos, ese culazo que tenía quedaba a mi disposición, levante una de mis manos y la deje caer, el sonido al impactar con su nalga fue atronador, me miro y me mordió con más rabia, le di otra más fuerte y mordiéndome ahora el lóbulo, me dijo… “Me has entendido a la primera, cabrón y el inútil de mi novio, todavía no”

            Nos fuimos para mi habitación, nos empezamos a hacer de todo en la cama, hasta que iniciamos un 69, pocas mujeres recuerdo yo que se metieran mi polla en la boca de esa manera. Cuando mi lengua follaba su coño y titilaba su clítoris, notaba como se derretía, pero lo que le puso totalmente candente, fue cuando noto como un dedo mío penetraba su culito. Ese momento fue culminante. Lo tenía súper apretado. Cuando le metí el segundo dedo, se encendió mas, pero el tercero que me costó mucho, fue el detonante de que se avecinaba su orgasmo, por lo que atrapé con mis labios el clítoris, para “castigarlo” con mi lengua, lo que hizo que tuviera una abundante corrida.

            Su respiración, era ruidosa y agitada una vez que se corrió, me miro con cara de vicio total y se sentó sobre mi polla, esta vez se la metió hasta adentro. Y así sentada, empezó a moverse con cierta “agresividad” hasta el punto, que con sus manos apretaba mis pezones como nunca antes nadie me hizo. Estaba tan fuera de sí, que yo creo que no media. Ahora era yo quien agarraba sus pezones y los apretaba esperando que se quejara un poco, o ver una expresión de su cara que me indicara que aflojara, pero ella solo miraba hacia el techo, más que moviéndose, saltando de una manera exagerada, no era posible se estaba corriendo otra vez, lo hizo igual de salvajemente que la primera. Se dejó caer sobre mi pecho, algo que le costaba por el tamaño de sus tetas y empecé a notar como succionaba uno de mis pezones, como jugaba con su lengua, era una maestra.

            Se quedó un poco tranquila y relajada, mirándome me dijo… “Es que no sé por qué, pero cuando uno el sexo con un poco de dolor, pierdo el sentido, me vuelvo diferente…” no había sido necesario que me lo dijese, me había dado cuenta desde el primer momento. Mientras nos mirábamos, tumbados de lado, medio abrazados, mi mano se fue nuevamente a su culo, mis dedos empezaron a jugar, ella me sonreía sin decir nada, pero sus ojos le traicionaban. No hizo falta palabras, le hice ponerse boca abajo, ella me pidió la almohada, la doblo y se la puso debajo, decía para que no le molestasen sus tetas.

            Una vez colocada, metí mi boca y le comí el culito, ella gemía intensamente, mientras lo hacía, mis dedos no paraban de entrar y salir de su coño, de excitar a tope su clítoris, era necesario que estuviese otra vez muy caliente, así sería mejor. Cuando noté que ya estaba en “situación”, cogí de mi mesilla lubricante y se lo fui a poner en su culo, pero ella me dijo que no, que quería notarla a tope. Estuve a punto de por lo menos ponerme en mi polla un poco, pero le hice caso.

            Me costó mucho meter la cabeza de mi polla, estaba muy apretado, aunque ella colaboraba estaba costando, no se quejaba nada, si me paraba protestaba, era algo única, jamás hasta ese entonces había desvirgado un culo de esa manera. Pero en vez de encontrar alguna queja, me encontré con una mujer muy excitada, a pesar de mi dolor, porque también me hacía un poco de daño, más de la mitad se la metí de un solo empujón, corriéndose otra vez, esta tía era increíble.

            Era la primera vez que me follaba un culo de esa manera, yo embistiéndolo sin compasión y ella echando su culo hacia atrás, en cada embestía para notarlo más. Y al final ella se volvió a correr cuando noto como le llenaba el culo, gritamos los dos de una manera desaforada. Quise sacar la polla y ella me dijo que no, que quería seguir notándola y así lo hice hasta que se fue la erección, se la saque, nos quedamos los dos rendidos y dormidos. Cuando desperté por la mañana me encontré solo y no me entere cuando ella se fue. Busque alguna nota, pero no había nada. ¿Sería principio y fin?

            Seguí con mi trabajo y los días fueron bastante normales, hasta que llegó el miércoles y cuando terminaban, se acercaron dándome un papel. Donde venía la hora y el lugar. Me fastidiaba el que no viniera Bea, pero también me conformaba. El jueves acudí normalmente, pero ellas no asistieron, algo que si me llamo la atención. Cuando termine de trabajar, que ya eran más de la 1 de la tarde, como tenía mi mochila ya preparada, me monte en mi moto y me fui para donde habíamos quedado, el sol pegaba de justicia, un día muy caluroso y lo digo en todos los sentidos. Llegue a la zona que era una carretera además de mal asfaltada, de solo dos carriles, uno en cada sentido. Me pare y apenas cinco minutos después, aparecía un coche grande que me pito, eran las cinco, también Bea. Bajaron una ventanilla y me dijeron que me seguían.

            De las playas que había nudistas les lleve a la más discreta, si no contamos con los típicos mirones, pero la hora que era, tampoco habría muchos. Una vez que llegamos, les dije de dejar mi casco dentro del maletero y no hubo problema, pero cuando lo fui a meter, llevaban una nevera de playa mega grande, como para abastecer un ejército. Y como no, me toco cargar con ella.

            Me marearon un poco, porque no decidían el sitio donde querían ponerse, hasta que ya me harté y deje la nevera en un sitio, les mire y con voz firme les dije “AQUÍ ESTA BIEN, AQUÍ NOS QUEDAMOS” me miraron y no dijeron nada. Ahora llegaba el momento crucial, lo había pensado mucho, pero no tenía ni idea de quien sería la primera.

            Todas venían o con pantaloncitos de playa con camiseta y debajo un bikini, o con una camiseta hasta los muslos, con el bikini también debajo. Eso sí, todas se quedaron en bikini de una manera rápida y tranquila. Yo me aguantaba la risa, porque veía su indecisión. La primera valiente fue Almudena, que se quitó primero la parte de arriba y luego la de abajo, la note un poco nerviosa, pero fue muy decidida. No me había equivocado, tenía las tetas de medianas a pequeñas, pezones muy negros y grandísimos, pero su culo era mejor de lo que yo pensaba. Bien firme, con una forma bonita y una cicatriz muy discreta, que supuse que sería de una cesárea.

            Fue quedarse ella desnuda, cuando el resto más tímidamente empezó a hacer lo mismo, para dejarles más tranquilidad, me quité el bañador de espaladas a ella y me fui al agua, solo me vieron el culo, fue lo suficiente para oír un par de silbidos y oír las frases con doble sentido que oía en el gym.

            Desde el agua pude ver como se desnudaban y se tumbaban. Seguí bañándome un rato y decidí salir, quería ver sus caras. Aunque llevaban las gafas de sol puestas, vi como miraban y como movían los labios de una forma muy discreta. Me gustaba que me miraran así. Llegué hasta donde estaban ellas y allí de pies mirándolas, con total naturalidad les dije que el agua estaba buenísima, que se bañaran… ellas estaban calladas, hasta que como siempre Macarena soltó la primera andanada… “Tu si te pones boca arriba en el agua, por el periscopio te pueden confundir con un submarino” todas se rieron y yo me sonreí.

            Según fue pasando el tiempo, todas se fueron habituando a la situación, de tal manera que ya se tranquilizaron. Las dos que mejores estaban que eran Bea y Martina, por este orden. Se levantaron para ir al agua. Martina estaba muy buena, pero Bea era algo difícil de definir de lo buena que estaba. Y el toque de perfección lo tenía en sus tetas, eran grandes con unos pezones marrones, muy bonitos, que cuando estuvieran en erección serian para comérselos, pero lo mejor, que tenía las tetas caídas lo justo, para ser perfectas.

            Sus movimientos de culo, provocaron que me tuviera que tumbar boca abajo y dejar de mirar, por lo que podía suceder con mi incontrolable polla. Cuando regresaron del agua, dijeron que ra hora de tomar algo. Habían traído sándwich de todo tipo y bebida, con alcohol y sin alcohol. Nos sentamos en círculo y nos pusimos a comer. La conversación se basó principalmente en lo que dirían su marido, hijos… si las vieran allí. Cada una especulo con lo que diría su marido. Estuvieron graciosas y nos reímos.

            Tal como estábamos sentados, podía ver a alguna sus coñitos, al tener las piernas algunas cruzadas. Me volvía a poner malo. Martina y Bea, iban depiladas llevando un poquito de vello en el pubis, cada una de una forma diferente. Almudena, lo llevaba todo depilado. Macarena y Tina, no los llevaban depilados, pero eso sí muy arregladitos.

            Macarena como siempre tomo la iniciativa y pregunto que me parecían. Yo me hice el tonto, contestándole que muy simpáticas. Dieron varias carcajadas y me dijo que físicamente. Yo les dije que todas estaban muy bien, cada una en su estilo. Protestaron y me dijeron casi todas, que eso lo decía para quedar bien. Les miré moviendo la cabeza y con un tono un poquito más serio, les dije… “Lo he dicho de verdad, pero para que lo tengáis más claro… si os referís a que, si me lo haría con alguna, os diría que sin pensármelo”

            Después de un momento de shock, se rieron y me dijeron que era muy bruto, que era poco delicado. Cortándoles les pregunte… “¿Bueno y que pensáis de mí?” se volvieron a reír y Macarena, dijo que nunca había visto, señalando mi polla, una sin nada de pelo. Ahora quien me reí fui yo, porque lo decía con cara de sorprendida. Al derivar la conversación por esos derroteros, el verlas allí, tan a mano, el calor, todo eso hizo que se me pusiera, como se suele decir morcillona, lo que me avisaba que en cualquier momento podía suceder lo inevitable.

            Se dieron cuenta. Ahora fue tina, que con las tres cervezas que llevaba se envalentono y me pregunto qué cuanto me media. Martina que estaba comiendo el final de su sándwich, se atraganto y empezó a toser de una manera preocupante. Bebió un poco y parece que se le paso.

            Se tranquilizó la cosa y fue Bea la que metió ahora prisa por irse, ya eran casi las cinco de la tarde y ella tenía que hacer cosas. Al levantarme mi polla que estaba a media erección, se vio con más detalle y note como alguna le daba un codazo a otra, lo que me hizo gracia.

            De camino al coche, Tina decía que le había gustado mucho ir a esa playa, que teníamos que repetirlo, unas dijeron que si, otras que ya verían y yo no conteste nada, porque entendí que iba entre ellas, pero había muchas posibilidades de que me volvieran a invitar y no tardando mucho.

 

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