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Reencuentro morboso y excitante con Montse

en Sexo con maduras

 

               Tenía ganas de encontrarme con Montse, no había dejado de pensar en ella durante todas las vacaciones. También tenía algo de temor, a que todo se hubiera enfriado, ya que quedamos en que me llamaría y no lo hizo. Tampoco me extrañaría, ya que con algunas de las parejas con las que he estado, con el tiempo dejaron de llamarme, normalmente por preocupación de los maridos, algo que entendía y esto es lo que podía haber pasado con Montse y Juanma.

                Por si acaso no insistiría, dejaría pasar el tiempo. Estuve toda la semana bastante liado, tanto como con los estudios, como con algún trabajo que me salió. Pero eso sí, el domingo me fui a la cafetería para ver qué pasaba. Los vi acercarse a donde yo estaba, cuando me vieron me dio la impresión de ver un brillo de alegría, en los ojos de ella. Vinieron y me saludaron con toda cordialidad, preguntándome como lo había pasado, cuando había llegado…

                Estuvimos hablando durante unos diez minutos y cuando se iban a ir, Juanma me pregunto… “¿Te interesaría cambiarnos todo el sistema informático del buffet?” le conteste sorprendido… “Primero tendría que ver lo que queréis, que lo mismo me viene grande y no puedo hacerlo” prácticamente al unísono me contestaron los dos, que me pasara por ahí y lo veíamos. Dándome la dirección de donde estaba el buffet. También me dijeron que pasara cuando quisiera, que uno de los dos estaba siempre.

                Me lleve una gran alegría después de hablar con ellos. Lo tenía muy claro, al día siguiente, si podía ser, saldría pronto de la universidad y me acercaría a verlos.

                Ya era lunes y a mitad de la mañana pude escaparme e ir al buffet de Juanma y Montse. Cuando llegue al lugar, una calle muy conocida, llegue al portal y pregunte al conserje, que me indico que era allí, en la entreplanta. Subí y cuando me abrieron, lo hizo una chica joven, muy bien vestida y muy atractiva. Me pregunto si tenía cita, le dije que me estaban esperando y le dije quién era, ella descolgó un teléfono y hablo con Juanma. La chica me dijo que le acompañase y me llevo al despacho de Montse, le dijo que su marido le había dicho que me atendiera ella.

                Ella estaba en plan abogada, muy seria, tal vez demasiado estirada, vamos… muy profesional. Me conto que lo que querían era cambiar todos los aparatos informáticos, impresoras, etc. Cogí una libreta y le acompañé para saber exactamente todo lo que había que cambiar. Yo creía que el sitio era normalito, ni muy grande ni muy pequeño. Pero según me lo iba enseñando, me di cuenta de que era grandísimo y con mucha gente trabajando allí.

                Recorrimos todo el sitio y me fue presentando, principalmente a los abogados y abogadas. Para finalmente acabar en el despacho de Juanma. Cuando entre en el…

JUANMA-Que te ha parecido… ¿Podrás? ¿Cuánto costara? ¿Más o menos?

YO-No te puedo decir, primero tengo que saber exactamente lo que queréis, con detalle. Luego hacer los cálculos…

MONTSE-Pero lo importante, si decidimos de hacerlo, ¿Podrías hacer tú la instalación?

YO-Si la instalación solo, si podría. (En ese momento entro un hombre, de la misma edad que Juanma más o menos, pero peor cuidado, con una barriga prominente)

JUANMA-Carlos te presento a Nicolás, nuestra mano derecha.

NICOLAS-Así que tú eres el que nos vas a cambiar los ordenadores. Pues a ver si es verdad, que estos son muy antiguos ya. ¿Le habéis dicho todo lo que queremos?

JUANMA-Se lo hemos contado por encima, ahora Montse se lo detallara.

MONTSE-Aprovechare para almorzar, estaremos en la cafetería de abajo.

                Nos fuimos hacia el despacho de ella, a recoger lo que me deje allí, entramos ella cerró la puerta y se tiró a mi boca desesperada. Fue un beso largo, de los más morbosos y calientes que yo había tenido. Nos tranquilizamos y nos fuimos a la cafetería. Allí en una mesa apartada, abrí la libreta cogí el bolígrafo, dispuesto a escribir…

-Pues dime que es lo que queréis.

-Deja eso de momento, que lo que yo quiero es que me “comas”. Llevo quince días muy “alterada” y desde ayer que te vi, nerviosa, acelerada….

-Jajaja… es que tu marido no te “atiende” como necesitas.

-Creo que después de lo que hemos vivido, es una tontería andar con subterfugios.

-Tienes razón.

-No es que no me atienda como necesito. Es que no me da lo que AHORA necesito, que es distinto. Y lo hemos hablado durante estos quince días, nos hemos sincerado y lo tenemos todo muy claro.

- ¿Y qué es lo que necesitas ahora y que es lo que tenéis claro?

-No debía de contártelo, pero qué más da. Yo he tenido siempre muchas fantasías, imagino que como todos. Lo único que no me atrevía a realizarlas, ni se me pasaba por la cabeza, hasta que te conocí y ahora estoy abierta a todo.

- ¿Qué fantasías?

-Antes pocas, desde que te conocí muchas. Como hacer el amor con dos hombres.

-Sería más correcto decir follar… ¿No? (la interrumpí)

-Bueno pues sí, follar con dos hombres, desafiar lo prohibido, follar en el trabajo, sumisión, dominación… combatir la rutina.

-Pues no quisiste que invitara al del agujero a follar y lo de ¿Sumisión y dominación?

-No me lo esperaba, me pillo por sorpresa. Me gusta cuando TU me dominas, me haces sumisa, cuando me tratas fuerte, seguro que me entiendes. Me gusta dominar a mi marido, no sabía que eso me podría poner como me pone.

- ¿Nunca tuviste la fantasía de estar con otra mujer? Y que es lo que más te gusta cuando te domino o como tu dice cuando te trato fuerte.

-Con otra mujer jamás lo pensé, pero te reconozco que fue algo que no puedo describir, con la cantidad de veces que se me han insinuado mujeres, madre mía. Y de lo otro me gusta pues eso lo “bruto” que eres. Que pasas de la dulzura a la “violencia” en el momento justo, esos cambios de ritmo son bestiales.

- ¿Te gusta las cosas fuertes que te digo?

-No sé para que lo preguntas, si lo has notado, claro que me pone y antes de que me lo preguntes, que te veo venir… me gustaría decir más pero no soy capaz de decir lo que deseo en esos momentos, pero dame tiempo y ayúdame.

-Jajaja… te ayudare. Pero dime lo que piensa Juanma.

-Eso mejor que lo descubras.

-No, tú me darás una buena pista de lo que le gusta, piensa y quiere.

                Cuando ella después de pensárselo un poco, me iba a contestar. Tuvimos que interrumpir nuestra conversación porque llego una mujer, de unos 45 más o menos y saludo a Montse. Era una mujer alta entre rellenita y voluptuosa. Con un pantalón súper ajustado, que, viéndola bien, no dejaba nada para la imaginación. La camisa iba a juego con el pantalón, me refiero a lo de ajustada, parecía que, en cualquier momento, los botones de la blusa saldrían disparados, era imposible contener esas dos protuberancias que tenía por pechos. Montse se levantó y se dieron dos besos. Por el saludo pude ver que se llevaban bien. Ella no se esperó y dirigiéndose a mí, me dijo… “Ya que mi amiga no nos presenta, yo me llamo Marialis” tenía acento de uruguaya o argentina. Yo le dije que me llamaba Carlos.

MONTSE-Chica es que ni me has dado tiempo a presentarte. Como eres. Carlos no la hagas caso que siempre es así de loca. (Pero lo cierto es que fue verla y pensar en trazar un plan para llevármela a la cama, por no decir que me la tenía que follar)

YO-Ya veo que os lleváis bien.

MARIALIS-Que va… nos “odiamos” jajaja

MONTSE-Jajaja… no lo sabes tú bien. ¿Cómo has sabido que estaba aquí?

MARIALIS-Tu marido me lo dijo.

MONTSE-Que no te lo hemos dicho, Carlos. Ella es la mujer de Nicolás.

            Mientras desayunábamos seguimos con la conversación. Marialis era una provocadora nata, me hacía muchos comentarios con doble sentido y congeniamos bien, por lo que yo le seguía la corriente. También me entere que era argentina y que llevaba aquí ya 20 años. En un momento dado dijo que iba al servicio. Cuando se fue…

-No te creas que algunas cosas las dice en broma, si te pilla no te escapas… jajaja, que tiene mucho peligro la argentinita. Que se de lo que hablo. Y encima a ti se te cae la baba.

-A mí no se me cae la baba y de caérseme seria con lo que quiero hacer contigo.

-Adulador.

-Porque dices lo de tu amiga, lo del peligro y demás.

-Hombre, primero porque me ha contado muchas confidencias y segundo porque siempre he tenido la sensación de que me ha tratado de seducir.

- ¿Y si lo hiciera ahora?

-No creo que lo hiciera, con mucho tacto y como quien no quiere la cosa, deje claro que a mí las mujeres no me iban.

-No me has contestado.

-Pues ahora, no te sabría decir.

-Pero no creas que se me ha olvidado que me tienes que responder a lo de tu marido.

-Jajaja… antes de que se me olvide, luego te mando un correo con los detalles de lo que queremos en el buffet.

            Llego Marialis y nuevamente se puso a provocarme. Y yo además de seguirle la corriente, la picaba más. Ella se envalentonaba, ante las sonrisas de Montse y su silencio. Luego, no se bien como fue, pero salió el tema de la playa, que seguro que era de los cortados… no tenía ni idea por donde iba, pero por la cara de Montse, tampoco ella le pillaba el sentido. Pero tanto picarme, que decidí que era el momento de contraatacar y le pique hasta tal punto, que dije que a las playas que iba yo, que seguro que ninguna de ellas iba.

Lógicamente nada más decir eso, ellas preguntaron y les dije que yo solo iba a playas nudistas. Se quedaron calladas, en Montse era normal, porque estaba en su papel de casta y pura. Pero Marialis en seguida pico y toda chulita me dijo que ella iría sin problemas. Yo provocando, di un par de carcajadas y lo puse en duda. Cuando vi la cara que puso, no espere a que pudiera decir nada, le dije que yo iría ese al mediodía, que si querían…

Ella me dijo que por ella no habría problema, pero que su amiga Montse no se atrevería. Provoque a Montse, que seguía en su papel de ser una mujer muy “pura” y su respuesta fue… “Yo no soy como otros, yo trabajo y no me puedo ir así, sin más” entonces les dije que el sábado seria buen día. Que, aunque lo mismo el agua estaba muy fría, el sol se podía tomar bien.

Marialis sin pensárselo me dijo que donde y a qué hora, se la veía muy lanzada, lo dijo muy orgullosa. Les dije que a las 11:30 y les indique la playa. Montse contesto que a ella no la metiéramos en nuestros rollos. Marialis le contesto que no podía dejarla ahora tirada, que eran amigas… Dijo que se lo pensaría.

            Pues nada señoras, si sois tan valientes, yo estaré el sábado allí, así que si no os rajáis… allí estaré y me levante para no dar pie a nada más, disculpándome porque alegue que me tenía que marchar. En la despedida les di dos besos a cada una y a ambas se los di muy cerca de las comisuras de sus labios. Me fui para mi casa y a hacer cosas que tenía pendientes. A eso de las ocho de la tarde, recibí una llamada y era Montse. No me dio tiempo ni a decir dígame…

-Joder, eres tonto o que. No veas que lio. Esta tía es muy lista, nos va a pillar, va a descubrir todo y no quiero. Quiero que la gente siga pensando lo mismo de mí, es que…

-Tranquila, si seguro que se corta y al final pondrá cualquier excusa, ya lo veras. (Lo decía muy en serio)

-Eso es lo que tú te crees. Ha dicho que se va a depilar bien, que te va a poner cardiaco, que seguro que te cortaras tú. Ah y lo más descarado, que así aprovecha y me ve desnuda, lo único que me faltaba.

-Pues dos cosas te quedan, pon una disculpa y no vayas, o ves y compórtate normal. No tendrá por qué darse cuenta de nada.

-Es que te mato. Vaya dos, en donde me habéis metido.

-Bueno cambiando de tema, cuéntame lo de tu marido.

-Pues que todo esto le había superado, que cuando él lo pensaba y me lo proponía insistentemente, pensaba que todo se desarrollaría de otra manera, que lo podría controlar todo y que no ha sido así.

-Entiendo que esta celoso y que al verse sobrepasado no quiere seguir con todo esto. ¿No?

-Que va, todo lo contrario, ahí está lo sorprendente. Lo que ha visto le ha encantado totalmente. Que yo lo domine y que tú me domines le excita, pero lo que más le pone… es oírnos decir de todo, bueno más a ti, porque yo digo más bien poco. Y eso es todo.

-Seguro que no, que te has guardo cosas.

-Jajaja… pero eso está bajo secreto de sumario. Poco a poco lo sabrás y no me insistas más, que no diré nada más. Y volviendo al tema de antes, espero que te comportes adecuadamente en la playa, por lo menos si yo voy.

-Me comportare bien, no tendrás queja.

-Pues me lo pensare.

-Pero piénsate también salir esta noche, que mi polla necesita atenciones, sobre todo de esa boquita tan dulce que tienes y de ese culito prodigioso, que solo de pensarlo, se me pone durísima.

-Que cerdo que eres, ya me has puesto chorreando. Pero no sé si Juanma entre semana querrá.

-Dile de mi parte que quiero follarme a la puta de su mujer y que él lo vea, que me agarre mi polla y la coloque en tu coñito para ayudarme a follarte, pero díselo sin omitir nada.

-Bufff… yo no sé el, pero yo estoy… uuuhhhmmmmmm….

-Pues díselo, además te follare en la calle, en un pub, en el garaje, en una escalera… en cualquier sitio para que él nos tenga que ayudar.

-Se lo diré, pero que sepas que, si es si, será poco tiempo, que mañana tenemos juicio en Valencia y hay que salir temprano y frescos.

-Ok, ya me dirás.

            Pasaron pocos minutos, pero bien pocos. Cuando recibo un mensaje… “JAJAJA QUE BIEN LO VAS CONOCIENDO HA DICHO QUE SIIIIII A LAS 10 DE LA NOCHE EN LA SALIDA DE NUESTRO GARAJE”

            Le conteste diciéndole que me recogieran 15 minutos más tarde en otro sitio que les indique y me dijo que conforme. Desde el primer momento quería imponerme. A la hora indicada vi llegar su coche, era una calle apartada. Lo que me sorprendió es que venía ella conduciendo. Cuando pararon les pregunte por ello y me dijeron que Juanma tenía un esguince. Le dije que pasara a los asientos de atrás y a ella que se pusiera en el del acompañante que conduciría yo. Tardaron un poco en reaccionar, pero hicieron lo que dije.

            Una me vez me senté en el asiento del conductor. Me gire y los salude con más tranquilidad, a él le di la mano y le dije que lo íbamos a pasar muy bien, atisbe como un poco de vergüenza en él. Pero a Montse la agarre atrayéndola, uniendo nuestras bocas en un beso espectacular. Ella correspondió abrazándome y lo único que le falto fue subirse encima de mí. Bien alto le dije las ganas que tenia de follarmela por todos los sitios.

            A ella la vi que se había puesto fuera de sí, desenfrenada. Puse en marcha el coche y enseguida salimos a una avenida ancha y rápida. Le dije que todos estos días había pensado en ella y en las ganas que tenia de que me la chupara. Agarre una mano y la lleve a mi pantalón. Para que comprobara que era cierto, que estaba todo empalmado.

            No hizo falta que dijera nada más, con una habilidad inusitada, me saco la polla y al instante tenía mi polla entre sus labios. Juanma trataba de ver, pero yo sabía que solo podía ver el movimiento de la cabeza de su mujer. Le miré por el retrovisor y le dije… “Mira que he estado con mujeres, pero tu mujer la mama como ninguna, menuda zorra más maravillosa que tienes” vi que su cara ahora no era de vergüenza, era de excitación. La misma que debía de tener ella, porque mientras me oía decir eso, me la mamaba con más deseo. Los coches pasaban cerca de nosotros, pero nos daba igual. No nos preocupaba si nos podían ver.

            Era momento de buscar un sitio más cómodo y al final como también había prisa, decidí ir a mi casa. Aparcamos junto a la puerta y nos bajamos, eso sí muy discretamente. Caminábamos despacio por la cojera de Juanma, pero lo que más me gustaba era la cara de vicio que llevaba Montse. Una vez en el ascensor Juanma, tal vez un poco ingenuo, le pregunto a su mujer… ¿Cómo te encuentras? Ella con cara de alucine por la pregunta le contesto… “Pues chorreando, estoy que exploto por la calentura que llevo y loca por meterme el pollón de Carlos de una puta vez” hasta a mí me sonó un poco fuerte para la pregunta que hizo Juanma, ella se dio cuenta y entonces con mucha ternura, mirándole a los ojos y acariciando su mejilla le dijo… “Amor mío, eres el mejor marido que puede existir, me haces muy feliz y quiero que sepas, que tengas claro que te quiero mucho y solo te quiero a ti”

            Él iba a decir algo, pero ya se paró el ascensor y se tuvo que callar. Entramos en mi casa y nada más cerrar la puerta, ella le dijo que era lo que quería decirle en el ascensor. “Que yo también te quiero mucho y lo único que quiero es verte gozar, que saques la puta que llevas dentro, que no te contengas que llevas muchos días como una perra en celo, esperándole” hasta a mí me sorprendió.

            Ella después de oír todo eso, se cogió a mi cuello y nos besamos desesperadamente, estábamos pegados a él, que nos miraba sin pestañear. Metí mi mano debajo de su falda y pude comprobar que no llevaba bragas. Mordisquee su oreja y le dije que menuda puta estaba hecha y ella me dijo, que esa noche lo vería. En un visto y no visto, estábamos desnudos los dos, Juanma en un esquinazo mirándonos.

            Yo miré a Juanma y le dije… “Cornudo ahora si podrás ver bien como la puta de tu mujer que come la polla” ella se agacho y empezó a mamármela con unas ganas tremendas, se la metía casi hasta tener una arcada, para luego recuperarse pasándome su lengua por todo el largo de mi polla, sin olvidarse de comerme los huevos. Cuanto vicio tenia.

            La cara de Juanma era de calentura total, no me había dado cuenta de que se había desnudado. Se acercó para ver mejor a su mujer mamándome la polla. Se puso de rodillas y no quitaba su mirada. Su mujer se la saco de la boca y pasaba su lengua mirando a su marido. Tenía toda mi polla llena de saliva y ella me pajeaba sin quitar la vista de su marido, se acercó y le beso en la boca, a Juanma se le escapo un gemido.

            Ella volvió a meterse mi polla en la boca y cuando se la saco y mirando a su marido le dijo… “Vamos putita, pídelo que lo estas deseando, cornudo no te cortes…” Que lanzada estaba, además le salía de una forma natural, nada forzado. Agarro a su marido por el cuello y lo empujo a mi polla, él se resistió apartando su cara, mi polla le dio en una mejilla. La vi como cabreada, le agarro del pelo y esta vez mas bruscamente lo llevo hasta mi polla, “Vamos maricón de mierda, abre esa boca” y acto seguido me le estaba chupando. Ella se levantó y mirándome me guiño un ojo. No es que me hiciera mucha gracia, pero me excitaba verla a ella.

            Le quite y le dije… “Mira cabrón como se folla a una puta como tu mujer”, él se quedó allí de rodillas y a ella le apoye en la cómoda, frente al espejo. Su culo se quedó en pompa y notaba como estaba deseosa de que le metiera la polla en su coño o en su culo. Pero todavía no era el momento. Me puse detrás de ella y coloqué mi polla entre sus piernas, como me lo esperaba, ella se movía de tal manera que mi polla se metiera dentro de ella, pero ya me cuidaba yo mucho de que eso no pasara.

            Yo jugaba con mi polla, pasándosela bien por su mojado coño. Mientras la mordisqueaba y lamia, tanto los lóbulos de sus orejas, como sus hombros. Pero también pellizcaba sus pezones, subiendo y bajando la intensidad, ella solo sabía gemir.

-Qué te pasa zorrita, que es lo que quieres.

-Que me folles de una puta vez.

-No te lo mereces todavía.

-Joder… haz conmigo lo que quieras, de verdad… soy tuya.

-Mia y de quien más. (dándole ahora un buen azote en el culo)

-Ahhhh… solo tuya de verdad.

-No me mientas… (Dos azotes más fuertes)

-No te miento, te necesito. Necesito que tu pollón me reviente, lo necesito dentro de mí, mételo por donde quieras. (Lo decía gimiendo)

-Pero es que no me gusta follarte con condón y tu marido no te deja sin condón.

-Tu eres mi macho, olvídate de la mierda de mi marido.

            Miré de reojo a Juanma y vi como se la meneaba de forma violenta. Me coloqué detrás de ella y viendo su cara de vicio total en el espejo, se la metí de golpe, no se lo esperaba. Prácticamente la levantaba con mis embestidas, quedándose sola apoyada con sus manos. Qué manera más bestial con sus gritos. Me pedía que la follara más fuerte, algo que ya eras imposible. Y se corrió gritando como una posesa. Pero no se paró siguió culeando para seguir notando bien mi polla.

            Estaba distinta, más desatada que nunca. Nos fuimos para la cama y se sentó encima, clavándose del todo mi polla, me pedía que fuera duro con ella, entendí perfectamente lo que quería y con mis dos manos atrape sus pezones, jugando con ellos, siendo duro y suave, ella mientras gemía sin parar y sin dejar de moverse, se tocaba su clítoris. Era totalmente excitante ver su cara. Se agacho y comiéndome la boca, dándome mordiscos en mis labios, se volvió a correr.

            Esta vez sí se quedó más relajada y tumbada sobre mí, podía oír como suavemente me decía en mi oído… “Que feliz me haces, que manera de follar… eres el demonio” luego se quedó en silencio un ratito hasta que me dijo, mi culito esta celoso de mi coñito, algo hay que hacer. Le levante prácticamente en volandas y le saque la polla. Le dije colócate como la perra cachonda que eres. Ella se puso a cuatro patas y meneaba el culo diciéndome “¿Así?” y me acerque. Le pregunte como lo quería suave o brusco, aunque pensaba ser brusco. Ella con voz medio entrecortada me dijo… “Este culo es solo tuyo, tú lo estrenaste y haz lo que quieras. Pero si eres bueno… Quiero que me partas en dos de lo duro que quiero que me folles, que seas lo más cabrón que puedas ser” al oír eso me recorrió una calentura única por todo mi cuerpo y sin más, se la metí de golpe, follandola como ella quería. Y eso que grito al principio, pero insistía en que bajo ninguna circunstancia parase hasta que se corriera.

            Luego se dirigió a su marido y de una manera dominante le dijo… “Ven aquí nenaza, metete debajo y cómenos con tu lengua, pero no se te ocurra quitarte hasta que yo te diga… ¡¡VAMOS, A QUE ESPERAS!!” totalmente sumiso se puso debajo, su lengua pasaba por todo el coño de su mujer y algún que otro lametazo me dio en mis huevos. Yo le avise de que estaba a punto de correrme y ella me dijo que ella igual. Cuando noté que se empezaba a correr, me moví más rápido y me corrí yo también. Nos quedamos acoplados sin movernos.

            Ella dijo a su marido que ahora se lo limpiara bien y yo me quite, pudiendo ver como se llenaba la cara y boca de Juanma de mi leche, pero lo que más me sorprendió fue que no puso cara de asco y que su lengua se fue al culo de su mujer. Miré la cara de ella y vi como sonreía mirándome.

            Nos levantamos para ir al baño, Juanma venía detrás para limpiarse el también imagino, pero le dije que se fuera al otro baño, que este era para nosotros. Nos dimos una ducha rápida, cuando salimos, puse una toalla sobre el mueble del lavabo, la levante y la senté, luego me agache e inicie una comida de coño deliciosa, ella me dijo que ya era tarde, pero al ratito, ya solo me decía, lo bien que le comía el coño, que tenía una lengua privilegiada, que ra un fenómeno y así mil cosas más, hasta que note como se corría en mi boca. 

            Se quedó sentada, como si estuviese agotada y mirándome me dijo… “Ya verás mañana… no voy a poder ni con mi alma” salimos a la habitación y mando al marido al salón. Mientras se vestía, me pregunto que cuando nos volveríamos a ver. Yo sin dudarlo le dije que el sábado. Que iríamos a la playa, tomaríamos el sol, comeríamos algo y luego nos follariamos a su amiga… ella puso cara de disgusto, pero le puse un dedo en la boca indicándole que no dijera nada. Que lo único que tenía que hacer era obedecer y disfrutarlo. Agacho la cabeza no muy conforme.

            Pero luego una vez vestida del todo, me dijo… “Que lo mismo me equivoco y nunca trato de seducirme, lo que no quiero es levantar la liebre, no vaya a ser que nos pasemos más de la cuenta y se rebote. Que es la mujer de Nicolás y la cosa si sale mal puede ser muy complicada” para tranquilizarla le dije que no se preocupase, que si no lo teníamos claro no intentaríamos nada. Eso parece que la tranquilizo y me dio un beso muy sensual.

            Nos fuimos hacia el salón y allí estaba esperando Juanma, esta vez con la cara más tranquila, no como las otras veces. Ya junto a la puerta los tres, ella me morreaba como si estuviéramos solos, pasaba completamente de la presencia de su marido. Me decía que le había sabido a poco y que fuera pensando alguna nueva “sorpresa” para ella, que ya tenía ganas y solo de pensarlo… “GUAU” como me pongo. Nos volvimos a besar apasionadamente y a él le di al mano. Lo más curioso de todo fue lo que él me dijo, “Gracias por todo” eso me dejo pasmado

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