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Un nuevo mundo para Noemí.

en Sexo con maduras

 El adulterio, la infidelidad… es justificable: el alma necesita pocas cosas; el cuerpo muchas.

 

 

La semana transcurría de lo más normal, ya habíamos presentado el proyecto y ante la incredulidad, enfado, sorpresa de otros compañeros, estábamos esperando que nos dijeran algo por parte de la cúpula. Mientras nosotros estábamos más liberados de las presiones, ya que bien o mal lo nuestro ya estaba terminado. La única que estaba “nerviosa” era Noemí, que estaba teniendo altibajos, todo el mundo lo achacaba al resultado que diera nuestro proyecto, pero yo sabía que era por lo del sábado. En un momento que nos quedamos solos, Noemí con cara preocupada me dijo… “No sé si seré capaz, lo mismo al final me echo atrás” trate de tranquilizarla diciéndole… “Mujer tranquila, primero, es lo que tú marido

quiere, pero lo más importante si por lo que sea no te sientes bien el sábado o quieres echarte atrás, me lo dices y yo pongo una disculpa, me marcho y así la culpa no será tuya” ella con cara más aliviada y con una media sonrisa me dijo… “Si además de estar como un queso, eres un cielo” 

 

                Llego el viernes y solíamos irnos al mediodía finalizando así la semana, pero a primera hora nos dijeron que a las cuatro de la tarde había reunión para todos. Todo el personal dedujo que era por nuestro proyecto, que dirían algo y a todos se nos aceleró el pulso algo, quien dijera que no era así mentía. Porque unos deseaban que por lo menos pusieran pegas, otros directamente porque nos dijeran que era un desastre y nuestro grupo porque nos dijeran que el trabajo estaba bien. Yo tenía muy claro que, si estaba bien, todos se apuntarían un tanto, pero si no era así, todo el mundo me señalaría a mi como el culpable.

 

                Nuestro grupo nos fuimos a comer a un sitio cercano y se disgustaron un poco conmigo, porque no entendían como podía comer. Yo les dije que tenía una costumbre, las decisiones importantes y los disgustos que te pillen con el estómago lleno. Joana me dio la razón y comió de lo lindo, se veía que era de buen comer. Antes de entrar, se había corrido el rumor de que nos iban a dar la gran bronca, sobre todo por precipitarnos. Yo las deje hablando abajo y me fui arriba, donde me encontré con Álvaro, un chaval de mi edad, yo creo que éramos los más jóvenes, bueno no lo creo, éramos, él estaba en otro departamento. Había entrado un par de meses antes que yo. Nos conocimos desayunando y me reconoció que él había entrado porque su padre hablo con alguien… estaba en el departamento de relaciones públicas y de medios. Además, estaba también estudiando periodismo. Le pregunte que hacia ahí y me informo a escondidas, que venían los jefazos a felicitar a algunos de mi departamento, que poco más sabia. Lógicamente me alegre mucho de oír eso y me disculpe, baje corriendo y fui al encuentro de mis compañeras, que tenían cara de funeral.  

 

                Puse cara de mustio y eso vi que les preocupo, porque yo era el que animaba siempre, lo que hizo que se me acercaran a mí y me preguntaran, yo durante unos minutos fingí que todo estaba mal. Ante mi sorpresa ellas dijeron que nada de venirse abajo y que, si estaba mal, todos éramos responsables en el mismo grado, que a sonreír. Entonces viendo que sus caras iban a peor y cuando quedaba poca gente les dije… “Bueno, chicas, fue bonito mientras duro, pero que le vamos a hacer… solo quiero deciros que…” hice una pausa premeditadamente y luego bajando mi tono de voz, pero con intensidad les termine de decir… “Hemos tenido un éxito rotundo, han venido varios JEFAZOS PARA…. ¡FE – LI – CI- TARRRR – NOS!” Fabiola abriendo los ojos desmesuradamente me pregunto… ¿No será una broma? Y salió un compañero diciéndonos que corriendo todos para arriba.

                No hubo tiempo para comentar más, ya que nada más llegar, empezó a llegar gente que no conocíamos con D. Miguel el director general, también estaba la plana mayor de la dirección, incluida la borde, por no decir otra cosa de Dña. Mónica la directora de RR. HH. Y esposa de D. Miguel. Resumiendo lo sucedido, nos dijeron que había sido un éxito a expensas de alguna pequeña modificación, Que tendríamos que ir a la sede central que no se encontraba en España, a presentar el proyecto y luego D. Miguel me adulo en particular a mí, más de lo que me hubiera gustado, pero si uno escuchaba bien sus palabras, dejaba claro que dé él había partido mi contratación. Luego me “invitaron” a decir unas palabras, eso fue como un puñetazo en la tripa. Nunca me había visto en esa situación, no estaba acostumbrado a hablar en público. Empecé a hiperventilar, cuando subí a tomar la palabra y me aplaudieron, casi me caigo de culo.  

 

                No sé de donde saque fuerzas, pero lo primero que hice fue pedir a mis compañeras que estuvieran conmigo allí y una vez que estuvieron, me limite a dar las gracias en nombre de los cuatro. Pero lo mejor de todo fue ver la cara de Carmina y Roser, ese premio no tenía precio. Una vez terminado el acto, D. Miguel nos presunto a los acompañantes, que eran de la central, extranjeros, no entendiendo nada de lo que decían, pero por lo que nos tradujeron, todo era bueno. Pero donde se rizo el rizo, fue cuando llega Dña. Mónica, me pega dos besos de felicitación y la tía cara me dice… “Si ya sabía yo, que tú eras bueno, muy bueno” me quedé mudo, no pude decir nada, para luego añadir… “Tu recuerda donde tienes no una jefa, sino una amiga, que no se te olvide” mis compañeras que lo habían oído, tenían la misma cara de alucine que yo. Y lo que me remato fue cuando se me acerco Fabiola y me dijo al oído… “Ahora te dejaba que me zurraras y me reventaras, como estoy…” yo al oír esto me quería apuntar rápidamente a una fiesta para dos, pero ella me dijo que era imposible por muchas circunstancias, pero que lo teníamos pendiente.

 

                Ya era sábado y todavía tenía la euforia del día anterior metida dentro. Hice deporte por la mañana y me encontré con Milenko y Zuza, que aprovecharon para invitarme esa noche a su local de parejas. Me entraron muchas dudas, la tentación era muy grande, pero ya había quedado con Noemí y su marido. Así que les dije que tenía una cena y era imposible faltar, pero que si podía me escaparía, Zuza me respondió que tratara de ir y me dio la dirección, teléfono de ella y lo apunte en mi teléfono. Sería un plan B por si Noemí a última hora no quería. Eso me tranquilizo mucho, porque lo previsto era ir a cenar a su casa, si todo salía bien me quedaría y si salía mal, tendría otro sitio donde acudir, perfecto.

 

            Cuando llegué al portal de la casa y al ir a llamar al portero automático, me di cuenta que no sabía ni el nombre de él. Llame y una voz masculina pregunto, me limite a decir que era Carlos y a continuación se oyó el ruido típico de que me abrían la puerta. Cuando sal del ascensor ´me encontré con un hombre, delgado, no musculoso, pero si fibroso, bastante más bajo que yo y que me escrutaba de arriba abajo. Me dijo, así que tú eres Carlos, yo soy Ferran. Cuando llegue a su altura me dio la mano y poso la otra en mi espalda, saludándome muy afablemente. Esperaba que no se me notara que estaba un poco nervioso. Le entregue una botella de vino y unos pasteles. Él me dijo que no me tenía que haber molestado.

 

                Íbamos los dos vestidos prácticamente igual, de sport. Lo que note fue la calefacción un poco alta. Me dijo que Noemí saldría ahora, tenía ganas de verla para saber si todo continuaría o se había arrepentido. Ferran me hablaba del éxito del proyecto, que Noemí estaba muy contenta. Luego me pregunto la edad como quien no quiere la cosa, me dijo que tenía 20 años menos que él. Se notaba que se cuidaba físicamente, no mucho, pero se le veía en forma. Era agradable y a él si se le notaba nervioso. Sobre todo, porque pasaba de un tema a otro con mucha rapidez. Me ofreció tomar algo y le dije que una cerveza, se fue y volvió enseguida con una cerveza sin alcohol, porque su mujer le había dicho que yo no solía tomar alcohol. Luego se enredó con una conversación, diciéndome que tan joven, con la planta que tenía y en una ciudad tan grande, una ciudad para pecar decía riéndose, no pararía desde que estaba allí. Añadiendo también que el cambio sería muy grande de Alicante a Barcelona. Le dije que yo era de Madrid, que lo de Alicante era accidental, aunque si me dieran a elegir en donde vivir lo haría en Alicante. Que Barcelona y Madrid son muy parecidas, siendo más relajante Alicante. Se llevó una sorpresa porque él pensaba que yo era de Alicante. Le tuve que aclarar todo.

 

                Pero para que no se enfriara la conversación y que él no se quedara descolocado por su equivocación, le dije que desde que estaba en Barcelona no había tenido tiempo de nada con tanto trabajo y porque todavía no había conocido a nadie. A él se le ilumino los ojos y me pregunto por alguna del trabajo, a lo que le respondí que no había de mi edad. Se le vio contrariado ante mi contestación y entonces dijo… “¿Es que las maduritas no te gustan?” yo riéndome le dije que por supuesto, pero que la mayoría eran casadas y no creía que a sus maridos les gustara, riéndose el ahora a carcajadas. Veía que se animaba y se lanzaba. Me decía que el cuándo joven, su mejor relación fue con una madura, que saben más, están más abiertas a todo… yo no sabía si era verdad todo lo que me contaba y me daba igual, estaba claro a donde quería llevarme.

 

                Ya estaba tardando Noemí en salir, quería verla y ver que había elegido su marido como vestimenta para ella. Por fin oí unos tacones, miraba de reojo hacia la puerta del salón mientras escuchaba a Ferran. Fue como una aparición su cabello castaño que siempre lo llevaba ondulado, lo llevaba liso, algo suelto, pero como si llevara una coleta. Muy bien maquillada, pero sin ser llamativa. Iba toda de negro. Llevaba una blusa de gasa no ajustada, un poco holgada, donde se podía ver un sujetador de encaje. Llevaba falda de cuero muy corta, que como se moviera un poco se le vería todo. Unas botas también de cuero que llegaban hasta un poco más debajo de la rodilla, con unos tacones que la hacían bastante más alta y medias. Solo de verla así ya me puse “nervioso” su marido que se vio que estaba más que contento, le dijo que le sentaba muy bien, que se diera la vuelta, ella lo hizo y vi el pelo, que su melena estaba como anudada con su mismo pelo, por eso la sensación de que lo tenía suelto y recogido. Pero lo que más me llamo la atención, su increíble culo, que con esos taconazos se le veía mejor que nunca.

 

                Ella se acercó con un movimiento sensual y una mirada pecaminosa a saludarme y cuando paso junto a su marido, este le dio un azote cariñoso en el culo, ella me dio dos besos en la mejilla que me supieron a gloria. Hasta el punto que me daban las ganas de dejar de fingir y de dejar la cena para después. La cena la habían comprado preparada, porque decía Ferran que Noemí no era muy buena cocinera, pero que había otras cosas que hacía muy bien y yo en plan ingenuo pregunte, el sonriendo me dijo que eso era secreto de estado. La mesa en la que nos sentamos era de hierro forjado con un cristal muy grande, me gusto la mesa mucho. Pero más me gusto cuando nos sentamos, porque no había mantel ni nada que tapara la mesa. Unos simple tres manteles de los llamados “Tu y yo”

 

                Fue cuando tuve una visión perfecta de las piernas de Noemí, se le veía todo. El borde de las medias, incluso los enganches del liguero. Ya no lo pude evitar, la erección era notable. Se me habían quitado hasta las ganas de comer. Ya empezaba a conocer a Noemí y si no me equivocaba tenía que estar muy excitada e imagino que Ferran también. Después de picar un rato, dije que no tenía más hambre, Ferran dijo que él tampoco y Noemí dijo… “Normal, ya te dije que era muy pronto para cenar” Ferran le dio la razón y dijo de ir a sentarnos a tomar una copa y a hacer un poco de tiempo hasta que nos fuéramos a la calle a tomar algo. Me quede frio, yo pensaba que nos daríamos una buena “fiesta” pero lo mismo a él con eso le valía para ponerse cachondo, ya empecé a pensar en el plan B.

 

                Ferran se levantó a por tabaco, nada más hacerlo le pregunte a Noemí que donde querían ir y ella sonriendo me dijo… “Tranquilo, lo ha dicho para disimular, pero al único sitio que vamos a ir es a mi cama ya verás y te tengo preparada una sorpresa” yo insistí y le pregunte si no se echaría para atrás, ella con cara de loba, me dijo… “Si me tienes mojadísima y la situación me pone más todavía”

 

            Ya llevábamos como una hora los tres sentados juntos y cuando digo juntos me refiero a estar en el mismo sillón, quedando en medio Noemí. Esto llevo a que Noemí estuviera más desinhibida y nos hiciéramos bromas subidas de tono, produciéndose algún que otro roce que eran de todo menos inocentes. Fue en ese momento cuando Ferran, me hablo de las horas que hacia yo de gym… para luego decirme que a él le faltaba tiempo, pero que su mujer hacia muchas horas, que por eso tenía las piernas y el resto del cuerpo duritos, yo me limite a decir… “Si tú lo dices” y el enseguida me dijo toca el muslo ya veras, como me hice el cortado, estiro su mano para coger la mía poniéndola encima del muslo de su mujer, que note como le dio un escalofrió, apreté y toque, diciendo, pues que tenía razón que estaba fuerte, pero que además tenía una piel muy suave, lo que aproveche para tocar descaradamente su muslo y quite la mano. Cuando lo hice note el gusto que le daba a Noemí, pero también pude observar la cara de salido de su marido. Sabía que a él le hubiera gustado que siguiera, pero quería ponerle al límite. Se levantó y fue a rellenar la cubitera de hielo. Cuando volvió con ella, nos preguntó si queríamos más hielo y los dos dijimos que sí. Esta vez lo hizo de espaldas a nosotros y al agacharse a ponerlo, se pudo ver todo su culito perfecto, no se distinguía si llevaba ropa interior debajo, solo se veían bien las medias y las tiras del liguero.

 

                Su marido estaba embobado y se le notaba un bulto en el pantalón. Hasta que se dio cuenta y me miro, guiñándome un ojo. Yo le sonreí y le hice un gesto de complicidad, también hice como si le fuera a tocar el culo acercando mis manos, pero sin hacerlo y el con gesto me animaba, pero yo pasé de hacerlo. Lógicamente después de semejante visión, mi calentamiento era total. Una vez que ella acabo, en vez de volver a sentarse con nosotros en el sillón, cogió una silla y se sentó enfrente, porque decía que le dolía la espalda. Pero tenía claro que su motivación era otra. A Ferran ya le veía muy lanzado, en otras ocasiones había visto a algún marido así y hasta que no conseguían lo que deseaban ya no se quedaban contentos. Pero si a todo esto añadíamos que el alcohol hacia sus efectos y su mujer con la exhibición que nos hacía sentada en la silla, con los movimientos de sus piernas, Ferran tenía que estar ya cerca de correrse, porque cada vez más, se tocaba su paquete. Lo vi y noté tan a punto que creí que era mi momento, ya que se le notaba dispuesto a todo y mucho más a ella. Que se limitaba a mirar con cara de vicio, pero era como si se hubiera quedado muda.

 

-Ferran, no te molestes, pero te lo tengo que decir, tienes una mujer muy bonita, muy bella y con un cuerpazo que…

-No me molesto, porque es verdad. Pero te has quedado a medias con el que.

-Es que me lanzo, tengo que tener cuidado con lo que digo y casi meto la pata. (La mirada de ella era cada vez más penetrante y sus movimientos de piernas ya eran demasiados)

-Estamos en confianza, puedes decir lo que quieras que yo por lo menos no me enfadare. Venga no te cortes.

-Pues lo que hablábamos antes, que con una mujer como la tuya no me importaría, que esta para comérsela y para otras cosas. (Noemí se mordía el labio ya de lo cachonda que estaba)

-Es que mi Noemí es mucha mujer, te lo digo yo. Aunque es difícil controlarla y es insaciable, aunque es muy vergonzosa. Es como una yegua desbocada. (Todo esto lo iba diciendo de forma acelerada y nerviosa, se notaba que trataba de provocarme)

-Pues son las mejores, tuve yo una amiga especial que era así y fue muy fácil “domarla”

-Ah, ¿Si? Y ¿Cómo? (Estaba ya entregado) Cuéntame.

-Es que soy muy malo contando las cosas, yo soy más de acción, lo haría sobre la marcha para que lo vieras, pero claro, entiendo que tu mujer diga que no y tu mucho más.

-Que va, haz como lo harías, que no creo que a Noemí le importe. (Lo dijo muy deprisa)

-Bueno, pero si crees que me paso me lo dices. (Me dijo que si con la cabeza)

 

                Miré a Noemí, que la notaba deseosa de que todo empezara ya y con voz firme al ver que miraba a su marido le dije… “No le mires a él, mírame a mí y ponte de pie” ella no lo dudo y se puso de pie. Le dije a Ferran que me ayudara y apartamos la mesita baja, no dejando ninguna barrera por medio. Noemí de pie miraba expectante y le hice acercar la silla, hasta dejarla muy cerca de nosotros.

 

                Ahora mirando a Ferran le dije, ahora vamos a saber que “zorrita” tienes como mujer. El solo asintió y le dije a ella que se diera la vuelta, haciéndolo muy lentamente. Le dije que se apoyara en la silla y ella lo hizo con el respaldo y le dije que se apoyara en el asiento, al hacerlo se podía ver todo. Estire mi mano y acaricie sus nalgas. Pudiendo comprobar como tenía un tanga metido entre sus nalgas y le di un pequeño azote, diciéndole que eso le sobraba. Ella muy decida fue a quitárselo y se lo impedí. Algo que note que la dejaba descolocada. Mire a su marido y le dije que lo hiciera el, lo note dubitativo, pero acto seguido, allí estaba de rodillas quitándole el tanga negro a su mujer. Se veía ahora todo su coñito, que brillaba de lo mojada que estaba, metí mi mano por detrás acariciando sus muslos suavemente, hasta que toqué su coñito. Mis dedos se mojaron completamente y se los enseñé a su marido y le dije… “De zorrita nada, menuda ZORRA, esta encharcada, que rico que esta” (Chupándome los dedos) Date la vuelta y quítate la falda, que te veamos mejor. Muy lentamente de espaldas se fue soltando la falda, la dejo caer en el suelo y puso sus manos delante de ella, para después darse la vuelta, le hice una seña para que se quitara las manos y por la cara de su marido, me di cuenta que le pasaba como a mí. Se había depilado totalmente y nos pilló por sorpresa.

 

                Ferran que suerte tienes de tener una mujer tan caliente. Mírala, mira que carita que tiene. Noemí nos miraba con una sonrisa tímida, pero a la vez con una mirada picara y cachonda. Y sin nadie decirla nada, abrió muy suavemente sus piernas y se lo hice notar a su marido diciendo… “Uy, uy, uy… mira como nos quiere provocar enseñándonos su coño, menuda zorra que es, le gusta hacerlo… ¿Verdad?” y ella con una voz temblorosa de excitación nos dio un extenso… “SIIIII” Ferran miraba obnubilado, sin saber que decir ni que hacer, seguro que las cosas no se desarrollaban como en sus fantasías.

 

                Ya había tomado yo el mando ante sus silencios. Así que le dije a Noemí que se acercara, solo tuvo que dar un pequeño paso y prácticamente su coño quedo ante mí, la tentación era muy grande, pero sabía que había que ponerlos a tope, sobre todo a Ferran, para que no se echara atrás. Ante la atenta y escrutadora mirada de su marido, fui acariciando los muslos y las caderas de Noemí, pasando también las manos por sus nalgas, todo muy suavemente y la tenía tan cerca que me llegaba el olor a excitación que desprendía Noemí. No quería precipitarme, estuve así un rato y también metía mi mano por debajo de su blusa, llegando a su sujetador y tocando sus tetas, donde podía notar la dureza de sus pezones. Considere que ya era el momento y nuevamente lleve mis manos abajo, pero ahora por dentro de sus muslos. Fui subiendo muy, muy lentamente. Haciéndoselo desear a los dos. Porque Ferran miraba atentamente y ella, se mordía los labios. Cuando llegue a su coño, no lo toque a la primera, mis dedos fueron a tocar sus labios exteriores, al notarlos ella, abrió más las piernas, se le notaban las ganas. Como sabía lo que venía a continuación, me dedique a mirar de reojo a Ferran, su cara me diría lo que quería saber. Metí mis dedos dentro de su coño, que estaba tan mojado que entraron sin problemas y muy rápido. La cara de su marido era indescriptible, me fije que su mujer también lo miraba. Quise añadir algo mas y dije… “Vaya, vaya, Ferran tu mujer está más que mojada y mira como esta, deseosa de que la toque ¿Verdad putita?” esto último lo dije adrede. Ferran medio cerraba los ojos de excitación, yo creo que estaba a punto de correrse. Empecé a tocar el clítoris de Noemí, que ya no se contenía y gemía. “Putita… ¿Te gusta lo que te hago? ¿Te lo hago bien?” ella en voz alta solo decía “SIIII” y yo le decía a su marido, “La estas oyendo, a la zorra de tu mujer le gusta que le toque el coño y el solo la miraba con cara de salido, mientras se tocaba el bulto de su pantalón con ganas.

 

                Sin esperarlo Ferran hablo para decir… “Noemí eres más cachonda de lo que esperaba y me haces disfrutar mucho” la cara de Noemí con esa sonrisa era de decir… si tú supieras “tontín” y yo para poner más leña en el fuego le dije a Ferran… “¿Solo cachonda?” y mientras los decía le metí varios dedos hasta lo más profundo de su coño, escapándosele un gemido muy sonoro y él dijo, “Tenía un PUTON en casa y no lo sabía” la cosa se animaba, pero Noemí se contenía de decir nada. Tenía toda mi mano totalmente empapada, la hice quitarse la blusa y cuando lo hizo, se dio la vuelta para dejarla junto al sujetador en la silla. Le dije que no se diera la vuelta y que se quedara así.

 

                Con esas botas, esos tacones y esas medias, la visión de su culo era más que excitante. Volví a tocarla, pero esta vez desde atrás. Yo sabía por Noemí que el límite del marido era su culito. Lo quería para el solo o por lo menos estrenarlo el, bueno eso creería él. Mientras metía mano por detrás, toque la entrada de su ano y ella fingiendo, dio como un respingo cuando noto el dedo, lo hizo muy bien, entonces me dirigí a su marido… “Con el culito tan rico que tiene, no me digas que todavía no te lo has follado” el con muy poca voz me dijo que no, moviendo la cabeza a la vez. Como se suponía que yo ignoraba lo de su culo, le dije a él si le molestaba que metiera un dedo, su respuesta fue un asentimiento con su cabeza, sin sacar los dedos que tenía en su coño, me chupé uno de la otra mano, bien chupado, llenándolo de saliva y luego sin ella saber que me había respondido su marido, dirigí mi dedo hasta su culo, metiéndoselo ante la “sorpresa” de ella. Que como sorprendida le dijo a su marido… “¡¡Ferran…!!” que bien disimulaba la muy puta. “Mírala, mucho Ferran, pero no quita su culo, le encanta sentir mi dedo en su culo, seguro que está loca por tener una buena polla dentro” ninguno de los dos decía nada, pero cuando me quise dar cuenta, Ferran tenía su polla fuera y bien agarrada. Moviéndola muy suavemente, como tratando de aguantar. Se lo dije a Noemí, para que lo mirara, ella giro a mirarlo limitándose a menear la cabeza y sonreír. Estando así y pillándonos a los dos en fuera de juego, Noemí se corrió de una forma estruendosa.

 

                Se quedó con las piernas temblando. Menuda corrida se acababa de pegar. Vi como Ferran soltó su polla, porque si no su cara decía que se hubiera corrido en ese momento. Pero Noemí seguía bastante modosita o cauta. Le dije que se diera la vuelta y su cara ya no era de excitación, era una cara de depravación. Me recosté sobre el sillón y vi como ella miraba a su marido, con cara de niña traviesa y después se acercó a él dándole un piquito en los labios. Se arrodillo entre mis piernas y empezó a desabrochar mi pantalón, como si estuviera desenvolviendo un regalo. Pero una vez desabrochado el cinturón y el botón, sus manos fueron a tocar mi bulto, pasando su mano a lo largo de toda mi polla, mirando a su marido con cara de sorpresa. Ferran miraba muy atento y por el rabillo del ojo, veía como el animaba o insistía, para que me la sacara. Ella “obedeciéndolo” abrió del todo mi pantalón y tiro de él, un poco para abajo, que yo levanto un poco mi culo se lo facilite. Quedándose a la vista mi bóxer blanco, que ella al tocar nuevamente mi polla, hizo que la cabezota y un poco más saliese por la parte de arriba, ella que estaba resultando muy buena actriz, miro a su marido con ojos de sorpresa. Ella al ver su cara, bajo el bóxer dejando libre totalmente mi polla. Ahora termino de desnudarme rápidamente de cintura para abajo. Mientras lo hacía yo me desnude la parte de arriba. Ahora ella mirándome a los ojos, empezó a lamer mi polla pasándome su lengua lentamente a lo largo de toda ella. Poco tardo en metérsela en la boca y notaba las ganas conque lo hacía.

 

                Cuando llevaba un rato haciéndolo se paró y mirando a su marido con voz alterada le dijo… “Ya estarás contento querías que me comiera una polla y ya lo estoy haciendo. Pero tenías razón Fer me encanta estoy como una perra” en ese momento su marido no pudo contenerse y aunque se apretó la polla, le salió un buen chorretón. Su cara era de gusto, pero no paro de masturbarse y siguió. Mientras Noemí se había soltado del todo y ya estaba frenética, empezaba a parecerse más a la que yo conocía. Ahora yo era el que le decía a Ferran lo bien que comía la polla su mujer. Note como oír eso le gustaba y más de lo que yo pensaba. Quise tantear hasta donde se podría llegar.

 

                “Ferran creo que no vendría de mas, que le comieras el culo a esta puta, para estrenárselo, porque yo no quiero marcharme sin meterla ahí” mientras lo decía Noemí me apretaba con dureza mi polla, como diciéndome cállate. Estaba tan cachondo que yo creo que no pensaba ya. Se levantó e hizo colocar a su mujer de rodillas con el culo en pompa. Vi como pegaba su cara en el culo de su mujer. Cuando ella noto como su marido le comía, se sacó la polla de la boca y si dejar de pajearme, me miraba y gesticulando con su boca para que él no lo oyera, me decía que la estaba comiendo el culo y que yo era un cabrón, pero me lo decía con una amplia sonrisa. Le hice señas para que se levantara, porque quería follarla. Ella se levantó e hizo sentar a su marido en la silla en la que había estado ella antes. Y mirándole le dijo en tono muy solemne, “¿Ferran estás seguro?” ella se lo decía estando de espaldas a mí, de pie con las piernas abiertas preparada para insertarse la polla. Su marido con la polla nuevamente empalmada, le dijo que si con la cabeza. Pero ella ahora en plan de superioridad le dijo… “No Ferran así no es, quiero oírtelo, si no, no me quedo tranquila y me paro aquí” él no lo dudo y le dijo con voz clara “Venga zorra, ahora no te andes con remilgos que estas deseando metértela dentro” y ella no se amilano… “Pero algo le tendrás que decir también a Carlos” y el nuevamente dijo… “Carlos fóllate a este putón ya” y ahora era mi momento, el momento que yo deseaba, “Pero que me follo su coño o su culo… ¿Puedo elegir?” la única contestación fue que le paso la pelota a su mujer, diciéndole que lo que ella quisiese, ahí note que Noemí freno.

 

                Ella fue bajando, mirando a su marido y se fue sentando lentamente como dedicándoselo. “Mira cariño, como me entra, que exageración como se siente, me has hecho una puta… y a ti un cornudo, al final lo has conseguido” empezándose a mover, primero lentamente, hasta que noto mis dedos en su culo, que hizo que acelerara sus movimientos. Ferran se levantó y se acercó a su mujer, morreándola y luego comiéndole las tetas, hasta que se oyó un gemido de él y es que se había corrido nuevamente, esta vez manchándonos un poco a ella y a mí. Volviéndose a su sitio y tocándose nuevamente, intentando que otra vez se le pusiese dura. Notaba que Noemí estaba ya bastante cera de correrse, pero estaba saboreándolo. Pero de manera imprevisible, Ferran no dijo alto, ni parar, ni un momento., dijo en voz alta… “STOP, STOP, STOP…” y ante ese vocerío, nos quedamos quietos. Diciéndonos a continuación… “Vamos a parar, no continuemos…” fue un jarro de agua fría y Noemí sin quitarse protesto, diciéndole que no nos podía dejar así ahora. Él nos pidió perdón pero que lo sentía mucho. El “cuadro” era para una foto, porque mientras ellos discutían, yo seguía moviéndome con suavidad. Al final Noemí se levantó de golpe y con muy mal genio. Les pedí si podía darme una ducha y me indicaron el baño, que ya estaba preparado para mí con una toalla grande de ducha.

 

                Me duche tranquilamente, bien es cierto pensando que aparecería Noemí y follariamos allí mismo, pero viendo que no llegaba, termine de ducharme y la ropa que me había dejado en el salón, con la intención de que Noemí me la acercase, al no hacerlo, no me quedo más remedio que ponerme la toalla alrededor de la cintura y volver al salón. Fui al salón para vestirme e irme, cuando vi que nada más estaba Ferran, que me pidió disculpas por lo sucedido y yo le dije que no pasaba nada, que lo mismo otro día se podría arreglar, cogí mi ropa y cuando me iba a vestir, le dije que se despidiese de mi ante su mujer y fue el cuándo me dijo que fuera así, tal como estaba a despedirme, indicándome donde estaba. Abrí la puerta y allí estaba ella desnuda, dio un par de toques en el colchón y me dijo que me acercase. Yo notaba a Ferran detrás y ella muy dulcemente me dijo… “Comprende que no es fácil para un hombre su primer día de cornudo y que no le hizo mucha gracia lo de mi culo, porque quiere ser el primero… ¿Verdad amor?” y Ferran no contesto, pero nos animó a continuar, ella entonces le dijo que se sentara en un lado, que se le había ocurrido algo muy excitante. Preguntamos los dos y ella dijo, vamos a apagar la luz y que solo se oiga, nuestros gemidos, nuestras respiraciones y lo que digamos. No me hizo falta opinar porque Ferran apago rápido la luz.

 

                Yo me puse a comerle el coño y el culo, mientras mis dedos no paraban. Ella se giró y me morreo, quería que la follara y le decía a su marido que se acercara que ella se la levantaría rápidamente. Podía oír como se la chupaba a su marido y ella estaba colocada a cuatro patas, yo la comía todo desde atrás, hasta que ella me dijo que no aguantaba más que se la metiera en su chochito. Sin dejar de chupársela a su marido, me cogió la polla, pero en vez de llevarla a la entrada de su coño, la coloco en la entrada de su culo. Se la fui metiendo poco a poco y ella le decía a su marido que su chochito se sentía lleno con tanta polla. Mis embestidas eran brutales, le costaba comerle la polla al marido y ella gimiendo en voz muy alta le decía… “Ferran y yo no quería, pero menudo toro tenemos aquí” Ferran le pregunto… “¿Qué te gusta más su polla?” se notó que le había pillado de improviso esa pregunta y tratando de salir del paso ella le dijo… “No es que una sea mejor o peor, sois diferentes” sin parar de embestirla el marido le dijo… “Pedazo de puta eso quiere decir que te gusta más su polla” y ella corriéndose en ese mismo momento le decía… “Perdona amor, pero sí, me folla mejor y la noto más, AAAAHHHHHHHH” oyendo también a Ferran correrse. Los dos se dijeron lo mismo, que había sido la mejor corrida de su vida.

 

                Oía decir a Ferran, dejarme recuperar el aliento. Ella le decía que lo recuperara que todavía tenía otra sorpresa para él. Empezó a mamarme muy deprisa, me pedía que me corriese ya y a mí no me faltaba mucho está a reventar. Ella noto mi aceleración en la respiración y se amorro bien a la polla, corriéndome como un desesperado. Ella cuando tuvo bien llena l boca, por lo que pude notar luego, se acercó a su marido y lo morreo, oí como él quiso protestar, pero al final se oía un morreo intenso. Cuando terminaron ella encendió la luz y le dijo a su marido… “¿Te ha gustado mi regalo?” el con una medio sonrisa le dijo... “Eres una cerda traicionera” Noemí le puso morritos en plan niña enfadada y él le dijo que sí. Ella dio unas palmaditas de niña traviesa. Les quise dar su espacio, sobre todo por ser su primera vez. Así que me vestí rápidamente y les dije a pesar de que querían que me quedase a dormir, que ahora los dejaba solos, que seguro que tendrían mucho de qué hablar y me marche. Ella se quedó en la cama y el me acompaño a la puerta donde nos estrechamos fuertemente las manos.

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