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Toda una señora, la DAMA DE PICAS

en Sexo con maduras

 Tanto la INFIDELIDAD CONSENTIDA (Que ya no sería infidelidad) como la INFIDELIDAD, pueden ser vías de escape o simplemente el querer vivir nuevas situaciones o cumplir fantasías. No sólo los hombres, también las mujeres buscan una vía de escape. Suele venir por la rutina, el hastío, por la situación de sus vidas…  No quiere decir que el ser infiel en la modalidad que sea nos solucione los problemas, pero para muchas personas, tanto hombres como mujeres, una aventura es algo inesperado y muy atractivo.  Así de simple.

 

 

Había sido un fin de semana difícil de superar. Pero ya era lunes e iba camino del trabajo. Cuando me encontré Con Joana, Noemí y Fabiola, era como si no hubiera pasado nada, no había ningún cambio con relación a los días anteriores. O eso creía yo, hasta que a mitad de la mañana Joana, después de meterse conmigo por como tenía marcado el labio y el cuello, nos dijo que notaba algo extraño en el ambiente. Fabiola ágil de mente, dijo que como no iba a estar el ambiente extraño, siendo lunes y viendo el careto chulesco tanto de Carmina como de Roser. Eso dejo convencida a Joana y se quedó tranquila. Pero volvió a tratar de ponerme en evidencia por las marcas y decía… “Alguno ha triunfado este fin de semana” riéndose las tres sobre todo Noemí y Fabiola que trataba de aguantarse la risa.

 

            Mientras hablaba con otros compañeros me di cuenta de que Fabiola estaba como siempre, un poco distante con todo el mundo, tímida, incluso vergonzosa. Y ante un comentario que le hizo a Fabiola una compañera, sobre lo cortada que era, me tuve que aguantar la risa y Fabiola se dio cuenta, guiñándome un ojo cuando nadie se dio cuenta. Estando en la sala ella y yo solos y sin que nadie nos pudiera oír, me dijo, que casi me atraganto con la risa y yo le dije, es que decir que tú eres cortada… déjalas que lo piensen, así vivo mejor, nadie se mete en mi vida y yo en mis adentros me rio de ellas.

 

            Tú no te has dado cuenta, que hablan de todo delante de mí como si yo no estuviera. Se me la vida de todas ellas, porque además es que me la cuentan, como siempre estoy callada. Te podría contar la vida íntima de todas ellas, que algunas son muy hipócritas. Sé que se ríen de mi porque no tenía relaciones sexuales, pero más de una de ellas las tienen para nada, porque están mal folladas. Hoy tenía la lengua suelta. Y… ¿Qué me dices de tu amiga Joana? Ella riéndose me pregunto… ¿Es que no has tenido bastante con Noemí y conmigo? Pero antes de que pudiese decir nada me dijo, Joana es una buena mujer. Con un marido majete, pero que es un “clásico” a la hora de follar. Eso la tiene todo el día encendida, está muy salida, muy necesitada.

 

            Oye Fabiola, ahora que estamos hablando tan claro, tu sabes que quiere decir esto y le dibuje el colgante de Zuza. Con cara de extrañeza, levantando las cejas me dijo… ¿Algo del póker? Y vi que le pasaba como a mí que no tenía ni idea. Vimos que llegaban las otras dos y antes de que entraran nos pusimos a hablar del trabajo. Uniéndose ellas a la conversación. Entonces abrí una carpeta mía y me encontré con una nota, que hábilmente tape enseguida. Cuando pude leí la nota que decía…

 

“NO QUIERO AGOBIARTE. LO HE PASADO MUY BIEN Y AUNQUE LO TENGO COMPLICADO, PORQUE NO SIEMPRE PUEDO, ME GUSTARIA REPETIR”

 

La nota no venía firmada, pero cuando levanté la mirada, vi los ojos escrutadores de Fabiola pendientes de mí. Mientras estábamos cada uno a lo nuestro yo escribí la contestación y la deje en mi carpeta. Note a Fabiola nerviosa mirando mi carpeta cerrada, yo busque una excusa y me puse a mostrar unos papeles a Noemí y Joana, pudiendo ver como Fabiola cogía mi carpeta y la abría, en mi contestación le decía, que no se preocupara, que entendía lo de sus hijos y que me adaptaría a cuando ella pudiera, que yo me había quedado con ganas de más. Supe que la respuesta le gusto, porque le brillo la cara y se le puso una sonrisa de oreja a oreja.

 

            Como ya teníamos prácticamente el proyecto terminado, pasábamos el día haciendo cosas particulares en nuestros ordenadores, que quien nos viera desde fuera, pensaría que estábamos trabajando como desesperados. Yo estaba jugando on line al ajedrez y cuando perdí varias partidas seguidas, el o la contrincante era una inteligencia privilegiada, me despedí y lo dejé. Como no sabía qué hacer, nuevamente me puse a indagar sobre el dichoso colgante de la dama de picas. Me pasaba como el día que lo estuve mirando, no me aparecía nada llamativo hasta que, haciendo la consulta de otra manera, me dio un resultado inesperado, tan inesperado que se me escapo en voz alta ¡¡JODER!! Lo que hizo que las tres me preguntaran. Salí del paso como pude, diciendo que me habían ganado todas las partidas al ajedrez. Ellas me miraron extrañadas y siguieron a lo suyo. Lo que leí, tuve que hacerlo un par de veces.

 

            El resumen de todo lo que leí venía a ser que la letra Q y el símbolo de la pica, representan a la carta francesa de la Reina de Picas, por lo que se ve es el signo del cornudo, en concreto de una mujer casada con un cornudo, Ese es el signo indicativo de que es una mujer liberal que hace sin problemas cornudo a su marido. Que el que la acompaña es su marido, un cornudo consentido. Que lo suelen llevar en colgantes, tobilleras, incluso las más atrevidas tatuados. Así avisan de que es libre de follar con quien ella quiera. En otros sitios venia que eran mujeres que querían follar con negros con grandes pollas. Me pilló por sorpresa porque de todo lo que se me había pasado por la cabeza, nada llego a aproximarse a eso y más con el pedazo de marido que tenía, que era para pensárselo.

 

            Me quedé muy pensativo, aunque lo que leí y la actitud de ella encajaban, me entraron dudas, no sé por qué. Seguro que, si el marido fuera de complexión normal y se le viera un tío más tranquilo, lo vería de otra manera. Pero después de darle muchas vueltas en mi cabeza, decidí que en la primera ocasión saldría de dudas. Pasaban los días y otra vez estaba igual, se repetía los días sin nada de sexo, no siendo eso lo peor, lo peor es que no se vislumbraba nada bueno en el horizonte, esto en Alicante no me sucedía. Recordé lo que hablé con Milenko de pasarme por su casa un día. Eso sería la excusa perfecta y así lo hice. Encontrándome solo a él en su casa, solucionamos el problema que tena en su domicilio, ahora solo quedaba ir a alguno de sus locales. Estuve haciendo tiempo para ver si aparecían algunas de las hijas o la mujer, por lo que se ve se habían ido de compras. Ya me faltaban motivos para quedarme y me despedí. En esa tarde vi que Milenko era lo que se suele decir un tipo bruto, pero era majete y entretenido.

 

                Los días en el trabajo estaban siendo una tortura para mí, tanta abstinencia no me era buena. Y mucho menos con mis “amigas” rondando alrededor mío. Me llamo Milenko para ver si me venía bien ir el sábado por la tarde, ir a ver uno de sus locales antes de que abrieran. Le dije que sí y el sábado sobre las siete de la tarde baje a su casa para irnos, pero el salía de la casa antes de que yo hubiera podido ir a ella. Me resigne y nos fuimos. Llegamos al pub, que decía él. Pero era algo más que un pub, lo digo por el tamaño. Estaba bastante bien y tenía dos plantas, en cada planta había una barra con dos cajas registradoras cada una. Efectivamente era lo que había dicho yo, las cámaras no se adaptaban al proyecto que le habían hecho en su día, todo por ahorrarse un poco de dinero. Le recomendé tres tipos de cámaras que le vendrían muy bien y que funcionaria perfectamente con poca luz. No siendo excesivamente caras ninguna de las tres. Pero además le dije, que según el número que comprara, podrían hacerle un buen descuento en cualquier sitio, porque si no me equivocaba serian sobre las 25. Se quedó pensativo y farfullo algo que no llegue a entender, diciéndome que lo consultaría con su mujer. Cuando regresábamos me invito a cenar, para aprovechar y hablarlo con Zuza. Acepte como era de esperar y antes de ir a su casa le dije que pasaría por la mía, para sacar la documentación de las tres cámaras, ya que tenía yo mejor impresora y más rápida.

 

                Llame a casa de Milenko y me abrió Lexa, que estaba vestida provocativamente, solo me dijo hola, luego apareció a toda prisa Milada, que no se quedaba atrás en su forma de vestir. Las dos en ese momento se marchaban a cenar y a tomar algo por ahí con sus respectivos novios. Milada me dijo que ya podía haberla avisado de que iba a cenar en su casa y yo sonriendo le dije que había sido una invitación de última hora por parte de su padre. Mirando a Lexa dije que era una lástima que cenara solo con sus padres y su hermano. Nada más entrar y después de los saludos, quise saludar a su madre, pero me dijeron que ahora salía que estaba en su habitación. Salude a Tomik el hermano pequeño, pero este estaba jugando con la consola y no hacia prácticamente caso, se limitó a hacer un sonido en forma de saludo. La carpeta que llevaba con la información se la di a Milenko, que se sentó a leerla. Sonó el timbre y era Sergi que venía a recoger a Lexa y a Milada. Pero lo primero que hizo fue saludar a su “suegro” y cuando vio lo que leía, se puso a hablar con el de eso. La cara de las hermanas no era de gustarles.

 

                Entonces Lexa saco su lado dominante y dirigiéndose a Sergi de forma arrogante, con un grado de agresividad y mucha chulería le dijo… “Y tu que… hay que hacerte un guion, para que sepas que tienes que hacer o es que eres así de tonto…” Milada ya se había sentado a esperar con cara de mala leche, Lexa con los brazos en jarras de pie y Sergi con parte de los papeles en la mano, que con hilo de voz le respondía que ya iba. Yo me acerqué a Lexa y le dije al oído… “Y tu zorrita, espabila que estoy esperando y además depila el coñito de tu hermana que estoy harto de esperar” agarrando su culo con fuerza. No me dijo nada, pero note su escalofrió perfectamente. La que si nos vio fue Milada que me miro y me guiño un ojo.  

 

                Sergi ya estaba de pie con cara asustadiza cuando entro Zuza, que nos saludó a los dos. Nada más verla me dije a mi mismo… “JODER, CON LA MADRE” y recuperé la compostura al momento. Llevaba un vestido de una sola pieza, muy ajustado, que marcaba perfectamente su extraordinaria silueta, sobre todo ese par de buenas tetas y ese culo que era envidiable. Al verlas a las tres juntas, ya sabía de donde habían sacado las tetas y el culo las hijas. El vestido además era corto lo que dejaba a la vista dos piernas bien cuidadas y fuertes.

 

                Se marcharon las hijas y Sergi. Milenko cogió toda la documentación que lleve y dijo que iba a mirar una cosa en internet, que le llevaría poco. Zuza dijo que se iba a la cocina a terminar de preparar todo y yo me vi solo con Tomik que estaba embobado con el juego. Pasé de todo y me fui a la cocina, quedándome apoyado en el marco, viendo a Zuza de espaldas, con las piernas un poco abiertas, abriendo unas latas de conserva. La visión no podía ser mejor. En un momento dado, ella giro la cabeza y me vio, la volvió a girar y me dijo… “Que… ¿Te gusta lo que ves?... Anda ven y échame una mano…” hubiera contestado a su pregunta, pero no me dio tiempo. Fui a abrir alguna lata, cuando quise salir de dudas. Sin dudarlo metí mi mano entre sus muslos por detrás y le dije que ya sabía que era el significado del colgante. Ella giro la cabeza y mirando fijamente a mis ojos me dijo muy seria… “Cuando te he dicho que me echaras una mano, era para abrir las latas…” no me esperaba esa respuesta y mi cara debió ser un reflejo de mi corte, pero ella rápidamente me dijo… “Pero bueno, es mejor que la tengas ahí, me gusta más” estuve tocándola un rato, hasta que me dijo que parara.

 

                Por lo que se ve no te has informado bien del todo. Porque hay una cosa básica que tienes que saber. Si se lleva tatuado, en cualquier momento y situación, hay campo libre siempre que la mujer quiera, pero si es con un colgante, tobillera… solo está el campo libre cuando lo lleva puesto, cuando se ve. Lo entendí perfectamente, no llevaba el colgante. Fue una manera muy sutil de decirme las cosas. Pero no me sentí mal, porque por lo menos había salido de dudas. Nos sentamos a cenar y Milenko se pasó toda la cena hablando de las dichosas cámaras, de las especificaciones técnicas, de los precios… cansino total. El hijo acabo rápido de cenar y pidió poder levantarse para seguir jugando, le dijeron que si, pero que antes se lavara la boca y se pusiera el pijama. Ni lo pensó pego un bote de la mesa y se fue. Zuza aprovecho para cambiar el tema de conversación y lo dirigió hacia mi vida, de donde era, como es que estaba en Barcelona… pero cuando empecé a contestar, Milenko me interrumpió y volvió a su tema.

 

            Justo en ese momento Zuza se levantó y con mala cara dijo que iba a por el postre, que si alguno quería café. Los dos dijimos que sí. Ella se fue. Trajo los postres y nos dijo que lo fuéramos tomando que ella no tomaría, que mientras iría a preparar el café. Cuando regreso, lo primero que me llamo la atención fue su escote, esta vez descansaba sobre él, el colgante de la dama de picas. El marido seguía hablándome del mismo rollo, transformándose cuando vio a la mujer con el colgante, era como si se quedara hipnotizado. Se quedó callado. Hubo un momento de tenso silencio y ella le dijo con toda la serenidad del mundo… “No te preocupes cariño, sigue mirando en internet más aparatos de esos y sus precios, que mientras yo, me quedo charlando con Carlos. Pero eso sí, mejor míralo en la habitación de Tomik, que así controlas que no se meta en páginas guarras de esas” la respuesta de él fue… “Si, será lo mejor” cuando acabo de tomar el café, que no tardo mucho, se levantó y vi que dudo en decirme algo, pero Zuza que se dio cuenta le dijo que no se preocupara, que cuando me fuera a ir ya le avisaría ella para despedirnos. Cuando se marchó cerró la puerta del salón. Se produjo otro momento de silencio y nuevamente fue ella quien lo rompió. Mientras bebía un licor que se puso…

 

-Mira Carlos. Para que no interpretes mal las cosas. Milenko es y será el único hombre de mi vida, es mi mejor amigo, mi compañero. Como matrimonio, mi marido y yo, nos sentimos más unidos que nunca por nuestra complicidad en nuestras prácticas sexuales. Somos explosivos, lujuriosos, sobre todo yo, que como él dice nunca tengo bastante. Hemos rotos muchos tabúes en nuestra vida y en el sexo me gusta TOOOOODO. (Esto último lo dijo con mucha sensualidad y mucha provocación)

 

-A mí me parece perfecto, cada persona y cada pareja son un mundo.

 

-Nos vamos a llevar muy bien. (Sonriendo) Ven aquí, siéntate junto a mí.

 

-Zuza… ¿No sería mejor ir a un sitio más discreto?

 

- ¿Y por qué? ¿No estás bien aquí?

 

-Yo estoy bien en cualquier sitio, pero lo decía, aparte de por tu marido y tu hijo, porque podrían llegar alguna de tus hijas.

 

-Jajaja… que crees que mis hijas no saben lo puta que es su madre. Que inocente que eres y por mi marido no te preocupes, que en cuanto se haya dormido Tomik vendrá a vernos seguro.

 

         Me dejo sin argumentos y si me quedaba alguno, los termine de perder cuando se levantó y dejo caer el vestido al suelo. Quedándose en ropa interior de lencería negra. Medias negras y liguero del mismo color. Era como yo la había imaginado, un cuerpo bien formado, unas tetas que realzaban más su tamaño, el sujetador que llevaba. Que las levantaba mucho más. Una tripa lisa y más para su edad. Solo se veía una cicatriz no muy afortunada que debía ser de una operación de apendicitis. Llevaba unas braguitas que no eran tanga, pero muy pequeñitas. Que hacían que se viera un culo más voluptuoso, cuando ella se dio la vuelta para que la viera bien. Y cuando se quedó de espaldas a mí, se desabrocho el sujetador y se lo quito. Se tapó las tetas cruzando los brazos, pero aun así se podían apreciar dos grandes y suculentas tetas. Cuando se quitó los brazos, se me escapo una exclamación, estaban mínimamente caídas, pero justo el punto de hacerlas más deseables, coronadas con dos buenos pezones de color rosado.

 

                Se acercó hasta donde estaba yo, su mirada era felina, se mordía el labio inferior con rabia, con deseo. Yo estaba preparado para comerme esa boca, pero cuando llego a mi altura justo, se arrodillo ante mí, me desabrocho los pantalones y me los bajo a la vez que mi ropa interior, saltando mi polla como si tuviera un resorte. Agarro la polla y la lleno de saliva, extendiéndola con la mano, para luego empezar a hacer una mamada apoteósica, era de las mujeres más experimentadas que había probado haciendo una manada. Después de estar un rato haciéndomela se la saco de la boca y la coloco entre sus tetas, sabía hacer la cubana igual de bien que la mamada. Yo estaba cachondísimo, pero al estar el hijo por ahí, me daba como apuro, estar en medio del salón.

 

                Ella se debió dar cuenta de mi tensión, porque se puso de pie y sin soltar mi polla, dijo de ir a su habitación. Ella que estaba totalmente desnuda se tumbó en la cama mientras yo acababa de desnudarme. Mientras lo hacía, ella que se la veía y notaba muy desinhibida, me decía... “¿Quién se va a comer todo esto?” abriéndose de piernas y tocándose el coño. Me acerque y empecé por mordisquear y lamer sus muslos, ella me pedía sin cortarse que le comiera el coño ya, pero sería desde ese momento yo, quien marcara el ritmo. Me gustaba que estuviera desesperada. Se retorcía, se movía sin parar, su respiración se agitaba cada vez más, veía como se tocaba sus tetas y apretaba sus pezones. Lamia por todos los lados, menos en su clítoris, que se veía perfectamente, era grandecito, di un buen lametazo sobre él y ella más que un gemido, soltó como un rugido. Estaba claro, si andaba como una fiera, miraba como una fiera y “rugía” como una fiera, ante mi tenía una súper fiera. Algo que confirmé cuando empecé a lamer su clítoris, lo pego a mi boca con furia y me agarro mi cabeza, la muy puta se estaba corriendo y que manera de hacerlo, me quedé asombrado porque prácticamente acabábamos de empezar. Seguí comiéndoselo y con mis dedos de manera frenética, follaba tanto su culo como con el pulgar follaba su culo, ella no ponía ninguna pega, todo lo contrario, me animaba a que fuera a más.

 

                Logre que se corriera tres veces más haciéndole solamente eso, tenía mucha facilidad para correrse. Ella se giró para comerme la polla, justo en ese momento entro Milenko. Ese momento en el que me quedo un poco cortado hasta ver qué clase de cornudo es. Esto lo digo porque yo tengo mi clasificación particular. Al rato mientras su mujer se metía la polla hasta la garganta, me di cuenta de que era del grupo de los mirones, aquellos que se sientan en un lado o en una esquina, sin participar y como Milenko se saca la polla y se hace una paja mientras se pone cachondo por ver como su mujer es follada por otro.

 

                Zuza me pillo mirando a su marido y me dijo… “No te preocupes, como si no estuviera, si esto es lo que le gusta y más con una polla como la tuya, le gusta más que si me lo estoy haciendo con una tía” y volvió a comerse mi polla. Yo estaba tumbado boca arriba y ella sin decir nada, paro de comerme la polla y se sentó sobre ella mirando a su marido y dándome la espalda a mí. Algo dijo en su idioma, algo que yo no entendí. Entonces Milenko se levantó, abrió un armario y trajo un consolador de buen tamaño y con voz serena dijo… “Carlos, que se lo metas por detrás” al tenerlo tan cerca, pude ver que tenía una polla normal y con una erección de campeonato, pero rápido volvió a su sitio. Una vez que tuve el consolador en mis manos, lo coloque en la entrada de su culo, ella se paró, para facilitarme el que lo metiera, pero una vez lo noto dentro, empezó a moverse con más ganas. Volvió a hablar en su idioma, entonces le di una buena palmada en ese culazo y le dije que hablara entendiéndola yo. Se medió giro, mirando de mal humor, pero no le di tiempo a nada, le volví a dar otro azote, más fuerte que el anterior y agarrándola bien por el pelo le dije… “¿Tienes algún problema, zorra?” ella con cara de incredulidad movió la cabeza de un lado a otro indicándome que no.

 

                Mi manera de follarla era con fuerza y ella no paraba de gemir, pero quería ver su cara y le dije que se diera la vuelta. Ahora era más placentero, morboso y cachondo verla, sus tetazas bamboleando con cada movimiento, su cara desencajada por el placer y yo pudiendo tocar, agarrar sus tetas y como no, para poder acariciar y apretar esos pezones tan duros, tan hermosos. Que cuando se los apretaba y yo me daba cuenta de que estaba llegando a un límite, ella no decía nada, se limitaba a morderse el labio y echar la cabeza hacia atrás, para cuando aflojaba volver a ponerse normal y mirarme con los ojos desafiantes. Me daba que había descubierto algo, que hasta su marido desconocía.

 

                Hice que se agachara y aunque parezca increíble nos dimos el primer beso, el cual fue tremendo, nuestras lenguas se apoderaban de las bocas con deseo y muchas ganas. No deje que se levantara y se quedó así tumbada y con voz suave, prácticamente un susurro y pellizcándole un pezón al máximo le dije… “Tu cornudo no sabe estos gustos, ¿verdad?” ella con voz entrecortada me dijo un NO. Luego en el mismo tono le dije… “No sé quién será más puta, la madre o las hijas” ella solo dejo salir de su boca un gemido profundo. Ella con voz excitada me dijo… “Si ya te las habrás follado seguro, que las tienes loquitas” yo le respondí que todavía no había pasado, que lo mas que había hecho, había sido comerme el coño de Milada y ella me había comido la polla. Ella se limitó a decirme que no me creía. Entonces le dije una cosa simplemente para calentar más el ambiente, pero que en realidad en ese momento no lo pensaba. En concreto le dije para que lo oyera ella sola que me las follaria en su presencia y con su ayuda, ella se quiso levantar, no la deje y la agarre bien, entonces me dijo que, de eso nada, le di unos buenos azotes, que en esa posición se daban mejor y retumbaron en la habitación, hasta que cedió en su resistencia y ahora apretando sus pezones, con voz muy suave, me dijo… “Es que ellas tampoco querrían” el oír esa contestación que no me esperaba me puso al borde de correrme y se lo dije, moviéndonos los dos con más rabia hasta corrernos a la vez.

 

                Se dejó caer sobre mí y estuvimos unos minutos así, hasta que se quedó tumbada a mi lado. A ella se la veía en la gloria, pero su marido estaba también con buena cara. Y con algún pañuelo de papel junto a él. Se veía que se había corrido más de una vez. Ahora él se acercó por el lado de la cama donde estaba su mujer y acariciándole la cara pregunto qué tal. Ella sonriéndole y agarrando mi polla, le contesto simplemente… “Es muy buen macho” y mientras decía esto seguía tocando mi polla, que, de solo verla así desnuda, se estaba poniendo otra vez a tono. Milenko entonces con voz prudente dijo… “Tendremos que dejarlo aquí, que no creo que las chicas tarden en llegar y no me gustaría que nos pillaran, sabes que esto ha sido una excepción, que en casa quedamos que no haríamos nada de esto” ella muy solemnemente dijo… “No hace falta que lo recuerdes que ya lo sé” y en eso se oyó ruido en la casa, eran las hijas. Zuza le dijo que las entretuviera para que yo me pudiera ir, que nos avisara.

 

                Yo estaba dispuesto a vestirme cuando Milenko salió de la habitación. Cuando Zuza me dijo que por lo menos un beso. Le di uno y ella riéndose me dijo, que se lo quería dar a mi polla, que le encantaba mucho el sabor de su coño en una polla. Pero no fue precisamente un beso, era una mamada en toda regla. Mi polla se puso dura como el granito y con ganas de follar. Ella paro de mamármela y me miraba pícaramente, yo le dije que menos mal que había parado, porque si no me tendría que haber follado ese culo de puta que tiene, su respuesta fue metérsela hasta la garganta. Estire mi mano y empecé a jugar con su culo, que tal como entraban mis dedos se notaba que estaba bien “entrenado” la agarre y me la lleve al baño, así se amortiguaría el sonido de lo que estaba por llegar, ella no puso ningún reparo. Era un baño espectacular y con un espejo grandísimo, lo que más me gusta. Hice que se apoyara en un mueble que había. Ella lo hizo sin lo que vendría a continuación. Le pregunte si tenía algún lubricante, ella mirándome a través del espejo y de manera provocativa me dijo… “Tú que te crees, que soy como esas niñatas delicadas que te llevas a la cama, yo soy toda una MUJER” le sonreí y puse mi polla en la entrada de su culo, metiéndosela sin pararme y viendo la cara de ella, que la debía notar bien como entraba, porque yo notaba su culo un poco prieto, pero no mucho. Ella otra vez de manera desafiante me dijo… “Has visto como no hacía falta. Ahora lo que toca saber es si sabes cómo tratar mi culo” cuando acabo de decirlo, la saque casi toda y la metí de golpe, una y otra vez, su cara reflejada en el espejo, mas sus aullidos lo decían todo. Y para rematarlo estire una de mis manos para agarrar un pezón y la otra para tocar su clítoris. El pezón lo apretaba y soltaba, así intermitentemente. Ella me decía… “Así mi MACHO” “Nadie me ha follado el culo como tú” se la notaba más suelta sin su marido presente. Estábamos follando como desesperados, cuando se abrió la puerta del baño y Milenko decía que eso no era, que tenía que irme ya. Yo medio pare, pero sin hacerlo del todo. Zuza con cara de rabia le dijo algo en su idioma y el compungido cerró la puerta y se fue. Ella con sonrisa perversa me dijo… “Acaba con el culo de esta zorra, que lo estas habiendo de categoría” y volvimos a coger el ritmo al segundo.

 

                Ahora yo le decía todo tipo de guarradas y comentarios subidos de tono, por lo que veía le gustaban mucho incluso cuando le dije… “Tengo unas ganas locas de follarme a tus hijas, lo están pidiendo a gritos y esos culitos, como lo muevan como tú, será fantástico” ella se movía más mientras me oía así que continúe, “A Milada será muy fácil, pero a Lexa antes tendré que azotarla un poco, porque en eso ha salido a la puta de su madre, lo único que ella lo tiene oculto” y estando los dos a punto de corrernos, suavice mis embestidas al mínimo para desesperarla y preguntarle… ¿”Con cual crees que debemos empezar?” ella se resistía a contestar y le dije que tendría que “Castigarle” si no contestaba. Se quedó en silencio y yo sabía que eso era lo que ella buscaba, darme un motivo. Así agachada y sin sacársela, pero sin moverme, empecé a dar azotes en sus dos nalgas. El culo está totalmente rojo, hasta que por fin me dijo… “Métemela bien y te contesto” yo lo que hice fue combinar mis azotes, con un movimiento suave, hasta que dijo… “CON LEXA, CON LEXA… PERO AHORA NO PARES” agarre sus caderas y la folle violentamente hasta que se corrió.

 

                Como no quería que se disgustase más Milenko la saque y me empecé a pajear, Zuza sin yo decir nada se puso de rodillas como al principio de la tarde y cuando estuve a punto le avise, abriendo ella la boca y sacando la lengua. Me empecé a correr y como siempre una buena cantidad, que ella que había estado con los ojos cerrados al notar la cantidad los abrió con cara de asombro, pero sin dejar de tragárselo todo. Se levantó y con tono de broma me dijo, “Que bien alimentado que estas” y luego añadió… “La envidia que van a tener mis amigas” me extraño lo que dijo y le pregunte por ello, su contestación me dejo lleno de sorpresa… “Uno de los locales que tenemos es para parejas swinger y te invitare algún día, es un club muy selecto, no es como en otros, aquí es difícil entrar, ya te contare otro día”

 

                Mientras yo me lavaba un poco, ella salió se puso un blusón largo y me dijo que ahora venía. Estuve ya vestido esperando un rato, hasta que ella regreso y me hizo una seña para que no hiciera ruido y le acompañara. Abrió la puerta con mucho cuidado y me dio un buen beso, marchándome sin hacer nada de ruido.

 

                El lunes llegue al trabajo muy relajado y con mi mente preparando lo que podían ser unas sesiones de sexo gloriosas, con la madre y las hijas. Solo de pensarlo me ponía muy cachondo, aunque me gustaba poner los pies en el suelo, porque una cosa era lo que se decía en el fragor del sexo y otra bien distinta la realidad, pero como siempre soy de los que ven el vaso medio lleno. Cuando llegue y extrañamente mis tres compañeras de equipo estaban ya en la oficina, cuando siempre llegaban después que yo, porque se quedaban tomando un café en una cafetería cercana. En tono jocoso, les pregunté si les habían cerrado la cafetería y ellas sonriendo me dijeron que no. Entramos a la sala de trabajo, como hacíamos últimamente y entonces supe que pasaba algo, porque sin esperármelo Noemí dijo que si alguien se iba con ella a tomar un café. Tanto Joana como Fabiola, dijeron que nos les apetecía, que la acompañara yo y me animaron-presionaron muy sutilmente para que la acompañara. Nada más llegar a la cafetería y sentarnos en la mesa más alejada de todo el mundo, vino un camarero nos tomó nota de lo que queríamos y al rato lo teníamos en la mesa. Cuando nos quedamos solos…

 

-Noemí, ahora cuéntame, que pasa, porque algo pasa que de tonto no tengo nada. (Ella me sonrió)

 

-Se supone, que tengo que convencerte para que presentemos el proyecto ya.

 

-Pero si tú sabes, que he dicho que cundo vosotras digáis, no entiendo nada.

 

-Ahora te lo explico yo, que tengo mucha culpa. Yo lo he puesto muy mal, he dicho que lo mismo te enfadabas o te disgustabas. Y más cosas, pero me he ofrecido para tantearte y así poder tomar café los dos solos, porque quería hablar de un tema contigo.

 

-Pues sí que te gusta hacerlo difícil, tú dirás…

 

-Algo se me escapo ya y como creo que después de “conocernos” mejor puedo fiarme de ti. La cuestión es que mi marido, desde hace ya casi dos años, empezó que quería que hiciéramos un trio y otras fantasías, pero todas ellas acaban estando yo con otro hombre. Al principio me mosqueo mucho, pero según pasaba el tiempo y su insistencia me entro el “gusanillo” ya no me mosqueaba y mucho menos cuando en nuestras relaciones me contaba situaciones muy peculiares, en fin, que antes de conocerte a ti le dije que me lo pensaría y después de estar contigo, le puse la condición de que podíamos probar pero que elegiría yo con quien y el acepto, aunque creo que dudo. Acortando la historia, le llevo contando que ha llegado un chico joven, que está muy bien y que con ese no me importaría. Como podrás imaginar ese chico, eres tú. Ya sé que lo mismo piensas que mi marido es un bicho raro y en consecuencia yo también. ¿Pero qué te parece? (Aunque habíamos follado ya, la note nerviosa, apurada y bastante cortada)

 

-Jajaja… No sois ningún tipo de bicho, porque ya he estado en esas situaciones muchas veces. Ni me escandalizan ni nada por el estilo. Por mí no hay problema. Pero sería interesante saber si tu marido está decidido, que grado de participación quiere, cuáles son sus límites…

 

-No creo que tenga muchos límites y si los tiene se le quitaran cuando vea lo que tienes ahí abajo, porque está obsesionado con una que sea grande y gorda, la tuya tiene sus requisitos y más. Además, quiere el hasta elegirme la ropa. Vamos que seguro que quiere que me vista como un putón.

 

-Mujer como lo que eres.

 

-Oye no te pases (Sonriéndome y con mirada algo excitada)

 

-La verdad me gusta más cuando me lo propone el marido, porque así le puedo preguntar a él y según le oigo suelo saber hasta dónde llegaría.

 

-Si quieres le llamo y hablo con él. Que seguro que además le pondrá cachondo la conversación.

 

-Por mi vale.

 

-Antes de nada, pase lo que pase, él no puede saber que tu yo… ya me entiendes.

 

-Por eso no te preocupes.

 

                Saco del bolso su móvil y antes de llamar bajo el volumen casi al mínimo para llamar a su marido, pero le dije que era mal sitio que se podría oír algo. Le dije que arriba en la sala se podría hacer sin problemas. Le dije que llamara ahora a Joana o Fabiola, para decirles que se nos habían pegado gente del trabajo y no había podido decírmelo, que lo haría arriba, pero que ellas se fueran a tomar café. Así lo hizo. Y cuando llegábamos arriba las otras dos salieron con prisas. Una vez nos quedamos solos, ella me dijo ni tosas ni nada. Le llamo y puso el sin manos.

 

- ¿Dígame? (Una voz normal)

 

-Hola amor, ¿Puedes hablar? Que ahora estoy solita.

 

-Un momento (Pasaron unos segundos) ¿Qué le pasa a mi putita?

 

-Que estoy muy nerviosa y no sé si será bueno invitarle…

 

-No me jodas ahora (Con voz de disgusto, pero se relajó para decir lo siguiente) Mira se trata sobre todo de que disfrutes tú. Ya sabes que es lo único que busco yo, que un buen pollón te folle bien. Y yo verlo. Y si es como tú dices grande, fuerte y con un buen paquete, ¿Por qué segura que tiene buen paquete?

 

-Salvo que lleve relleno, se le ve bien, bien…  

 

-Eso me la pone dura. Y no sabes cómo, me imagino follándotelo y bufff… luego me tendré que hacer una paja.

 

- ¿Serás capaz? (La voz y la cara me decían que estaba cachonda)

 

-Que, si soy capaz, ya me la estoy tocando y no veas.

 

-Pero la duda es una vez que esté en casa como lo haremos.

 

-Ya te tengo elegido todo el vestuario y yo os animare. Tu déjame a mí. Salvo que sea de la otra acera, caerá. Siempre que tu colabores.

 

-Y tú que harás mientras… ya sabes…

 

-No lo sé.

 

-Y que estará permitido hacer y no hacer.

 

-Tu culo es el límite. Ya que solo han entrado por él, cosas pequeñitas y quiero estrenarlo yo, ya sabes…

 

-Vale, veremos qué pasa.

 

-Pero invítale ya, que ya me he encargado yo de que la casa este libre y que nadie nos pueda molestar.

 

-Vale, vale… no me presiones, que estoy muy nerviosa.

 

-Pero te quiero pedir una cosa…

 

-Te temo y no me comprometo a nada.

 

-Que te masturbes y te corras pensando en mí.

 

-Lo intentare.

 

                Ya tienes la invitación futuro corneador ahora solo tienes que decir si aceptas la invitación, me lo decía sonriendo, con mirada maliciosa. Me acerqué como quien no quiere la cosa y metí mis manos entre sus piernas, hasta llegar a sus braguitas que estaban muy mojadas. Y mirándola muy intensamente le dije… “Creo que le deberías dar ese capricho a tu marido y correrte pensando en él, eso si yo estoy dispuesto a ayudarte” ella con mirada lasciva me dijo… “No es por falta de ganas, pero aquí es imposible” le conteste… “No hay nada imposible, tu está atenta a tu teléfono y haz lo que yo te diga” se quedó con mirada de intriga y me fui. Baje a la primera planta y le pedí a mi amiga iris, la llave del servicio reservado que había en el aseo de mujeres, ella me pregunto quién sería la afortunada y le dije que eso no se preguntaba, dándome muy discretamente la llave. Subí a la planta y cuando me cercioré de que no había nadie entre en el aseo abriendo rápidamente la puerta, mi corazón estaba a mil, me gustaba cuando me ponía así. Llame a Noemí y pude oír de fondo a las otras dos, Noemí de forma muy natural escucho lo que le dije, que era que fuera al aseo ya. Se oía el abrir y cerrar de las puertas, hasta que oigo a Noemí carraspear, me da la risa y oigo como abre las puertas de los reservados, menos en la que estaba yo, que seguro que no se esperaría que yo estuviese allí. Abrí con cuidado y se llevó un buen susto. Entro y cerré con llave, ella sonriéndome me dijo que ni me preguntaba como tenía la llave.

 

                Ya estábamos morreándonos y metiéndonos mano como posesos desesperados. Sabíamos que teníamos que ser rápidos. Ella se quitó muy rápido el tanga y lo metió en su bolso, sacando un tarrito de color azul muy pequeñito. No sabía para que me lo daba y le pregunte que era, ella se limitó a sonreír diciéndome que ya me iba conociendo. Abrí el botecito y era vaselina facial. Se puso de espaldas y levanto la falda, empecé a ponerle vaselina en su culo y mientras lo hacía, le pregunté que como lo sabía y ella me dijo… “Porque eres un cabrón y saber que el culo lo estrenaste tú, después de oír a mi marido seguro que querías otra vez” Cuando terminé de ponernos vaselina, con algo de dificultad empecé a follárselo, mientras ella se quedaba apoyada con una sola mano y con la otra se tocaba el clítoris. No se la había metido del todo cuando se oyó entrar a dos mujeres, tapé su boca y se la metí hasta el fondo, mordiéndome ella la mano de una forma bestial.

 

                Sentí como bajo la intensidad de su mordisco, como movía sus caderas de manera circular y como también se movía de adelante hacia atrás. Estábamos los dos demasiado calientes, la conversación con su marido había sido la culpable. Cuando se oyó el silencio nuevamente le dije… “Seguro que oyendo a tu marido estabas loca porque te follara” y ella me decía… “Sueño todos los días como me follas el culo, es verte y me mojo toda, me pones como una perra en celo” eso me puso muy encendido y no pare de embestirla hasta que se corrió, pero ella me decía que me corriera en su boca, pero esta vez no estaba dispuesto y acelere de una manera desesperada mis movimientos hasta que agarre sus tetas y me corrí, dándole unas embestidas profundas. Una vez que me corrí me quedé quieto dentro de ella y moviéndome con mucha suavidad. Ahora ella me pidió todo el papel higiénico que pudiera y que no se la sacra todavía. Una vez que se lo di agarro un montón y metió su mano por debajo, diciéndome que la sacra con cuidado, una vez que lo hice, se puso el papel y me dijo que iba a estar todo el día soltando mi leche. Una vez medio limpiados le dije que saliera ella antes y me avisara para salir, una vez lo hizo ella se fue para la oficina y yo para el aseo de hombres.

 

                Cuando regrese quedamos en presentar al día siguiente el proyecto a primera hora, quedándose todas contentas. Joana y Fabiola dijeron que ya se les estaba haciendo largo las horas que faltaban para entregarlo. Yo dije que a mí me pasaba lo mismo y como Noemí no decía nada entretenida escribiendo algo con su móvil, le preguntaron y ella les dijo que sí, pero que también se le iba hacer larguísimo hasta el sábado. Encogiéndonos todos de hombros. Me hizo una seña y me dejo su móvil cerca, pudiendo leer el mensaje que le había puesto a su marido y la contestación.

 

“AMOR TU FUTURO ¿CORNEADOR? HA ACEPATADO LA INVITACION A CENAR, AHORA LA PELOTA ESTA EN TU TEJADO” y su marido le contestaba… “QUITA LOS SIGNOS DE INTERROGACION, YA VERAS MI PODER DE PERSUASION Y MIS DOTES ORGANIZANDO…”

 

                No pude más que sonreírme, pero más que por los mensajes, era por la cara de manipuladora que tenía Noemí, se veía que era una mujer muy “PERVERSA” algo que estaba convencido que su marido no sabía y ni tan siquiera se imaginaba.   

 

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