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Montse cada vez más EXCITANTE

en Sexo con maduras

Después del último encuentro con Montse, ya estaba pensando en el próximo. En mi mente bullían nuevas situaciones, que seguro le gustarían. Nos mensajeábamos y le contaba con frases a medias, lo que pensaba hacerla, pero sin concretarle nada y por su voz notaba que le ponía cachonda, pero ella quería saber qué cosas, que situaciones. Cuando le dije que pronto lo sabría, el próximo fin de semana, me contesto con rabia, que sería imposible, ya que ese fin de semana estaría con la regla. A mí también me dio rabia, pero la naturaleza es así. Quedamos en seguir hablando y ella ya sin cortarse me dijo que así tendría más tiempo para planificar mejor mi sorpresa.

            Estando en la universidad mi amigo Ray (apodo) quiso hablar conmigo, lo cierto que éramos más que amigos, incluso habíamos planificado todo para buscar un trabajo para los meses de veranos y ya lo habíamos conseguido, en gran parte gracias a él. Quería contarme que le iban a operar de una pierna, que después de un accidente no le había quedado bien y la cosa iba a peor. Como venían dos semanas de vacaciones, se operaria antes de empezarlas, para perder clase lo menos posible. Me conto todo eso y yo no entendía, que era lo que quería. Hasta que me pidió el favor de acompañarle en esas vacaciones, además de para no estar solo, para que le ayudara cuando lo necesitara, me pilló desprevenido, me gustaría hacerle el favor, pero ya tenía planes para esas dos semanas.

            Yo sabía todo de él, porque él es de las personas que cuando cogen confianza te cuenta todo, desde sus más íntimos secretos hasta los de su familia. Le dije que no sabía qué hacer, que tenía mis dudas y más después de detallarme las “vacaciones”, no quise mentirle. El para convencerme me dijo que así conocería una amiga de su madre, que él decía tener un medio rollete, que cuando me decía eso, yo le contestaba que no entendía lo del medio rollete, o se tenía o no se tenía, el riendo me decía que tonteaban, que cualquier día caería. Le dije que me dejara pensarlo.

            Lo medite mucho e hice de tripas corazón, le llame y le dije que contase conmigo. Me puse a hacer una lista de todo lo que me llevaría, para estar entretenido y no aburrirme demasiado. Ya que los dos únicos jóvenes seriamos él y yo. Porque las dos hermanas se iban a hacer el Camino de Santiago o eso decían. Me llevaría ordenador, libros para leer y algún que otro juego. La descripción que me hizo Ray del sitio era todo menos paradisiaca. Era una finca de una provincia cercana, con un gran coto de caza. Que aprovecharían el padre y sus amigos para cazar.

            A los pocos días le operaron y todo, afortunadamente fue muy bien. Le pusieron una escayola desde la ingle hasta abajo del todo, llevando también como unos hierros por fuera. Le dijeron que se moviera poco, lo preciso. Ese viernes nos iríamos para el lugar dichoso. Quedamos que el vendría en el coche conmigo. Pero iríamos con los padres. Yo tenía prácticamente preparado todo. Ese fin de semana yo había pensado dedicarlo, por lo menos una noche, a Montse. A veces como se tuercen las cosas.

            Recibí un mensaje de Montse para “picarme” con el próximo fin de semana, para saber que había ideado. Cuando le conteste diciéndole que no estaría durante dos semanas, recibí automáticamente una llamada de ella.

-Oye, eso no puede ser, ahora no puedes hacer eso…

-Buenas tardes-noches, lo que sea. Pero tranquilízate, las cosas no salen siempre como uno quiere.

-Discúlpame (Ya más relajada) ¿Pero no podrías retrasarlo 24 horas?

-Aunque no te lo creas, más me fastidia a mí.

-Jo… ¿Y ahora qué? ¡Dos semanas!

-Si te atrevieras se me ocurre una cosa (La verdad que se me ocurrió en ese momento, aunque pensaba que me tacharía de loco)

-Te escucho.

-Pensaba llevaros a un local de parejas liberales, pero esta noche también sería bueno, para lo que yo quería. (Porque era la noche de los tríos)

-Estas mal de la cabeza, primero por lo del local liberal y segundo porque no tenemos con quien dejar a los niños a estas horas ya.

-Pues vente tu sola y que tu marido se quede cuidando a los niños.

-Jajaja… lo único que me faltaba, estás loco de remate. Juanma no tragaría.

-Yo creo que, si tragaría, seguro que tu sabrías como hacerlo. Todo es cuestión de las ganas que tengas tú de follar esta noche.

-No es tan fácil.

-El NO ya lo tienes, pero lo más importante… ¿No te vez capaz de lograr que tu marido diga que SÍ? Si ya tiene asumida la situación.

-Que va, te equivocas.

-Hazme caso, tu marido tragará, puede que ponga alguna pega, pero si tú lo haces bien, al final cederá. Por lo menos inténtalo.

-Lo voy a intentar, pero ya te digo que no te hagas ninguna ilusión.

-Ya me dirás algo.

            Una vez que terminamos de hablar, lo que pensé es que podía ocurrir cualquier cosa, pero si yo había observado bien en estos días, creía que Juanma, se haría un poco el duro, pero que al final si ella jugaba bien sus cartas cedería. No había acabado de prepararme un par de sándwich para cenar, cuando sonó nuevamente el móvil, no pensé que pudiera ser ella, ya que no le había dado tiempo a convencer a su marido.

-Carlos, Carlos, que ha dicho que si a la primera. (Hablaba toda acelerada)

-Ves que fácil, tenía razón.

-Al final lo conocerás más que yo. ¿Y ahora qué? ¿Cómo se va vestida a esos sitios? ¿Cómo se hacer una vez allí? ¿Cómo…?

-Eh, tranquila, paso por paso. Allí ya te explicare yo, solo te tienes que dejar llevar, hacerme caso. Y como tienes que ir vestida… lo más descarada y provocativa que puedas.

- ¿Cómo de descarada?

-Es fácil, vístete, mírate bien en el espejo y cuando tú, tu marido digáis, así tienes pinta de “puta” … en ese momento ya estarás.

-Jajaja, que bruto que eres, pero que gráfico. Entendido. ¿A qué hora nos vemos?

-Cuando tu estés me das un toque y yo bajo. Ahora lo único que queda por decidir es, en que coche vamos, en el tuyo o en el mío.

-Mejor en el mío, que así salgo del garaje y nadie puede ver cómo voy, aunque te aviso que me pondré algo encima, para que no se me vea cómo voy.

-Lo entiendo, entonces cuando me digas bajo y te espero en la salida del garaje.

-Muy bien, así quedamos.

            Paso como una hora, cuando recibí un mensaje de ella, que me decía que, en diez minutos, estuviera en mi sitio. Le respondí que allí estaría. Como estaba preparado, me puse una cazadora y me bajé a esperarla. Al rato vi cómo se abría la puerta del garaje, deslumbrándome las luces de un coche, era ella. Me subí en él y vi que iba preciosa, pero muy tapada. Ella me miro sonriendo y me dijo que lo bueno estaba debajo. Que luego fuera sincero y que le dijera como la veía.

            Mientras íbamos en el coche, yo la iba indicando por donde tenía que ir. Me sorprendió la seguridad con la que la veía. No notaba nerviosismo en ella. Todo lo contrario, estaba radiante, tranquila, hablaba con normalidad. Algo que me sorprendió mucho. No me hizo ni una pregunta sobre cómo sería el sitio a dónde íbamos.

            Una vez que llegamos, aparco tranquilamente. Pero una vez que salimos del coche, le note alguna reticencia, pero que se le paso rápidamente. Llame al timbre, algo que a ella le extraño, le explique que era para controlar a quien entraba. Abrió la puerta mi amiga, que me saludo muy efusivamente y luego le saludo a ella. Entramos, ella nos pidió la cazadora y el abrigo de ella. Como ahora si la noté nerviosa, le dije que luego se lo dábamos. Ella que, como buena, relaciones públicas, era muy inteligente, lo entendió y me dijo, bueno tú ya conoces esto, cuando tú me digas.

            Nos fuimos hacia la barra y note que era como un gorrioncillo caído de un nido, estaba temblorosa, expectante, algo normal, era su primera vez en un sitio así. Ella miraba para todos los sitios, observando, escudriñando. Se fue calmando, vio que la gente era totalmente normal. Físicamente había todo tipo de personas.

            Estando tomando ya la primera copa, le dije que me gustaría ver cómo iba vestida. Ella se rio, porque vio que iban casi todas muy provocativas. Dejo la copa en la barra y con un brillo especial en sus ojos, me miró fijamente y se quitó el abrigo. Iba espectacular, minifalda, con una blusa semi transparente, que dejaba ver que no llevaba sujetador, iba para calentar a cualquiera.

            Cogí su abrigo y mi cazadora, dándolo para que la guardarán. Ella con una risita tonta, me decía que le daba la impresión de ir desnuda. Luego me pregunto que como iba, si había cumplido con mis expectativas. Me agaché un poco y posando mi mano sobre su culo, le dije al oído… “Vas muy puta, como a mí me gusta. Ha sido verte y mi polla está a tope” Ella riéndose me dijo que era un exagerado, que ya sería menos. Agarre una de sus manos y la lleve a mi polla, por encima del pantalón y ella resoplo, diciendo…  ¿uuuhhhmmmmmm… es verdad?

            Una vez acabada la copa, le dije de enseñarla el sitio. Primero le enseñe, la parte del jacuzzi, la cama gigante y donde estaban las taquillas para cambiarse, le iba explicando todo, como funcionaba. En la cama gigante sus ojos se abrieron completamente, cuando vio a varias parejas follando entre ellas. Por su cara sabía que además de sorpresa, había excitación.

            En ese momento en el jacuzzi no había nadie. Luego le enseñe la zona de los cuartos, como era pronto no estaban ocupados, la zona de la cama con barrotes, que si había una pareja dentro y otras parejas tocándoles entre los barrotes. Luego llegamos al cuarto del sado. No había nadie, pero empuje y nos metimos dentro. Le di el primer morreo de la noche. Que fue muy ardiente, estaba tan cachonda como yo. Le dije que pensaba atarla allí y follármela como un loco, ella me acaricio mi paquete y me volvió a besar.

            Seguimos el recorrido y llegamos hasta dos espacios tapados por una cortina, pero que tenían huecos entre ellos, para poder ver y tocarse las personas que estuvieran metidos en cada cuarto. Por fin llegamos a donde estaba el agujero glorioso o glory hole. Ella me pregunto que ese cuarto apara que era y yo le conteste que era una sorpresa. El ultimo, una cortina que tapaba la entrada, era el cuarto oscuro, le explique todo y lo más importante, que también había barrotes en un lado, donde los hombres que estaban solos, desde allí y a través de los barrotes, podían tocar y algo más.

            Le dije de entrar y ella agarrándome fuertemente la mano, entro conmigo. Ahora sí que estaba nerviosa. Estaba todo oscuro, se oía suaves murmullos, algún que otro gemido. Nos abrazamos y yo no quería presionarla. Sonaba música y nos movíamos. Nos fundimos en un beso. En un momento dado sabía que alguien tocaba a Montse, porque se aceleró. Pero no decía nada, notaba que me besaba de una manera más excitante. Baje una mano y note como por detrás una mano le tocaba su coñito. Era la mano de una mujer, sin duda.

            Cuando entramos en el cuarto oscuro, pensé que lo mismo le daba corte y se salía rápidamente, no sería la primera vez que me ocurría eso. Pero estaba aguantando bien. Eso llevaba buen camino. Seguí moviéndome, tratando de llegar hasta los barrotes, esa sería casi, casi, la prueba de fuego. Una vez que la tenía apoyada en los barrotes besándola, note como varias manos empezaban a tocarla. Ella aumento sus gemidos, pero no dijo nada, no protesto.

            Le quite sus manos de mi cuello, para que las bajara y note como se aceleraba todo su cuerpo. Era el momento de sacarla de allí. Cuando quise quitarla, notaba como le agarraban y que ella tampoco se resistía mucho para soltarse. Traspasamos la cortina que daba al pasillo, ella estaba sofocada, su cara colorada, sus ojos brillantes y llenos de deseo. No hizo falta decir más, nos dimos en ese mismo momento un beso lleno de lujuria, pasión… abrazados como estábamos fui moviéndome suavemente, hasta que nos metimos en la habitación del agujero. En el poyete que había, que era como un asiento, me apoye yo, lo que hizo que me quedara más cerca de la altura de ella. Nos besábamos con desesperación y frotábamos nuestros cuerpos con frenesí.

            Oí ruido, alguien venia por el pasillo, no quería que nadie nos molestara, por lo que cerré la puerta y puse el pestillo. Seguíamos a lo nuestro, cuando observe como una mano aparecía por el agujero, ella no podía verla, pero dio un salto de sorpresa cuando noto esa mano tocarla, no se lo esperaba. Después de esa primera sorpresa, le dio un poco de risa, entre nerviosa y excitada.

            Se dejó tocar y se fue poniendo más caliente, colaboraba mucho para que la mano pudiera tocarla, estaba a sus anchas, pero de pronto la mano desapareció, ella se giró miro y luego dirigió su mirada hacia mí, como desilusionada por haberse acabado el jueguecito de la mano. Pero yo sabía que ahora vendría lo mejor. Apareció ahora una polla, que, aunque no estaba erecta del todo, se veía que tenía buen tamaño. En ese momento para que ella se diese cuenta, la gire y la besaba en el cuello, veía como tenía cerrados los ojos, hasta que le dije al oído… “Mira que sorpresa tienes en el agujero”

            Ella abrió los ojos y no supo que decir, su cara era de asombro. Pegaba su culo contra mí. Mientras yo tocaba sus tetas con mis dos manos y apretaba sus pezones. Pero aparte de eso y de mirar la polla, no hacía nada más. Yo le animaba a tocarla y notaba como se debatía en hacerlo o no. Como veía que no se decidía, tuve que darle un empujoncito y le dije, que no pasaba nada que nos salíamos de allí, hice el amago de salir y ella me dijo que esperase.

            Poquito después con un poco de reparo, temerosa, estiro su mano y la toco. Se notaba bastante timidez, pero mientras ella la tocaba con mucha delicadeza, yo metí mis manos por debajo de su falda y empecé a tocar su coñito, que estaba inundado, era algo exagerado. Tres de mis dedos entraron como si nada en su coñito y cambien de posición, para poder meterle mi dedo pulgar en su culo. Cuando lo noto, se le empezó a pasar la timidez e inicio una paja en toda regla.

            Estaba circuncidado. En un momento dado él se quejó un poco y acto seguido, ella se pasó la palma de su mano por su boca, llenándola de saliva, para luego hacerle mejor la paja. Mientras yo la follaba con mis dedos y ella gemía cada vez más, la incitaba, la provocaba, diciéndole…

-Vamos putita mía, esa polla pide más…

-Carlos tu no pares, que gusto…

-Lo que daría Juanma por ver esto, como se pondría…

-Calla, calla… que ahora estará pensando y nervioso… Pero tu sigue.

-Zorra cuando hagas más con esa polla, te follare con la mía. Si te lo mereces.

-Que cabrón eres, sabes que necesito que me la metas desde hace un buen rato. NO seas así, métemela.

-No hasta que no te vea y te oiga…

-Que quieres, ¿Que le chupe la polla?

-Por ejemplo, pero además te quiero oír como pides las cosas.

-Ya te he pedido que me la metas. Que más quieres… que te diga que soy muy puta, que lo necesito, que me mojo nada más verte… (Su voz se entrecortaba)

            Me desabroché el pantalón y sin mediar palabra se la metí hasta los huevos, entro como si nada, todo por lo mojada que estaba. Mis pantalones cayeron hasta mis tobillos y agarre sus caderas para follarla en condiciones. Ahora ya no hizo falta decir nada más, a la cuarta o quinta embestida, ya se metió esa polla en la boca. Ya solo se oían sus gemidos y todo lo que le decía yo, dese que bien follaba, a lo puta que era. Lo que se notaba que le gustaba oír. En un segundo la desnude de cintura para arriba.

            Seguía desaforada con mis embestidas y mamando una buena polla. Le dije si quería que invitáramos al chico que le comía la polla, pero increíblemente me dijo que no, que la cosa ya estaba bien así. Paro un momento de comerse la polla y se apoyó en la pared, su respiración se hizo más fuerte, al igual que sus jadeos. El chico aprovecho para meter el brazo y tocarle las tetas, apretar sus pezones y Montse ya no se pudo aguantar más… “SI, CABRONES NO PAREIS… AAHHHHHH… ME MATAIS DE GUSTO…” una vez se corrió y recuperaba su respiración, yo le dije al chico que nos veíamos fuera, que ahora nos tocaría a nosotros corrernos.

            Ella protesto para decir que no estaba de acuerdo, yo que todavía tenía mi polla metida en su coño, le di dos buenos azotes en el culo y le dije que se callara, que nos la fallaríamos los dos a la vez y que por primera vez disfrutaría de una doble penetración. Se quedó callada y luego muy decidida dijo… “Pues vamos, no le hagamos esperar más”

            Salimos de esa zona y nos fuimos a la zona de chicos, para conocer al afortunado, era un poco más bajo que yo, pero estaba bien y al estar solo con una toalla a la cintura, se veía su cuerpo moldeado, lo que hizo que Montse pusiera buena cara. Estábamos teniendo un primer contacto, para que no fuera todo tan frio e irnos luego a uno de los cuartos a follar tranquilamente. En una de esas, Montse se giró un momento y rápidamente se cubrió conmigo, su cara era de pánico. Y solo decía en voz baja maldiciendo… “Ya sabía yo, que no era buena idea venir a este sitio, joder, joder… vaya mierda, menudo follón” Le pregunte que le pasaba y me dijo que acababan de entrar un matrimonio conocido, se puso muy nerviosa, la seguridad que siempre tenía, se vino abajo. Le dije que tranquila, que yo lo solucionaría.

            Yo salí de la zona de los chicos y busqué a la relaciones públicas. Le dije lo que pasaba, que me diera el bolso y el resto de nuestras cosas, para poder irnos y para no ser visto por esa pareja, que nos abriera la puerta de entrada de los chicos y poder salir por allí, ella colaboro tranquilamente y salimos sin llamar la atención.

            Montse iba totalmente nerviosa, prácticamente temblaba. Una vez metidos en su coche nos fuimos y poco a poco fue recuperando su entereza, hasta el punto que hizo varias bromas con lo sucedido e incluso se rio. Pero se había cortado todo el rollo de la noche, menuda faena.

            Nos dirigíamos para nuestras casas y yo quería que se viniera a la mía, pero ella me decía que ya era muy tarde, que ella tendría que madrugar, pero que, sobre todo, lo sucedido la había dejado chafada. Mientras seguíamos en dirección a casa, yo aprovechaba para tocarle con suavidad sus muslos, a ella se le escapaba una sonrisa, diciéndome… “No empieces, que podemos tener un accidente, que me estas poniendo nerviosa” pero yo no la hacía caso.

            En un semáforo en rojo, nos tocó parar, yo aproveche para subir a tope mi mano, llegando a su coñito, se le escapo un gemido y notaba por la expresión de su cara que se iba calentando. Llegamos y se paró en la entrada de su garaje, le dije que bajara, que por lo menos, que, ya que yo no me había corrido, que le pudiera dar un buen morreo de despedida, me miro y me dijo, pero solo eso.

            Entramos y se encendieron todas las luces, aparcamos el coche y yo hice tiempo, con algunos comentarios de lo sucedido esa noche, pero mientras los hacía, no perdía el tiempo y seguía acariciándola. Una vez se apagaron las luces del aparcamiento, nos dimos un buen morreo y ya ella también me empezó a meter mano.

            Me desabrocho el pantalón y una vez saco mi polla, se agacho y empezó a comérmela. Menudo vicio tenia, era espectacular como lo hacía. Pero yo quería follarme ese culito tan apretadito que tenía. Le dije de pasarnos a los asientos de atrás, sabía que ella estaba muy excitada para decir que no.

            Baje del coche el primero y me fui hacia su lado, abrí su puerta y la ayude a bajar, pero en vez de irnos a los asientos de atrás, le apoye en el coche, de espaldas a mí y seguí metiéndole mano. Ella se dejaba, estaba otra vez calentísima. Le quite el tanga, bueno, mejor dicho, hice que le cayera al suelo con su ayuda. Ahora coloqué mi polla en la entrada de su coño y se la metí en esa posición, ella trataba de no hacer ruido, pero se le escapaban sonidos, aunque apretaba su boca.

            Se oyó el sonido la puerta automática, ella trato de zafarse de mí, pero estaba bien agarra por mí, yo sabía que el coche no llegaría hasta allí, porque no había ningún hueco libre. Sin sacársela la lleve detrás del coche, pero no pare seguía follandola, ella estaba muy acelerada, no sabía si por los nervios o porque seria. Después de oír el apagado del motor del coche, se oían las voces de una pareja.

            Había dos puertas en el garaje, una cerca de nosotros y la otra en el otro lado. Oíamos los tacones de ella, que se dirigían hacia la puerta que estaba mas cerca de nosotros. Aunque había luz, donde nosotros estábamos había sombra, además de estar en la parte del maletero, lo que nos ocultaba si no se fijaban mucho. Montse se quedó quieta y prácticamente tumbada sobre el maletero, parecía que ni respiraba.

            Yo también me tumbe sobre ella, pero no dejaba de hacer un movimiento suave con mis embestidas, lo mismo se enfadaría, pero me encantaba el morbo. Iban hablando de echar un buen polvo nada más llegar. Iban metiéndose mano, afortunadamente no prestaron atención a nada más.

            Nada más oírse cerrar la puerta del garaje, de forma increíble, Montse se puso a moverse de forma exagerada, pidiéndome que la follara más rápido, que el peligro le había puesto súper cachonda. No acabo de decir esto y se corrió como ninguna de las anteriores veces, no me había dado tiempo a metérsela en el culo. Pero ella seguía cachonda y yo embistiéndola sin piedad, notaba mi polla ardiendo, se la saque y empapada de sus jugos, la lleve hasta su culito, ella ni protesto, todo lo contrario, se agacho un poco más, para que tuviera mejor entrada y se la fui metiendo poco a poco.

            Al principio se quejó un poco, pero al rato se movía con ganas, haciendo entrar a mi polla más rápido. Ahora se le iba oyendo más, parecía que sus defensas habían cedido a su calentura. Yo poco aguantaría ya, estaba loco por correrme dentro de ella, pero quería retrasarlo lo más posible, para tratar de correrme con ella. Le tocaba el clítoris y le follaba su coñito con mis dedos, oía sus gemidos cada vez más seguidos, pero ya era imposible aguantarme más, empecé a correrme de una manera bestial, no pude aguantar mis gemidos, más que gemidos un chillido prolongado. Pero lo mejor fue, que ella cuando noto como me corría, como le llenaba su culito, me acompaño en la corrida y no sé si por oírme a mí, ella también se explayo en gritos.

            Una vez nos corrimos, nos quedamos tumbados sobre el maletero. Todavía se notaba nuestra respiración acelerada, pero poco a poco fuimos relajándonos.

-Nunca había tenido un orgasmo tan brutal. El saber que nos podían pilar, me ha puesto muy perra. Sobre todo, cuando llegaron mis vecinos. Que demasiado… uf.

-Que pasa… ¿Siempre follas en una cama?

-Sí, somos en eso muy clásicos. Mano nos hemos metido en otros sitios. Pero acabar, siempre en una cama.

-A mí me gusta en cualquier sitio y contra más “peligro” mejor.

-Ya me he dado cuenta. Pero reconozco que no sabía que fuera tan caliente hacerlo con peligro.

-Ya te dije que te enseñaría muchas cosas.

-Y doy fe, de que es verdad, cada situación es más morbosa.

-Pues que sepas que la próxima, si no te cortas va a ser bestial.

-Adelántame algo, no me dejes dos semanas en blanco.

-Te aguantaras, pero te daré una pista. Todo dependerá de que tú te atrevas. Yo lo iniciare, pero tú, tendrás la última palabra.

-Que intrigante, pero sabes que estas consiguiendo todo de mí, aunque al principio diga que no.

            Nos despedimos de manera efusiva y ella antes de alejarnos, me dijo que deseaba que pasaran pronto las dos semanas. Mientras llegaba a mi casa, solo pensaba en lo maravillosa, morbosa y excitante que era Montse. Como engañaban las apariencias.

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