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Contra mas prima, mas se le arrima...

en Amor filial

Después de lo sucedido en Canarias, nada más llegar a mi casa en Alicante, me dispuse a deshacer la maleta. Mientras lo hacía pensaba que tenía que llamar a mis padres, sobre todo a mi padre para contarle lo sucedido. Pensaba como enfocar el asunto. Cuando recibo una llamada, viendo que es de mi padre. No me dio tiempo ni a saludar.

Me dijo de todo, no me dejo ni hablar. Lo que más me molestaba además de que no me hubiera preguntado antes, era la doble moral de mi padre. Pero cuando termino de hablar, me limite a decir que no era como él lo contaba y que cuando estuviera más tranquilo hablaríamos, preguntándole si tenía algo más que decir. Sé que se quedó cortado con mi contestación, porque lo conozco y me contesto que no, que había dicho ya todo lo que tenía que decir. Me despedí de él y colgué.

Estaba claro que Alicia me había metido en un buen follón. Llame a Anabel y cogió mi llamada a la primera, le conté lo sucedido con mi padre y me dijo que no me preocupara que prácticamente estaba todo solucionado. Contándome que todo había venido porque alguien nos vio muy acaramelados en la discoteca y le fue con el cuento a Alonso. Por lo que se ve pillo a la mujer y le monto un numerito, ella le dijo lo que dijo para que la dejara tranquila, pero ahora le habían dado entre todos la vuelta a todo, ya que el cuándo bebe se pone como se pone.

El caso que ahora estaba más tranquilo y bastante cortado, porque llamo a mí padre y se medió enfadaron. Pero que ahora estaba enfadado consigo mismo, porque no sabía cómo arreglarlo. Oír todo esto me dejo más tranquilo, más que nada por no aguantar a mi padre.

Una vez que termine de arreglar todo, me fui a la calle para comprar alimentos, ya que el frigorífico estaba totalmente vacío. Al salir llame a la puerta de mi vecina y nadie contesto. Luego me entere por el portero que estaban de vacaciones, como bastante gente de las conocidas.

Al día siguiente me llamo mi padre para pedirme disculpas y para decirme que Alonso lo sentía mucho, que quería que volviera a Canarias, contestándole que no. Mi padre insistió pero no cedi. Recibí llamadas también tanto de Alicia como de Anabel, pero me dolió la manera en que me despidieron y seguí en mi posición.

Pasaron los días y la verdad que estaba muy relajado, acudí alguna que otra noche al local de parejas, pero tampoco fue para tirar cohetes. Mis padres habían insistido para que me fuera con ellos unos días de vacaciones, pero la verdad que pase.

Una noche recibí una llamada de mis padres, que estaban de naciones en un pueblo de Salamanca, tenía como 13000 habitantes o unos pocos más. Estaban visitando a una hermana de mi padre, que su marido era funcionario y hace muchos años le toco trabajar allí, les gusto y se quedaron. Yo había ido mucho allí y la verdad que siempre lo pase muy bien.

El caso es que una prima mía, mayor que yo (28) que se casó el año anterior, a su marido (30) la empresa en la que trabajaba lo mando a Alicante un mes más o menos, para modernizar la delegación que tenían aquí. Yo le dije a mi padre que no se preocupara, que ya los atendería yo aquí.

Pero mi padre me dijo que lo que él quería, era que les diera alojamiento, ya que así se ahorraba las dietas de alojamiento y podía llevarse a mi prima. Como vio que me quede en silencio, porque no me lo esperaba, rápidamente me dijo que por eso llamaba para no meter la pata. Pero al final le dije que de acuerdo.

Mi padre todo contento me dijo que el viernes estarían aquí, que ya me confirmaría el tren en el que llegaban. Una vez que colgué el teléfono me dio un bajón. Porque sabía que me cortaría mi forma de vivir, por lo menos un poco.

El viernes a la hora indicada estaba yo esperando en la estación. Veo llegar el tren y la gente empieza a bajar. Cuando veo a Hugo, el marido, que no es que me caiga mal, es un tío simpático, pero en vez de tener la edad que tiene, parece de la edad de un abuelo, por su forma de pensar, actuar… y al lado veo a mi prima Inés. Que aunque lleva zapato bajo se ve que es más alta que él.

Pero de pronto me doy cuenta de que está embarazada. Nadie me comento nada. Nos saludamos y les di la enhorabuena por el embarazo. El embarazo le había sentado bien. Sin más nos dirigimos para mi casa.

Una vez allí les enseñe la casa y la que sería su habitación. Me fui a recoger unas cosas, aproveche para dejarlos solos un rato y que se fueran poniendo cómodos. Cuando regreso me encuentro a Hugo sentado con un plano y papeles encima de la mesa. Estaba mirando cómo llegar a donde tenía su trabajo. Le explico cómo llegar y le pregunto qué exactamente qué es lo que tiene que hacer.

Resumiéndolo, me conto que él venía a cambiar toda la instalación del sistema informático, como ordenadores, sistema, etc. Que su trabajo prácticamente se realizara fuera de las jornadas laborales, para no paralizar el trabajo de la gente. Pero no se quejaba porque le pagarían bien.

Apareció mi prima Inés que se había dado una ducha y se había puesto cómoda. Venía con el pelo mojado, traía una camiseta y se le notaba más que en la estación, su barriguita incipiente. Reconozco que estaba muy guapa, la cara un poco más rellenita, los labios como más hinchados y sus ojos más brillantes que nunca.

A pesar de su embarazo, seguía teniendo buen cuerpo, el culito se le veía como más respingón y lo que más me llamo la atención, los pechos que parecían que se habían duplicado de tamaño.

Yo les dije de ir a la playa, para darnos un bañito y comer allí. Hugo salto en seguida que el sol no era bueno para el embarazo, que mejor comer algo aquí, ya que Inés debía de llevar dieta para no engordar demasiado, que eso no vendría bien al embarazo… la cara de mi prima era de resignación y la mía de estupefacción.

Pasaron los primeros días, Hugo se solía marchar un poco antes de las ocho de la tarde y regresaba sobre las siete u ocho de la mañana. Llegaba y se metía a dormir, levantándose sobre las tres de la tarde.

Algunos días oía como Inés cuando lo iba a despertar o los sábados por la noche, intentaba “hacer” algo, pero el enseguida la hablaba del embarazo de los perjuicios… que ella salía con cara de pocos amigos. 

Lo que si la dejaba era bajar a primera hora a la piscina, pero sin estar mucho. Un día íbamos hacia la piscina y la dije que se viniera, llevándola a la playa. Me dio un beso de agradecimiento en una mejilla. Nos lo pasamos bien y ella dijo que sería nuestro secreto.

Inés se pasaba mucho tiempo, oyendo música, leyendo o escribiendo en una libreta. Eso sí, haciendo mucho reposo como su marido quería. La televisión prácticamente ni la veía. Por lo que no tenía problema en ver lo que yo quería. Lo único que note de diferencia en mi casa, fue en el baño, que prácticamente me ocupo todo con un montón de cremas, sobre todo para estrías e hidratación de la piel.

Un día que me había ido temprano por la mañana, regrese sobre las nueve de la noche. Cuando entre en mi casa estaba todo a oscuras. Cuando oigo como un llanto que procedía de la habitación de ellos. Encendí la luz del pasillo y escuché, efectivamente alguien estaba llorando, así que sin pedir permiso entre en la habitación, allí está mi prima llorando.

La tranquilice un poco, preguntándola que le sucedía. Me conto que problemas con Hugo. Sonsacándola que no le hacía caso, que llevaba sin tocarla desde que se enteró que estaba embarazada. Que seguro que ya no le gustaba…

Yo la tranquilice diciéndola que seguro que no era por eso, ya que ahora estaba más guapa, más voluptuosa… ella me decía que se lo decía para animarla, por lo que la dije que lo decía de verdad.

Añadiendo que lo que le pasaba a su marido era que veía un embarazo como si fuera una enfermedad, por lo que yo había visto en estos días. Eso y que llevaban desde niños juntos, pensé yo. Una vez tranquilizada dije que me iba a poner cómodo y que luego si quería pedíamos una pizza, que ya que no estaba su marido… ella dijo que si, que muy buena idea.

Una vez me cambie, me quede esperando en el salón a que viniese mi prima para pedir la pizza. Se había puesto cómoda también, se la veía muy apetecible. Pedimos la pizza, una vez la trajeron saque un vino y en eso llamo Hugo. Quería congraciarse con Inés. Ella se hacia la dura y oí como le decía que yo no había llegado todavía y que estaba a punto de comerse unas acelgas.

Después de escuchar un rato, ella le decía que además se había ido sin ponerle la crema. Yo mientras cortaba en porciones la pizza y no la quitaba ojo, me di cuenta de que no llevaba sujetador, porque los pezones se marcaban de una manera tremenda. Finalizaron la conversación.

-Has estado un poco dura con él.

-Y más que tenía que ser.

-Tienes que ser un poco más paciente. Date cuenta además, aunque yo no soy un especialista en esto, que cuando estáis embarazadas si no me equivoco, las hormonas se os revolucionan.

-No te digo que no. Pero él no colabora en tranquilizar mis hormonas.

-¿Pero que pasa que ahora estas con más “ganas” que antes? (Pregunte osadamente)

-(Toda roja y medio tartamudeando) Pues sí, ahora estoy todo el día, digamos que “acelerada”.

-Pues piensa en otra cosa.

-Si tú lo ves muy fácil, pero contra más hago para no pensar… peor.

-Bueno cambiando el tema, es que te enfadas también por algo de las cremas.

-Es que me tengo que poner todos los días, en pecho, tripa, en el culete. Para evitar que me salgan grietas, estrías.

-Mujer eso lo podrás hacer tu solita.

-La del culete no se me da bien.

Ya habíamos acabado de cenar. Y como me llamo la atención en aquel entonces, lo de las gritas, estrías…

-¿Prima, tanto se deteriora la piel por un embarazo?

-No solo la piel, afecta a otras cosas, como por ejemplo las piezas dentales.

Como se le veía una parte de la tripa, la dije si podía tocarla, ella me dijo que sí. Me dio un poco de impresión. La dije que me dejara darle la crema en la tripa. Se quedó muy cortada, lo dije sin ninguna doble intención. Después de dudarlo se levantó y regreso con un bote con crema. Lo abrí y cogí un poco y fui dándoselo.

Al momento ella se recostó y yo le iba pasando mi mano por toda la pancita. Cuando la vi con los ojos cerrados y con la respiración un poco más rápida, quise dejarlo, pero ella me dijo que siguiese. Subiéndose un poco más la camiseta, que ahora permitía ver la base de sus tetas un poco.

Ahora pasaba la mano por la parte baja de la tripa. Tenía la sensación de que se estaba poniendo cachonda, como me estaba sucediendo a mí. Algunos de mis dedos sobrepasaban la goma del pantaloncito que llevaba. Ella no decía absolutamente nada. Los gestos de su boca decían todo.

Cada vez mi mano se adentraba más en su pantaloncito. Hasta que llego a su coñito. Estaba totalmente empapado. Ahora me dirigí a su clítoris que estaba súper erecto. Empecé a acariciar y ella ya no se podía contener, los gemidos eran importantes, me acerque con mi boca a la suya y nos dimos un beso lleno de lujuria, estuvimos besándonos un rato hasta que sin esperármelo ella convulsiono, corriéndose y mordiéndome los labios.

Pero una vez que esto sucedió, ella abrió los ojos con cara de sorpresa, levantándose y yéndose a su habitación. Solo decía… Dios mío Dios mío… Encerrándose en su habitación. Recogí todo y me fui a mi cama, lo cierto es que pensé que volvería, pero paso toda la noche y no salió de su habitación.

Era sábado por la mañana, oí como se abría la puerta de la calle, era Hugo que regresaba, yo me levante y mientras desayunábamos en la cocina, estuvimos hablando. Notaba que él me quería decir algo, pero era como si no se atreviera. Me pregunto qué haría hoy, le dije que había quedado con dos parejas para comer. Puso mala cara, por lo que le pregunte si es que tenía pensado algo. Él me dijo que había pensado en irnos los tres por ahí, ya que Inés estaba disgustada por no salir.

No me hacía mucha gracia pero al final le dije que se vinieran, que no había problema. El con mejor cara dijo que aceptaba y cuando me estaba dando las gracias, apareció mi prima, que nos había oído, diciéndole a su marido, que como me había metido en ese compromiso, por lo que la corte diciendo que para mí no era ningún compromiso. Hugo entonces dijo que se iba a dormir para estar despejado.

Una vez se fue, mi prima se puso a preparar su desayuno y actuó con total normalidad, como si no hubiera pasado nada.

A la hora de comer nos encaminamos a donde yo había quedado con las dos parejas. Una vez llegamos al lugar, me lleve una desagradable sorpresa, bueno más que desagradable, incomoda sorpresa. Ya que además de las parejas con las que habíamos quedado, estaba otra pareja Cesar y Marga, tenían 25 años los dos, cesar me caía muy bien y teníamos mucha complicidad, Marga era una mujer despampanante, alta con unas medidas estupendas y grandes. Esa era mi gran problema, era verla y entrarme ganas de todo.

Yo llevaba ya mucho tiempo evitándolos, no quería meter la pata con Cesar. Y por último había ido también una amiga, que la querían emparejar conmigo, pero que a pesar de estar bastante bien, no encajábamos ni en gustos, ni en ideas, ni en hobbies, en nada de nada, pero lo peor era que me sentía agobiado. Después de todas las presentaciones, nos encaminamos a comer. La comida se puede decir que fue bastante normal y mi prima enseguida congenio con todos. Hugo hizo buenas migas con los dos hombres que eran informáticos también. Quedando Cesar y yo a nuestro rollo.

A todos les pareció buena idea ir a una terraza a tomar algo y seguir charlando. Una vez encontramos un sitio para estar, Cesar y yo nos sentamos juntos, las mujeres por otro lado y Hugo con los informáticos. Después de llevar un buen rato allí, Cesar fue muy directo preguntándome, que porque les evitaba a marga y a él. En un principio quise salir del paso, diciéndole que no era así, que últimamente estaba muy liado, que se me habían torcido algunas cosas. Como ejemplo le conté a mi manera lo de Canarias.

Creía que le había convencido, cuando me contesto que sí, que todo muy interesante, pero que no le tomara el pelo, que si no quería decírselo, que fuera claro. Estaba contra la espada y la pared, así que le dije, que de acuerdo, pero que ni era el lugar ni el momento. Él no se lo pensó, se levantó y como esas terrazas no tiene W.C., dijo que íbamos a buscar unos servicios y que volvíamos, todos pasaron un poco de lo que dijo, por lo que no me quedo más remedio que levantarle y acompañarle.

Llevábamos poco caminando y cuando no nos tenían a la vista, Cesar se paró, se encendió un cigarro…

-Bueno, ya estamos en un buen lugar, que te hicimos para querer evitarnos.

-Cesar, ninguno de los dos me hicisteis nada malo, de verdad. Contigo no me importa quedar y tomarnos algo, con Marga prefiero que no.

-Ya sabes cómo es Marga, es muy espontánea y algunas veces se pasa, que te dijo que te ha molestado tanto.

-Son cosas mías, de verdad. Dejémoslo así, no me gustaría perderte como amigo.

-Joder, ¿Tan grave ha sido?

-Que no, que ninguno tenéis la culpa. Si alguien tiene la culpa soy yo.

-Carlos siempre nos hemos distinguido por sernos francos y directos, por eso nuestra amistad es tan buena. Así que suéltalo. Que te juro que no me enfadare ni me mosqueare. Pero es necesario que me lo digas. Que hemos pasado de ir a tu casa y tú a la nuestra mucho a no querer ni tomar una copa por ahí.

-Pues te seré sincero. Cada vez que veo a Marga me entras ganas de “entrarla”, me pone mucho. Como te he dicho antes ninguno de vosotros tenéis la culpa y para que no pienses mal, Marga jamás hizo nada que me llevara a confundirme, soy yo.

-(Después de un largo silencio) Pufff, no sé qué decir Carlos.

-Volvamos con los demás.

Regresamos con los demás, como si nada hubiera ocurrido. Nada más sentarnos, Marga dijo que nos había invitado a todos a su casa. Yo dije que me era imposible. Marga me miro a mí y a Cesar, para que me tratara de convencer como hacia normalmente, pero ante el asombro de ella, cesar no insistió. La que se quedó cortada fue mi prima, pero la dije que no se preocupara, que se fuera con ellos que eran buena gente, después de reírse todos, Marga volvió a insistir, pero le dije que había quedado con un amigo en entregarle un trabajo y que no sabía lo que me llevaría. Puso cara de no creerme, pero no insistió más.

Mi prima y su marido regresaron cerca de las 12 de la noche. Se les notaba contentos. Un poco más a Hugo, mi prima se fue directa al baño, mientras Hugo me contaba lo simpáticos que le habían caído todos, lo bien que lo habían pasado… apareció mi prima preparada para ir a la cama y por la pinta, con ganas de pasarlo bien. Me dio las buenas noches y se marchó, Hugo se fue prácticamente detrás.

Yo apague las luces del salón y me puse a ver una película. Me pareció oír algo, baje un poco el sonido y lo que oí era como si discutieran en voz baja, de manera contenida. No debía hacerlo pero lo hice, me acerque a la habitación y efectivamente estaban discutiendo. Por lo que se ve algo hicieron, pero él se debió de “venir” antes de tiempo y ella se quedó a medias. Él ponía disculpas, dijo de dormirse y hablarlo mañana, ella lo mando a la mierda, literalmente.

Regrese rápido al salón y al ratito apareció ella, que venía súper cabreada pero como una niña pequeña. La dije que se sentara y se tranquilizara, ella se acercó en la oscuridad y se sentó a mi lado, su cara era de enfado total. Cierto es que no se me ocurriría hacer nada en esos momentos y menos estando su marido en la habitación.

Pase mi mano por su hombro para tranquilizarla y lo hacía acariciándola el pelo, poco a poco se fue relajando y tranquilizándose. Mientras yo veía la película. Sin yo esperarlo se dejó caer a todo lo largo del sillón, apoyando su cabeza en mis muslos. Poco a poco acariciaba su rostro, alisaba su largo y hermoso pelo, ella se dejaba hacer y no decía nada. Luego no se le motivo, pero mi mano fue a su panza, se la acariciaba por encima de la ropa. Ella se levantó la parte de arriba y mi mano ya tocaba la piel directamente. Solo se oía la televisión.

Fui subiendo la mano, de tal manera que llegue a sus tetas, que estaban hinchadas, seguí así unos momentos hasta tocar sus pezones, que estaban bien duros, pero como estaban un poco secos, acerque mis dedos a la boca de ella, que los lamio y chupo, dejándolos muy mojados, así la tocaba mejor. Ella ya ronroneaba. Me agache un poco y la dije que sería mejor que se diese la vuelta, apoyando su cabeza en el reposabrazos y sus piernas sobre mis muslos y que también sería más seguro.

Ella obedeció sin decir absolutamente nada. Estuve acariciando sus pies, sus pantorrillas, sus muslos, sin ninguna prisa. Veía como se mordía sus labios, sabía que estaba loca porque subiera más mi mano. Después de hacerla “sufrir” un poco lleve mis dedos a su coñito. Que estaba muy mojado. Pero no quería que pasara como la otra vez, que se corriera tan deprisa.

Con un dedo muy mojado con sus propios jugos, me dirigí a su culito, ella cuando noto que se metió un poco, abrió los ojos y me dijo que hacía, la dije que se callase y ella me dijo que eso no era normal. Con el pulgar y sin quitar mi dedo de su culito, empecé a masajear su clítoris, lo que hizo que se relajase. Cuando se quiso dar cuenta el dedo está bien dentro. Mordía el cojín del sillón para que no se la oyese y al rato se corrió, retorciéndose muy exageradamente.

Se quedó como dormida, como paralizada, con la respiración acelerada, pero volviendo a la normalidad. Yo seguía acariciándola suavemente, hasta que se levantó se recompuso, dándome un beso en la mejilla y pidiéndome perdón, acto seguido se marchó a su habitación.

A la mañana siguiente, habiendo desayunado ya, estaba en el salón leyendo unos papeles que tenía, cuando oí ruidos y era Hugo. Después de darme los buenos días e irse a la cocina apareció en el salón con un café, como se imaginó que me entere lo sucedido la noche anterior, trato de justificarse diciéndome que mi prima es que no quería entender las cosas, que en los embarazos hay que abstenerse de muchas cosas y privarse de otras.

No me pude aguantar y le dije que una embarazada no era una enferma, que salvo que los médicos indicaran otra cosa, la vida debía seguir igual, con ciertas precauciones, pero que yo no creía que hasta el extremo que él ponía. Como respuesta recibí, que iba a saber yo si no estaba casado.

Se levantó mi prima, nos dio los buenos días y se fue a la cocina, al rato Hugo fue a la cocina, cuando oigo… comiendo eso te pondrás más gorda aun, eres increíble. No oí a mi prima decir nada. Vi salir a Hugo y sentarse junto a mí. Comentándome que habían quedado con los de ayer para ir a la playa y a comer. Pensaba que me lo había comentado al llegar ayer por la noche.

Yo dije que no iría, que los domingos no suelo ir nunca a la playa porque normalmente está a reventar de gente. Como a la hora llamaron abajo, eran Marga y Cesar, les abrí el portal y subieron. Venían para irnos a la playa, cuando Hugo dijo que yo no iría. Marga dijo, se lo decía a Cesar que cada día estas más raro, por lo menos con nosotros. Me limite a contestarla que eran imaginaciones suyas. Cesar para salir en mi defensa dijo que a mí solo me gustaba ir a las playas nudistas, que ya lo debía de saber. Marga se encogió de hombros. Hugo me pregunto si era verdad y le conteste que sí. Cuando de pronto dijo que sería una chulada, que a él no le importaría ir. Cesar dijo que él lo había pensado más de una vez, pero como Marga es muy puritana… la contestación de Marga fue que el no querer ponerse en pelotas delante de todo el mundo, no quiere decir que sea puritana, ni reprimida ni nada.

Yo para tranquilizar el asunto, dije que es una elección muy personal de cada cual. Y que nadie tiene que ser obligado a nada; que de todas maneras no me apetecía ir a la playa, ni nudista ni no nudista.

Después de comer estaba medio dormido en el sillón, cuando oigo como abren la puerta, era mi prima. Que su marido la había dicho que se fuera a descansar un poco, la habían traído hasta casa y se habían ido a tomar algo. El caso que me despeje y mi prima se fue al baño a quitarse la arena de la playa. Yo me fui a la habitación donde tenía mi mesa de estudio, ordenador… para hacer varias cosas en el ordenador, de los papeles que estuve leyendo y para evitar a mi prima, no estaba dispuesto entre otras cosas a llevarme un tercer calentón, porque si no fuese mi prima, ya la hubiera dicho algo.

Estaba muy entretenido con lo que estaba haciendo, cuando escuche que se abría la puerta de la habitación, que quedaba a mi espalda. Ni me moví, sabía que era ella y me imagine que quería preguntarme o decir algo. Pero al ver que no decía nada, me gire, para saber que quería.

Me quede sorprendidísimo, estaba completamente desnuda, a excepción de unas sandalias de verano con mucha cuña, que la hacían bastante más alta y estilizaban mucho más esas fabulosas piernas. La vi de arriba abajo y de abajo a arriba. Tanto su panza como sus pechos se veían brillantes, imagino que por alguna crema o aceite.

Ya lo sabía, no estaba depilada, pero el vello púbico muy bien arreglado. Sus pezones eran más oscuros de lo normal o eso creía yo, al igual que el grosor de sus pezones, no sabía si tenían algo que ver con el embarazo.

Luego mis ojos se clavaron en los suyos, tenían una mirada que nunca vi en sus ojos, una mirada extraña, de deseo. No sabía que decir, ahí estábamos sin decirnos nada. Hasta que ella rompió el silencio diciéndome… ¿De verdad estoy gorda y fea? Lo dijo con una voz suave y provocadora, jugando con su boca y su lengua de una manera lujuriosa, lasciva y con mucha provocación.

Yo me quede mudo, no sabía que contestar, hasta que ella algo nerviosa, aunque trataba de disimularlo, se acercó a mí y me acaricio el pelo. Mi corazón latía más fuerte que nunca. Ella con otra mano se cogió una de sus tetas y la acerco a mi boca, no tuvo que decirme nada más, empecé a lamer como si no hubiera un mañana, que delicia.

Ella se contoneaba mientras notaba mi lengua lamiendo su pezón. Pero no sé qué me paso en ese momento, que pensé que era mejor no seguir adelante. Ella se dio cuenta y con esa mirada totalmente encendida me dijo…

-Te entiendo primo, sé que estas tan confuso como yo hace unos minutos en el baño, pensé en aliviarme yo sola, pero después de pensarlo, llegue a la conclusión de que lo que me hace falta es una polla, no sé cómo lo hare, porque ya sabes que solo he conocido a mi marido, llevamos desde niños juntos. Pero no es el motivo, desde que estoy embarazada estoy caliente todo el día y Hugo… bueno ya sabes.

-Sabes que si seguimos todo cambiara. Luego puede ser que tengas unos remordimientos grandes.

-Yo sé lo que quiero, deseo y necesito ahora. El luego ya lo veremos.

Nos fundimos en un gran beso. Nos fuimos para mi habitación y ella se tumbó en mi cama, mirándome mientras yo me desnudaba. Cuando lo hice, su mirada se fue directa a mi polla, que estaba en su plenitud. Ella dijo… joderrrr, es verdad desde siempre he oído que desde pequeñito estabas bien dotado, creí que exageraban, pero veo que no.

Me tumbe junto a ella y al momento estábamos haciendo un fabuloso 69, hasta que se corrió. Yo nunca había follado con una embarazada y andaba un poco perdido. No lográbamos acoplarnos bien, al final nos pusimos haciendo la cucharita, ella se ponía cada vez más caliente, pero quería que la follara con un poco más de fuerza. Me daba un poco de miedo, pero ella insistía.

La insinué de hacerlo por detrás y ella con cara de asombro me pregunto si lo decía en serio. Cuando le dije que sí, se quedó muy parada diciendo que jamás lo hizo por ahí, ni tampoco lo pensó, que ni Hugo se lo había propuesto nunca.

Seguíamos no encontrando bien la postura, hasta que mi prima me dijo que fuera con ella y así lo hice. Llegamos al salón, me hizo sentar en una silla y ella ni se lo pensó, se fue sentando poco a poco sobre mi polla.

La cara de ella fue cambiando según entraba, no dejaba de mirarme a los ojos, de morderse sus labios, de jugar con su lengua, eso me estaba poniendo a tope. Una vez que la tenía toda dentro, ella se movía y contoneaba suavemente y yo mientras la besaba, la mordisqueaba sus pezones, que notaba como le gustaba.

No quise desaprovechar la oportunidad y con mis dedos busque su ano y fui jugando con mis dedos. Notaba como colaboraba, como la excitaba. La pregunte si le gustaba varias veces porque no me contestaba, hasta que con voz firme me dijo que siguiera haciendo lo que hacía y me callara.

Me agarro de los pelos y se tensiono, estaba a punto de correrse y yo estaba también a punto, ella se dio cuenta y cuando empecé a correrme dentro de ella, no le hizo falta nada más se corrió moviéndose a tope.

Quise seguir follándola, pero ya se había pasado más tiempo del que yo pensaba, en cualquier momento podría llegar Hugo, por lo que mi prima dijo que no se quería arriesgar más, que quedaban muchas noches por delante.

Cuando llego Hugo yo estaba en el salón y mi prima en la cama. Se sentó conmigo y apareció mi prima, con cara de sueño. Hugo la pregunto si había logrado descansar y ella con toda su cara y mirándome a mí con complicidad, le dijo que sí que por fin había encontrado la postura ideal para descansar.  

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