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Madura PASIONAL

en Sexo con maduras

 Este relato se lo dedico en especial a una pareja, a Carlos y a Diana, su exuberante y excitante esposa.

 

Después del día de playa, todo volvió a su normalidad. Bueno… exactamente no, porque durante la siguiente semana, faltaron al gym varias de ellas y las que fueron las note distantes. Supuse que algún remordimiento tonto, porque no pasó nada. La única que estuvo más normal fue Tina. Lo que hizo que yo me mantuviera también a distancia. 

            Los que trabajamos en el gym, nos cambiamos en los mismos vestuarios, por lo que compañeras de trabajo me comentaron que, si no se equivocaban, tramaban algo, que dedujeron que me querían decir algo, lo que me dejo un poco mosqueado, con lo fácil que era hablarme. Como dije antes, Tina era la que más confianza iba cogiendo conmigo, hasta el extremo que se volvió un poco descarada y provocadora. Nuestra complicidad iba en aumento.

            En el gym en esa época, imagino que, por el calor, a última hora de la mañana quedaba muy pocas personas, pero mujeres prácticamente ninguna, lo que aprovechábamos para entrenar nosotros mismos y hacer tiempo hasta la hora de salida. La sala donde yo daba las clases, era una sala grande, tres paredes de obra y la que separaba con el resto del gym, era una pared de cristal, que se podía ver desde dentro el resto del gym, pero desde la otra parte no se podía ver la sala y mucho menos con la luz apagada, aunque estaba iluminada suavemente por la luz que entraba del resto del gym. Esto lo digo porque ya se habían subido el “grupito” a cambiarse, bajando al rato Tina, que quería hablar conmigo, por lo que se ve, venia comisionada por las demás. Mientras el resto vi cómo iban hacia la calle, viéndolas como se quedaban en la acera a esperar a Tina. Iba con una falda hasta las rodillas y una camiseta de tirantes, que le costaba cubrir las tetazas que tenía.

-Mira Carlos, no te mosquees, pero todas estas ahora, están preocupadas de que cuentes algo, que se pueda entender mal las cosas.

-Lo que hago en mi vida privada, no lo voy pregonando por ahí, pero que se queden tranquilas que no diré nada.

-Es que ahora les han entrado los remordimientos.

-Pero… Remordimientos… ¿De qué? Si no ha pasado nada.

-Hombre entiéndelas, son casadas, tu un chico joven… con cierta “fama” tú me entiendes.

-Pues no, ¿Qué fama? ¿Qué me dices?

-Vale déjalo, lo mismo estoy hablando de más.

-Como que lo deje, ahora explica eso de la fama.

-Mejor lo dejamos aquí, que luego se enfadaran.

            Inicio el camino para irse de la sala, le agarre y se dio la vuelta, su mirada era intrigante, pero no dijo nada se quedó calada, me agache y le bese, puso sus manos sobre mis hombres, empujándome y no respondiendo a mi beso, aparte mí boca, pero cuando fue a hablar otra vez, le bese nuevamente y logre meter mi lengua en su boca, de su boca salió como un sonido de protesta, pero seguidamente ya respondía a mi beso. Mientras nos besábamos, pase mis manos a su espalda, levantando la camiseta y desabroche su sujetador en un segundo. Me agaché y empecé a lamer sus tetas, mordisquear sus pezones, se le escapo un buen gemido, ya no protestaba. Le di la vuelta, haciendo que se apoyara en una barra, tipo pasamanos, que iba por todo el ancho del cristal. Eso le cohibió, pensaba que la podían ver, pero la tranquilice diciéndole, que se acordara que por el otro lado era como un espejo.

            Desde esa posición, estando yo a su espalda, pegaba mi polla contra su culo, mientras tocaba sus dos tetazas a la vez, note como cogió confianza y frotaba bien su culo contra mi polla, ahora le comía el cuello, los hombros, estaba totalmente entregada. Una de mis manos la lleve debajo de su falda, me fue fácil y más con su colaboración, llegar a su coño, que estaba mojado ya, sin quitarle sus bragas, logre echarlas para un lado, quedando su coño libre, sin impedimentos. Me baje el pantalón corto y salió mi polla, toda dura, se la coloque desde atrás, para que la sintiera por la entrada de su coñito, en ese momento gimió bastante más, pero de pronto dijo… “Un momento, espera” me pare y ella salió escopetada, colocándose a toda prisa el sujetador y la camiseta, me había dejado y nunca mejor dicho, con un palmo… vi como recorría todo el gym hasta la salida, una vez que me tranquilice y me recompuse, salí de la sala y actué con normalidad hasta la hora de salir.

            Ya estaba pensando como quitarme ese calentó que había pillado, sería cuestión de salir esa noche. Llegando a casa me pillo por banda mi vecino Antonio, me pareció extraño verle por allí y también por cómo iba. El en esas fechas solía irse al pueblo con la familia, pero estaba allí y un poco pasadito de copas o si se prefiere bastante alegre. Me paro y me invito a una cerveza, estaba con otros dos, me empezaron a preguntar por mi nueva faceta como monitor, contestándoles yo de buena fe. Pero como no les entendí por dónde iban, fueron más explícitos, preguntándome por las chicas y mujeres. Yo muy serio les conteste con un dicho muy español… “Donde tengas la olla no metas la polla” (algo que no iba conmigo) pero se quedaron cortados.

            Antonio cambio de tema y me empezó a contar sin yo preguntar nada, él porque estaba allí. Bárbara su hija había suspendido cuatro asignaturas, entre ellas las matemáticas. Trato de convencerme para que le diera clases durante el verano. Me puse a pensar, porque las mañanas estaban ocupadas, las tardes me gustaba ir a la playa y también tenía algún que otro ordenador para preparar o arreglar. Lo cierto que no me compensaba. Me debió ver la cara o me leyó el pensamiento, porque antes de que pudiera decir que no, me dijo que para que fuera mejor y me compensara, si yo quería podría dar clase a seis chicas más, le dije que con su hija como máximo cuatro, que más seria un problema.

            Él quiso saber cómo decidir quién, yo le dije que las que flojearan más o menos en los mismos temas. Pero eso sí, que sería a partir de las siete de la tarde todos los días menos el viernes. Hablamos del precio y por su parte no le pareció excesivo. Diciéndome que a la hora de comer me diría algo.

            Estando en mi casa preparándome para irme a la playa, apareció mi vecino y sin mediar más, me dijo… “a las siete estarán aquí tus pupilas” ni me había preguntado si ese día me venía bien ni nada, esas cosas sí que me enfadaban. No dije nada más, cogí mi mochila y mi casco, cerrando la puerta tras de mí y diciéndole que a las siete estaría allí. En la playa me salió un medio ligue con una madurita, pero me tuve que marchar, entre eso y lo de la mañana, menudo día que llevaba.

Ya en mi casa y después de ducharme esperaba como dijo Antonio a mis pupilas, llevaba mucho sin cruzarme con Bárbara y las veces que lo hicimos ella me entró a saco, pero no me gustaba que lo fuera contando por ahí y tenía fundadas sospechas de que así era, por lo que puse mucha distancia con ella y de rebote con su madre, lo que me fastidio mucho. Ya tenía preparada la mesa de estudio para estar todos cómodos. Sonó el timbre y abrí la puerta, era Bárbara y las otras tres chicas.

Eran todas de la misma edad, aunque había una que por su cuerpo parecía mayor, pero que estuviera más desarrollada no quería decir nada. Las tres amigas eran Irene (parecía mucho más joven que las demás, era el patito feo, delgada en extremo, plana por todos los lados y con cara de amargada), luego estaba Martita (así la llamaban, más o menos como Bárbara en lo que respecta al físico y cara de sabelotodo), la última era Susi (muy desarrollada, con un poco de ejercicio se pondría espectacular, pero a pesar de todo estaba mejor que ninguna con diferencia y su cara era muy maliciosa)

He de decir que Irene venia vestida con una ropa poco favorecedora y muy discreta. Martita venía con ropa típica del verano y un poco provocativa. Pero Barbará y Susi, venían de escándalo, que era lo único que me faltaba a mí. Como siempre, me decía a mí mismo NO, esperando que esa vez mi juicio y mi firmeza fueran las ganadoras.

Una a una me fueron diciendo en que flaqueaban y lo que peor llevaban, enterándome también que Susi era repetidora, había repetido dos cursos diferentes y si no se espabilaba ese también. Me hice una idea y para estar más seguro, les puse unos ejercicios. Así estarían entretenidas con ellos y yo mientras aprovecharía a hacer unas cosas en el ordenador, que estaba en esa misma habitación. Desde mi posición en el ordenador, veía a Irene escribiendo como una desesperada, Martita se notaba que releía una y otra vez lo que tenía escrito. Pero cuando miraba a Bárbara o a Susi, una de ellas me miraba y jugaba con su bolígrafo en su boca, la más descara era Bárbara que me miraba y era como si estuviera haciendo una mamada. Me entraban los calores de una forma acelerada. Sin pensarlo dije que pondría el aire acondicionado, poniéndolo lo más bajo posible, esperando que de esa manera estuvieran más tranquilas.

Pero lo único que logre con ellos, es que los pezones se les pusieran duros y yo me pusiera aun peor, cosa que yo creía imposible. Me estaban entrando ganas de ir hacia ellas y que pasara lo que tenía que pasar, pero sonó el timbre de la puerta, eran un poco más de las ocho de la tarde, abrí, era Carmen con dos madres y un padre. Me los presento y me preguntaron que, si veía posibilidades, a lo que les conteste que por lo menos necesitaba una semana, después de hablar un rato con ellos se fueron.

Al rato con la excusa de tener que revisar los ejercicios les dije que se podían marchar ya, dejaron todo encima de la mesa y se fueron, la que se hizo la remolona fue Bárbara, pero para evitar tentaciones, que las mías eran muy grandes, las despache a todas juntas. Por fin solo, pensé. Fui a la habitación a recoger todo y me encontré con una bolsa, tipo estuche, que estaba con bolígrafos y más material de escribir. Vi que ponía Susi. Una de dos o se le había olvidado simplemente, cosa que no tenía importancia, porque mañana lo recogería o creyéndose muy lista, se lo dejo para volver, cosa que sería una tontería porque no había dentro nada que le fuera necesario como para no poder esperar hasta el día siguiente.

Llamaron al portero automático y cuando pregunte, era Susi diciéndome que se le había olvidado una cosa. Abrí y pensé que le dejaría entrar a recogerlo, como si yo no me hubiera dado cuenta y la despacharía rápido. Cuando llego y abrí la puerta, la noté bastante nerviosa, lo que quería decir que esperaba que yo hiciera algo, pero iba dada. Entro en la habitación, quedándome yo en la entrada esperando. Ella tardaba, no sé lo que estaría esperando, pero yo estaba imperturbable.

La oí venir, se oía paso firme, cuando iba a preguntarle si encontró lo que buscaba, me dio un beso en la boca, se le notaba nerviosa, pero el beso llevaba mucha pasión, mucha calentura. Pero si eso no fuera suficiente, me echo mano a mi polla por encima del pantalón, que adquirió vida propia. En ese momento supe que estaba perdido. Me olvide de todo y nos enganchamos como animales, ella cuando lo noto, es como si hubiera ganado una guerra, dio un salto agarrándose a mi cuelo y enroscando sus piernas por mi espalda. Tenía un buen culo, cogiéndoselo bien y sin dejar de morrearnos, le lleve para mi habitación, la calentura de todo el día lo pagaría ella.

Como llevábamos poca ropa los dos nos quedamos desnudos en un momento, para ser una chica joven, me extraño lo poblado de su coñito. Pero me dio igual, me fui para él y se lo comía con desesperación, ella solo gemía y apretaba su coñito contra mi boca. No quería que despegara mi boca, ahora se lo comía y metía mis dedos, lo que le ponía aún más cachonda. Seguía gimiendo, pero cogió la almohada y la mordía, amortiguando sus gemidos, gritos y palabras sin sentido. Estaba cerquita de correrse, cuando el timbre de la casa empezó a sonar insistentemente, me daba igual, pero era tanta la persistencia de quien llamara, que pensé que pasaba algo.

Me levante, pille un pantalón corto y me lo puse sin más, abrí la puerta y era Bárbara, que cuando quise reaccionar, me empujo y entro en mi casa muy decidida. Yéndose en dirección a la habitación. Cerré la puerta de golpe y fui tras ella, pude ver en el pasillo alguna ropa de ella, que se había quitado y la había dejado caer. Cuando oí que le decía a su amiga… “¿Qué?... a que no te había mentido” y Susi le contesto… “De momento es espectacular, pero si hubieras tardado cinco minutos más… no me hubieras cortado la corrida, so zorra” y se rieron las dos.

Bárbara vio la cara de mala leche que tenía yo viéndolas y oyéndolas desde la puerta, lo único que me dijo… “No te enfades, que lo pasaremos bien, además acuérdate que te dije que tenía una amiga mía que quería probar por el culito, pues es esta y no me digas que no te apetece ser el primero” Susi muy rápida dijo… “Pero Bárbara, no me dijiste que era tan grande, eso no me entrara… me rompería” y Bárbara acariciándole la cara y dándole un besito le dijo… “Tu déjanos a nosotros zorrita, que te lo dejaremos bien, ¿verdad que si Carlos?” con mirada penetrante les dije… “habéis sido chicas malas y mereceréis vuestro castigo…” la mirada de Susi al oírme fue de inseguridad, de duda, pero la de Bárbara fue de satisfacción total, de lujuria, de vicio.

Me fui para ellas, por ser la “invitada” de honor y por tener poco tiempo, me dedicaría casi en pleno a Susi. Mande a Bárbara que le comiera el coñito a su amiga y sin rechistar lo hizo. Dejando su culo en pompa. Yo le acariciaba y ella lo disfrutaba se le notaba. Cuando más cachonda la noté, le empecé a dar varios azotes, que recibió con pequeños sonidos, pero sin protestar. Susi que tenía la cara desencajada de la comida de coño que le hacia su amiga, me miraba, bueno nos miraba y alucinaba. Yo mientras veía como Bárbara le metía los deditos por el coñito y por su culito.

Cambie de posición y acerque mi polla a la cara de Susi, que me agarro la polla y se la llevo a la boca, era muy caliente como me la comía, la lamia como si fuera un helado, muy buena lengua. La pasaba por todo el tronco, luego se metía un testículo en la boca y lo saboreaba, lamiéndolo con mucha delicadeza, sabía lo que se hacía, quien le enseñara lo hizo muy bien.

Note como teniéndola dentro de la boca, la apretó fuertemente con sus labios, sin hacerme daño con sus dientes, se estaba corriendo. Mientras lo hacía yo miraba a Bárbara, que era puro vicio. Alzo la vista, se incorporó si quitar sus manitas y sonriéndome me dijo… “Te va a gustar su culito, lo tiene apretadito como a ti te gusta” mientras me decía eso y Susi seguía con su mamada, le señale el frasco del lubricante y ella sin pensárselo, lo abrió se unto los dedos y empezó a lubricar el culito. Bárbara me miro y me hizo señas con tres dedos, como diciéndome que ya estaba preparada, que le entraban perfectamente, lo que no se daba cuenta que sus dedos eran muy pequeños, pero si lo había lubricado bien, no esperaría más.

Le indique a Bárbara que se pusiese el arnés con un buen consolador y una vez que se lo puso se tumbó en la cama, hicimos que Susi se sentara encima clavándoselo, una vez que lo hizo, que le costó un poco, Bárbara le dio un poco de potencia y Susi sorprendida dio un pequeño chillido, gimiendo poco a poco. Aprovechando yo para tocar su culito, ella se fue confiando hasta que le hice señas a Bárbara, que hizo que se agachara a besarla y una vez que lo hizo le dio un abrazo sin soltarla.

Yo me puse detrás y coloqué con tranquilidad la cabeza de mi polla en la entrada de su culito. Para que no resbalara con el lubricante, me la agarre bien y una vez encajada, pero sin tenerla metida, di un pequeño golpecito, lo suficiente para que entrara el capullo, se le escapo un pequeño quejido, que Bárbara con mucha habilidad tapo besándola. Fui metiéndole poco a poco la polla, se quejaba bastante, pero en ningún momento dijo que se la sacase. Bárbara fue aumentando la potencia de la vibración, que la notaba en mi polla también, era una sensación rara pero agradable.

Ya se la tenía metida toda, hasta el fondo y me pare para que nos adaptáramos sin prisa. Pase mis manos hacia adelante y agarre sus tetas, eran más grandes de lo que yo creía, casi se escapaban de mis manos y eso que tengo manos muy grandes. Ella ronroneaba, se notaba que estaba cerca de correrse nuevamente, pude ver que Bárbara además con un vibrador de pintalabios, se lo tenía colocado en el clítoris, empecé a presionar sus pezones, con mucha suavidad, pero sin subir de intensidad. Note como ella empezó a mover el culo poco a poco, lo que me indico que ya podía follárselo bien y eso hice.

Según iba aumentando mis embestidas, aumente mi presión sobre sus pezones, se medió quejaba, pero una vez mas no decía que parasemos en nada. Bárbara me decía que le diera más fuerte, deje sus tetas y agarre sus caderas para poder hacerlo mejor y Bárbara tomo relevo con sus pezones, la hizo agacharse y se los mordía con ganas, ella con voz suave le pedía que un poco más flojo, pero viendo lo que veía y conociendo a Bárbara imagine que pasaba de lo que ella decía. Tuvo una corrida más que exagerada y mientras lo hacía, solo decía… “Bárbara, te quiero, te quiero… no os paréis, que corrida, que corrida, jamás me corrí así…” quedándose tumbada sobre Bárbara, no movía ni un musculo, se la saque del culo, que hasta al sacársela, se notaba un culo demasiado prieto, poco había dado de sí.

Ahora era Bárbara la que pedía atención, al ver mi cara, con cara de niña buena me decía… “Porfi, porfi… no me dejes así… no seas malo…” Susi se incorporó, con cara de agotada y acariciándola le dijo, que no se preocupara, hubo como mucha ternura, me dio la sensación de que eran más que amigas. Le quito el arnés y una vez que se lo había quitado, tumbándose en la cama, le dijo a Bárbara que se pusiese encima e iniciaron un 69, estaba claro que se conocían muy bien. Me quise hacer el duro, pero vi que no teníamos más de quince minutos, el culo de Bárbara pidiendo a gritos que se lo follaran y yo loco por correrme. Todo ese cumulo de cosas hicieron que me acercara hasta Bárbara y sin más, se la empecé a meter, sabía que le dolía, llevaba mucho tiempo sin follar por ahí, pero al igual que su amiga no dijo nada, se dejó hacer. Se lo folle con “rabia” con muchas ganas, se corrió muy rápida, pero seguía moviendo el culo, pero lo hacía de tal manera, que no perdiera la lengua de Susi comiéndole el coño. Acelere como nunca las embestidas y nos corrimos los dos a la vez, cuando aminore las embestidas, Bárbara consiguió que Susi se volviera a correr.

Nos quedamos relajados los tres y al ratito sonó el teléfono de Susi, eran sus padres que estaban aparcados en doble fila esperándola. Ella les dijo que en cinco minutos estaba abajo. Se vistió muy rápida, se colocó como pudo la melena, a mí me dijo adiós y a Bárbara le dio un piquito en los labios. Le di un buen azote a Bárbara en el culo, diciéndole que se vistiese y para su casa. Refunfuño algo de ducharse y le dije que, en su casa, no dándole opción. Se fue haciéndose la enfadad, pero antes de abrir la puerta para irse, me dio un buen morreo. Ya me quedé un poco mejor después del día que había tenido. Pero se me planteaba otro problema con ellas y las clases, tendría que poner cualquier excusa para no darles más clases, porque así no aprobarían.

Al día siguiente ya iba más tranquilo al gym, cuando llegue prepare rápido todo y cuando se abrieron las puertas vi como venían todas juntas. Por sus caras no parecía que Tina hubiese contado nada, las vi de lo más normal. Estaban menos distantes que días anteriores, pero se notaba algo de reticencia. Yo sin embargo seguí con la distancia, en plan profesional.  Antes de la clase habitual, se pusieron a calentar y luego hicieron bicicleta, elíptica, pesas… yo no dejaba de observarlas y corregir alguna cosa que no hacían adecuadamente, pero no podía evitar pensar en ellas, con esas posiciones, esa vestimenta tan ajustada…

Antes de iniciar la clase, como hacíamos normalmente, hicieron un pequeño descanso, entre otras cosas para hidratarse. Estaban ellas y algunas de las chicas más jóvenes. Me acerque yo también y cuando está bebiendo allí con todas, sintiéndome “protegido” por las más jóvenes y alguna más que había, empezó como un “bombardeo” de preguntas y afirmaciones, digo esto porque me preguntaban a mí, pero alguna se adelantaba y contestaba por mí. Sabían prácticamente todo de mi vida, de donde era, los años exactos que tenía, a la universidad que iba, que estudiaba, como llevaba los estudios, que vivía solo y una vecina mía que estaba allí también, añadió a todo, que arreglaba ordenadores o que hacia programas…

Supuse que mis datos personales, se los daría alguna del gym; de mi forma de vivir y donde, se lo diría alguna vecina; pero los datos de estudios y como me fue en el año, evidentemente me vino a la cabeza que tuvo que ser la “madrastra” de mi compañera Luz la novia de mi amigo German. Pero ¿Quién sería de todas?

Corte la conversación e indique que íbamos a la otra sala, para la clase, mientras marchábamos todos juntos, Macarena y Almudena, me contaron problemas que tenían en sus ordenadores, por lo que decían era claro que tenían algún virus o algo similar. Las demás riéndose se metieron con ellas, les decían que era de mirar paginas guarras. Yo me reí también y empezamos la clase.

Una vez terminada se volvieron a acercar ellas dos y Bea. Sacando nuevamente el tema de los ordenadores. Ellas hablaban y hablaban, Bea solo escuchaba por lo que imagine que estaba esperando a alguna de ellas. Les dije de ir a revisarlo a sus casas y me dijeron que como Vivian cerca la una de la otra, ya me avisarían para no hacer un doble viaje, eso me pareció muy bien. Avisándoles que tenía que ser de lunes a jueves, entre las 3 de la tarde y las 6, ya que a las 7 daba clases y los viernes eran sagrados. Entonces Bea empezó a contarme cosas que le sucedían con el ordenador, cosas muy raras, le estuve haciendo preguntas un rato y lo que me desconcertó, fue cuando me conto que revisando su correo vio que le había llegado uno, llamaron a la puerta y fue a abrir, cuando volvió a los pocos minutos, le pareció ver que el cursor se movía solo por la pantalla.  

Macarena y Almudena burlándose de ella, le dijeron que era el fantasma del ordenador y se fueron hacia donde estaban las demás. La única solución era que alguien sabia su clave de correo y lo veía, o que alguien le había colocado un programa espía. Ella no dijo nada, muy seria se fue y durante el resto de la mañana, le vi muy pensativa. Todas se despidieron y se fueron a cambiar.

Cuando salí del gym y llevaba unos pasos andados, un coche se puso a mi altura y me pito. Era un buen coche y no me sonaba ningún conocido que tuviera uno igual, me tuve que agachar para ver quién era y vi que era Bea. Le dije que estaba muy sudado, (porque normalmente me duchaba en mi casa que estaba a un paso del gym) pero le indique un bar que había prácticamente en la esquina, podría aparcar en doble fila y estar pendiente del coche sin problemas. Así lo hizo y al bajar le note nerviosa. Entramos en el bar y nos pusimos en un extremo, que, aunque había poca gente, para que nadie pudiera escucharnos.

-No sé por dónde empezar, que me da mucha vergüenza. Y no quiero que me mal interpretes.

-Tu suelta lo que tengas que soltar y la interpretación lo dejamos para lo último. (Puso una sonrisa fingida, forzada)

-Mira… yo es que tengo un marido un poco celoso, es debido a que es 20 años mayor que yo y ya sabes, imagínate…

-Ni se ni me imagino, cuéntame lo que quieras, pero siendo clara y así no poder interpretar mal nada (en esos momentos mi cabeza bullía pensando muchas cosas)

-Pues que es muy exagerado, siempre está pensando que todos los hombres me miran, que van detrás…

-Mujer, exagerado nada de nada, no te ofendas ni te molestes, es que estas de romper y rasga, estas muy buena. Y eso que la ropa no te hace justicia. (me dio la sensación de que lo mismo me había pasado un poco)

-Que exagerado eres, seguro que lo dices por cumplir, que un chico joven como tú, no se fijaría nunca en una mujer mayor como yo, que habiendo tanta jovencitas… (Se reflejó una sonrisa contenida y estaba claro que lo decía para que yo no me callara)

-Jajaja, si me he quedado corto diciendo solo lo buena que estas.

-Si puedo ser tu madre, por favor.

-Si fueras mi madre, mi padre dormía en la calle. Y sobre lo de las jovencitas, solo te diré que habiendo mujeres como tú, que escasean, para que una jovencita.

-Bueno a lo que estábamos, que puedo hacer con lo de mi ordenador.

-Yo podría mirarlo, pero que explicación le darías a tu marido.

-Pero tendría que ser a primera hora de la mañana, que nada más estoy yo sola, porque después es imposible, a partir de la 1 ya hay gente.

-Por la mañana me es imposible, tengo el gym. (era una oportunidad única) espera un momento que haga una llamada. (llamé y conseguí escaquearme un poco la mañana del día siguiente) Mira mañana puede ser, tendré un momento, por lo menos para echar un vistazo y ver lo que se puede hacer.

-Por mi perfecto a las ocho y media te viene bien.

-Si

-Toma mi teléfono y antes de llamar al portero automático me llamas.

-Jajaja, parecemos amantes.

-No te pases, por favor, que esto es muy serio.

-Era una broma.

            Desde que llegue a mi casa, no hacía más que pensar en lo que me acababa de ocurrir, lo tenía muy claro iría a por todas, no sé cómo lo haría, pero no podía desaprovechar esa oportunidad con semejante mujer. Lo primero que hice fue preparar todo lo que me podría hacer falta al día siguiente. Dormí mal por la noche y me levanté con una erección tremenda. En la moto iba pensando cómo iba a hacer para seducirla, pero decidí no adelantar acontecimientos y esperar como se desarrollaba todo.

            Aparque la moto a un poco de distancia del portal y llame por teléfono, era un poco antes de la hora acordada, ella con voz seria me dijo que subiera sin problemas. Cuando llegué a la casa y me abrió la puerta, enseguida pensé que había muchas posibilidades, ya que abrió con un camisón de verano cortito de tirantes, enseñando prácticamente todos sus muslos. Tuve que tragar hasta saliva y se me dio trasparentaba sus testas, notándose bastante bien sus pezones. Sé que puede ser una tontería después de haberla visto desnuda en la playa, pero me ponía más así.

            Sin mediar palabra alguna me llevo hasta el ordenador. Estaba protegido por clave y por lo que tecleo, la clave era muy larga, más difícil de entrar, pero no imposible. Me puse a hurgar y pude comprobar que lo que dijeron en broma sus amigas era bastante cierto, visitaba con asiduidad paginas xxx, de todo tipo de temática, gays, lesbianas, tríos, sado, intercambios y viendo muchos videos, no fallaba a ningún palo. Claro siempre y cuando no fueran del marido. Esta sería mi oportunidad, ya que de estas páginas llegan virus, troyanos…

            Le llame y vino rápida. Le dije que se sentara junto a mí, para explicarle unas cosas que ya había encontrado. Ella se sentó junto a mí, su olor ya me ponía y ver esos muslos más aun, porque al sentarse se le subió un poco más el camisón, me ponían muy cachondo, pero me daba igual que se me notara. Lo primero que le pregunte fue que cuantas personas usaban ese ordenador y fue tajante, nada más que ella. Eso me alegro para dar mi siguiente paso, pero no quería exteriorizar tanta alegría. Le enseñe las incidencias que habían, que no eran pocas y ella con cara de pasmada, me pregunto que como podían haberse metido así en el ordenador. Sin dejar de mirarla, le fui indicando las paginas donde había estado metida, no todas le introdujeron virus, en la mayoría no, pero yo se las fui detallando todas. Su cara se fue tensando y poniéndose blanca, para después cambiar y ponerse roja como un tomate.

Y para lo último deje un chat de adultos en el que se metía y el remate… páginas y páginas sobre disfunción eréctil. De consejos cuando un hombre no quiere acudir al médico, ni reconocer su problema y medios alternativos, que por lo poco que leí no valdría para nada. Ella me miro con la cara congestionada, imagine que, entre vergüenza, pena… y antes de que la cosa fuera a mas, la abrace tiernamente, acaricie su cabeza y le decía que la entendía perfectamente, que los hombres son muy cabezotas, que solo piensan en ellos… así estuve un buen rato, no la deje hablar, hasta que con la mayor naturalidad le pregunte que cuando llevaba sin hacer el amor (fui muy fino) ella titubeo un poco diciéndome que casi dos años.

Yo le dije que eso era un “delito” tener así a una mujer joven y guapa, con un cuerpazo de escándalo, yo estaba esperando la oportunidad, pero no veía ningún cambio en ella, hasta que de pronto me garro la cara y me beso, primero suavemente, hasta que nuestras lenguas se tocaron, fue como si nuestra calentura se duplicara. Ella me agarro de la mano y me llevo a una habitación, que evidentemente no era la suya, porque la cama era grande pero no de matrimonio. Me dio igual, ella se echó para adelante y sin dejar de mirarme a los ojos, se subió el camisón, quedándose solo con una tanguita diminuta. Para a continuación darse la vuelta y quitárselo sin doblar apenas las rodillas, dejando ver ese portentoso culo.

No tarde ni un segundo en desnudarme, ella se puso de rodillas en la cama y meneando el culo. Una vez desnudo me acerque, me agache y en esa postura le comía el coñito y el culo, ella gemía y cada vez respiraba más fuerte. Abrió un poco las piernas sin cambiar de postura, lo que me facilito poder meter mi mano, para que mis dedos pudieran tocar por todos los sitios. Cuando se los metí en el coñito, su gemido fue estruendoso. Me daba la sensación que era verdad lo de la abstinencia que llevaba. Cuando empecé a meter mi pulgar por su culito, sin quitar los otros del coño, se empezó a quejar, decía que le daba miedo, que tuviera cuidado. Notaba que se ponía tensa y era difícil meter el dedo. Por lo que lo deje de momento.

 Le hice tumbarse, quería devorar esas tetas, cuando tenía un pezón entre mis labios, note como su mano buscaba, hasta que agarro mi polla, la palpo bien y luego se le escapo… “mucho mejor de lo que pensé, madre mía” pare y le pregunte “¿Te gusta? ¿Qué es lo que pensaste?” con voz trémula me dijo “cuando te vi en la playa, pensé que sería grande pero nunca tanto” volví a sus pezones y ella no paraba de pajearme, se llenaba la mano de saliva y volvía a mi polla, apretaba y aflojaba, luego me acariciaba los huevos. Hasta que me dijo que llevaba mucho sin… que necesitaba… pero se cortaba y no acababa de decir las cosas.

Ahora me coloque encima de ella, estilo misionero. Pero rápidamente me dijo que, con condón, que no tomaba nada. Me levanté y cogí uno de mi pantalón, ella quiso ponérmelo y cuando lo fue a hacer, antes me dio una pequeña lamida, me miraba a los ojos y fue colocándomelo, me dijo que era una hermosura. Viviéndose a tumbar. Me coloque, pero no se la metí, empecé a jugar con mi capullo en su clítoris y en la entrada de su coñito, ella se retorcía e intentaba metérsela, en algunos momentos me clavo las uñas en mis brazos, me dijo “Hazme el amor por favor” y yo le dije que así no, ella rabiaba, hasta que llego a donde yo quería… “Follame ya” “Métemela hasta que me duela” “Follame hasta el fondo” había cambiado, ya no era la mujer de siempre. Se la fui metiendo, a pesar de estar empapada me costó un poco, era estrecha. Pero ella se engancho bien con sus pies a mi espalda y no me dejaba retroceder, se notaba que estaba súper excitada, me atrajo hasta ella y nuestros cuerpos quedaron pegados, notaba la dureza de sus pezones en mi pecho. Pero lo que más note era la intensidad con la que me besaba y como me clavaba las uñas en la espalda, que salvaje que era, pero él no va más vino cuando empezó a correrse, me mordía la boca literalmente y las uñas las note entrando en mi carne, relajándose una vez se terminó de correr.

Cuando parecía que se había tranquilizado, empezó con un movimiento suave y enseguida se volvió a activar, pero esta vez, me salí y agarrándola le di la vuelta quedando de espaldas a mí, en esa posición empecé a follarla de nuevo, era un auténtico placer ver como meneaba el culo, para que mi polla entrara a tope en su coño. Ahora se tensionaba menos cuando le follaba el culo con mis dedos. Al principio no le gustó mucho pero luego, se dio por vencida y se dejó, pero lo mejor es que empezó a disfrutarlo y lo note, cuando se movía también para que le entraran bien los dedos.

Se volvió a correr, era increíble con las ganas y la intensidad que lo hacía. Pero esta vez, aunque se quedó otra vez como muy relajada, yo no pare y seguí embistiéndola y otra vez rápidamente ella como se suele decir se puso en “canción” y con qué pasión. No se cortaba pedía más, que no fuera blando… y eso era mi especialidad, cuanto más fuerte la embestía, mas gemía, pero ahora era mi momento, saque mi polla, pero no me quite el condón, para que fuera más suave follarme ese culito.

Cuando se la saque, se quedó como desconcertada, pero muy hábilmente no le di tiempo, se la coloqué en la entrada del culo y metí el capullo, ella de forma tal vez un poco exagerada dijo… “me cago en tus muertos, joder sácala que me destrozas…” no le hice caso y cuando se tranquilizó un poco, di otro empujoncito, se volvió a quejar y antes de que volviera a soltar más improperios, le dije… “Llevas mucho sin follar y por lo que se ve cuando follaban a una putita como tú, no lo hicieron bien, así que calla…” no dijo nada más y según fui metiéndole la polla en el culo, ella metió una mano por debajo y se empezó a tocar el clítoris. Ahora además de no protestar, movía tímidamente su culito, hasta que cogió un buen ritmo, no como cuando follaba su coñito, pero buen movimiento.

Parecía que ya se había adaptado y entonces se la saque completamente, fue delicioso ver como estaba la entrada de su culito. Cuando noto que se la saque ella pregunto, que hacía, que, porque la había sacado, pero yo no le contestaba, lo que hice fue quitarme el condón, quería correrme en su culito llenárselo. Cuando noto que otra vez se la metía, me costó un poco más, se dio cuenta de que me había quitado el condón y me decía que le gustaba más así. De hecho, sus movimientos fueron más fuertes, entre dolor y placer, me decía que le descargase todo en su culo, que lo quería notar y así lo hice, cuando lo noto, ella se empezó a correr… “Como lo noto, que barbaridad, siiiii, joder, joder, joder… que gusto, más fuerte, más fuerte” y yo le di lo más fuerte que pude con mis embestidas. Nos quedamos los dos quietos una vez que nos corrimos y ella me dijo que la sacase con mucho cuidado, que le dolía un montón. Lo hice lentamente y se quedó más relajada.

Me fui al baño y me lavé, cuando salí ella estaba con una batita puesta, despeinada y con una cara indefinida. Se acercó a mí y notaba que me quería decir algo, pero que no sabía cómo. Nuevamente le tranquilice, le dije que lo que había pasado quedaría entre nosotros y que si ella no quería no se repetiría más, ni tampoco yo insistiría. Ella como abrumada, me contesto que había fantaseado conmigo, pero que no creía que pudiera ser capaz, que amaba a su marido, que en esos momentos se sentía mal, que lo entendiese. Que tendría que reflexionar… corte su conversación y acariciando su cara le dije que no hacía falta que dijera más, que para mí había sido un auténtico placer y que se veía que era una mujer maravillosa, que tranquila. Pero eso sí, antes de irme quise darle un beso en los labios y me acerqué para darle un beso tierno, pero nos fundimos en un beso que fue todo menos tierno.

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