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En tierra extraña.

en Sexo con maduras

A todas aquellas personas que de forma voluntaria o a aquellas que por circunstancias de la vida y no por gusto, se encuentra fuera de su tierra. Mucho ánimo.

Lo ocurrido con Marga sabía que tendría más recorrido, lo intuía, pero lo que no sabía cómo se produciría. Estaba contento, todo marchaba a pedir de boca. Buen trabajo, había encontrado un filón con un grupo importante de mujeres, aunque algo complicado el filón. Vi que tenía muchos mensajes de Zuza y familia, pero la verdad que no daba abasto. Porque, aunque el trabajo era bueno, me absorbía más de las ocho horas diarias. Porque siempre sucedía algo. Cuando llegue al trabajo, se notaba que ya estábamos en diciembre y que la navidad estaba ya mismo.

            Estaban hablando de las fiestas y los preparativos, pregunte y no me esperaba esa respuesta. Por lo que se ve había según todos dos cenas, una aburrida y peligrosa, la otra divertida. Seguí preguntando porque me intrigaba. La cena aburrida y peligrosa era la que organizaba la empresa, para trabajadores y consortes como me dijeron, aburrida porque la gente se cortaba mucho por la presencia de los que mandan y por las parejas; peligrosa porque siempre había algún que otro roce por algún trato no adecuado. En cambio, la divertida era la que organizaba el departamento de forma particular, donde solo era para los que trabajamos en él.

            Estábamos riéndonos de varios comentarios sobre las cenas del año anterior, cosas que me contaban a mí, cuando llego un compañero y me dijo que acababan de llamar de recursos humanos que doña Mónica había ordenado que fuera a verla. Todos me decían que algo malo había hecho, que en que lio me había metido… No me preocupaba la llamada porque yo sabía lo que tenía que saber de Mónica, pero a la cabeza me vino que Marga se lo había contado a su marido y…

            Pero como siempre soy positivo, fui tranquilo y ver qué pasaba. Cuando llegue la secretaria me dijo que esperara y como la puerta no estaba cerrada del todo podía ver la bronca que estaba dando a varias personas, pero también me fijaba en Mariona, que estaba de muy buen ver, buen escote, culo perfecto, piernas y muslos muy apetitosos, todo un cuerpazo, seguro que la había seleccionado personalmente Mónica y si era verdad lo que se decía, se la estaría follando, pero solo eran habladurías, aunque cuando ella aparecía la cara de Mariona era de plena sumisión.

Salieron cinco personas del despacho y con cara de enfado, pero sin decir ni una sola palabra. Se asomó Mariona y le dijo que yo estaba esperando, lo único que se oyó fue… “Pues que pase ese” con una voz autoritaria, que no me gustó nada, a indicación de Mariona pase y cerró la puerta. Una vez cerrada la puerta Mónica cambio la cara, me dijo que me sentara y lo hice, estaba vestida de la misma forma de siempre, muy llamativa. Agitando la cabeza me dijo… “Lo siento, pero te vas dos semanas a la central, han requerido de tu presencia allí, sales mañana mismo” no me esperaba eso para nada y pregunte qué había pasado, ella resumiendo todo lo que me dijo, se debía al buen trabajo desarrollado y querían que fuera por otros trabajos que había pendientes. Yo quise saber si se podía evitar y en caso de que no se pudiese, si sería algo puntual. Ella mirándome fijamente me dijo… “No se puede evitar, no han preguntado, lo han ordenado, aunque lo disfracen de que ha sido una sugerencia. Si es algo puntual no tengo ni idea, pero eso si lo tendría antes que acordar contigo” produciéndose un largo silencio después de lo último que dijo. Notaba como ella me miraba esperando alguna reacción a lo que me había dicho.

Como no vio reacción alguna, se levantó y dijo que iba a por un refresco para mí. Lo que aproveche para levantarme y sentarme en su ostentoso sillón. Cuando ella regreso que fueron pocos segundos, se quedó estupefacta y cerro de forma acelerada la puerta del despacho. Note que se ponía nerviosa, se le notaba perfectamente, pero cuando se quedó desasosegada, fue cuando vio que me desabrochaba el pantalón y le dije que se acercara. De forma casi autómata se acercó, la hice agacharse y no hizo falta explicarle nada más. Mi polla estaba flácida y ella empezó a acariciar de forma suave, poco a poco empezó a crecer de forma notable. Acerco su boca y en cuanto mi polla noto el calor de la misma, se puso al máximo. Que gustazo. Pero de pronto se paró, levanto su cabeza y con cara asustada me dijo… “Corre, abróchate el pantalón y vuelve a tu sitio, que ya mismo está aquí Mariona con lo que le he pedido” pero ni me inmute y agarrando su cabeza la lleve de nuevo a mi polla diciéndole… “Seguro que no le sorprenderá ver así a la puta de su jefa, seguro que te abra comido el coño aquí muchas veces y como está muy buena quiero ver como lo hacéis”

Mónica no me dijo que estaba equivocado, que no era verdad… solo decía que no podía ser, simplemente eso. Pero no la hice caso e hice que siguiera mamándome la polla. Mónica lo hacía estupendamente, ponía muchas ganas y hay que reconocer que con mucha experiencia. Yo estaba recostado tranquilamente sobre ese cómodo sillón, cuando suena el teléfono. Sé que tiene que ser Mariona para decir que tiene lo que hemos pedido y para poder entrar.  Le digo… “Dile a tu zorrita que alguien se quede en su lugar y que entre, que le vas a dictar algo” Mónica fue a decir algo, pero agarre su pelo y dándole un suave tirón, apreté la tecla de manos libres y ella dijo… “Mariona que Beatriu se quede en tu lugar, trae tu portátil y que nadie moleste bajo ningún concepto. ¿ENTENDIDO?” puso su voz más seria y Mariona se limitó a decir… “Ahora mismo señora” estaba claro que guardaba las formas y que no tenía ni idea de lo que le esperaba.

Mientras Mónica ponía más énfasis en su mamada, alguna pequeña arcada dio, de lo fuerte que lo hacía, se la notaba muy cachonda. Se abre la puerta de ponto, giro un poco mi cabeza y veo a Mariona mirando con cara de pánfila, con el ordenador portátil cerrado con una bandeja encima con bebida y que sujetaba con sus dos manos. Ella solo me veía a mí, aunque lo mismo veía la cabeza de la puta de su jefa subiendo y bajando. Intuía que debía estar pensando que hacer, si irse, quedarse… porque estaba quieta como una estaca, creo que le costaba asimilar lo que pasaba, porque seguro que no se lo había esperado. Yo la miraba intensamente con desafío, hasta que con una mano le hice señas de que se acercase, pero ella ignoro lo que le decía estaba totalmente quieta. Entonces le dije que se acercara y tampoco lo hizo, pero con la diferencia que esta vez Mónica se dio cuenta de la presencia de ella, levanto su cabeza y le dijo… “Deja eso por cualquier sitio y ven” a continuación no espero la reacción de ella y volvió a lo suyo. Yo no perdía de vista a Mariona, que dejo todo en un mueble y se acercó tímidamente, pero a donde estaba Mónica, quedándose detrás de ella y pudiendo ver ahora perfectamente todo.

Al rato ella apoyo su culo sobre un mueble bajo pegado al ventanal, poniendo sus manos juntas por delante, a la altura de su pubis, pero no hacía nada más que mirar, eso sí, muy fijamente. Pero poco a poco se veía en su cara excitación, pero no hizo amago de acercarse. Pero se le empezaron anotar dos protuberancias exageradas en su blusa, debía de tener unos pezones de escándalo, por lo que la dije… “Quítate la blusa” al oír esto, ella que parecía estar en trance. Me miro con cara de sorpresa y moviendo su cabeza me dijo un tímido no. Le dije a Mónica que se lo dijese ella y con cara de cabreo, como era ella, Mónica la miro y le dijo… “Lo que te diga el, hazlo sin rechistar… ¿Vale?” y en ese momento Mariona se quitó la blusa quedándose con un sujetador de encaje de color vino y que ella sin que nadie le dijera nada más, llevándose las manos a su espalda se desabrocho, apareciendo dos buenas tetas con unos pezones que a cualquiera le hubieran llamado la atención, por su tamaño y su forma.

Se agacho y mientras Mónica chupaba, ella acariciaba su cabeza con dulzura y besaba su cuello, pasando su lengua también. Mónica se sacó la polla de su boca y se empezó a besar con ella, que manera de besarse tenían las dos, era espectacular ver sus lenguas entrelazadas, como se comían sus bocas con ansia, ganas, avidez… era un espectáculo. La cara de modosita de Mariona había desparecido y lo pude ver bien, cuando ella agarro la cabeza de Mónica y la llevo a una de sus tetas, metiéndose Mónica un pezón en la boca y ahora ella era la que me miraba con desafío. Yo aproveche el momento para quitarme la ropa quedándome totalmente desnudo. Estando yo de pie, Mónica se acercó y me agarro la polla, para luego decirle a Mariona, que me la chupara que seguro que el maricón de su marido no tenía nada así. Las dos se rieron y ella empezó a comérsela, lo hacía bastante peor que Mónica, daba la sensación de que se había comido pocas. Lo hacía como con remilgos y entonces Mónica le decía como hacerlo, apretando su cabeza para que se la metiera más a fondo, lo que le produjo unas importantes arcadas, incluso le llego a salir alguna lagrima, pero no de pena ni nada de eso.

Mariona ya lo hacía sola y mientras Mónica se había desnudado y me besaba en la boca de forma ardiente. Desde que estuve con Mónica en mi cabeza siempre soñé con ese momento, era mucho mejor de lo que yo había imaginado. Tenerlas a las dos así, a Mónica y a su “perrita” era delicioso. Había sido muy fácil, lo malo era no poder estar en un sitio más acogedor, pero también tenía mucho morbo ese sitio. Pero la sorpresa salto cuando de forma inesperada Mariona dejo de comerme la polla y diciendo ya está bien, se puso de pie, quito a Mónica y agarrándome la polla me dijo que la quería dentro de ella ya. Y de forma autoritaria le dijo a Mónica que mientras la comiera el coño como ella sabía, Mónica se quedó dudando y Mariona la dio un guantazo en la cara con toda la mano abierta, luego le estiro del pelo y acercándose a ella, la mordió un labio besándola después y la empujo hacia abajo, Mónica totalmente dócil se agacho y metió su boca entre las piernas de Mariona que las abrió apoyándose en la mesa, dejando su culo en pompa.

Cuando vi ese culo tan bien colocado, le di un par de azotes y ella ni se inmuto, solo se oía su respiración agitada y como disfrutaba. Sonó el teléfono y Mariona lo cogió, solo se oyó un “Si… Pásamelo… Dígame D. Miguel… un momento que está reunida, pero se la paso…” en ese momento Mónica se levantó y se puso a hablar con su marido. La conversación era sobre la noticia que me tenía que dar a mí y ella decía que estaba allí con ella, que me estaba explicando todo. Mientras seguían conversando yo se la metí a Mariona, que cerró su boca para que no se le escapase nada. Estaba demasiado estrecha y no era porque no estuviera bien lubricada. Ella se movía poco a poco, mientras se adaptaba a mi polla. Pero no se quedó quieta empujo a Mónica sobre la mesa, que casi se cae. Quedando en una posición ideal para que la comiera el coño Mariona, que fue lo que empezó a hacer. Se notaba que lo hacía muy bien y con muchas ganas. Le debía de excitar tanto como a mí, saber que al otro lado del teléfono estaba el marido de Mónica, que ya acortaba sus frases y se expresaba más con monosílabos.

El final de la conversación fue” …vale no hace falta que bajes que ya voy yo, que así estiro un poco las piernas…” nada más colgar Mónica nos dijo… “Que guarros que sois, como me habéis puesto de cachonda, pero daros prisa no vaya a ser que se presente Miguel aquí…” y agarrando la cabeza de Mariona la apretó fuerte contra su coño hasta que su cara lo dijo todo, se mordía los labios, pero sus ojos abiertos al máximo y mirándome me decían que se estaba corriendo, escapándosele al final como una bocanada de aire y relajándose. Yo seguía follándome a Mariona que gemía de una manera rara, como entrecortada y con un sonido distinto, en un momento dado estiraba un brazo hacia Mónica y esta se acercó fundiéndose las dos en un gran beso. Mónica acariciando su cara le decía… “Tienes cara de zorra total, seguro que te llena toda ¿verdad?” y Mariona con voz pausada y muy entrecortada le contestaba… “Siento como si me rompiese, pero que… BESAME, BESAME…” se volvieron a besare frenéticamente y note como se corría Mariona recibiendo por mi parte unas embestidas profundas. Yo no me había corrido y como había prisa le dije a Mariona que me la mamara que me correría en su boca y ella me dijo que me la mamaria, pero que no me correría en su boca. Ahora de forma inexplicable fue Mónica quien domino la situación igual que antes lo hiciera Mariona y agarrando su melena fuertemente le dijo… “Se correrá en tu boca y compartiremos su corrida” mientras se besaban y yo me pajeaba, avise de que estaba ya muy cerca de correrme y Mónica coloco a Mariona para que me la comiera, ni la avise me corrí llenando su boca y note como al principio hizo un amago de rechazar la corrida, pero luego lo hacía ávidamente y una vez que termine de correrme, Mónica se besó con ella de forma lasciva.

Nos vestimos rápidamente. Le dije a Mariona que me había quedado con las ganas de follarme su culito y ella con cara de estupefacción me respondió… “Y te seguirás quedando con las ganas, por ahí nadie entro y nadie entrara” mirando a Mónica de forma seria le dije… “Antes de que acabe el año, tienes que tenérselo preparado para que me lo pueda follar” y no me contesto nada, pero su mirada cómplice me dio a entender que así seria. Cuando me iba a marchar, Mónica me dijo que me esperase que tenía que ir con ella a ver a su marido.

Subimos los dos al despacho. D. Miguel me dio la charla de que tenía que dejar el pabellón bien alto, que pocas veces se presentaría una oportunidad así, que la aprovechara, que fuera ejemplar en todo, que las personas con las que me encontraba tienen una manera de ser distinta a la nuestra, que eran más serios… mientras él iba diciendo todo eso, mi mente iba traduciendo lo que quería decir. Que en resumidas cuentas era… vas a trabajar como un esclavo, te vas a aburrir como nunca, vas a follar nada o menos que nada y, sobre todo, que se me harían los días muy, pero que muy largos.

Casi no me dio tiempo a despedirme de nadie, porque estuve hasta muy tarde en el trabajo. Llegue a casa y prepare todo mi equipaje para las dos semanas que estaría fuera, además tendría que comprarme ropa de abrigo, porque, aunque no soy friolero la climatología allí seria para abrigarse. Cuando llegue a mi destino y al bajar del avión la lluvia que caía y ese cielo tan plomizo me hicieron desear que eso no fuera presagio de lo que me esperaba allí. Le di al taxista la dirección que llevaba apuntada. No era el mismo hotel que la anterior vez, cuando llegamos me di cuenta que eran un aparta-hotel, tenía buena pinta. Cuando llegue a la recepción, la persona que me atendía llamo a otro trabajador, era de mi edad y hablaba bastante bien el español. Me explico cómo funcionaba todo y me acompaño a mi apartamento. Era prácticamente un hotel. El apartamento se componía de un salón con cocina americana, un baño, una habitación con una inmensa cama, que era lo que más me preocupaba. Televisión con canales internacionales, internet y un buen minibar. Todo muy bien montado. Vi que la cocina estaba impecable y me dijo que casi nadie la usaba, que era raro. Había restaurante y servicio de habitaciones. Hasta el día siguiente no tendría que ir a la central, pero quise acercarme para saber exactamente que hacia yo allí.

Cuando llegue a la central como nadie esperaba que llegara antes, se produjo un pequeño “caos” por llamarlo de alguna manera. Pero se solvento rápidamente. Me saludaron algunas de las personas que conocí en el anterior viaje y luego me llevaron ante el responsable de que yo estuviera allí. Primero me hablo de la seguridad, del espionaje industrial y varios temas más de esa índole. Pero todo iba muy lento ya que él lo decía en su idioma y otra persona me lo traducía. Llegando más tarde a la parte que me interesaba, era sobre el proyecto que presentamos, que lo querían adaptar para otras aplicaciones y se trataba de ver si era posible. Una vez que me explicaron todo, yo creí que podía ser factible y así lo dije. Al terminar la conversación me llevaron para presentarme a mis futuros compañeros de trabajo. Donde me lleve el mayor chasco. Todos eran hombres, mayores que yo. Y Conmigo seriamos de cuatro nacionalidades distintas. Nos entenderíamos en inglés, aunque el mío no era tan suelto como el de ellos, pero seguro que al final no tendríamos problemas.

Los siguientes días fueron enloquecedores, la gente apenas hablaba, no había descansos, acabábamos tardísimo, llegaba a mi apartamento mal, por las noches me solía acordar de mi último lance sexual con Mónica y Mariona, que me dejo mal sabor de boca. No porque no me lo pasara bien, todo lo contrario, si no por lo rápido y corto que fue. Me quede con ganas de más. Allí lo tenía mal, aunque por la central vi algunas mujeres que estaban muy bien, pero no pude interactuar con ellas, lo mismo la semana siguiente, aunque estaba muy difícil la cosa.

Sonó la alarma y me desperté con pocas ganas de ir a trabajar, como añoraba mi trabajo en España. Era de noche todavía. Y mirando por la ventana me pude dar cuenta de que sería otro día plomizo y lluvioso. Me anime pensando que ya me quedaba poco allí y que pronto estaría otra vez en Barcelona. El día se fue desarrollando con total normalidad, con la misma monotonía de días anteriores. Hasta que llego la visita de varias personas, no me enteraban de lo que hablaban y se dirigieron a mi cundo estuvieron a mi altura. El que traducía me decía que estaban elogiando mi trabajo y mi buen hacer, que se notaba lo bien que me había adaptado en tan pocos días y yo me reía interiormente pensando que menudo ojo clínico tenían. Entre todas las personas me fije en una mujer que había visto en mi interior viaje. Se me acerco y en un español bastante bueno me dijo que se llamaba Nadin (De unos cuarenta y algo de años, posiblemente ceca de los 50, regordeta, pero sin ser excesivo y sobre 1,70, no pudiendo en ese momento ver mucho más, porque todos llevaban batas blancas) había estado viviendo en Barcelona más de 10 años, fue quien dirigió por primera vez la empresa allí. Se enrollo hablando conmigo un buen rato, sobre lugares de España, pero principalmente de Barcelona. También me dijo que añoraba la comida de allí. Por cómo se dirigían las personas que había allí, era fácil darse cuenta de que era alguien con algún puesto importante. Y cuando ya se iban y parecía que todo volvía a la normalidad, Nadin se volvió a acercar y me dijo… “Nosotros también somos buenos anfitriones, por lo que el sábado vendrás a cenar con otro matrimonio que también estuvo en España, con mi marido y conmigo” cogió un papel de mi mesa y escribió una dirección y me dijo que el sábado a las nueve de la noche allí. Ni espero mi respuesta. Luego pude averiguar lo que ya sospechaba, ocupaba un puesto bastante importante, aunque no era un puesto técnico si no administrativo.

El sábado por la mañana, no sabía cómo ir vestido, si la cena sería muy formal o simplemente de sport. Al final decidí vestirme de una forma, llamemos medio formal. Me refiero a que no me vestí de sport, pero tampoco me puse corbata. A la hora indicada estuve allí y ellos llegaron prácticamente a la vez. Los dos hombres que venían llevaban traje y corbata, muy formales. Ellas con los abrigos no se podía ver cómo iban. Nos sentamos los cinco en una mesa redonda. De la otra pareja solo diré que eran mayores que Nadin y su marido, simpáticos y muy agradables. El marido de Nadin se llamaba Christian, sería como un par de años mayor que ella y su cara era de mala leche, de esos que parecen que están enfadados con el mundo. Pero luego era de buena conversación, aunque algo distante. Aunque lo mismo era que los demás eran mucho más abiertos. Diré que al quitarse el abrigo Nadin, me dejo con un buen sabor de boca. Iba con un vestido de cuero negro, que a pesar de estar gordita la hacía muy apetecible y llevaba un escote redondeado no en pico, donde se podía apreciar un buen volumen de sus tetas, que estaban como muy apretadas dejando un canalillo apetitoso.

La conversación de la cena, más que una conversación fue la rememoración de tiempos pasados. Y las consiguientes preguntas de si había cambiado tal o cual cosa. Donde yo me veía algunas veces en un brete porque no conocía bien Barcelona. En la conversación también se mezclaban los temas culinarios. Mientras yo notaba como Nadin que estaba enfrente mío, me miraba de una forma descarada, no se cortaba. Pero no quería meter la pata hasta no saber que pasaba o de que iba la cosa, porque también existía la posibilidad de que yo me equivocara, aunque esta vez estaba seguro al 99% de que no había equivocación posible. Al igual que las miradas del marido no eran que digamos muy agradables. Casi terminando la cena Nadin se dirigió a mi… “Ahora cuando terminemos te vamos a llevar a un cabaret” mi sorpresa fue mayúscula, porque lo de ir a un cabaret me sonó como ir a un lugar para gente de cierta edad y yo pensaba en algo más divertido. Ella al darse cuenta se rio junto a su amiga… “No pienses que es algo raro o un tugurio, es un lugar clásico de espectáculos, algo satírico. Si no te gusta una vez que estemos allí, buscamos otro sitio” yo para rebajar ese momento les dije con una amplia sonrisa… “No, si no pienso nada raro. Yo no conozco esto, me fio de donde me llevéis” a lo que la pareja que nos acompañaba dijeron que ellos no iban, que ya le habían dicho a Nadin que solo podrían asistir a la cena.

Una vez terminada la cena nos despedimos de la otra pareja y nosotros nos encaminamos al coche de ellos. Yo me senté en la parte trasera y durante el camino Nadin fue la que hablo casi todo el tiempo, aunque alguna vez intervine yo, pero el que iba totalmente callado era el marido que de vez en cuando notaba como me miraba por el retrovisor. Haciéndome sentir algo incómodo. Tenía la sensación de que no le apetecía nada estar ahí y que seguro que estaría mejor en su casa. Pero por lo que se ve, le tocaba aguantarse como me tocaba a mí.

Llegamos al cabaret y aparcamos en la puerta, donde un aparcacoches se llevó el vehículo, había cola para entrar, pero nosotros entramos por otro lado. Ella me explico que además de ser conocidos allí, habían hecho reserva. Una vez dentro la decoración parecía del siglo pasado, de mucho antes de nacer yo seguro. Ella me explico que estaba inspirado en la década de los años 20. Nos sentamos en un sitio que a mí me parecía pequeño, sobre todo la mesa, quedando ella sentada entre los dos. Los sitios eran como habitáculos con una mesa en el centro y separados de los demás, dando como más privacidad. Todo con tapicería roja y con bastantes dorados. El escenario era muy grande. Nos sirvieron las bebidas que pidieron ellos, típicas del lugar.

El lugar estaba lleno, no se veía ningún hueco libre. Fueron bajando la intensidad de la luz, hasta que se quedó todo prácticamente a oscuras. Una luz iluminó el escenario y un grupo con vestimenta de la época, cantaban canciones de la época y bailaban. Reconozco que lo hacían a la perfección. Estuvieron un buen raro, no se decir cuánto, pero durante ese tiempo lo que si note fue la pierna de Nadin contra la mía, pero de ahí no paso la cosa y como el lugar era estrecho… cuando terminaron de cantar y bailar, otra vez subió la intensidad de la luz, pero no en exceso. Y en ese momento Nadin un poco nerviosa, pero lo disimulaba bien, cosa que el marido no, mirándome me dijo…

-Tu fama y tu buen hacer te preceden.

-Gracias. Que la gente es generosa. Me limito a hacer mi trabajo y me entrego mucho. Y que el amiente de trabajo es bueno.

-Jajaja… perdona que me ría, no me refería a eso.

-No entiendo entonces.

-Me refería a tu fama de como decís en tu país… ¿Macho? (Hasta me atragante, que mujer, no se cortó para nada y el marido escuchando impávido)

-Sigo sin entender, serán habladurías.

-Dejemos de dar rodeos. Mónica ya me ha contado que traes locas a todas y que las que han estado contigo hablan elogiosamente de ti. Pero lo que me ha contado Mónica que le haces… es increíble.

-No sé qué decir. (Como si me hubiera pillado un tren, no me lo esperaba, pero tenía que reaccionar, pocas veces se encuentra una mujer así)

-Pues lo diré yo. Por lo que me ha contado mi gran amiga Mónica eres un hombre de mundo y con secretos “escondidos” muy valiosos. Y yo llevo buscando a alguien interesante que sepa dar solución a mis “necesidades” y todavía no lo he encontrado. Y quiero saber si tú eres esa persona. Siempre que yo te guste, que esto tiene que ser voluntario. (El marido miraba expectantemente y notaba que esperaba mi contestación)

-Claro que me gustas. Pero mi duda es tu marido, a él le apetece o lo hace forzado.

-Es muy parco en palabras, pero a él no le importa, unas veces mira, otras veces simplemente mira y participa, otras veces simplemente se va. Es un buen hombre y me quiere mucho, sabe de mis necesidades y lo acepta. Pero eso sí, siempre desde el respeto, el saber estar y la buena educación, no nos gusta lo soez. (Después de decir todo eso, no sabía si yo sería el más indicado, sobre todo por lo último que dijo)

-Normal, lo entiendo. (Dije esto por decir algo y no quedarme sin decir nada)

                Después de lo hablado lo cierto es que no sabía bien cómo reaccionar me parecía todo un poco frio y no estaba acostumbrado a que nadie me imponga nada, eso es algo que siempre me ha reventado y más en el terreno sexual. Para respirar un poco y poder pensar, me disculpe diciendo que tenía que ir a los aseos, ellos me indicaron donde estaban. Cuando iba por el pasillo en dirección a los aseos, bajaron nuevamente las luces, salió un hombre hablando en el idioma del país, por lo que como es natural no entendía nada. Al llegar a donde se suponía que estaban los servicios, había cola. Quise preguntar como pude, si eso eran los aseos, pero no me entendieron, el siguiente intento lo hice en inglés y un hombre me levanto un pulgar que me hizo entender que había acertado. Pero de pronto vi un hombre cercano a los 40, de buena planta que se sonreía y me dio la impresión de que lo hacía a mi costa.

Antes de que yo pudiera decir nada, se acercó a mí y me pregunto si era español, le dije que sí y me extendió la mano. Presentándonos él se llamaba Dacio y estaba allí en las mismas circunstancias que yo, era argentino, estaba casado y llevaban cerca de cuatro meses ya allí. A él le dio alegría ver uno que hablaba español y lo cierto que a mí también, podrá parecer una tontería, pero fue un buen momento. Mientras iba avanzando la cola hablábamos como si fuéramos amigos de toda la vida. Me conto también que frecuentaban un sitio de copas típico español. Después de salir de los aseos, me dijo que esperase un momento que me presentaba a su mujer, por lo que se ve ellos estaban con compañeros de su trabajo y por lo que me dijo era un tostonazo, sobre todo para su mujer. Al rato salió de los aseos de mujeres una espectacular. Alta como él y más o menos de la misma edad, se llamaba Larisa. Al igual que su marido se notaba por el acento, por el deje, al hablar de donde eran. Me quede un poco embobado y nuestras miradas se cruzaron de forma brutal, que mirada que tenía. Me hubiera quedado con ellos, pero me disculpé diciéndoles que estaba con otra gente, pero no quise perder la oportunidad y les di mi número de teléfono por si algún día querían quedar y no les di tiempo a que me dieran el suyo, así si ellos querían ya llamarían.

Una vez que regresé a mi mesa, Nadin me dijo que ir al aseo allí era una odisea y yo le di la razón sin más. Pero pensaba en la argentina, menudo bombonazo, que barbaridad. Todo eso me hizo ponerme como se suele decir a tono. Veía a la exuberante Nadin, con su escote conteniendo lo que eran dos tetas enormes, con una falda que al sentarse dejaba vislumbrar unos buenos muslos… pero lo peor era la cara de Christian, serio, mejor dicho, muy serio, cara como de enfado o de no estar cómodo, es de los que digo yo, que solo les falta tirarles un hueso. No se puede ir con una cara de cabreo así a ningún sitio. Pero me propuse ignorarle e ir a lo que tenía que ir. Justo en ese momento me di cuenta de que el espectáculo que había era de unos travestis, que he de reconocer que estaban muy bien, además de hacer la actuación de forma exquisita y se movían entre las mesas más cercanas, mezclándose con el público. Por lo que la iluminación no era de total oscuridad como las veces anteriores.

Mientras yo pase mi brazo izquierdo por el respaldo del asiento de Nadin, que cuando lo noto ella ni se inmuto. Luego de forma discreta, pero directa y amparado por la luz tenue, pose mi mano derecha sobre su pierna, que estaba protegía por unas medias o unos pantys, todavía no lo sabía. Fui acariciando la rodilla y un poco más arriba, con tranquilidad. Poco después, mi mano trato de abrirse camino, por el interior de sus piernas, sería el momento crucial. Yo creo que ella de manera instintiva y sin pensarlo abrió las piernas. Agradecía el gesto y me puso eufórico. Entonces quise dar un paso más, acerqué mi boca a su oreja y le dije casi rozándola con mis labios, de una manera sugerente… “Uuuhhhmmm… que rápido te abres de piernas… ¿Noooo?” ella se limitó a sonreír y no decir nada. Subí la mano con más confianza y pude tocar su piel, llevaba medias. Acariciaba alrededor de sus braguitas y ella empezaba a apretar los labios, seguía mirando el espectáculo como si no pasara nada, pero yo sabía que si pasaba. Pero no lograba meterle mano bien, por lo que nuevamente me acerque a su oído y de forma autoritaria le dije… “Colócate mejor en el asiento, ponte más al borde que te pueda tocar mejor” ella siguiendo con su silencio hizo lo que yo le dije.

Ahora ya la tenía como yo quería, mis dedos apartaron su braguita y pude tocar sus labios, que estaban ya húmedos, ella incluso abrió más sus piernas para que yo pudiera manejarme mejor, pero al hacerlo debió dar más fuerte en la pierna de su marido, que hasta entonces había estado ensimismado con el espectáculo. En el momento que metía yo un dedo dentro del coño de su mujer, que estaba muy mojado el, que se acababa de dar cuenta de lo que pasaba, con cara de pocos amigos me dijo…” Eh, ¿Que estás haciendo?” yo me limite a mirarlo sin decir nada y sin dejar de hacer lo que hacía, pasando de él. Me daba igual su mirada. El con más enfado, pero sin montar ningún follón, acerco su cuerpo hasta tener su cabeza más o menos en el centro de la mesa, en medio de su mujer y con rabia contenida, pero solo para que lo oyera yo me dijo… “¿Es que no me has oído lo que te he preguntado?” su mirada reflejaba enojo.

Metí un dedo más dentro del coño de su mujer, a la cual se le escapo un discreto gemido. Mientras yo le decía totalmente tranquilo a su marido… “Christian tú no eres tonto y creo que es evidente que estoy tocando el coñito de tu mujer” el con cara de más cabreo aun y abriendo desorbitadamente los ojos me replico… “Quita la mano de ahí ahora mismo” yo con la misma tranquilidad de antes le dije… “No seas tonto, tu y yo sabemos que no vas a montar un escándalo aquí. Lo que tienes que hacer, es colocarte bien en ese lado, como hago yo aquí, para tapar y que nadie se dé cuenta de nada” él se quedó callado y se colocó de otra manera. Mientras su mujer, tenía los ojos cerrados y era como si estuviera en otro mundo. Esta vez el marido un poco más tranquilo, pero de forma seria, repitió… “Déjalo, quita tu mano ya de ahí” esta vez le hice indicación de que se acercase un poco, de tal manera que quedamos los tres casi pegados con nuestras cabezas y le dije… “Pero todavía no te has dado cuenta que la primera que no quiere que pare es la putita de tu mujer. No ves la cara de gozo que tiene. No te das cuenta como está aguantando el no gemir aquí en público y además tu tampoco quieres que lo deje, estoy seguro. Fíjate si estoy seguro que seguro que tienes la polla dura ahora mismo. Sé que tu… llámalo dignidad, hombría te hace decir todo lo que estás diciendo, pero todo eso es una tontería, hazme caso. Y tu putita dime como la tiene tu marido”

Vi como Nadin se movía y mirándome me sonreía asintiendo con su cabeza, no me había equivocado estaba empalmado. Christian se quedó callado y mirando ahora de otra forma. Ahora miraba más intensamente a su mujer, que se mordía fuertemente los labios y agarraba con fuerza sus manos, estaba cerca de correrse, se le notaba. Quise ver hasta donde habíamos llegado y le pregunte… “¿Quieres que pare y seguimos luego?” ella negó con la cabeza. “Estas a punto de correrte… ¿Verdad?” de su boca solo salió un pequeño si muy contenido.  “Yo te voy a hacer tener una corrida espectacular, pero luego te voy a follar como quiera y por donde quiera” como ella no decía nada a lo que yo acababa de decir, me pare. Y no hizo falta nada más que hacer eso para que ella dijese delante de su marido… “Luego me follas como quieras y haces de mi lo que quieras, pero ahora termina” empecé a mover mis dedos de forma más rápida mientras le decía a su marido… “Christian, ya has oído a la zorra de tu mujer, hare con ella lo que quiera” no paso ni un minuto después de decir esto, cuando ella se tapó la boca con sus manos y se corrió de una forma escandalosa, pero a la vez contenida. Cuando se calmó y se relajó un poco, saque mis dedos completamente mojados y mirando al marido me los chupe.

Seguro que te hubiera gustado más tener otra cosa dentro le dije. Ella mirándonos a los dos dijo ya desatada… “Venga vámonos, que necesito una buena polla dentro” yo sonriendo y con cierta “maldad” le dije… “Ya sé que te hace falta, que la quieres. Pero para conseguirlo zorrita mía, quiero ver la cara de tu marido cuando me suplicas que te folle delante de él”, la cara de Christian era de expectación, ella no lo dudo… “Por favor, no perdamos el tiempo, vámonos y fóllame, méteme esa gran polla que dicen que tienes y que no me has dejado tocarte” y se levantó rápida. Mire a Christian y no me hizo falta preguntar más, el, tenía las mismas ganas que nosotros.

Salimos rápido del lugar. Cuando trajeron el coche, Christian le dio una propina al joven que trajo el coche y luego abrió la puerta del acompañante del conductor para que su mujer montase, ella lo fue a hacer, pero entonces yo la cogí del brazo y la lleve a la parte trasera, aceptando ella al momento. El marido dudo, pero enseguida cerró la puerta y se puso al volante. Yo no sabía a dónde íbamos, pero Nadin intento agacharse, imagino que, para comerme la polla, pero no la deje, volví a meterle mano en su coñito, quería ponerla al máximo, mientras lo hacía le decía a su marido, como le chorreaba el coño, lo puta que era su mujer y observaba como el disimuladamente se tocaba su paquete, a la vez que miraba por el retrovisor. Empezamos a besarnos y menuda forma tenía su mujer de meterme su lengua en mi boca, lo hacía con mucho deseo, fogosamente.

Me di cuenta de que el coche aminoraba la marcha, miré y vi que llegábamos a un hotel, que por la pinta era un buen hotel. Paramos y nos bajamos. Era un hotel de lujo, ella me hizo ir para un lado con mucha discreción, mientras el marido se dirigía a la recepción. Al poco rato Christian se nos acercó y nos dirigimos de forma muy correcta a los ascensores. En ese momento Cristian dijo… “En los ascensores al igual que en los pasillos hay cámaras, que lo sepáis” no dijo nada más.  Entramos en los ascensores y subimos a la planta de forma tranquila, porque de no haberlo avisado, ya estaría metiéndole mano a Nadin.

Pero eso si una vez cerrada la puerta de la habitación, fue el despelote total. Tanto Nadin como yo, nos empezamos a besar y a meternos mano, mientras Christian sin decir nada se sentó en un sillón a mirar. Eso no haría que me cortase. La desnude en pocos minutos. Una vez desnuda y sin dejar de meterle mano, era cierto que tenía bastantes kilitos de más, pero estaba buenísima y se lo dije… “Que buena que estas, no me extraña que necesites follar a tope, con esa mirada de puta que tienes, menuda suerte tienes cornudo, que envidia” no quise aguantarme más y la lleve hasta la cama, estaba loco por comerme ese coño, que estaba totalmente depilado, menos su pubis que estaba bastante frondoso pero muy arreglado.

Nada más notar mi lengua por su coño, la lamiendo todo, sus labios, su clítoris, metiéndole la lengua bien dentro, ella no paraba de gemir y ya no se contenía para nada. Me sorprendió, prácticamente no le había comido bien comido el coño, como a mí me gusta, cuando se corrió profusamente en mi boca, culeando y moviendo todo su cuerpo. Una vez lamida toda su corrida, me levante y mientras me desnudaba le decía a su marido… “Joder, Christian menuda hembra que tienes, no me extraña que te haga falta ayuda, menudo puta que tienes” Christian ahora me miraba con ojos brillantes, su excitación era máxima. Cuando me quite la camisa, hice lo mismo con los calcetines, pero me deje los pantalones puestos y mirando a Nadin le dije… “A qué esperas puta, ahora te toca a ti” ella sin dudarlo se vino hacia mí, que estaba de pi y empezó a desabrochar mi pantalón, yo quedaba a espaldas de su marido. Una vez que me quito los pantalones, me bajo el bóxer dejando salir mi polla toda dura, ella me miro y sonrió, una sonrisa de puro vicio. Sin más demora se la llevo a la boca, eso sí sin dejar de mirarme a los ojos. Ella saboreaba cada centímetro y lo hacía golosamente, lo que al verla me hacía poner más cachondo. Y aunque su marido no podía ver mi polla ni ver como ella se la comía, quise que se excitara también. “Te gusta mi polla zorra, ¿Verdad?, seguro que el cornudo de tu marido no la tiene así, dile como es” ella se sacó la polla sin dejar de hacerme una paja y le decía a su marido… “Es una barbaridad, mejor de lo que había imaginado y está ardiendo, muy caliente” entonces me fui hacia la cama y me tumbé, pudiendo a hora ver todo su marido, que miraba atentamente, pero sin moverse.

Más que decírselo se lo ordene… “Christian ven aquí, cómele el culo a este putón, prepáraselo que luego se lo voy a follar” creí que tendría que insistir más, pero no hizo falta vino muy rápido. Nadin me miraba con complicidad sin dejar de comerme la polla, se notaba que le gustaba lo que le hacia el marido, porque se le escapaba más de un gemido. De pronto y sin yo esperarlo Nadin le dijo que ya estaba bien preparado, que se desnudase y viese como me la mamaba. Cuando Christian se desnudó, se vio que tenía un buen empalme, una polla más larga de lo normal pero muy fina. Vi como ella se sacaba la polla y se dedicaba a lamerla de arriba a abajo mirando al marido, que se le veía ensimismado, menuda puta que era estaba poniendo cachondo al marido. De vez en cuando lo besaba y le preguntaba si le gustaba el sabor, él no contestaba, pero cuando ella después de un rato chupándome la polla lo besaba, él le comía la boca ávidamente. Ella me miraba con cierta “maldad” pero lo que fuera que pensase no se atrevía a hacerlo. Miraba con cara de súplica y me guiñaba un ojo. Ella muy modosamente fue lamiéndome hasta llegar a mi boca y nos besamos sin parar, mientras no dejaba de hacerme una paja. Acerco su boca a mi oído y casi ronroneando me dijo, “quiero que te la chupe, si se lo digo yo no querrá” yo moví mi cabeza diciendo que no. Ella se volvió a bajar y otra vez se puso a comérsela. Yo podía ver como cuando se la sacaba y besaba a su marido, intentaba que el la chupase, pero el retrocedía.

Fue cuando otra vez de forma seria y conminándolo le dije… “Christian, prepara bien mi polla para follarme a tu mujer” a él le pilló por sorpresa se le noto. Pero Nadin que estaba comiéndome mi polla cuando le ordene eso, rápido se la saco y la dirigió a su marido. Este de forma tímida, le dio un pequeño lametazo. Y yo le dije… “Agárrala joder y es que después de todo lo que has mirado al putón de tu mujer, ¿no has aprendido nada?” su mujer casi al borde del orgasmo solo de ver y oír, puso su mano detrás de la cabeza de su marido y lo atrajo hasta mi polla. El empezó a hacer una autentica mamada, de forma algo torpe, pero la hacía. Nadin, con cara cachonda total, se mordía los labios de ver a su marido mamándola. Me miraba y le costaba contenerse, no podía disimular como estaba de cachonda.

El ya no se cortaba estaba en su salsa, hasta que le dije que ya estaba bien, que ahora me iba a follar a la putita. Le dije que se tumbara a Christian boca arriba y ella lo entendió perfectamente, poniéndose colocada como la perrita que era, con su coño a la altura de la boca de su marido. Cuando se la iba a meter por el coño, que no lo hice de golpe, primero se la pasé por los labios vaginales, rozándola, provocando que lo desease y lo conseguí. Ella ya pedía de forma acelerada que se la metiese, que no la hiciese esperar más. Cuando Christian se dio cuenta de que no tenía condón puesto y quiso protestar. Nadin y yo al mismo tiempo le dijimos que se callase. Haciéndome el enfadado le dije a Nadin que hasta que no me lo pidiese su marido no la follaría. Sin esperármelo, ya que yo me esperaba que ella se lo dijese a él, Christian de manera espontánea me dijo, métesela a esta puta ya. Y agarrando mi polla la puso en la entrada de su coño. Que entro muy bien, diciendo ella a su marido que era una maravilla. El marido le comía el coño a su mujer, pero yo notaba como también el tío aprovechaba para lamerme a mí como si fuera de forma casual. Nadin me decía que me corriera con ella, que no podría aguantarse mucho más. Yo agarre bien sus caderas y era maravilloso penetrarla de forma salvaje y ver sus tetazas bamboleando de un lado para otro. Y prácticamente nos corrimos a la vez los dos. Ella una vez que se corrió, me pidió d por favor que no se la sacra que la dejase dentro. Con mucho cuidado y apartándose su marido nos quedamos tumbados de lado. Yo bien agarrado a esas tetazas y tocando sus pezones.

La cara de lujuria, placer y depravación que tenía su marido era indescriptible. Nos miraba con deseo. Nadin trata de soltar mis manos de sus tetas y me dice que necesita ir al baño a asearse que si no chorreara y manchara todo. Yo le digo… “De eso nada, que el cornudo de tu marido nos limpie bien a los dos, primero a ti y luego a mi” ella con una sonrisa pícara y cachonda, abre sus piernas. Mira a su marido mientras yo le digo… “Vamos Christian no te hagas el duro que lo estas deseando, que nadie se va a enterar” él se acercó y que manera de lamer y comer el coño de su mujer. Ella me miraba y vocalizando, pero sin que se la oyera, gesticulando me dijo… “GRACIAS” y cerraba los ojos. Cuando termino de comerle el coño a su mujer se agarró rápido a mi polla, la chupo y la requetechupeo hasta que nuevamente fue poniéndose dura, ella miraba extasiada y con cara de estar muy cachonda lo que su marido hacía, mientras ella le hacia una paja corriéndose el nada más empezar. Cuando él se corrió paro de mamármela y Nadin me dijo… “Lo que se promete hay que cumplirlo y es una pena desperdiciar una polla así de dura” poniéndose con el culo en pompa para que le follara el culo.

Le dije que allí no, que quería un espejo para ver su cara de puta cuando se lo follase. Ella sonriendo y levantándose de la cama, me tendió la mano y una vez que se la agarre se dirigió a toda prisa hacia el baño, donde había un estupendo y hermoso espejo. Ya no hizo falta decirle nada s u marido que vino detrás de nosotros y quedándose en la puerta. Ella se colocó apoyada en el mueble donde estaba el lavabo. Acerque mi polla a su culo. Ella me miraba a través del espejo, con cara de zorra salida y con sus tetas que estaban caídas por su peso, con unos pezones de aureola grandísima y muy rosada. Cuando noto la cabeza de mi polla tratando de entrar en su culito, su cara se tensó, pero ella no se quejó. Viendo que me costaba más de lo que yo quería, le pregunte si era su primera vez, diciéndome que no, pero que solo había entrado la de su marido, el cual se estaba tocando viéndonos.

Él ahora estaba animado, con mejor cara y me dijo… “Métesela de una vez a esta puta, eso es lo que quería lo que buscaba” lo decía con cara de “vicioso” estábamos los tres muy calientes. Y ella echaba su culo para atrás, invitándome a que no me parara y mirando a su marido le decía… “Si ya lo sé, soy muy puta y me gusta. Carlos me la va a meter hasta adentro y luego me llenara, pero tú no conseguirás que te folle, que, seguro que desearías estar en mi lugar, CORNUDO MIO” la cara de los dos era de vicio total. Eso me animo tanto y me puso tan burro, que, aunque me costaba e incluso me dolía un poco, se la fui metiendo sin ningún tipo de miramientos. Nos costó mucho a los dos, pero una vez dentro la cosa cambio. Conseguimos acoplarnos muy pronto y también conseguimos acompasarnos perfectamente. Las molestias primeras se convirtieron en puro placer. Era divino ver las caras que ponía y no me pude aguantar al ver semejante culo, todo hermoso y blanquito, le di un buen azote y ella abrió los ojos de golpe, se llevó una sorpresa, pero como no protesto, le di un par más de ellos y vi que su cara no era precisamente de disgusto. Luego le agarré de sus tetazas y se las apreté bien, para luego hacerlo con sus pezones, que, aunque el pezón en sí, despuntaba poco, lo tenía muy duro y sensible por lo que me pude dar cuenta, corriéndose apretando su culo contra mí de una manera muy brusca, hasta que se quedó parada y recostada sobre el mueble. Agarrando ahora bien sus caderas y embistiéndola de forma brusca y rápida hasta que le llené el culo de leche y ella cuando lo noto, dijo en voz alta algo que no entendí, pero por el tono y su cara, algo que le gusto. Su marido también se corría, nos dimos cuenta por su gemido ronco y vimos la cara de felicidad que ponía, dejando todo el suelo manchado.

 Como saque la polla un poco manchada dije que me iba a dar una ducha, ella le dijo a su marido que se esperase fuera y cerró la puerta metiéndose en la ducha conmigo. Mientras el agua nos caía y ella me lavaba bien mi polla, me mostró su preocupación diciéndome… “No sé qué pasara ahora, lo mismo nos hemos pasado con Christian, no lo sé. Él siempre había sido poco participativo y la mayoría de las veces siempre había cortado la relación a mitad y nos íbamos, no sé, no se” yo la quise tranquilizar y le dije… “Pues es cierto que al principio lo vi poco predispuesto, pero luego lo he visto totalmente a gusto” ella me miro y sonriéndome me dijo… “la verdad que eres un demonio, porque has conseguido mucho de el en nada de tiempo, pero ahora veremos qué pasa, en el momento que salgamos”

Cerro el grifo del agua e iba a salirse de la ducha, pero entonces no se lo permití, diciéndole que por si acaso… y la apoye contra la pared y se la metí en el coño de un solo envión, ella gimió fuerte y me dijo que yo sí que sabía. La folle con “rabia” de forma intensa y rápida, haciéndola a la vez una paja con mi dedo, su clítoris estaba turismo y ella mientras la follaba volvió a abrir el grifo del agua. Ella me decía… “Vamos animal. Se mas fuerte no te reprimas, dame bien, sigue. Desbócate, fóllate a esta puta…” yo veía que era todo puro vicio, me encantaba que no se cortase. Pronto volvió a correrse y tuve que agárrala, que le flaquearon durante unos segundos sus piernas. Se la saque y me la menee rápido para correrme pronto y que su marido no se mosquease. Hice que se agachara y me corrí en su boca, ella cuando termine me miro lascivamente, pasándose su lengua por sus labios y dejándome ver parte de mi corrida en su lengua, menuda puta estaba hecha y como sabia ponerme cachondo.

Una vez que salimos del baño, enrollados en dos toallas, Christian estaba tomándose una copa y era difícil saber que se le pasaba por la cabeza. La cara de Nadin era de expectación. Se acercó a él y una vez que estuvo junto a él, se sentó en el apoyabrazos del sillón donde él estaba sentado. Nos miró alternativamente a los dos y nos dijo… “Lo he pasado genial, ha sido muy excitante y tu Carlos, me has sorprendido con tu naturalidad” antes de que pudiera añadir nada mas o que Nadin pudiera decir nada les dije yo… “Sois muy buena gente y muy buenos anfitriones, no pensé nunca en una cena tan entretenida, si todas vuestras invitaciones a cenar son así, me apunto a todas” ellos se rieron y yo me uní a ellos.

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